El Pensador: Pensamiento LXXXVI
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Pensamiento LXXXVI
Citação/Lema
ln hac artium sola
evenit ut unicuique
se Medicum profitenti credatur.La Medicina, el mas importante de to
se Medicum profitenti credatur.
Plin. lib. 29. cap. 2.
La Medicina, el mas importante de to
dos los
Artes, es la que tiene el pri
vilegio de que à
qualquiera, que se
llama Medico, se le crea sobre su
pa
labra.
Nível 2
Desde que los hombres viven en
sociedad ha havido charlatanes, y quien los crea. No hay
Facultad, que no tenga los suyos, y todas las Ciencias, y Artes,
y aun las Profesiones, y Estados abundan de esta polilla. La
charlataneria es el vicio de los hombres, que deseando hacerse
valer á sí mismos, ò á las cosas, que les pertenecen, usan de
medios simulados para engañar á los credulos. En una palabra, es
una hypocresía de talentos, como suele
encontrarse de virtud; y bien examinado, no hay otra diferencia
entre un pedante, y un charlatán, que la de que éste conoce el
poco, ò ningun valor de las cosas, que ofrece, ò hace, y el
pedante pone un merito singular en vagatelas, que cree de buena
fé ser cosas admirables. El pedante es por lo regular un necio,
y el charlatán casi siempre un bribon: aquel se engaña á sí
mismo, y éste procura engañar á los demás. En la mala fé, ò
designio, y animo deliberado de engañar, todos los charlatanes
son unos, y solo el objeto de sus embustes los distingue.
Sería muy conveniente, que aquellos que han experimentado
la vanidad, y aun los perjuicios de estos secretos, informasen
al público, à quien harian en esto un beneficio muy señalado;
pero es dificil inspirar esta ingenuidad à los hombres, llenos
siempre, y pagados de todo lo que tiene ayre de maravilla, y no
hay que esperar otros desengaños, que aquellos que se adquiera
cada uno por sí mismo, si tiene la flaqueza de ponerse en manos
de estos aventureros, llegando el aviso quando el daño no puede
remediarse.
Nível 3
Retrato alheio
Un charlatán de eloquencia,
que pone toda la sublimidad de un discurso, no en la
simplicidad noble, y magestuosa de pensamientos, y
expresiones, sino en llenarlo de voces
hinchadas, mas capaces de excitar ruido, que de darle
fuerza, y hermosura, es un charlatán, que puede divertir
á los que le observen, y vean en él un extravagante
presumido, y empeñado en tener colores à fuerza de
apretarse el corbatin;
Nível 3
Retrato alheio
pero un charlatán de medicina,
que sin mas principios que los de su codicia, y sin mas
licencias, que las que le dá la necedad de otros
hombres, se introduce à Medico, con el pretexto de
poseer ciertos secretos, con que pretende curar algunas
dolencias en particular, ò en general toda suerte de
enfermedades, es un charlatán, que solo puede ocasionar
risa á los que no se valen de su ministerio, y cuya
reputacion solo conduce à cubrir de luto las familias.
Nível 3
Si es antigua la charlatanería en
otras Facultades, no lo es menos en la
Medicina. Examinense las Historias de los Egypcios, y de los
Hebreos, y se encontrará crecido numero de impostores, que
abusando de la débil credulidad de los hombres, se jactaban
de curar las enfermedades mas inveteradas, por medio de
amuletos, talismanes, adivinaciones, y especificos. Tambien
los Griegos, y Romanos se vieron inundados de esta plaga.
Aristophanes celebra á cierto Eudamo, que vendia anillos,
haciendo creer, que tenian virtud contra las mordeduras de
los animales venenosos. Chariton, y Clodio de Ancona no se
hicieron menos famosos con semejantes embustes. Nosotros
hemos tenido tambien en todos tiempos algunos de estos
hombres, que pasan por milagrosos entre los
ignorantes; pero nunca me parece que havemos estado tan bien
surtidos de esta mercancia como en el presente. Diganlo las
esquinas pobladas de carteles, en que estos señores hacen al
público magnificas promesas. El uno ofrece poner negras las
canas, y hacer salir pelo, y barba à los que carecen de
estos adornos. La oferta es seductora, y harto será que se
encuentre viejo, calvo, ni eunuco, que no quieran probar
fortuna en la virtud de este secreto. Presentase otro
ofreciendo quitar con mucha facilidad todo genero de callos,
y sabañones: ¿qué mucho harán los que padecen estas
incommodas dolencias en valerse de un hombre, que asegura
haver encontrado el modo de curarlas? El deseo de vivir, y
de vivir sin dolor, es natural en todos los
hombres, y ninguno se persuade à que no hay remedio para la
enfermedad que padece. Si un Medico (aunque fuese el mismo
Hypocrates), lleno de ingenuidad, y de experiencias, asegura
á un enfermo, que no hay remedio para su enfermedad, y por
otra parte el charlatán mas despreciable ofrece curarla, no
hay que dudar, Hypocrates será despedido, y recibido el
charlatán á brazos abiertos. Los charlatanes saben muy bien,
que para engañar al vulgo es necesario autorizarse. Bien
conoce éste que hay quien pretende engañarlo; pero tiene la
simpleza de recelar estos engaños en aquellos á quienes vé
con su misma ropa, y á su nivél, y no teme trampa en un
hombre vestido de galones, y que está condecorado con
titulos falsos, ò verdaderos. Por lo comum
[sic] estos charlatanes de Medicina, y Cirugía acaban de
llegar de largos viages, en que han hecho singulares
observaciones, y exercitado estas Artes por mar, y tierra,
en Europa, y America, ò en Africa, y Asia. El uno ha sido
Medico de Camara del Gran Muftí, que le ha concedido un
Breve de Imán, y el otro del Gran Mogól, de quien ha
recibido las insignias del Elefante blanco; y ambos han
aprendido en sus largas peregrinaciones secretos
extraordinarios, y trahido á su buelta cantidad de drogas de
un valor inestimable contra todos los males, que pueden
afligirnos, y nos las vienen à traher á nuestras casas,
movidos de santo zelo por el bien de la humanidad. ¿Qué
mucho que el Pueblo se dexe seducir de unos hombres, que cree tan experimentados, sabios, y piadosos?
Este cuento pudiera servir de preservativo contra los
embustes, y artificios de estos fingidos Profesores. Tener
secreto para hacer salir la dentadura á los setenta años,
para cubrir de pelo á los calvos, para curar la palidéz, y
manchas del rostro en las mugeres, para alargar
la vida, y hacerla pasar sin enfermedades, y no ser
poderoso, y señor de vasallos, es lo mismo que haver
encontrado el arte de hacer el oro, y estár hambriento, y
miserable. No puede darse embuste mas claro. Apenas puede
creerse, que haya hombre tan sencillo, ò tan necio, que no
conozca, que todas las promesas de estos ilustres viageros
son patrañas, y ellos mismos unos embusteros, y asesinos.
Sin embargo, tal es la credulidad del vulgo, y la
procacidad, y astucia de estos charlatanes, que hacen que su
comercio continúe; y sobre las cenizas de unas ofertas, que
nunca han cumplido, establecen otras, que no se cumplirán
jamás. No parece sino que los hombres se complacen en verse
engañados. Desde el tiempo á que puede
alcanzar la noticia de nuestros mas ancianos se están
prometiendo las mismas curaciones, y alabando los mismos
secretos, y especificos: se ha visto ser todo mentira, y con
todo hay quien tiene á estos operadores por unos verdaderos
Esculapios, y cree encontrar infaliblemente en sus secretos
la salud. Siendo de notar, que estos thesoros de Medicina
jamás los alcanzan los Medicos, aun los mas famosos, que
pasan toda su vida sobre los libros, y en medio de los
enfermos, estando, al parecer, reservados à unos tunantes,
sin ciencia, ni instruccion, que pasan su vida divirtiendose
por el mundo á costa de tontos. Uno de los primeros cuidados
de un charlatán, y con que suele alucinar al
vulgo incauto, es proveerse de porcion de Certificaciones,
en que constan las dolencias que ha curado. Esto es de mucho
peso con los boquirrubios; pero no con los que saben, que
semejantes hombres tienen asalariadas diversas gentes, que
haviendo gozado de perfecta salud toda su vida, han sido sin
embargo curados de toda suerte de enfermedades. Tambien
encuentran otro recurso los charlatanes en los mismos
amigos, ò parientes de un enfermo. Suelen estos, movidos de
su cariño, emplear el ministerio de un charlatán, que no
deja de aplicar sus drogas en secreto, con pretexto de no
malquistarse con el facultativo. Si sana el doliente, el
charlatán lo ha curado, y lleva el premio, y los aplausos; y si muere, queda oculto el suceso, por no
hacerse cómplices en la muerte. Otros, que han experimentado
el mal suceso de las pomposas ofertas de un charlatàn, lo
callan, por no padecer el rubor de manifestar su credulidad;
y esto es tambien muy favorable à estos falsos Empyricos.
Nível 4
Narração geral
Cuentase de cierto
Caballero, que estando afligido de la gota, y
entrando su criado á decirle, que havia á la puerta
un hombre, que ofrecia un remedio infalible para
curar su dolencia, hizo que el criado viese si aquel
hombre havia venido á pie, ò en coche; y como
supiese que havia venido á pie, respondió: Vé, y
dile à ese bribon, que vaya en hora mala: que si él
poseyese un remedio infalible para este mal, mucho
há que andaria en coche con caballos.
Nível 4
Exemplo
Mas amor à la humanidad
tenia el Chino de Su-Cheu-fu, que haviendo perdido
una hija por la ignorancia de un charlatán, compuso
un Manifiesto, en que expuso la mala conducta de su
enemigo, con reflexiones capaces de desacreditarlo;
y no contento con esto, fijó copias en las plazas
públicas, y distribuyó otras en las principales
plazas de la Ciudad. Esta venganza, que él llamaba
zelo del bien público, produjo todo el efecto que esperaba. El charlatán, viendose
desacreditado, tomó el partido de mudar de
profesion, y la salud pública logró este beneficio.
Nível 3
Narração geral
El Marqués Carreto, uno de
los mas célebres, y atrevidos charlatanes,
de que se tiene noticia, poseyó, con un caracter libre,
y familiar, el talento de persuadir, que tenia en su
arte toda la habilidad, que faltaba à los demás sus
Colegas, y logró vender à doce pesos cada gota de su
especifico. ¡Cómo podia dejar de ser excelente un
remedio tan caro! Enfermó de una pleuresía bastarda el
Mariscal de Luxembourg, y no salió de la enfermedad, por
haverse opuesto Carreto à la sangria, fiado en su
remedio infalible. Desacreditólo el suceso; pero murió
el Mariscal.