Es constante, que aun la cosa mas
ridicula, si es fomento que induce el hombre á la virtud, es
digna de albanza; pero como todos somos de diferente humor,
y genio, variamos en el discurso, siendo este el motibo de
que una misma causa obre en nosotros tan
diferentes efectos, segun vemos, y palpamos cada dia; pues
lo que unos hacen por precision, ò virtud, otros por su
gusto, ò nobleza, ò por mejor decir, estimulados del aire de
la vanidad, y costumbre. El propio, y verdadero sentido de
esta voz Nobleza, es tan dificil para nuestra percepcion,
que son raros los que lo comprehenden, haciendo unos
consistir su esencia en superfluidades; pretendiendo otros
el titulo de nobles, quando por sus acciones debieran ser
severamente castigados.
Eteroritratto
Quantos porque sus Antepasados adquirieron
nobleza, fundan el colòso de su vanidad en solo ser sus
descendientes, sin atender à que desairando la gloria, y
virtud de sus mayores, cometen un delito igual à la
grandeza en que nacieron.
Heredanse los bienes, y
apellidos; pero la fama, y virtud, se gana por sí mismo
1. Igual es en nosotros
la parte superior del alma: esta esforzando con virtud el ardimiento, y experiencia, aun sin el
amparo de la fortuna hace nobles; pero asociada con perezas,
y vicios, la mayor grandeza la convierte en infamia. Merecer
el bien, es mas blason que tenerle: esto es de la
jurisdicion de la fortuna; pero aquello se debe á sì mismo.
Degenéra, quien teniendo à quien imitar, olvida su
obligacion. Vano error de la sobervia, creer que se heredan
las hazañas. Poco merece quien cuenta agenas glorias. Cada
individuo es una generacion, ò prosapia, si no las une
gloriosa la imitacion: por eso no se propalan
los abuelos del innoble vulgo, porque no los distinguiò
accion alguna plausible, que mereciese gravarse en los
anales del tiempo. Por ventura, Señoras, ¿los mas realzados
timbres, pueden dar motivo al envanecimiento? Ah! Nuestro
oriente tan denegrido con la primera mancha de la
inobediencia, nos debia abatir hasta el Abismo, antes, que
hacer vanagloria de sus prerogativas. Cifrámos el honor en
el lustre del nacimiento, sin advertir, que es en nuestro
oprobio; pues olvidando lo grande, y prodigioso
del espiritu, empleamos alabanzas en una dicha imaginaria,
que existe fuera de nosotros mismos. Solo debiamos apreciar
la immortalidad del alma, que siendo igual, y teniendo en
todos un principio; ha de tener por consiguiente un mismo
fin. ¿Qué distincion adquiere en la muerte el grande, del
chico? ¿Será mas, que un alma christiana? Todas las
Dignidades, honores, y empléos, desaparecen en este punto. A
una sola mortaja se reducen todos los bienes que acompañan
al sepulcro: ¿Pues como, perdiendo de vista un
objeto tan importante, nos dejamos seducir de vanas
apariencias? Pensemos desde luego, que hemos nacido
unicamente para gozar de nosostros mismos, y que degeneramos
de nuestro origen en creer, que hay otro nacimiento, que la
muerte: este es el verdadero, como principio del eterno
descanso; y no el temporal con que nos ensalzamos sin
motivo, quando solo presenta á nuestra curiosidad un triste
espectaculo de llanto, y desnudéz. La verdadera nobleza
(segun los Santos Padres) estriva en la virtud:
ni la distincion, grado, ú otro qualquier pretexto, las
puede dispensar de seguirla. Verdaderamente es lastimoso
espectaculo, que una languidez las induzca á substraherse de
tan hermosa, y conducente alhaja. Persuadense, sin duda, que
no estàn obligadas con sus servicios á los muchos que
recibieron de la naturaleza. Si lo ilustre de su cuna las
indultò de aquellas laboriosas fatigas, que agovian à las de
mas infima clase; no por eso se deben reputar immunes de
toda ley, y razon, pues colocadas en mas
superior grado; deben reducirse á abrazar sin repugnancia
las mas proporcionadas acciones à su distinguido caracter,
siguiendo por muchos mas motivos las dulces, y fragantes
veredas de la virtud, no siendo perfeccionada grandeza la
que necesita de retoques en el alma, siendo estos los
tramites por donde ha de conducirse la ambicion para
adquirirla; y quando esta llega à reunirse al merito de la
vitrtud, entonzes es quando se disfruta de la mas
encumbrada. Ni cumple con solo un comun bien obrar; fuerza es que obre mas, quien naciò con mayores
obligaciones. Ni consiste el pundonor en seguir el fausto;
nò: la honra, y nobleza mas segura, pende en vivir
arreglados á los preceptos de nuestra Santa Ley. La
continuada distraccion de nosotros mismos, nos sirve de
obstaculo à la virtud; proviniendo comunmente esta
desventura de las falsas idèas, que se imprimen en nuestra
infancia. Las gracias, las riquezas, y honores, ocupan en
aquella tierna edad todo el vacio de nuestros corazones,
representandosenos la virtud, como una cosa
austèra, y destinada tan solamente para los retiros, y
desiertos; conque es preciso elevarnos, buscando en nosotros
lo que no nos enseñó la negligencia de nuestros preceptores.
El alma, como organo de la Divinidad, à cada paso nos
inspira sentimientos, que nos exaltan, y engrandecen; y
todos los pomposos titulos del Mundo, no pueden parangonarse
con el de virtuoso. Muchas de Vms. se imaginan obligadas à
seguir las torcidas huellas de la vanidad, porque su estado
las diferencia de las demás, y esto es lo que
las debìa impeler á desviarse de ellas, pues su grado, ò
titulo, las debe hacer distinguir en la modestia, no dando
mal exemplo, ni poniendo por ley el vicio. Donde es mas
sublìme la dignidad, es mas torpe la culpa. El plebeyo
oculta por desconocido sus vicios; mas el noble con su
lustre los hace manifiestos, faltando à las obligaciones, y
empeños de su caracter. Si las de mas baja esfera os vieran
sobresalir en la modestia, no tuvieran aliento para
introducir tanto luxo, y desemboltura
2
Alegais que sois Señoras, y es preciso hacer
obstentacion de lo que Dios os ha dado; luego debeis estár
mas agradecidas, y por consiguiente ser mas virtuosas;
porque segun los talentos, asi os pedirán las cuentas.
Decís, que no todas han de vestir lana, ò ser retiradas: es
verdad; pero todos deben aspirar à la perfeccion, y no lo ès
irse de paso á una Misa (ò tal vez por curiosidad) rezar de
prisa un rosario; concurrir á todas las novenas (si hay
musica) y oìr quatro sermones registrandolo
todo. Esto es limitarse á una devocion maquinal, y hacer
solo cumplimientos á la virtud. No Señoras mias; no es
perfeccion la que solo se exerce con palabras, ò cortesias,
porque la verdadera pende de las obras: y por ultimo, no
puede ser estimacion, nobleza, ò virtud, la que no se ajusta
á las leyes de la razon, y justicia: conque si quereis ser
nobles, sed virtuosas, que aquella es genuina, y verdadera
nobleza, que se corona de sus propios merecimientos, y virtudes:
3sirvaos de confirmacion este.
Livello 4
Soneto. Del Sol desciendes, ya
vendràs cansado: tablas, estatuas, bultos son al viento,
letreros de montaña en monumento, que el error
manifiestan sinceládo. Si sobre un artificio, que es
prestado, la vanidad ajusta su cimiento, al impulso tal
vez menos violento se caerá el capitèl mas elevado.
Sobre los Heroes mas sobresalientes se ensucian sin
reparo los ratones; gusanos roen Cetros, y tridentes.
Tan solo la virtud dà distinciones; ella nobleza dá, no
los parientes, siendo el mejor blason de los blasones.
Metatestualità
Ya que he hecho
patente el modo de adquirir la nobleza; pasemos al de la
hermosura.
Es esta solo un ente de razon, que
dimana de nuestra fantasia, careciendo casi de existencia,
pues depende de la moda, y tiempo. No ha muchos años, que lo
eran los ojos azules, el semblante palido, y los rostros
redondos; en el dia ignoro quales son de ultima moda, aunque
sè que esto està ya reformado por la nueva pragmatica de los
inteligentes; fuera de que no hay rostro hermoso sin lunar; ¿ni qué muger por adornada que esté de las
prendas de naturaleza, agradará à todos, si vemos, que la
que es para unos horrible, para otros es hermosa; teniendo
por mas bella la que congenia mas con nuestro capricho? Es
tan tenue el aprecio que deben hacer Vms. de la hermosura,
que se engañan miserablemente, si juzgan ser idolatradas con
su recomendacion; pues no es suficiente por sí sola, para
arrastrar nuestra voluntad, y es preciso enriquecerla, no
con flores, y dixes; sì con la prudencia. Sobre
este sòlido fundamento, debe estrivar toda la maquina de su
imperio, siendo este el unico modo de reducir á constancia
nuestro variable, y altanèro natural: Para alcanzarla es
preciso trabajar el espiritu: y donde? Ya lo dixe en el
primer entretenimiento; conque será excusado repetirlo. No
tiene duda, que una Muger hermosa, es el espectaculo mas
vistoso, que puede presentar la naturaleza; pero por mas
poderosos que sean sus hechizos, si bastan para llamarnos;
no son capaces de retenernos mucho tiempo. Mas
quando estos se unen al merito de la prudencia, y se anìman
de un cultivado entendimiento, entonzes es quando el imperio
de la hermosura hace mas ventajosas sus alianzas,
estableciendose con mayor firmeza. Qualquiera de Vms. que
reùna estas dichosas gracias, serà el adorno, é idolo de la
humanidad, pues agregandose un bello rostro al titulo del
sugeto, à la jovialidad, y prudencia de un despejado
ingenio, éste les dá nuevos realzes, añadiendoles á cada
paso mayores encantos, campeando con mas lustre las qualidades del espiritu, y sobresaliendo con
muchos quilates à las de la mas poderosa belleza; siendo
casi imposible, que quien estè dotada de estas prerogativas,
dexe de ser amada, y aun apetecida de todos. No hay en el
Mundo cosa que equivalga, y pueda parangonarse con una Muger
prudente, que con avidèz desea mas hermosear su espiritu,
que engalanarse con costosos trages. En el afable trato de
semejantes, todo es importantes documentos, recibiendo los
que disfrutan su comunicacion unos primorosos
retoques, que los constituye mas recomendables. El poderoso
hechizo de una discreta conversacion, y el arte encantador
de hablar bien, es la mas sublime qualidad de lo sociable;
siendo este requisito, particular de la mitad del genero
humano, pues ellas hacen titubear, y aun salir de sus
casillas, el mas sutìl discurso de los hombres,
facilitandoles al mismo tiempo unas delicadas, y elegantes
relaciones, que tal vez no conseguirian, por mas que
continuadamente manejasen los mas poreciosos impresos. Al contrario: una Muger sin cultivo, y de una
supìna ingnorancia ¿què luces puede comunicar á persona
alguna, y què complacencia puede ofrecer para su trato? Oh!
Quan futilmente anhelan Vms. captar la benevolencia, y
ocupar el vacío de su diversion con frivolas conversaciones.
Pronto se esterilíza el fondo de los sucesos diarios,
cumplimientos infructuosos, y sandéces de moda, recurriendo
para pasar un rato (como regularmente se dice) de tertulia á
la maledicencia, si no quieren emmudecer, ò acreditarse de estatuas: y es evidente, que un comercio, que
no tiene caudal solido, ha de ser forzosamente criminal, y
enojoso. A mi me parece, que el modo de hacer mas ameno, y
apetente su trato, es, el que Vms. formen un nuevo sistéma,
adaptandose al buen gusto, y alimentandole, por
consiguiente, con la lectura de escogidos libros. De este
modo, sus conocidos meritos disiparian de su compañia una
multitud de entes estúpidos, que apoyan sus extravagancias
por sus propios intereses, coadjubando à hacerlas tan despreciables, quanto ellas lo son por su
estolidèz, y pedanteria. Entonzes los hombres del mayor
aprecio, y talento, desearian asistir a un congreso digno, à
la verdad, del honroso titulo de buena tertulia. En esta
agradable asamblea, las Damas reconocerian notables ventajas
de parte del dicurso; no siendo inferiores las creces de
parte del placer. Estas deliciosas concurrencias, donde á
porfia compitan el chiste, la instruccion, y belleza, seràn
mas apreciables, que las que comunmente se usan en donde el
baile, el juego, la murmuracion, ò importunos
secretos de oreja à oreja, son el inutil pasatiempo de sus
tertulianos. Señoras, desengañense Vms. el unico arbitrio
para complacer, y ser queridas, es hacer comercio de ideas,
que alimentan el espiritu. La razon, y entendimiento,
fermentan un agrado, que jamas se marchita; este es el
caudal, y fondo seguro de un caracter verdaderamente amable,
y es casi imposible, que quien ùna estas felices qualidades,
dexe de ser obsequiada, arrastrando, qual impetuoso
torrente, las mas rebeldes inclinaciones. No se puede ponderar quanto contribuyen los discursos de
personas instruidas, para influir sobre nuestros juicios, y
pasiones, pues identificandose sus pensamientos con los
nuestros, recibimos insensiblemente los mas vivos matizes de
su espiritu. Presentese la mas cabal hermosura (pero sin
otro requisito): el primer dia nos suspende, el segundo
divierte, y el tercero nos enfada: Porque como lo racional
no encuentra su comercio, se vé precisado à desamparar
aquella plaza.
Livello 4
Racconto generale
Tratela un D. Lindo de
estos de ultima moda, que tienen todas
las circunstancias de...Madama, fort bien, servo
suo, peinado de rosas, sortija de retrato,
pelendengues en los reloxes &c. Alabe su
hermosura; le responderà haciendo visages: Lo
estimo, aunque sea lisonja: Encarezca sus ojos; se
reirà: Exagere sus manos; dirá; vaya, ¡què gana
tiene Vmd. de burlarse! ¡Jesus! No sea Vmd. asi. Con
esto quedará mui engreída, y en acabandose la
adulacion, no tendrá que hablar, ni la sacaràn de
si: he? No, pues! Como? bueno. Y quando mas, le dirá
al Señorito, que està bien peinado.
¿Qué diremos de esta? Lo que la Vulpeja
quando entró en la oficina del Estatuario, y viò una
hermosa cabeza, pero hueca por dentro, exclamò: Oh! Qué
bello bulto! Pero no tiene cerebro.
Livello 4
Dialogo
Entre un D. Liquido de moda, y una
Señorita à su modo.
Soneto. El.. Yo Señora, os adoro,
ya se vé. Ella lo mismo me dixo uno dias há: El.....y
como dixo el otro, Vmd. está? Ella...á vuestros
mandamientos segun sé. El.. Yo quisiera...pero...solo
porqué... Ella...es cierto si...que eso...y lo otro yá
El.....me parece mui bien, muy bueno và Ella...celebrado
ese gusto tambien he. Calor hace, al otro quarto
entremos. El.....Mi gusto en todo buscandome ya vas.
Ella...Buen rato sin aquel, no lo tendremos. El..Tambien
sin èl puede ser, quizás. Vmd. sabe los dos nos
entendemos, y no tenemos que decir ya mas.
Muy parecidas á esta suelen ser comunmente las
relaciones conque pasan el tiempo mucha parte de nuestras
hermosas, y petimetres preciados de hombres instruidos. ¡Què
conversaciones las de esta clase! ¡Y que fatalidad, verse
precisado à escucharlas! A todo en ellas se le dà culto de
verdad, menos à la verdad misma; y los pensamientos, que por
su naturaleza debian aspirar à elevarse, se encenagan en el
olvido, no existiendo mas de nuestra racionalidad, sino
palabras inutiles, que circulan sobre la
adulacion, el tiempo, y los cortejos: Asi es como pasan
muchos la vida, sin espiritualizarla con unas profundas
instrucciones. ¡Y que se titulen racionales, los que solo lo
son en la apariencia!
Livello 4
Racconto generale
Paseaba cierto pisaverde
la Corte, preciado en extremo de erudìto, y aprobado
(como muchos) por varios estrados, de critico.
Hablaba sin descampar, y se llevaba la primacía
entre los circunstantes de algunas tertulias: cierta
noche, que se hallò en una de ellas, una jovial
Señora bastante instruida, le preguntò: Sr. D. Fulano ¿que es telonio? A lo que
respondiò con demasiada prontitud, y satisfaccion:
Es una cosa redonda à manera de telonio. Fuè tanta
la risa de los tertuliantes, que se fué avergonzado,
y no pareciò mas.
Livello 4
Racconto generale
Haviase tratado cierto
casamiento entre un Caballero de nobles prendas, y
no menores bienes de fortuna, y una Señorita hija
unica, y de muchas conveniencias: llegòse el dia tan
deseado de los desposorios, y solo esperaban su
llegada, á quien no conocia el Caballero por ser
forastera, y haver sido los parientes
quienes hacian este enlaze. Apenas entrò en la sala,
donde impacientes la esperaban, quando su salutacion
fué la siguiente: Alabado sea el Santisimo
Sacramento. A lo que respondiò el Novio: Señora eso
es muy santo, y bueno; pero no viene al caso; y asi
no hay nada de lo dicho: buelvase Vmd. por donde ha
venido, que yo no busco el cuerpo en la Muger; sino
el alma; y sin decir mas palabra, se ausentò: no
llegando á efectuarse los contràtos.
Deben, pues, Vms. para hacerse amables,
no limitarse à unos parrafos de comedias, ò pensamientos
triviales; sino regular su conducta, é iluminar, (no sus
rostros) sì su espiritu, que para las màs, es el objeto de
menos cuidado, siendo del mayor fruto su trabajo, siempre
que tengan por dòn propio, y esencial suyo la hermosura del
animo: Este precioso atavío del alma, es la mas perfecta, y
segura belleza, pues no teme, ni las injurias de la edad, ni
los accidentes del tiempo. La prudencia, y agrado atrahen á
sì los mas rebeldes corazones. Este con la
continuacion, es el mas eficàz, y poderoso medio para que
Vms. domínen á los hombres; y entonces tiene todas sus
fuerzas lo hermoso, quando se enlaza estrechamente con lo
prudente. Es la prudencia un habito virtuoso de las
operaciones, dilatandose su objeto à quanto abarca la
eleccion, y libre alvedrio; la que dirigiendose à la
rectitud de todos los actos de la vida, se ciñe unicamente à
los buenos, comprimiendo las pasiones, para no pervertir la
razon, moderando ciertas propensiones, que no
siendo formalmente delitos de la voluntad, ni entendimiento;
son imperfecciones, aunque en distinto grado, de entrambas
potencias: ella es la que produce aquellos efectos, que aun
á la menos dotada de las gracias de naturaleza, la hace ser
el blanco de nuestro trato, y aficion; y à la verdad, nadie
ignora, que lo que empezò la hermosura, perpetúa sin
descreces la prudencia. Si Vms. quieren lucir muchas
primaveras, es forzoso perfeccionarse con el estudio
concerniente à su estado, y comercio de hombres instruidos. La hermosura se aja, y está expuesta à la
variedad, é inconstancia de los tiempos. Al contrario la
prudencia, se hermosea, y avigora con el repetido curso de
ellos; y si aquella complace á la vista, y gusto, que son de
una momentanea duracion; ésta satisface al espiritu, no la
contrastan los Diciembres, y se aventaja con el trato,
estando inmune de accidentes. Finalmente, la prudencia tiene
absoluto comando sobre los corazones, todo lo rinde, y
avasalla, no haviendo racional alguno, que dexe de tributarla el debido obsequio de una inviolable
amistad, y respetuoso cariño. Señoras, ya conocen Vms. la
claridad con que les hablo, y que no encuentran en mi
aquella necesaria adulacion, que estàn acostumbradas á oìr
de los que comunmente las rodean, valiendose de este ardid
para sus engaños. El medio, pues, de parecer bien, y ser
estimadas, (que este es el blanco de su intencion), es ser
prudentes, porque la mayor hermosura sin prudencia, deleita
los ojos, pero no el alma: y asi prudencia, prudencia, que este es el mejor advitrio [sic] para que
las rindàmos nuestros obsequios, sometiendonos gustosamente
al idolo de sus graciables atractivos: Digalo el siguiente
Livello 4
Soneto. Sin Prudencia hermosura
celebrada es un fuego con facil resistencia; y el
ingenio mayor sin la prudencia, es lo mismo, que un loco
con espada. En vicio la virtud mas acendrada degenéra,
si falta su influencia; y no hay dicha que tenga
subsistencia si en diferente basa está fundada. ¡O
Prudencia, en quien solo se contiene quanto puede
ilustrar la criatura! ¡O bien de donde todo bien
proviene! ¿Quien felìz adquirirte no procura? si con
tenerte á ti, seguro tiene dicha, virtud, ingenio, y
hermosura.