Cita bibliográfica: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm. 38.", en: El Regañón general, Vol.2\38 (1804), pp. 297-304, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.5028 [consultado el: ].


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Núm.˚ 38

Sabado 12 de Mayo de 1804.

Nivel 2►

Secretaría.
Correspondencia literaria del mes.

Concluye la Carta quinta puesta en el Número anterior.

Nivel 3► Carta/Carta al director► Mas ya que está plantado el árbol, saquemos de él el fruto que se pueda: dice así hablando con el autor.

Nivel 4► Diálogo► Enmedio de un abrasado arenal, que tiene dos mil leguas á la redonda, hay un frondosísimo alvercoquero, con muchísimos alvercoques, y éste se llama el alvercoquero de la vida: llega vmd. al dueño del árbol, que le da doscientos alvercoques, y le advierte que si no los come se muere, y que con cada alvercoque se vive un dia; y así que vea como los gasta, porque el árbol se secó ya para vmd., echase vmd. sus alvercoques en el seno, y se retira de allí, pero á poco rato se siente con hambre, y va con mucho tiento comiendo sus alvercoques, uno cada dia, y vive sano y contento sus doscientos dias, de los quales no puede pasar porque no hay mas alvercoques. ◀Diálogo ◀Nivel 4 En este caso los alvercoques son la incitabilidad Browniana, la hambre de vmd. es la causa incitativa (al reves te la calzaste), y la vida y salud que goza es el saludable incitamento…¿Lo he entendido? No, señor Anónimo, porque en tal caso la excitabilidad Browniana será la hambre; las potencias excitantes los alvercoques, y el saludable excitamento la hartura, replecion ó saturacion, como vmd. quiera llamarla. Pero si vmd. (prosigue el Anónimo hablando siempre con el autor) por Nivel 4► Diálogo► creer que así prolongará su vida, ó por qualquier otro motivo se contenta con oler los alvercoques, ó apenas [298] come la quarta parte de uno cada dìa, se debilitará directamente, porque se quedan amontonados los alvercoques; y si absolutamente no los prueba, los alvercoques se pudren, y al mismo tiempo vmd. se muere por debilidad directísima; y este amontonamiento de alvercoques equivale al amontonamiento de excitabilidad. ◀Diálogo ◀Nivel 4

Perdone vmd., señor Anónimo, que le interrumpa para hacerle observar que por una conseqüencia forzosa de la idea que vmd. tiene equivocada de la excitabilidad, vuelve á incurrir en el mismo error de aplicacion. El hombre avaro de sus alvercoques no se debilita ó muere porque aquellos se amontonen ó dispersen, ni porque se pudran ó avellanen, sino porque no los come, es decir, porque no se aplica las causas excitantes ó estimulantes, sin las quales no puede haber excitamento ó vida, aunque sobre excitabilidad, y se quede amontonada en el cuerpo, como vmd. se explica.

Ahora sí que lo ha entendido vmd., señor Anónimo (apostarla una docena de alvercoques), sin embargo continúe vmd., y acuérdese que iba diciendo al Doctor: Nivel 4► Diálogo► Al contrario, si vmd., se traga muchos ó todos los alvercoques en un dìa, al principio se siente vmd, mas alimentado y vigoroso; pero como se acaban los alvercoques, ó quedan muy pocos, se muere muy breve por falta de alimento: aquella fortaleza excesiva equivale á las sthenias ó inflamaciones, y el decaimiento subsiguiente equivale á la debilidad indirecta. ◀Diálogo ◀Nivel 4

Nivel 4► No tengo duda, hijo mio (le hubiera respondido á vmd. el verdadero Brown), en que la excesiva cantidad de alimentos, como uno de los excitantes demasiado enérgicos, quando no baste por sí sola á producir la enfermedad sthenica, puede contribuir á ella como predisposicion (oportunitas), que junta con algunas otras causas no dexarán de producirla, como acaeció á tu cerdito quando enfermó de colorin, aunque tú lo atribuiste solo al demasiado alimento. Gracias á Zabala, que sin haberme leido, ni tener la mas remota noticia de mi doctrina, e aplicó el verdadero remedio; de donde inferirás que ni mi teorica ni mi práctica difieren en lo esencial de los que me han precedido.

Ahora bien, ya que por eleccion o capricho me has metido en medio de un abrasado arenal de dos mil leguas, y que me supones tan voraz ó comilon, agrégame, pues nada te cuesta, el calor del clima, y la necesidad en que me pones de acelerar el paso para procurarme nuevos alimentos, con lo que reunes tres de mis potencias excitantes que van á obrar de acuerdo; en [299] fin, ya me tienes con una enfermedad sthenica ó inflamatoria que dura, supongamos, quince dias, en cuyo tiempo, á causa del excitamento excesivo y febril, consumo tantos grados de excitabilidad corno pudiera haber consumido en algunos años sin salir de mi paso regular; arribo por fin al estado de convalecencia, ó de debilidad indirecta, que yo comparo al de la edad decrépita, en cuyo estado necesito para reponerme mayores estímulos que necesitan para conservarse los que han llegado á aquella edad. Muchas veces habrás oido decir que el vino es la leche de los viejos, á cuyo estímulo necesitaré yo añadir como convaleciente los buenos alimentos, un moderado calor, y el uso de medicamentos mas ó menos excitantes segun lacantidad de excitabilidad consumida. ¿No has visto muchas veces, especialmente á los viejos en el último periodo de una sthenia, hacerse insensibles al poderoso estímulo de las cantáridas? Pues he aquí la diferencia que yo hago entre la debilidad directa é indirecta; aquella supone exceso de excitabilidad; ésta supone lo contrario; aquella se contenta con estímulos suaves; ésta los necesita mas enérgicos, porque quanto es mayor el exceso de excitabilidad, mas fácilmente se satura, como la misma experiencia nos lo enseña; así vemos que un tierno niño, una doncella delicada, y una débil puerpera se sienten corroborados con una copa de la tintura de quina y la misma cantidad de vino bastaria tal vez para enardecerles y trastornarles. Pero estas mismas dosis administradas al convaleciente de una sthenia, á un cabador, ó un atleta, al concluir sus tareas y exercicios dispendiosos, equivaldrian apenas á una dedada de miel…

De buena gana te haria capaz de las razones que me han decidido á considerar la vida del hombre como un estado violento, caracterizado por un movimiento no interrumpido de accion y reaccion, cuyas potencias, al paso que la entretienen, conspiran indirectamente á su ruina; pero esto pedia mas tiempo. Yo no tengo tu habilidad para resumir una obra elemental de medicina en un papel de cigarro. Me cayó muy en gracia esta expresion; me divierte tu locucion amena y chistosa; empleala siempre en favor de la buena causa si pretendes quedar con lucimiento; guárdate de publicar invectivas contra la medicina y sus autores á la faz de un vulgo casi siempre preocupado, y fácil á deslumbrarse con la menor chispa; y no seas tan precipitado en tus juicios, supuesto que no te corria tanta prisa el ridiculizar mi sistema. Muero con el desconsuelo [300] de no haber tenido por discípulo un Vans-Wieten; pero el tiempo que cura mas que el sol, como tú dices, hará justicia a mi memoria. ◀Nivel 4

Dispense vmd., señor Regañon, esta digresion en que me he detenido mas de lo que pensé, excediendo los límites que me propuse al principio. Pero ya se acordará vmd. que he sido desafiado, y no hay hombre cuerdo á caballo. Cita/Lema► “Digo esto porque sentiria muchísimo que mañana ó el otro se me cayese la mascarilla, y me señalaran con el dedo por esas calles, y dijeran aquel gastó la pólvora en salvas.” ◀Cita/Lema

R. Ll. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3

CARTA SEXTA.

Nivel 3► Carta/Carta al director► Señor Regañon general: He visto con gusto la carta del Doctor Fulgencio Carrillo, inserta en el Número 17 de la continuacion de su periódico en este año, en la que sin entrar este zeloso profesor en la impertinente qüestion de si es ó no útil la práctica de vacunar (de lo que en mi concepto ya no deberia hablarse, pues las infinitas experiencias de todos los profesores y paises estan por la afirmativa, excepto únicamente la de algun alucinado, ó la de algun hombre vil y pérfido que por intereses particulares y puramente personales ha tratado de desacreditar una práctica tan recomendable para hacer su peculio con los males de sus semejantes), propone un medio para propagarla, y extinguir de este modo las viruelas en nuestra Península, que á la verdad, aunque muy bueno, no surtiria todo el efecto que debe desearse, por ser indispensable para ello contar con la instruccion en la materia de los jueces, párrocos y facultativos, á fin de que bien penetrados de la eficacia de tan importante preservativo, se apresurasen á no omitir nada á la consecucion de tan laudable fin, lo que muchas veces no puede tener lugar ya por la impericia en que se hallan sobre el asunto muchos de los que regentan jurisdiccion (como son todos ó los mas alcaldes ordinarios ó pedaneos), que por tanto procederian con la mas culpable omision, despreciando una cosa cuyas ventajas no comprehenden; ya por las muchas preocupaciones del vulgo, que como se sabe fuéron algunos de sus individuos los que mas se opusieron á la anti-[301]gua práctica de la inoculacion, que sin embargo de las innumerables ventajas de la nueva, no dexó de traer tambien utilidades al género humano; ya en fin por las chocheces de muchos profesores de la ciencia saludable, que mal imbuidos en sus antiguas doctrinas, desprecian con arrogancia todo lo nuevo, como si la preciosa ciencia que indebidamente cultivan o o fuese capaz de mas y mas descubrimientos, y como si no viesemos que cada dia se descubren á nuestra vista nuevos é interesantes fenómenos en el vasto campo de las ciencias naturales, de que la nuestra hace parte.

Además, aun quando todos se acuerden en punto á su utilidad, hay no pocos embarazos para connaturalizarla en una poblacion, y darla toda la extension y permanencia posible, pues en primer lugar es menester hacerla venir ordinariamente entre cristales, siendo tal la indolencia de algunos padres de familias, y de los facultativos titulares de algunos pueblos, que aun convidándoles á que remitan algun niño á la poblacion en que hay vacuna para ser allí operado de brazo á brazo (como el medio mas seguro), y que despues á su regreso la lleven á su pueblo, en donde desarrollándose el grano ó granos vacunales, produzcan fluido en abundancia para repetir luego la vacunacion tambien de brazo á brazo con otros niños, no lo hacen, ni quieren darse esta pequeña molestia, contentándose solo con que se les remita fluido entre cristales, que estando sujeto á no ser bien preparado en la corta mezcla que se le hace de una gotita de agua para su disolucion ó mas bien liquidificacion (pues si se dilatase en mas agua para ser mejor disuelto ya no serviria), ó á otros varios acontecimientos á que está expuesto, falla muchas veces, con lo que desmayan los padres que prestáron sus hijos á la primera prueba, é igualmente el profesor que ve deslucidos sus primeros ensayos, quedando por esta y otras casualidades frustrada la intencion del Gobierno: en segundo lugar, aunque muchos facultativos amantes de la humanidad y de la patria quisieran dedicarse con todo el zelo de su filantropía á la propagacion de la vacuna, y aun lo hayan hecho por algun tiempo, arrostrando preocupaciones envejecidas y necedades del vulgo, no pueden verificarlo siempre, porque hallándose con el cargo de asistir en sus dolencias á un crecido vecindario, apénas tienen tiempo para cumplir pesada carga, que no les dexa momento alguno libre, pues el corto que cesan de visitar en tiempo de muchos enfermos, quiera Dios que les baste para apuntar sus observa-[302]ciones hechas á la cabecera de los enfermos, leer y meditar en los autores que hayan tratado mejor las molestias que se les presentan, &c.

Sacamos por último en conseqüencia, que aun los mas afectos á esta utilísima práctica, no siempre pueden exercerla, ya por las preocupaciones que encuentran en el vulgo tanto alto como baxo, ya porque sus demasiadas y serias ocupaciones no les dexan lugar para dedicarse aunque no fuese sino dos veces cada semana á vacunar, pues en ellas es necesario emplear algun tiempo; primero en la operacion de tres ó quatro individuos por lo menos cada vez, y segundo en formar sus apuntaciones con individualidad, como yo hago, y creo que harán todos los que vacunen, sopeña de que si el pueblo es crecido, y no conocen bien las gentes, no sabrán con que fluido han de contar para ir repitiendo sus vacunaciones, ni en que dias se hallan los vacunados siendo muchos, y habiéndose de confiar á la memoria de un hombre, ocupado por otra parte en asuntos de gravedad é importancia.

Convendria por tanto que para obviar estos y otros muchos inconvenientes que se tocan prácticamente, y que omito por no dilatarme mas, se estableciese para la Península una Junta Central de Vacuna en Madrid, y varios Diputados de ella con comision y poderes del Gobierno para viajar por las respectivas Provincias, auxîliados de las autoridades civiles, militares1 y eclesiásticas, y exercerse únicamente en la vacunacion; para cada Provincia se podrian diputar tres, quatro, ó mas profesores (segun la extension mayor ó menor de cada una) adictos á la vacuna, que se fixasen en las cabezas de Partido, con obligacion de que cada uno propagase tan útil invento en todas las Villas, Aldeas y Lugares de su distrito, para que todos, tanto el rico como el indigente, participasen de la beneficencia del Soberano; estos Profesores estarian, digámoslo así, en un viage continuo, por lo que se les deberia recompensar lo suficiente en atencion á los muchos gastos que ofrece el per-[303]fecto desempeño de su comision, y aun quando fuesen crecidos los costos de esta especie de expedicion por lo interior del Reyno, bien pronto se compensaria el Estado con la multitud de brazos que ganaba para la agricultura, artes, comercio, y demas fuentes de la prosperidad nacional.

A vmd., señor Regañon, que tanto se interesa por el bien de la patria, á cuyo fin ha dirigido y dirige con tanto acierto sus tareas, remito este proyecto, para que si le pareciese bien, y la Superioridad lo aprueba, lo estampe en su periódico, y sirva de estímulo á otros que puedan proponer medios mas útiles ó con la misma utilidad mas económicos, pues todo debe mirar un buen patriota; entretanto queda de vmd. atento servidor y subscriptor Q. S. M. B.

J. M. D. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3

CARTA SEPTIMA.

Los Anteojos.

Cuento Americano, extractado de Mr. Mercier.

Nivel 3► Fabel► Xuijoto, dios de los indios, dirigió un dia sus miradas desde lo alto de su palacio aëreo sobre el género humano, que parecia como un hormiguero que bulle; aplicó á sus oidos una trompeta, y quedó sorprehendido de las continuas quejas que de todas partes se oian, aquí se murmuraba, allí se maldecia, todo quanto el dios habia dispuesto estaba mal hecho, clamores insensatos se levantaban contra todas las partes de su obra, se dudaba de su bondad y justicia. El pequeño pueblo, á pesar de sus piadosas observancias, no era el que ménos blasfemaba; obstinado en su ignorancia, oraba y se quejaba. Si Xuijoto hubiera tomado su parecer, el mundo hubiera sido mejor formado. Pero todos estos habladores estúpidos y orgullosos, fanáticos ó temerarios, parecia que unian sus gritos para hacer una sola súplica. ¿Por qué se nos ha de ocultar lo futuro? Si supieramos, decian, lo por venir, reformariamos vanos proyectos, prevendriamos mil accidentes con la prudencia, que al presente solo suele servirnos para precipitarnos, y nos acomodariamos con la necesidad absoluta de los acontecimientos, [304] quando al presente errando en espesas tinieblas, el temor de lo futuro emponzoña nuestra existencia, y no vivimos el momento presente.

Hágaseles ver á estos insensatos, dixo Xuijoto en su cólera paternal, que si lo futuro se les oculta es por su bien, y que serian infelices si lo conocieran. Inmediatamente recibió Oradou, su primer Ministro, la orden de publicar á son de trompeta que todo el que tuviese por que lamentarse de su suerte acudiese al pie del monte Valepusi, donde el mismo Xuijoto en persona se dignaria responderle.

Atónitos los hombres con semejante resolucion del dios, y admirados los declamadores, la irresolucion les dominaba, ninguno se atrevia á fixarse en lo que habia de pedir; todos tenian diversos deseos, todos hablaban, todos se alteraban sin fixarse en cosa alguna. Por fin cada uno quiso presentar su memorial, pero quedaron de acuerdo en pedir á una voz á Xuijoto que les corriese el velo que les ocultaba lo futuro.

Llegó el dia señalado, y las inmediaciones de Valepusi se viéron pobladas de una innumerable multitud. Es inútil decir que el trueno precedió á la baxada de Xuijoto, que estaba sentado sobre una nube resplandeciente, que salian relámpagos de sus ojos, que se veia brillar el rayo entre sus manos, y que desde que movió sus cejas temblaron la tierra y sus habitantes.

El mismo Zeion, este filósofo tan atrevido con la pluma en la mano, cayó de rodillas lleno de un espanto mortal. No era el ánimo de Xuijoto exterminar la especie humana, sino dar á entender lo que era quando se armaba de cólera; se sonrió pues, y el trueno encadenado con esta señal solo hacia resonar un ruido sordo por la montaña, y una luz celestial quitó el temor que se habia apoderado de los mortales. Al momento se levantó un confuso murmullo pidiendo: Diálogo► Que se nos revelen nuestros futuros destinos, sepamos todo lo que nos ha de suceder. ◀Diálogo (Se concluirá.) ◀Fabel ◀Nivel 3 ◀Nivel 2

Con Real Privilegio.
Madrid

En la Imprenta de la Administracion del Real Arbitrio de Beneficencia. ◀Nivel 1

1Acabo de saber que el Excelentisimo Señor Don Juan Carrafa, Capitan general del Exército y Provincia de Extremadura, se emplea con el mayor zelo en promover por sí mismo la vacuna en Badajoz: ¡qué exemplo tan poderoso y tan digno de imitarse! De este modo lograria la vacuna el concepto general de todas las gentes, se propagaria por todo el continente, y se apresuraria el momento deseado de la extincion de las viruelas.