Pers. Sat. II. 61.
Los materiales que vmd. ha recogido para componer una
historia general de las tertulias, sobresalen con tanta gracia
en sus discursos, que nos vemos obligados, si queremos cumplir
con la República de los Literatos, á suministrarle todo lo que
puede contribuir al adelantamiento de tan grande obra. Por esto
no podré exîmirme de presentar á vmd. algunos ligeros informes
de ciertos hombres (si se pueden llamar tales) que últimamente
se han Tertulia de los Mohokes;
Canibales de las Indias, que viven únicamente de rapiñas,
y destruyen á todos sus vecinos. El presidente de esta Asamblea
nocturna, se llama Emperador de Mahokes,
y su divisa es una luna creciente, á la moda de los Turcos, que S. M. Imperial con singular
novedad, y nunca vista, lleva gravada en medio de la frente. No
tienen mas mira, que la de hacer daños á ésto se dirigen todas
las órdenes que se prescriben, y todas las reglas que observan.
Una rabiosa ansia de causar á su próximo quanto mal pueden, es
el mas fuerte vínculo de su Sociedad, y el único talento que se
requiere en los individuos que la componen. Para dár toda la
extension á este principio, se reducen al punto de ser
insensibles á los mas claros rayos de la razon, de modo, Misantropos consisten en
diferentes cláses de bárbara crueldad, que exercitan contra sus
prisioneros. Algunos se han hecho célebres por haber imitado al
Leon, segun ellos se explican, esto
es, por haber allanado las narices alguno, hasta el nivel de su
boca, y por haber sacado los ojos con los dedos á los infelíces
que han podido coger. Hay otros, que se llaman Maestros de bayle, porque obligan á sus Asaltadores, que se ocupan en
ácometer de improviso á las mugeres, y cometer despues ciertas
indignidades, ó mas bien barbaries, que me abstengo de explicar,
por no ofender la modestia de vmd. De este modo hacen una
continua guerra al género humano. Tienen por máxîma constante de
su política, no hacer liga con nadie, excepto las casas de
prostitucion, con las que la hacen ofensiva y defensiva, y se
declaran sus protectores.
Estas son unas memorias solamente imperfectas, aunque las
mejores, que he podido recoger de tan impía sociedad; pero son
frescas, y sus progresos hasta ahora no son tan considerables
que requíeran una historia bien formada. Mi único fin en dar á
vmd. esta noticia es á efecto Salvages Indianos, no convienen á un caballero Español. Los que de muchos años á esta
par-Matones que vmd. se sirvió dár al público en el número
tercero. Puede ser les sugiriese el riesgo de encontrar una
suerte igual, y temiesen aquella muerte infame, que tantas veces
han merecido.
Nil melias muliere bona.
Simonides.
Si contemplamos las costumbres, y los usos de los siglos mas
remotos, vémos á la naturaleza humana en su sencilléz, y quanto
mas nos acercamos á nuestro siglo, la vémos esconderse báxo el
velo de los artificios; quanto mas se pule y adorna, tanto mas
se vá alexando de su primer estado, hasta que finalmente se
pierde báxo las formalidades,
Entre los escritores de la antiguedad, que nos instruyen con mas claridad, sobre las costumbres de sus diferentes siglos, son los que se han dedicado á la sátira. En efecto los satíricos han sido los que han mirado mas escrupulosamente la conducta de los hombres, y puesto en claro sus defectos.
Simonides, famoso
poeta de su tiempo, y sino me engaño, autor de la mas antigua
sátira que tenemos, y tambien como muchos quieren, de la primera
que compareció en el mundo, floreció cerca de quatrocientos
años, despues del sitio de
Estas son el objeto de su sátira; en ella se describen sus
caractéres, y los hace depender de un supuesto quimérico,
fundado sobre el dogma, que establece la preexîstencia de las
almas. Nos enseña, que los Dioses formaron las almas del sexô
femenino, con aquellas primeras semillas, ó principios que
componen las varias cláses de animales, y de los elementos, y
que sus buenas ó malas calidades proceden del dominio de
aquellos buenos ó malos principios que las constituyen. Si
nuestro idioma, no permite que yo traduzca palabra por palabra
este autor
cerdo. Una
muger de esta cláse, es sucia en su casa, golosa en su mesa,
desaliñada en sus vestidos y persona, y la habitacion que ella
ocupa, se asemeja á una caballeriza.
zorra. La muger, que está adornada de éstos, tiene
entendimiento y discrecion, distingue el bien y el mal, y lo
penetra todo; en esta cláse de mugeres hay algunas, que tienen
virtud, y otras que son muy viciosas.
La tercera cláse de almas, fue tomada de las partículas caninas, y las mugeres que las reciben,
son aquellas que comunmente llamamos Ladradoras, porque imitan á estos animales de donde se
han sacado. Siempre están en movimiento, incesantemente ladran,
gruñen con todos aquellos que se las acercan, y viven en
continuos gritos.
La quarta cláse, se tomó de la tierra;
ésta aníma á las perezosas, que viven en
la ignorancia,
La quinta, se sacó de la mar. Esta produce
aquellos humores desiguales, que á veces pasan de las mas
feroces tempestades á la calma mas profunda, y del tiempo mas
nublado, á la mas clara serenidad del mundo. El que no las
conozca, viendo á una de estas mugeres, quando ella está de buen
humor, la tendrá por una maravilla de la naturaleza; pero si
espera algunos instantes sus miradas, y sus palabras la mudan
con brevedad, y no respira mas que rabia y furor; es un
verdadero rayo, y un formidable uracan.
La sexta cláse, fue compuesta de aquellos ingredientes, que
sirven para formar el Burro, ú otra
bestia de carga. Las mugeres que
El Gato, suministra materiales para la
septima cláse de las almas de las mugeres, que son de un natural
melancólico, fastidioso, triste, y tan opuesto á los festejos
amorosos, que están prontas á arañar á sus maridos, y á
saltarles á la cara quando se les acercan. Además esta cláse de
mugeres está sujeta á incurrir en hurtillos y ruindades.
La Yegua, con su crin fluctuante, que
jamás ha probado el freno, sirve para la composicion de la
octava cláse de mugeres. Estas tienen
La novena cláse tuvo su origen de la Mona.
Estas son feas y maliciosas, y como carecen de toda hermosura,
no hacen mas que denigrar y ridiculizar todo lo bello que hay en
las otras.
Finalmente, la decima ha tenido por principio el material de la
abeja. ¡Felíz el hombre, que tiene por muger una de esta cláse!
No tiene el menor vicio; su familia se prospéra y florece con su
manejo; ama Júpiter
puede dar á un hombre.
Si este Poeta griego reflexîona con tanta sutileza sobre todos
los caractéres que ha hecho presentes de las mugeres, se puede
decir que ha evitado el defecto que Juvenal y
M. Doileau, han cometido, el uno en la sexta, y el otro
en la decima de sus sátiras, quando han querido denigrar al sexô
en general, sin hacer justicia á las que tienen mérito.
Francés, que tenía un
entendimiento superior, y manifestaba amor á la virtud, pudiese
creer que la naturaleza humana fuese un objeto propiamente
adoptado para la sátira, como á lo ménos parece lo insinúa en
otra de sus obras, que por eso se intitula la Sátira del hombre. ¿Qué vicio, ó qué flaqueza se puede
corregir, quando se censura toda la especie en general sin
distincion, y se procura manifestar con algunas sutilezas
superficiales de ingenio, que los brutos son mejores que
nosotros de todos modos? La sátira se debe ceñir á la crítica de
aquellos defectos que los hombres
Fin del primer tomo.