Référence bibliographique: Bachiller D. P. Gatell. (Éd.): "Número 21", dans: El Argonauta Español, Vol.1\21 (1790), pp. 161-168, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.646 [consulté le: ].


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N. 21

Citation/Devise► Ridiculum acri dulcius. ◀Citation/Devise

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XXVII.

Patriotismo.

Niveau 3► Niveau 4► Récit général► Poco se rió el Bachiller la otra tarde hallándose en una asambléa de Botica. De nada menos se hablaba que del Patriotismo. Cada uno manifestó dar las pruebas que le parecieron mas poderosas para convencer à los demás de que era mas Patriota que todos. Decía uno: Me viene de muy atràs la inclinacion à ser verdadero amante y celoso de mi Patria: mi sexto Abuelo de parte de Padre, descendiente de una de aquellas casas solas de Asturias, de la que aun quedan vestigios, y aun subsiste fundado el mayorazgo de mi casa, à un dos por tres tiraba de la espada y daga solo con oir que alguno quisiese ò pensase ofender à su amada Patria. Complacíase infinito quando decía à sus hijos, que no tendría mas gusto que el verlos en campaña derramando la sangre por ella; à esto añadió otras mil razones, y por último concluyó diciendo: Vean Vms. si con razon debo llevarme la palma en esta competencia.

Tomó al punto otro la palabra, y diciéndole, calle Vm. pues con decir que todos mis ascendientes han hallado en quantas batallas refieren los Españoles, sin perdonar las de Lepanto, la de la laguna en México, ni la del Campo Santo, echarán Vms. de ver que doy la mayor prue-[162]ba del Patriotismo que debe animarme. No habia aun acabado este, quando empezó otro diciendo: Todos mis antecesores fueron hombres de letras, y por un amor cordial que profesaron à la Patria sostuvieron con la pluma no solo el derecho regio, sino tambien el de la Nacion. Por último, quasi todos sacaron sus mas remotas genealogías para probar el tema propuesto. Hallábase en la asamblea un macilento vestido de abitos talares, que no se acuerda el Bachiller si estaria ordenado en Sacris. Al parecer indicaba que estaba dormido, mas luego dió pruebas decisivas de que habia oido muy bien toda la conversacion, pues levantando la cabeza, revirando los ojos de modo que no se le veían las niñas, dixo: ¿Acabaron Vms. ya? A lo que respondieron que sí: entonces tomó la voz diciendo: Pues ya me ha tocado mi cuarto de hora, sírvase Vm. (dixo hablando con el primero) de decirme si sigue Vm. en todo y por todo las máxîmas de estos Asturianos sus progenitores? Sí me parece, respondió. Pues está Vm. engañado. Inclinándose para el segundo le preguntó: ¿Vm. en qué campaña se ha hallado? Yo no he salido de Cadiz. Enristrando con el tercero, Vm. que, segun me parece, sigue la profesión de sus ascendientes, ¿en qué casos ha sostenido las Regalías de su Rey y Nacion? Siguió preguntando à los demás por el mismo tenor, y concluyó con e1 siguiente razonamiento. En primer lugar el blanco de todos Vms. ha sido el bomitar mucha sangre, y no demostrar que tiene un ápice de Patriotismo. No pienso probar esto recorriendo sus vidas y milagros, sino con lo que está à la vista. Dígame Vm., al primero, ¿de dónde vino ese sombrero? El rótulo lo dirá: A Marseille ches, M. Jean Olivier, Fabricant de Chapeau. Al segundo, ?De qué linage es ese paño de ese vestido? De Sedan. Al tercero, ¿y esas medias de Vm.? De Nimes. Por la hebra se saca el ovillo. ¿A qué es querer con voces ostentarse de Patriotas, quando por los hechos manifiestan todos Vms. lo contrario? ¿Acaso el Patriotismo se funda menos en vestir los efectos de la industria de la Nacion, que en derramar su sangre, que [163] en sostener sus leyes? No por cierto, viven Vms. muy engañados, el modo de ser Patriotas está en procurar que no se descarrien los tesoros que constituyen la riqueza de la Nacion, con la que se hace temible de todas las demás . . . . . No pudo contenerse el Bachiller, inflamado del fuego verdadero del Patriotismo, y lleno de gozo de la reconvencion del Clerizonte, empezando con un palmetéo à manera de aquellos que se ofrecen en la comedia à una ridiculez del gracioso, dixo un viva, viva, dice muy bien el Señor Beneficiado. ¿Qué tenémos que nuestros tatarabuelos hayan dado las pruebas del mas acendrado Patriotismo, si nosotros publicamos sin voces que no seguimos sus pisadas? Ofrécese una guerra, y no solo huimos de presentarnos a tomar las armas, sino que nos negamos si es necesario a derramar los caudales . . . . . ¿qué digo derramarlos? ni usamos la atencion de ofrecerlos para beneficio de la Patria. Nos lisongeamos de patriotas, quando por otra parte defraudamos los Derechos Reales, y lexos de contribuir al fomento de las Fábricas, y demás industria, compramos à los Extrangeros los utensilios necesarios, como se echa de ver en la ropa que todos esos Señores visten. ¿Podrán decir acaso que en España no se fabrican ricos sombreros, delicados paños, y finísimas medias? No por cierto, pues tanto esos como otros renglones se hallan à la perfeccion fabricados en la Península. Lo que es mas risible, es ver que muchos de ellos, hijos de un todo de las manos de los mismos Españoles se venden con aprecio solo con bautizarles el Mercader de Ingleses, Franceses, Alemanes, &c. El Argonauta es testigo de esta verdad, y serían pocos los Mercaderes que no confesasen que con este ardid, han logrado salir felizmente de muchos de sus efectos.

Quisiera el Bachiller saber quáles son los que conocen que un género es Francés, y no Español. Asegura, que serán tan contados como los Planetas en el Cielo. Luego es una preocupación en los mas el querer efectos Extrangeros, siendo asi que perjudican de tal modo à la Nacion, que no podrá prosperar jamás si no se pien-[164]sa en vestir precisamente los efectos que se labran en la Península, pues el beneficio que resulta à los Extrangeros es la causa de muchas cosas que no se atreve el Argonauta à mencionar.

Empezemos à ser Patriotas por este fundamento, y de no, no intentemos defender que seremos jamás zelosos amantes de la Patria. Con esto, imitando a nuestros antecesores, que jamás vistieron sino à la Española, âbito por el que eran venerados y respetados en todas las Regiones, no solo no nos ridiculizarémos con esos sombreros, cuyas copas ván à topar con los cuernos de la Luna, ni con otras monadas tan impropias y distantes del carácter de verdaderos Españoles, el que para conservarlo deberíamos manifestarlo no sólo en lo exterior, sino tambien en todas aquellas cosas propias de un alma verdaderamente Española. ◀Récit général ◀Niveau 4

Aquí acabó el discurso del Bachiller: apreciólo el Beneficiado, y se fueron avergonzados los demás Tertuliantes.

Supuesto que se refiere el caso para que corra veloz à excitar à la enmienda à los Españoles inxertos, no puede el Argonauta dexar de enviar esta recomendacion à las Señoras, que tambien degeneran, y muy mucho de sus antepasadas. Tienen por delirio el vestir y adornarse con los efectos de la industria Española, sin saber que con esto faltan à las sagradas leyes del Patriotismo, que tanto ostentaron las antiguas.

Asi desperdician los caudales, destruyen à sus pobres maridos y son las primeras que aniquilan el espíritu vital de la Nacion. ¡Hasta quándo unos y otras han de vivir en un letargo tan perjudicial! Que se prenden, adornen en hora buena con todo el luxo que puede ofrecer la industria de la Nacion, las que pueden hacerlo, y no cometiendo el atroz delito de menoscabar las riquezas de su casa y Reyno, solicitando precisamente para su atavío los géneros Extrangeros. En este caso no solo no sería reprehensible de que las Señoras acaudaladas vistiesen con opulencia, sino que [165] sería recomendable pues por este medio, aumentándose las fábricas é industria para suplir lo indecible que viene de los Reynos extraños, se conseguirían los fines importantes. El primero el no salir de la Península los tesoros que nos vienen de México y del Perú, y lo segundo el grandioso beneficio de tener en que emplearse tantas manos ociosas. ¡Ha si se lográra este prodigío! ¡Si los hombres protestasen no vestir otras telas que las que se fabrican en nuestros Paises! ¡Quánto no adelantaríamos y quan en breve nos haríamos terribles de nuestros rivales. ◀Niveau 3

Españoles y Españolas del dia, mientras no nos animemos con estas máxîmas, jamás verémos prosperar nuestros dias, solo por este medio imitarémos a nuestros mayores, y serémos los mas verdaderos Patriotas.

Remedio magnifico para preservar las ruinas que ocasionan los incendios.

Niveau 3► Un caudal de millares de pesos queda arruinado despues de un incendio. El que tiene hoy muchas poseciones queda mañana mendigando por el fuego. El que tiene solo la casa en que vive, se vé en la calle; y lo que es mas doloroso, es el ver que, ya ocurre al socorro del Real Erario: ya es quasi forzoso que todos contribuyan para la reedificacion del edificio abrasado.

Para evitar estos inconvenientes se vá à proponer un medio infalible.

Para evitar estos últimos resultados, sabemos que hay Compañías de Seguros, esto es, casas con fondos suficientes, que aseguran cantidades grandes de los riesgos del mar. En Londres se aseguran hasta las [166] vidas: ¿pues porqué no habian de asegurarse hasta las casas? ¿El que tenga poseciones, no podía por un tanto por ciento afianzar el valor de una ò mas fincas, de modo que, aunque se perdieran ò destruyeran por un incendio ò terremoto, tuvieran siempre pronto su valor? Creo que no habrá pensamiento tan tupido que no confiese apreciable este pensamiento. Luego sería muy del caso que todos los que tienen poseciones expuestas à tal clase de quebranto ocurriesen à asegurarlas segun las leyes establecidas para los seguros de la mar. ¿Acaso, faltarían gentes que pusiesen sus caudales para establecer fondos capaces de pagaros las mayores cantidades? No es creíble que habiéndolo para los infinitos riesgos del mar no los hubiera para los referidos.

Seria desde luego un establecimiento sobremanera recomendable, y por este medio se librarian de la ruina todos los dueños de edificios, y se evitaría el que fuese necesario el recurso de los caudales del Rey, y asimismo de ocurrir à guantes.

Animado de la verdad de este pensamiento, y lo que es mas, de las infinitas utilidades que resultan, espera el Argonauta que con la mayor brevedad veremos en España erigidas compañías donde por un desembolso poco considerable se aseguren los valores de las casas, y al propio tiempo, correr à los que las tengan para lograr este beneficio.

El Argonauta no tiene casa ni hogar; no obstante, desea se establesca una cosa tan interesante a los que las tengan.

Asimismo aconseja à los que tengan poseciones, esto es, casas, ò haciendas con inmediacion à los rios, que ocurran à dichas Compañías futuras de Seguros, pues se han visto un sin número de estragos y pérdidas considerables, algunas irremediables, por una total destruccion de los edificios, y ruina de todo lo demás.

Estos años pasados socorrió la piedad del Monar-[167]ca vários menoscabos acontecidos de resultas de unas riadas: y en el caso supuesto, esto es, que tuvieran aseguradas las posesiones, no sería necesaria esta providencia, en no poco beneficio del Erario Real.

Parece que le viene como de perilla al Argonauta el salirse ahora del tiesto, y decir algo acerca de otro punto nada menos considerable.

Los pobres Artesanos y Jornaleros, en cayendo enfermos, perecen unos por necesidad, y otros se vén precisados à ir a los Hospitales, despues que han consumido quanto tienen, y que han dexado à sus pobres familias en la inclemencia.

Si se estableciese en cada poblacion un fondo para subvenir à los costos y gastos de una enfermedad, señalando Facultativos, Boticas, y además un diario para el puchero, ¿no es cierto que se ahorrarian muchos atrasos que padecen los infelices?

En Madrid hay Cofradías que tienen establecido este beneficio por medio de una ligera contribucion. ¿Pues no sería mas cómodo que en todas las poblaciones se fundase un establecimiento en el que contribuyendo todos los pobres, se entiende, jornaleros y artistas, para un fin tan bello y tan interesante, hallasen despues remedio à su necesidad? ¿Quánto menos sensible le sería á estos dar cada mes uno ò dos reales por cada cabeza, que no el verse obligados à vender hasta los instrumentos con que ganan el pan para sus hijos?

Pues si por un medio tan suave bien administrado se veían libres de las fatigas indecibles que trae una enfermedad ¿porqué no se ha de procurar un alivio tan sobremanera útil? ¿Quántos tal vez no perecerían por buscar prontamente el socorro, y no que quando llaman al Médico ya la enfermedad ha llegado al último término? ¿Quántos, despues que el Facultativo ha visto al enfermo, y dispuesto la medicina ò remedio, no lo suministran por carecer de medios, porque no pueden pagar lo que pide el [168] Boticario? ¿Sucedería esto, y mucho mas que no digo, si hubiese un fondo que supliese Médico, Botica y alimentos? No por cierto. Luego de necesidad pide la recta razon que se establesca.

Todos saldrán beneficiados por este medio, y luego todos daràn gracias al Argonauta de haber tocado esta tecla, la mas benéfica de quantas se pueden pensar.

Tampoco basta que el Br. dé los avisos, si los mismos interesados no se mueven à establecer un medio tan saludable, útil, é indispensable, si lexos de animarse para su fomento, se resisten à contribuir mensualmente aquello que sea necesario. Esta ha sido la causa de haberse desgraciado muchos pensamientos de esta naturaleza: mientras se vén sanos y robustos creen que jamás han de enfermar, que siempre ha de permanecer la salud; y de aí nace que los que meditan poco sobre lo que ha de venir, sufran luego, además de la pena indispensable, el arrepentimiento. ¿De qué sirve que los bien intencionados propongan, aun coadyuden à fundar medios para mantener la salud pública; y para minorar los trabajos del pobre, si este sin prevenir, ni considerar, piensa que se le deve de justicia su remedio? Es cierto que estamos obligados à socorrernos mutuamente; pero no quita eso para que quando hay fuerzas y salud, sea preciso pagar alguna cosa para el caso de una enfermedad. A veces las obras pías no alcanzan para mantener las casas destinadas à la salud de los pobres: luego si à estas, ó sobre los fondos de aquellas se contribuye una corta pension mensual, podrá conseguirse el deseo del Argonauta; el que el pobre jornalero tenga lo necesario para curarse en su casa una enfermedad; y evitar que acontezca el que ocurran á los Hospitales, despues que han gastado el último real; y que han dexado ínfelices à sus hijos. ◀Niveau 3

Oxalá que el Argonauta pudiese conseguir iguales establecimientos en toda España, tendría el consuelo de no ser testigo de tanta infelicidad. ◀Niveau 2 ◀Niveau 1