Con gran satisfaccion mia he llegado á saber que V. lleno de
zélo por la verdad se empeñaba en vindicar su honor, declarando la
guerra á la mala costumbre y al error, bajo cuya esclavitud hay tantos
tiempos padece los ultrages mas vergonzosos. Mi alegria se aumenta
indeciblemente al contemplar que V. derramará un torrente de luz, con
que dispará las
Si acaso en esto no me engaño, permitame V. que le pregunte el motivo de
esta cobardía. ¿Será por ventura el recelo de algun sentimiento? Ah! Los
que pudieran causarselos à V. los tienen reservados para los que tratan
estos asuntos tan graves con aquel tono bufon, satirico y padecen será tan poco lo que conseguirá V. ahora,
que saldrá muy bien librado con oir solamente sus carcajadas; hacen,
aquellas personas respetables que oprimidas bajo el peso enorme de una
infnidad de asuntos vastisimos no pueden oir, ni ver siempre lo que hay,
ni por consiguiente lo que debe haver, aun quando tengan cerradas sus
Camaras para los demás, no asi para el
Por ultimo ¿teme V. desviarse de su plan? Jamás estará V. mas adicto á el, que quando proponga los medios para que se reforme el corazon humano. Y ¿por donde empezará V. mejor que por los moldes en que debe vaciarse, procurando templarlos al fuego de la verdad?
Procure V. esto, que le prometo mil satisfacciones, y entre las mas
principales, la de ver derretirse de suyo esa porcion de
Yo me atrevo, aunque con la mayor cobardía, á aconsejarle un medio muy
suave, y eficáz á mi entender. Se reduce á que V. se sirva demostrar en
un Discurso, aunque sea corto, qual era el Autor de
Moral por donde se estudiaba en los primeros siglos de la
Iglesia (que tiempos aquellos!) para sufrir
el exâmen para Ordenes, exponerse de Confesores, etc. Nada mas.
¡Y que! Le parece á V. que sería pequeño este hallazgo? Me persuado por
decontado, que puesto en nuestras manos, en nuestro entendimiento, y
mejor aun en nuestro corazon sería para las vallas de nuestros errores,
lo que las trompetas tocadas al rededor de Jericó por los Sacer-
Y ¿no bastarán estas tan seguras como lisonjeras esperanzas, para que V.
se resuelva á arrimar el hombro á esta tan buena obra, descubriendonos
este secreto? ¿Aun temerá V. algun sinsabór por decirnos en quatro
palabras, ó en quantas guste: „En tal tiempo se leía ó estudia-
Desengañese V. Señor Editor, que ó es muy grande mi ilusion, ó con tal noticia se pondrán en movimiento las personas, en cuya mano está la potestad, para hacerlo venir; lo harán estudiar ó comer (que no es el primer volumen que se come) á los Exâminadores y Exâminandos, y en sus mesas no se oirán mas preguntas que acerca de su Doctrina. Ah! y que contento moriría V. solo por haver tenido parte en una obra de que pende toda la felicidad, por mas que el Vulgo de todas clases no quiera creerlo! Dios quiera que V. se aníme.
En tal caso, desde ahora para entonces le suplico, que en qualquiera
parte ilustrar ó para encajar un monton de Notas al Autor deseado, y llenarlo todo de quantas
impertinencias produce el genio, ó la pasion, ó el interés. Ya les veo
desechando esto, como que no obliga en los tiempos presentes; aquello
que es para tal clase; que para cumplir con tal precepto bastan tantas
onzas, ó tantos adarmes de accion, que se haga asi, ó asa. . . .
Cierreles V. la boca, aunque sea ermeticamente, á fin de que con sus
vomitos no ensucien la Moral; y que no se desvíen ellos, ni nos hagan
desviar á nosotros de la Fuente de aguas vivas, para ir á apagar nuestra
Pero ya sale de la boca de V. otro tropel de inconvenientes, que parecen
otras tantas objeciones, y que á mi mismo me convencerían, si lo que por
mi desgracia observo no me remontara sobre el ultimo grado de la
evidencia, y no me asegurara en mi pensamiento. V. dice; que a un
concedido el caso de que se hallase esta obra por que tanto clamo, y se
pusiese en manos de todos los que aspirasen al Magisterio de
!Quanto estimára poder hablar boca á boca con V.! Me persuado que sería
muy distinto el concepto que formaría de mis voces, que el que hará de
este
Sola vexatio intellectum dabit.
P. D. Ya tenia cerrada esta, y me ocurrió otra cosa. No quise omitirla,
por que tal vez podrá determinar á V., y sinó podrá arder con lo demás.
Acuerdese V. que no hay Seminarios de educacion para los Jovenes que
aspiran al Estado de que trato; y que la ciencia y virtud que exîge no
se adquieren con las lecciones que dan los libros, que comunmente se
leen, ni con la crianza que dan los Padres, principalmente en el campo.
Ah! corramos un velo sobre tal espectaculo.
¿Por qué el hombre se pretenderá acreedor á ser amado, quando hace
todo lo posible para hacerse odioso? ¿No es
¿Que vemos, pues, que sucede, quando el hombre se indigna contra otro
Vuelvo à repetirlo todavia. No hay cosa mas facil que hacerse amar, y
no hay alma tan feróz que se resista á los encantos de la amistad.
Bajo qualquiera Cielo que haya nacido aquella, y por grande que sea
la barbarie en que se haya nutrido, siempre està sujeta á la
amistad. No son las Leyes, la Politica, ni el estudio de la
Filosofia, quien enseña á los hombres á hacerse reciprocos. El mismo
fuego que se enciende en las venas para vengarse de los ultrages que
le hacen, causa en su corazon movimientos de afecto y reconocimiento
para con aquellos que le hacen bien; y no temo decir con Que no hay animal, que sea naturalmente tan bueno,
y reconocido como el hombre.