Nullo cum strepitu dies
Plebejus moriar
senex.
Illi mors gravis incubat,
Qui notus nimis
omnibus
Ignotus moritur sibi.
Senec. in Tyest. v. 397.
Judíos esperasen á un Mesías vestido de vana pompa exterior, y
de una pobre grandeza humana, creyendo debia ser un conquistador
glorioso, ocupado en humillar á todas las demas naciones, y
animado de la ambicion necia de un Alexandro de un César. ¿No es
infinitamente mas ilustre en su verdadero carácter, quando se
hace autor de Mesías?
No hay nada, dice Longino, que pueda ser grande, quando es grandeza
despreciarlo. La posesion de los bienes temporales y de
las riquezas no pueden hacer grande al que establece la
verdadera grandeza en desestimar dicha posesion, y en no hacerla
el objeto de sus deseos. Por esto no tengo dificultad en creer
que habrá muchos sugetos escondidos entre el vulgo, mas grandes
que aquellos que se presentan en el teatro del mundo, estudiando
con cuidado atraerse las miradas y atencion de todos.
Si creemos que hay Angeles que observan nuestra conducta, ¿qué diferencia no ha de haber entre las ideas que ellos forman de nosotros, y las que nosotros formamos de nosotros mismos, ó de los otros? Si debiesen darnos un catálogo de las personas de mérito que viven en nuestros tiempos, ¿quán diferente seria de la lista que uno de nosotros pudiera dar?
La magnificencia de los títulos, la ostentacion de la sabiduría,
y el estrépito de las victorias nos deslumbran. Ellos al
contrario, ven á un Filósofo en una gruta, que posee con
paciencia y accion de gracias su propia alma, baxo el peso de lo
que los talentos débiles llaman desdicha y pobreza. No buscan á
La moral de esta especulacion se reduce á esto: que no deberiamos dexarnos arrastrar de las censuras ó de los aplausos de los hombres, sino considerar la figura que hará un dia cada uno de nosotros, quando la sabiduría quede justificada por sus hijos, y quando nada pase por ilustre ó grande, si no contribuye á hermosear y perfeccionar la naturaleza humana.
Giges, aquel rico y poderoso Monarca de
la Lidia, nos suministra un exemplo
memorable, que es á propósito. Habiendo consultado al oráculo,
¿quién era el hombre mas feliz del mundo? Le fué respondido, que
era Aglavo. Giges,
que esperaba ser nom-Aglavo; despues de infinitas pesquisas,
se encontró finalmente que era un buen labrador que llevaba una
vida obscura, y empleaba su tiempo en cultivar un jardin con
algunas fanegas de tierra juntas á su propia casa.
Ovid. Ep. Sapph.
Yo estoy en la firme inteligencia que no hay ni puede
haber en el mundo hombres mas inquietos ni molestos que nosotros
los amantes de profesion. Nos quejamos amargamente de la
cruel-niñas. Ahora tengo 21 años, y hace ya mucho tiempo que
hubiera escogido una fiel compañera en mis trabajos y en mis
felicidades, si mi padre no se hubiera opuesto, diciendo
importunamente que el matrimonio es el mayor enemigo que puede
tener la fortuna de los jóvenes: que él no pensó en casarse,
sino despues de haber adquirido mu-
Salamanca; aunque si he
de decir la verdad, no se me hubiera enviado tan pronto á
aquella Universidad, si no se hubiera descubierto cierto enredo
amoroso entre el ama del Domine y yo. Mi
eloqüencia supo grangearse el afecto y el corazon de esta digna
matrona, y poco faltó no la induxera á casarse conmigo. Luego
que llegué á Salamanca, encontré tanta sequedad en el estudio de
la Lógica, que en lugar de entretenerme con los muertos, volví
bien pronto á los vivos. Mi primera enamorada fué una real
muchacha, á quien daré el nombre de Partenope. Su padre vendia el aguardiente cerca las
murallas de la Ciudad. Un Caballero, á quien iba recomendado, me
en-Partenope se casó con un zapatero, por cuyo motivo se
me permitió volver á la Universidad. Tuve allá una segunda
enamorada, y fué la hija de un sastre, que me abandonó por
casarse con un mancebo de barbero. Me quejé con un amigo de esta
mi desgracia, y él tuvo la crueldad de reirse de mí, diciéndome
con mucha malignidad: Tu situacion hubiera
sido la mas cruel entra la aguja y la navaja. Despues
llegué á enamorarme ciegamente de una naranjera; y por último de
una vieja que me hacia la ca-
Volví á mi casa, y me apliqué con tanto ahinco al estudio, y
anduve con tanta precaucion en el trato con cierta persona, á
quien queria entrañablemente, que mi padre no lo descubrió, y le
pareció podria enviarme sin riesgo á Alcalá á estudiar Leyes.
A los ocho dias de mi llegada á aquella Universidad comencé de
nuevo á brillar, y llegué á ser el amante de una jóven muy
distinguida, que tenia todas las buenas calidades que se pueden
desear en una muger, juntas con un dote considerable. Con las
freqüentes ocasiones que tenia de visitarla, y de decirla todas
aquellas dulzuras que me sugeria mi tierno y sensible corazon,
sin perder in-
Alcalá 6 de Abril de 1788.
B. L. M. de Vmd. su mas afecto y seguro
servidorEL ENAMORADO.