El Pensador: Pensamiento LXXV
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Nível 1
Pensamiento LXXV
Nível 2
Carta/Carta ao editor
Señor Pensador. La especie que
apunté de Grangula en mi Discurso anterior, hablando de la
eloquencia natural, debio anunciar algun eloquente
razonamiento de este Gefe de una de las cinco Naciones
Iroquesas. En efecto, no he podido leer jamás el discurso de
éste, que voy à comunicar à V.md. sin admirarme de vér tanta
solidéz, juicio, y energía en un hombre de los que nosotros
llamamos Salvages. Una de nuestras comunes debilidades es
imaginar, que ha de gustar à los demás lo que nos gusta: por
esto, y porque las relaciones en que se halla, à
mas de estár en idiomas estrangeros, son raras entre
nosotros, lo pondré aqui, con los antecedentes, que lo
motivaron, segun se vé en el Tomo XV. de la Historia General
de los Viages.
Nível 3
Narração geral
Temiendo Mr. de la Barre,
Gobernador General de la Nueva-Francia, el año de
1684, alguna irrupcion de parte de los Iroqueses,
que se havian hecho mas temibles que nunca, y tenian
algunos motivos de queja, procuró, que Mr. de
Iberville, Caballero Canadiense, à quien aquella
fiera Nacion estimaba tanto, que en señal de
aprecio, y amistad le havia dado el nombre de
Akuessan, que significa la perdiz, le trajese
algunos ancianos, à quienes se lisonjeaba de
inspirar amor à la paz, ò imponer respeto con su firmeza, à cuyo fin se havia
adelantado hasta el Fuerte de Catarocuy con un
Cuerpo de Tropas, que queria hacer pasar por una
simple escolta. Mr. de Iberville volvió en efecto
con uno de los principales Gefes de los Onontaguas,
llamado Grangula, à quien acompañaban treinta
jovenes guerreros. En este intervalo enfermó parte
de la Tropa Francesa, y esta desgracia no se ocultó
à los Salvages, porque entendiendo algunos de ellos
el Francès, y acercandose por la noche à las tiendas
de estos, los discursos inconsiderados de algunos
Soldados les informaron de su estado. Dos dias
despues de su llegada hizo decir el Gefe à Mr. de la
Barre, que estaba pronto à oírlo, y la conferencia
se tuvo entre los dos campos. Grangula,
con la pipa en la boca, y delante el Gran
Calumet1de paz,
con un collar, se sentó al modo Oriental en medio de
sus guerreros, que le imitaron. Mr. de la Barre,
sentado en una gran silla, y teniendo por ambos
lados una fila de Oficiales Franceses, abriò la
conferencia con este discurso, que tradujo su
interprete. Dejó de hablar
el Interprete; y Grangula, que durante
este discurso estaba immobil, mirando atentamente la
extremidad de su pipa, se levantó: dió cinco, ò seis
bueltas en el circo, compuesto de Franceses, y
Salvages: volvió à su puesto; y quedandose en pie
enfrente del General, y fijando en él la vista, le
respondió en estos terminos.
Nível 4
Informado
el Rey mi amo de que las cinco Naciones Iroquesas
ha mucho tiempo, que contravienen à la paz
establecida, me ha dado orden de transferirme à
este sitio con una escolta, y de embiar à Akuessan
à la Poblacion de los Onontaguas para convidar à
los principales Gefes à acercarse à mi campo. La
intencion de este gran Monarca es, que
tù, y yo fumemos en el Gran Calumet de paz; pero
con tal, que me prometas, en nombre de los
Tsonontuanos, los Goyoguanos, los Onontaguas, los
Onoyuthes, y los Agnieses, dar cumplida
satisfaccion à sus vasallos, y no hacer en lo
venidero cosa alguna, que pueda ocasionar un
rompimiento. Las cinco Naciones Iroquesas han
robado, arruinado, y maltratado à todos los
corredores de bosques, que iban à traficar con los
Ilineses, los Uamis, y otros Pueblos, hijos de mi
Rey; y siendo ésta una infraccion de los tratados
concluídos con mi predecesor, estoy encargado de
pedirles reparacion de este agravio, y
significarles, que en caso de negarla, ò de
reincidir, tengo orden expreso de declararles la
guerra. Este collar afirma mi
palabra. Los Guerreros de las cinco Naciones han
introducido à los Ingleses en los Lagos del Rey mi
amo, y en los Pueblos sus hijos, para destruir el
comercio de sus vasallos, y obligar à estas
Naciones à substraerse à la obediencia, que le
deben, quebrantando tambien en esto las
prohibiciones del ultimo Gobernador de New-Yorck,
que previó los riesgos à que unos, y otros se
exponian. Yo quiero por ahora olvidar estos
procedimientos; pero si se renuevan, tengo orden
expreso de declararos la guerra. Este collar
contiene mi palabra. Esto es lo que tenia que
decir à Grangula, à quien me dirijo, para que haga
saber à las cinco Naciones la declaracion, que me
ha mandado hacerles el Rey mi amo, que
no quisiera le obligasen à embiar un Exercito
poderoso para emprender una guerra, que les seria
funesta, y sentiria, que este fuerte de Catarocuy,
que es obra de paz, sirviese de prision à vuestros
guerreros. Evitemos, pues, reciprocamente, que
esta desgracia suceda. Los Franceses, que son
hermanos, y amigos de las cinco Naciones, no
turbarán jamás su reposo, como éstas les dén la
satisfaccion, que solicíto, y se observen de aqui
adelante los tratados. Sentiria mucho, que mis
palabras no produxesen el efecto, que espero,
porque en tal caso me vería obligado à unirme con
el Gobernador de New-Yorck, que por orden del Rey
su amo, me ayudaria à quemar las cinco
Poblaciones, y à destruiros.
Nível 4
Ononcio2, yo te
respeto: todos los guerreros, que me acompañan, te
respetan igualmente. Tu interprete ha finalizado
su discurso: yo voy à empezar el mio. Mi voz corre
à tu oído. Escucha mis palabras. Es preciso,
Ononcio, que quando saliste de Quebec, creyeses,
que el ardor del Sol havia abrasado
los bosques, que hacen este País inaccesible à los
Franceses; ò que de tal modo los havia inundado el
lago, que cercadas nuestras cavañas de sus aguas,
nos fuese imposible salir de ellas. Sí, Ononcio:
es fuerza que asi lo hayas creído, y que la
curiosidad de vér un tan vasto País sumergido, ò
quemado, te haya conducido hasta este sitio; pero
yá debes estár desengañado, pues vés que yo, y mis
guerreros venimos à asegurarte, que los
Tsonontuanos, los Goyoguanos, los Onoyuthes, y los
Agnieses, no han perecido. Yo te doy gracias en su
nombre, por haver trahido à sus tierras este
Calumet de paz, que tu predecesor recibió de sus
manos; y al mismo tiempo te felicíto de haver
dejado enterrada el hacha matadora, que tantas
veces se ha visto roja con sangre de
Franceses; pero oyeme, Ononcio: Yo no duermo, yo
tengo abiertos los ojos; y el Sol, que me alumbra,
me hace descubrir al frente de una tropa de
guerreros, un gran Capitan, que habla soñando, y
que quiere persuadirnos, que solo se ha acercado à
este lago para fumar en el Gran Calumet de paz con
los Onontaguas, quando Grangula sabe que era con
el fin de matarlos, y que lo huviera egecutado, si
tantos verdaderos Franceses no estuviesen débiles.
Yo veo que Ononcio sueña en un campo de enfermos,
à quienes el Grande Espiritu ha salvado la vida
por medio de sus mismos achaques. Escucha,
Ononcio: nuestras mugeres havian tomado yá las
mazas de armas, y los niños, y los ancianos
trahían à tu campo el arco, y la
flecha, si nuestros guerreros no los huviesen
contenido, y desarmado, luego que tu Embajador
Akuesan se dejó vér en mi poblacion. Oyeme,
Ononcio: Nosotros no hemos robado à otros
Franceses, sino à los que llevaban fusiles,
polvora, y balas à los Utamis, y á los Ilineses
nuestros enemigos; porque estas armas huvieran
podido costarnos la vida. Nuestros guerreros no
tienen bastantes pieles de Castor para pagar las
armas, que han tomado, y los viejos no temen la
muerte. Este collar contiene mi palabra. Si hemos
introducido à los Ingleses en los lagos para
traficar con los Utauas, y los Hurones, hemos
hecho los mismo que los Algonquines, que
condujeron à los Franceses à nuestras Villas, que
dicen los Ingleses pertenecerles.
Nosotros hemos nacido libres: no dependemos de
Ononcio, ni de Corlar3: podemos ir adonde se nos
antoje, conducir à quien nos parezca, y comprar, y
vender à quien nos guste. Si tus Aliados son tus
esclavos, ò tus hijos, tratalos como hijos, ò como
esclavos, y quitales, si lo sufren, la libertad de
recibir tambien en sus Cavañas à los que no son
Franceses. Este collar contiene mi palabra. Es
verdad, que hemos hecho la guerra à los Ilineses,
y à los Utamis; pero ellos nos dieron sobrado
motivo, cortando los arboles de paz, que servian
de límite à nuestras fronteras, destruyendo machos, y hembras, sin distincion4en la caza de Castores, contra la
costumbre de los Salvages, atrayendo à su partido,
y País à los Chuanones, y proveyendolos de armas
de fuego, despues de haver formado perniciosos
designios contra nosotros; y con todo, no hemos
llegado à hacer lo que los Ingleses, y Franceses,
que sin derecho alguno han usurpado las tierras
que poseen, à muchas Naciones, arrojandolas de sus
Países, para construír en ellos Ciudades, Villas,
y Fortalezas. Este collar contiene mi palabra.
Escucha, Ononcio: Por mi voz te hablan las cinco
Cavañas Iroquesas: vé aqui lo que te responden.
Abre tus oídos, para entender lo que
por mi organo te dicen. Los Tsonontuanos, los
Goyoguanos, los Onontaguas, los Onoyuthes, y los
Agnieses dicen, que quando à presencia de tu
predecesor enterraron el hacha en el centro del
Fuerte de Catarocuy, plantaron en el mismo lugar
el arbol de Paz, para que alli fuese
cuidadosamente conservado: que desde entonces este
Fuerte, en vez de ser morada de Soldados, solo
debia ser asylo de Comerciantes; y que en lugar de
armas, y municiones, solo debian entrar en él
Castores, y mercancías. Escucha, Ononcio: Procura,
que en adelante un numero tan grande de guerreros,
como aqui se vé, encerrado en un tan pequeño
Fuerte, no ahogue por fin este arbol. Sería
lastima, que haviendo echado tan facilmente
raíces, se le impidiese el crecer, y
cubrir algun dia con sus ramas tu País, y el
nuestro. Yo te aseguro, en nombre de las cinco
Naciones, que nuestros guerreros baylarán bajo sus
ramas la danza del Calumet: que se mantendrán
tranquílos sobre sus esteras, y no desenterrarán
el hacha para cortar el arbol de Paz, mientras sus
hermanos Ononcio, y Corlar, juntos, ò separados,
no intenten atacar estos Países, que el Grande
Espiritu concedió à nuestros mayores. Este collar
contiene mi palabra, y este otro el poder que las
cinco Naciones me han dado. Y tú, Akuessan,
alientate: tú tienes entendimiento, habla, explica
mis palabras, sin olvidar alguna, y dí todo lo que
tus hermanos, y amigos anuncian à tu Gefe Ononcio
por la voz de Grangula, que te estima, y suplíca
recibas este regalo de Castores, y te
halles luego en su festin. Estos otros Castores
embian las cinco Naciones à Ononcio.
1La descripcion del Calumet se puede vér en el Pensamiento XXXII.
2Quiere decir Montaña grande. Este titulo dieron los Salvages à Mr. de Montmagni, Gobernador de la Nueva-Francia, y lo han continuado à sus succesores.
3Nombre que dán los Salvages al Gobernador Inglés de la Nueva-York.
4Es delito capital entre los Salvages destruir todos los Castores de una Cabaña.