El Pensador: Pensamiento LXXVIII
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Nivel 1
Pensamiento LXXVIII
Nivel 2
Carta/Carta al director
Prosigamos hablando (como ofrecí
en el Discurso anterior) de las costumbres, que se vén
representadas en nuestro Theatro; pero mudemos de tono. El
sério tiene muy mala cara, y pocos aficionados. Hasta aqui
todo ha sido echar la culpa á los Poetas, y en esto me he
excedido, si se cree á algunos de nuestros compatriotas.
Veamos si se hallan razones para disculparlos; pero nadie se
equivóque: lo malo, lo perjudicial, y sobre todo, lo que se
opone a la honestidad, y à la decencia, no es susceptible de
indulgencia, ni disculpa. Pero dejemos estas
frívolas, y ridiculas discipulas. La pluma se cae de las manos con solo el pensamiento de apadrinar,
aunque ironicamente, tales indecencias. Examinense nuestras
Comedias, y se verá lo que puede aprender nuestra juventud
en las maximas corrompidas, è imagenes licenciosas, que
presentan. Examinese, si los jovenes, à vista del aparato,
que acompaña las representaciones, el concurso numeroso, y
lucido, la musica, las decoraciones, el orden, y el
silencio, adivinan, que ván à oir representar unas maximas,
y acciones, de que es preciso se preserven, sin embargo de
verlas quedar siempre premiadas, y triunfantes, si quiere
vivir honestamente. Y en conclusion, si hay algun apologista
de los desordenes, que quedan referidos, y de otras
obscenidades, que no es licito referir, examine cada qual,
yà sea padre, marido, hermano, ò pariente, si querria que su
hija, su muger, su parienta, ò su hermana, fuese tal como
acostumbran ser las demas del Theatro.
Nivel 3
Queda dicho, que todos nuestros galanes de Comedias son
enamorados, y valientes; pero no están
reservadas á ellos solos estas gracias. Tambien las
damas suelen tener su punta de valentia, y hacer de
guapetonas, riñendo pendencias, saliendo á desafios, y
aun dedicandose al honrado exercicio de vandoleras. Sin
embargo, no es esto lo comun, y asi no las hemos de
graduar por esta regla. Lo ordinario es hacer à todas
las damas de un caracter blando, y propenso al amor. De
esto es rara la dama de Comedia que escapa. ¿Qué han de
hacer? Si no tienen vocacion de ser cartujas, si han
nacido con un corazon tierno, ¿en qué lo han de emplear?
La aguja puede entretener las manos, y fijar la vista;
pero la voluntad está en un perfecto ocio, y es menester
ocuparla. El amor de sí mismas, de la hermosura, del
adorno, no es pequeño objeto: con todo,
si no tiene un fin á que se dirija, si no hay á quien se
quiera agradar con el adorno, y la hermosura, uno, y
otro será insipido; y tanto montaria ser tuerta, ò
vizca, y estár desaliñada. Los motivos, que suelen
encender este fuego, no son de diferente temple, que los
que asisten á los galanes. Un retrato, una pendencia,
una simple vista en Misa, ò en el paseo, un sueño, y tal
vez cosas de menor monta, bastan para que arda Troya. Y
yá se vé que en nada de esto tiene que reparar la
atencion mas escrupulosa. Bueno fuera, que para
prendarse una dama, huviese de hacer informaciones de la
vida, y costumbres del galan, ò necesitase de averiguar
si el escudo de sus armas constaba de diez y seis, ò de
treinta y dos quarteles. No era por cierto
mala flema. ¿Lo vió, y le gustó? Pues basta, y no
parecer que hay mas que pedir al Poeta. Los padres, y
los hermanos suelen usar de un despotismo demasiado
duro, y violento en señalar novios á sus hijas, y
hermanas; y con tal que á ellos les gusten, y hallen sus
razones de conveniencia, se obstinan en que lo han de
encontrar tambien á su gusto. Vé aqui una razon para que
las pobres muchachas procuren proveerse por otros
medios. Ser tratadas como personas incapaces de
discernir lo que les está mal, ò bien, aunque sea en
edad muy tierna, es hacer injusticia á la penetracion de
las mugeres; y querer privarlas de voto en la eleccion,
es intolerable, y mucho mas quando no se trata de elgir
Maestros de Metafisica, sino de saber, si
el señor mio es galan, si es muy rendido con las damas,
si sabe vestirse bien, baylar, rondar, y andar à
cuchilladas, que son los puntos mas esenciales, y estos
se vén, y oyen facilmente. El bien, ò el mal es para la
dama en qualquier acontecimiento; ¿pues por qué un padre
se ha de revestir de autoridad para impedirle su gusto,
aunque sea un capricho disparatado? Bien estudiada debia
de tener esta materia Doña Inés, quando en la Comedia,
cuyo extracto queda hecho, responde á su hermano Don
Pedro, que la anuncia tenerla casada, Digan despues de esto
los criticos, que nuestros Poetas Comicos no dán bellisimas lecciones de moral en la sumision,
respeto, y deferencia de las hijas á sus padres, y á
aquellos á cuyo cuidado está su educacion, y
establecimiento. Supuesta la aficion en la dama, restan
los medios para llegar al fin, que se propone. Aqui es
donde los Poetas desplegan las velas, y hacen lucir todo
el poder de su genio. Por lo comun, las damas salen á
agenciar por sí mismas sus amores, à averiguar unos
zelos, à evacuar una cita dada para el Prado, Calle
Mayor, ò la Florida, ò bien á hacer alguna visita al
galan en su mismo quarto. A la verdad, esta facilidad
puede parecer indecencia á los criticos; pero vamos á
cuentas. No puede negarse, que parece muy indecoroso en
una muger de obligaciones entrarse por las puertas de su
amante, que aunque se le quieran creer las
mejores calidades, se supone joven, y enamorado; ni
tampoco dejaria yo de confesar, que éste era un
pernicioso exemplo en el Theatro, si las tales damas
saliesen à estas aventuras con mantilla; pero con manto
¿qué inconveniente puede haver? ¿Quién se ha de atrever
á una muger con manto? Agregue V.md. que las tales damas
llevan siempre por compañeras á sus criadas, y con esto
debe cesar todo escrupulo, en el supuesto de que jamás
estas criadas han asistido á nuestros Theatros, que de
lo contrario sería inutil esta circunstancia, porque en
tal caso sabrian, que bueno, ò malo, licito, ò ilicito,
havian de hacer ciegamente quanto mandasen sus amas,
haviendo aprendido esta maxima de las criadas, que se
vén en nuestras Comedias, y de una entre otras, que mandandole su ama en cierta Comedia, que
tome las llaves del jardin para introducir aquella noche
á su quarto á un galan, responde muy satisfecha, y muy
doctora: Siendo de
notar, que estas visitas, que hacen las damas á sus
amantes, no deben de perjudicar à su estimacion, de que
hay mil egemplos. Vaya uno de la Comedia Trampa
adelante. Doña Leonor, y Doña Ana están en casa de Don
Juan de Lara, á quien ambas quieren para esposo, á
tiempo que Don Garcia, hermano de la primera, y amante,
y futuro esposo de la segunda, y Don Diego, hermano de
ésta, que las han visto entrar, acuden hechos unas
fieras, como puede imaginarse. Hay algunos desafios muy
donosos; pero todo se compone amigablemente. En quanto á Doña Leonor nada hay que hacer, porque
dandole Don Juan mano de esposo, queda todo compuesto.
No es tan facil de acomodar el lance en quanto á Doña
Ana, que queda muy desayrada, y puede temerse, que Don
Garcia no guste de una muger, á quien ha encontrado en
estas andanzas. Sin embargo, para esto sirve la
eloquencia de Doña Leonor, que hace una arenga á su
hermano, contandole los motivos, que Doña Ana ha tenido
de creer, que se casaria con Don Juan, y concluye con
decir: Con cuyas poderosas razones queda
convencido Don Garcia, que lo contrario sería un besita:
se casa, y aun dice, que se tiene por muy dichoso. De
donde deben inferir todas las señoritas,
que nada importa ir á vér á su casa á un Caballero, y
andar en otras semejantes aventuras, con tal que haya
pensado casarse con él. De tener las damas en su proprio
quarto á sus galanes hay tambien muchos egemplos. En la
Comedia No puede ser guardar una muger, pasa Don Felix
ocho noches en el quarto de Doña Inés, y no deja de
estrañarse, que teniendo Tarugo un ingenio tan fertil en
recursos para todo, como lo muestra en tantos lances, no
encuentre, ni Doña Inés le pida con empeño un arbitrio
para que pueda salir Don Felix, lo qual huviera sido de
mas edificacion, que la piedad de hospedarlo, por mas
que sea en el Oratorio de su quarto. Pero no hemos de
ser temerarios. Buenos, ò malos, Doña Inés tendria sus
motivos; y una vez que hace dár
palabra á Don Felix de que no pasará en los cariños, de
los límites, que permite su decoro, ¿para qué ha de
andar en ceremonias? El Poeta, dirán, debia saber, que
aquellos límites no están señalados con bastante
precision en el mapa, y que por consiguiente dejan
margen á muchas dudas, y equivocaciones. Es verdad: mas
tambien sería demasiado rigor querer obligar á
instruirse en esta Geographía á unos hombres, que por lo
comun han ignorado otra mas facil. Suelen las damas de
Comedia perder su honor muy voluntaria, y frescamente, y
muy de hecho pensado, y venir luego á informar al
auditorio de su debilidad en tono de lamentacion, como
si pudiera haver quien les tuviese lastima. No hay que
dudar, que esto es muy donoso, y bien
imaginado. Vaya de egemplo. En la Comedia El mejor
Alcalde el Rey, hay una Doña Elvira, que espera por la
noche en su Quinta al Conde Don Garcia á pie firme, y á
obscuras; porque, segun dice, el tal Conde le havia dado
palabra de ser su esposo. Anda por aquellos barrios á
caza de aventuras un tal Don Fernando, que es un
mozalvete rondador, y atrevido: pasa á deshora de la
noche por la Quinta: encuentra abierta la puerta falsa,
y entra. Vé que de un quarto le echan una escala; ¿qué
ha de hacer en tentacion tan vehemente un hombre que
dice: Sube
por la escala al quarto de Doña Elvira sin hablarle
palabra, y aprovecha la ocasion preparada para el Conde.
La dama, cuyo rubor la obliga á estár en tinieblas, y dá
con esto motivo al qui, por quo, perdiendo
de repente todo este gracioso pudor, pide luz, y llama à
las gentes de su casa para que sean testigos de aquella
deuda. Don Fernando huye, matando la luz que trahen, por
no ser conocido, y deja que Doña Elvira se consuele,
contando todo el suceso á criados, amigos, y jardineros,
y aun al mismo Conde, y quejandose de que éste haya
huido, Paso
ligeramente sobre los papeles amorosos, en que una
doncellita de alta gerarquia escribe à su galan: Porque
no digas que no me debes alguna fineza, me determino à
hacer una por ti. Esta noche à las doce estarà abierta
la puerta del jardin, para que por ella entres à tomar
posesion de mi libertad; y me guardaré muy bien de decir
la situacion de esta niña à dos meses de la fecha, pues
solo nos consta por un coloquio entre amo, y criado, tan
indecente, que debe causar nausea al
hombre mas corrompido. Todo esto parece malisimo à
primera vista; pero debe tenerse presente la inefable
maxima de Isabel, que en la Comedia Los Vandos de
Rabena, dice: Segun esto, como se
verifique casamiento, el que las damas vayan à casa de
sus amantes, que los tengan escondidos en sus quartos,
que les entreguen su honor à discrecion, todo parece que
es niñeria. ¿Ni cómo es creíble, que à no ser asi,
huviese madres, que llevasen á sus hijas à una escuela,
donde no pueden aprender sino ponen à la vista egemplos
con que autoricen los licenciosos efectos de una pasion
ciega? Añada V.md. una observacion, que he hecho; y es,
que siendo asi, que por un mal metal de voz, por falta
del manotéo, que llaman los necios accionar, y tal vez
por lo que nombran tonillo de la legua,
que trahen los Cómicos, que vienen à la Capital, que no
pocas veces es mejor, y mas natural, que el que han
establecido aqui nuestros Actores, he visto al Pueblo
descompuesto, silvar al Cómico, y obligarlo à retirarse;
y con todo, jamás he visto, que éste manifieste disgusto
en los lances, papeles, maximas, y expresiones, de que
acabamos de hablar.
y de aqui infiero, que lo que me suena tan mal,
acaso puede tener un sentido mas piadoso, porque à no
ser esto, no es de creer, que fuesemos mas relajados, y
timidos para declamar contra tales licencias, que lo
fueron unos Gentiles.
Nivel 4
Es menester que yo quiera el marido, y no
tù, hermano, que no ha de ser la eleccion de quien
no ha de ser el daño.
Nivel 4
A tí te toca el
mandarme, y el obedecerte á mí.
Nivel 4
Y creído, entrar à
hablarle no es culpa en una muger, que con él pensó
casarse.
Nivel 4
Yo nunca fui
perezoso, quando amor me abre la puerta?
Nivel 4
Despues que el
fruto ha gozado, tantos dias pretendido, tantos
meses defendido, y tantos años guardado.
Nivel 4
. . . . . No hay afrenta, injuria, ultrage,
peligro, que no le dore un fin noble, que sabe
honestar delitos.
Nivel 4
Ejemplo
Me acuerdo haver
leìdo, que oyendo un dia los Athenienses recitar
unos versos, que ponian la suma felicidad del
hombre en las riquezas, se levantó unanimemente
todo el Pueblo à echar del Theatro al Actor, y
proscribir el poema;