El Filosofo à la Moda: Número XVII
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Número 17
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Leccion XXXI
A Los Perezosos; y a los que Fingen Ocupaciones.
Zitat/Motto
Posthabui tamen
illorum mea seria ludo.
Virg. Eclog. VII. 17.
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Fremdportrait
Es cierto sin
contradicion, que en el mundo no se encuentra cosa
mas amable que los tratos libres de afectacion pero
se observan personas, que báxo el pretexto de un
ayre libre y desenvuelto, renuncian todos los
deberes de la vida civil, se vanaglorian de tener
una repugnancia universal á todo lo que se llama
negocio ó aplicacion, y este modo de manejarse los
distingue de los demás. A una persona de esta cláse,
se le oirá decir frequentemente: yo
soy la persona mas perezosa del mundo. Es necesario
confesar, que no puede haber una memoria mas infeliz
que la mia. Una de sus principales máxîmas, es no
pensar ni reflexîonar jamás en nada, y este
exercicio es para ella tan penoso, que nunca tiene
tiempo de aplicarse. Un hombre de tal temperamento
es muy flematico, y por tanto incapáz, las mas
veces, para lo que requiere industria y trabajo,
aunque en sus conversaciones se esfuerze en darnos á
entender, que es persona de muchos talentos, y por
tal quiere ser considerado.
Quando este humor se apodera de la cabeza de una muger, Dios nos libre, se la figura á cada instante que está mala; el Médico y el Cirujano no deben faltar á visitarla todos los dias, y el pobre marido, trás de los gastos indispensables debe tener el desconsuelo de oír una continua quexa, y de verla siempre desesperada; si alguna vez introduce conversacion, es continuamente sobre sus males. Apenas tiene la curiosidad de escuchar lo que se la dice contra sus amigas, y la tolerancia de oir sus elogios. En suma, los individuos de uno y otro sexô, que se hallan acometidos de este vicio, son inútiles para todo bien, y sacan del mismo vicio una especie de vanidad.
Quando este humor se apodera de la cabeza de una muger, Dios nos libre, se la figura á cada instante que está mala; el Médico y el Cirujano no deben faltar á visitarla todos los dias, y el pobre marido, trás de los gastos indispensables debe tener el desconsuelo de oír una continua quexa, y de verla siempre desesperada; si alguna vez introduce conversacion, es continuamente sobre sus males. Apenas tiene la curiosidad de escuchar lo que se la dice contra sus amigas, y la tolerancia de oir sus elogios. En suma, los individuos de uno y otro sexô, que se hallan acometidos de este vicio, son inútiles para todo bien, y sacan del mismo vicio una especie de vanidad.
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Fremdportrait
Hay otra cláse de locura
que se opone á ésta, que no es menos irracional.
Hablo de la flaqueza de aquellos que pretenden
hallarse en una continua ocupacion. Se ven algunos
caballeros, que van á visitar á sus amigas, pero
apenas se han sentado se levantan, y suplícan se les
perdone, que no pueden detenerse mas, porque asuntos
de mucha importancia les llaman á otra parte. De
este modo corren de casa en casa, propalan en todas
partes, que tienen mucho que hacer,
aunque sus ocupaciones no sean ningunas. Quisieran
se les rogase se detuviesen, pero es menester
dexarlos correr, para que prontamente se conviertan
en nada sus asuntos. Las Damas que se complacen en
hacer visitas, y tienen que ver la mitad de la Corte
en una tarde, merecen se las disimule, si
manifiestan alguna priesa; pero los hombres que van
donde no tienen nada que hacer, y suponen
ocupaciones en otra parte, son inexcusables.
Algunos críticos sutiles han observado, que ninguna cosa descubre mejor el genio de las personas, que 1as cartas.
Metatextualität
Se hallan dos en mi
poder de dos distintos sugetos, justamente de los
referidos caractéres. ¿No es una maravilla, que un
hombre que escribe á sangre fria, y que tiene tiempo de
reflexîonar, se pinte á sí mismo al natural con los
mismos defectos que se observan en él en las conversaciones? y con todo los sugetos de tal
temperamento, no sabrían escribir dos renglones, sin
manifestar lo que son en las conversaciones; lo peor es,
que presumen ser tales como dicen, é imaginan hallarse
efectivamente muy ocupados; están siempre suspensos, y
pasan la vida con intencion de hacer mucho, sin executar
nada. Estas son las dos cartas.
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Brief/Leserbrief
“Muy Señora mia: el
correo está con botas para marchar, y yo tengo
varias cartas de importancia que escribir. Debo
manifestar á vmd. mi agradecimiento por los favores
que me hizo en el tiempo en que estuve en esa; mi
desgracia es, hallarme rodeado de tantas ocupaciones
que es forzoso suprima por ahora un millon de cosas,
que tengo que decirle. Entretanto, sirvase vmd. no
publicar esto á nadie, y creame, que con el mayor
afecto no dexaré de ser su seguro
servidor. Q. S. M. B”
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Brief/Leserbrief
Muy Señora mia: no hay
cosa que aborrezca mas que el escribir, pero aunque
acabo de tomar una tisana, por cuyo motivo me dicen
no debía fatigar la vista, no quiero dexar de avisar
á vmd. que desde que no nos hemos visto, el flato me
ha mortificado mucho. Por lo demás ¿cómo ha podido
vmd. creer, que yo he oído favorablemente á aquel
necio, de que le han hablado? Creame vmd. sobre mi
palabra, que nada es verdad, y debe persuadirse de
esto, quando una persona tan perezosa como yo, se
determina á tomar papel, tintero, y pluma para
certificarselo. Perdone vmd. mi libertad de
escribirla, á lo ménos en consideracion de que no la
molestaré con mucha freqüencia. Quedo con fino
afecto, &c.
P.D. El necio que se me atribuye por amante, es de esa tierra, sirvase vmd. informarse, y decirme si es rico, como suponen, &c.
P.D. El necio que se me atribuye por amante, es de esa tierra, sirvase vmd. informarse, y decirme si es rico, como suponen, &c.
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Leccion XXXII
A Las Mugeres que Pretenden Adoraciones.
Zitat/Motto
O Dea certe!
Virg. Æneid. Lib. I. 328.
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Metatextualität
Es cosa muy extraña, que el
hombre, que no puede dexar de experimentar las flaquezas
que le rodean, sea tan amante de la gloria, y que el
vicio, la ignorancia, imperfeccion y miseria, pretendan
elogios, y apliquen todos sus cuidados á fin de ser los
objetos del aplauso.
Con todo por irracional que parezca el ansia de la gloria, no se debe del todo vilipendiar, porque en muchas ocasiones produce muy buenos efectos, no solo apartando á los hombres de todo lo que es vil y báxo, sino tambien induciéndolos á practicar acciones nobles y generosas. El principio puede ser erroneo y defectuoso, pero las conseqüencias pueden ser tan buenas y útiles al género humano, que no se debe procurar la extincion del deseo de la gloria, sino únicamente arreglarle.
pero si se comparan los dos sexôs, se hallará que
las mugeres exceden en este vicio á los hombres.
El deseo de agradar, de adquirir estimacion en el público, es tan grande en el bello sexô, que produce efectos admirables en las mugeres de entendimiento, que quieren ser aplaudidas unicamente en lo que merece alabanza. Tambien creo se puede decir, sin adularlas, que hay muchas, que no solo llevan una vida mas arreglada y virtuosa, sino que tambien conservan mas miramiento por el propio honor, que lo que generalmente tienen los hombres. ¿Quántos exemplares tenemos de su castidad, de su fidelidad, y de su devocion? ¿Quántas Damas se distinguen en la educacion de sus hijos? ¿en el gobierno de sus casas, y cariño á sus maridos? Estas son las heroycas virtudes y adornos de su sexô, que le ensalzan como á los hombres el mando de los Exércitos, y la administracion de la justicia, &c.
Pero si este deseo de reputacion sometido al imperio de la razon, enriquece al bello sexô de todo lo que es dígno de elogios, por otra parte no hay nada que mas lo perjudique, que quando la vanidad lo dirige. Yo no quiero hablar aquí sino de las mugeres altivas, y se verá prontamente lo que me obliga á darlas el título de Idolos.
El libro que Ovidio escribió de Arte amandi, es
una especie de ritual pagano, que contiene todos los
cultos que se dán á los Idolos de que tratamos. Yo no
experimentaría ménos dificultad en distinguir las
diferentes cláses de estos Idolos, como la que tendría
en contar los que eran adorados en la tierra de Canaam,
y en sus cercanías. Los mas de quien hablo son adorados
como Moloch, en medio del fuego, y de las llamas.
Algunos á imitacion de Baal, se complacen en vér que se
destruyen por sí mismos en particular, sus adoradores, y
que derraman la propia sangre por ellos. Hay otros, que
como un Idolo de Bel, exîgen se les
prevengan banquetes, y merendonas diariamente. Es
verdad, no se puede negar, que á veces los adoradores
los han tratado con la misma severidad, con que los
chinos tratan á sus Idolos. Los azotan y cargan de
golpes, quando no quieren oir las súplicas que les
hacen.
No debo omitir aquí, que los Idolatras, que se dedican á la veneracion de estos Idolos, son enteramente opuestos á los de los gentiles. Estos reñían entre sí porque adoraban diversos Idolos. Los Idolatras que subsisten entre nosotros, contienden porque adoran un mismo Idolo. La intencion de este Idolo, es tambien contraria en un todo á los votos del Idolatra. Este quisiera gozar solo su Idolo, y el Idolo, procura aumentar sus adoradores. Un autor describe con propiedad en sus escritos, el genio inconstante de uno de estos Idolos.
Pero un Idolo puede decaer de su divinidad por muchos accidentes. El matrimonio en particular es una especie de Antipoteosis ó canonizacion al revés. Inmediatamente que un hombre se familiariza con su Diosa, ésta al punto se reduce á su propio estado de muger.
La vejéz es otro cruel enemigo de los Idolos. Es cierto, no hay en el mundo una criatura mas infelíz que un Idolo decrépito, y sobre todo, quando ha contrahido ciertos donayres, que no son agradables, sino en presencia de sus adoradores.
Supuesto, pues, que en éstos y otros casos, la muger, sobrevive casi siempre al Idolo, es necesario pase á la moralidad de esta leccion, rogándolas á todas, arreglen bien el anhelo que tienen de hacerse admirar. Para lograr el intento, deben procurar ser el objeto de una admiracion racional, y durable. Esto no se logra jamás por la belleza, vestidos, ni modas, solo la hermosura interior, puede unicamente franquearlas esta ventaja, y hacerlas tanto mas amables, quanto fueren mas conocidas.
Con todo por irracional que parezca el ansia de la gloria, no se debe del todo vilipendiar, porque en muchas ocasiones produce muy buenos efectos, no solo apartando á los hombres de todo lo que es vil y báxo, sino tambien induciéndolos á practicar acciones nobles y generosas. El principio puede ser erroneo y defectuoso, pero las conseqüencias pueden ser tan buenas y útiles al género humano, que no se debe procurar la extincion del deseo de la gloria, sino únicamente arreglarle.
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Exemplum
Cicerón reflexîona,
que los mas grandes ingenios y los poseedores de
los mayores talentos, son los mas sensibles á la
ambicion;
El deseo de agradar, de adquirir estimacion en el público, es tan grande en el bello sexô, que produce efectos admirables en las mugeres de entendimiento, que quieren ser aplaudidas unicamente en lo que merece alabanza. Tambien creo se puede decir, sin adularlas, que hay muchas, que no solo llevan una vida mas arreglada y virtuosa, sino que tambien conservan mas miramiento por el propio honor, que lo que generalmente tienen los hombres. ¿Quántos exemplares tenemos de su castidad, de su fidelidad, y de su devocion? ¿Quántas Damas se distinguen en la educacion de sus hijos? ¿en el gobierno de sus casas, y cariño á sus maridos? Estas son las heroycas virtudes y adornos de su sexô, que le ensalzan como á los hombres el mando de los Exércitos, y la administracion de la justicia, &c.
Pero si este deseo de reputacion sometido al imperio de la razon, enriquece al bello sexô de todo lo que es dígno de elogios, por otra parte no hay nada que mas lo perjudique, que quando la vanidad lo dirige. Yo no quiero hablar aquí sino de las mugeres altivas, y se verá prontamente lo que me obliga á darlas el título de Idolos.
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Fremdportrait
Es necesario saber
que el Idolo, únicamente cuida de componerse. En
el ayre de su cuerpo en las facciones del rostro,
en todos los movimientos de su cabeza, manifiesta
que no tiene otra mira sino la de grangearse
adoradores. Así vemos que los Idolos, van á los
concursos y parages mas freqüentados para seducir
en ellos á los hombres. La cazuela y aposentos de
los Teatros, regularmente suelen hallarse llenos.
Las tertulias por grandes que sean son chicas,
para que quepan todas. No se pueden encontrar sin
hacerles mil obsequios y reverencias, como si se
dirigiesen á la Divinidad. La vida y la muerte
están en su poder, disponen de los gozos del cielo
y penas del infierno: el Paraíso está entre sus
brazos, y cada momento que uno pasa en ellos vale
una eternidad de bienes: los raptos, extásis, é
imaginaciones, son los favores que distribuyen:
los suspiros, lágrimas, súplicas é
incendios de los corazones, son las víctimas que
se sacrifican en sus altares: una simple sonrisa
suya, es capáz de hacer bienaventurados á los
hombres, y á la contra, una frialdad los pone en
la última desesperacion.
No debo omitir aquí, que los Idolatras, que se dedican á la veneracion de estos Idolos, son enteramente opuestos á los de los gentiles. Estos reñían entre sí porque adoraban diversos Idolos. Los Idolatras que subsisten entre nosotros, contienden porque adoran un mismo Idolo. La intencion de este Idolo, es tambien contraria en un todo á los votos del Idolatra. Este quisiera gozar solo su Idolo, y el Idolo, procura aumentar sus adoradores. Un autor describe con propiedad en sus escritos, el genio inconstante de uno de estos Idolos.
Ebene 4
Exemplum
Le representa sentado
á una mesa, con tres de sus esclavos,
que nada omiten para grangearse su gracia, y el
Idolo se sonrie con uno, bebe á la salud del
segundo, y por debaxo de la mesa toca con el pie
al tercero. ¿Quál de los tres, pregunta el Autor
será el querido? á la verdad, parece que ninguno.
Ebene 4
Exemplum
La desenvoltura de
este Idolo, me hace acordar de la hermosa
Clarinda, uno de los mas grandes Idolos de moda.
Se la adora una vez á la semana á la brillantéz de
las luces, entre una tropa de personas, á la qual
se dá el nombre de sociedad ó tertulia. Algunos
caballeros jóvenes, de los mas distinguidos,
procuran ponerse á su vista mientras está rodeada
de muchas luces, y sentada en su silla poltrona,
para excitar el zelo de sus Idolatras; no permite
que nadie se vaya jamás de su presencia, sin
haberle manifestado una muestra de su cariño. Hace
una pregunta á éste, al otro le cuenta un suceso,
mira á aquel, toma un polvo del
quarto, y dexa caer inadvertidamente el abanico,
para que el quinto tenga ocasion de levantarle, y
entregarselo. En suma, cada uno se retira
contento, y vuelve á renovar sus devociones á la
misma hora canónica al cabo de ocho dias.
Pero un Idolo puede decaer de su divinidad por muchos accidentes. El matrimonio en particular es una especie de Antipoteosis ó canonizacion al revés. Inmediatamente que un hombre se familiariza con su Diosa, ésta al punto se reduce á su propio estado de muger.
La vejéz es otro cruel enemigo de los Idolos. Es cierto, no hay en el mundo una criatura mas infelíz que un Idolo decrépito, y sobre todo, quando ha contrahido ciertos donayres, que no son agradables, sino en presencia de sus adoradores.
Supuesto, pues, que en éstos y otros casos, la muger, sobrevive casi siempre al Idolo, es necesario pase á la moralidad de esta leccion, rogándolas á todas, arreglen bien el anhelo que tienen de hacerse admirar. Para lograr el intento, deben procurar ser el objeto de una admiracion racional, y durable. Esto no se logra jamás por la belleza, vestidos, ni modas, solo la hermosura interior, puede unicamente franquearlas esta ventaja, y hacerlas tanto mas amables, quanto fueren mas conocidas.