Citazione bibliografica: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm.21", in: El Regañón general, Vol.1\21 (1803), pp. 161-168, edito in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Gli "Spectators" nel contesto internazionale. Edizione digitale, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1467 [consultato il: ].


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NÚM.° 21.

Miércoles 10 de Agosto de 1803.

SECRETARÍA.

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Concluye la carta del Número antecedente.

Livello 3► Lettera/Lettera al direttore► Estoy muy distante de confundir á nuestro censor con los autores de aquella proposicion; pero dígame por su vida: ¿qué hombres sensatos son esos que nunca podrán llevar á bien la introduccion silogística en las verdades mas santas y de fe? (Número 4. pág. 29.) Serán los Aquinos, los Buenaventuras, los Alfonsos de Castro, los Vegas, Sotos, Victorias y otros tales? Ya se ve claramente que no. Y por la misma razon no serán tampoco “Cano (ibid.), Tostado, Arias Montano, y otros muchos doctores así Salmaticenses como de las demas universidades de España, los quales han sido antorchas que nos han hecho y nos harán siempre ver el camino mas recto que debemos tomar para entender las santas Escrituras, los Padres de la Iglesia, y demas escritores ortodoxôs.” Si estos pues son tan apropósito para enseñarnos la teología, ¿con qué conseqüencia escribe á renglon seguido: “yo quisiera ver desterrado el utrum de una ciencia en que se trata del dogma de nuestra Religion?” ¿Hay por ventura vocablo mas freqüente que el utrum en los escritos de estos doctores?

Pero lo que verdaderamente escandaliza es que “solo el nombre de Controversias teológicas deba escandalizar á todo christiano.” Segun esto, ¿qué haremos de aquellas obras inmortales en que se establecen sobre solidísimos apoyos los dogmas sagrados del catolicismo, y al mismo tiempo se rebaten con denuedo los dardos sofísticos que contra ellos disparan los hereges? ¡Las habremos de entregar á las llamas! ¿Qué juicio formaremos tambien de la sabiduría y mérito de un Belarmino, de un Natal Alexandro, de Petavio, Gotti, Tournely, Boucat, Berti y demas controversistas famosos?

[162] Confieso ingénuamente que si alguno me atacara con estas reflexîones, no sabria responder sino diciendo: ”Causa miedo seguramente (Número 1.° pág. 5.) ver aquellos enormes libros de á folio: las carnes tiemblan en empezándose á hojear mamparas llenas de letras: hasta la vista misma se resiente y cansa al repasar un exército de letras extendidas en una sábana de papel... Por fortuna ya se ha pasado esta moda, ya no vemos estos gigantes literarios.” Y desde que no los vemos no los conocemos. = El respeto con que miro ese Tribunal, señor Presidente, y mi amor nativo á la moderacion, no me permiten añadir algunas reflexîones algo fuertes que ahora mismo me ocurren. El asunto no es de tan poco interes como parecerá á alguno poco reflexîvo; pero me lisongeo de que la alta comprehension de vmd. y su conocida equidad no darán sentencia alguna favorable á las expresadas pretensiones del Fiscal.

Por lo que mira al Amigo de los Jóvenes (ó sea por lo que respecta para usar de su verbo latino Número 13. pág. 103), es indispensable advertir que no ha dado con el verdadero camino de inspirar amor á las bellas letras. Parece que fué escogiendo los argumentos mas miserables y distantes de su intento; sobre lo qual tal vez escribiré otra carta, si esta tiene buena suerte. Limitémonos al caso de los estudios escolásticos. Dice que son un obstáculo que miéntras subsista no lograremos que florezca en nuestra patria aquel estudio deliciosísimo (pág. 100). ¿Y no dice bien? Por eso Bossuet, tan versado en las Controversias teológicas como en las opiniones de la escuela, fué tan poco diestro en el arte de persuadir. Por eso son tan despreciables las poesías griegas y latinas del P. Petavio. Y aunque alguno me diga que todos los buenos inteligentes las celebran mucho, yo replicaré que no los sigo en esto. No fué mal controversista Daniel Huet, y por eso sin duda fué un niño de teta en las letras humanas. El desaliñado Prædium rusticum del P. Vaniere, y sus demas poesías, dan bastante á conocer quan poco gusto puedan inspirar á sus discípulos los Maestros ergotizantes; y esta misma es la causa de que Tasso hubiera sido tan mal poeta. ¿Qué tal? ¿no voy bien?

Mas aunque estoy convencido de esta verdad, quisiera para afirmarme mas en ella que nuestro Amigo me resolviese una dificultad, que no es floxa, á mi corto juicio. Quando se restauráron las letras en tiempo de Julio II. y Leon X. y despues en tiempo de Luis XIV. ¿estaba ya arruinado el obstáculo del ergotismo en Italia y Francia? Entretanto que salgo de esta du-[163]da, suplico á los estudiosos de nuestras historias literarias, que sin perder de vista el estado en que se hallaban en España en los siglos XVI y XVII las facultades de pane- lucrando, reflexîonen sobre el mérito de las obras de Fr. Luis de Leon, Juan Villen de Biedma, Vicente Espinel, los dos Alvaros Gomez, Antonio de Guevara, Tomás Correa, este célebre competidor de Mureto, Ercilla, Lope de Vega, Góngora, Calderon de la Barca, Cervantes, sin olvidarse de Juan Luis de la Cerda, de Salablanca, de Cascales, de.... Mas ¿será posible numerar todos nuestros varones ilustres por su literatura, que floreciéron en aquel tiempo en que el ergo resonó mas alto que nunca en nuestras aulas? ¿No es cierto que cada uno de los que llevo citados (exceptuando muy pocos) hizo mas silogismos que todos los ergotistas juntos que hoy tenemos?

Pues ¿qué diré de los célebres oradores sagrados que tuvimos en el siglo XVI? La nobleza de sus pensamientos, el nervio y solidez de su estilo, la acercada economía de su erudicion, la fuerza de sus reconvenciones, y las qualidades todas de un digno ministro de la divina palabra, los hacen admirables aun á los mismos extrangeros, tan poco amigos de reconocer nuestras glorias. Sin embargo, nadie ignora que fuéron todos ellos unos terribles ergotizantes. Pero no se contentáron con este solo estudio, sino que juntaban á sus profundas meditaciones sobre los príncipes de la escuela, una suma aplicacion á la lectura de los mejores maestros de la eloqüencia griega y romana, y de los Padres de la Iglesia que mas sobresaliéron en esta bella arte. Si los oradores de nuestros dias siguieran estas mismas huellas, no saldrian á luz tantos discursos llenos de pedantismo, de voces altisonantes, frases puramente francesas (como, por exemplo, decidida aficion pág. 101.), sinónimos aglomerados, expresiones poéticas, epitetos mal aplicados (como sangrienta artillería pág. 100.) y otras cosas semejantes, hijas legitimas del estudio de las bellas letras mal dirigido.

Digo mal dirigido para preocupar la modificacion con que piensa nuestro Amigo ponerse á cubierto de qualquier censura, diciendo (pág. 10.) “que la barbarie es hija legítima de los estudios escolásticos mal dirigidos:“ pues como tengo ya insinuado ántes, toda clase de estudios mal dirigidos puede producir la barbarie y otros vicios, segun el rumbo que tomen en su extravío. Es pues un golpe poco maestro aquella restriccion; y así vemos que el mismo que la hace, á pesar de su buen gusto, ha caido en no pocos defectos de literatura, como tengo [164] insinuado, y á los que podrian añadirse los siguientes: la culpa son ellos mismos y no sus hijos (pág. 100.), por decir la culpa es de ellos, ó está en ellos, &c. Mas: no es tan fácil el hombre (falta un que) ó la muger las contenga, &c. item: al nivel de las otras naciones (ibid.): en vez de, al nivel con las de otras naciones: en fin, por no ser molesto; raro es el hombre (pág. 101.) cuyos padres desde la cuna le hayan infundido, &c. que es decir, segun creo, cuyos padres sentados en una cuna como en una cátedra le hayan, &c. = ¿Y es este el hombre que insta porque se destierre el ergotismo (pág. 104.), como obstáculo del estudio deliciosísimo de las bellas letras?

Señor Presidente: yo tengo otras pretensiones muy diferentes, y son que vmd. continúe sus esfuerzos en favor del buen gusto en todos los ramos de ciencias y artes; y así como no ha intentado hasta ahora destruir ninguna de ellas, sino reformarlas en la parte que lo necesitan, lo mismo decretará en órden al escolasticismo, de cuyas ventajosas utilidades tenemos repetidas experiencias desde el siglo XIII hasta nuestros dias. Fuera de que puede decirse, sin peligro de errar, que por lo general la direccion de los estudios teológicos se halla hoy entre nosotros en un estado nada inferior á la de los estudios de la filosofía, jurisprudencia y medicina. Salud.

El Escolar Andaluz. ◀Lettera/Lettera al direttore ◀Livello 3

OTRA CARTA.

Señores Regañon general y Tribunal Catoniano.

Livello 3► Lettera/Lettera al direttore► Muy señores mios: Han de saber vmds. que yo soy por mis pecados autor de una comedia que se intitula: El Chismoso. Esta fué representada en Madrid, y dicen que no desagradó, y aun añaden que ha tenido igual suerte en todos los teatros de España, lo cierto es que en esta ciudad fué felicísima su representacion, y que yo puedo surtir de laurel, con los que me consagráron mis compatriotas, á todas las fábricas de escabeche del universo mundo. Confieso á vmds. que me sirvió esto de la mayor satisfaccion, y que estimulado de aquella vanagloria emprendí traducir, y traduxe la Andria de Terencio, aliviándola de algunas faltillas que creí hallar en ella, y acomodán-[165]dola como mejor pude á nuestro teatro, cuya traduccion miraba yo como el segundo paso de mi carrera dramática: andando en esto llegó á mis manos el Número 6 del Memorial literario con la censura de mi comedia, y aunque no salí tan maltratado como esperaba, porque tenia ciertos recelillos de que seria criticada con todo rigor, aunque se hiciéron elogios en la censura del talento dramático de este pecador, anunciando que le consideran capaz de mayores progresos en la carrera cómica, si se dedica á cultivarla con esmero, con otras cosas que pudieran desvanecer al ménos presumido: sentí sin embargo un poco de molestia, pareciéndome que parcialidad ó poca inteligencia habian dictado aquella censura, porque, como va dicho, estaba y estoy en mis trece de que alguno de los Editores, Compiladores, ó como ellos se nombran Redactores del Memorial, tenia particular encargo de apretarle la mano, y zaherir quanto se pudiera al pobre Chismoso. En suma, la censura me incomodó un tanto quanto; y así determiné escribir y escribí el adjunto papel, con ánimo de imprimirlo junto con la Andria, que pensé publicar entónces: varios motivos me distraxéron de este pensamiento, pasóse el calorcillo que por aquel tiempo avivó mi refinada pereza, y acabóse todo. Pero viendo que el periódico de vmds. puede y debe mirarse como una pública palestra, donde podrán medir sus armas los espadachines literarios, me determino á remitirles ese Pasagonzalo para que lo incluyan (si les place) en el Regañon, que quizá con eso saldrán los señores Redactores al palenque, y veremos quien tiene el hígado sano.

Metatestualità► Si vmds. acceden á esta solicitad será muy del caso que incluyan igualmente la censura del Chismoso, pues contribuirá infinito para orientar á los lectores en el particular que motiva mi escrito. ◀Metatestualità Salud y pesetas. ◀Lettera/Lettera al direttore ◀Livello 3

NOTA.

Metatestualità► Á pesar de ser el presente Pasagonzalo un poco largo, y no poderse arreglar por este motivo á un papel periódico como el nuestro sin dividirlo en varios Números, ha determinado el Tribunal Catoniano el que se dé de este modo para no privar al público de una produccion poética llena de gracias, y que contiene muchos pensamientos y reflexîones dignos de su atencion.

No se incluye la censura del Chismoso porque qualquiera la puede ver en el Memorial literario, Número 6, y es bastante larga para este papel. ◀Metatestualità

Livello 3► Lettera/Lettera al direttore► Livello 4►

UN PASAGONZALO
Á LOS AUTORES DEL MEMORIAL LITERARIO.

Chacun à ce metier
Peut perdre impunement de l’encre et du papier.

Boyleau.

Dice Boaló que puede cada quisque

Gastar papel y tinta quanta quiera,
Y escribir necedades á porrillo,
Que ninguno por eso irá á galeras:
Y usando, á mi entender, de este permiso,
Muchísimos se toman la licencia
De hablar de todo, y criticarlo todo,
Deundedeo, y pegue donde pueda;
Tales son los famosos Editores
Del Memorial, que chocan y enderezan
Con quanto se les pone por delante.
Su intrépida censura nada encuentra
Que la cause pavor: el gran Quixote
Que, por favorecer á Melisendra,
Tira tajos, reveses, cuchilladas,
Altibaxos, mandobles, y no dexa
Títere con cabeza en el retablo,
Ni aun puede darnos una leve idea
Del valor de estos héroes literarios:
Nada les pone grima, desaprueban
Ó elogian como place á sus mercedes;
Esperan temerosos su sentencia
Los míseros Autores, y ninguno
Se atreve á suplicar, aun quando sea
La mas desatinada: ¡tan temible
Es el alto concepto de su ciencia!
Boaló se los permite, vaya en gracia,
Y pues hay quien se gaste las monedas
Por ver sus admirables producciones,
Consuman tinta y desvalaguen resmas
Hasta que yo les diga que hay bastante,
[167] Vayan con Dios, y escriban quanto quieran,
Quien me mete en camisa de once varas,
Afuera quebraderos de cabeza,
Con su pan se lo coman, buen provecho,
Haya paz, lo demas es mala cuenta.

¿Pero, habré yo de ser tan indolente,

Que, quando en otra cosa no me meta,
Sufra que al hijo mio de mi alma,
El primer fruto de mi estéril vena,
Don Fermin Faramalla, aquel muchacho,
Cuyas malditas gracias, cuyas prendas
Tan celebradas son en los teatros,
Me lo motejen, riñan y reprehendan?
Si paso por tamaña demasía
Temo que han de poner de vuelta y media
Á mi amada Pasíbula, que es mia
Si es de Terencio, porque tengo á ella
Tanto derecho como tuvo él mismo,
Y si digo que mas, quizá no mienta.
Pues no ha de ser porvida de otro tanto,
Salgamos de una vez á la palestra,
Que tambien tengo yo mi media espada,
Y ha de bastarme y aun sobrar con ella.
Quando el tal Memorial salió ofreciendo
Tratar, no menós, que de todas ciencias,
Artes, descubrimientos y progresos,
No es cosa, en todo género de letras;
Y no en lo general, que fuera mucho,
Sino en particular, que es lo que aprieta,
Dixe: ¿son estos hombres ó demonios?
Porque aun para los diablos es empresa.
¿Si tendremos el parto de los montes?
Vaya, veamos esto en lo que queda,
Que mas será el ruido que las nueces,
Y á fé que es el refran una sentencia.
Leo el primer renglon, primer absurdo,
Primer disparaton, eh, la primera
Y en tierra, como allá decir solemos,
Así dice1 : el objeto de la ciencia
Es el conocimiento (¡pobres hombres!)
[168] De la verdad. Á fe que no me queda
Que sentir, ya está visto este retablo,
Dixo bien el que dixo, por la muestra
Se puede ver el paño, y por la uña
Se conoce tambien á la gran bestia.
Señores Catedráticos, maestros
De todas artes y de todas letras,
El que conoce la verdá, ese sabe.
Conocer la verdad, es tener ciencia.
Este conocimiento, no es su objeto,
Es ella misma, entera y verdadera.
¿Seria la ciencia objeto de sí misma?
Quando suele decirse que las ciencias
Miran á la verdad como á su objeto,
La expresion dice cosa muy diversa.
Que por ciencias se entienden los distintos
Ramos de estudios, rumbos ó carreras
Por donde el hombre á la verdad camina.
Pero pasemos á admirar la idea
Del siglo diez y ocho, otra te pego.
Señores, atencion que así comienza2 :
¿Dónde está ya el diez y ocho? sumergido
En el abismo de la nada
; esa
No pasa, el diez y ocho está en la tabla
y lo saben los niños de la escuela.
Pero ¿qué es el abismo de la nada?
¿Qué pasmarota ó palabrada es esta?
Si por siglo se entienden los cien años,
Jamas han exîstido á buena cuenta
Cien años en el mundo, y es mas fácil
Que junte cien millones un poeta,
Que el encontrar un siglo de ese modo. ◀Livello 4 ◀Lettera/Lettera al direttore ◀Livello 3

Se continuará. ◀Livello 2

CON REAL PRIVILEGIO.

MADRID

EN LA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICENCIA. ◀Livello 1

1Memorial Literario, Número 1.° primera línea.

2Memorial Literario, Número folio 14.