El Filosofo à la Moda: Número XXXIV

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Nivel 1


Número 34

Nivel 2


Leccion LVII

A los politicos faccionarios

Cita/Lema

Ne pueri, ne tanta animis assuescite bella

Cita/Lema

Neu patriæ validas in viscera vertite viris.

Virg. Æneid, VI. 832.

Nivel 3

Relato general

Hallándome en Lóndres con motivo de mis viages para adquirir aquellas noticias que me han hecho Filósofo á la moda, me veia muchas veces precisado á preguntar por esta ó aquella parte, pues no tenia conocimiento alguno de tan gran Ciudad. Una vez tuve que ir por cierta dependencia á la calle de Santa Ana, y para no errar pregunté á un Caballero, que me pareció de distincion; éste en lugar de responderme, me miró turbado, y me dixo con mucha indignacion: Perro Papista, ¿quién ha canonizado á Ana? Marchóse enfurecido, y no me dixo mas. Para huir un encuentro igual, pregunté á otro Caballero, á mi parecer tan distinguido como el primero, y le dixe: ¿Me hace Vmd. el favor de enseñarme á dónde está la calle de Ana? A éste me respondió: Perro herejote, Ana era Santa, ántes que tu nacieras, y continuará en serlo, aun despues que los diablos te hubieren llevado al infierno. Dicho esto, se fué sin enseñarme el camino que yo deseaba. Entónces conocí que no era conveniente hacer la pregunta del mismo modo, por lo que en la esquina de todas las calles preguntaba: ¿Esta calle cómo se llama? Este artificio me sirvió todo el tiempo que me detuve aquel peligroso pais, para encontrar los parages donde queria ir, sin exponerme á riesgos impensados.

Esta aventura me franqueó motivo para reflexîonar los males que causan las facciones y los partidos. Arruinan toda buena correspondencia en las comunidades y en las familias; incitan las personas honradas unas con otras; y perjudican tanto al público, como al particular.

Nivel 3

No hay cosa en el mundo mas temible que el espíritu de division, que separa un Pueblo ó una Comunidad en dos cuerpos, y los hace mas contrarios, que si fuesen Naciones totalmente diversas. Las conseqüencias de semejante discordia son ruinosas en supremo grado, no solo por lo que mira la ventaja de los enemigos, sino tambien por lo que pertenece á los males que producen el corazon de quasi todos los individuos que la componen. Su influxo es fatal para las costumbres y para la opiniones, disipa las ideas de la virtud, y destruye el buen modo de pensar.
Quando un impetuoso espíritu de faccion brota ó rebienta con toda su fuerza, produce las guerras civiles, y tambien los estragos; y quando una fuerza superior le detiene en los límites de la razon, se desahoga con las mentiras, maldiciones, calumnias é injusticias. En suma, llena las Naciones, las Comunidades y las familias de hiel, de odios y de rencores, y aniquila hasta las sombras de la bondad, de la compasion y de la humanidad.
Dice muy bien Plutarco, “que no se ha de aborrecer ni aun á los enemigos; porque, añade, si caeis alguna vez en esta pasion, ella se elevará luego por sí misma en vuestro corazon. Si odiais á vuestros enemigos, contraeis un mal hábito, que insensiblemente perjudica á vuestros amigos, ó á ménos á las personas que os son diferentes.”
Pudiera demostrar aquí que aquel precepto de moral que une la malignidad del odio á la misma pasion, mas no al objeto, viene bien al caso con esta grande máxîma, que fué dictada á los hombres un siglo ántes que Plutarco escribiese; pero en vez de insistir sobre una cosa que es evidente, observaré lleno de un vivo dolor, que hay muchas personas honradas animadas de un iniquo principio de faccion unas con otras, y preocupadas de un modo incombatible con las luces de la razon y de los preceptos del Evangelio. No se encuentra nada tan especioso como el zelo del bien público. En todos los motines el bien público eleva su estandarte, y no hay cosa mas propia para alimentar en el corazon de los virtuosos ciertas pasiones, que ni el propio interes prodria excitar.
Si el espíritu de faccion produce tan malos efectos en las costumbres, tiene tambien una influencia muy maligna sobre el entendimiento. Vemos con freqüencia que á un miserable periódico ú otro papelon despreciable se le eleva á lo sumo, por aquellos que son de la misma faccion ó escuela del autor, y que una obra excelente queda á veces oprimida y desprecidada por los que son de un partido opuesto. Todo hombre animado por este espíritu, es quasi incapaz de discernir las faltas y las prerogativas de las verdaderas bellezas. Un hombre de mérito que no convenga con nuestras máxîmas, es como un objeto que se mira dentro del agua; si ésta se mueve, y es cristalina, parece que está hecho mil pedazos, anque en sí sea uno solo é intacto. De esto nace que no hay ni una sola persona de suposicion á quien no se atribuyan calidades opuestas, como la luz y las tinieblas. La ciencia y la erudicion sufren particularmente este perjuicio, que reyna en el dia en todas las condiciones y en todos los órdenes de la República. Si en otro tiempo los hombres sobresalian en las Sociedades y Academias, de que eran individuos, por medio de sus grandes talentos, en el dia se distinguen en ellas por medio del calor y de la violencia con que abrazan los diferentes partidos. Del mismo modo se consideran los libros. Un papeluco lleno de injurias groseras y de dicterios insulsos, pasa por una sátira excelente. Y se trata de eloqüente y bien dispuesto un conjunto confuso de ideas que reynan en una faccion.
El caso es que no para aquí el capricho; pues se extiende á toda clase de personas. ¿No vemos en esta Corte con qué ardor y con qué empeño se declaran unos Polacos, y otros Chorizos? Estos partidos son tan considerables, que apénas hay Tertulia donde sus individuos no disputen la ventaja que lleva la célebre Cómica la Bermejo á la Tyrana, Garrido á Aldovedra, y así respectivamente de todos los otros Cómicos; y lo que es mas, por esta causa se sabe que hasta se indisponen los maridos con sus mugeres, los hermanos con las hermanas, y los amigos entre sí, de forma, que al oirlos disputar, se creeria que era sobre un asunto de la mayor importancia é interes: se enardecen, gritan y se descomponen en tales términos, que parece que los maridos se empeñan entónces por defender la honra de sus mugeres, y los hermanos y amigos los intereses de los suyos. ¿Qué gusto es oir en el Teatro los silvos y palmadas de moda de los mosqueteros partidarios, ó pagados por los faccionarios? ¿Qué dirémos tambien de aquellos aficionados á las corridas de Toros, quando se les oye hablar de Costillares y de Pepillo? ¿Con qué valentía no pintan la destreza y habilidad ya del uno, ya del otro, segun su partido?

Nivel 4

Relato general

Hace hoy ocho dias que despues de las seis de la tarde, habiéndome ido á pasear ácia Recoletos, salí por la puerta, y sin acordarme que era dia de Toros, dí la vuelta por detras de la tapia para ir á entrar por la calle de Alcalá. A la mitad del camino ví un monton de gentes empeñadas en separar á dos litigantes, que imitando el juego de los Turcos, con dos palos formidables se daban golpes mortales: llegué adonde sucedia el combate, quando ya rendidos los campeones, la gente los habia podido separar, y ellos tendidos en el suelo echaban sangre por la boca y las narices. Compadecido á vista de tanto espectáculo, pregunté la causa de su enemistad, creyendo que sin duda seria grande y de mucha consideracion; pero quedé asombrado quando oí no habia sido otro el motivo de su desazon sino sostener el uno que una espada puesta por Costillares habia sido un valiente golpe, y el otro decia que podia haber sido mejor.

Hay una clase de sofisma puesto en práctica por dos partidos, que se reduce á sostener por verdad incontrastable todo lo escandaloso que se ha referido de una persona; y de este modo fabrican un monton de falsas especulaciones. Aquellas calumnias, de que nunca se ha dado prueba ninguna, ó que regularmente fuéron rechazadas, son las demandas ordinarias de estos viles murmuradores; y sobre éstas proceden como sobre acciones ménos dudosas. No es de admirar, si despues de haber plantificado unos cimientos tan débiles, les gusta tanto el edificio que han elevado. Si esta práctica, indigna del siglo ilustrado, dura mucho tiempo, la gloria y la infamia ya no serán motivos suficientes para empeñar á los hombres al cumplimiento de sus deberes.
Quasi todas las Naciones han tenido ciertos periodos, en que ha prevalecido semejante espíritu de inhumanidad. La Italia estuvo mucho tiempo dividido entre los Guelfos y los Gibelinos. A la Francia la afligiéron los amigos y los enemigos de la liga. Los Wighs y los Torys hicieron muchos estragos en Inglaterra. La infelicidad del hombre es grande por haber nacido, ó por hallarse empeñado en un tiempo tan lleno de tumultos y calamidades.
Hay ciertos espíritus ambiciosos, tumultarios y astutos que causan tales facciones, y con pretexto del bien comun arrastran consigo á los sugetos de mejor intencion. ¿Y quántos de estos bien intencionados alimentan en su seno pensamientos poco caritativos, ántes bien crueles por un zelo mal entendido en favor del público? ¿Qué crueldades y qué desatinos no practican contra los del partido opuesto? Pero no dudo que los honrarian, si en lugar de mirarlos bajo la idea que se les sugiere, los conociesen tal qual son en sí mismos. Por este motivo muchos hombres de singular probidad y doctrina abrazan unos errores grandes y preocupaciones vergonzosas, y se hacen malvados so [sic] color del mas noble principio de todos, que es el amor de la patria. No puedo dexar de repetir aquí aquel antiguo adagio, que estariamos todos de acuerdo, si en el mundo no hubiese ni tontos, ni pícaros.

Yo por mí deseara con todo mi corazon que todos los hombres honrados se juntasen para mantenerse contra los esfuerzos de aquellos que fomentan los partidos. Si hubiese un cuerpo semejante de buenas tropas arregladas, nunca se verian elevados á los mayores empleos los hombres mas malos, porque son útiles á una faccion, ni se verian abatidos los mas ilustres, porque son superiores á todas aquellas prácticas indignas, que los harian apreciables del otro partido. Entónces conoceriamos el lobo con piel de obeja escondido en el rebaño, le perseguiriamos á pesar de la mayor fuerza que pudiese aparentar; pondriamos en seguro á la inocencia oprimida, y defenderiamos á la virtud, aunque expuesta al desprecio ó á la sátira, á la envidia ó á la calumina. En fin, no tratariamos á nuestros conciudadanos ó á nuestros cohermanos ni de Guelfos, ni de Gibelinos, ni de Wighs, ni de Torys; pero el hombre de mérito seria nuestro amigo, y el malo nuestro enemigo.

Metatextualidad

Quiero añadir aquí un formulario que quisiera firmasen todos los de quienes se ha hablado.

Nivel 3

“Nosotros los abaxo firmados protextamos solemnemente que creemos en conciencia que dos y dos son quatro, y que tendrémos como enemigos á todos aquellos que nos quisiesen persuadir lo contrario. Estamos resueltos á sostener con todo lo mas apreciable que tenemos en el mundo, que seis son ménos que siete en todo tiempo y en todo lugar; y que despues de tres años, diez no serán ni mas ni ménos que ahora son. Declaramos igualmente, que nuestra firme resolucion es de llamar negro lo que es negro, y blanco lo que es blanco por toda nuestra vida: que á coste de nuestros bienes y nuestras vidas nos opondrémos en todas las ocasiones á todos aquellos que en qualquier dia del año llamaren negro lo que es blanco, y blanco lo que es negro.”