Sugestão de citação: Anónimo (Ed.): "Número XI", em: El Apologista Universal, Vol.1\11 (1786), S. 183-202, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.773 [consultado em: ].


Nível 1►

Número XI

Citação/Divisa► Artes subiêre repente
Indignæ, atque opibus cuncti incubuêre parandis.

Hyeron. Vid. Poeticor. Lib. 1. v. 130.

El trono de las Ciencias ocuparon
Artes indignas, y con viles modos
Al torpe lucro se entregaron todos. ◀Citação/Divisa

Nível 2► Metatextualidade► Por mas que he trabajado, Sabios mios, para alejar de mi memoria los tristes sentimientos que me causó el infeliz estado de los estudios de la Corte, y la gran lastima que me hizo la miserable perdicion de aquellos jóvenes, que si se educasen como vosotros serian unas Aguilas en la carrera de las letras, no parece sino que á porfia se me presentaban cada instante otros nuevos y mas graves motivos de dolor, que me harian desesperar enteramente del remedio, si no tuviera la mayor confianza en vuestro zelo y en la adhesion inviolable que manifestais á los principios sólidos de vuestras Ciencias. Reflexîonando yo sobre que podia haber su poco de [184] farandula y apariencia en aquellos exâmenes, que tanto me disgustaron, como os dixe en la parte primera de esta Apologia, quise saber si era mejor la enseñanza que se daba á aquellos chicos en sus Aulas respectivas, persuadiendome á que acaso el miedo de verse en público los habria hecho decir y hacer tamaños despropositos. ◀Metatextualidade

Nível 3► Satire► Nível 4► Narração geral► Metime, pues, de rondon varios dias en aquellas Aulas, y la primera que visité fue donde enseñaban la Logica, ¡pero qué Lógica, Sabios mios! ¿Creereis que á aquellos niños les metian ya en el cuerpo los Maestros esa maldita crítica, que ha hecho mas estragos en las letras que las bombas en las guerras? Si vierais el descaro con que un rapaz se atrevia á decir: tal Autor no merece credito en este punto porque escribió en tal ó tal tiempo: el otro mintió, aquel fue un plagiario, éste fue un adulador, &c. de suerte que casi no decia bien de nadie sino de un tal Syncrono, que ya sabeis vosotros lo mucho que escribió; y de una, que si mal no me acuerdo, llamaba la hermeneutica, que será quiza el arte de menearse ó cosa que lo valga. Alli no se hablaba de aquellas importantes qüestiones que adelgazan el ingenio, ni mas ni menos que el hambre, ni se sabia si la Lógica utente se distingue de la docente; si el ente de razon tiene fundamento à parte rei; si Dios le puede hacer ó no; si los Angeles se distinguen en especie, &c. [185] y sin saber esto ¿qué han de adelantar despues en la Filosofia y demas Ciencias? ¿Cómo han de saber argüir á silogismo pelado en un concurso por media hora, ó mas, si es necesario, para llenar el tiempo? ¿Pero qué mas? si no sabian decir distinguo, subdistinguo, formaliter, intransitive, ut quo, intentionaliter, reduplicative, secundum quid; antes bien los vi en ánimo de reirse de qualquiera que quisiese persuadirles su importancia.

Ya conocereis, que sin estos principios es imposible saber Física como vosotros; pero creyendo yo lo mismo, pasé otra dia á la Aula de esta Facultad, mas por divertirme, que por esperar algun adelantamiento en aquellos Escolares. En mi vida he visto cocina mas bien surtida de tantas y tan relumbrantes varatijas: cazos, pucheros, redomas, botellas, geringas de mil géneros, vasos, globos de vidrio, anteojos, licores, piedras, mil drogas; en fin hasta pulgas, piojos, ranas, y moscas vi alli guardados en unos vidrios muy curiosos, y con todo ello jugaban los Discípulos haciendo no sé que experiencias, ó entretenimientos tan propios de muchachos, como indignos de los barbados que se dedican á estudios graves. En vez de exâminar si la materia primera apetece las formas sicut femina mas, si tiene o no propia exîstencia, si el compuesto se distingue de sus partes, si la causa final tiene movimiento [186] físico, &c. veo no sin mucha risa, que se pone un muchacho á explicar muy seriamente los Novilunios, las Epactas, la Indiccion, y el Aureo número, como si estudiara para Maestro de Ceremonias, ó Compositor de Burrillos: otro comienza á pasearse por el mundo, haciendole todo añicos, Reyno por Reyno, y Provincia por Provincia, y mas ligero que una posta corre y sabe los caminos de unas Ciudades a otras, sus distancias, situacion, clima, gobierno, religion y costumbres. ¿No os parece, Sabios mios, que estas vagatelas son del todo impertinentes?

¿Pues qué diriais si hubierais visto á otro que para decir que se veia en un espejo, echó mano del compas y regla para hacer creer a los demas, que aquello sucedia por ciertos ángulos y lineas que allá él se figuraba? ¿Si vierais que uno se encaramaba por esos Cielos diciendo con la mayor satisfaccion: allí está Venus, acullá Marte, aqui Jupiter con sus correspondientes Alguaciles, que por hacer de culto, los llamaba Satelites; en fin si le vierais echar leguas á millones, hablar de las estrellas con unas voces tan enrevesadas, que sin duda las habria estudiado para que no le entendieran ni aun los Sabios; decir el horrendo disparate de que los Cometas no amenazaban guerras, hambres, ó pestilencias, cosa que está mil veces comprobada en vuestros libros, y acreditada con otras tantas experiencias; y que los Ange-[187]les no querian ya andar á vuelcos con los Cielos, como Sysipho con su peñon en el Infierno, siendo asi que los han visto trabajar en esta maniobra mas de quinientos Filosofos, y Teologos de tanto peso por lo menos como qualquiera de aquellos azules globos?; ¿no le hubierais unido por impio, por sospechoso é ignorante? Pues esto se tolera y se enseña en Madrid publicamente, Sabios mios. A tanto como esto y aun á mucho mas que yo me sé, llega nuestra preocupacion, y la aversion que muestran aun los niños a los estudios sólidos y provechosos de la Filosofia de nuestros padres. Al ver este trastorno general de ideas, que acaso nacerá de leer esos malditos Filosofos del Norte, no pude menos de exclamar con uno de nuestros Escritores modernos:

Nível 5► O Hispani, Hispani! quæ vos locura moderna,

Quæ furibunda mania novos studiare libretes

Incaprichavit! Sic vestras Francia testas

Offuscat miserabiliter, soplatque dineros!1

En esto dió la hora, y me alegré sobre manera de no presenciar mas exercicios tan pueriles y superfluos; pero quiso mi desgrac-[188]ia que al salir advirtiese mi disgusto uno de aquellos Estudiantes y me preguntase con la mayor cortesia, si gustaba yo de hacer alguna experiencia, ó proponer alguna duda contra las operaciones practicadas. Nível 5► Diálogo► Yo, Señor mio, le respondi, no necesito otra experiencia que la de ver cómo pierden Vms. el tiempo en estos juguetes, ni tengo duda en que jamas sabrán Vms. ciencia alguna con fundamento, y con la solidéz que se aprenden en las Escuelas. Ah, Amigo mio, me dijo, cogiendome de la mano; tenga Vm. á bien le desengañe, pues me parece hombre de algun juicio, y que manifiesta bastante inclinacion á las letras. Sepa Vm. que, asi como á muchos no hacen mella los Gritos del Purgatorio, tampoco la hacen en nosotros los gritos de la ignorancia. ¿Quántos hay todavia en nuestra España, muy revestidos de Doctores, que no se desprenderán de sus errados systemas, aunque se les ponga á los ojos la evidencia? ¿Quántos que preciados de Maestros en las Ciencias no saben todavia sus principios? Hallará Vm. una infinidad de hombres que se llaman de carrera, y que sin haber visto otros libros que el Goudin, el Palanco, Losada, ó el Aguilera para su Filosofia, y el Gonet ó Godoy para su Teologia, se atreven á declamar contra los Filosofos modernos en comun, y sin haberlos leido, ni saber siquiera sus nombres, los tratan á todos de Ateistas y vitandos, solo por-[189]que han oido decir que Voltaire, Rousseau, Hobbes, d'Argens, y otros pocos se han fiado sobradamente de sus luces, ó han abusado de ellas contra la Religion ó la moral; y no dudarian en incluir en el catálogo á los Polignac, Cassinis, Pascales, Chatelards, y La Cailles, que fueron muy virtuosos.

Pero tengan razon en esto si asi se quiere; ¿la Geometria, Cronologia, la Hydrostatica, la Dinamica, las Matematicas, la Algebra, el conocimiento de las lenguas sabias, son tambien Ateistas y vitandos? Quando en su vida han empuñado un compas, quando no darán razon del mas sencillo efecto natural que se les pregunte, quando no saben explicar siquiera por qué sube el chocolate quando se hace para tomarlo, y acaso lo sabrá mi cocinera, ¿pretenden que se les llame Filosofos naturales? ¿Tienen estos hombres idea de lo que es naturaleza, y saben la extension y límites de la Física? Esos inmensos globos que giran sobre nuestras cabezas, ¿los habrá hecho el Criador para que los admiren las Lechuzas y los Topos? Ah Señor, dicen Vms. que esas filosofias son vanas y peligrosas á la Religion; y nosotros estudiamos la que unicamente se conforma con nuestros dogmas, y es la mas propia para la Teologia. ¿Pero quién sino la mas crasa ignorancia puede dictar estas razones? Por eso he visto yo en la Corte que un Teologo reverendo, disputando sobre la fe, di-[190]jo que los errores de Calvino se habian condenado en un Concilio de Oriente, celebrado en la Ciudad de Letrán. Por eso hice yo creer á otro que el Rey de Francia se habia embarcado en Versalles, para ir á Cherburgo en pocas horas: por eso creyó el mismo que segun las dimensiones que refiere la Escritura del Templo de Salomon, era éste mas largo que todo el paseo del Prado, y un poco mas ancho que la Plaza mayor de Madrid, si es cierto que ésta tiene como 350 pies Castellanos. Desengañese Vm., Amigo mio que ya hace muchos años que se estampó aquello de que quæcumque ignorant, blasphemant, y nunca podrá ser falso. Deme Vm. uno tan solo que instruido en estas Ciencias las desprecie como inútiles, y entonces se llevará la palma; pero de lo contrario no merecerán de ningun cuerdo otra respuesta que la risa. ◀Diálogo ◀Nível 5 ◀Narração geral ◀Nível 4

Yo no sé como tuve paciencia para aguantar esta descarga. Ved ahora, Sabios mios, el concepto que mereceis á estos ilustrados Bachilleres. Si yo no supiera que la constancia es el carácter de los Sabios, acaso me hubieran hecho alguna fuerza sus razones; pero le dejé con la palabra en la boca, y me retiré lastimado de su ceguedad y fanatismo, despreciandole solemnemente en mis adentros. Demos que mis Sabios, decia yo, no supieran estas frioleras de Geometria, Matematicas, y lenguas; pero sería por co-[191]nocer con evidencia que eran del todo inútiles para sus adelantamientos, pues de otra suerte era regular las estudiasen. Fuera de que, juntense todos esos Matematicos que tanto se precian de demostradores, ¿á ver si con todos sus instrumentos, máquinas, y compases son suficientes para convencer aun al mas ínfimo de mis Sabios, y hacerle que se desdiga? Nível 4► Narração geral► Acuerdome muy bien que porfiando uno de estos Charlatanes, sobre que morian los animales en el recipiente de la máquina Pneumatica luego que se la extraia el ayre, un aprendiz de Sabio sostenia que era mentira, y que no se lo harian creer todos los maquineros del mundo. El Charlatan, sin mas ni mas, armó una red, y cogiendo en ella un gorrion, le metió en el recipiente, y comenzó á trabajar hasta que el pobre animalillo tuvo que tenderse panza arriba como muerto. ¿Lo ve Vm.? decia el maquinista. Amigo, le respondió mi aprendiz: desde luego lo creyera si Goudin no me dijera lo contrario. ◀Narração geral ◀Nível 4

Añadase á esta constancia é inmutabilidad de entendimiento, la universal virtud que tienen las precisiones objetivas y formales, las qualidades ocultas, y sobre todo el incomparable arte sylogistica, para resolver qualquiera dificultad que se proponga: supongase un mozo de bastante robustez de pulmones, que al primer sic argumentor haga pedazos la tarima, y que vaya haciendo [192] creer progresivamente la fuerza del argumento en razon directa de los gritos, é inversa del cubo de la distancia de la verdad, ¿qué caso debe hacer del mismo Euclides? A Newton que se le pusiera delante, armatus de cuspide in albo, como dice un Sabio, le responderia con el mismo: ejus argumentum non valet unam festucam. ¿Qué importa, pues, que esos Críticos declamen contra mis Sabios, y que pierdan miserablemente su tiempo en vagatelas y fruslerias, si las Ciencias sólidas, las de provecho y honor están como vinculadas á su profesion, á su talento, y á su método de estudios?

Pero en fin, Sabios, si solo se viesen abandonadas vuestras Ciencias favoritas en San Isidro, y en el Real Seminario de Nobles, que tambien me dicen ha adoptado los mismos o mayores disparates, no me seria tan sensible este desorden, porque esto pudiera quedarse entre nosotros, sin llegar á noticia de los Extrangeros; pero lo que no se puede sufrir es que haya quien se atreva á clamar publicamente y por escrito contra vosotros, negandoos casi todo vuestro mérito, y llegando á tanto la insolencia, que se diga no merecen ni el nombre de ciencia todos vuestros sutiles y profundos conocimientos. Verdad es que son pocos los que piensan tan infamemente, y que si el pleito se hubiera de decidir á votos, seria mucho mayor vuestro partido; pero como lo escri-[193]to se lee, si llegan á manos de nuestros vecinos esos infernales abortos, ¿cómo ponderarán nuestra ignorancia? ¿qué burla no podrán hacer de nuestro atraso? Un tal Juan Pensador, y Consortes, que supongo no los conocereis, han presentado á ese diantre de Censor, enemigo de todo lo bueno y aun de muchos milagros impresos, un escandaloso pedimento contra vosotros en que pretenden despojaros del título de Sabios, que gozais desde tiempo inmemorial, queriendo persuadiros, ¡qué locura! que no son ni han sido jamas Ciencias vuestra Medicina, vuestra Jurisprudencia, y vuestra Teologia. ¿Pero por qué lo dicen? Porque esas Ciencias están llenas de dudas, de disputas, de probabilidades y opiniones. ¡Gran razon, por vida mia! como si vosotros debierais ser como esos frios é insipidos Matematicos, que no riñen, ni disputan, ni se alteran, y á todo dicen amen. Como si no fuera la mayor ciencia posible el saber disputar en pro y en contra, todo el tiempo que se quiera, sin peligro de ser vencido. Pues á fe, que una Nacion que pudiese estar segura de no ser vencida, siempre seria la mas temible del mundo. ¿Querrán tambien negar esos alumbrados ó alumbrantes que son verdaderos oficios los de Sastre, Zapatero, Carbonero, Albañil, Arriero, y demas á que ganan la vida muchos hombres? ¿Pues por qué no han de ser Ciencias las que igualmente os mantienen á vosotros?

[194] Pero demos que el Censor pudiera tener voto en Medicina, ó en Jurisprudencia, porque segun me han dicho parece que es un Caballero, y puede haberlas estudiado, ¿pero quién le mete ahora á dar su voto en Teologia, sin presentarnos primero su título de Doctor borlado, ó de Bachiller en ella? Debiera saber que la Teologia viene de lo alto, y es una Señora mas delicada y melindrosa que todas las Damas de la Corte; que huirá cien leguas de toda cabeza encasquetada de peluca empolvada y olorosa; y que es necesario tener bien rapada por lo menos la coronilla, para que pueda entrar su Señoria. Y se nos viene á decir que para ser Teologo es necesaria la Historia, la Crítica, las Lenguas, y otras mil zarandajas; como si vosotros no lo fuerais sin ninguno de estos adminiculos. Porque la Historia no os puede decir sino las cosas pasadas que ya no hacen ni padecen, y por consiguiente son inútiles para el caso: la Crítica es impia y peligrosa, y os puede hacer dudar de las cosas que teneis por mas ciertas y constantes: las Lenguas son superfluas, porque lo tenemos ya todo traducido al Latin, y esto nos sobra. ¡Vease, pues, si puede ser mayor el desvario! Y sobre todo, ¿hemos de llegar nosotros al zancajo de nuestros Autores, que sin estas niñerias nos han dado tantos y tan mazizos Comentarios Teológicos? ¡Qué disparate! Lo mejor es no hacer caso, [195] y dejarlos con sus manias. Bien dice nuestro Sabio flamante el Señor D. Veracio Chacota, que todos estos son Escritores adocenados y de pane quærendo, y es lastima que no se hubiera aguardado un poquito para meter tambien en lista ese nuevo plan de estudios de la Universidad de Valencia, y los nuevos estatutos del Real Colegio de Cirugia de Madrid, mas pesimos que todos los Escritores.

Ya estoy viendo me direis que ¿por qué no corrige estos abusos quien puede? ¿por qué se permite publicar tan indignos papeluchos? ¿Por qué no los quema públicamente ó los prohibe in solidum el Gobierno? ¡Ah, Sabios mios, y quánta razon teneis! Asi debiera ser si estuvieramos en otros tiempos, ó vosotros al frente de los negocios. Pero ahora ¡con quánto dolor lo digo! Hasta el mismo Ministerio, hasta el Trono mismo desprecia vuestras ideas, y admite y da favor á esos que llaman estudios sólidos, haciendo lo posible para que éste mortal contagio vaya inficionando poco á poco á toda España, y lo peor es que nadie sino vosotros tiene el unico y verdadero especifico contra él. Ahora ¡qué trastorno! ninguna esperanza podreis tener de que encuentren alli acogida vuestras exquisitas ciencias, pues no solo hallan entrada y abrigo los toscos Artesanos y rusticos Labradores, sino que hasta las mismas Reales Personas leen, estiman, [196] y aun premian los libracos que tratan de oficios mecanicos y despreciables, como la Agricultura, los Telares, las Fábricas, los Curtidos, &c. y alaban mucho á los que se entretienen en estas impertinencias, y los admiten á su Real presencia hablando con ellos como si fueran hombres.

Mas para que acabeis de conocer de una vez quan lexos está el Ministerio de pensar en vosotros, reflexîonad un poco en sus determinaciones: quiere S. M. ver a sus Vasallos ricos, felices y contentos, y aliviarlos en un todo, y los Ministros toman tales medidas para su execucion, que no reparan en hacer paces hasta con los mismos Turcos, y perros Argelinos, cosa nunca vista entre nosotros, que siempre nos hemos preciado de guerreros. ¿Y quién duda que no habiendo guerras será nuestra Nacion la mas miserable de Europa? Yo me acuerdo que aun quando estabamos en guerra viva con ellos, teniamos tanta gente de sobra que habia muchos ociosos y desocupados; pero ahora ni uno siquiera que se encuentra. ¡En qué estará empleada esta gente! Yo aseguro que no se hallará estudiando vuestras Ciencias. ¡Qué diferencia de estos tiempos á los pasados! Entonces no vendiamos nuestros géneros, y teniamos á que echar mano en una urgencia, y aunque viniera un año malo teniamos de repuesto las cosechas de dos ó tres: entonces podiamos dar limosna al pri-[197]mero que la pedia, y el que no queria trabajar tenia la racion segura por este medio: entonces los Catalanes, Valencianos, y Andaluces no tenian peligro en ahogarse en el Mediterraneo, porque no se apartaban de las costas, y aunque cogieran á algunos los Argelinos, tambien los mantenian allá, y eso menos nos comian: entonces trabajaban para nosotros todos los Extrangeros, y nos surtian de quanto necesitabamos, viniendo ellos mismos á traernoslo todo á nuestras casas, y en esto dabamos á entender que eramos Señores de dos mundos. Con las guerras teniamos Soldados valientes que hacian prodigios de valor: habia asuntos para fomentar la Poesia Epica; era un gusto leer en las Gacetas tantos muertos y heridos, y otros muchos prisioneros, un Navio que se incendiaba y otro que se fue á pique: estaban en su auge nuestras Fábricas de polvora, bombas, cañones, y morteros, quando ahora por no haber guerras, ni cohetes, tendremos acaso que venderlas ó cerrarlas.

Pues ved aqui, que todos estos bienes han desaparecido ya de entre nosotros, y casi no somos sombra de lo que fuimos, desde que el actual Ministerio ha sabido componer que no haya guerras. ¿Y para qué? Para poner en planta unos proyectos, que yo ciertamente no sé como entenderlos. Por una parte no piensa sino en que haya muchas Fabricas de todos géneros en el Reyno; que haya [198] mucha industria, que trabajen todos para ganar de comer, que se apliquen á las Artes, que comercien y trafiquen por todo el Orbe libremente, lo que nunca habiamos hecho, y todo ello á fin de ponernos en un estado floreciente y respetable; pero por otra nos gasta los caudales en hacer caminos, puentes, calzadas, y canales, queriendo exceder á los mismos Romanos: en dar sueldos y pensiones á todo el que invente una friolera como un torno para hilar mucho mas, un arado, un molino, una nueva fábrica de qualquiera cosa; en vestir á las niñas pobres, y regalar á las Maestras que las tengan alli sujetas como madrastras, haciendolas trabajar, coser, bordar, y aprender el Catecismo, como si hubieran de ser Monjas: en fomentar esas Sociedades Economicas, cuyo nombre de economia es tan contrario á nuestra innata generosidad y largueza: en proteger esas suntuosas Academias, que pretenden obscurecer vuestra erudicion, no considerando, como me lo advirtió uno de vosotros, que San Agustin habia escrito mucho contra los Academicos, y que asi no debia haber Academias en España, como tampoco las habia en Africa desde aquel tiempo. ¿Pero qué mas? Nível 4► Narração geral► Baste deciros que viniendo del paseo un Sabio y yo encontramos á un Personage, de los mas principales de la Corte, junto al Prado, y me dixo mi compañero que iba á la casa de la [199] Botanica, que segun me explicó, era una Huerta donde los muchachos se divertian en acertar los nombres de algunas hierbas que alli se crian, todas de poca sustancia, pues yo nunca he visto en ella que se haya mandado plantar abundancia de Verzas, y Navos, para vuestro alimento. ◀Narração geral ◀Nível 4

Pero en fin todo esto seria tolerable, si el Ministerio hiciera caso y apreciase como debia vuestra Ciencia, y os diese el premio justo á que por ella sois acreedores. Pero la lastima es, que solo le gustan esos libretes de Agricultura, de Artes, y Comercio; de Matematicas, Historias y otras Ciencias; esos que están escritos en Lenguas extrangeras las quales vosotros aborreceis por inútiles y superfluas; pero á buen seguro que haya premiado hasta ahora ni con dos quartos á ninguno de mis Clientes, y, sino, que me desmientan Juan Claro, Redondo, Valderrabano, Chacota, ó el Sacristan de Berlinches. Y con todo nos dicen que tiene el amor patriotico mas grande. ¡Ah el verdadero amor patriotico está en solos vosotros, Sabios mios! Sí: vosotros no leeis esos libros extrangeros, vosotros no sabeis ni hablais otra lengua que la de la Patria, no teneis noticia de otros usos, costumbres y gobierno que los nuestros: no dareis los buenos dias á un Inglés, Aleman, ó Ruso que halleis por esas calles: en una palabra, hablareis siempre mal, como es debido, de toda cosa extrangera. Y á pesar de todas estas [200] ventajas han de ser estimados y preferidos á vosotros esos Charlatanes eruditos, que no se les entiende lo que hablan, esos Filosofos que hacen demostraciones sin sylogismos, y que tienen mas traza de titereros que de Sabios, esos que se llaman Teologos, porque mezclan mil impertinencias extrañas para vosotros en la Teologia, esos Medicos, que peores que verdugos han desquartizado mil cuerpos de Cristianos, ¡que horror! que conocen quatro yervas, y saben hacer mil conocimientos: toda esta turba de ignorantes, vuelvo á decir, ¿ha de ser preferida á vosotros, y se ha de llevar no solo la atencion del Ministerio, sino las Cátedras, las Prebendas, los honores y los premios? ¿Dónde estamos? ¿Es ésta la España misma en que nacimos? ¿Qué dirian nuestros padres, si se levantasen ahora del sepulcro? Vosotros solos les pudierais decir que erais sus hijos.

¿Y qué remedio, me direis, para atajar este contagio que se va extendiendo de tal suerte que llega ya hasta el otro mundo? ¿Cómo nos hemos de oponer á esa caterva de envidiosos, que nos persigue y nos malquista para llevarse los empleos? Hoc opus, hic labor, Sabios mios. Pero fuera de que debeis contar en todo evento con mi auxîlio apologetico, y que ademas estoy firmemente persuadido que seria mucho mas facil demoler en un minuto á Gibraltar, y reducir-[201]le á cenizas, que causar la menor conmocion en los sólidos cimientos en que estriva vuestra ciencia; debo, no obstante, exhortaros seriamente á permanecer constantes y hermanados en todas vuestras ideas, estudios y opiniones, y á que por ningun acontecimiento escucheis ni leais alguno de esos libros de Filosofos modernos, que pudieran acaso seduciros como á otros menos cautos é instruidos; que vosotros; y si alguna vez los oyereis nombrar, y especialmente á un tal La Caille, muy estimado de esa gentecilla, direis, que si no fuera por un Sabio como vosotros, que le convirtió en París, ni se acordarian de él para nada.

Nível 4► No perdais ocasion de decir ni escribir contra ellos quanto se os venga á las mientes, con tal que sea solo entre vuestros alumnos y Clientes, delante de los que no estudian, y aun delante de casi todas las mugeres, porque importa sobre manera tener á favor vuestro á todo el pueblo, y que éste os venere y os escuche como á Oráculos. Despreciareis igualmente, pero sin leerlos, todos los papeluchos que se publican en el dia, sin distincion alguna, y os lastimareis amargamente del tiempo que se gasta en escribirlos, suponiendo que serán inútiles, porque el mando siempre ha sido el mismo, y nada se ha de remediar con ellos; y si en confirmacion de esto alegais vuestra experiencia, esto es, que á vosotros nada os [202] hace fuerza, teneis el pleito vencido, ¡y ahi es nada lo que importa! Por lo demas dejad que el Ministerio mande, renueve, reforme, ó haga lo que gustare: ya sabeis que no alcanza su jurisdiccion al alcazar de vuestras incontrastables cabezas; y si es cierto lo que esos mismos modernos quieren persuadirnos, sobre el orden y modo con que están en el cerebro las especies que teneis bien estampadas ó impresas, segun vuestro lenguage, yo os asegura que el Gobierno no se ha de divertir en trastornar la actual constitucion de vuestras fibras; y asi como es dije en mi tema, creo firmemente que

Un golpe superior es necesario.

¿Y quál es? El de la muerte. ◀Nível 4 ◀Satire ◀Nível 3 ◀Nível 2 ◀Nível 1

1Corresp. del Cens. Cart. v. p. 63. v. 8.