El Juzgado Casero: Censura primera
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Censura primera
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Amado lector.
Metatextualität
Ello está de Dios, que el Compadre Cúrro no nos
ha de dejar sosegar un punto, sin echarnos á cuestas cada
instante los pártos , ó abortos buenos, ó malos de su
Academia, ó Calabaza! Oi, quando ya estaba pie en cama para
dormir la siesta, llegó el Postillón, metiendo mas bulla que
catorce Mallorquines quando disputan interéses, y me entregó
un gran pliego cerrado y sellado, como si incluyera algo de
provecho; abríle, y hallé ser la Censura del Juzgado Casero,
á las noticias que comuniqué en la mia de 13 de Agosto; y á
la verdad, que no entendia yo hubiese en el Viso tan
criticónes entendimientos, como Vm. podrá inferir de su
contexto, que á la letra dice asi:
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Brief/Leserbrief
Señor Juan Claro. Mi dueño y
Amigo: Quando llegó el Postillón de nuestra via
reservada, y me entregó el Pliego de Vm.; estaba yo
echando la clabe á un plato de Mágras con su tomatillo
al canto, y un jarro de tintillo (café de este País) que
pudieran resucitar un muerto: leíle muy gustoso, y hallé
en él quanto pudiera apetecer esta Junta para dar
principio á su proyectada Censura. No esperábamos menos
de la esperimentada curiosidad de Vm. en tantos años de
Corsário por Madrid, sin haber perdonado calle,
callejuela, fiesta, vaíle, ni concurso público donde no
se halláse el primero, á que no pocos meses acompañé á
Vm. en las distintas temporadas que hice mansion en esa
Corte, siendo por lo mismo mas conocidos que la Sarna
entre toda la gente que ilústra los barrios del cascabél
gordo. Hice llamar al Mullidór, ó Portéro de nuestra
Académia para que convocáse á Junta á todos
los Señores indibiduos para las quatro de la tarde
delDomingo [sic] 20 del que corre: Con efecto llegaron
el dia, y hora señalada, y poniendome la Corbáta fina, y
un Bestido que guardo, como oro en paño, para las
festividades de Corpus-Christi, y Semana Santa, llegué á
la casa destinada para nuestra Asambléa, donde ya
esperaban impacientes dichos Indibiduos; tomámos asiento
por el órden que corresponde á ladignidadconcegíl [sic]
de cada uno, y despues de las ceremonias precisas les
encajé la carta de Vm, sobre cuyo contexto hubo varias
opiniones que ya tubieron principio de disputas, por lo
que el Señor Regidor (que presíde en dicho Acto) para
cortar diferencias, mandó habláse primero el Promotor
Fiscál: Aquí fue Tróya, y dio principio mi turbacion,
con un sudor mas frio que Novio pobre, despreciado de
Moza rica; procuré recuperarme, y haciendo de las tripas
corazon, me dispuse con aquellos precisos ademánes de
ponerme sério y fruncido, sacar el pañuelo,
limpiar las narices, tosér sin gana, acomodárme bien el
asiento, palparme la Corbáta, estirár las cejas, pasar
la mano por la frente, y quedarme un rato suspenso, como
suelen hacer los Abogados principiantes quando tienen
que hablar en la vista de un pleíto; y observando que
todos guardaban el mas profundo silencio, dixe asi:
Lo mismo propusieron el Señor Regidor y demás
indibiduos, por lo que dimos fin á la Censura, que de su
orden remito á Vm. para que siendo de su aprobacion,
haga de ella el uso que le tenemos comunicado. No
descuidandose en darnos prontas, y equivalentes noticias
sobre que recaiga la segunda, porque será muy mal visto
hacer falta á un tan respetable público, interin rogamos
á Dios guarde su vida muchos años: el Viso y
Agosto 22 de 1786. De Vm. su asombróso Amigo. El
Compadre Cúrro.
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Dialog
Dos distintos asuntos,
con su adicion, si fuere necesario, son hoy el
objeto á que se diríge la Censura de esta
respetable Académia, Baños, y Prado de Madrid,
ambos dignos del mas escrupuloso exâmen. Yo
Señores, por el cargo que sirvo, prescindiendo de
las obligaciones de Christiano, vengo resuelto á
decir con claridad quanto en ello se halle que
corregir, para que el público logre una lícita
honesta instrucción de los malos efectos que
pueden producir estas dos perjudiciales Sinagógas.
Doy principio: Los Baños (si asi deben llamarse
los que se toman en Manzanares) no
pueden contribuír al beneficio de la salud pública
por dos razones; la primera……. Suplíco á la Junta,
dijo el Medico, me permita hablar sobre este punto
por ser oriundo y pribatibo de mi facultad.
Conocimos su justa peticion, por lo que de comun
acuerdo se le permitió hablar primero.
Discretamente, dixo, propuso el defensor fiscal,
que los Baños de Manzanares no pueden contribuir
al deseado beneficio de la salud pública, y yo
añado, que no solo perjudican á el cuerpo, sí
tambien á el Alma. No se escandalicen Vms de la
proposicion, quando me será tan facil probarla.
Perjudícan á el cuerpo (que es el punto que me
corresponde desatar) porque en lugar de purificar
y templar la sangre del que los toma, la
inficionan, corrompen, y acaloran mas. Las razones
en que fundo mi dictámen, son concluyentes; y si
no digáme la respetable Junta ¿Cómo podrán ser
útiles, y provechosos á la salud pública Baños
tomados en un oyo de Arena cenagosa
(que solo por lo que tiene de Sepultura debe
apreciarse) el qual se surte con un arroyuélo de
agua viciada tan escasa que apenas cubre el cuerpo
del que se baña? Unos baños dispuestos en linea
recta desde el Puente de la Puerta de Yerro, hasta
la de Segóbia, recibiendo los segundos el agua que
pasa por los primeros, y asi de unos en otros,
hasta el ultimo, comunicandose por el mismo
subcesivo orden los contagiosos humores que
espelen quantos se bañan, que por lo regular lo
executan á unas mismas horas, y lo propio, si hay
alguno fuera de la linéa, pues todos se abastecen
de un solo arroyuelo ¿Por otra parte autorizan mas
mi proposicion quatro testigos de vista que no
tienen contra resto, ni tacha legal; estos son las
quatro Cantarillas, como quarro [sic] bocas del
Infierno, que desaguan en el mismo riachuelo todas
las inmundicias de Madrid, con lo que parece tengo
robustamente acreditado mi impugnacion por lo
respectivo á los perjuicios corporales; además de
que quando no bastáse tan relebante
prueba, lo confirma el Doctísimo Zapata, diciendo:
que semejantes aguas bastan para infestar á
quantos usen de ellas, porque son expuestas á
Diarréas critico-eruditas, que con el tiempo
dañarán las partes hipocondriacas, con ofensa de
los vasos vidriosos, y esterconósos, hasta tocar
las fibras, formando una bolsa de flemas
antigálicas, que tomará incremento hasta colocarse
sobre la túnica del hueso coronál, de que podrá
seguirse el acceso de algun bubón, ó golondrino
mortal de necesidad; y por lo mismo considéro
dichos Baños por inútiles, y perjudiciales in
totum; este es mi dictamen, salvo melliori. Del
propio parecer soy yó, dijo el Cirujano, porque
quanto catégoricamente ha propuesto mi Principal
facultatívo, lo trae ad pedex literæ, el famoso
Don Manuel de Porras en su tratado de Anatomía. No
quisiera mezclarme en censurar los preparatívos
con que se disponen para el Baño, las semi-Damas
que regularmente acuden á él, ni los
motivos que fingen para tomarle viejas, y mozas,
quando se sabe por notorio no es otra cosa que un
antójo, ó mañoso capricho para con este colorido
proporcionar mas á salvo conducto sus diveriones.
Alto ay, exclamé yó, Señor Quirurgico, que ese
punto no es de estúche ni lanceta, y solo
corresponde al defensor de la causa pública; y asi
siguiendo el tema empezado por el Docto y
celebérrimo pharmaceutico, que tan profundamente
habló sobre los perjuicios corporales, paso á
explicar los del Alma, como objeto principal y
prelativo á todas las cosas transitorias, y
perecederas: Se perjudica á el Alma, por la poca
honestidad, con que se hallan construidas las
chozas de dichos Baños; mal modo de usarlos, y el
desórden que con capa de ellos freqüentemente se
experimenta; y asi, habrá notado todo hombre
juicioso que mire con aborrecimiento el vicio,
solo van á bañarse á aquel sitio dos clases de
Personas, ambas de baja esfera; Viejas
verdes, ó Mozas locas; las primeras, porque aunque
ya se las pasó la Primavera y parte del Otoño de
su edad, todabia conservan algunas chispas de
aquel malbado fuego, que en otro tiempo las
infudía espíritu para el corso en sus
expediciones, con el que tal vez suelen hacer
alguna presa volatéra, porque en Madrid nunca
falta un roto para un descosido. Las Mozas por
tener quince dias de buréo, y todas por lograr con
menos embarazo la compañía de un mueble que las
haga centinéla en el Baño, y eche la Sábana quando
salen de él. ¡Válgate Dios por Baños, y quan cáros
salen á los tontos, y tontas que los toman! pues
además de aniquilár la salud temporal, nada ganan
para la eterna. Asi se convence de lo mismo que
enseña la experiencia, v. gr. disponen bañarse
dos, ó mas de estas Viejas, y Mozas; y para ir y
bolver ajustan un Calesín, ó Coche Simón; pero
digame Vm. ¿ván y vienen solas en él? ¡qué
disparáte tan clasico! no Señor, cada
una con su Lazarillo á el lado, como sardinas en
banásta, y de consiguiente nada frescas; llegan á
el Baño, vanse despojando las fogosas Señorítas,
hasta el ultimo fólio, á vista, ciencia, y
paciencia de los truánes Asesores de oreja, y
luego se entran en la pocilga de agua, quedandose
los tales muebles de parte de fuera, sin mas
estorbo para ver á su amada Bersabé, que el de una
clara remendana estéra, que quando no tenga
algunos abugerillos [sic], se los hacen los
Señorítos como en genero de juguete. Discurra
ahora la penetracion de la Junta ¡qué bello modo
de refrescar la sangre! y añada á esto el remate
del Baño, que regularmente es merendar bien,
atracárse de vino, saltar, y bailar, con que me
parece no podrán agraviárse aunque yo diga buelven
á sus casas mas calorosas que quando salieron de
ellas. Hay tambien contra este abuso el justo
repáro de que son pocas, ó ninguna las que ván con
sus Maridos á dichas funciones,
porque, ó no debe de ser moda, ó no se los
permiten las tales gorronas, contentandose con la
asistencia del Supernumerario Edecán. Lo que yo
admiro es, la cachaza, y paciencia de los Bañéros,
que por lo regular son nuestros Paísanos, y el
papél tan impropio que en esta escena representan,
haciendose sordos, mudos, y aun, ciegos, á
proporcion del interés que le produce: mas pudiera
decir, porque hay mucho que tocar en este asunto;
pero baste por ahora, y paso al segundo punto
sobre las abenturas del paséo del Prado. ¡O Dios
Eterno! ¿Quién será bastante á producir los
terribles abórtos de este Anphiteatro de Plutón,
donde residen tan de asiento el ocio, lujo, y
libertinage? ¡O feria iniqüa, donde á cara
descubierta se canjéa la estimacion, y honra de
los Maridos; la honestidad de las Doncellas; y el
honor y reputacion de las Casadas! Poco á poco,
señor defensor Fiscal, dijo la Viuda Notária, no
alargue Vm. tanto el discurso, pues
según su exâgerada introduccion parece quiere
darnos á entender no hay en el mundo otra cosa
peor que el Paséo del Prado; vamos despacio, y
sepa que no hay regla sin excêpcion, y por lo
mismo debiera Vm. irse con pies de plomo para
hablar de este sitio, donde se cifra el buen gusto
y recréo de una Corte tan digna de aplausos como
lo es Madrid: yo no digo, ni puedo negar habrá
algo que enmendar y reprender en el mal uso que
hacen de este Recréo, varios de los distintos
génios ociosos que la freqüentan, pero tan poco se
me oculta acuden á él otras personas de
estimacion, y merito, sin mas objeto que el que
exîje una lícita diaria dibersion; y esto no lo
digo preocupada de la pasion de mi sêxo, solo sí
porque estoy informada á fondo de Personas que
tienen alguna obligacion á distinguir lo bueno, y
malo; que no es tan fiero el Leon como le pintan,
además de que no puede Vm. ignorar como tan
práctico, y cibilizado en las cosas de Madrid que lasSeñorasMugeres [sic] (sin mas
circunstancia que serlo) somos acreedoras á algun
respeto y disimúlo por mas que nuestros locos
descuidos nos hagan dignas de reprension. No me
acomoda esa doctrina Señora Viuda, respondí yo,
por ser diametralmente opuesta á lo que he visto,
y notado antes de ahora, y á la observancia de
buenas costumbres, que no admite tergibersacion.
Confieso no dejan de asistir á dicho Paséo muchas
de las recomendables Personas que Vm. pone por
escudo de su impugnacion, pero debe hacerse cargo
y conocer no hablo con esta distinguida clase, ni
soy capáz de incurrir en semejante dislate, y
bastardía, porque tambien entiendo un poquito de
distinciones; las que yó pongo por objeto de mi
Censura, son aquellas que se presentan por la
tarde á escandalizár con su profáno modo de
vestir, y de noche con poco decentes acciones en
el manejo, y arte de insultar; las que no llevan
otro fin que el de atraér ánimos sencillos, y
viciados, poniendo en próxîma ocasión
á otros que tal vez se hallan muy distantes de sus
desórdenadas intenciones, estafándo á unos, y
perdiendo á otros, indisponiendo la apreciable
union del Matrimonio en los casados, y arrebatando
el entendimiento y libertad de los solteros, hasta
dejarles insensátos, é inútiles para toda decente
ocupacion de algun estudio, y cuidado, no siendo
menos atendible, y lamentable el mal exemplo que
causan á la juventud, que con sinceridad mira tan
de cerca sus reprobadas transgresiones; y para que
la Junta conozca, y apruebe estas sólidas
verdades, me explicaré con algunas criticas
reflexîones.
Dice la Señora Viuda, y yo no puedo,
ni debo negar, concurren á dicho Prado varias
Personas de ambos sêxos, y relebadas
circunstancias: concedo la conseqüencia, y de ella
misma he de sacar la conclusion. Pregunto yo ahora
¿será bien visto que Señoras de tan recomendables
prendas alternen en los tránsitos, y asientos de
dicho paséo, con unas mugercillas de obscuras
costumbres, que desde luego lleban al frente de su
reprehensible lujo el sobre escrito de la infamia
que imprimió su culpable fragilidad? No creo haya
entre todos los indibiduos de esta Junta, uno que
apruebe tal disparidad; ¿Luego es justo y
justísimo mi repáro? sí por cierto; pues
adelantémos algo mas el discurso con algunos
reparillos que observé quando freqüentaba mas las
calles de Madrid; vaya otro par de preguntíllas
sueltas. ¿Por qué en las noches de Luna, huye esta
clase de cernícalas, del centro del Paséo donde se
hallan colocadas las sillas, mudandolas por sus
propias manítas, ó manazas de los babosos que las acompañan á lo mas obscuro de la
sombra de los Arboles, ó retirándose á disfrutar
la que hacen las paredes de la Iglesia del
Glorioso San Fermín, y su Huerta? ¿será porque á
las tales abecillas nocturnas, no las ofenda el
calór de aquel templado luminar, en el delicado
cutis de su rostro? bien puede ser asi, pero á mí
se me hace violento creerlo aunque incurra en el
deslíz de malicioso. Valgate Dios por animalítos,
y qué delicadas se han hecho en tan poco tiempo,
olvidándose de que las mas de ellas habrá un año
que andaban en su Aldéa descalzas como el galgo,
buscando cardíllos, y espigando rastrojos por el
rigor de las caniculáres para alimentárse con Pan
de municion, cebóllas, y tomáte crudo, que las
servía de olla, principio, y cena, siendo su mejor
cama un triste jergón de paja, colocado sobre el
santo suelo. ¿Pues digo, es moco de Pabo lo que
pasa en el tal Paséo las tardes, y noches sin Sol
ni Luna, con tan ingeniosa
tripulacion, en el trozo medio desde la calle de
Alcalá, á la carrera? Ello bien puede ser sério y
decente, pero á mí me parece bastante jocóso, y
profáno: vaya una pinturita al olio de este gran
Mapa del Paraíso Matriténse. Colóca el Cobrador
todas las Sillas en dos bandas por el buen órden
que le está prevenido, para que sentándose en
ellas las personas que gusten, logren la lícita
dibersion á que se dirige este pensamiento; ¿y qué
succede? dos cosas tan reparables como las que
llevo propuestas: la primera el atrebimiento de
ocuparlas dichos Monstruos de picaresca fortuna,
poniendose de rifa con el mas profano y notable
desaógo; y la segunda, que segun van llegando los
que contribuyen á sus veteranas Asambleas, mudan
las sillas formando un círculo obliqüo, de modo
que parecen Ramilléte de Verengénas, sobre la
indecencia de estár con las espaldas bueltas á lo
mas lucido del tránsito. Por esta regla siguen
infinitas quadrillas; ¿y de qué tratan estos
criticos inhonestos en el relato que
mantienen el sitio? eso á mí que lo he visto y
oído muchas veces. Unos en proporcionar hora y
ocasiones para hablar en su casa la muger casada,
sin que lo sepa su marido, el modo de regalarala,
y que éste crea se lo dio su Madre, Tia, Hermana,
ó Abuela. Como han de manejar que el Esposo
permíta á la Señora ir á la fiesta de Toros,
Comedias caseras, Baños, y funciones de las
cercanías de Madrid sola con la criada, ó en
compañía de una Amiga (que cojéa de la misma pata)
para que luego se hagan encontradizos los
Señorítos, y sea completa la diversion. Otros que
sobre los paságes referidos, adelántan su
barbaridad á corromper la virtud, y honestidad de
las Doncellas, por los medios, y conversaciones
mas diabólicas, hasta que la continuacion, y
freqüencia de este engañoso trato las prepara á
oír con aficion sus bufonádas, que los poco
timoratos, y algunas de las simples que las
escuchan, llaman chistes, y gracias.
Luego sigue, vaya el dulce, buelva el caramélo, el
golpecíto con el Abaníco, la pisadíta en el pie,
no sea Vm. tan malo Señor D. Fuláno, Madre digale
Vm. que se esté quieto, calla niña no seas
zalaméra; y otras chuladítas de esta clase;
debiendo mirárse con el mayor dolor la tolerancia
de muchas Madres, peores diez veces que
Madrástras, que escuchan, consienten, y aun
celébran con risa, lo mismo que los conquistadores
apetecen. Otros, y otras mormuran de todo el
genero humano: dice la una, ¿no vé Vm. el tren que
echó la fulaníta en menos de medio año, siendo una
pobre infelíz y nada boníta? (pero no se acuerda
de que á ella le sucede lo mismo.) Responde el
otro, hace muy bien, que para eso tiene Cortéjos,
que sin conocerse uno á otro, la contribuyen con
quanto necesita, además de que ella es muy
gachóna, y sabe buscarse la vida á espaldas de
estos dos tontos. ¿Pues cómo, dice otro, no medra
tanto la fulana teniendo un Señorón
que la dá quarenta reales cada dia solamente para
el plato, casa, y Criadas pagadas, sin los
bestidos, y diversiones que tambien salen de su
bolsillo? Esa loca, responde el otro, no medra, ni
tendrá jamás un quarto, porque gasta con un
Torero, que es su majo, quanto la dá su principal
mueble. Otros tratan del manéjo político, y
económico de las Potencias, (teniendolas ellos
bien escasas, y pervertidas) Otros de remediar el
mundo (estando ellos pereciendo.) Y otros de
bodas, de forma, que cierta noche se empeñaron
quatro que componian una de dichas quadrillas, en
casar á Doña María de Aragón con el Caballero de
Gracia. Este desordenado giro, produce las fatáles
conseqüencias de que engolosinadas muchas jovenes,
paísanas, ó conocidas de aquellas, injustamente
aplaudidas, abandónan las casas donde sirven con
honrosa tranquilidad para entregarse á el propio
debanéo, sucediendo lo mismo con las que residen
fuera de Madrid, que con solo la
noticia de la abominable fortuna de sus
paisanítas, á quienes conocieron pobres
miserábles, buscan medios, y modos para seguirlas,
con pretexto de servir, lo que ponen en execucion
aunque lo resistan sus prudentes Padres,
arrojándose para ello á una sigilosa fuga, de que
tenemos no pocos exemplares en nuestra Provincia
Manchega. ¿Y qué dirémos de las buenas discípulas
que salen las infelices Criadas que incautamente
caén en el error de servir á semejantes Aves de
Rapiña, tal vez para que comercien con su
inocencia? Considérelo el piadoso que lo note,
interín yo prosigo con la segunda parte.
!Ah y quántos leerán, ó escucharán esta
Censura á quien coja de medio á medio su Anathéma!
no serán pocos, ojalá que yo mintiese, para que de
mi engaño resultáse su comodidad y enmienda, y
lográse el público la religiosa quietud que
podemos apetecer. Perfectamente, dijo la Viuda, ha
desempeñado Vm. Señor Defensór, su obligacion, de
modo que nada me queda que replicar.
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Fremdportrait
¿Qué Juicio ha de
formárse (por mas que se interése la caridad) de
una Mozuela (que quien dice una, dice quinientas,
y me quedo corto) soltéra, que ayer serbía en
Madrid de Cocinera, ó vino de su tierra
miseráblemente bestida, viendola hoy presentarse
en los paséos públicos con la mas preciosa Basquiña y trage interior, Mantilla de
Toálla, Parlamentaria, Peinado de Erizón, Cofia de
la ultima y mas costósa Moda, Sortíjas de
Diamántes, Relox, Zapato, Media, y demás cabos tan
esquisítos como debe llebarlos una Exm.a Señora?
¿Qué puede presumirse de esta niña que paga un
quarto de quince, o veinte doblones, mantiene
Criadas, y gasta con la mayor explendidéz, sin
perdonar preciosos manjáres, fiestas de Toros, y
Comedias diárias, haciendo en el Teátro del mundo
un papel tan impropio á su humilde estado, como
vergonzoso á los ojos de todo prudente Cortesáno?
¿Qué concepto ha de adquirir esta simple
presumida, que tan llena de vanidad se presenta de
noche en el Prado con su Criada, toma silla donde
llegan el Caballeríto, ó Caballero machucho (que
tambien hay algunos que flaquean de este palo) y
otros pisaberdes de aquellos que se apellídan
Petrimetres [sic] originales, se sientan á su
lado, y procuran á porfia obsequiarla, y
dibertirla con ofertas, y dicharáchos
muy adaptados á sus corrompidas intenciones,
ocupandose en esta torpe disciplina, horas enteras
dando quemormurar [sic] á quantos pasan? Que por
fin de fiesta, se levantan, van á la Botillería,
de alli á la Fónda, y luego siguen acompañándolas,
sin que se corran estos imprudentes cortejantes,
siquiera por su honor, y reputacion, de que les
vean en tan abominable compañía. ¿Acaso se hace
creíble (hablando sin pasion) que tan ilustradas
Personas festéjen, y sirvan á una porconzuela
puesta en limpio, solo por razones de estado, ó
disfrutar de su pastoríl conversacion, entrando y
saliendo en su quarto con freqüencia y libertad á
horas intempestivas? ¿Puede tan poco considerárse
precisa para ilustrar el Paséo la concurrencia de
estas polillas corsarias, enemigas declaradas de
la virtud? Creo firmemente que no, y que muy lejos
de ser útil su asistencia debe reputarse por
odiosa y perjudicial, como es preciso confiesen
hasta sus mismos apasionados, y protectores.
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Fremdportrait
Exâminémos ahora
¿de donde sale el lujo, y gastos de estas
comerciántes sin fondo? muy fácil y clara está la
respuesta, porque llevando ya sentado y concedida
su pobreza, y miseria, tan inmediata á la
prosperidad en que hoy se miran, es preciso
confesar (aunque con vergonzoso sentimiento) nace
de los dispendios de sus apasiónados, que tan á vanderas desplegadas derraman los
caudales adquiridos, ó heredados hasta quedárse en
el deporáble [sic] estado de un grave empeño,
engañando al Mercadér, Sastre, Zapatero, y otros
menestrales para sostener su apasionada, primero
que las obligaciones de su casa, viviendo siempre
cercados del frude [sic], trapisónda, y vituperio,
sin que puedan hallar medio, ni decente arbitrio,
que les redima de tan penósa situacion. El
Mayorázgo disipa sus rentas sin conocimiento del
trabajo que costó adquirirlas á sus antepasados.
El empleado desperdicia los sueldos, fiado en que
no podrá faltárle esta diaria asistencia; y el que
no lo está, ni tiene mas recurso que el corto
interés de su industrioso manejo, se aniquila,
hasta precipitarse: ¿y quién padece estas malas
resultas? las pobres mugeres, é hijos, cuya
honradéz propia les da constancia para tolerar y
disimular las sin razones, y mala conducta de sus
deslumbrados Maridos, ó Padres, exponiendolas
éstos á las contingencias de un deslíz
vergonzoso, que sin duda desprecian y detestan por
un efecto de su christiana resignacion, aunque mas
las persiga la necesidad y trabajos.
Metatextualität
¿Qué le parece á Vm. Señor
Lector, el costalito de abispas que no ha hechado encima el
Juzgado Casero? bien se conocen que están sus Indibiduos
algo lejos de Madrid, porque si vivieran en los barrios de
Barquillo, ó Marávillas, no sería floja la manta de palos,
pellizcos, y pinchazos con los Rascamoños que les habian de
dar las cernicalas mozas, viejas y Bañéros, á quien tanto
persiguen: en fin, no hay mas remedio que enmendarse, tener
paciencia, y esperar la segunda Censura, en la que creo se
producirán con mas piedad, aunque no hay que fiar mucho de
Manchégos. Permitáme Vm. responder á mi amigóte, porque ya
el Postillón está como en brasas, deseando le
despache pata [sic] tomar soléta ácia el Viso.
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Brief/Leserbrief
Amigo y Compádre Curro: doy á
Vm. la enhora buena, como tan interesado en sus
aciertos, por lo bien que ha sacado su Caballo en el
argumento de la Junta, pues aunque se quedaron algunas
cositas en el tintero, no dejará de comprenderlas él que
lea sin enójo su dictamen. Yo celébro que los Manchégos
bayan sacando los pies de las alforgas dándose á conocer
en el teátro del mundo, para que muchos salgan del
caprícho en que viven cerrados, de que esos naturales
solo son útiles para sembrar Batátas, mezclar el Azafrán
con Alazór; y bautizar el Vino en el Pozo de la Posada
de Valdemóro, que luego nos benden en Madrid por
originál. Para la segunda Censura creo será bastante la
introducida corruptela de los Vaíles Caséros en Madrid;
la frecüencia con que se ejecutan, pretextos de que se
valen los ociosos para disponerlos, con que fines, y á
que horas; los mequetrefes que sirven de
corredores para citár las Vailarínas, y las Madres que
permiten asistan sus hijas á ellos, con las fatáles
resultas que producen; y si con todo esto no tuviese la
Junta bastante tela por donde cortár, tomen algo de la
esquela reservada que acompaña, donde hallarán quanto
material necesiten. Ofrezcáme Vm. á la obediencia de
esos Señores, y pies de la Señora Viuda, interín ruego á
Dios guarde sus vidas muchos años. Madrid 26 de Agosto
de 1786. De Vm. afectísimo servidór y Amigo. Juan Claro.
Metatextualität
Me parece Lector mio, que el
asúnto que propongo al Juzgado Caséro, no es anca de Rana;
Dios les dé acierto, y á nosotros dinéro y paciencia para
comprar, y leer, sus prolongadas críticas
con muchos aumentos de gracia, que es la prenda mas segura
de la Gloria. fecha ut supra. Juan Claro.