Citation: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm. 41.", in: El Regañón general, Vol.2\41 (1804), pp. 321-328, edited in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): The "Spectators" in the international context. Digital Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.5031 [last accessed: ].


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Núm.° 41

Miércoles 23 de Mayo de 1804.

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Secretaría.
Correspondencia literaria del mes.

Continúa la Carta nona puesta en el Número anterior.

Level 3► Aunque yo, señor Regañon, no deberia satisfacer punto por punto á los muchos con que me insulta el señor Cuerdo loco, mayormente porque no da razon ninguna de las censuras que opone, con todo, son tales los ascos que hace de mi Rasgo poético, que no puedo menos de suplicar á vmd. tenga á bien incluir esa tirada de versos, que son parte suya, y á mi parecer bastante para que aparezcan en ella algunos de los crasos é innumerables defectos que el incógnito les atribuye: conozco que quizá serán molestos para alguno de los lectores, pero válgame el ser subscriptor, válgame el ser sacado á la pública censura con mi nombre y apellido, y últimamente la amistad de vmd., pues sabe y le consta que somos buenos amigos, y para en el caso de que vmd. me dé este gusto, me parece advertir que la obra consta de dos mil seiscientos versos, publicados á los veinte dias de haberme honrado la ciudad de Murcia, mi amada patria, con el precepto de escribirlos, y de consiguiente impresos sobre su primero y único borron, cuyas consideraciones, juntas á las indispensables diarias ocupaciones de un proesorde medicina, regularmente establecido en una Capital, deben pesarse, no para disimular los defectos del escrito, sino para usar de racional indulgencia con el escritor.

[322] Metatextuality► Elijo pues la descripcion de la iluminacion, no porque sea el mejor trozo del escrito, sino por ser de un tamaño proporcionado, y que puede presentarse sin descomponerse. ◀Metatextuality

Citation/Motto► Esta dulce ilusion me divertia,
Quando el astro del dia
Veloz al Océano caminaba,
Y al paso que ocultaba
Los puros rayos de su luz hermosa,
La noche pavorosa
Del abismo saliendo
Iba su negro manto descogiendo.
Pero en vano quisiera
En su tiniebla fría
Envolver la alegría
Que por la vaga esfera
Veloz se propagaba,
Y en los vecinos pueblos resonaba.
Solicito cuidado
Habia decretado
Que el dia no faltase
A la gente murciana,
Y que siempre durase
Mientra el sol y la estrella soberana
Del español imperio
Ilustraran en uno su emisferio.
El Numen cristalino
Que preside al Segura transparente,
Hizo que su diafana corriente
Brillara entonces en fulgor divino,
Y ilustró de manera
Una y otra ribera
La claridad hermosa
De su nevada vena luminosa,
Que huyendo con presura
Por las pasadas huellas,
Tornó la noche á su mansion oscura
Dexando abandonadas las estrellas,
Que hermosas se mostráron,
Y al Numen con sus brillos ayudáron.
Entonces bulliciosas
Mil Ninfas amorosas,
[323] Veloces acudieron
Del claro rio á la feliz orilla,
Y al ver la desusada maravilla
Al Numen aplaudiéron
Que así las alegraba
Con los bellos objetos que mostraba.
Primero se veia
Desde Athaulfo intrépido guerrero,
Que fundara en su acero
La gótica española Monarquía,
Hasta Cárlos, que ahora
En blando y dulce imperio la mantiene,
Y la ventura tiene
De gobernar al pueblo que lo adora;
La serie de los héroes generosos
Que á España domináron,
Y dos mundos llenáron
De sus hechos famosos;
Sus venerables bustos colocados
Entre arcos y columnas transparentes,
Sus colores rientes
De brilladores fuegos animados,
Los ojos divertian,
Y el placer y el respeto producian.
Era un lago de luz la gran llanura
Del hermoso arenal, y cada altura
Pirámides lucientes ostentaba;
Todo el pueblo mostraba
Brillantes perspectivas,
Cifras graciosas, vítores y vivas,
Ideas ingeniosas,
Y miles invenciones caprichosas,
Que en su misma rareza
Juntan la novedad y la belleza.
A trechos descollaban
Las orgullosas torres, y mostraban
En superior esfera
Su resplandor hermoso,
Como si pretendiera
El zelo fervoroso
Del placer que sentia
Llevar hasta los cielos la alegría.
[324] Todo era bello, y á qualquiera parte
La vista siempre atenta,
La novedad admira con que el arte
Unos mismos objetos la presenta,
Luz todo al fin, y en esta sola cosa
Todo era variedad y muy graciosa.
Pero veo que en vano mi rudeza
De tan rara belleza
Ensaya la pintura,
Yo admiré su hermosura,
Supe verla y gozarla,
Pero no sé manera de expresarla.
Ni ¿cómo se pudiera
Referir dignamente
La vista deliciosa y lisonjera
De la Torre soberbia y eminente,
Cuya arrogante altura,
Arrojo de atrevida arquitectura,
Con vano atrevimiento
Parece que amenaza al firmamento?
Si hipérboles valiesen,
Ó el perdon de los doctos mereciesen,
Diria sin recelo
Al ver la multitud de luces bellas,
Que allí del alto cielo
Lloviéron á millares las estrellas,
Y que Iris hermosa,
Porque fuese la vista mas graciosa,
Benigna y apacible,
A sus vivos fulgores
Añadió los bellísimos colores
Del arco bonancible,
Con que al mortal alienta,
Disipando en un punto la tormenta.
Y aun fué mas celebrada
Del suntuoso templo de María
La soberbia y magnífica portada,
Bien claro parecía
El edificio hermoso
Segundo firmamento luminoso,
Ni allí necesitara el artificio
De raras invenciones,
[325] Las bellas proporciones
Del augusto edificio
Diéron al brillo su mayor belleza
Y un ayre decoroso de grandeza,
Mostrando muy de lejos
Sus hermos reflexos.
La clara antorcha del linage humano
Que mora en el alcázar soberano,
A cuya lumbre pura
Nunca la niebla oscura,
Origen de los males
Que afligen á los míseros mortales,
Sus groseros vapores opusiera,
Ni á empañar su hermosura se atreviera.
Permite, ó luz benigna y adorable,
Pues no fué dado á la rudeza mia
Decir qual debería
Tu grandeza inefable,
Que la fie á silencio reverente,
Y pase diligente
Al respetable alcázar Fulgentino,
Cuya hermosa fachada
Quanto mas la exâmino
Mas me parece bella y agraciada,
Que tal fuera el cuidado
Del Príncipe sagrado
Que su explendor anhela,
Y en honrar á sus Reyes se desvela. ◀Citation/Motto

Basta, conozco que abusaria de la benignidad de los lectores concluyendo la descripcion; en casa de Barco está de venta el Rasgo poético que escribí mandado, y que publicó la ciudad de Murcia, no yo; si alguno quisiere leerlo verá que quizá este trozo es el mas débil de toda la obra, y que, á pesar de sus defectos, no merece los sarcasmos con que el Cuerdo loco manifiesta la rabietilla que tiene contra su autor.

Metatextuality► Pero demos de barato que así en esos versos como en todos mis papelejos se hallen algunos desatinos muy concertados, yo no entiendo que esto sea bastante motivo para desacreditar á un escritor tan inhumanamente, porque en este caso no hubiera escrito ninguno digno de estimacion, ni autor que no fuese vituperable: bien habrá vmd. conocido, señor Rega-[326]ñon, que el discurso ya citado del señor Peña es una obrita admirable y original en su línea, y con todo, si al Cuerdo loco le diese gana de criticarla, ¿cree vmd. que sudaria mucho para entresacar de él sus concertadísimos disparates? y ¿diriamos por eso (como de mis escritos se ha publicado en letras de molde) que su autor deberia recogerse, o al menos prohibírsele con todo rigor que tomase la pluma en las manos, para evitar de ese modo que se propaguen las necedades? Ya ve vmd. que no seria esto razon ni justicia, pues aunque tenga el discurso algunas faltillas, tambien encierra cosas bellísimas, importantes y muy curiosas.

Digo esto, y aun diré mas, porque no faltan semiliteratos que se han burlado del discurso referido, fallando en lo que no entienden, y aun en el Número 16 del Regañon se leen las insulseces con que el tio Diego de Cobisa, ¿quién será este tio? ha zaherido al discurso, y en él á su autor; pero yo, para que rabie así éste como todos los ignorantes que critican tan bello escrito, he de realzar, no todas sus bellezas, porque está carísimo el papel, y he de franquear este cartapacio, sino algunas solamente, que bastarán para que por la uña se conozca al leon, y por el dedo, las proporciones de la estatua. Escojo pues aquella parte del discurso donde se dan las reglas para distinguir el buen médico del malo, y se expresan las circunstancias necesarias para formar un buen médico; ea pues, manos a la obra. ◀Metatextuality

Circunstancia 1.ª
Debe ante todas cosas nuestro joven médico tener algunos medios de que subsistir.

Heteroportrait► ¡Admirable precepto! y á que subscribirán tota plaudente corona, nemine discrepante, quantos medicinantes hay en el mundo. Es muchísima razon que nuestro joven medico tenga que comer, porque lo demas seria rabiar de hambre, que si estaba precisado á trabajar en su ministerio para ganar la vida, quizá se dexaria morir, y teniamos un medico ménos en el mundo; tambien pudiera ocurrir que le diese la idea de salir á pordiosear, con sumo descrédito de la profesion, y ¿quién sabe si por no trabajar se haria salteador de caminos? El modo pues de que sea activo, estudioso y aplicado es que no necesite la facultad, sino que pueda vivir sin ella, de ese estudiará y aprovechará que será un prodigio; y nótese de paso que [327] aunque el señor Peña se propone dar las reglas para formar á su médico desde el principio, como Ciceron á su orador, porque así se explica, no lo nombra cursante, ni medicinante, sino joven médico, porque estudiando la nueva doctrina basta la vocacion para llamarse médico, y que además no habiendo diferencia entre la teórica y la práctica, todo estudiante de medicina puede y debe llamarse un joven médico. Tambien es digno de notarse que no lo llama médico joven, porque eso daria una idea poco favorable de la suficiencia del sugeto, mayormente entre las gentes que viven encaprichadas de que el médico se hace á fuerza de años y exercicio práctico, con que llamándolo jóven médico suena mejor, y se salva el escrúpulo de su impericia; en todo lo qual se descubre un conjunto de primores bien particulares.

Circunstancia II.ª
Son igualmente nocivas para el médico la abundancia y la extremada indigencia.

¡Estupenda máxîma! y que me trae á la memoria lo que voy á referir al instante: va de cuento, y cuidado que es caso sucedido.

Exemplum► En el convento de Santo Domingo de Murcia habia un buen religioso que padecia algo de demencia, pero tolerable, de suerte que solo en alguna que otra temporada habia necesidad de encerrarlo; éste pues viendo un dia á dos cursantes de lógica, el uno bien vestido, y el otro mal equipado, les rogó que lo siguiesen á su celda, porque queria darles un buen consejo; fuéronse con él los muchachos, y el buen hombre exâminando primero al mal vestido le preguntó si era pobre, respondió el muchacho que sí; si tenia esperanzas de alguna herencia, respondió que no; si tenia algun pariente ó valedor en mando ó alto empleo, dixo el chico que ninguno; pues, hijo de mi alma, le dixo el loco, no estudies, que aunque llegaras á ser un Salomon, siendo tan pobre nada lograrias: en seguida exâminó al otro, quien le contestó que sus padres eran muy ricos, que esperaba además una herencia gruesísima de una tia, y que tambien tenia un tio Consejero en el de Castilla; ◀Exemplum el loco entónces abrazándolo con mucha ternura le dixo, pues hijo de mi corazon, no estudies, que aunque seas el mayor bárbaro del mundo lograrás quanto quieras. Es quanto me ocurre en corroboracion de la circunstancia segunda, pues segun el refran [328] valenciano, el orate digüe la veritate, y así convendrá que el jóven médico, semejante á los mayorazgos montañeses,

Citation/Motto► Tenga ni larga ni corta
Hacienda, pasar decente,
Con buen trato y sin bambolla. ◀Citation/Motto

Circunstancia III.ª

Los órganos de los sentidos del jóven médico han de estar muy expeditos por dos razones, la primera porque debiendo entrar por ellos las percepciones, que son los materiales del edificio de nuestros conocimientos, careceria de muchas ideas necesarias, ó las tendria confusas ó erróneas si tuviese inhábiles ó defectuosos aquellos órganos; y la segunda porque su buen estado, y aun su delicadeza, le ha de ser de absoluta necesidad en el exercicio de su profesion, como que el color, olor, consistencia, el modo de impresion en el tacto, son las mas veces el indicio mas cierto de la enfermedad que exîste, y estas solas percepciones, y no otra cosa alguna, nos manifiestan lo que debemos hacer.

Como estoy haciendo el oficio de comentador é ilustrador de tan bella doctrina, no deberá extrañarse si soy un poco difuso. El parrafito precedente contiene cosas admirables sobremanera, y para apreciarlas por su justo valor se ha de tener presente que el autor no lo ha escrito como de paso, sino con mucha meditacion, de suerte que no ha de mirarse como periodo de una conversacion familiar, sino como parte muy esencial de un discurso en que se traen las verdades lógicas y metafísicas en apoyo del tema ó proposicion que quiere persuadirse. Esto supuesto, analicemos sus bellezas una por una. ◀Heteroportrait

(Se concluirá.) ◀Level 3 ◀Level 2

Con Real Privilegio.
Madrid.

En la imprenta de la Administracion del Real Arbitrio de Beneficencia. ◀Level 1