La Pensadora Gaditana: Pensamiento XX
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Livello 1
Pensamiento XX
Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.
Cadiz, y Noviembre 22. de 1763.
Imprimasse. Dr.
Ortega.
Cadiz, y Noviembre 21. de 1763.
Imprimasse,
quedando este Original en la presente Escrivanìa de Imprentas, y
Librerìas, á
donde se deberán tambien passar dos Exemplares.
Villaformada.
Livello 2
Livello 3
Metatestualità
Agradecida mi Pluma, solo
desea ocasiones en que dàr â entendér â mis Lectores, la
obligacion en que se halla constituìda, viendo el
continuado favòr con que todos procuran mis
Pensamientos; pues aunque es verdad, que esto viene
mezclado con muchos sinsabores, por la delicadeza de
unos, la ignorancia de otros, y lo más común, por los
bien fundados reparos del mayór número; no obstante en
prueba de que pretendo dàr â el Público una clara
expression, que manifieste mi gratitud, proseguiré en mi
empeño, sin envanecerme con el aplauso de mis
apassionados, ni atemorizarme de las fieras dentelladas que me tìra la ociosidad embidiosa: y
assi tomando en una prudente proporcion mi camino,
mediré los passos sin que resvalen por jactanciosos, ni
tropiezen de tìmidos; huyendo de elevàr mis discursos â
otra esphera agena de su objeto, para quitar la ocasion
de que me censuren aquellos, que me hàn visto caminár
tanto tiempo por las humildes margenes de mi corriente
estylo; que â no sér por èste temòr, tal véz procuràra
levantárle de punto: pero está el Mundo de manera, que
es un nuevo estimùlo de las Satyras, el esfuerzo honrado
de los humildes, quando procuran ascendèr por el
camino de la virtud â las alturas del
mèrito: esto contiene â mi Pluma en su misma baxeza, y
èste motivo hace que se ahoguen en màs de quatro pechos
generosos los nobles impulsos â lo mágnífico: pues
aunque se hallen con capacidad suficiente para proyectàr
empressas agigantadas; se miran con menos constancia
para tolerár los rabiosos combates de la maledicencia,
suprimiendo en èste delinquente recelo, unos alientos
dignos de pechos Alexandros. Insensiblemente se hà
introducido un assumpto bien necessitado de reflexion:
cũplirè con él èsta Semana, transladando el elegido â
otro dia.
Podrá tambien alguno replicarme, que con èste
Pensamiento excito las ossadias, anímo las temeridades,
y apadrino las imprudencias; pues deseo que â todos los
que nacieron para obedecer, se les permita y ayude para
que lleguen â mandàr: siguiendose el inconveniente, de
que en èste caso se destruìria màs la misma Sociedad,
que pretendo sostenèr; pues subiendo todos
â ser Señores, ô alentandolos para que lo deseen, es
sublevàr una especie de conspiracion entre la mayòr
parte de los vivientes, que está destinada para las
obras serviles, y mechánicas. Parece que se sigue este
inconveniente, si se miran mis reflexiones de montón, y
no se regùla con la prudencia su inteligencia. Quando
pinto un corazòn abatido por su nacimiento, pobreza, ò
desgracia, y que èste disimula entre sus mismos
trabajos, algunas grandes esperanzas, no delinéo la
ignorancia, impericia, y rusticidad, que se hallan por
lo regular en la mayòr parte de los vulgares: hablo sí
en aquèl caso, el que se vè con alguna
frequencia, de hallarse Hombres eminentes por su valór,
ò sabiduría mezclados con la misma Plebe, y que si estos
hablan, ô intentan, son despreciados, y reprehendidos,
porque sus dichos, ô sus hazañas no son acompañadas de
los estimables accidentes de calidad, ô riqueza: en èste
sentido hablo: y en estas ocasiones afirmo con mucho
fundamento, que aquellos que se hallan en possession de
podèr favorecer, deben con todas sus fuerzas amparár, y
fomentár â estos mismos, conocidos por Sugetos capaces
de cosas grandes, y están en la obligacion de assi
practicarlo: porque viviendo estos, segùn su estado, más
precissados â solicitár el aumento de
la Sociedad racional, como que la conocen, deben no
omitir médio alguno, para fomentar Hombres utiles â la
Sociedad, à la Patria, â el Estado, y â sí mismos. Y si
entre los Romanos á el que libraba un Ciudadano de la
muerte, era acreedòr de coronarse en los pùblicos
espectàculos, porque havìa dado la vida á un hijo de la
Patria, aunque fuesse de condicion despreciable; ¿de qué
serà digno aquél, que libèrte de la cruél muerte del
olvido, y abandono, no un Patricio inutil, sino es â un
Hombre, que puede llegàr â ser el honòr, la alabanza, y
alegria de toda la Nacion, por hallarle con prendas suficientes para conseguirlo? Serà
merecedór de ser igualmente participe de toda la gloria
que el favorecido se adquiera, como causa, y principios
de todos sus ascensos: pues â los gratos impulsos de su
proteccion, venciò las timideces que le oprimian, y las
desgracias que le abrumaban, y con vigoroso aliento,
volò en àlas de su mèrito â las cumbres mas altas de la
Fama: y de un individuo de la Sociedad, que no huviera
sido otra cosa, que inutil objeto de las lastimas, sacó
baxo el calór de su ampàro, un assumpto digno de las
aclamaciones; cumpliendo en esto con la obligacion de la
màs exacta nobleza, que es favorecer, promovér, y amparàr â los desvalidos benemeritos, y no
burlarse de sus laudables pretensiones à lo Heroyco.
Livello 4
Esempio
Si â el nacér de entre
las humildades de la tierra el
Ciprés, manifestando â el Mundo la despreciable
figura de una pequeña yerbecita, se pusiesse â
consideràr la immensa distancia de sus principios
con la sobervia, y procerosa altura de otros de su
espècie â èl vecinos; sin duda que desmayado el
ánimo, â el discurrir objeto tan distante, se
cubrirìa de nuevo con la tierra, que le diò el
sér, y solo tendría por premio la oculta gloria de
el intento. Y si atendiera juntamente â la
harmoniosa burla que hacìan de sus idèas con el
ruído bullicioso de las ramas, los que por màs
antiguos se hallabã tocando con sus hojas las
nubes, precissamente sofocado con el sonrojo de la satyra, amaynarìa en sus esfuerzos,
por no verse assumpto ridiculo de tantos
compañeros â él semejantes, que le atribuían por
delito, lo mismo que ellos obstentaban, llenos de
gloria, por hazaña. Pero si la Naturaleza próvida
con todos sus individuos, le alentasse â la
consecucion de su fin, trayendole por exemplo, el
que aquellos mismos que le insultaban, eran
igualmente hijos de unos principios, nada
distintos del suyo, y que no se distinguian en
màs, que en la antelacion del nacimiento, debiendo
assimismo sus primeros passos â la pequeñèz, que
èl posseìa: ¿No sería un ignorante, necio, y
desalumbrado, si preocupado de los
tèmores, abandonasse los discretos consejos que le
daba la Naturaleza? No tiene duda. Assi, pues,
muchos viven en el Mundo, que anonadando el ánimo
en su misma pequeñéz, sofocan en el pecho, â el
nacer, unos pensamientos, que si los alentàran con
el valòr y confianza; ni mirarìan como
inacessibles las alturas de lo heroyco, ni les
serviría de impedimento su misma baxeza; y se
arrojarìan virtuosamente atrevidos â los
proporcionados médios, que ofrece indiferente la
Providencia â todos aquellos que haciendo de su
parte lo precisso, pretenden con laudable empeño
lo eminente. ¡Pero què se hàn de
alentar estos infelices, si apenas procuran irse
desenvolviendo de aquellos grosseros obstaculos de
su nacimiento, pobreza, ô desgracia; quando las
picantes sales, los indignos vexamenes, y los
continuos oprobios de todos, son otros tantos
estorvos, que impossibilitan aquellas dignas
determinaciones, hijas legitimas de un racionál
pecho, en nada distinto de el de los mayores
Hombres de la tierra! Màs daño tiene causado â la
Sociedad el desprecio con que se miran las
gloriosas idèas, quando no se acompañan de las
circunstancias de ser nacidas en Sugetos colocados
en alta fortuna por su nacimiento, ô
su dicha; que todas las irrupciones que hán hecho
las Naciones barbaras en los Paìses màs cultos de
la Europa. Estas impetuosas avenidas de genios
cruéles, y rusticos, que por tantas veces
inundaron nuestro continente en los passados
Siglos, es verdad que captivaron los
entendimientos, obscurecieron las Ciencias, y
amedrentaron los ànimos discretamente valerosos;
convirtiendolo todo, à el impetu de su impericia,
y brutal dominio, en tímidas ignorancias, y
bestiales témeridades: pero con la continuacion de
tratàr con los mismos oprimidos, se civilizaron; y
despues promovieron con igual empeño
lo mismo que havìan destruído, haciendose objetos
de la admiracion, aquellos mismos que poco antes
lo fueron del ocio, y el menosprecio. Pero el
abusso que mìro tan extendido entre los màs
cultos, y más civilizados del Mundo, como es el
motejàr, y ridiculizar, como delito digno de
castigo, y de risa, los esfuerzos que hacen los
menòres por llegàr â ser grandes: en una palabra;
concebir todos los que se hallan en alta fortuna,
como un atrevimiento digno de reprehension, que
unas criaturas que nacieron de su espècie, y con
las mismas facultades, concedidas por el Authòr de
la Naturaleza, iguales â las que
ellos posseen, y no pocas veces con aumento; miren
como blanco de sus esfuerzos, el imitar las
acciones de los Heròes; y procuren por aquèl
camino señalarse, y emmendár con su industria las
faltas de su felicidad: es una preocupacion digna
de la mayòr reforma. En todas lineas, en todas
facultades, y en todos estados hay su particular
heroismo: y assi aquel llegarà â la classe de
Heroë en su linea, que sepa aventajarse â sus
iguales, y vencer todos las dificultades, que se
le opongan, para poder con gloriosos alientos
exceder â los que se le distingüen por mayores:
tal véz no será Heroë celebrado en
el Mundo con aquel estruendoso aplauso, con que se
aclaman los Vencedores, y Conquistadores; pero la
misma Sociedad dandole el debido premio â sus
fatigas, hará la proclamacion: es verdad, que no
tan ruidosa, y brillante; pero mas agradable, y
màs apacible: porque los elogios de aquellos se
esparciràn, juntamente mezclados con los funestos
vapores de la vertida Sangre de tantos individuos
de la naturaleza, como murieron â el filo de sus
azeros; pero los de estos resonaràn por todas
partes, unidos con las alabanzas de los
beneficiados, y socorridos por sus mismas
empressas. Què otra cosa se mira en el Mũdo, que las repetidas burlas y
menosprecios en los yà encumbrados â la altura de
los premios, quando desde la sobervia torre en que
se hallan, se dignan volvèr los ojos â las
inferioridades de los desgraciados, y los vèn
premeditar nobles empressas, discurrir
eruditamente, y fundamentàr principios sólidos, y
discretos, para adquirir los que llaman bienes de
fortuna. ¡Valgame Dios, y como los motejan,
censuran, y aún reprehenden! ¿No vèn Vms.
Cavalleros (se dicen regularmente), como Melibeo,
que ayèr estaba sugeto â el triste sudór de su
Padre, cuya hacienda era una choza, y quatro
cabras, yà hoy olvidandose de su
nacimiento, pretende elevarse â los puestos màs
distingüidos, solo porque la casualidad le
favoreciò en tal accion, le hà adornado de quatro
facultades, ô le hà proporcionado medios para
adquirir algun caudalejo? Ciertamente que merece
mil palos: ¿no fuera mejor, que se estuviera entre
su ganado, ayudando â su viejo Padre, y no que
ahora se quiere meter â Cavallero, quando tan
lejos se mira de este mérito? No fuera mejor: y es
una necedad originada de una desproporcionada
arrogancia, querer que unos racionales, que
nacieron para el alivio de la Sociedad, y
concurrir con sus talentos â el beneficio comun, se niegüen â estas cosas, solo por
el vano pretexto de que nacieron humildes, ô
desgraciados. ¿Por ventura aquellos sujetos
distinguidos, que hoy numèran por grandeza de sus
Casas â siglos la antigüedad (mejor diré) que
ignoran los principios de su Nobleza por ancianos,
tuvieron acaso mejores cunas sus primeros
ascendientes? Pues si â estos mismos (que dieron,
tal vèz con menores causas, fundamentos laudables
â los privilegios que hoy disfrutan) los que en
aquellos tiempos se hallaban en la cima de la
felicidad, les huvieran contenido, y estorvado sus
designios por humildes; ¿los que hoy se rien, y
burlan se hallarían en el estado
distingüido que posseen? De ninguna suerte: se
mirarìan confundidos con el vulgo, y no
disfrutarìan de las veneraciones, que el Mundo les
tributa: pero como sus gloriosos Antecessores
tuvieron la dicha, de que se estimasse sus
virtudes, sin mas respecto, que el de la virtud
misma, por esta causa acaloraron sus memorables
intentos, y lograron para sì, y sus descendientes
la debida paga â tan altas idèas. Pues assi
pretendo, que en nuestros dias los mismos que se
vèn abundantemente premiados, no sean avaros de
las felicidades, y alienten con su proteccion,
consejos, y alabanzas en los pequeños, aquellas maximas, empressas, ô designios, que
son verdaderamente grandes, y dignos de la mayor
aceptacion: ayudando con su exẽplo, à que otros
que con iguales facultades se hallan arrinconados
en la oscuridad de su miseria, abandonen los
temores, y como dignos individuos de nuestra
Sociedad, procuren poner de su parte aquellas
luces, ô dotes especiales, que disfrutan, para
ilustrarla, y hacerla más util, y agradable. ¿Si
se juntáran en un Pueblo los Principales, ê
ideassen la fabrica de un Puente, precisso â su
màs comodo comercio, y para esto convidassen â
todos los vecinos, sin distincion de
personas, ni calidades para la mas prompta
consecucion del intento: ¿se enojarían porque
concurriessen los humildes, y ofreciessen quanto
posseìan para aquella tan util, quanto costosa
empressa? ¿Se burlarîan porque apareciesse un
vecino, y ofreciesse un racional, y fundado
arbitrio, para que la fábrica se hiciesse â menos
costo, y trabajo? No por cierto: antes sin
dificultad, discurro, que los admitirìan,
agradecerían sus promessas, y los distinguirían de
los demàs, enpago de aquellos servicios: pues esto
es lo mismo que nos sucede â los racionales,
mientras completámos el número de los vivientes.
Es la Sociedad precisso, y agradable
Puente, para passar sobre seguro, libres de los
torrentes impetuosos de nuestros inescusables
trabajos: nos hace caminár, contra todos los
golpes de la fortuna, de un estado â otro, sin que
peligre nuestra vida con la novedad. Esta
Sociedad, ô Puente de la vida se halla miseramente
arruinada por sus principales partes, â los fieros
impulsos de la ignorancia, lisonja, pressumpcion,
y sobervia; siendo (la que havia de ser agradable
y deleytoso passéo, para poder soportar nuestras
proprias miserias) una serie continuada de
precipicios, que sobre los estrivos de la
infidelidad y tyranía ofrece, con
apariencias de seguridad, un camino arriesgado, y
peligroso â los que incautos se dexan engañar de
sus mentidas apariencias. ¿Todos aquellos que
concurren, sean grandes, ô pequeños â ofrecer sus
caudales, industrias, ô arbitrios para la
reedificacion de este Puente: esto es, para hacer
la Sociedad mas tolerable, y segura, seràn dignos
de la risa, ô del aprecio? ¿Aquellos que corran
ansiosos, desde las lexas distancias de su
abandóno, para poner una piedrecita en este
Puente, y lo consigan, mereceràn ser atendidos de
los que con sus grandes possibles intenten solos
reedificarla? Me parece debe ser
assi: porque sus deseos, sus diligencias, y
discursos se han dirigido â el bien comùn, y
particular, y assi es precisso mirarlos con amor,
y premiarlos con cariño. ¿Y quièn necessita de
estos para nada? (me replicaràn.) Allà en el
Puente que Vm. supone, fueron todos convocados;
¿pero en el segundo caso, en el que aplica Vm. la
pariedad, quièn se acuerda de ellos, por què no se
estàn en sus chozas, y entre sus iguales, y no se
vienen â hacer figura donde no les llaman? ¡Donde
no les llaman! ¡O qué ignorancia! ¿Pues la
naturaleza misma quando produce un individuo no le
convida, y havilita para todo lo que
es proprio, privativo, y peculiar â su especie?
¿Acaso quando nacen los infelices, los pobres, y
los despreciados, no sacan consigo todas las
facultades, y licencias del mismo Authòr de la
naturaleza, para que licitamente adquieran,
intenten, emprendan, y cumplan con las
obligaciones de ser Sociables, utiles para sì, y
para todos los Hombres? Discurro que no hay
contra: ¿luego parece que será injusticia,
tyranìa, ê inracionalidad pretender, que estos
mismos no discurran, no premediten acciones
grandes, y no procuren adquirir riquezas
licitamente, para ilustrarse; pues son individuos
de una misma naturaleza, y están
llamados por ella misma, para unir sus auxilios en
el mayor beneficio de la Sociedad? Parece se funda
mi Discurso. No presuman algunos, que miran las
cosas con los ojos torcidos de una perversa
inteligencia, que yo pretendo hacer crítica de
aquellos, que en elevada fortuna son dignos
objetos de la veneracion, y respeto: no pienso en
tàl cosa; antes por el contrario, viendo lo
utiles, y necessarias que son â la Sociedad, èstas
distinguidas classes de Personas, toda la idèa de
éste Discurso se dirige â que se aumente su
número, para que logrémos mas frequentes sus
beneficios: y anhelo â que se consiga
èste fin, con el fomento de estos mismos, que
estàn en possession de hacer felices, solo con
apadrinár los dignos intentos de los que idèen
seguir la carrera del valór, las Ciencias, ô
riquezas; para que de èsta suerte, no oculten sus
nobles deseos entre los olvidos, temores, y
menosprecios. Si los Sixtos Quintos, los
Hernan-Corteses, y los Viriatos huvièran tìmidos
contenido sus talentos, valòr, ê industria entre
las sombras de su pobreza, ô desgracia; si no
huvieran tenido quien los huviera dado la mano en
sus invidiables principios; ni el uno desde los
brazos de una pobre lavandera huviera ascendido â
governàr dignamente la Cathedra de
San Pedro; el otro con la Espada, y su inimitable,
y bien governada industria, tampoco desde su misma
desgracia saliera para conquistàr un vastissimo
Imperio â su Rey, â pesar de las oposiciones de la
envidia; ni el postrero desde el tosco manejo de
un cayado contra la unica Pontencia del Orbe, y
entonces en su mayór exaltacion, huviera logrado
libertár su Patria de las Armas Enemigas, y
hacerse temible, y respetár de aquellos mismos,
que miraban el resto del Mundo baxo de su dominio.
Muchos son los exemplares, que nos ofrece la
Historia, y fueran más repetidos, si â el nacer
atrevimientos tan virtuosos, les
dieran la mano los que pissan la cumbre, para que
no desmayassen en la subida: ¡pero, ô Emvidia, que
como â crueles Enemigos procuran su precipicio,
tal véz porque no llegüen â igualarles en el
merito!
Citazione/Motto
Generosi, &
magnifici animi est, juvare & prodesse.
pues se inclina su gràn Sabidurìa,
pròvida â desterràr toda indigencia: Assi, si ella te diò la preferencia en fortuna, ê infiel tu altanerìa
â nadie favorece, es bastardìa
contra lo que intentò la Providencia: Lo Noble, lo Sublime, y lo Elevado cumplen su obligacion, si â el desvalido
procuran sea su merito premiado: ¿Puedes, y â esto te escusas presumido? Pues sabe que â lo Noble ya hàs faltado,
y es vano tu podèr, necio, y fingido.
P. Syrus. 3. benef. cap. 15.
SONETO La causa natural por excelencia en vano nada alienta, forma, y cria,pues se inclina su gràn Sabidurìa,
pròvida â desterràr toda indigencia: Assi, si ella te diò la preferencia en fortuna, ê infiel tu altanerìa
â nadie favorece, es bastardìa
contra lo que intentò la Providencia: Lo Noble, lo Sublime, y lo Elevado cumplen su obligacion, si â el desvalido
procuran sea su merito premiado: ¿Puedes, y â esto te escusas presumido? Pues sabe que â lo Noble ya hàs faltado,
y es vano tu podèr, necio, y fingido.