El Curioso Entretenido: Entretenimiento IV
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Entretenimiento IV.
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Lettera/Lettera al direttore
Señor Curioso. Con el motivo
de verme precisado á obedecer las ordenes de quien
venero, me es forzoso en la estacion, no solo
condescender á sus preceptos, sino
violentar mi alvedrio arrogandome un peso, y cuidado,
que son bastante repugnantes à mi genio.
Esto supuesto, paso á suplicar á Vmd. se sirva
dar à luz sobre el asunto alguna instruccion no solo
util, sino tambien breve, y compendiosa; para que
uniendo con facilidad sus relaciones, pueda sin apelar à
otros subsidios, desempeñar mi obligacion, quedando de
Vmd. siempre El Principiante Directòr.
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Autoritratto
Veome casi en lo mas
florido de mi edad, hecho Padre de familia de un
numeroso Pueblo, pendiendo tal vez de mi conducta
su felicidad; y aunque (á Dios gracias) no me
faltan luces para arreglar su gobierno,
conduciendome, sinò, por las copiosas
instrucciones, que en tantos libros de á folio
yacen lastimosamente sepultádas, no quiero valerme
de este socorro, por lo obscuro è impracticable de
sus reglas, ò lo mas cierto, porque
la prolixa extension de sus discursos, dá nausea
al mas robusto estomago.
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Metatestualità
Mui Señor mio: sin duda alguna
me tiene Vmd. por algun Licúrgo, quando me propone estos
empeños; ò lo que es mas cierto, es algun chusco de
primera clase, y pretende con esta estratagema ver si
corresponden las obras á las palabras: en fin sea lo que
fuere, yo debo cumplir lo prometido, sin entremeterme á
investigár el motivo de su demanda.
Ya oigo á Vmd. decir entre sì impaciente, que à
qué viene todo este farrago con sus pretensiones? Pero
Señor mio, valga flema, y vamos al caso: digo pues, que
con la cosecha de mis papelones, sin poner en los mas
nada de mi casa, satisfago regularmente la curiosidad de
los que me favorecen con sus cartas, no faltandome
tampoco provision de versos para lo que ocurra, ni es
culpa mia privar à sus verdaderos autòres de esta gloria, sino omision, y descuido de quienes los
copiaron, en no incluír su nombre, notando al margen su
edad, patria, y nacimiento. Y pues no se me ofrece por
ahora otra advertenica, pasémos à gobernar el Mundo,
valiendome de la siguiente Muchas congruencias, y primores podia descubrir
en esta imagen de la Republica, ò Ciudad que he
propuesto para imitacion; pero quien la mire con
atencion, y deseo de conformarse à ella, descubrirá un
pequeño mundo de algunas maravillas, que subministran
sòlidos, é importantes consejos á la razon de estado.
Si yo gobernàra el Mundo,
hiciera cosas extrañas, y para tenerlo en pié
cogiera, y no hiciera nada. Todo lo haria al revés,
en caso que hacer pensára alguna cosa à derechas,
pues tengo para ello gracia. Pusiera en la mar cien
velas, para formar una esquadra, y si no tubiera
vasos, la supliria con tazas. Les diera á los calvos
pelo, y con eso adelantaba, el que
muchos peluqueros no urdieran tanta maraña. A los
maridos con Argos en ojos los igualara, y con todo
puede ser no vieran lo que les pasa. No diera grado
à Doctóres; pero sus mulas graduára, porque en
rigor, no son ellas las que los enfermos matan.
Aunque en campaña estubiera, jamàs daria batallas,
con eso los enemigos no haya miedo las ganáran. De
las Universidades todas la puertas tapiára, que
Licenciados con leyes, hacen leyes licenciadas. Mil, dos mil, y tres mil cosas fuera
extinguiendo con maña, las unas porque se extienden,
otras porque se propagan. Por via de buen gobierno
las Comedias desterràra, que yo con mi gran talento
fuera entremès á la Patria. Los toros qué bella
fiesta! Nadie les llegue á las astas, que aunque se
consuman muchos, jamás faltará la casta. Quemára
seiscientos mil, (y con todo no faltáran) libròtes
de medicina, y leyes adulteradas. A las mugeres les
diera lo que mas les hace falta,
juicio querìa decir, mas ellas diràn que plata. A
muchos de los que abogan, à bogar yo los embiára á
las galeòtas de Turco, ò las galeras de Malta. Les
diera à los Escribanos, si es que á mal no lo
llevaran, para cortarse la uñas tixeras
multiplicadas. A las bellezas del tiempo diera para
hermosearlas, polvos, carmin, albayalde, y tambien
agua de cara. En los cafèes yo tendrìa muchas borlas
destinadas, para graduar de Doctòres tanto Bachillèr
que garla. A los soldados les diera,
para asaltar muchas plazas, abundantes municiones, y
mas escudos, que espadas. Yo, en fin, lo erraria
todo, y fuera tal mi desgracia, que si pretendiera
errarlo, puede ser que lo acertára.
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Autoritratto
Desde mi tierna edad
tube una innàta propension à los libros, y
papeles, y aunque jamás me faltò
tiempo para mis diversiones, siempre dediquè
algunas horas á la lectura, procurando recoger
quantos manuscritos se me presentaban, ya
satisfaciendo su importe, ò ya tal vez tomandome
el trabajo de arrancarles la grasa, y mugre que
contraxeron sirviendo de cubierta à varios
encargos: por esta razon, en el dia, sin saber
como, ò quando me hallo hecho Escritòr, viendose
mi nombre por las fachadas de los libros, y
esquinas en letras de molde, y casi estoy tentado
(siguiendo la moderna practica) de esculpir mi retrato en sus frontispicios, para
vincular en la posteridad su memoria.
Instruccion politica.
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Gobernar, es dirigir los
subditos al debido fin, como el Piloto gobierna la
Nave al puerto: el fin es vivir bien, esto es,
conforme à las leyes de razon, y la razon es el alma
de la ley: luego quien siguiere su
luz, no tropezarà en los abismos, y tinieblas del
erròr; mas ¿quien podrá verificar este universal
aforismo en innumerables individuos? ¿Quien conocer
los efectos de la razon, entre tantos del apetito, y
sus pasiones? ¿Quien apartar la mentira de la
verdad? Accion es dificultosa; pero con todo
propondrè un exemplar, en que vean como en un espejo
las reglas que deben observarse en qualquier
christiano, y politico gobierno: este exemplar serà
lo mas cercáno, y semejante à nosotros, que es el
hombre, cuya compostura, y acciones
naturales, son tan manifiestas, que ni el
entendimiento se escusarà con la ignorancia, ni la
memoria con el olvido, pues una, y otra tendràn á
todas horas presente el objeto: conviene que la
Republica imite al hombre; y siendo él quien la
gobierna, serà imitacion de sì mismo: segun
distintos respetos, ò segun mas demostrable
Filosofia, una parte imitará á otra: la superior, à
la inferior: la libre á la necesaria: y la racional
à la sensitiva. Es el hombre un compuesto fisico de cuerpo, y alma racional: del mismo
modo la Republica se compone de cuerpo (que es la
plebe) y alma racional (que es la prudencia de los
Magistrados.) El hombre vive pacifica, y
virtuosamente, quando no dejandose arrastrar de su
inclinacion, triunfa de sus pasiones sujetando el
cuerpo al espiritu. Si el cuerpo no está sugeto á
las leyes de la razon, reinarán en èl los vicios con
mortal dolencia. En las tres potencias se hallan las
partes esenciales de la politica: en el
entendimiento la prudencia, y conocimiento de las leyes: en la voluntad el amor à los
subditos: en la memoria el cuidado de lo preciso: y
tambien miro en ellas los nobles, y superiores de
este pequeño mundo, numero suficiente, y no de poca
conveniencia. Los sentidos son los ministros por
donde se debe dirigir, viendo, y notando con ellos
las necesidades, de los pobres; oyendo igualmente
ambas partes, pues para eso pròvida la Naturaleza,
nos adornò con dos oídos, uno para la queja, y otro
para el descargo, indagando la buena, ò mala fama de
sus patricios; viendo por sì los
negocios, tocando con sus manos las acciones de
mayor importancia, y haciendo disfrute el Pueblo una
tranquila, y deliciosa paz, no olvidando al mismo
tiempo las prevenciones de la guerra. Es el corazon
principio de la vida, y de las venas; lo es tambien
de la alegria, y tristeza; y finalmente, guarda del
calor natural: està en medio del cuerpo, y aunque se
inclina algo al lado siniestro, es para suplir con
su calor la flaqueza, y frialdad de aquella parte.
¿Quien es el corazon de la Republica,
sino quien la gobierna? Principio del sér publico,
de la vida, y de la sangre: la sangre son los bienes
temporales, que ha de mirar como propios, y los
propios como agenos: conservacion del calor que la
vivifica, del zelo del bien comun, en quien consiste
la general alegria, y tristeza: indiferente en el
medio de todos, para dàr á cada uno lo que es suyo,
que ese es el atributo de la Justicia; inclinandose
siempre à la parte siniestra como el corazon, esto
es, á la mas debil, y pobre, para que no decline,
pues quando un infelìz se querella de
un Poderoso, seguramente le faltan ya los resortes
de la tolerancia, queriendo ellos en fuerza de su
poder, devorar lo poco que con el sudor de sus
fatigas conservaron: muevese continuamente, como lo
debe hacer el Superior vigilante, y solicito del
bien comun, pues debe abandonar toda inaccion,
inquiriendo quanto acontezca. En la cabeza, superior
à todos los miembros que aman, defienden, y
hermosean esta prodigiosa maquina del cuerpo,
reconoce la que lo es de la Religion venerada de
todos los Fieles, en quien resplandecen, como en esfera mas alta, las luces de los
sentidos, con la eminencia de las gracias, y
virtudes. En los brazos se mira el premio, y el
castigo, y los otros dos brazos Eclesiastico, y
Secular. En huesos, y nervios, las fuerzas, y armas.
En el estomago hallareis la justicia distributiva,
que sin excepcion de personas, recogiendo en sì todo
el mantenimiento, distribuye despues à cada miembro
lo que ha menester, segun su calidad, y fuerzas: la
conmutativa, en que buelve quanto recibe en
diferente especie: la vindicativa, en el castigo del miembro que se torciò, consintiendo,
si es menester cortarlo, todo el cuerpo, aunque con
dolor comun, para que no se gangrenen los demàs
miembros. Cuide el Magistrado del alivio, y sustento
de sus subditos; castigue los delitos con afecto de
piedad: corte animosamente, si precisa, el miembro
inutil, por salvar el todo. Como diestro Medico sea
tambien recatado en las sangrias, que la vida està
en la sangre, porque la conserva; y si el cuerpo se
enflaquece ¿qué fortaleza tendràn cabeza, y corazon?
Los vasallos, y subditos cumplan con
sus obligaciones, acudiendo al Principe liberalmente
en sus necesidades, obedeciendo sin violencia sus
preceptos, porque un tiempo que los miembros se
conjuraron contra el vientre, y le negaron el
sustento, en verdad que corrieron igual fortuna, y
todos perecieron. En los ojos se vé el estado del
Matrimonio, sin el qual queda el cuerpo de la
Republica inutil: á dondo mira el uno, mire el otro,
que si el marido mira al Cielo, y la muger à la
tierra, ò al contrario, serà un inextinguible
incendio. Muchas, y admirables son las
oficinas para diferentes ministerios corporales;
esto mismo conviene á una Ciudad bien dirigida, y
gobernada. No consiente el cuerpo (aunque forzosos)
excrementos, ni superfluidades: ni la Republica es
bien que los consienta; no obstante, no todo lo
superfluo se escusa, ò se puede expeler: cortense
las uñas mal opinadas, y los cabellos holgazanes:
los pies andan como pies, y sustentan el cuerpo, mas
no pretenden ser cabeza. Los Artesanos trabajen si
quieren andar seguros, no aspiren à
caballeros, pues pervertido el orden natural, se
reduciria el Mundo á su primera confusion. Lo mismo
digo de las manos; ellas se exercitan en las
funciones conducentes á la conservacion, no
aspirando à ser ojos, ni dientes. Los plebeyos si
nacieron, y se criaron en oficios, exercitenlos,
porque de lo contrario se invertirìa el orden de los
estados: no por que los pies deslizen, y dèn con el
cuerpo en tierra, las manos se ofenden, y con un
palo los castigan, nò; la charidad debe disimular
faltas de los proximos, que es el
vinculo de la paz, como la union de cuerpo, y alma.
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Gobierno ridiculo de
un Patàn Moderno.
Carta
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Lettera/Lettera al direttore
Señor Curioso: La perversa
condicion de mi Marido es la causa de molestar à Vmd. en
el fin, de que dandola al Publico, le sirva tal vez de
correccion, y mas quando ansioso todas las semanas
compra sus discursos. Es constante, que no
me escasèa nada de lo preciso para mi decencia,
tratandome con el amor, y respeto, que se le debe à una
muger de mis circunstancias; pero con todo, su
ridiculèz, y extravagante genio me obligan à vivir tan
mortificada, que sobrepujan sus impertinencias á las
satisfacciones, que por otra parte me tributa. Y para
que Vmd. venga en conocimiento de mi razon, haré
presentes sus extravagancias, à fin de que como
imparcial dé Vmd. su parecer en la materia. ¿Es regular
acaso, que teniendo una summa aficion por
los vestidos de maja, y gitana, me haya de privar de su
uso? Respuesta. Sì. ? Es bien parecido,
que hallandose otras siempre rodeadas, y asistidas de
petimetres, y oficialitos, à mì me prive enteramente de
su trato? Sì. ¿Es soportable, que contra la comun
practica me haya prohibido enteramente el agua de cara,
y otros alivios? Sì. ¿Es puesto en razon,
que haya despedido un bello muchacho peluquero, porque
se estaba dos, y tres horas peinandome, valiendome en el
dia de una muger para el efecto? Sì. ¿Es conforme à mi
estado, que no he de ser dueño de mi libertad, dandole
parte si quiero mover un pie de casa? Sì.
¿Es justo, que siendo tan crecidos nuestros intereses,
no me permita una Nutrix, haciendo que crìe una niña con
detrimento de mis perfecciones, y hermosura? Sì. ¿Es
bien hecho, que los criados han de ser siempre por su
eleccion, interesandose en los asuntos mas mecanicos, y
peculiares de la casa? Sì. ¿Es acaso decente, que à
todas horas, y en todos sitios lo tenga
siempre al lado como faltriquera? Sì.