El Duende Crítico: Jueves 19. de Abril de 1736

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Jueves, 19. de Abril de 1736

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Tablilla de Excomunion

A los Reales mandamientos de nuestro Rey soberano,
Decalogo de la Ley,
que obedecen Sus Vasallos: Nuestra Madre Cobachuela, (perdoneme si he dejado
la Santa, que nuestra Santa
Madre Cobachuela es largo) La Madrasta Cobachuela, (asi es mejor, i mas claro)
ha añadído estos preceptos
en èste Pontificádo. I haviendo muchos reveldes, contumaces, i obstinados,
de la devída obediencia
de sus decretos: mandaron los oficiales primeros
curas, i Benefidiados; De las Almas inocentes del símple, i docil rebaño,
que todos aquellos hombres,
de probecho para algo; Que ciega mente no crean en su obsequio, cautibando
de su fé el entendimiento,
ni obedezcan sus mandatos: Se declaran, i publícan por anatematizados: principal mente el que incurra
contra el cuarto, i quinto Canon, Del undecimo Concílio que se celebró en el Pardo;
que traducido de tonto,
asì dice en Castellano. Si algunos digeren, que el Gremio Patiñáno,
no manda por Don Felípe
sean anatematizados. I en consecuencia de todo, lo ìa dicho, i aprobado,
encargaron à los Pages
de Patiño, que es milagro Que siendo sabio el buen Duende no los llame trium-pajatos,
Gentiles hombres de entrada,
en el Cuarto de su Amo, (ú en la cuadra, que es lo mismo)
materia prima de Estado,
i à los Porteros, Minístros,
también de escalera a bájo. Sacristanes, Monaguìllos de los burlescos sagrados,
que sirbieran de tablillas
sus casas excomulgando, Apunten los principales reveldes, que ài en èste año:
les nieguen la entrada, al Templo
del Gran Jóve, Soberano. De Deidades titulares, i de Dioses sufraganeos:
les infamen, i malquesten,
con el Pueblo, protextando, Serà de participantes la excomunion: i por tanto
esta es la publicación
que se ha de hacer en Palacio. Tenga todo Pretendiente por público excomulgado
al Duque de Monte-Mar, al Ilustrisimo Rato,
à los Condes de Montijo,
i de Siruela; à Vibanco, I à todos los Consejeros, menos à unos tres, ò cuatro. Al Conde de Salazar,
con todo su Principado. A Campillo, i à Pedrajas, in concreto, et in abstracto:
Al grande Crítico Duende:
à todos sus asociados; Como à Crespo, Velladarias, Oliveros, i Montiano:
á los dos Barnahacheas,
al Trinitario calzado, Herrera, Campo,florído; i por abrebiar con tantos
à los otros veinte i cinco,
que faltan à treinta, i cuatro. I queden con potestad Pages, Porteros, Lacáios,
los dependientes de èstos,
con todos sus asociados: De ex comulgar à cualquiera que les parezca del caso,
sin excepcion de Personas,
de clases, sexos, ni Estados. Condenando, i maldiciendo, i segun el formulárío, que se pone en el Ritual, del Principe Diputado. I en testimonio de todo, quedo en el Gazotelacio
de la Parroquia Matríz,
ò cobachuela de Estádo.

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Decimos sobre la Paz de el año 1736. entre el Emperador, i la Francia, quedandose èsta con la Lorena.

Guerra, i no de ceremonia èstamos viendo, hà cuatro años,
i à costa de muchos daños,
un Rey intruso en Polonia:
Austria, se hace Babylonia,
sangra Moscobia su vena,
al Ingles no le da pena,
portase neutral, Olanda,
i al cabo de la demanda,
queda Francia con Lorena. Logre Austria, que es mui justo, la Pragmatica sancion,
que en cuanto hubiese Borbon,
no la lograrà, sin susto: ceda su Derecho Augusto,
i sealo en hora buena;
i à Babiera se enagena
de su segunda esperanza;
à todos el golpe alcanza;
pero Francia con Lorena. El Principe de Piemonte, bajó con gula à Milan;
pero al fin no le darán
cosa, que pìe, ni monte:
Por eso Aniquer à monte, Prusia con faz mui serena,
la Suecia del caso agena;
España, que llore, ò ría,
la Noruega toda fria;
pero Francia con Lorena. Cuanto el Mincio, i Oglio vaña, i el Pó caudaloso i claro,
se que ha de costarle caro,
si acaso lo quiere España:
cubierta està la Campaña
de sangre, i despojos llena;
den à la bolsa carena,
desta pingüe Monarquía,
i quede sin Lombardia:
pero Francia con Lorena. A Toscana esclarecida, que enfermó con la dolencía,
i agoníza con violencìa,
hagan sepultura en vída:
si es feudo, ú no, devatida
cuestion fuè, i òi se condena:
de su Dueño se enagena,
para brindár à un Cuñado,
cuando el otro estè cansado:
pero Francia con Lorena. Entre España, i Portugal, se acaban las diferencias,
quedan estas dos Potencías,
asì asì , ni bien ni mal;
mucho armamento Naval,
ciertos ímpetus enfrena;
à Don Carlos se enagena
Toscána, Palencia, i Parma;
arma Naos, Galeras arma;
pero Francia con Lorena. Sicília, i Napoles, dos Reynos son del vello Infante,
en dos años adelante
seran súios; sabe Dios,
Monte-Mar, con recia tós
sus orgullos desenfrena,
la de Noalles mui serena,
temblando à èste General,
le dice, ho haga tal,
pero Francia con Lorena. A su Alteza, el de la Porta, el Irlandes, Kaulican,
por mas que vote el Diván,
tierra pílla, i pasos corta:
el Frances à ambos exorta,
à Paz tranquíla, i serena;
dice el Persa en hora buena,
como se le restituía
toda la Plaza, que es suia;
pero Francia con Lorena. Expone quejasVenecia, i deste Leon el efecto,
el bramido se desprecía:
con curiosidad bien necia
de una Corte en otra ajena,
el Principe de Modéna
(permítan lo alárgue aqui)
anda sin saber de sì;
pero Francia con Lorena. El que es òi Duque escudero de la Nínfa, à quien no amó,
se quedarà como ió,
hecho un pobre Caballero:
con poquisimo dínero,
i acostandose sin cena;
pedantes son de la Viena,
el de Mantua, i de Guastala,
vaian todos nora mala;
pero Francia con Lorena. Acuerdo me que una vez vi, en un cierto Manifiesto,
de cierto Rey, un honesto,
in honrroso desinterés:
no pretendo, vòto à Diez,
un palmo de tierra agena;
solo de celo mellena,
Polonia, para mi Suegro,
no lo logro , i me alegro;
pero Francia con Lorena.

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Procesion que forma el Duende en la que suministra el cuerpo del Rey à los enfermos de esta Monarqa.

Cuerdo el Señor Povisor ,
manda que en esta samana,
salga el Cuerpo del Señor,
que dulzura, i piedad mana,
à vér su Grei cual Pastor:
i supuesto que esperaba
el Duende, que el tiempo enmiende
el orror , que amenazaba,
i que ià cítan al Duende,
digan que asi la formaba.

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Procesion.

Junta toda la Grandeza, que và acompañando el Cuerpo,
del Rey, que sale à alibiár
el Dolor de tanto enfermo,
vailando muchos Danzantes,
por ser en España víejo
el celebrár su tragedía
cual Cisne, su fin postrero: Del sólio Eminente vája, Su Magestad, advertiendo
tubo de sacramentado
lo que de accidente lleno;
i siendo Señor que alíbía ,
i sabio Médico àun tiempo
de la enfermedad, se informa
para haver de darse luego.

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A la Reyna, que es el enfermo Primo.

Acia el cuarto de la Reyna tiró el acompañamiento,
por que el mal de que adolece,
que la desespere temo;
i asì acudámos cantando
tantum ergo Sacramentum. Pregta. Vuestra Magestad, què tiene? Respta. Mi mal es, por que no tengo: Siempre hidrópica he vivído,
de sujetar mis Impèrios;
i al calor de èsta insaciable
sed, me faltó el crecimiento;
perdì el estomago, con
Estados de el bien que pierdo:
en la coccion de una Paz,
que à gusto de òtros defiero.
I aunque dà vìda real mente ,
nativo calor inténso,
à mì el calor natural,
en vez de aliviár me ha muerto. Bien como el Arbol frondoso, que ramos tendiendo alviento ,
de frutos opímos hace
universal embeléso;
i tanto de frutos llena
las ramas, que và esparciendo,
que de iugo tan prolíjo,
dà con su madre en el suelo; V. Magestad, reciva el cuerpo del Rey, diciendo:
en èste síglo el dominio,
in me manet, ego in èo.

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Al Principe; segundo enfermo.

A visitár à Su Alteza, que no se siente mui bueno,
va Su Magestad, i Pregunta,
què mal està padeciendo;
i responde: Ió, Señor,
por mi desgracia, padezco
muchos accidentes, juntos:
ià el dolór de menos precio;
ià la terciana de olbído;
ià de arrimado, el gran péso;
ià fiebre de Libertad,
con ánsias de Cautivério;
de los cuerpos regulares,
me falta el orden discreto;
ià la fluxion à los ojos,
que vén en Segundo el Cétro;
con otros mil accidentes,
que sabe el que sabe menos. Mui grabe es la enfermedad:
dèsele el Rey, al momento;
veámos sin con fabor,
tan sumo, alienta su pecho.

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A Patiño enfermo 3o.

Llega al cuarto de Patiño, i viendole que està terco,
en tomár las medicínas,
i usár los medicaméntos,
como de su enfermedad
sabe el estádo Secreto,
prudente el cuerpo le dà,
obiando escándalo al Pueblo:
recivele, mas discúrro
que no puede hacerle efecto;
tomar el Cuerpo de el Rey,
pues tiene al Rey enel cuerpo.

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El Presidente enfermo 4º.

Venga Vuestra Magestad à visitár otro enfermo;
en todo lo que se manda,
segun quereís, vòi, i vengo. Por el òjo de Palácio, es precíso que pasèmos;
que nunca los òjos sobran,
para vivír al derecho. En la Plaza de San Juan, estamos ià, entremos dentro,
en casa del Presidente,
si es que nos admite, puesto
que aunque el accidente es grabe,
èl no penétra su riesgo:
i èntre apreciár la Salud,
i hacer del mal menosprécio,
ni sè, què accidente ès más,
ni alcánzo, què pena es menos. Pregta. Què enfermedad ès la vuestra? Respta. Ió Señor me siento bueno: gózo cumplída salud; I aún que ùnos humores gruesos me indícan patente daño, según tárdan los eféctos,
el tíro de la desgrácia
mui remóto de mì véo.
Bien puedo en èsto engañarme,
mas con algun fundamento,
mi seguridad me aníma,
pues de todo me confieso.
I si quien òie mi culpa,
me sabe absolber, no temo:
pues mantiene quien arruina,
al Padre de los taléntos.
Sobre incógnito pelígro,
ne se dà èste sacramento.
Vamos sin administrarle;
mas notando, que sin èsto,
con roquete, i sin Rey, era
Sicut Dei nos dice el Texto. Muchos enfermos, Señor, nos quedan; pero ià es tiempo
de que volvámos á casa,
por que el Camino es molesto,
i la tiráda mui larga;
volvámos á Casa luego;
pues si èstos enfermos sánan,
víve èn ellos ad exemplum;
pero sepa el que se enmiende,
de su proceder defectos
que si indígno me recibe,
mei erit corporis reus.

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Aposento de Duendes: Cuarto Principal de Trásgos, Chirrion de Incubos, covachuela de Súcubos, Desvan de negros espíritus, i aparatos de buscones del verdadero Duende.

Jueves, por Jueves,
fecha, por fecha,
dícho, por dícho,
tema, por tema,
unos esdrujulos,
portal sin puerta,
papel en prosa,
de ciencia medía,
Consejo aulíco,
á la burlesca,
què en embrion,
son Cobachuelas,
Decimas solidas,
mazas por fuerza,
un Cathecismo,
con dos recetas,
confesionarío,
Juicios alerta,
Muerte de España,
entierro, i pena
con dos Sonetos,
con que se alegran,
hermafroditas
en todas cíencias
vamos por partes,
que ài partes tercias
i mui hediondas,
de puro necías.
Que ió sea trasgo,
què se interésa
todo simplóte,
con su torpeza?
Unos me tíran
que à boca llena
muerdo rabiando,
cual Duende en pena,
Io no les niego
que no es pequeña
la que me oblíga,
à Paz, i Güerra;
que puse el medio,
blando cual cera,
por que el remédio,
se derritiéra;
que des preciaron
mis advertencias,
siendo, aunque Duende
verdades ciertas.
que por rigor,
según mi tema,
ià no ài remedio,
à èsta doléncía.
Enfermos Lazaros,
ià se contemplan,
mas no aì Maria
ni Marta en letras,
i el veni foras,
tambien desprecian,
i èntre gusànos,
sepulero obstentan,
i aún Paralíticos
con grande flema,
en la Piscina, Angel espéran.
Ià os dige Bárbaros
vuestro Diléma
en punto critico,
deste Sistéma,
Quare no crèdítis?
Borricos, Béstias?
por que os quejáis,
de lo que os quema?
si lo suabe
no sírbe, esfuerza,
bara de hierro,
duela, ò no duela;
Estas Diabladas,
que tanto aquejan,
con juramentos,
borrar inténtan.
i es mui comun
Duende entre cera,
i agua bendita,
dicen las Viejas.
Miren la chanza,
si ha estado buena,
de jurar cruces,
como en taberna,
Juguemos límpio:
si ài quien le duela,
pongase un parche
de Gira pliega.
Dicen líbelo:
que braba fiesta!
miren que Abuelos
les desentierran;
Si los muchachos,
que ài en la Escuela
lo van cantando
à boca llena.
Si no ài trapero,
Si no à Limera,
que no lo diga
en las plazuelas:
Los Santos Padres
de nuestra Iglesía,
no dan por culpa
la verdad ciega:
Libelos? Ninos
tengan paciencía
que falta el rabo,
que se desuella. Busquen al Duende: denle la pena,
que díjo un día
el Señor Mesa;
brabo zoquete,
soberbio béstia! mire el bonete,
con lo que llega.
Dime, tu hidióta
por què te quejas,
si aún no te aúma,
èsta pajuela?
Pero me abstengo
por la cuaresma;
que un buen potaje
tu lo comieras.
Dèja que tóme
aquèlla ceúla,
i nos veremos,
líbres de deudas. Señores Zanganos
que sin escuela
soís tertuliános
no de la Iglesía;
Io ià he cumplído,
con mi promesa,
de castigarlos,
si no se en miendan. Tanteen mis tíros
con èsta tíenta,
todos mis Jueves,
i el ojo alerta.
Dejen al Duende
que los divierta,
que èstos plastillos
son, miel, i ojuelas;
sino, es bobada,
que el Duende tenga
este trabajo,
sin recompensa;
Es buena dròga,
que ustedes tengan,
toma, si es súio,
daca, si es víeja;
Que mataderos,
que andan con éstas
solicitúdes,
torpes, i nècías;
Tomen papeles,
dejen quimeras,
i en los Estràdos
que se diviertan.
Que à los Señores
de Cobachuela,
el barro à mano,
ài quien les tenga;
El Padre, nuestro
san Martin lleva,
i el de la Mítra
no atrás se queda. Estos chiquillos, cuando confiesan,
son unos Santos,
como gorgéan. El só Mateo:
no: tente lengua,
que el tiempo es santo,
i hablár no dèja. Pobre de Reyes,
que bigoteras;
pero el aguanta,
como una muerta. Si hubieran ído
las ocho iléras,
cual volverian
rábo èntre piernas? Que mistachones, que se comieran
á la Italíana
cuando volbieran.
Què brabo bruto,
Sò Torre-nueba;
no en val de un gesto
de oírlo nos cuesta. Dígo burlamos?
en mi conciencia;
que tál se entráran
por nuestras puertas
los enemigos;
que providencia! Degemos burlas,
vamos de veras:
con cínco míl
que nos diviertan,
gracias al Cielo
que el tiempo llega. Que las campañas
se agan à secas,
con èsto el Duende,
marcharà à verlas.
No havrá porrazos
si, muchas tiendas,
èsto se hace
por que dicierta.
Su mucha Polvora
al Rey su flema;
que el Padre nuestro
asi lo ordena.
Por que aquel Niño
cubra la tésta,
vino la Flóta;
pero se quedan
èntre Danzantes,
cuentos, sin cuenta. Callemos, digo,
que guele a quema;
que el Duende sabe
à donde llega. Iò apuesto, que
ài quien apuesta,
que no es del Duende a questa idèa.
Que en las Tertúlías
asì le pegan
sus mordiscones,
duela ò nò duela. I èntre ellos mismos, viendo se entera,
por que es espíritu,
que no se en cuentra . El medio, que
el Duende espera,
es que otra Cruz
júren de veras. I con aquesto,
todo trompeta
tendrà disculpa,
a boca llena. Un cierto quidan,
con su gongura,
es el que al Duende
le tiene tema. Jura, i perjura,
si le cogiera,
le colgaría
en una Almena:
i ió le dígo
con gran paciencia:
que no lo haría,
aunque me viera. Que se espantára
de mi presencia,
i por no verme. muerto caiéra. Señor Golilla,
cuenta con èsa,
que huele à azufre,
el Duende en pena. Si se entra fraíle
le tendrà cuenta,
por que mis trasgos
llevarlo inténtan.
I cepos quèdos
que el Duende píensa
no ir à Roma por penitencia.

Level 3

Juicio finál, que hace el Duende, de los tres Enemígos de la Alma del Reyno de España, que son Patiño, el Presidente, i el Tesorero.

Surgite Mortui, veníte ad Judícium. Què terrible trance, Que horroroso dia!
Con què airàda armonía,
Se òie del Clarin ronco el acento:
què tenebroso, i fúnebre instrumento!
Quien no hubiera nacìdo! por no verse en tal Tribunal metído,
de un Duende; que es tormento,
que penétra el mas alto pensamiento. Aquestas reflexiones
hacen à los colegas, Gigantónes.
Pero vuelva a sonar el metal fuerte,
que los pone à las puertas de la muerte. Ià en siléncio se halla el Duende airado;
ià sale por un lado,
Patiño, componiendose el pellejo;
juntandose las muelas con despéjo:
Sus uñas no ha encontrado,
que de puro arañar, se le han gastado:
En suma, sale al Tribunal perplexo,
sin uñas, mas con muelas, i pelléjo.
El Juez le míra airado,
i èl se juzga precìso, i condenado. Dícele en fin: Horrendo, mal Crístiano,
como asì has destruído el Reyno Hispáno?
Como siendo Intendente, sin cordura,
ani quiláste à toda Estremadura?
Dejandola en desiertos aduáres,
sin reserbar los pobres Militares?
Siendo desde la Selva, à la Campaña,
triste despòjo de tu infiel Guadaña;
Con el Baston que tu impiedad empuña,
el año de catorce en Cataluña,
amotinaste el Pueblo sospechoso;
por hacerse Ministro provechoso;
queriendo que pagase cada Casa
un Doblaron, aún estando infiel à la Plaza.
Què de vìdas allì por ti no han perecido?
Las Tropas, què martirios ho han tenído?
Què Iglesias Saqueadas! Què Doncellas violádas!
Que violencias, què incéndios, què ruinas!
Què maquinas ocultas, è intestinas!
Tu fuistes el Causante à èstos herrores,
Sin perdonár las Tropas tus rigores;
Por Ley de buen ajuste, le amágas,
Trampeandoles tambien sus justas pagas;
pues si alguno pidió sus cantidades,
ni cóbra, ni cobrarà en mil hedades.
En Cadíz, i su prospera Marina,
tu fuiste causa de toda su ruína:
Los Nabíos que allì se han carenado,
doce mil pesos en cada uno, se han hurtado:
A Riperdà con eso,
que hizo sabér al Rey, aqueste excéso. Te veníste á la Corte,
deseando tu aguja a queste Norte;
Desde donde por Posta
eres fatal nublado de Langosta;
Tu permites, sin cuenta,
el hacer de Justicia, i Gracia venta.
Estáfas al Patrício, i Estrangero,
quítandoles á todos el Dinéro:
Sin perdonar, ni uno ni otro Estado,
pues aún no està seguro lo Sagrado. Tu quieres manejár toda oficína,
i sus Minìstros, son de la Cocina:
I estando sepultado en este sueño,
quieres saber de Europa su diseño,
de los Monarcas las serias reflexiones,
que al Rey ocultas, con malas intenciones?
Tu haces de Muchachos mui bozales,
tropa inmensa, de torpes Generales. Tu quieres que el Soldado mas triunfante,
ande de puerta, en puerta de tunante:
Tu quieres que en la Flota, i Galeones,
vengan muchos Millones de Doblones:
i el que viniere atrás, si acierta, ó iérra,
àte con longaniza à questa perra:
Pues por Ley, por Razon, i Justicia,
no hade sér condenada tu malicia?
Húie de mi preséncía mal precito,
llevad, Furias, atàdo à ese maldito. Los Sùcubos le agárran; i los trasgos
dandole mordiscones, i derrasgos;
và pegando el ronquido,
que llega à Francia su fatal sonìdo. Desgarrese la Tierra de sus tramas,
i abrase una bóca envuelta en llamas,
por donde éntren Relámpagos, i Ráios:
al lugar prevenido en sus ensaios,
Caiga aquese Malvado;
pues èl se ha condenado,
que el Duende, no perdona al insolente,
ià que èl asì se hizo Delincuente. Pues sus sanos auxílios despreciando,
i sus amonestaciones profando,
con su grande malícia,
se hizo Reo convicto de Justicia. En Mundo menor, ià està juzgado;
venga el Diablo encarnado,
en èsta forma humana,
con su semi-sotana,
èntre Mitra, i Capilla con Corona,
Escándalo de Roma,
i mercader de Apóstatas tunantes,
con que trájo Doblones mendicántes.
Al oír de Doblones,
lo sacan à empellones;
I el salió medio muerto con anteojos,
buscando en el Consejo sus dos ojos;
por que en Toledo, con la Garapiña,
entre los vasos, se le caió una niña.
El Juez, que asì le vió tan aturdído,
à un Minístro mandó le dè un bufído:
I fuè tan fuerte el grìto,
que se quedó, de miedo, tamañíto.
Dime inconsiderádo,
aunque tu, con Patiño has confesado,
estás impenitente, pues sín rienda,
despreciaste la enmienda;
i à Mi, que sòi tu Juez, persígues fiero,
por dár al mundo que eres Justiciero. Si èse atributo quieres,
en tu mano la matéria tienes. Execúta el rigór de tus rigóres,
con esos Jueces tan estafadores;
No los ves, con doblada infíel malícia,
que venden la Justicia?
I sin miedo ninguno de su Dueño,
cohecharse por fuerza del empeño?
Es èste Tribunal, ò Pepitória. Se gana asì la Gloria? Peor ès èste Consejo que delato,
que el donde presidió Poncio Piláto:
Una sala de Alcaldes Monigótes,
que cada uno merece cien azotes;
pues son la covertera de hombres viles;
de tantos Alguaciles,
Ladrones con licéncia,
que roban á porfía, con vionlencia,
por Plazas, por Plazuelas, i Arrabales,
Carnicerias, Tabernas, Hospitáles,
todos hurtando al Público sin tasa,
i entre todos se lábra aquèsta masa.
No te acusaste, permitías que lo hagan
i sus hierros no díces los desagan?
Mejor èra los dejaran despachàdos,
que verse por Ladrones condenados. I por que vèo en ti seña evidente,
du cuàsi Penitente,
por término preciso, i peremtorio,
te envío al Purgatorio:
donde estarás mil años, sin memoria,
si algun sufragio no te dà la Gloria. Por que cruz, i Cruzáda te han líbrado,
de irse con Patiño, condenado. Fuese triste, confuso, i afligído;
el pobre Fraile mèdio compungído
esperando en su hermano, i sus sobrínos,
le envíen de su tierra sus Gorrinos,
por sufrágío al presente;
que Geronimmo Val, mas suficiente,
le traerá de sicília Macarrones,
que harto le ha permitido hurtar Doblones;
en buenas entruchadas,
digrídas mui mal, peor mazcadas.
Suàbe ha estado el Duende, dicen todos;
poco rigór ha usado en todos mòdos;
i es que como penetra la conciencia,
conoció que traìa penitencia. En tanto que la carne, con los huesos
se andaba, ià juntando con los sesos,
càtalo, que dormìdo,
el Tesorero sale, sumerjído:
Por vestído un costal, sin atadura;
i un cordel ceñidor, ò ligadúra.
Despierta, dice el Juez, despierta Bruto,
què Salbaje sin fruto!
Ser basta, en ignorancia concebído,
mantenedor de Esquinas, sin sentido.
Si tu para èste cargo no naciste,
para què le admitíste?
No èra mejor, que un Fardo te abrumára?
i que aquesa mollera, te tapara?
Que no tan cara, à cara,
como el mundo repara,
dár à entender tu tríste catadura,
en tu triste figura?
Bárbaro, Figuron de Volatínes,
molde de Galopínes,
no te quiero juzgar tus necedades,
si no es usár aquì de mis piedades.
Ola, Minístro, Martiníco, ola,
hacedle à aqueste Bestia la mamola:
Una legion de Duendes, hacen andas,
lo agarran en volandas,
le cargan un barríl, con un fardél,
le quítan el Cordél,
lo envían sin despacho,
diciendo en altas voce: arre Macho. El que se vió mojado,
al Duende ha suplícado,
le míre con piedád, que su torpeza,
no fuè con maliciosa ligeréza:
que promete decír, sin vanidád,
que es Marques de la misma suciedád:
Que toda su arrogáncia, à hidalguía,
confiesa, que es mentíra, i porquería.
Que serà el humilde à todo Caballero,
que èl, es un exaltado costalero.
Con èstas sumisiones,
templose el Juez, cesaron las Prisiones:
no hubo penas eternas;
i el marchó con el rabo èntre las piernas.
Acabose ià el Juício;
i ià el Duende propício,
Satisfécho de haverles castigádo,
à su Desván se vá mas sosegado.

Level 3

Romance semi-jocoso, que forma el Duende en su Desván

Triste èntre telarañas, me veía ià empolvado,
en tanto que pasaba,
El Plenilunio de èste mes de Marzo. Sin acordar me en nada, del Político Estado,
ni de sus monepódios,
que tanto ha procurado remediarlos. En otras reflexiones, estába maquinando,
cuando al Diablo cojuelo,
le vi entrar por la ala de un Tejado.

Dialogue

Dime, de donde vienes? le preguntè enfadado,
que según lo molído,
parece que às corrìdo, ù has saltádo. El entonces risueño, la páta enderezándo,
me díjo que venía
de jugar con los simples, i los Gansos. I que fuè tal su suerte, que à las primèras manos,
les fuè preciso, à todos,
pedír se por merced, diese barratos. Díjo que solo à un hombre, que èra penitenciádo,
por poco arrepentído,
le tenía precito, i condenado. A otro metí en los trotes, de no crecerse hidálgo,
i ànda entre los chiquítos,
haciendo pínos por parecer algo àlto. Con mi poca influéncia tengo determinado,
à uno añadírle orejas;
i à otro ponerle cola de sus palmos. Pues los dos, por borrícos, dígo, por mentecatos,
la albarda, i el cencerro,
les viene, por heréncía, i maiorazgo. A otro, que està en mantíllas, hijo de cierto Fauno,
que aún no pìde la cáca,
Siendo asì que su Padre es un buen Cáco; Quiero que en la maroma, antes que pase el año,
haga sus cabriolas,
pues le viene de Casta como al Galgo. Otro se juzga Conde, aunque algunos bien claro
le dicen, que se engaña,
el no quiere salír de aqueste engaño. Ió siempre le aconsejo, no haga de èllo cáso,
que el Pueblo es nobelero,
i que lo más del tiempo està borracho. Si así no se sosiéga, soplo por otro lado,
con cúio àire se queda,
de vanidad, inchado como un sápo. Unas veces se enfada; i se dà a treinta Diablos,
por que no se refriega
su altibez, con Mercurio, u Sagitario. Cuando ió asì le veo, me arrimo por un lado;
i al oìdo le digo:
sin que ninguno pueda escucharnos; Pues eres tan astúto, i solicítas lauros,
el maior es, que busques,
esa fortuna, ó Duende de Palácio. Castiga su osadía, i atrebimiento raro,
que es mucha desverguenza,
permitír que hable mal, òi contra tantos. Ni reserba à Minístros, ni perdona Zogados,
i al fin, las cobachuelas,
como figúras hace andár bailando. Con èsta pecardía, à ningun hombre honrrado
deja miembro seguro,
ni, como dicen, deja hueso sáno. El con èstos consejos poderoso, i ufano,
díce que si le coge,
ha de hacer que le den cien latigazos. Díjole, i bói à otro, símil del mencionado;
con lo que no ài alguno,
que se pueda ver líbre de mi lazo. Los conventos visíto, corro los Santuàrios;
i à Amìgos, i Enemigos
les hago hacer mi Juicios temeràrios. Asì están en tormentos, i de puro exaltados,
hechan la sangre à arròios,
i por los ojos, suelen echar ràios. A úna vieja persígo, dandole un comentário,
de su Genealogía,
que pasa de dos mil, i ochenta años. I de Gentes, en Gentes, segun publíca el arbol,
hálla que es mas antígua,
que el Cuerbo, que Noë soltò entre Gansos. Quinientos abolengos cuenta, si no me engàño,
por línea recta todos;
que por la transversal son otros tantos: Sin Nembrót, que fuè Padre de otros setenta, i cuatro.
cuando fijó en la Torre
las armas, la Rodela, i el Caballo. Cuando se quemó Troya, se pasaron à Patmos
ochenta, i nuebe Abuelos,
i toda aquella Isla la poblaron. Diez, i siete mil Nietos, que à España se pasaron,
i Zubál los condújo,
por triunfo, prisioneros à Cartago. Otras cincuenta mil, que entre sì procrearon,
pasaron á Toledo,
i à la Castilla la Vieja la inundáron. A Dn. Julian el Conde, persiguieron vizárros;
i en la toma de Beuda,
sirbieron al Infante Dn. Peláio. Asta Carlos primero, llega el Tronco del Arbol,
cúia raíz frondosa,
desarà todo Tuerto, i todo agrábio. Esto ès amigo Duende, en lo que me he ocupádo;
i pues que te he serbído,
no me tengas à mal haver tardàdo. Iò que vì con que poco, me sírbe èste menguado,
hize que entre las llamas,
le diesen cuatro ò cinco chamuscázos. El, temiendo el castígo, díjo ogilloràndo:
piedád, Señor, que aun falta
otro serbicio, i no de los barátos. Sabe que he descubierto, quienes son tus contràrios;
que con sus papelotes,
te quitan la ganancia de las mànos. Deja èso por aòra, que no nos hace al caso,
dì, que pàsa de nuebo,
por la España, la Corte, i los Estádos. Sabrás díjo: que aquestos, que víven alla àbájo,
no se por que razones,
salieron à empellones, i à porràzos. Ió que vì la refriega, con el míedo temblando,
me escapè de la quema,
i fui à ver lo que acía Maureagato. Lo hallè que ià firmaba el feudo acostumbrado,
de las cién Doncellas,
que quiere que le presten para Máio, Tambien hallè á Pepíto, que al cabo de seis años,
el dedo se chupaba,
sin reparár que el moco està colgando. Duermese, con el gusto, i sabor sazonado,
àsta que le despiertan
los repetidos hecos de èl Gallo. Mal de madre padece; i por lo que ha mamado,
le dan los zaumerios
con las plumas de la Aquila en un Plato. De algunas obstruciones, adolece el muchacho;
i de Abestruz, aplícan
el huebo, mèdio crudo, i mèdio asado. Para haver de curarle, faltan muchos reparos;
que es vér el Corderito,
que el otro Corderote ha descolgado. I si èsto no bastare, el tiene à su mandado,
una grande manada,
de Corderos, Carneros, i Venàdos. Que en hombros de borricos, dígo, en sílla de manos,
de su casa le saquen,
i le lleben, i traigan a Palácio. Basta, le dige entonces: còjo dispartado,
vete à cenar á Zunez,
que allì te darán un buen guisado. I si no à París, vete que de Cresta de Gallo,
te haran una en pan-nada ,
Gígote, albondeguíllas, i estofado.
Asì en èstas razones estában conversando,
el Duende de los Duendes,
i el Diablillo cojuelo, su amigazo; Cuando oiéron de pronto, que llamaban al cuarto.
Uno, i otro à esconderse
fueron, sin detenerse, à mas recados.