Cita bibliográfica: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm.38", en: El Regañón general, Vol.1\38 (1803), pp. 297-304, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1616 [consultado el: ].


Nivel 1►

NÚM.° 38.

Sábado 8 de Octubre de 1803.

COSTUMBRES.

Cita/Lema► Percontatorem fugito: nam garrulus idem est.

Hor. Lib. 1. Ep. XVIII. ◀Cita/Lema

Nivel 2► Carta/Carta al director► Señor Público: Yo debo de tener una naturaleza distinta de los demas hombres, pues noto que lo que á muchos les divierte á mí me causa desazon y fastidio, de tal suerte que vivo lleno de mal humor enmedio de la Corte, y regaño y me como interiormente, quando no puedo otra cosa, al ver lo que pasa en el trato de las gentes. Nivel 3► Retrato ajeno► Yo veo á muchos, por exemplo, que se estan horas enteras sosteniendo un esquinazo de la Puerta del Sol, sin mas oficio que deteniendo á todos sus amigos y conocidos para preguntarles quanto pasa de nuevo en el pueblo. Otros se entran en alguno de los cafés mas concurridos quando hace mal tiempo, se apoltronan en una silla, y con el primero que se les presenta traban una conversacion interminable, que tal vez no importa un comino, pero que sin embargo suele durar horas enteras, que no hay paciencia para sufrirla. Otros hay (y son los mas) tan amigos de dar y de recibir noticias así extrangeras como nacionales, que no parece sino que estan encargados de hacer la Gazeta ó el Mercurio, segun el ansia con que las inquieren. Qualquiera que los oiga creerá sin duda que en cada Corte de Europa tienen un corresponsal: tan frescas son las mentiras que inventan, ó que les embocan algunos chuscos que quieren reirse de ellos. Por lo que hace á las noticias nacionales, ellos saben toda la historia escandalosa del pueblo, y aunque la mayor parte de sus anecdotas no sean conformes á la verdad ni á la verosimilitud, con todo eso no dexan de causar algun descrédito en muchas personas honradas y de provi-[298]dad, porque el efecto de la calumnia es tal, que quando ménos pone en duda la conducta de los que la sufren.

Todas estas clases de individuos (demasiado comunes) logran una especie de partido en la sociedad, ya sea por temor ó por otro qualquier motivo; pero para mí son insufribles, y toda la idea del daño que pueden hacer no es capaz de intimidarme para que no los regañe y vitupere su conducta. Entre estos ociosos hay algunos, y son los ménos malos, que tienen facilidad en su locucion, pero que reflexîonan tan poco, ó son tan cortos de genio, que se ven obligados para entretenerse á mendigar el auxîlio ageno, y estos son los preguntones eternos que se encuentran á cada paso. Estos, aunque pueden meter su cucharada en las conversaciones mas discretas, estan tan atentos á la relacion de un charlatan que les refiera quatro simplezas, como si se hablara de las cosas mas interesantes: lo mas que se les oye es preguntar repetidamente mil boberías que tal vez no tienen conexîon con lo que se habla, y se muestran tan satisfechos con las respuestas que se les dan, como si se les dixesen las verdades mas profundas. El carácter de estos individuos no puede ménos de ser dependiente del de otros que hay, y son los habladores, pues estas dos especies parece que tienen entre sí una secreta inclinacion que los fuerza á estar siempre unidos, y á suplirse sus defectos mútuamente. Nivel 4► Relato general► No hace muchos dias que en un café público vi á uno de estos preguntones no poder disimular su alegría á la llegada de un gran parlanchin. Este apénas se sentó junto á una mesa, fíxó en ella su codo, y sin haber siquiera tomado aliento, empezó con un semblante muy grave á hablar así: Diálogo► "No corre hoy nada de nuevo. = Yo no sé lo que tengo, que anoche apénas he podido dormir; puede ser que me haya entrado alguna réuma, pues los zapatos me vienen demasiado estrechos: yo no encuentro mas causa que esta, porque tengo la costumbre de lavarme la cara con agua fria así en invierno como en verano, y esto hace y que no se me introduzca mal alguno por dicho parage; de modo que si la réuma me ha acometido, no puede ser por otra parte que por los pies, pero yo no le hago caso, ella se irá como ha venido. Casi todos nuestros males proceden de una extrema delicadeza en nuestra crianza, y el rostro naturalemente resiste tan poco al frio como las demas partes del cuerpo, y se endurece solamente llevándole siempre descubierto. Si un Europeo le preguntase á un Indio como podia ir enterarnente desnudo, este le responderia, y muy bien, que todo su [299] cuerpo era cara." ◀Diálogo En estas y otras conversaciones tan interesantes pasáron un gran rato de tiempo, y el parlanchin era interrumpido solamente por algunas preguntas de su adorador. ◀Relato general ◀Nivel 4

Es preciso confesar que estos preguntones son, por decirlo así, los embudos de la conversacion, porque nada conservan en sí, y arrojan todo lo que reciben: son unos canales por donde pasa todo lo bueno y lo malo que se cuenta en el pueblo. Aquellos á quienes les choca su conducta, ó que no los pueden sufrir, pueden contenerlos porque su intencion por lo regular no es mala, y poco les importa que se les contradiga siempre que se les dé materia para hablar. Al contrario, una explicacion mas circunstanciada de qualquier lance es la cosa mas agradable que les puede suceder, porque ellos lo vuelven á contar, con todos sus pelos y señales, echando ántes el ribete de: dicen por ahí: yo sé por un buen conducto; ó corre por el pueblo, &c. Pero lo que hay de mas ridículo y grotesco es ver á dos hombres de este carácter ponerse á hablar de una cosa, aunque sea la mas indiferente, con una especie de misterio que no la quieren decir delante de tercero. Un sugeto bien portado entró el otro dia en un café en que yo estaba, y dos caballeros de esta especie se pusiéron á hablar á la cuenta de su genealogía; pero aunque lo hiciéron con algun secreto, sin embargo pude oir algunas expresiones sueltas de las que conversáron. Decia el uno: la Marquesa de tal era su tia. Es verdad, respondió el otro, pero era por parte de madre. Luego dixo el primero: su padre tenia pelo mucho mas rubio. No mucho, repuso el otro, pero el hijo es mas poblado de cejas, y mas alto de cuerpo.

No hay cosa mas expuesta, á mi parecer, que el confiar un secreto á esta clase de individuos, cuya curiosidad tiene su orígen en el vacío de su cerebro, y que por lo mismo son muy amigos de hablar todo quanto saben. Pero si no puede uno librarse de verlos, á lo ménos no debe confiar en su silencio, ni hablarles de asuntos importantes, porque ellos hacen alto en la menor vagatela, y no procuran mas que hartarse de noticias, sin exâminar las que se les dan. Así es que siempre retienen en la memoria ciertas expresiones que regularmente se ponen en las Gazetas quando dan alguna noticia dudosa: esto necesita confirmacion: esto ha dado mucho que pensar a los políticos: el tiempo lo descubrirá todo, ó cosa semejante, todo lo que les parece lo mas esencial del mundo.

Hombres hay de estos que tienen un ardor insaciable por saber quanto pasa en el mundo, sin mas interes, segun dicen, [300] que el de matar el tiempo, y entretenerse en alguna cosa. Un sugeto de este temperamento por lo comun tiene un carácter indolente, y no es en la sociedad mas que un simple espectador. Esta curiosidad en que ni la malicia ni el interes tienen parte alguna, reune un conjunto de circunstancias que pueden ser muy divertidas quando se refieren en una sociedad de personas; pues si se descubriesen todas las intrigas, las opiniones, los placeres y los intereses que gobiernan al mundo, principiando desde el hombre condecorado, hasta el artesano mas vil, seria la comedia mas agradable que se podia imaginar viendo la diferencia de pensamientos, de acciones, de caractéres, y de gustos que hay en el mundo.

Pero los habladores mas fastidiosos y dañinos son los que se emplean en averiguar y contar noticias políticas. Estos son unas gazetas ambulantes de quantas noticias sueñan, y producen la multitud de mentiras que abundan continuamente en el público. Si sus conversaciones no girasen mas que entre los hombres de su carácter, no serian tan perjudiciales, porque pasarian nada mas que como dichos vulgares destituidos de crédito; pero se extiende tanto qualquier embuste ó delirio que se produce en la Puerta del Sol, ó en un café, que aun sin el menor fundamento se llega á creer de tal modo, que influye poderosamente en la opinion del comercio, y hasta en las negociaciones mas menudas. Lo peor de todo es que no hay específico alguno que pueda cortar este mal tan notorio, porque miéntras haya ociosos no faltarán mentiras, pues el espíritu en algo se ha de exercitar, y como las noticias políticas ofrecen mas materia que todas las demas para ocupar la mente de los hombres, y cada uno siente en sí una especie de placer interior en que le tengan por instruido en este particular, y versado en los intereses de las Cortes, nace de aquí el prurito de llenarse los hombres mútuamente de las mentiras mas garrafales.

Yo confieso mi debilidad, pero tiemblo como un azogado quando tengo que pasar por la Puerta del Sol, ó me veo precisado á entrar en un café, de miedo de encontrar á estos garduñas de novedades. Una de las frases que mas me incomodan, y que yo desterraria de la sociedad, es la pregunta de: que hay de nuevo, que es la primera que sale de la boca de los pretendidos políticos. Que se hable del libro nuevo, de las comedias que se representan, del trage que se usa, de los papeles que salen á luz, ó de otras cosas así, vaya con Dios, pues al fin de algo se ha de hablar; pero querer averiguar las miras del [301] gabinete de Lóndres, las disposiciones hostiles de los franceses, la conducta de la Prusia, las negociaciones de Holanda, &c. es una incumbencia que pertenece privativamente á los encargados por el Gobierno para este exercicio, y no puede dexar de ser un delirante á lo ménos el que sin irle ni venirle no se emplea mas que en andar á caza de estas novedades, agravándose mas la locura y el menosprecio que debe causar, si á mas de esta conducta se dedica á forjar embustes, ó á referir tontamente quanto le cuentan. ◀Retrato ajeno ◀Nivel 3 Á mí me ha ido bien hasta ahora con la conducta que he observado de no saber mas noticias políticas del dia que las que se ponen en la Gazeta, ó en algun papel público extrangero que me venga á las manos. Si por casualidad se empeña alguno en contarme delirios (porque hay hombres majaderos que quando saben alguna cosa estan deseando encontrar á qualquier conocido para embocársela quiera ó no quiera) le oigo con la mayor indiferencia y con disgusto; pero tengo la fortuna que quando me separo de él no me vuelvo á acordar de nada de quanto me ha dicho.

La primer regla que se debe observar en el trato de las gentes, como he dicho varias veces, es no incomodar á sus semejantes. Si el vivir los hombres en sociedad no ha de traer mas que disgustos, desazones é incomodidades, mas vale sin duda meterse en los desiertos, porque todos los placeres del mundo no recompensan los malos ratos que originan en el espíritu los males referidos. Salud.

El Presidente. ◀Carta/Carta al director

SECRETARÍA.
CORRESPONDENCIA LITERARIA DEL MES.
CARTA QUINTA.

Nivel 3► Carta/Carta al director► Señor Regañon: Relato general► Concurrí dias pasados á una casa donde habia cierto español recien llegado de correr Cortes. Alegréme á los principios, porque me habia propuesto solicitar una conversacion particular con este viagero, á fin de instruirme en varios articulos tocantes á noticia, gusto y literatura de las na-[302]ciones que él acababa de tratar; pero me duró poco el gozo que habia concebido en mi proyecto. Mi español empezó á aturdirnos las cabezas con una declamacion tan descortés contra los españoles, sus costumbres y talentos, y á hacer tan grosero alarde de su parcialidad á favor de las naciones extrangeras, que no solo me hizo dudar si habria nacido en el seno de la España, sino que me pareció que á qualquiera que tuviese ménos ideas de la utilidad de los viages, hubiera sido capaz su desatento modo de proceder de persuadirle que éstos solo sirven de pervertir el juicio, y hacer despreciables á los hombres. Jamas he dudado que los viages sean útiles á las naciones. Los hombres son como las flores y los árboles, que si no se trasplantan, rara vez logran aquellas toda su hermosura, ni estos el dar frutos sazonados. ◀Relato general

Retrato ajeno► Un hombre que viaja se halla precisado á ver y tratar naciones de quienes aprender mucho, y cuya cultura, urbanidad é industria le han de admirar muchas veces, por mas estúpido que lo supongamos. Un viagero debe andar siempre, por decirlo así, con la combinacion en las manos: observar el gobierno de los pueblos por donde pasa, y enterarse de los varios sistemas de legislacion de que proviene la discrepancia de las naciones. Merecen ocupar su atencion la naturaleza y espíritu de las leyes, los medios puestos en práctica para hacerlas observar: el poder de los pueblos, y los principios de que dimanan las causas de su decadencia, y el influxo que todo esto tiene sobre el papel que hace una nacion entre las demas que forman con ella un sistema político. No solo reduce á estos puntos sus observaciones el que viaja con ánimo de lograr una instruccion útil á su patria. Exâmina con igual cuidado las artes y ciencias que florecen en los paises que ve: averigua la proteccion y fomento que encuentran en el Gobierno: el uso que éste hace de la aplicacion de los particulares, el arte con que sabe dirigirlos al fin de su constitucion; y sobre todo procura indagar qual es el talento dominante de cada pueblo. Un hombre que hubiere viajado de esta manera, puede ser de grande utilidad en la República: de vuelta de su giro debe conocer mejor su misma nacion: con la facilidad de combinar que ha de haber adquirido combinando continuamente en sus viages, compara lo que ha visto fuera con lo que se practica en su pais: ve lo que le falta y lo que le sobra: toma de cada pueblo lo que le parece mas digno de ser imitado, y mas análogo al genio de sus compatriotas, y acierta mejor con los medios [303] que han de contribuir á una reforma que introduzca lo que falta, y destierre lo que daña. ◀Retrato ajeno

Pero es menester confesar que quanto mas apreciable es un hombre que viaja con estos objetos, tanto mas escaso es entre nosotros el número de los viageros que se le parecen. La mayor parte de nuestros españoles que van á correr Cortes, como suelen decir, salen de su pais sin principio alguno que les ponga en parage de sacar provecho de sus carabanas. Apénas hay algunos que se hayan tomado el trabajo de conocer á su nacion antes de ir á visitar las extrañas. Este es un punto mas importante de lo que parece para nosotros, que en todas partes somos igualmente tan despreciados como poco conocidos. Un español que se propone viajar, además de las miras comunes á todo viagero sensato, debe tener la de contribuir por su parte á borrar el baxo concepto que tienen de nosotros los extrangeros. Añada el español á una cortesanía regular, que bien puede adquirir entre los suyos, un conocimiento mediano de los escritores que en otros tiempos ilustraron á España, y de los libros publicados con objeto á desterrar algunos abusos que reynan en ella, y con esto hará callar á aquellos extrangeros superficiales y atrevidos, que confundiendo los tiempos, y el tronco con las ramas, nunca pensáron, y nos miran como fomentadores obstinados de algunos males, cuyo remedio nunca estuvo en nuestra mano.

Por esta causa no culpo del todo á los extrangeros, quando ven á un español que ha salido de su tierra con la corteza de la mala crianza civil y literaria, y cuya conducta da crédito á tanta relacion hecha por algunos viageros de otras naciones, que habiendo venido á España solo por ganar dinero, no pensáron miéntras estuvieron aquí, sino en averiguar si eran de ley los doblones que cayéron en sus manos. Siendo de esta casta casi todos los españoles que viajan, no es de extrañar el verlos á su vuelta ménos cuidadosos de ser útiles á su patria, que de tener el pelo bien rizado, ó de llevar un buen par de zarzillos. Los extrangeros que en su tierra nos ven únicamente pagados de sus frivolidades, tienen demasiada razon de despreciarnos á todos, y de añadir al baxo concepto de la nacion en general, el desprecio personal del mono, que no piensa sino en remedar los fatuos, que no faltan entre ellos. Esto hace ver sobradamente que nuestros corredores de Cortes no toman de las demas naciones sino sus ridiculeces, como lo dicen algunos españoles respetables, á quienes la solidez de su juicio hace que le den [304] nuestros mozalbetes el connotado de hombres del tiempo del Cid, y de las calzas atacadas.

Me tienen tan exâsperado las monerías del viagero que cito, que me parece merecerian mas bien ser el objeto de la censura de ese respetable Tribunal, imponiéndole la justa y debida sentencia, que el de estas simples reflexîones.

Veo tan melindrosos á la mayor parte de los que viajan, que parece han perdido fuera de nuestro continente el carácter varonil de su sexô, y tanta repugnancia muestran de nuestras costumbres, aun de las buenas (porque estos monos no distinguen), que todo su cuidado se ha puesto en desnaturalizarse. Totalan 14 de Setiembre de 1803.

El Munster. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3

FE DE ERRATAS.

En la carta del Amigo de la verdad sobre la vacuna, puesta en los Números 26, 27 y 28 de nuestro periódico, se han cometido varios yerros, que es preciso rectificarlos para la mejor inteligencia de su sentido: tales son los siguientes.

Número 27.

Pág. 211. lin. 6, donde dice vizcoso , léase viscoso.

En la misma pág. lin. 30. donde dice vacunado, léase vacunando.

Pág. 212. lin. 13 y 15 , donde dice nuestra, léase natural.

Pág. 215. lin. 14, donde dice epirozias, léase epizoozias.

Y en la lin. 36 de la misma después del título I.° añádase tomo I.°

Número 28.

Pág. 218. lin. 9, donde dice quitaba, léase quitará. ◀Nivel 2

CON REAL PRIVILEGIO.
MADRID
EN IA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICENCIA ◀Nivel 1