Référence bibliographique: Joseph Álvarez y Valladares [José Clavijo y Faxardo] (Éd.): "Pensamiento LI", dans: El Pensador, Vol.4\051 (1762-1763), pp. NaN-274, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.622 [consulté le: ].


Niveau 1►

Pensamiento LI

Niveau 2► Metatextualité► Perdonenme los apassionados à las Fiestas de Toros, si buelvo à darlas otro toque en este Discurso. Prometì su continuacion, y el Público la echa menos. Assi me es indispensable renovar la herida. Pero no hay que assustarse: me irè con tiento; y si soy indulgente por esta vez, lo dirà el Discurso mismo. ◀Metatextualité

Niveau 3► Metatextualité► En el antecedente sobre Toros hablè de la dissonancia, que hacen estas Fiestas con las maximas de nuestra Religion; y este articulo ha tenido muchos aprobantes. Tratè tambien, aunque muy ligeramente, de los perjuicios, que me pareciò trahia el consumo annual de Toros, en la falta para el cultivo de las tierras, y para los transportes. Se me ha hecho [254] vèr, que me he engañado: que el consumo de las especies, es el que las aumenta: que ninguno pone cuidado en aquellas cosas, que no le han de producir interes; y que por lo contrario todos procuran fomentar aquellas, en que miran segura la ganancia. Convengo en la solidèz de este principio, y desde luego depongo mi error, que havia fundado sobre los lamentos de muchas personas, que por su práctica, debian estàr instruìdas en la materia.

Falta hablar de lo que sufren la humanidad, y decencia en el funesto espectaculo de las Fiestas de Toros; pero antes darè una idea de la verdadera humanidad, y decencia, para que sirva à los que, contentos con el sonido de estas voces, no tienen ni [255] aun la mas ligera nocion de su essencia. ◀Metatextualité

Niveau 4► “Por humanidad se debe entender el amor, y benevolencia, que nos excitan à procurar la felicidad de los hombres, yà sea por medio de nuestros consejos, exemplo, ò beneficios. Es el fruto de una buena educacion, y de un amor proprio, ilustrado, y corregido; y el efecto tambien de un buen temperamento. Finalmente, la humanidad, esta passion noble, que excita nuestro amor, y compassion para con nuestros semejantes, nos hace parecidos (si puede decirse assi) à la Divinidad, en quanto ésta se complace en amar, conservar, y socorrer à los hombres.

Por decencia debe entenderse la conformidad de las acciones exteriores con las leyes, las [256] costumbres, los usos, el espiritu, la Religion, y aun las preocupaciones de la sociedad, en que se vive. Esta suele variar, segun los Paìses, los tiempos, y los sexos, y por consiguiente difiere de la virtud, (si bien no se le opone) cuyas idéas son eternas, invariables, y universales.” ◀Niveau 4

Bajo de estos principios, examinemos ahora si la humanidad, y la decencia son compatibles con las Fiestas de Toros, segun las tenemos en el dia. Yo no puedo imaginarme, que haya humanidad en vèr à unos hombres, que, por mas infelices que los consideremos, no dejan de ser hombres, expuestos à la furia de un bruto feròz; y mucho menos acierto à concebir cómo puede verse esto con placer; antes bien me parece preciso estàr posseìdo de un [257] furor rabioso contra la naturaleza humana, para hallar deleyte en semejantes espectaculos.

Bien me hago cargo, de que ninguno de los que concurren à estas Fiestas, và à divertirse en vèr correr la sangre de los hombres; sino à admirar, y celebrar el arte, y la destreza, con que estos dejan burlado el ímpetu de aquellas fieras; pero ¿quàntas Fiestas vemos, en que quedan inutiles el conocimiento, y la agilidad, y el Torero à merced del Toro?

En alguna parte de nuestra Peninsula sucede, que si un Torero, acosado del Toro, corre à tomar asylo en la barrera, lo despiden, y arrojan los que la ocupan, anteponiendo el gusto de que no pierda el bruto su suerte, à la justa commiseracion, que debia inspirar el Torero, el qual [258] suele ser la victima de esta barbarie. ¿Es esto humanidad?

En el mismo parage se vè con horror, que si un Torero despaldilla à un Toro, de los que llaman marrajos, ò de intencion, bien sea por casualidad, ò bien porque estima en mas su vida, que el concepto de habil, y diestro en su exercicio, necessita salir immediatamente de la Plaza, ò conformarse à morir apedreado: vè aqui una humanidad de nueva invencion. Esto no lo he visto; pero me lo han contado personas muy veridicas. Lo que ha passado à mi vista, ha sido querer un Caballero ver despedazado à un Torero de à pie, que llamò al Toro à tiempo que sin este socorro huviera perecido otro Torero de à Caballo. No he visto hombre mas furioso, que el [259] tal Caballero lo estuvo en este lance. Admiréme al principio, porque en efecto le conozco muy bellas prendas: he reflexionado despues, y me admiro de no haver conocido, que todo aquello era fuerza de humanidad.

El deseo de que los Toros falten à los tendidos, es general en el mayor numero de gentes, si no en todas las que assisten à estas Fiestas; y no lo es menos la ansia de que cojan à los Alguaciles, que salen à la Plaza. ¡Bella humanidad por cierto! Se responderà à esto ser cosa divertida ver passear al Toro por las gradas, como huye, y se atropella la gente; la muger, que grita; la otra, à quien dà un accidente; éste, que perdiò la capa, y aquel el sombrero: uno, à quien el Toro rompe una pierna; y [260] otro, à quien levanta en las astas: los Toreros, las espadas, y la confusion; y que en quanto al Alguacil, es Alguacil. Me doy por satisfecho. Las razones son convincentes. Una vez que Vms. se divierten, y que el Alguacil no es Sastre, ni Zapatero, sino Alguacil, ardase Troya, pues es muy justo, que Vms. queden contentos.

Dejemos yà de hablar de la humanidad, ò por decirlo mejor, de las inhumanidades, que se advierten en las Fiestas de Toros, y passemos à apuntar algo de las indecencias, que en ellas se registran, en la mezcla de hombres, y mugeres, en varandillas, grada cubierta, y tendidos. Vamos à la práctica. Entra un hombre, ò muger à acomodarse en su assiento; y por estàr la grada donde debe sentarse en mas, ò menos altu-[261]ra, y à mayor, ò menor distancia de la entrada, y ya bailante poblados los assientos intermedios, es preciso ir saltando gentes, y escalones. Si es hombre, y poco detenido, và mirando, y remirando las mugeres, que encuentra al passo: hace cuidado del descuido, y de la necessidad, y apretura pretexto para la llaneza, la chufleta, y la chanza, donde vè señales de que no serà mal recibida. Son tambien harto frequentes las riñas, los altercados, è improperios sobre los assientos. Si es muger, la precision de ir subiendo de un escalon à otro, (que son bien altos) y la galanterìa de alargarla la mano, y tomarla del brazo para ayudarla à subir, y transitar, dàn motivo à muchas indecencias, que con dificultad pueden evitarse.

Yà sentado en la grada, sea [262] hombre, ò muger, es moralmente impossible, que à sus lados, à sus espaldas, ò à sus pies, no le depáre persona del otro sexo la misma casualidad; esto sin contar con los que de antemano estàn citados para juntarse en aquel theatro. La apretura, y situacion obligan à que por las espaldas se estè entre las rodillas de la muger, que tiene su assiento en la grada superior: à tener à la que està en la inferior en la misma postura; y à las de los lados hombro à hombro, con la precision de tocarse, aunque no quieran. Contemplese ahora en esta situacion à los que llaman Majos, y Majas, y demàs gentes libertinas, y dissolutas, que componen una buena parte del concurso de estas Fiestas, acalorados, no tanto con la apretura, y ardores de la estacion, quanto con la desemboltu-[263]ra, la profanidad, la bulla, la alegria, la merienda, y el brindís; y, finalmente, desterrado el pudor, y haciendo alarde del desenfreno, y el escandalo. ¡Què estragos, y ruinas no se seguiràn, aun en personas, que sin premeditado designio, se hallan à tiro de tanta provocacion! Y si esto sucede, y es preciso que suceda, à quien và sencillamente, y à la aventura, à este espectaculo, ¿que sucederà à tantos ,y tantas, que vàn yà citados, y de acuerdo à buscarse? Quede esto à la consideracion de los prudentes, yà que la materia, y la corta extension de un Discurso no permita el internarse en la calculacion de los desordenes, y abominaciones, que esto trahe.

Añadase, que la estacion calorosa obliga à llevar poca ropa, y que las mugeres, cuya principal [264] diversion es vèr, y ser vistas, suelen no olvidar cosa alguna de las que conducen à hacerlas parecer hermosas. Bastante he dicho para los inteligentes.

Tampoco entrarè à calcular el grave perjuicio, que resita de la perdida de jornales en los dias de Toros. Apenas hay obra, que no pare en aquellas tardes, porque los Jornaleros quieren assistir à la Fiesta. Dejan de ganar el de la tarde, y gastan entero por lo menos el jornal de dos dias.

El Pueblo necessita diversion: es verdad; pero no tan frequente, ni tan costosa. Que ésta sea caracteristica de los Españoles, segun pretenden algunos, es falso, y no hace mucho honor à la Nacion; y tambien lo es, que ésta no pueda estàr sin semejantes espectaculos. Se han visto prohibidos por algun [265] tiempo, y no han hecho falta, ni la Nacion ha dejado de eftàr muy contenta.

Buelvome à mì tema. Apenas hay Comedia tan mala, que no deba preferirse à la mejor Fiesta de Toros. Las Comedias son muy utiles, si estàn bien hechas. Si interviene accion descompuesta en Actores, ò Actrices, la culpa no serà del Theatro, sino de los que no lo remedian, debiendo, y pudiendo. La separacion de los dos sexos està tan bien ordenada, que ojalà la tuviessemos en la Iglesia. El gasto de la entrada es corto, y moderado, comparado con el de las Fiestas de Toros. El tiempo son tres horas, las mas desocupadas del dia: sirve à muchos de descanso de las tarèas de sus empleos; y à pocos, ò ninguno impide el cumplimiento de las de [266] su profession, ù ocupacion ordinaria. El silencio, el orden, y la modestia de los concurrentes no admiten comparacion con la bulla, griterìa, y confusion de la Plaza. Finalmente, reflexione qualquiera cuerdo sobre este paralelo, siguiendo passo à passo uno, ù otro espectaculo, y digame despues con sinceridad, y candor ácia què parte inclina la balanza de su buen juicio. ◀Niveau 3

Niveau 3► Lettre/Lettre au directeur► Señor Pensador.

“VM. que es Medico, ò ha pretendido serlo en materia de Cortejos, me darà sin duda licencia para proponerle un caso, que tal vez no havrà visto en todo el Curso de Medicina, que ha estudiado: en ninguno de los Autores, que havrà [267] registrado, ni en todo el tiempo que ha practicado sus estudios.

Niveau 4► Autoportrait► Yo, Señor Pensador, me era un hombre bonazo, liso, llano, sin ceremonia, y sin señal alguna de aquellas, que deben tener los que han de ser iniciados en los mysterios del Cortejo. Me explicarè. Ni era Petimetre, ni bonito, ni ligero de cascos, ni adulador, ni Poeta, ni baylarin. Añada Vm. à esto, que tenia una porcion de defectos capitales, por los quales debia ser excluìdo de la Cofradìa; pues ni cantaba, ni tocaba instrumento alguno, ni sabìa mentir, ni engañar, ni murmurar, ni dissimular. Ni era rico, ni presumido, ni hablaba Italiano, ni Francès, ni tenia voto en encajes, blondas, bordados, batas, vestidos, jo-[268]yas, ni flores. No regalaba claveles, ni rosas, ni convidaba à Comedias, ni à Toros, ni à passeos, ni à meriendas al campo, ni sabìa dàr el brazo à la Francesa, ni murmurar del Pensador. En fin, no tenia circunstancia alguna de las essencialmente necessarias para Cortejo; antes bien por ser chiquitillo de cuerpo, negrillo, gordo, cejas pobladas, y grandes, como vigotes de Genizaro, piè largo, voz aspera, y ronca, aborrecer cumplimientos, y ceremonias, no andar de puntillas, antes bien pisar fuerte, como caballo frison, decir algunas verdades à las Damas, gustar de lo que Vm. ha dicho en punto de Cortejos, y defenderlo à piè firme à las barbas de todo un Estrado, tenia mucho mas de lo preciso [269] para ser tenido, y reputado por un hombre basto, y, lo que es peor, à la antigua. ◀Autoportrait Récit général► Sin embargo, (¿quièn lo huviera pensado?) una Dama ha tenido el mal gusto de nombrarme por Cortejo suyo, y me ha despachado el titulo impresso, firmado, sellado, refrendado, y con todos los demàs requisitos, que Vm. quiera imaginarse.

Acaso và Vm. à creer, que esta Dama serà alguna de aquellas feas, viejas, ò tontas, que suelen ser el deposito de las ironìas, burlas, desprecios, y desdenes de los hombres, y que por lo mismo se tienen por dichosas, quando pueden echar mano, aunque sea de un calvo. Pues està Vm. muy engañado, si tal piensa, porque no es nada de lo que Vm. discurre; antes [270] bien, joven, hermosa, discreta, y llena de gracias, y encantos.

Ahora, pues, pido à Vm. muy encarecidamente me diga si en su vida ha visto, ù oìdo cosa semejante. Por una parte mi nueva dignidad de Cortejo me parece un sueño; ò quando mas, una de aquellas extravagancias, ò caprichos, en que tal vez suelen incurrir las Damas. Por otra (y esto es lo peor) me siento engreìdo con tan alto carácter, me parece que no soy tan feo, como me havia imaginado, y entrevéo, que hay en mì algun merito, que hasta ahora me havia estado oculto, y que con poco trabajo podrè cumplir, como el que mas, las funciones, y el ministerio de Cortejo.

Para este fin he empezado [271] yà à tomar un nuevo régimen de vida. Me voy civilizando, (como dicen los Corteji-cultos) y dejando las ridiculas vejeces de mis costumbres antiguas. He encargado à mi Zapatero me haga los Zapatos muy ajustados, y con tacon encarnado. A mi Sastre le he prohibido formalmente, y bajo de graves penas, me haga la Casaca mas larga, que una Chupa, y la Chupa mas larga, que un Chaleco. Dos dias enteros he tenido ocupado à un Criado mio en correr Tiendas para hallarme polvos de algun olor particular. He recibido por Peluquero mio de Camara à un pobrecito Francès, que gana su vida tout duocement [sic] , peynando à doblon de oro por peynadura. Tambien he recibido Maestros de Francès, è [272] Italiano, no para aprender con designio de leer libros instructivos en estos Idiomas, sino para echar mis frasses Italo-Galicanas con estilo entre pedante, y erudito; y, gracias à este cuidado, yà soy hombre, que brillo en las conversaciones con las Damas. Yà sè decir bravo = bella = rifiuto = principessa = adorata regina = nell piu vivo del core = troppo mi sdegno perche troppo t'adoro = charmante = adorable = sans detour = plaisir = Maitresse = volupté; y las Damas se desatinan con los rápidos progressos, que he hecho en estas lenguas. He aprendido à mentir con mucha prontitud, y à adular con gracia; y si dice mi Dama, que ahora es de noche, aunque sean, las doce del dia, sè responder [273] con mucha desverguenza, y satisfaccion: Sì Señora; y no puede dejar de ser de noche, pues véo en su mayor brillantèz, al Planeta Venus.

Entre otros capitulos, que omito por no hacer larga esta Carta, olvidaba uno, que merece que Vm. lo sepa. Es el caso, que tambien he aprendido à peynar, y vèo por la pràctica, que esta habilidad es una de las mas utiles, y necessarias à un Cortejo. Dias passados vì rabiosa, y desesperada à mi Señora Cortejo, porque el Peluquero no havia venido, ni havia esperanzas ya de que viniesse. Ofrecìme à servirla, y aceptò mi oferta. Otro dia se descompuso un bucle, baylando una contradanza. Acabada ésta, nos retiramos à un Tocador vecino, [274] donde acertè à reparar el daño, que havia padecido la simetrìa de su peynado.Yà vè Vm. que en estas ocasiones se adquiere mucho merito; y yo puedo assegurarle por experiencia, que no se pierde el tiempo. ◀Récit général ◀Niveau 4

Ahora bien, Señor Pensador: yà està Vm. informado de mi situacion. Quisiera que Vm. me diesse algun remedio, si acaso lo hay para esta dolencia, ò à lo menos me dijesse si ésta es locura, frenesì, ò delirio. Qualquier consejo, que Vm. quiera tomarse el trabajo de darme, serà puesto en práctica immediatamente. Entretanto mandeme Vm. con entera confianza de que es su amigo, y servidor”

El Otro. ◀Lettre/Lettre au directeur ◀Niveau 3 ◀Niveau 2 ◀Niveau 1