El Pensador: Pensamiento LI
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Pensamiento LI
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Metatextuality
Perdonenme los apassionados à las Fiestas de Toros, si buelvo à darlas otro toque en este Discurso. Prometì su continuacion, y el Público la echa menos. Assi me es indispensable renovar la herida. Pero no hay que assustarse: me irè con tiento; y si soy indulgente por esta vez, lo dirà el Discurso mismo.
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Metatextuality
En el antecedente sobre Toros hablè de la dissonancia, que hacen estas Fiestas con las maximas de nuestra Religion; y este articulo ha tenido muchos aprobantes. Tratè tambien, aunque muy ligeramente, de los perjuicios, que me pareciò trahia el consumo annual de Toros, en la falta para el cultivo de las tierras, y para los transportes. Se me ha hecho vèr, que me he engañado: que el consumo de las especies, es el que las aumenta: que ninguno pone cuidado en aquellas cosas, que no le han de producir interes; y que por lo contrario todos procuran fomentar aquellas, en que miran segura la ganancia. Convengo en la solidèz de este principio, y desde luego depongo mi error, que havia fundado sobre los lamentos de muchas personas, que por su práctica, debian estàr instruìdas en la materia.
Falta hablar de lo que sufren la humanidad, y decencia en el funesto espectaculo de las Fiestas de Toros; pero antes darè una idea de la verdadera humanidad, y decencia, para que sirva à los que, contentos con el sonido de estas voces, no tienen ni aun la mas ligera nocion de su essencia.
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“Por humanidad se debe entender el amor, y benevolencia, que nos excitan à procurar la felicidad de los hombres, yà sea por medio de nuestros consejos, exemplo, ò beneficios. Es el fruto de una buena educacion, y de un amor proprio, ilustrado, y corregido; y el efecto tambien de un buen temperamento. Finalmente, la humanidad, esta passion noble, que excita nuestro amor, y compassion para con nuestros semejantes, nos hace parecidos (si puede decirse assi) à la Divinidad, en quanto ésta se complace en amar, conservar, y socorrer à los hombres.
Por decencia debe entenderse la conformidad de las acciones exteriores con las leyes, las costumbres, los usos, el espiritu, la Religion, y aun las preocupaciones de la sociedad, en que se vive. Esta suele variar, segun los Paìses, los tiempos, y los sexos, y por consiguiente difiere de la virtud, (si bien no se le opone) cuyas idéas son eternas, invariables, y universales.”
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Letter/Letter to the editor
Señor Pensador.
“VM. que es Medico, ò ha pretendido serlo en materia de Cortejos, me darà sin duda licencia para proponerle un caso, que tal vez no havrà visto en todo el Curso de Medicina, que ha estudiado: en ninguno de los Autores, que havrà registrado, ni en todo el tiempo que ha practicado sus estudios.
Ahora bien, Señor Pensador: yà està Vm. informado de mi situacion. Quisiera que Vm. me diesse algun remedio, si acaso lo hay para esta dolencia, ò à lo menos me dijesse si ésta es locura, frenesì, ò delirio. Qualquier consejo, que Vm. quiera tomarse el trabajo de darme, serà puesto en práctica immediatamente. Entretanto mandeme Vm. con entera confianza de que es su amigo, y servidor”
El Otro.
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Selfportrait
Yo, Señor Pensador, me era un hombre bonazo, liso, llano, sin ceremonia, y sin señal alguna de aquellas, que deben tener los que han de ser iniciados en los mysterios del Cortejo. Me explicarè. Ni era Petimetre, ni bonito, ni ligero de cascos, ni adulador, ni Poeta, ni baylarin. Añada Vm. à esto, que tenia una porcion de defectos capitales, por los quales debia ser excluìdo de la Cofradìa; pues ni cantaba, ni tocaba instrumento alguno, ni sabìa mentir, ni engañar, ni murmurar, ni dissimular. Ni era rico, ni presumido, ni hablaba Italiano, ni Francès, ni tenia voto en encajes, blondas, bordados, batas, vestidos, joyas, ni flores. No regalaba claveles, ni rosas, ni convidaba à Comedias, ni à Toros, ni à passeos, ni à meriendas al campo, ni sabìa dàr el brazo à la Francesa, ni murmurar del Pensador. En fin, no tenia circunstancia alguna de las essencialmente necessarias para Cortejo; antes bien por ser chiquitillo de cuerpo, negrillo, gordo, cejas pobladas, y grandes, como vigotes de Genizaro, piè largo, voz aspera, y ronca, aborrecer cumplimientos, y ceremonias, no andar de puntillas, antes bien pisar fuerte, como caballo frison, decir algunas verdades à las Damas, gustar de lo que Vm. ha dicho en punto de Cortejos, y defenderlo à piè firme à las barbas de todo un Estrado, tenia mucho mas de lo preciso para ser tenido, y reputado por un hombre basto, y, lo que es peor, à la antigua.
General account
Sin embargo, (¿quièn lo huviera pensado?) una Dama ha tenido el mal gusto de nombrarme por Cortejo suyo, y me ha despachado el titulo impresso, firmado, sellado, refrendado, y con todos los demàs requisitos, que Vm. quiera imaginarse.
Acaso và Vm. à creer, que esta Dama serà alguna de aquellas feas, viejas, ò tontas, que suelen ser el deposito de las ironìas, burlas, desprecios, y desdenes de los hombres, y que por lo mismo se tienen por dichosas, quando pueden echar mano, aunque sea de un calvo. Pues està Vm. muy engañado, si tal piensa, porque no es nada de lo que Vm. discurre; antes bien, joven, hermosa, discreta, y llena de gracias, y encantos.
Ahora, pues, pido à Vm. muy encarecidamente me diga si en su vida ha visto, ù oìdo cosa semejante. Por una parte mi nueva dignidad de Cortejo me parece un sueño; ò quando mas, una de aquellas extravagancias, ò caprichos, en que tal vez suelen incurrir las Damas. Por otra (y esto es lo peor) me siento engreìdo con tan alto carácter, me parece que no soy tan feo, como me havia imaginado, y entrevéo, que hay en mì algun merito, que hasta ahora me havia estado oculto, y que con poco trabajo podrè cumplir, como el que mas, las funciones, y el ministerio de Cortejo.
Para este fin he empezado yà à tomar un nuevo régimen de vida. Me voy civilizando, (como dicen los Corteji-cultos) y dejando las ridiculas vejeces de mis costumbres antiguas. He encargado à mi Zapatero me haga los Zapatos muy ajustados, y con tacon encarnado. A mi Sastre le he prohibido formalmente, y bajo de graves penas, me haga la Casaca mas larga, que una Chupa, y la Chupa mas larga, que un Chaleco. Dos dias enteros he tenido ocupado à un Criado mio en correr Tiendas para hallarme polvos de algun olor particular. He recibido por Peluquero mio de Camara à un pobrecito Francès, que gana su vida tout duocement , peynando à doblon de oro por peynadura. Tambien he recibido Maestros de Francès, è Italiano, no para aprender con designio de leer libros instructivos en estos Idiomas, sino para echar mis frasses Italo-Galicanas con estilo entre pedante, y erudito; y, gracias à este cuidado, yà soy hombre, que brillo en las conversaciones con las Damas. Yà sè decir bravo = bella = rifiuto = principessa = adorata regina = nell piu vivo del core = troppo mi sdegno perche troppo t'adoro = charmante = adorable = sans detour = plaisir = Maitresse = volupté; y las Damas se desatinan con los rápidos progressos, que he hecho en estas lenguas. He aprendido à mentir con mucha prontitud, y à adular con gracia; y si dice mi Dama, que ahora es de noche, aunque sean, las doce del dia, sè responder con mucha desverguenza, y satisfaccion: Sì Señora; y no puede dejar de ser de noche, pues véo en su mayor brillantèz, al Planeta Venus.
Entre otros capitulos, que omito por no hacer larga esta Carta, olvidaba uno, que merece que Vm. lo sepa. Es el caso, que tambien he aprendido à peynar, y vèo por la pràctica, que esta habilidad es una de las mas utiles, y necessarias à un Cortejo. Dias passados vì rabiosa, y desesperada à mi Señora Cortejo, porque el Peluquero no havia venido, ni havia esperanzas ya de que viniesse. Ofrecìme à servirla, y aceptò mi oferta. Otro dia se descompuso un bucle, baylando una contradanza. Acabada ésta, nos retiramos à un Tocador vecino, donde acertè à reparar el daño, que havia padecido la simetrìa de su peynado.Yà vè Vm. que en estas ocasiones se adquiere mucho merito; y yo puedo assegurarle por experiencia, que no se pierde el tiempo.