Sugestão de citação: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm.7", em: El Regañón general, Vol.1\07 (1803), S. 49-56, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1380 [consultado em: ].


Nível 1►

NÚM.° 7.

Miércoles 22 de Junio de 1803.

TRIBUNAL CATONIANO.

Nível 2► Nível 3► Metatextualidade►

Concluye el juicio del Asesor segundo sobre los teatros.

◀Metatextualidade Carta/Carta ao editor► Señor Presidente: Nível 4► Si se exceptúan algunos pocos dramas que tenemos buenos, todos los demas que han visto la luz pública á fines del siglo pasado son una prueba de lo que ántes expreso. En el presente tiempo ha tomado partido, con mucho mas suceso quizás, otro delirio, y es el gusto que notamos por las comedias francesas. Nadie ignora que el teatro frances ha hecho los mayores progresos en el tiempo mismo que nosotros ibamos perdiendo en la escena lo poco bueno que teniamos, que era la invencion, la trama y el lenguage de nuestros dramas antiguos. Las hermosas producciones así trágicas como cómicas de Corneille, de Racine, de Moliere y de otros eleváron el teatro de aquella nacion á un grado que hará honor á su siglo. Los que han sucedido á estos grandes hombres en la era presente, léjos de haberlos imitado, poniendo en ridículo las malas costumbres de su tiempo, y dando el tono correspondiente á la virtud y á la heroycidad, nos han presentado una infinidad de piezas tan distantes de las reglas del arte, como de la decencia, de la moral y del verdadero buen gusto: en lugar de sales cómicas, de artificio y de caractéres, nos hacen oír expresiones picarescas, nos muestran tramas disparatadas y aun escandalosas, y nos pintan rarezas ó caricaturas que no se hallan tal vez en la naturaleza. ¿Qué juicio podrá hacer del teatro frances actual qualquiera que vea el lugar distinguido que ocupan en él las detestables comedias de Beaumarchais? El que sepa que la comedia del Casamiento de Figaró se ha representado en Paris treinta dias seguidos con el mayor entusiasmo de la nacion mas ilustrada de la Europa, ¿no [50] tendrá por embustero á qualquiera que le oiga decir que la tal composicion es la mas inmoral, la mas indecente, la mas calumniosa, y la mas desarreglada que se puede ver? El corto mérito de los dramas franceses originales que en el dia se componen, ha sido causa de que en Francia mismo hayan tomado un partido asombroso los dramas alemanes, y Kotzbué se halla en posesion de la escena de una nacion que en el teatro se ha llevado la palma sobre los antiguos y modernos. La habilidad de este autor en manejar la sensibilidad del corazon humano ha arrebatado los aplausos de casi toda la Europa.

Pasando á tratar de la traduccion y representacion españolas, es preciso confesar que nada necesita una reforma mayor que estos puntos, porque todos los destrozos que han hecho del idioma los traductores de novelas de nuestros dias, son una bicoca en comparacion del lenguage que han puesto en sus tragedias y comedias los de los de [sic] dramas franceses. Si resucitáran los que nos han enseñado á hablar con pureza el castellano, y leyeran la mayor parte de nuestras piezas teatrales traducidas, les habia de dar á todos un tabardillo pintado, quando no se cayeran muertos de repente. Hasta aquellas obras mismas que han sido vertidas por las plumas de hombres erudítos, han carecido de la dignidad conveniente, y han quedado infinitamente inferiores á sus originales; y la causa no parece otra, consultando la experiencia, que la imposibilidad de traducir las obras maestras á otro idioma distinto de aquel en que fuéron escritas. La Iliada, la Eneida, la Jerusalen, el Paraiso, el Telémaco, el Don Quixote, ni otras producciones clásicas ¿han podido ser traducidas ni medianamente? Todo el que ha intentado ponerlas en otro idioma diverso de el del original ha hecho una obra ridícula, y no hay que decir que no hayan sido hombres de talento é instruccion los que han emprendido este trabajo. Cada nacion tiene en la gramática de su lengua una expresion y unas frases que le son peculiares y caracteristicas, y para traducirlas bien se necesitan dos cosas indispensablemente: la primera una inteligencia exâcta del idioma en que está escrito el original, y la segunda un conocimiento perfecto de aquel en que se pone la version; con esto se consigue que el mismo pensamiento del autor puede transmitirse con toda su fuerza, si se le aplica el sentido que le conviene en la lengua que se traduce. Estos requisitos tan difíciles de ser observados en una traduccion qualquiera, son casi imposibles de verificarse en la de una obra maestra: la finura de los pensamientos, y la sublimidad de las [51] expresiones hacen el principal mérito de esta especie de obras, y como estas frases, aun quando se comprehenda muy bien su sentido, apénas pueden explicarse de distinto modo, aun en el mismo idioma, resulta necesariamente que jamas se podrán traducir bien. Si la obra original es en verso, todavía es mayor la dificultad, pues á mas de los inconvenientes expresados, se usa en la rima de cierto laconismo, que aun quando se traduzca literalmente, quizás no seria entendido en la traduccion. De todo lo dicho se infiere que el traducir no es una cosa tan fácil y hacedera como lo creen quatro minimistas de Apolo, que á causa de haber ojeado unas quantas veces el Chantreau, y mal leido algunas obrillas francesas, se ponen á traducir el primer libro que tiene la desgracia de caerle á las manos, sin mas trabajo que el de darle quatro bofetones á los Diccionarios de Gatell, de Cormon ó de Sobrino. Este prurito ha sido causa de que se hayan dado á luz tanta maldita novela, y de que se hayan visto en el teatro una multitud de tragedias y comedias, bellísimas en sus originales, y tan horribles en su traduccion que no han podido sufrirse; de modo, que los que las zurzen se pueden comparar con aquellos despreciables pintamonas que se ponen á copiar los quadros de Rafael y del Correggio. Si los hombres mas erudítos apénas han podido hacer una version sin incurrir en defectos muy notables, ¿cómo se atreven á imaginar estos pisaverdes literarios que pueden hacer cosa que valga un comino no teniendo principios ni conocimientos fundamentales? ¡O miserables traductores! El idioma castellano os debe el incomparable beneficio de su corrupcion; vuestra ignorancia, atrevimiento y mal gusto en elegir las piezas teatrales, nos ha presentado en estos últimos tiempos las composiciones mas viles y despreciables traducidas en un lenguage bárbaro que no es español ni francés. ¿Quándo será el dia que recobreis el juicio, y que estudiando mas, y escribiendo con mas tino, ya que no escribais buenos originales, porque esto no es para todos, á lo ménos hagais mejor eleccion de dramas extrangeros, poniéndolos en el idioma castizo que se hablaba en Castilla, y que por vuestra culpa ya se va olvidando?

Pasemos pues al punto de la representacion teatral que es la piedra de toque en que cada partido sigue una opinion distinta arreglada á su gusto. El declamar no es otra cosa que la imitacion de la naturaleza perfeccionada por el arte en la produccion de las palabras, y de los diversos afectos que nos combaten. Así pues se deben recitar los versos no como versos sino como pro-[52]sa, y darle al sentido que encierran la modulacion conveniente de las palabras, y la expresion adequada de las acciones, procurando con el mayor cuidado evitar la monotonía, porque ésta causa siempre un fastidio intolerable. El arte de representar tiene sus principios y sus reglas como todos, y no es extraño que no tengamos buenos cómicos quando no conocen siquiera el arte que exercen, sino que siguiendo la rutina que han practicado sus antecesores, declaman del mismo modo que han visto declamar. Algunos hay sin embargo que rompiendo el yugo que les ha impuesto la servil imitacion se han atrevido á salir del camino carretero, y observando con un estudio infatigable las vicisitudes de la naturaleza, y el efecto sensible que causan sobre nosotros, han sorprehendido la espectacion del público, desempeñando papeles admirables con aprobacion general. Así pues, lo primero que debe intentar qualquiera que pretenda ser buen cómico es hacer un estudio de la naturaleza, exâminando atenta y prácticamente las diferentes mutaciones que producen en los hombres las pasiones que los dominan, con cuya observación hecha muchas veces, y ensayada en sí mismo, podrá conseguir imitarla perfectamente. En tanto que no se siga este camino, será un prodigio el tener un actor siquiera que pueda ser sufrible en el teatro, porque el disparar versos como bolas de truco, y el dar gritos, lo hace qualquier ciego por la calle. El cómico que pretenda imitar á otro, aunque sea el mas excelente, no podrá ser bueno jamas en su arte, y la razon es bien sencilla. Cada individuo tiene su órgano de voz, y sus expresiones que le son particulares; el que las executa sin violencia describe el círculo que le dicta la naturaleza, lo que no sucede con el que no procura mas que imitar, pues este violenta su expresion, que por mas parecida que se quiera figurar, siempre chocará hasta el oido ménos fino, como que no es natural, y se pasará fácilmente á su costumbre en el menor descuido, como que está en un estado que le repugna. Añádase tambien, que aun suponiendo la imitacion mas perfecta y sostenida, que es una hipótesis imposible, el que imita, por bien que lo execute, siempre se queda muchos grados mas abaxo que su modelo, pues en las bellas artes lo que no tiene algo de nuevo arreglado al buen gusto, jamas puede ser apreciado.

Si la imitacion servil de los cómicos nuestros es tan vituperable, ¿qué voces serán suficientes para reprobar la de los extrangeros? Cada nacion tiene su modo de expresarse, que es en ella natural, y esta expresion varía en cada pueblo segun el [53] carácter de un idioma, de sus costumbres, ó de su educacion: de aquí resulta que aquella modulacion de voz ó fuerza de accion que en la una es natural, en la otra es violenta y repugnante. Yo convengo en que hay ciertas maneras teatrales propias de todos los paises que se pueden imitar, y aun hacerse naturales en los mismos que las copian á fuerza de la costumbre; pero sucede que si el que imita carece de instruccion, aunque tenga un uso continuado, executará las acciones sin discernimiento ni alusion á las ideas que caracteriza, y esto se hará mas patente con un exemplo. Supongamos que un cómico se propusiese copiar á algún actor extrangero; y quiero suponer también que llegase á conseguirlo no en aquellas expresiones particulares á la nacion del individuo imitado, sino en aquellos movimientos que son trascendentales á todos los paises, lo que seria una casualidad muy rara, ¿podria acaso este cómico, que no ha tenido principios ni instruccion fundamental en el arte, aplicar con oportunidad las acciones que representa con los versos que dice? Si no ha estudiado la naturaleza, si no ha observado el corazón del hombre, ni los efectos que causan sobre su rostro, sobre su organizacion natural, y sobre sus movimientos las distintas pasiones de odio, de amor, de envidia, de sensibilidad, de zelos, de desesperacion, y demas que le combaten, ¿cómo ha de poder identificar á los caracteres que pinta la inflexîon de voz, y la precision de las acciones que le convienen? Un movimiento rápido de ojos ó de brazos, un lance manejado con viveza, una modulacion extraña en la produccion de las palabras podrá sin duda sorprehender el voto de algunos sugetos poco reflexîvos; pero el hombre sensato que observe prolixamente estas acciones, y que comparándolas con la situacion, y con lo que piden los versos, halle que no son oportunas sino arbitrarias, se desengañará bien pronto, y no asociará su voto al de la multitud, aun en el caso que ésta se llegase á alucinar. Los buenos cómicos no se forman con la simple asistencia á los lamosos coliseos extrangeros, ni es tan fácil el aprender este arte como muchos se imaginan, pues los metemuertos del teatro de la República y de las artes de Paris están viendo y oyendo continuamente á Talma y á Saint Prix, sin que dexen por eso de ser muy infelices en su representacion. Seria muy útil el exámen de la escena extrangera para un sugeto que supiese comparar, y que instruido teórica y prácticamente en las reglas de la declamacion española, y en el carácter y costumbres de su nacion, se detuviese algunos años ob-[54]servando lo que podría sernos adaptable de sus representaciones para ponerlo en execucion quando volviese, y lo que repugnase á nuestras costumbres y constitucion para no seguirlo jamas: el que no tuviere estos requisitos, ni observare esta conducta, solo aprenderá quatro movimientos amanerados, que formando un círculo vicioso, se repetirán continuamente sin alusion ni propiedad. Yo estoy bien persuadido de que estas ideas, aunque verdaderas y precisas, no serán aprobadas por mas de quatro individuos, aun de los que no son vulgo; pero la misma experiencia descorrerá el velo que les cubre los ojos, y deshará la ilusion que les fuerza á seguir un parecer, sin mas fundamento que el primer informe de los sentidos. Muy justo es que se aplauda la aplicacion y el deseo de acertar; pero no debemos elevar nuestros aplausos hasta el grado de que lleguemos á ser tenidos por ignorantes. El análisis en todas las cosas demuestra las verdaderas causas; quando éste se executa sin pasión ni intereses se conoce fácilmente el error, y por los resultados se echa de ver lo que á otro asunto dixo Don Ramon de la Cruz en uno de sus saynetes, que: El verdadero mérito conquista, el aparente burla y desengaña.

Para concluir este juicio solo falta que tratemos del sistema, que según hemos notado, se sigue en cada teatro de la Corte. En el de los Caños del Peral, que se tiene por el primero de la nacion, se observa cierta manía por representar las comedias extranjeras traducidas, con exclusion de las nacionales , y si acaso hacen alguna de éstas, se conoce claramente el disgusto con que sus actores la executan. El Tribunal Catoniano, cuyo oficio es regañar contra los abusos, ¿podrá nunca dexar de levantar el grito contra una conducta semejante? ¿Y no crecerá mas la irritacion de los individuos que lo componen quando lleguen á exâminar, que léjos de ponerse en la escena las mejores piezas extrangeras, no parece sino que se hace estudio en traducir y representar las peores? El Hipócrita sentimental, la Esposa delinqüente, la Familia árabe, el Viage á Grecia, la Casualidad á media noche, ¿qué otra cosa son sino desatinos indecentes é inverosímiles, que nada merecen ménos que presentarse al público? Lo mismo se puede decir de otras mil, de cuyos títulos no quisiera ni acordarme. La execucion de los actores de este teatro no dexa de ser tambien digna de los mas fuertes regaños, pues prescindiendo por ahora de su mérito, se nota generalmente una falta de respeto al público, introduciendo en la misma representacion chanzas, risotadas y juguetes muy im-[55]propios del decoro que se débe tener en la escena. Los espectadores tienen derecho de reclamar contra esta especie de insulto que se les hace, y nuestro Tribunal debe tomar á su cargo una causa tan justa. Es lástima ciertamente que en un teatro en que se reúne la principal nobleza de la Corte, y en donde se electrizan los sentidos con la vista lucida, y la amable sociedad de las Señoras mas distinguidas de España, sea la escena tan infeliz, y que cada dia se vaya empeorando. Estoy persuadido de que la mayor parte de los concurrentes no asisten á este teatro mas que por disfrutar el agrado de su brillante área, pues á mí me ha sucedido muchas veces el ir á él no mas que por este motivo, sin haber oido una palabra siquiera del drama que representaban.

En el teatro de la calle de la Cruz notamos mas compostura y respeto en las representaciones; aquí por lo que se ve parece que se han propuesto seguir distinto sistema del que siguen en los Caños del Peral. Casi todas las comedias que executan son de los poetas antiguos del siglo XVII y XVI. Todos los extremos son viciosos, y el discreto debe buscar siempre un medio. De las comedias antiguas hay unas tan sabidas que ya fastidian, otras de asuntos tan antiquados que apénas nos interesan, y otras tan disparatadas que no se pueden sufrir. Es verdad que en casi todas hay un excelente lenguage, pero se necesita un tino para escoger las que carezcan de estos defectos, y puedan dar gusto en su representacion, que no lo advertimos en el dia. Uno de los medios de que tuvieramos un excelente teatro nacional seria sin duda enmendando y arreglando la multitud de piezas teatrales que tenemos de nuestros buenos poetas; pero ¿quién es el que se atreve á esta empresa? Despues de las tentativas que se han hecho sobre esta materia por tantos hombres doctos y de pulso, y que tan mal les han salido, ¿podrá tener alguno el intento de enmendar una escena disparatada, ó un verso altisonante de Calderon, de Lope ó de otros? Bien puede ser que haya algun talento extraordinario que lo consiga, porque nada es imposible en lo humano, pero hasta ahora no hemos visto mas que las miserables y ridiculas enmiendas de la Estrella de Sevilla, y de la Moza de Cántaro. ◀Nível 4

Metatextualidade► Este es mi sentir sobre el estado actual de nuestra escena; no he querido tocar mas puntos por no alargar mas este juicio, á mas de que en lo sucesivo se tocarán todos conforme se presentare la ocasion. En el Número siguiente trataré de la comedia la Lugareña orgullosa haciendo de ella el juicio que me [56] pareciere mas arreglado á su mérito, protextando siempre la verdad y la justicia en mis opiniones. ◀Metatextualidade Salud.

El Asesor segundo. ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3

Nível 3►

SECRETARÍA.

EL SECRETARIO DE CÁMARA DE ESTE TRIBUNAL HA RECIBIDO LOS PAPELES SIGUIENTES, DE QUE DA CUENTA AL PÚBLICO.

Carta de un Regañador particular al señor Presidente del Tribunal Catoniano, ó Regañon general.

Carta/Carta ao editor► Señor Presidente: No puedo ménos de manifestar á vmd. el gusto y placer con que leí y aun medité el prospecto de la obra que se promete publicar ese Tribunal: me admiré á la verdad de que un Regañon haya de huir de todos los medios que usan los que regañan, porque moderacion, urbanidad, desinteres ni decidida inclinacion á alguno, son precisamente las qualidades que faltan á los que regañan, porque estos no reprehenden, en cuyo caso se suele hacer caso de las dichas armas de que vmd. se propone valer, y así yo le consideraré como un zeloso reprehensor de los vicios que advierta en las costumbres, y de los defectos literarios que note; por lo que valiéndome del permiso y convite que vmd. hace no solo á los sabios, y que de todo entienden, sino tambien á los ignorantes que, deseosos de saber, somos algo preguntones, espero no se enfade, porque yo como uno de estos le regañe de algunos defectillos que a mí me parece que se encuentran en su papel. ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3 ◀Nível 2 Se concluirá.

CON REAL PRIVILEGIO.

MADRID

EN LA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICENCIA. ◀Nível 1