El Filosofo à la Moda: Número XXIX
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Nível 1
Número 29
Leccion LI
A los que desprecian las Naciones Extrangeras.
Citação/Lema
Nunquam aliud natura,
aliud sapientia dicit.
Juv. Sat. XVI. 320.
Nível 2
Metatextualidade
Me hallaba en Lóndres al mismo
tiempo, que habian ido á aquella capital quatro Reyes
Indianos, y como observador de todo lo que hay de nuevo,
extraño y singular en el mundo, me juntaba muchas veces con
el populacho para correr tras de ellos. Luego que se
marcháron, empeñé á un amigo, para que se informase
exâctamente en la taberna1donde se
habian alojado, de su vida, de sus costumbres, y de las observaciones que habian hecho en aquel pais.
El Amigo se manejó con tanta destreza, que al cabo de pocos
dias me traxo un paquete de cartas y papeles, asegurándome
que aquellos Príncipes se los habian olvidado, y que estaban
escritos de mano del Rey Sa Ga yean qua Rasb Tovv. Los tomé
con mucho gusto, los mandé traducir, y confieso que me
parecen muy singulares las observaciones que hizo aquella
pequeña cofradía de Reyes, en el tiempo que estuviéron en
aquella Capital. Quiero trasladar algunas aquí, previniendo
que el edificio que se describe, es sin duda la Iglesia de
San Pablo.
mas yo en uno de estos dias fuí á uno de sus Templos,
y no pude ver ninguna señal de devocion, aunque es verdad
que hubo un hombre vestido de negro, que subió á un
aposento, donde no se descubria mas que la mitad de su
cuerpo, y parecia decir á los concurrentes alguna cosa con
vehemencia; pero los que estaban abaxo le dexaban ladrar, y
en lugar de atender á lo que decia, ó de
tributar el culto debido á la Divinidad que habian ido á
adorar, empleaban el tiempo en saludarse unos á otros,
continuamente hablando, ó mirando á todas partes; y habia
muchos que cansados de hablar y de mirar, se habian puesto á
dormir profundamente.
La Reyna del pais nombró dos hombres para que tuviesen cuidado de nosotros, y nos acompañasen donde queriamos. Estos entendian poco nuestro idioma, y no lo hablaban con suficiente claridad para explicarnos lo que les preguutábamos [sic]; pero con todo conocimos que eran muy enemigos entre sí, porque las respuestas que nos daba el uno, regularmente eran diferentes de las que nos daba el otro. Las conversaciones de uno de estos asistentes, nos hiciéron conocer que esta Isla se halla cruelmente infestada por una especie de brutos monstruosos, baxo la figura humana, que se llaman Wihgs. Nos decia muy á menudo que esperaba no encontrariamos ninguno de ellos por las calles, porque si por desgracia nos hubiese acontecido encontrarlos, podiamos temer nos rompiesen la cabeza solo porque somos Reyes independientes.
El otro Intérprete nos hablaba mucho de otra especie de brutos tan feroces como los Wighs llamados Toris, y que si los encontrabamos, nos insultarian igualmente por el solo motivo de ser extrangeros. Parece, por lo que entendimos, que estos dos brutos tienen tanta antipatía entre sí, que cada vez que se encuentran, se desafian y pelean, á semejanza del Elefante y del Rinoceronte. No encontramos ni de una, ni de otra especie, por lo que puede ser que nuestras guias nos hayan engañado, dándonos á entender la exîstencia de unos monstruos que acaso no los hay en el mundo. Incapaces de entender todo lo que nuestros Intérpretes nos querian decir, ibamos recogiendo una palabra aquí, otra allá, y despues quando nos hallabamos solos, las juntabamos lo mejor que nos era posible, y por esto no es mucho lo que hemos podido trascender.
Los naturales del pais son muy diestros en todas las artes mecánicas, pero tan perezosos, que á cada paso encontrabamos á unos pobres hombres sudando baxo el peso de una especie de casitas portátiles, donde iban sentados unos jóvenes ligeros y robustos; los vimos tambien ir con mas freqüencia en otra clase de casicas mas grandes sobre quatro ruedas, tiradas de caballos. Su adorno es totalmente bárbaro, pues tienen al rededor de la garganta ciertos lienzos muy abultados, que parece los ahoga á cada instante; y su cuerpo está oprimido con tantas ataduras, que esto solo puede causar la mayor parte de las enfermedades, que afligen este pais, y nosotros no conocemos. En lugar de aquellas hermosas plumas que nos adornan la cabeza, ellos se la cubren con una especie de cuero negro, y con montones enormes de pelo, que quitan á los muertos; lo ensortijan por los lados, y con extraño modo lo ocultan por detras en un trapo negro reducido á forma de palo; luego andan por las calles tan ufanos y triunfantes, como si la naturaleza les hubiese franqueado con liberalidad aquella rica cabellera, aunque no se conoce lo sea. Al principio creiamos que los hombres de este pais tuviesen naturalmente el pelo blanco, pero vimos despues que lo blanquean con polvos: no hemos podido atinar por qué motivo hagan esto, particularmente habiendo observado que ponen mucho estudio en no tener, polvos en los pies, donde era mas regular tolerarlos, en vista de la continua comunicacion que tienen con el suelo.
Fuímos convidados á una de sus diversiones públicas, y allí esperábamos que los Grandes del pais se exercitasen en perseguir á un ciervo, ó en tirar una barra, para ver con esto quáles eran los mas veloces y diestros, ó los mas fuertes entre ellos; pero en vez de llevarnos al campo, ó á un bosque, nos introduxéron en una gran sala iluminada con muchas velas, donde una multitud de estos perezosos estuviéron holgando mas de tres horas para ver los ademanes y zalamerías que hacian algunos hombres ruines, pagados de propósito para darles tan necia diversion.
Por lo que mira á las mugeres, como no estábamos en estado de poder hablar con ellas, no las observamos mas que de léjos. Segun lo que nos dixéron nuestras guias, tienen el pelo largo y hermoso; ensortijan una porcion de él, y lo dexan caer á raya de las cejas, lo demas lo echan atras; unas lo dexan suelto, y otras lo tapan para que el mundo no lo vea. Parecen Angeles, y serian mucho mas hermosas, si no tuviesen en las sienes unas manchas negras muy grandes, y otras mas pequeñas en el rostro, que á veces las hace muy ridículas. Observamos tambien que las tales manchas desaparecen prontamente, pero vuelven á nacer mas grandes, ó mas pequeñas, y freqüentemente sucede que pasan de un lugar á otro; á veces hemos visto una, que por la mañana estaba junto á un ojo, hallarse por la tarde á la extremidad de los labios. Lo que sobre todo nos causó mas admiracion, fue saber que nos llaman bárbaros, porque tenemos costumbre de llevar los pendientes en los labios, á fin de descubrir al mundo la hermosura de nuestros dientes, de la que se infiere la limpieza del estómago, siendo así que todas aquellas señoras llevan ciertos colgajos muy largos en las orejas, sin necesidad.
El Autor Indiano habla mucho de la hechura de las casacas, calzones, &c. y hace sobre esto muchas reflexîones curiosas, que omito para no extenderme mas de lo que permiten los términos de este papel. Entretanto no puedo concluir esta Leccion sin advertir que entre todas las observaciones que los Reyes Indianos hiciéron, se encuentran algunas cosas muy conformes á razon. Ademas es necesario confesar que en algun modo nos acreditamos de corto talento, quando suponemos que los trages, costumbres y modos de los otros paises son extravagantes y ridículos, si no son conformes á los nuestros.
Es cosa muy graciosa lo que sucede entre Franceses é Ingleses, que si los primeros usan sombreros grandes, los segundos los llevan pequeños; y al contrarío, si éstos llevan las evillas pequeñas, aquellos las han de llevar á lo chartres, esto es, tan grandes, que despues de cubierto el pie todo, lleguen las puntas á besar el suelo: ¿y qué dirémos de las casacas de estos eternos antagonistas? Si el talle de las unas es corto, el de las otras es largo; si la pretina de los calzones de unos les llega á abrigar el hombligo, la de los otros apénas les cubre el empeyne; y así de todas las demas cosas, que seria no acabar, si se quisiesen referir. Yo estoy persuadido que si los Reyes Indianos, de que se ha hablado, hubiesen estado enterados de esto, habrian adelantado mas sus observaciones, aumentándolas con estas preciosas notas.
Nível 3
Narração geral
En lo mas elevado de la
Ciudad se ve un primoroso edificio tan vasto, que
pueden caber en él todas las Naciones de que yo soy
Rey. Nuestro buen hermano Etovi Ohoam, Rey de los
Rios, imagina que aquel Dios grande, á quien está
consagrada, la fabricó con sus propias manos. El Rey de Granaiah, y el de las seis
Naciones, piensan fué criada con la tierra, y
producida en el mismo dia en que tuviéron luz el Sol
y la Luna. Yo despues de haber pensado bien, y
escrupulosamente ponderado el hecho, estoy dispuesto
á creer que esta enorme máquina ha sido reducida á
la forma, en que la vemos por un infinito número de
artífices y de instrumentos, que se hallan en este
pais. Parece muy probable que en el principio no
fuese mas que una espantosa roca, que se elevase
sobre la cumbre de la montaña, y que los naturales
del pais, despues de haberla cortado y reducido á
una figura bien arreglada, la ahuecasen con grandes
trabajos, é increibles diligencias, hasta quedar
hechas aquellas maravillosas concavidades y cavernas
que en el dia se observan en ella. Formado de este
modo el interior, sin duda con otro
tanto trabajo, y arte, emplearian una infinidad de
manos para igualar el exterior, que es tan liso como
las piedrecillas de nuestros rios. Es tambien muy
probable, que quando empezáron esta obra, habrá ya
mas de cien años, tuviesen algun culto de Religion,
porque tiene el nombre de Templo. Si se debe creer á
la tradicion, fué destinado á los exercicios de
piedad; por eso el séptimo dia de la semana está
consagrado al servicio del Dios que adoran;
La Reyna del pais nombró dos hombres para que tuviesen cuidado de nosotros, y nos acompañasen donde queriamos. Estos entendian poco nuestro idioma, y no lo hablaban con suficiente claridad para explicarnos lo que les preguutábamos [sic]; pero con todo conocimos que eran muy enemigos entre sí, porque las respuestas que nos daba el uno, regularmente eran diferentes de las que nos daba el otro. Las conversaciones de uno de estos asistentes, nos hiciéron conocer que esta Isla se halla cruelmente infestada por una especie de brutos monstruosos, baxo la figura humana, que se llaman Wihgs. Nos decia muy á menudo que esperaba no encontrariamos ninguno de ellos por las calles, porque si por desgracia nos hubiese acontecido encontrarlos, podiamos temer nos rompiesen la cabeza solo porque somos Reyes independientes.
El otro Intérprete nos hablaba mucho de otra especie de brutos tan feroces como los Wighs llamados Toris, y que si los encontrabamos, nos insultarian igualmente por el solo motivo de ser extrangeros. Parece, por lo que entendimos, que estos dos brutos tienen tanta antipatía entre sí, que cada vez que se encuentran, se desafian y pelean, á semejanza del Elefante y del Rinoceronte. No encontramos ni de una, ni de otra especie, por lo que puede ser que nuestras guias nos hayan engañado, dándonos á entender la exîstencia de unos monstruos que acaso no los hay en el mundo. Incapaces de entender todo lo que nuestros Intérpretes nos querian decir, ibamos recogiendo una palabra aquí, otra allá, y despues quando nos hallabamos solos, las juntabamos lo mejor que nos era posible, y por esto no es mucho lo que hemos podido trascender.
Los naturales del pais son muy diestros en todas las artes mecánicas, pero tan perezosos, que á cada paso encontrabamos á unos pobres hombres sudando baxo el peso de una especie de casitas portátiles, donde iban sentados unos jóvenes ligeros y robustos; los vimos tambien ir con mas freqüencia en otra clase de casicas mas grandes sobre quatro ruedas, tiradas de caballos. Su adorno es totalmente bárbaro, pues tienen al rededor de la garganta ciertos lienzos muy abultados, que parece los ahoga á cada instante; y su cuerpo está oprimido con tantas ataduras, que esto solo puede causar la mayor parte de las enfermedades, que afligen este pais, y nosotros no conocemos. En lugar de aquellas hermosas plumas que nos adornan la cabeza, ellos se la cubren con una especie de cuero negro, y con montones enormes de pelo, que quitan á los muertos; lo ensortijan por los lados, y con extraño modo lo ocultan por detras en un trapo negro reducido á forma de palo; luego andan por las calles tan ufanos y triunfantes, como si la naturaleza les hubiese franqueado con liberalidad aquella rica cabellera, aunque no se conoce lo sea. Al principio creiamos que los hombres de este pais tuviesen naturalmente el pelo blanco, pero vimos despues que lo blanquean con polvos: no hemos podido atinar por qué motivo hagan esto, particularmente habiendo observado que ponen mucho estudio en no tener, polvos en los pies, donde era mas regular tolerarlos, en vista de la continua comunicacion que tienen con el suelo.
Fuímos convidados á una de sus diversiones públicas, y allí esperábamos que los Grandes del pais se exercitasen en perseguir á un ciervo, ó en tirar una barra, para ver con esto quáles eran los mas veloces y diestros, ó los mas fuertes entre ellos; pero en vez de llevarnos al campo, ó á un bosque, nos introduxéron en una gran sala iluminada con muchas velas, donde una multitud de estos perezosos estuviéron holgando mas de tres horas para ver los ademanes y zalamerías que hacian algunos hombres ruines, pagados de propósito para darles tan necia diversion.
Por lo que mira á las mugeres, como no estábamos en estado de poder hablar con ellas, no las observamos mas que de léjos. Segun lo que nos dixéron nuestras guias, tienen el pelo largo y hermoso; ensortijan una porcion de él, y lo dexan caer á raya de las cejas, lo demas lo echan atras; unas lo dexan suelto, y otras lo tapan para que el mundo no lo vea. Parecen Angeles, y serian mucho mas hermosas, si no tuviesen en las sienes unas manchas negras muy grandes, y otras mas pequeñas en el rostro, que á veces las hace muy ridículas. Observamos tambien que las tales manchas desaparecen prontamente, pero vuelven á nacer mas grandes, ó mas pequeñas, y freqüentemente sucede que pasan de un lugar á otro; á veces hemos visto una, que por la mañana estaba junto á un ojo, hallarse por la tarde á la extremidad de los labios. Lo que sobre todo nos causó mas admiracion, fue saber que nos llaman bárbaros, porque tenemos costumbre de llevar los pendientes en los labios, á fin de descubrir al mundo la hermosura de nuestros dientes, de la que se infiere la limpieza del estómago, siendo así que todas aquellas señoras llevan ciertos colgajos muy largos en las orejas, sin necesidad.
El Autor Indiano habla mucho de la hechura de las casacas, calzones, &c. y hace sobre esto muchas reflexîones curiosas, que omito para no extenderme mas de lo que permiten los términos de este papel. Entretanto no puedo concluir esta Leccion sin advertir que entre todas las observaciones que los Reyes Indianos hiciéron, se encuentran algunas cosas muy conformes á razon. Ademas es necesario confesar que en algun modo nos acreditamos de corto talento, quando suponemos que los trages, costumbres y modos de los otros paises son extravagantes y ridículos, si no son conformes á los nuestros.
Es cosa muy graciosa lo que sucede entre Franceses é Ingleses, que si los primeros usan sombreros grandes, los segundos los llevan pequeños; y al contrarío, si éstos llevan las evillas pequeñas, aquellos las han de llevar á lo chartres, esto es, tan grandes, que despues de cubierto el pie todo, lleguen las puntas á besar el suelo: ¿y qué dirémos de las casacas de estos eternos antagonistas? Si el talle de las unas es corto, el de las otras es largo; si la pretina de los calzones de unos les llega á abrigar el hombligo, la de los otros apénas les cubre el empeyne; y así de todas las demas cosas, que seria no acabar, si se quisiesen referir. Yo estoy persuadido que si los Reyes Indianos, de que se ha hablado, hubiesen estado enterados de esto, habrian adelantado mas sus observaciones, aumentándolas con estas preciosas notas.
1Tabernas se llaman en Lóndres las Fondas mas distinguidas.