Cita bibliográfica: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm.19", en: El Regañón general, Vol.1\19 (1803), pp. 145-152, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1465 [consultado el: ].


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NÚM.° 19.

Miércoles 3 de Agosto de 1803.

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COSTUMBRES.

Nivel 3► Metatextualidad► No me canso de regañar quando noto los abusos sobre este punto y sobre la educacion, porque estas dos cosas hacen la felicidad de la especie humana en esta vida. Que se represente una comedia tonta ó disparatada, que el cómico A ó B lo haga de esta ó de la otra manera, que los teatros cada dia esten mas atrasados ó mas adelantados, que se dé á la prensa un libro lleno de tonterías, que publique el Diario cartas eternas y sin gracia, en que se expurgue hasta el menor descuido del Regañon, y que el estado de la literatura española no esté en el mejor pie: todo esto sin duda merece ser criticado y reprehendido para su enmienda, pero no debemos emplear en su correccion todos nuestros desvelos, porque muy bien podemos ser felices, y vivir sin penas en la sociedad, aunque no se representen mas comedias que las de Pedro Bayalarde, ni se publiquen mas libros que las Conversaciones instructivas, ni se pongan en el Diario mas cartas que las que hasta aquí hemos visto contra el Tribunal Catoniano. Lo que interesa principalmente, y en lo que debemos emplear toda la fuerza de nuestra autoridad, es en la enmienda de las costumbres y de la educacion. ◀Metatextualidad

Nivel 4► Uno de los vicios á que mas se acostumbran los hombres es la pereza. Esta es una enfermedad tan general, que su correccion puede ser de la mayor utilidad para el público. No hay persona que no sea acometida por este vicio, y se encuentran millares que pierden mas tiempo en decidirse, reflexîonando entre dos negocios que tienen que despachar, qual han de hacer primero, que en executarlos ámbos. Esto sin duda debe provenir de que los tales individuos no tienen alguna ocupacion de necesidad absoluta que les ponga el espíritu en movimiento, y [146] les saque de su letargo. Si hubiera ménos eleccion en nuestras ocupaciones tendriamos mas tiempo para todo, porque lo arreglariamos entónces, y lo dividiriamos en varios espacios destinados unos para el trabajo y otros para el placer; pero quando la indolencia lo ocupa todo no hay lîmites que nos guien en nuestras operaciones. Si el tiempo de un individuo fuese circunscripto en sus negocios, á la manera que lo está un arroyo en sus orillas, él tendria un curso determinado; pero estando extendido en un lago ancho, es un abismo de agua cenagosa y detenida, que al fin viene á ser inútil.

No hay inclinacion alguna por fuerte que sea, no hay acceso de cólera, ni deseo de venganza, que el hombre no pueda sofocar aunque con trabajo; pero la pereza, aunque obra con lentitud, se arraiga tanto en el corazon, que arruina el fundamento de todas las virtudes. Me atrevo á decir que valdria mas padecer el yugo de un vicio activo y fuerte, que poseerse de esta enfermedad del espíritu que le da tan mal colorido á todas las acciones humanas. No hay tanto riesgo en una borrasca como en una calma é inaccion perpetua, y en vano adquirirán nuestras almas las mejores qualidades si no tenemos la fuerza y resolucion de manifestarlas. La muerte iguala á todo el mundo; y la indolencia que es su imágen, no hace que se distinga el hombre mas grande del mas pequeño. ¿De qué sirve el poseer los mas ricos talentos si se tienen ocultos y casi sepultados? Tan útiles son para el que los tiene, como es un pedazo de oro para un avaro que no se atreve á tocarlo siquiera.

El dia de mañana es siempre el término en que lo remedian todo los perezosos; pero este dia llega, se pasa, y permanecen siempre en la misma inaccion, sin considerar que el tiempo presente es quien todo lo puede, que el por venir aun no ha llegado y es incierto, y que el pasado ya no exîste, ni puede revivir sino del modo que reviven los padres en sus hijos, es decir, teniendo presentes las acciones que han executado.

El tiempo de la vida no debe contarse por el número de años, sino por el uso que hemos hecho de ellos, de la misma manera que la extension de un terreno no es la que da valor á una hacienda, sino su beneficio y producto. ¡Demasiado miserables é insensatas son las criaturas que vienen á ser pródigas en la única cosa en que la avaricia seria una virtud! Nada hay en el mundo que nos embarace mas que el tiempo, y jamas se han buscado tantos recursos para perderlo insensiblemente sin el menor provecho. Se economiza y guarda el dinero con mucho [147] ardor, al mismo tiempo que se disipa sin el menor remordimiento lo que hay de mas precioso en la tierra. En el dia de hoy se debe tener el mayor cuidado de no parecer escrupuloso en el empleo del tiempo, especialmente si uno quiere ser tenido por hombre de talento, ó si teme el epitecto escandaloso de loco ó lunático; pero los hombres mas grandes de todos los siglos tuviéron otra idea muy diferente, y Sócrates y Demóstenes nada perdiéron de su reputacion por haber trabajado continuamente en corregir sus propios defectos, y en cultivar sus buenas qualidades. Se sabe muy bien la pena que le costó á Ciceron el adquirir su eloqüencia: Séneca asegura en sus cartas á Lucellio que no se pasaba dia sin que leyese ó escribiese alguna cosa de los mejores autores; y finalmente, me acuerdo de un pasage de una carta de Plinio el menor, en que refiere el modo que tenia de emplear el tiempo. Despues de contar muchas de sus ocupaciones se expresa en los términos siguientes: Algunas veces voy á cazar, y en tanto que mis criados tienden y preparan todo lo necesario, saco yo mi libro de memoria, á fin de ocuparme en alguna cosa útil para mis estudios, y si sucede que no cace cosa alguna, traigo á lo menos á mi posada algunos pensamientos nuevos, y me libro así de la mortificacion de no haber cazado nada en todo el dia.

Estos exemplos, y las razones que expongo arriba, no creo yo que sean inútiles para una multitud de hombres á quienes domina el vicio de la pereza; y aun ellos mismos deben desear el corregirse de un defecto con el que estan tan bien hallados, y que algunos miran como cosa laudable, ya porque aman el estado de la indolencia por sí misma, ó porque se imaginan recibir un nuevo lustre quando demuestran hacer sin pena alguna lo que á otros les cuesta una grande aplicacion. Seria utilísimo que cada individuo reflexîonase sobre el papel que le ha tocado representar en el mundo, y sobre la idea que dexará de su conducta á los que exîstan despues que él. Si se dirige la vista sobre el todo de nuestra especie se verá que la mayor parte de los hombres no merecen una memoria siquiera despues de su muerte, porque no dexan señal alguna de su exîstencia, y se les olvida como si no hubiesen exîstido jamas. No son sentidos ni por los pobres ni por los ricos, y los sabios no se emplean en celebrar su memoria. ¿Qué cosa pues debe merecer mas bien un sempiterno olvido, que una vida en que se han hecho tan pocos progresos para la virtud, y casi toda no se emplea mas que en comer, beber y dormir? Esto no es decir que [148] un hombre pierda el tiempo quando no está empleado en negocios públicos, ó en una carrera de acciones gloriosas. Al contrario, á mí me parece mucho mas útil practicar la virtud en secreto, que descubrirla en acciones ruidosas, y que llamen la atencion. Con un poco de habilidad puede uno exercitarla de diferentes modos, y se pueden tambien merecer los elogios sin escándalo ni vanagloria. Finalmente, yo quisiera que cada individuo formase un diario exâcto de todas las acciones de su vida, aun las ménos interesantes, por una semana siquiera: este registro le enseñaria el verdadero estado de su conducta, y le serviria de guia para lo venidero. En tal dia rectificaria cada uno las acciones que hubiese omitido en otro, y las pesaria así mejor, hasta aquellas mismas que á sus ojos pareciesen indiferentes. ◀Nivel 4 Salud.

El Presidente. ◀Nivel 3

SECRETARÍA.

Nivel 3►

CARTA QUE SE HA RECIBIDO.

Carta/Carta al director► Señor Regañon general: Muy señor mio. ¿Creerá vmd. que con mucho miedo le presento este discurso, sin otro motivo que el que vmd. impone por su carácter? ¿Por qué mil diablos no cambió vmd. el título en que se ha erigido de Regañon por qualquier otro mas lisongero y atrayente, y no que los clamores son: yo no quiero nada con este Tribunal ni con su Presidente: quién se ha de meter en oir rabiar á otro en pago de su trabajo, y por este estilo otras mil cosas? Con todo, me atrevo á suplicar á vmd. que si su mal genio no coloca este papel en el archivo de los inútiles, lo haga incluir en su periódico (de que soy subscriptor con mucho gusto) y de pegarme vmd. algun bufido, no me presento jamas al público sino copiándole los pensamientos de Séneca; de lo que resultará, que si todos siguen el mismo sistema, no se realizarán las intenciones del Tribunal, en que los hombres comuniquen sus pensamientos ó producciones, y para lo que se les convidó quando se creó: Por este supuesto diré:

Nivel 4► Todo el mundo conoce que á la buena educacion han debi-[149]do los sabios este nombre, y los demas hombres sus conocimientos. Unos y otros han reducido las ciencias y las artes al estado en que las tocamos y vemos moral y físicamente, habiendo producido este sistema el adelantamiento general en todos ramos; y la nacion que mas la ha contemplado, poniendo la enseñanza pública en el alto grado de perfeccion posible, proporcionándola y metodizándola en un principio conforme al estado y circunstancias de los jóvenes, es la mas apreciada y seguida de los sabios: este órden fundamental de nuestro adelantamiento lo tenemos casi viciado y aun destruido, quizá sin otro orígen que el contraste entre el mejor deseo de perfeccionarla, y las conseqüencias de una vanidad devoradora, dimanada de la misma ilustracion. Aquella causa está resuelta y disculpada con sus mismos hechos, por consiguiente no hay necesidad de analizarla: de la última hablaremos en resumen; lo demas seria dilatarme mucho, y encender de nuevo la hoguera en que estan poco ménos que achicharrados los hombres sensatos al considerarse en un siglo de cuya ilustracion ha llegado á hacerse por su mal uso, mas bien el suplicio de la sociedad, que el apoyo de la felicidad, no pudiendo ménos de atemperarnos á este principio si volvemos los ojos á la mayor parte de los sugetos que quieren se les tenga por sabios, y no contentos aun con esto, se supongan desayrados si no destruyen las máxîmas mas hermosas y mejor fundadas de nuestros antiguos, respetadas por los siglos todos, y aun veneradas por ellos mismos en sus corazones. ¡Ah miseria humana! me sorprehende el oir á los jóvenes que apénas han leido sin método ni principios quatro obrillas, censurar, y aun vituperar á escritores, cuya memoria deberia serles de un respeto el mas profundo, cometiendo hasta el atentado de querer reducir á demostracion aun aquellos asuntos que por sus naturalezas no pueden pasar nunca de problemáticos. Con que arrogancia nos suponen sordos y ciegos, queriendo taparnos la boca para que nada se les refute, y si por desgracia se les convence de erróneos, sus contextaciones son las mas rudas y bárbaras, confundiendo la luz con las tinieblas, y no queda otro recurso que el de no batir las armas de la razon con las de la insolencia: este es un hecho que no olvidaré en las presentes circunstancias por no verme tal vez obligado á deshacer sin fruto sus problemas, y á avivar los colores con que está pintado el quadro de la experiencia en semejante clase de vicios; mucho mas quando no es mi ánimo corregirlos, ni mis tareas puramente militares pueden dirigirse á usurpar los [150] derechos á los sugetos á quienes únicamente directa ó indirectamente les es propia su correccion: solo trato de recordar á mis semejantes que de nada sirve amar la felicidad si no buscamos y ponemos los medios de conseguirla, estrivando estos, segun comprehendo, en que el Gobierno no debe omitir el premio de los mejores maestros para la enseñanza pública; de lo contrario hay pocos sugetos de un mérito conocido que quieran ocupar estos empleos, quando de casa en casa tienen una subsistencia sobria, de lo que resulta infaliblemente quedar la juventud privada de los mejores apoyos de la educacion; y despues que el hombre conociendo qual es su situacion, no se dexe arrastrar por la soberbia, mirando siempre sus operaciones como base de su felicidad, y que nunca se aleja mas de ella que quando se olvida de que la nacion la han de sostener precisamente los brazos de la riqueza y la industria. La riqueza en el sentido que deberemos entendernos, son los hombres que por envejecida en ellos han llegado á formarse lo que se llama nobles. La industria, todos los que se emplean en las clases de oficios y artes en general: los primeros no necesitan del trabajo material para vivir, sino disfrutar de sus haberes, por conseqüencia los segundos lo han de hacer indispensablemente.

Por esta division política económica confesémonos ya en el camino que debe conducirnos á la cúspide de la tranquilidad, de la segura manutencion, y de la paz inalterable, sin otra accion que llenar cada uno su lugar. La de los ricos consiste en no murmurar ni criticar jamas las disposiciones del Gobierno: el pueblo que duerme baxo el sagrado de que él vela por conservarlo en sus hogares, dispierta incidiendo luego en la desconfianza, discurriendo contra su autoridad, y dando lugar á que el extrangero lo desprecie de un modo vergonzoso: en instruirse á fondo en la economía y política para poder desempeñar los empleos de la patria, y segun las reglas establecidas, empezando por lo pequeño: mal podemos descansar en la sima de una montaña sin pasar ántes por su falda, pues además de perder el tiempo para proporcionarse el desempeño en esta parte, es fuera de todo órden aprender ántes la matemática que la latinidad, el idioma extrangero que el patrio; olvidándose algunos ciudadanos de que, quando otras potencias estaban sumergidas en la ignorancia, y no lo tenian, el suyo se hablaba ya en todo el mundo: en proteger á los ciudadanos pobres para proporcionarles el adelanto en sus entretenimientos: es muy sensible á la humanidad que solo empleen estos depositarios de [151] la fortuna sus bienes en vivir qual Caligula, entregados á voluptuosidades y vicios, extendiéndolos al término de adquirirse el nombre de Nerones de la hospitalidad. ¡Ah! qué mal tan general y destructor de lo mas sagrado de la religion y de la humanidad, habiendo conocido los hombres desde los primeros siglos la necesidad que habia de reformarlo, como lo hiciéron por medio de las leyes Orchia, Fannia, &c. &c. Ultimamente, á ellos toca el adelanto, ilustracion, beneficio y seguridad de la patria, desterrando aquel escandaloso y bárbaro sistema de “yo tengo que comer, y en nada quiero meterme” pues todos estamos obligados á ser útiles á nuestro semejantes.

El de los artesanos consiste en aprender primeramente á leer y escribir, y despues un oficio, ó ya sea en el que se entretienen los padres, ó en el de las personas de quienes dependen; pero de elegir el primero, siempre que concurran en ellos las circunstancias que requiera, resultan mayores ventajas á ámbos, y aun á la sociedad: á cierta edad, ó es un salario ménos el que tiene que pagar el padre, ó le produce un sustento igual ó mayor que el que él gana: la sociedad logra, por lo regular, el que este individuo, baxo el interes de la sangre, salga en el oficio, sino perfecto, á lo ménos mas inteligente que lo comun: en tener un especialisimo cuidado de no faltar á entregar puntualmente, ni dexar mal acabados los encargos que se le hubiesen hecho: entónces su subsistencia no podrá ménos que decaer; nadie gusta que se le engañe, y en fin, la aplicacion, economía y moderacion deben serle inseparables. ◀Nivel 4

Me parece haber dicho en resumen los medios de proporcionarse la felicidad cada uno, y por consiguiente el Estado. No podia haberlo verificado en el por menor que exîge una materia tan vasta, sin haber formado de un discurso una obra en folio, y quizá aventurando el fruto; sirviéndome de un particular gusto el que mis semejantes, si los consideran en proporcion y razon, se atemperen á seguirlos en estos dos puntos sin trastornarlos, porque suceden luego todas las desgracias de la vida, como se prueba en un pobre artesano que pone á su hijo á seguir la carrera de la literatura, quando cuenta hasta con el ochavo para alimentarle y alimentarse; de lo que resulta, que en el discurso de cierto tiempo se ve obligado á mudarle de entretenimiento, y entónces este jóven mira con baxeza tomar oficio, quedándose hecho una polilla de la República, á pesar del zelo del Gobierno en prohibir estos infractores de su subsistencia, que nos producirian, si no fuera así, unas conse-[152]qüencias tan fatales como las que nos demuestra la Historia Romana en la época de su felicidad en industria y agricultura; bases fundamentales que sostienen los Estados, y que nos electrizamos al leer los exemplos de nuestros antiguos, quienes, despues de obtener los mayores empleos de la patria, y aun de entrar triunfantes en su capital, pasaban llenos de gloria á ocupar los arados, dexando al pueblo una eterna memoria de patriotismo. ¿Qué conseqüencia tan fatal al ver desaparecer este entusiasmo digno de aprecio, tan luego como abandonáron el cultivo de los campos, convirtiéndolo en luxo y frugalidad? ¿A qué recurrir á comparaciones? Respetemos la sabia naturaleza que quiso formar la pasagera exîstencia en dos clases, y querellémonos á Adan de su testamento: no quiere decir esto que si algun padre conoce en su hijo una brillantísima disposicion (no haciéndole falta su trabajo para vivir) dexe de ilustrarle, pero es menester se vaya con mucho tino para hacer esta eleccion.

Metatextualidad► He considerado inútil tratar de la educacion en quanto á la conservacion de la estructura humana, porque en esta materia apénas habrá quien no sepa seguir un régimen metódico en los alimentos y ocupaciones de los jóvenes para hacerlos robustos; y no se pueden, ó no es fácil dar mas reglas que la multitud que se nos han presentado determinadamente, sin incurrir en un carácter pesado, y tal vez en el disgusto de vmd. ◀Metatextualidad Yo solo deseo no me riña, y que me conozca por su amigo y servidor.

J.M.C.A. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3 ◀Nivel 2

AVISO.

En estos primeros dias del mes sigue abierta la subscripcion á este periódico en los mismos términos que se expresan en el Número anterior.

CON REAL PRIVILEGIO.
MADRID
EN LA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICENCIA. ◀Nivel 1