El Regañón general: Núm. 29.

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Núm.° 29.

Miércoles 11 de Abril de 1804.

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Secretaría.
Correspondencia literaria del mes Carta quinta.

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Brief/Leserbrief

Señor Presidente del Parlamento Catoniano! Mi genio tétrico y algo misantropo me tiene hundido en esta cueva de Montesinos; desde su centro obscuro he observado los astros de la literatura, y de sus indicaciones iba formando un pronóstico literario, que por varias casualidades no he podido llevar adelante. Sin embargo, acompaño á vmd. copia del borrador, para que se sirva buscar quien lo perfeccione, si merece su aprobacion. Dice así:

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Pronóstico literario para el año de 1804. El curso diario del sol será tortuoso, la phase de este planeta será manchada y obscura. Su aspecto será quadrigono, rampante, menguante y vacilante, pero al mismo tiempo fulminante. Influencias: para la tierra esterilidad, y para los cuerpos coagulacion de sangre, y diarreas. La luna brillará en parte con la luz de planetas mayores. Su phase correosa ciega, será multigona. Su aspecto sereno y agradable ofrece á la tierra buenas semillas, y en los cuerpos anuncia herbor de sangre, y comezones de varias clases. El astro que ha esparcido abundantes luces en nuestro emisferio, á pesar de su phase censorina incurbata, y de algunos eclipses que ha experimentado, sufrirá otros varios; pero no dexará de alumbrarnos mientras no se encuentre con escorpion ó sagitario. Anuncia buenas cosechas en las tierras, y en cuerpos despejo de cabeza á unos, y á otros irritaciones de sangre. Otro planeta que se corresponde con este, seguirá su carrera con reposo; pero su resplandor será las mas veces como e de un fuego fatuo, que apenas luce, perece. Influencias: poco fruto por la dureza de las tierras sobre que circula de ordinario. En los cuerpos no causará alteracion. Un astro mas reciente con phase apologética tendrá un influxo universal en las estrellas, y constelaciones gibosas que aparezcan á nuestra vista. Su influencia corregirá en parte la malignidad de estas constelaciones, y el prurito de lucir. El nuevo Marte con aspecto severo saldrá de quando en quando, y á pesar de su brillante luz quedarán obscuros los densos cuerpos por donde hará su tránsito. Este planeta indica (pero en vano) los modos de hacer las siembras para proporcionar abundantes y sazonados frutos. Una nueva Venus, no por lo hermoso, sino por lo de obscena libido, saldrá del cocyto con aspecto casero, no á alumbrar nuestro globo, sino á fomentar la vegetacion de nocivos frutos, y á producir tumores, y otras exûberancias trucidandas. El astro dentifrangibulo y truculento, que sin faltarle luces en su propio fondo, ha esparcido no obstante muchas sombras, saldrá alguna vez al Teatro, pero tendrá poca influencia en la tierra y en los cuerpos. Juicio del Año. De la combinacion de todo resulta que el año será lo mismo que el pasado. Lluvias continuas de papeles: fuertes granizadas entre sí: cosechas de paja muy abundantes: el grano muy escaso: éste se comprará muy barato, y aquella bien cara. Dios sobre todo.
Su Magestad le dé á vmd. salud, y á mí paciencia para sufrirme á mí mismo. Cueva de Montesinos, á principios de ano de 1804. J.R.L.S.

Carta sexta.

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Señor Regañon: Muy señor mio: Hoy vengo á regañar en mi apología de la fatuidad y entusiasmo de los currutacos que se dexan ver en nuestros dias, y si á vmd. le sabe mal por hallarse comprehendido en esta casta de monos, mediante las reflexîones que le voy á manifestar, como fruto escogido en el jardín de la experiencia, presumo me ha de acompañar á cantar y preconizar la gloria de la victoria. En efecto, señor Regañon: ¡qué idea tan vasta se llevan estos currutacos de nuestros dias! ¡qué preocupacion tan ciega en mantener en el mayor auge, con tan pródigos dispendios, una desbocada pasion que les arrastra á un vil deliquio! ¡qué especial cuidado en manifestar osadamente á su ídolo la ternura con que le aman! ¡qué producciones tan terminantes y decisivas no pronuncian para captar su benevolencia! ¡con qué atencion y cariño les atalayan sus atractivos y perfecciones! ¡todo enagenado! ¡todo absorto en la presencia de una dama! Pero sea enhorabuena vuestro placer y estudio en disfrutar de las falaces dulzuras con que apacienta vuestros sentidos esa deidad encantadora; y si quereis subir á registrar y observar la mayor belleza de la tierra, yo os la pintaré con los colores de la extravagante eloqüencia de los poetas, y os haré el mas fino y elevado retrato. Ved pues formada la beldad de un cúmulo de huesos bien dispuestos y hermosamente barnizados, en todo única sin exemplar como Lámia;

Exemplum

sus ojos tan vivos y agraciados como los de la dama Flora
;

Exemplum

la voz encantadora de las Sirenas; los brillantes cabellos de la hermosa Dánae
;

Exemplum

la magestad y circunspeccion de una Semíramis
;

Exemplum

los halagos y producciones de una Elena de Grecia
;

Exemplum

el ingenio penetrante de una Lucrecia
;

Exemplum

el trato y familiaridad de la altanera Cleopatra; la desenvoltura en el amor de Lais Corintia
; y en una palabra,

Exemplum

el ornamento de todas las bellezas del mundo como otra Penélope
. He aquí, señor Regañon, el retrato, ó mas bien el relieve donde se funda todo el conato de los currutacos. Yo quisiera que despues que admirasen y registrasen sin pasion, con un microscopio, á su placer todas y cada una de las perfecciones con que artificiosamente se halla adornada, quisiera digo se tomasen el trabajo de hacerme relacion de algunas de sus gracias, para poder expresarles mi opinion y mi sentir. Bien me temo desde luego que su ciego entorpecimiento les hará responderme con substerfugios ó extravíos de una sensacion acalorada, pero no importa, que al fin cada uno sufre la pena de su debilidad. Vosotros me manifestareis el regocijo que os causa ver una hermosa deidad, y las satisfacciones que se logran con su ameno trato, y yo os responderé que esas selectas beldades, esas dulzuras, gracias, hechizos, halagos, atractivos, magestades, ingenios, &c. que tan eloqüentemente nos pintan y escriben los poetas y enamorados, son seguramente los colores mas frívolos, quanto mas engañosos en el fondo; y si no preguntad a Diógenes ¿por qué se encerraba y preferia habitar en su tinaja, que no entre el tropel de las damas? y os responderá lo que á su maestro Antístenes, que todo el mundo no ofrece otra cosa que falsos placeres y hermosuras vanas que nos conducen al precipicio. Pues ¿qué diria este grande filósofo? ¿qué juicio formaria si ahora viese y tratase con estos monos currutaco de nuestros dias que componen la espuma del entusiasmo? ¿qué diria, repito, si presenciase las horas enteras que pasan en componerse artificiosamente el calzon unido al ajustador; larga casaca con talle alto; chaleco, medias y corbatín de mil diferentes flores; zapato á la Andrómaca, y el pelo rizado y espolvoreado á la moda de Francia? ¿qué diria? pero qué habia de decir, sino lo que Laercio á un amigo suyo:

Zitat/Motto

Tú hueles a niño quando tanto te esmeras en polvorear tus cabellos
. Hacedlo así monos currutacos, pero con condicion de que mediteis caminais á ser reducidos inmediatamente á esa misma sustancia. Yo no puedo menos de reconocerme el mas desgraciado quando ciegamente preocupado me inclinaba mi pasion á los idolatrados halagos de una beldad, pero mi herida no fué e larga duracion. En breve rompí los lazos y grillos en que me tenian maniatados sus hechizos; pronto conocí con la fuerza de la razon los encantados atractivos que industriosamente me conducian á un vil deliquio, y aunque no dexo de temer todavía su poderío, pues tengo un corazon de carne que me inclina al precipicio, no obstante, huyendo de los artificiosos impulsos siempre triunfo y salgo victorioso. Ea pues, currutacos encantados, seguid, seguid el amor y mutuo trato con él bello sexô, ofrecedle vuestros inciensos y adoraciones; cortejad ciegamente á vuestros ídolos, acompañándoles al paseo; prestadles francamente la mano, para que se apoyen á descansar sobre el banco labrado de piedra; sentaos tambien vosotros á su lado derecho; seguidles con equívocas, pero terminantes palabras, la conversacion, y suministradles de quando en quando vuestra caxa de rapé con su retrato. Seguidles digo; pero ¿qué os parece de este pasatiempo tan ridículo, hombres religiosos y sensatos? ¿hasta qué excesos son conducidos los que se hallan poseídos de la fatuidad y entusiasmo? y ¿quán á su gusto y satisfaccion se rie y mofa el bello sexô de nuestras vanas tontunas? ¿cómo se dexan lindamente servir? ¿con qué ayre y circunspeccion se muestran poseidas de nuestro fanático encanto? Yo aseguro que si los hombres tuvieramos juicio, no resaltarla tanto entre ellas el despotismo y altanería; mas humillada estaria la voluble inquietud de su altivo pensamiento, tan peculiar en inventar modas ridiculas y costosísimas; no se verian las casas tan injustamente arruinadas, ni el extrangero aumentaria tan considerablemente los caudales con nuevas y frivolas invenciones. Pero nuestra desgracia la ocasionan unos quantos Juanes, que por dexar vestir calzon á sus mugeres no pueden despues quando quieren evadir los funestos caprichos de su arbolaria imaginacion; y lo peor es que de estas fatales conseqüencias participamos todos. Vea vmd., señor Regañon, el orígen de nuestra desgracia, y para conclusion de mi apología

Allgemeine Erzählung

voy á estampar una conversacion que tuviéron de paso dos paysanos mios, llamados Serafín y Juan, ambos muy amigos: el primero le llevaba la palma á Marco Antonio en cortejar las damas, y el segundo de un genio diametralmente opuesto, como bien lo significa su nombre. Iba una tarde Serafín, como tenia de costumbre, a visitar su madama y sacarla á paseo, quando á lo lejos le conoció Juan, y le llama:

Dialog

Chiquió, ¿aunde vas tan persuroso, que pareces un rempálago ? á lo que respondió Serafín, no puedo ménos de ir á una casa quanto ántes, porque se pasa la tarde, y tengo que acompañar una chica que se me rie quando la miro. Pues, le dixo Juan,¿qué ha de hacer sino reirse si siempre estás olismeando la hora, como otro Pancracio, para cortejarla largamente? yo no sé, quando has de salir dentre las mugeres, aun permita Dios que na quede mas cuna y un burlico, y esos que estuviesen, al otro lau del mar. Serafín no pudo contener la risa al oir estos bárbaros desatinos, con lo que se despidió ligeramente, dándole gracias por su gran pensamiento y mejor deseo
. Salud. El Navarro B. C.

Siguen las Reflexîones del Doctor Bahí.

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Metatextualität

Número 17. Quanto dice el señor Poveda en este número de su respuesta le hace (á mi entender) poquísimo honor, porque cabalmente el Reglamento para el régimen y gobierno de su jardin de Cartagena le previene lo mismo que yo digo sobre la importancia de la botánica, y las utilidades que se pueden lograr de su estudio si sus profesores siguen en su enseñanza las sagradas ideas que yo expongo, y á las quales tacha de triviales aquel profesor. Póngalas en práctica, y así cumplirá con su obligacion, y cogerá los prometidos frutos. Los papeles públicos de España, Francia y Alemania han hecho el debido elogio de los Elementos de Botánica del Doctor Plenk, que defiende el Doctor Bahí. Si no han llegado á vmd., señor Don Agustin, los elogios de la obra mia, á mí sí que me han llegado buenas noticias de las obritas de vmd., que son muy saladas. Número 18. Se asegura al señor Poveda que Plenk no repite definiciones de un mismo punto ó circunstancia acerca de una misma parte de la planta. Así tampoco diremos con verdad que dicho autor ni otros de cirugía ó medicina nos ofendan con repeticiones de inflamaciones, por tratar de la inflamacion del hígado, de la inflamacion del pulmón, de la inflamacion del ojo, &c.; por lo que se amonesta al señor Poveda que no le servirán tales salidas para desacreditar la obra de Plenk, porque sabré manifestarlas al público, así como analizaré la sustancia botánica del curso elemental de su Maestro, mientras él censurará el lenguage y estilo de la traduccion. Número 19. Se repite al señor Poveda que mi dedicatoria no tiene el señor á secas, sino después de los dictados, como está en otros libros españoles, contra los quales nada dice el señor Don Agustin, dirigiéndose únicamente contra el Doctor Bahí. Número 20. Debe ser reconvenido muy severamente el señor Poveda por calificar de adulaciones las expresiones de talento, virtudes y empleo del literato español, que con mucha modestia profiero en mi dedicatoria, y que tan abiertamente vulnera dicho señor Poveda sin fundamento alguno. Este honrado español jamas se ha metido con Poveda, y á su regreso a España podrá Don Agustin Juan conocer sus virtudes, su talento y su literatura, y entonces será ocasion de que se las critique, que no dudo le contestará. Mi cesion de la obra impresa que ofrecí para el Jardin Botanico del Real Colegio de Barcelona, no fué de justicia, como maliciosamente afirma el señor Poveda contra la expresa voluntad del Rey, sí solo un obsequio que me fué aceptado por la Superioridad, pues cubriendo yo el coste de la impresion con cierto número de exemplares, los restantes eran para mí como autor, segun manda S. M. en su Real ordenanza, y lo han hecho otros profesores. Si vmd., señor Don Agustin Juan, con su muy poco urbana crítica se propuso desacreditar la obra de Plenk, yo con mis fundadas respuestas me propuse el defenderla, y espero que el público al leer nuestros escritos hará justicia á quien la tenga. Haga vmd. por Dios, señor Poveda, mas favor á los escritores españoles, pues no todos se resienten de que se publique una obra mejor que otra que ellos escribiéron. El verdadero sabio, que solo tiene por objeto el adelantamiento de las ciencias, antepone los progresos de éstas á su amor propio é interes de su bolsillo. Número 21. Sobre este número se dice al señor Don Agustin Juan que los dicterios é improperios no son propios del carácter ni orígen del Doctor Bahí, y así es preciso que él los reserve para sí. Números 22 y 23. Nunca ha dicho el Doctor Bahí que las instrucciones insertas en su version se dirigen únicamente al arreglo de los jardines destinados solamente á la enseñanza de la botánica, y la principal mira que tuvo para extenderlas en su traduccion fué por su mayor extension dirigida á la agricultura, ciencias y artes, lo que las hace mas recomendables, dando á este fin una excelente distribucion y orden al jardin, y ha parecido al señor Poveda poco menos que imposible se realice en todas sus partes, y dice con demasiada satisfaccion y arrogancia que hasta ahora no se ha realizado por entero en ningun jardin del mundo. El autor de las referidas instrucciones dice en el último párrafo que quanto lleva expuesto lo ha visto puesto en práctica en los varios jardines que ha freqüentado en Inglaterra; luego la sola imposibilidad será por el señor Poveda que en un jardin pueda juntarse lo que se halla ya executado en muchos, y ¿llamaremos esto imposibilidad que solo podria venir por falta de terreno, y por incuria ó ignorancia del Profesor? El señor Poveda que tiene noticia exacta del estado actual de todos los jardines del mundo, sabrá decirnos en que parte está la casi imposibilidad de arreglar un jardin baxo el plan de nuestro sabio español, que no dexa de conocer el señor Don Agustin que seria el mejor del mundo. Yo espero con impaciencia, y creo les sucederá lo mismo a los demas profesores de botánica, que el señor Catedrático de Cartagena dé al público una excelente descripcion del estado actual de todos los jardines del mundo. Los viages que el señor Ortega hizo de Real orden para observar los jardines botánicos de Francia, Holanda é Inglaterra, le habrán dado ideas mas extensas de la utilidad de la botánica para extender el Reglamento para el jardin botánico de Cartagena, y seguramente le será muy sensible que el Catedrático de este jardin no haya llenado sus sabias disposiciones de utilidad con relacion a la medicina, agricultura y artes. Números 24 y 25. Se le concede á Don Agustin Juan, y se le cree firmemente que no todos los discípulos como él, dice, se crian para gobernar jardines. Hace una injusticia notoria á muchos profesores el señor Poveda quando asegura que ningun jardin del mundo está bien arreglado, y con las ideas de nuestro sabio español. Quando éste haya regresado á su patria, si el señor Poveda se digna tratarle por escrito ó de palabra, entonces sabrá si el Doctor Bahí prodiga á aquel literato el título de sabio. Número 26. Jamas se le ha expresado al señor Poveda el que haya dicho que fuesen inútiles las observaciones de Mouton Fomentile, sino que, sin haberlas leido, las creyó de Fontenelle, y que sin haberlas visto las graduó de difusas. Estas observaciones de Fontenille, que incluyen descubrimientos importantes de los célebres naturalistas Pallás y Gilibert sobre la disecacion de las plantas, y buena formacion de los herbarios, dan nociones que no se sabían en tiempo de Tournefort ni de Linneo. Las ciencias naturales, señor Poveda, cada dia adelantan, y desdichada la enseñanza de vmd. si se limita á los conocimientos de un siglo atrás. (Se concluirá.)

Con Real Privilegio.
Madrid

En la Imprenta de la Administracion del Real Arbitrio de Beneficencia.