Sugestão de citação: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm.34", em: El Regañón general, Vol.1\34 (1803), S. 265-272, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1612 [consultado em: ].


Nível 1►

NÚM.° 34.

Sábado 24 de Setiembre de 1803.

SECRETARÍA.

Nível 2►

CARTA QUE HEMOS RECIBIDO.

Nível 3► Carta/Carta ao editor► Metatextualidade► Señor Presidente: Hágame vmd. el favor de incluir en su periódico esa carta de paz y amistad, que dirijo al autor de la comedia intitulada: el Gusto del dia, en contextacion á la suya, inserta en el Número 28. Salud. ◀Metatextualidade

Pedro Rico

Nível 4► Carta/Carta ao editor► Señor autor de la comedia el Gusto del dia. Muy señor mio: No puedo ponderar á vmd. el placer que tuve al ver en el Regañon su respuesta á mi carta criticadora de la llamada comedia el Gusto del dia. Aquí, aquí, dixe al punto, encontraré toda la doctrina que necesito en este ramo de literatura, que por desgracia me punza un poco. El atrevido adversario de Kotzbüe no dexará de contextar punto por punto á todos mis frivolos reparos contra su produccion sublime, y me ilustrará, manifestando mis errores; dando él al mismo tiempo muestra de sus grandes conocimientos en la materia, adquiridos, sin duda, en una larga y metódica carrera literaria.

Considere vmd. qual seria mi ansia por engullirme su cartita. Pero, amigo; todo mi gozo en un pozo. Vmd. sin duda me contextó solo porque no se dixera que moria sin habla; mas, por compasion á mí, no quiso aterrarme, haciendo ver que soy un ignorante. Aun ha hecho mas: saliéndose de todos mis argumentos, se echa por los trigos de Dios a decir qualquiera cosa á troche y moche, y manifiesta no haber entendido una jota de todas mis observaciones; y solo aquellas frases que yo afec-[266]tadamente copio de los malos traductores para afearlos, me las copia para afearme á mí, como el padre imprudentemente castiga al hijo que, precisado por él, repite algun dichete poco honesto que oyó á otros muchachos. Todo, todo bondad y generosidad de su grande ánimo, á que viviré eternamente agradecido; porque ¿quién sabe quanto puedo esperar de las luces de vmd. para componer mis villancicos á la próxîma venidera Navidad ?

Ahora, lo que no puedo comprehender es, porque empezando vmd. su carta con tanta compasion ácia mí, puso despues su causa en manos de aquel forzudo Estentor, que se vende por amigo suyo. Este, que haria un gran papel con aquel garrote de Don Ruperto, y soltando coces á pares, como dice el Marquesito de los ignorantes precisados á responder (pág. 38. de la comedia), no ha hecho mas que comprometer á vmd. por querer hablar en razon. Toda su charlatanería vocinglera no es otra cosa que una sarta de necedades; muchos dicterios al pobre Pedro Rico, y ninguna solucion á sus reparos. Me llama pedante para ganarme por la mano, como el que entra en su casa riñendo para que no le riñan: me arguye porque no he defendido las comedias lastimeras, en especial la Misantropía, quando nunca he pensado en tal cosa, sino en probar que la del Gusto del dia es mala, malísima, nula: me tacha de que me alabo, porque he dicho que sé hablar en la lengua de mi abuelo, sin reparar en que lo contrario seria ser muy necio: trata de triquiñuelas las faltas groseras que indico en el lenguage de la tal comedia, haciendo ver que su autor ignora su propia lengua, y pasa sin contextar convencido de mi razon: me trata de adulador porque digo que el Café de Moratin, á quien no conozco, es buena comedia, reprehendiendo el admirar lo digno de admiracion: me llama envidioso, olvidado de que soy Pedro Rico, envidiado de todos por mis coplas, y por mi fama; y últimamente, sobre la comedia de vmd. dice tantos y tan descabellados desatinos, que no sé como vmd. ha tenido valor para dexarlos publicar.

¿Conque ya se acabáron los magueristas porque vmd. los ha puesto en ridículo? ¿Conque eran infinitos los que, como su Marques de la Bombonera, decían: prebuanza, maytresas, sobrelas, impitoyable, vucharman joli creatur y badinage; y ya ninguno lo dice porque vmd. les chafó la guitarra? ¡Cosa mas rara! Yo creia que jamas había habido sino hombres afrancesados que, con palabras castellanas y una sintaxîs francesa, [267] corrompian nuestra lengua; pero ya sé que habia muchos que hacian un potage de palabras mal pronunciadas en francés é italiano, con su mezclita de arcaismos castellanos, que no los entenderia el mismo lucifer, y que vmd. con su comedia los ha desterrado del mundo español. ¡Viva el Hércules que ha logrado aterrar tantos Cacos! ¡Vivan las comedias que producen tan buenos y útiles efectos! Ya por fin no encontraremos quien nos embista con sus gafas; quien nos saque los ojos con la cola de su frac; quien nos salude con un citoyen, salud y paz; quien nos arrastre por el brazo con un : alon, partamos, mon amí; quien nos empalague con un: obligatisimo mio caro padrone, y quien corte nuestro vivir con un dó quier. Habrá sí españoles verdaderos, hombres de seso y de fina educacion, que nos regalen con un par de coces; que nos admiren con la seriedad del burro, y que nos hagan honor con descubrir en nuestro teatro el origen de las bellísimas piezas francesas, así como el Cid, que con tanta boca abierta (tales eran los bostezos) acaba de oír nuestro público.

Tales son las conseqüencias que se sacan del modo de reflexîonar de su vocinglero amigo. Pero ya se ve, ¿qué podia vmd. esperar, de un defensor de esta clase, fiándose en su parla y talento, y no en su pulmon y su palo? Quedar mas en descubierto. Así es, que el pobrete, metiéndose á criticar las palabras y frases de mi carta, por el lado de la propiedad y de la gramática, tacha la expresion de echar una mano por el prólogo, porque no sabe que en la caza se echan manos por la tierra donde hay liebres; y tilda la palabra lenguage, porque no ha visto su propia significacion, autorizada por la Academia Española. ¡Qué imprudente presuncion!

Amigo, vmd. no crea, ni pase jamas por lo que diga esta clase de gentes. Ellos vienen á mí, y me exâltan contra vmd. Van á vmd. y le exâltan contra mí: nos enredan, nos comprometen en guerras literarias que no entienden, y despues van á la puerta del Sol á saciar su pasion favorita de vocear y de fanfarronear, vendiéndose por protectores nuestros alternativamente, quando no son dignos de oir ni aun nuestros desbarros. Ya ve vmd. lo que ahora le sucede: ese voceador ceñudo ha tomado la mano para defender á vmd. y ha logrado solo ponerle mas en ridículo. Si vmd. no se hubiera tan ciegamente creido de él, habria deshecho con la mayor facilidad todos mis reparos críticos, y tenia asegurado el lauro; porque en verdad, lo conozco, toda mi crítica es una fruslería, como puede con-[268]vencerse qualquiera con solo leer mi carta. Dexémosla pues, al juicio del público, y seamos amigos en lo sucesivo. Yo lo quiero ser de vmd., y para ello he compuesto á su imitacion una comedia intitulada: El Olfato de la Noche, con el objeto de purgar la Sociedad de algunos abejarucos que nos quedan despues de los magueristas y demas fantasmas que vmd. ha desterrado: tambien la he leido á unas señoras vecinas mias, y quando no las he encontrado en casa, se la he encajado á la criada, de quien he recibido mil elogios; y despues de estas pruebas, las mas seguras como vmd. sabe, solo me falta que la apruebe vmd. para creer yo que es la mejor de todas. Si vmd. acepta, me dexo de críticas para siempre jamas, porque la experiencia me hace ver que nada se consigue con ellas, sino dar fama al criticado, haciendo conocer sus obras. No á todos se puede persuadir que son malas, y el autor siempre gana, y el criticador pierde. No lo dude vmd.

”La critique ne sert qu’a rendre un fat illustre.”

Esto se ha dicho siempre, y es una verdad tan incontrastable, que me arrepiento de mi manía crítica, y desde este momento diré, si vmd. quiere, y á pesar de todo el mundo, que su comedia el Gusto del dia es la mas preciosa de quantas se han escrito y se han de escribir; su locucion correctísima; su estilo propio y acomodado á las situaciones, y por último que es capaz de aniquilar al mismo Kotzbüe si llega á leerla y entenderla. Dios le libre de este susto si es obstinado; mas si es dócil á la razon, póngala quanto ántes en sus manos para que corrija su manía lastimera.

¿Quiere vmd. mas? Pues, si acaso, diré que apénas me llamo Perico. ¡Tal es mi pesar de haberme metido á crítico! aunque no dexa de ser para mí harto consuelo el no haber zaherido á vmd. sino como poeta dramático, siguiendo en esto al célebre satírico, que en ocasion igual dixo de un hombre honrado, pero mal poeta:

“Ma muse en l’attaquant, charitable et driscrete,

Sait de l’homme d'honneur distinguer le poete."

Si yo hubiera seguido la costumbre de morder á la persona ¡quál seria mi pena! Vmd. ha hecho lo mismo que yo: ni se podia esperar otra cosa, de su discreto talento; y así solo he sa-[269]cado de la refriega algunas tarascadas que me tira el valenton, conque estoy contento porque no ha sido mas, como debia esperar de gente tan grosera. Nosotros somos literatos y doctos, y sabremos tratarnos en adelante como es debido. Hasta tanto queda de vmd.

El Traductor coplero Pedro Rico. ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 4 ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3

OTRA CARTA.

La Petimetra en el Templo.

Nível 3► Carta/Carta ao editor► Señor Regañon: No ha de ser todo zurrar á los barbados, y que entretanto se ria muy á su placer el bello sexô. Yo no sé si vmd. es devoto de las hijas de Adan, y si esto le quita el valor para descubrir sus travesuras; pero por si esto es así, quiero sacar á vmd. de este trabajo, y hacerle ver que no son ángeles, aunque lo parezcan, y que si no usan en sus ataques de las armas de la lisonja, el obsequio, y las demas de que se valen los hombres, saben estas conseguir tal vez mas seguras victorias con frialdades aparentes, con languideces, y sobre todo con emboscadas, de que no está uno libre ni acogiéndose á sagrado. Para prueba de esto no necesito mas que referir simplemente lo que me sucedió á mí mismo dias pasados.

Nível 4► Narração geral► Ya habia oido yo decir á algunos prácticos que todo el estudio de las mugeres se reducia á atraerse las miradas y atencion de los hombres, pero creia buenamente que esto á lo mas podia pasar en un concurso profano, como la opera, la comedia ó el bayle. Extrañaba, es verdad, y mucho, el ver que una muger se presentase en el Templo, y aun al tremendo Sacrificio, con el mismo atavío, con la misma desnudez, con la misma desenvoltura, y aun tal vez con mas inmodestia que en el paseo; pero creia que esto no era mas que falta de reflexion y ligereza, hasta que me desengañé por mis mismos ojos.

Aunque no gusto de hallarme en grandes concursos en el Templo, entré un dia por accidente en uno, que por su situacion es muy concurrido á ciertas horas: busqué un sitio retirado, pero en vano, y saliendo á celebrar el Sacerdote, tuve que acomodarme donde estaba: me hallé rodeado por todas partes de petimetres, y lo que aun es peor, de una cáfila de señoritas que parecian unos ídolos; procuré recoger todos mis senti-[270]dos, pero me fué imposible absolutamente el parar la atencion, porque el breve rato que duró la misa, no hubo momento en que no se oyese ya rechinar una caxa de tabaco, á que respondia puntualmente otra, ya levantarse, sentarse en un banco, recostándose sobre el codo, y poniendo una pierna sobre otra; ya toser sin gana, pero siempre con repeticion de eco; ya sonrisitas, miradas, saludos, y otras doscientas irreverencias: todo esto era malo, pero lo mas cruel fué el que á una de estas petimetras se le antojó sin duda el atacarme á mí directamente, y llamar toda mi atencion, que fué buena ocurrencia, porque confieso á vmd. entre paréntesis, señor Regañon, que yo no tengo nada de bonito, ni de repulido: empezó pues la susodicha á jugar de las manos, á disparar miradas, á evolucionar con su abanico, á componer y descomponer la diminuta mantilla, á volver y revolver la cabeza, y en fin, á hacer tantos y tan diferentes visages, que no me fué posible dexar de mirar al tal molino de viento, y por mas señas, que al paso vi en su abanico ciertas figuras que no eran muy propias de aquel santo lugar, ni muy convenientes á la decencia y al decoro de una muger honesta. Lo cierto es que ella se salió con quitarme la atencion, y distraerme enteramente, bien que en mi concepto no consiguió la victoria completa, pues en vez de enamorarme con sus monadas, y de darme alguna idea de su mérito, solo consiguió el que yo la graduase de demente, el que detestase su indevocion, y el que lleno de lástima de un ente tan miserable saliese del templo á toda priesa haciendo mil reflexîones melancólicas acerca de la educacion de nuestras jóvenes. ◀Narração geral ◀Nível 4 Pero ¿qué ha de suceder, señor Regañon? La madre de la tal petimetra será una atolondrada, y, como si lo viera, disputará los cortejos á su hija, y esta si por desgracia se casa dará el mismo exemplo, y criará á sus hijos en el mismo abandono. ¡Y que haya hombres que puedan gustar de tales mugeres! Yo no deseo sino el dia en que estas se vean despreciadas generalmente, que será quando tengamos juicio, y estimado solo el verdadero mérito, esto es, la virtud, la modestia y el pudor, y este seria el mejor castigo, y el mas eficaz remedio á tanta monería, á tanta indecencia, y á tantas otras cosas. Vea vmd. señor Regañon, si uno de estos modos de pelear no es temible, y si una emboscada de estas no es mas peligrosa que un ataque descubierto, y procure poner remedio como lo desea su amigo

Diógenes ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3

OTRA CARTA.

Las Mugeres.

Nível 3► Carta/Carta ao editor► Señor Regañon: Hay tanto que regañar en el dia, aunque nunca habrá faltado, que encuentro disculpa en que no haya vmd. hablado del asunto que intento recordarle, y en esto tiene vmd. fortuna, pues si no la hubiera encontrado no dexaria de regañarle por esta falta, pues á la verdad seria notable si no le disculpasen el corto tiempo que hace que está en su severo empleo, y lo bien ocupado que le lleva.

Nível 4► A la verdad, si se reflexîona sobre los motivos que á todo hombre de honor deben excitar á hacer alguna correccion, que tal vez pueda producir buenos efectos, apenas se hallarán otros mas justos que el detener el torrente que destruye las costumbres, y destierra la virtud de la sociedad. ¿Y hay torrente mas impetuoso, y que mas estragos haga en las costumbres, que la frivolidad y perversidad de las ocupaciones de la mayor parte de las mugeres de nuestros dias?

Si se va á los paseos, si se asiste á los teatros, si se pasa por las calles, si se visitan los templos, y se freqüentan las casas, en todas partes se ve con dolor de los buenos que las mugeres son de gran peso á la sociedad, y parece no estar destinadas á otra cosa que á corromper las costumbres. Tal vez parecerá inmoderada esta proposicion; pero ¿de qué sirviera que yo la moderase, si en público la prueban muy justa las acciones de las mugeres?

Nível 5► Retrato alheio► Entremos si no por un momento en la casa de un infeliz padre de familias; y contemplémosle rodeado de su buena esposa y de sus bellas hijas, de estas del gran tono. Aquella sin acordarse de éstas no tiene mas ocupacion que bostezar á las diez y media de la mañana, vestirse á las once, adornarse lo bastante para parecer bien, sin que se juzgue adorno, sentarse en el blando sofá hasta las dos, y recibir las visitas de los jóvenes frivolos, que engañados de sus afeytes, la creen lo que realmente no es: come despues, duerme la siesta, y se prepara á la grande ocupacion, que es el tocador: empeñada en seguir todos los artículos de la moda, y precisada á desmentir su edad con el aparato de los adornos y afeytes, consume las horas mas preciosas en esta frivolidad hasta presentarse en el paseo á llevarse las atenciones, y en la tertulia á escuchar los [272] cumplimientos y lisonjas de los que han sido alucinados por tan bella perspectiva.

Las bellas hijas que tienen tan buena maestra, concurren por su parte á dar el debido honor á su querido papá. Una excesiva delicadeza, una ilimitada vanidad, un luxo inmoderado, una aficion decidida á los bayles profanadores de la honestidad que se usan en el dia, he aquí su carácter y el de todas las damas del gran tono. Tienen mucho esmero en proveer la casa de gasas, blondas, lantejuelas, y demas baratijas, que á los dos dias de compradas ya no tienen valor el mas mínimo. Penetradas de la justa idea de dar honor á su querido papá, y no perder la dignidad del elevado puesto que ocupa en la nacion, y conociendo quan útil es para eso presentarse con brillantez, no pueden sufrir que otra las iguale en su tren, y basta que otra se presente como ellas para arrojarlo todo al momento, ó quando ménos para darlo á una criada. ¿Y el padre? ¡Infeliz! Sus haciendas las ve convertidas en plumas, gasas y cintas: sus trabajos, sus vigilias, apenas dan lo necesario para toallas de Venus: sus riquezas en fin, las ve trasladadas á la tienda del astuto extrangero, quien al paso que sabe muy bien excitar el antojo femenil con sus perjudiciales invenciones, se aprovecha de la ilimitada vanidad de este sexô para hacer tesoros que despues traslada á su nacion con grande utilidad de ella, y perjuicio imponderable de la nuestra.

Pero las damas del gran tono ignoran estos perjuicios porque ó no saben leer, ó si lo hacen alguna vez, no es en libros que las ilustran, sino en versos y novelas que las acaloran la imaginacion con la pintura de una felicidad ideal y quimérica, y acaban de pervertirlas. Insensibles á las desgracias y á las justísimas reprehensiones del padre de familia que ve consumidas sus riquezas, destruidas sus haciendas, y sin recurso para acudir á las necesidades de su casa, cada vez aumentan mas sus inmoderados gastos, hasta que decayendo enteramente su reputacion y lustre, pasan de éste al abatimiento y la miseria. Ved aquí una familia arruinada por los caprichos de una muger. ◀Retrato alheio ◀Nível 5 ◀Nível 4 ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3 ◀Nível 2 (Se concluirá.)

CON REAL PRIVILEGIO.

MADRID

EN LA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO PE BENEFICENCIA. ◀Nível 1