Pers. sat. i. v. i.
¡Quánto hay vago en las cosas de los hombres!
caput mortuum, y algunas se han desvanecido todas en ayre. La oracion apologética del señor Forner se ha reducido á la primera de estas materias, y los discursos filosóficos á la segunda. Los discursos del Apologista universal se han convertido todos en sustancias salinas, pero las sátiras de Huerta se han reducido todas á ácido nitroso, y el espíritu de sus obras á gas inflamable. Noté que algunas de las obras que sometia al exâmen tenian la propiedad de convertir el oro mas acendrado en plomo; entre otras advertí esta qualidad á las demostraciones palmarias, y unos quantos tomos en quarto, intitulados La falsa Filosofía, etc. pero reparando con atencion ví
Obras que en última analisis se han reducido á caput mortuum.
Todos los Glosadores é Interpretes del Derecho Romano.
Gonzalez y los demas Decretalistas.
Ockam, Apodaca, y los demas Teólogos Escotistas, Tomistas y Nominales.
Todos los Apologistas de la literatura Española, inclusos Forner, Denina, y Cavanilles.
Obras que se han reducido á gas mefítico.
Todo lo que escribió Vmd . . . . . contra el R . . . . .
Los Escritos de controversia entre Jesuitas y Jansenistas.
Las Cartas de Don Pedro de Castro contra el Censor, y la del Monitor fraternal.
Obras que tienen la propiedad de dar pocos instantes la apariencia de plomo al oro mas acendrado, y que son de una materia desconocida hasta ahora de los Químicos.
Las Demostraciones palmarias.
Las Conversaciones entre el Censor y el Apologista.
La falsa filosofía, crimen de Estado.
Obras desprovistas de substancias salinas, y llenas de ácido.
Las Sátiras del señor Huerta.
La Apología de Locke contra el Censor.
Llenas de substancias salinas.
El Apologista universal.
Metrificatio invectivalis contra studia modernorum.
Llenas de particulas de plomo.
El juzgado Casero.
Las Cronicas antiguas.
Quasi todas las vidas de los Santos.
El Flos Sanctorum.
El Cordonazo de San Francisco.
Poesias que se han reducido á ayre deflogisticado.
Todas las Comedias y Autos sacramentales de Calderon.
Las de Lope, inclusas las seis segun arte.
La Gatomachia, y la Mosquea.
Todas las Operas bufas Italianas.
Obras que dan mucho oro en su descomposicion.
Las Obras del Abate Mably.
Las Comedias de Moliere.
La Eneyda de Virgilio.
Los Discursos del Censor.
Las Obras de Horacio, y las de Despréaux.
La Metafísica de Locke, y la de Condillac.
Obra poética que se ha reducido á oro y flogisto.
La Henriada.
Obra que se ha reducido á oro puro sin mezcla de otra materia extraña.
El Orden de las Sociedades de Mercier de la Riviere.
Obras que se evaporan si se las quiere someter á la analisis sin quedar ni aun señal en las vasijas.
La Carta de Don Juan de Haedo y Espina.
Las Poesias del divino Herrera.
Todas las Filosofías Peripatéticas, incluso el Rosselli.
Hasta ahora no he hecho mas descomposiciones en mi Laboratorio que las de las obras arriba enunciadas. Pero si he de decir la verdad, una cosa que me ha pasmado es, que siendo las materias que he sometido al exâmen cosas tan semejantes entre sí, como lo es un libro á otro, me hayan dado sin embargo resultados tan desemejantes. Y no es decir que ha consistido en la diferencia de las pastas, porque todos han ido en papel á las vasijas. Una obra misma, aunque sea de distinta impresion un exemplar que otro, me han dado ambos los mismos resultados.
¿No sería bueno que se estableciesen mas Laboratorios semejantes al mio, y que cada lector tuviese uno privado en su casa? ¿Y dexándonos de alegorías, no es una lástima ver a la multitud de papeluchos que á manera de avenidas nos inundan y nos dexan sedientos de la buena doctrina? Yo comparo la España á los árboles cargados de manzanas de Sodoma, que á primera vista parecen ricos de sabrosa fruta, y que realmente estan llenos de podredumbre. Quien vea el monton de libros y papeles que nos anuncian todas las Gazetas creerá sin duda alguna que estamos mas ilustrados que la Francia y la Inglaterra. Pero que lea estas mismas obras, ¡qué vacío! ¡qué miseria! Una Nacion donde no se piensa puede ilustrarse, una Nacion que no escribe puede en adelante escribir bien: ¿pero qué hay que esperar de una Nacion que piensa mal, y que escribe
No permita Dios que yo aconseje jamas la restriccion de la prensa. Dios me libre de proponer el bárbaro medio de que se les denegase el permiso de publicar sus obras á los Apologistas de la literatura Española. Pero seame lícito haced ver al público el daño de semejantes obras; seame lícito decir que la prueba de lo atrasada que está la Nacion en las ciencias es que recibe con aceptacion semejantes paparruchas. Quando Roma estaba en su siglo de oro, era quando Horacio objetaba á los Romanos su atraso en las letras, comparándolos con los Griegos.
¿Para qué sirven las apologias? Los extranjeros no creerán á los Apologistas por mucho que alaben á nuestros sabios mientras no les presenten obras dignas de su aprobacion. Si se exceptúa la obra del Quixote, ¿qué cosa perfecta podremos presentar á los extrangeros? ¿Quáles son los Historiadores que opondrémos á Dudos, Mably, Condillac, Millot, y Raynal? ¿Qué son nuestros políticos en comparacion de Mably, Condillac, Montesquieu; y especialmente de Mirabeau, y de Mercier de la Riviere? ¿En Metafísica dónde estan nuestros Locke, Condillac, y Bonnet? ¿Qué tienen que ver Tosca, y Garcia con d’Alembert, La Caille, Maupertuis, Sauri, y Condorcet? ¿Qué es la Araucana respecto de la Henriada? ¿Y quién compara á Calderon con Moliere? ¿Qué hombre prefiere la Poética de Luzan á la de Marmontel, ni las Novelas de Doña Maria de Zayas
Tempus eget.
Yo me atrevo tambien á darles un consejo, que seguramente les será útil á ellos y á nosotros. ¿Quieren que los extrangeros nos alaben, quieren que tengan á la España por superior á todas las demas Naciones de la Europa? escriban obras que merezcan ser antepuestas á las de los demas célebres filósofos de la Europa. Corrija el señor Abate Masdeu la pasion excesiva que se le advierte en favor de los Españoles; no nos llene su obra de las pluralidades ridículas que se notan en sus dos primeros tomos; aprenda quál era el espíritu de Roma para escribir la España Romana; estudie el arte de escribir, la filosofía, la crítica, y la política para proseguir su obra, y no nos dé tomos tales como los que ha publicado; que mas bien parecen escritos en el siglo trece, que en el diez y ocho; ó dexe de quebrarnos la cabeza con su ridícula Historia crítica de España.