Cita bibliográfica: Joseph Álvarez y Valladares [José Clavijo y Faxardo] (Ed.): "Pensamiento XLV", en: El Pensador, Vol.4\045 (1762-1763), pp. 61-90, editado en: Ertler, Klaus-Dieter (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.616 [consultado el: ].


Nivel 1►

Pensamiento XLV

Nivel 2► Entre las costumbres de los Mahometanos me ha parecido siempre muy graciosa la de recoger los pedazos de papel escrito, que encuentran, guardandolos con cuidado, por si contienen algunas palabras del Alcoràn; y por cierto, que en esto de recoger, y guardar papeles, se pudiera haver hecho de mì un Musulman perfecto. Los papeles, que tienen la desgracia de ir à embolver caramelos, los que yacen en el polvo de los desvanes, y los que sirven de cubiertas à los Libros, todos excitan mi curiosidad igualmente que los Libros mismos. A este afan de reconocer, y guardar papeles debo varios hallazgos; y no es de los menores el que servirà de assunto à este Discurso. Relato general► Es el caso, que ayer un [62] Criado mio, que es algo goloso, comprò unas pastillas: guardòlas, y arrojò, como era natural, el papel: recogìlo, segun tengo de costumbre: paréme à reconocer sus caractéres, y vì que eran Arabigos. No se puede pintar mi inquietud. Indago la Tienda de donde havia salido aquella hoja: voy corriendo à buscar las restantes, temeroso de no hallarlas; pero fuè tal mi fortuna, que no solo hallè las que faltaban, sino otras muchas. ◀Relato general Metatextualidad► He hecho traducirlas todas, y pondrè aqui el contenido de una Carta, que decia assi: ◀Metatextualidad

Nivel 3► Carta/Carta al director►

Ibrahim Ali Golou à Abdelvex Ben-Hussein, Vicario del Mufti.

“Por una Fragata, que saliò de este Puerto para Alepo, te escribì dias passados mis observaciones en quanto à la ex-[63]tension, limites, fecundidad, y gobierno de este Reyno. Esta Carta se reducirà à darte una idèa de algunas prácticas de su Religion. Cumplirè assi con lo que me tienes mandado, y con mi humilde, y sumissa veneracion al Vicario del sublìme Pastor, que dà luz, y guia à los verdaderos creyentes. Esta relacion merece que le dès credito; porque à mas de mi observacion, y conversacion con las gentes del Pueblo, he tenido varias conferencias con sus Imanes,<hi rend="superscript"><note n="1">Curas Parrocos.</note></hi> y Dervices,<hi rend="superscript"><note n="2">Religiosos.</note></hi> y he logrado, enterarme à fondo de su creencia.

Estos Regnicolas (como tù sabes) siguen la Religion Christiana: pretenden conservarla en [64] toda su pureza; y creo que en esta parte no vàn errados. En quanto à los Articulos de su creencia no me detendrè, porque tù estàs instruìdo de los que son, y assi passarè à tocar algunos puntos de la práctica de su Religion, que es lo que me ha hecho mayor novedad.

Yo creìa, que, siguiendo esta Nacion una Religion, que en su dictamen es la unica, verdadera, y pura, la practicarìa fielmente, y darìa testimonios de su pureza, y verdad en las obras; pero sucede todo lo contrario. Apenas havrà en el Mundo Nacion alguna, que hable tanto, y haga tanto alarde de Religion, ni que menos la siga en la práctica. Un Iman venerable, con quien tengo mucha amistad, porque ignora que soy Turco, se me ha lamentado mil veces de [65] esta falta de observancia à la Ley; y estoy persuadido à que les sobran motivos para ello, especialmente si sus lamentos recaen sobre la transgression, que hay en los Pueblos grandes. En efecto, toda la Moral, y toda la Religion de estas gentes està reducida en la práctica à ciertos actos exteriores, con que parece pretenden engañar à Dios, para entrar en el Paraìso, y tal vez à los hombres, para lograr honores, y empléos à titulo de devocion, de que suelen hacer un infame comercio.

Quizà no hay Nacion en el Mundo, con quien Dios deba estàr mas desocupado, (permitaseme decirlo assi) que con estos Regnicolas. Si Dios fuesse capàz de cansancio, ellos lo cansarian muy pocas veces. ¿Se hallan en afliccion, se vèn pobres, [66] perseguidos, y sobre todo enfermos? No es à Dios à quien ordinariamente acuden en estas necessidades. Para todo tienen Santos de devocion, y à estos se pide remedio en las urgencias. El que està enfermo de los ojos, clama à Santa Lucìa: el que de las muelas, à Santa Apolonia; y el que de las piernas, à San Peregrino. Para preservarse de alferecìa, se tiene devocion con Santa Bibiana: para hallar las cosas perdidas, con San Antonio; y para libertarse de la peste, con San Fabian, San Sebastian, ò San Roque. Al instante que truena (cosa que aqui se suele temer mucho) nace en todos una devocion muy tierna, y muy afectuosa con Santa Barbara. En fin, cada Santo tiene aqui su virtud, y estas gentes se guardaràn muy bien de [67] pedir à un Santo cosa que sea de la jurisdicion de otro. Hasta para lograr las cosas impossibles tienen por Abogada à Santa Rita: mira si el delirio, y la necedad de los hombres puede llegar à mas alto punto. Pero en ninguna de semejantes urgencias entra Dios à la parte: con los Santos se lo componen, y de Dios no se hace regularmente mencion alguna. ¿Terminò la fluxion à los ojos? ¿Se curò la llaga de la pierna? ¿Cessò el dolor de muelas? Allà vàn unos ojos, una pierna, y una quijada de cera à dàr testimonio de la virtud del Santo, ò Santa, que creen haverlo hecho, y de cuyo poder decide el mayor, ò menor numero de estas presentallas, que cada uno pone à su antojo, ò hace poner sobre su palabra.

[68] A los principios creì, que este methodo de atribuìr exclusivamente à cada Santo cierta virtud, procedia de algun principio de Religion, y no dexaba de causarme alguna dissonancia; pero à los mismos Imanes, y Dervices, y à otras personas instruìdas, he oìdo muchas veces ser este un error muy grossero, y muy supersticioso: que su Religion dà por muy buena, y saludable la invocacion de los Santos; pero no para pedirles directamente los bienes, ni la salud, de que no pueden disponer, sino buscandolos como intercessores, para obtener de Dios, por la mediacion de Jesu-Christo, el consuelo, y el remedio. Lo cierto es, que el Pueblo, segun varias observaciones, que he hecho, no lo entiende assi por lo general, y que en derechura se [69] pide à los Santos, y demàs amigos de Dios, como si solo de ellos dependiesse el bien de los hombres.

Pero no es esto lo peor, sino que entre una docena de Imagenes de un mismo Santo, que havrà repartidas entre otras tantas Mezquitas del Pueblo, dirigen estas gentes sus ruegos por lo regular à aquella efigie, que vèn rodeada de mas señales de milagros; lo qual, à pesar de quanto digan estos devotos, no puede libertarse, segun he oìdo à sus Doctores, de idolatrìa, ò por lo menos de una devocion muy supersticiosa, y debe mirarse como una señal poco equívoca de que tales gentes llegan à creer, que un madero, ò un lienzo tiene facultad de hacer prodigios.

A la Virgen Maria la disfra-[70]zan aqui de mil modos, y le dàn otros tantos nombres poco decentes, y à veces ridiculos. Hay Virgen <hi rend="italic">del Olvido, de la Aurora, del Buen Sueño, de la Leche, y Buen Parto, de la Tejada, de la Correa, y del Cubillo</hi>: otras veces la llaman <hi rend="italic">la Hortelanita, y la Viudita de Jesus</hi>; y en fin, estos infieles juegan con Maria de un modo poco decoroso à su dignidad de Madre de Jesu-Christo. Tienenle mucha devocion, segun ellos dicen; pero ésta consiste en rezarle todos los dias el Rosario, (que yà te expliquè en otra) y con sola esta diligencia creen que pueden abandonarse à todo genero de excessos, y delitos, seguros de que no ha de faltarles el Paraìso. Este Rosario, no solo se reza particularmente en las casas, sino que tambien se và cantando por las calles; y puedo assegu-[71]rarte, que he visto algunos, que me han causado devocion, y respeto; pero lo mas comun es juntarse algunas quadrillas de vagos, sin oficio, ni destino, erigir en Capilla, ò pequeña Mezquita, un quarto miserable, formar lo que ellos llaman Cofradìa, y salir à cantar alabanzas de Maria, con lo que logran recoger limosna entre los devotos indiscretos para pagar al que hace de primer Cantor, y à los que llevan los faroles, y el estandarte, y emborracharse los dias que tienen sus juntas. Este solo assunto me daria materia para escribirte muchas Cartas; pero lo finalizarè con decirte, que el respeto, que se tiene en estas Capillas, es tal, que yo mismo he visto una noche estàr baylando dentro el fandango à una tropa de mozos abandonados, y de mugeres con [72] todas las señas de prostituìdas. Y en quanto à la atencion, con que rezan estas alabanzas, bastarà que sepas, que he visto à un hombre, tenido por devoto, rezar el Rosario, y jugar al mismo tiempo al Axedrèz: juego, que tù sabes bien el cuidado que necessita.

Por tal termino se tratan aqui todas las devociones de estos Infieles. Ellos hacen una mezcla monstruosa de Religion, y de las cosas mas criminales, ò mas profanas. Desde el Sermon suelen ir à casa de la amiga; y desde el acto de servir en el Hospital à unos pobres, marchan à hacer pobres à otros, y à reducirlos à aquel estado con sus usuras. Vàn à Missa, y ocupan el tiempo que ésta dura en saludarse, conversar, y reconocer las personas, que hay en la Mezquita. Rezan oraciones, y viven escandalosamen-[73]te: dàn limosna, fundan obras piadosas, y roban con descaro. La Madre abandona el cuidado de su casa, de su marido, y de sus hijos, por ir à hacer sus devociones por la mañana, y empléa en el passéo, y visitas la tarde, y la noche; y un Padre, que aconseja à su hijo, que tema à Dios, y que obre bien, tiene delante de èl mismo conversaciones licenciosas, y le cuenta las extravagancias, y delirios de su juventud. En fin, aqui se sabe conciliar una Moral muy buena, y edificante, con acciones depravadas, y costumbres, que escandalizan.

En el tiempo, que hà me mantengo entre estos Infieles, me he aplicado à aprender su idioma, y logrado posseerlo con alguna perfeccion. He leìdo la mayor parte de los Libros de su Religion, y puedo assegurarte, co-[74]mo buen Musulmàn, que à excepcion de la de nuestro gran Propheta, no creo que haya en el Mundo otra alguna, cuya Moral sea mas justa, ni mas llena de maximas de humanidad; pero éstas deben de ser impracticables, ò los Christianos no las creen verdaderas, ni saludables, pues se contentan con hablar de ellas, y alabarlas, y en la práctica obran todo lo contrario.

Esta materia es muy vasta para tratada en solo una Carta, y me hago tambien cargo de que necessitas el tiempo para atender à los negocios del empléo, que tan dignamente ocupas. En la primera ocasion proseguirè el mismo assunto, y concluirè ésta con sola la reflexion de que nosotros nos disponemos para celebrar nuestro Bairàn,<hi rend="superscript"><note n="3">Pascua de los Turcos.</note></hi> perdo-[75]nando las ofensas, que se nos han hecho, y reconciliandonos de buena fe con nuestros enemigos. Aùn hay mas: los Judios, raza miserable, que merece con razon nuestro desprecio, nos imitan en perdonar las ofensas quando celebran el Chipur:<hi rend="superscript"><note n="4">Dia del perdon, ò de la expiacion. Celebran esta festividad los Judios en los diez primeros dias del año, con ayunos, y mortificacion, en la creencia de que Dios examina en los nueve las acciones de los hombres, y pronuncia la sentencia en el decimo.</note></hi> se reconcilian generalmente con sus enemigos, yendo à buscarlos para hacer las paces, y pedir perdon à los que han ofendido. Estos Christianos tienen tambien su Bairàn; pero no por esto cessan entre ellos los odios, ni las enemistades: las hay, que duran toda la vida, y [76] suelen no querer deponerlas quando se vèn à las puertas de la muerte.

Quiera el Soberano Autor de la Naturaleza, misericordioso, y bueno, que separò la luz de las tinieblas, y puso terminos al mar, conservar tu vida, y colmarla de felicidades.” ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3

Metatextualidad► No faltarà quien crea, que el hallazgo de esta Carta es una ficcion. Sobre esto, y sobre si està bien, ò mal imaginada havrà sus conferencias. Diràn, que no es este el estilo de los Orientales, y añadiràn otras semejantes reflexiones. Digan lo que quieran. Yo sè lo cierto del caso, y creo que el ser la Carta fingida, ò verdadera, es lo que menos monta. Examinemos si acaso pudo este Turco hablar de nosotros. Esto es lo que importa. ¿Y què huviera [77] dicho de nosotros este Turco, si supiera, como yo, que un sugeto Español, preciado de muy Christiano Catholico, havia dado gracias à Dios con toda solemnidad en su Templo, por haver logrado vengarse iniquamente de cierta persona, quitadola el credito, y causadola perjuicios moralmente impossibles de resarcir? Supongo, que no huviera creído semejante horror. Tales, y tan bajas, idéas tenemos de Dios, y luego mucho blasonar de Christianismo.

Hà mucho tiempo que se me remitiò la Carta siguiente. ◀Metatextualidad

Nivel 3► Carta/Carta al director► A Señor Pensador.

“Gracias à las Prensas, y à la Librerìa de los Hermanos Orcèl, Calle de la Montera, [78] porque me han dado à conocer en Vm. un sugeto tal, qual yo lo deseaba: de mi genio, de mi gusto, y de mi utilidad: de mi genio, y de mi gusto, porque gasta Vm. humor, y se rie à carcajadas de los Señorotes tetricos, encopetados, y adustos, que solo aprecian sus idèas, y fanatismos; y como mi espiritu es algo burlòn, y festivo, convengo con Vm. en que es preciso alegrarse con quatro especies, que puedan masticarse por postre despues de la comida, aunque se reprehendan con ellas los excessos: que tal vez es mas eficáz la correccion chistosa, que la séria, segun el repetido dicho de Horacio:

Nivel 4► Cita/Lema► Ridiculum acri<lb/>fortius plerumque, &amp; melius magnas secat res. ◀Cita/Lema ◀Nivel 4

[79] Y de mi utilidad, porque he encontrado entre las ocurrencias de Vm. cosas methodicas, sérias, y vigotadas examinadas, y pesadas en el crysól, y balanza de los mas severos canones, y reglas de la sociedad, y de la decencia. Con el conocimiento de esta útil, y dulce enseñanza he solicitado, y leìdo en esta tierra, no menos seca, que desmadejada, è inculta, todos los Pensamientos de Vm. porque me quedò una cierta aplicacion à la lectura amena, è instructiva, desde que estuve en Salamanca cursando con porfiado afan los dos primeros Titulos de la Instituta, que hasta esse termino me dejaron llegar mi paciencia, mi aplicacion, ò mi capricho. Nivel 4► Relato general► Viendo, pues, que Vm. trataba en su sexto Pensamiento un punto de Derecho Natural, afirmando, [80] que las madres debian criar por sì sus hijos; y conociendo, (bendito Dios) que esto pertenecia à uno de mis dos Titulos estudiados, busquè ocasion de hablar en un assunto, no menos piadoso, que Christiano; y sabiendo, que mi Señora Doña Floripa de . . . . . no solo adolecia de la poltronerìa, y vicio de entregar sus hijos à las amas, sino que tambien gritaba con insultos à los que la persuadian una verdad tan sencilla, y tan conveniente à las leyes de la humanidad, me fuì à su casa con el Pensamiento de Vm. en el cinto, muy engreìdo de que acaso podria vencer su caprichosa, è injusta tenacidad, suavizando por lo menos la aspereza con que rebatia esta opinion santa. Tentè los medios: iba leyendo el Pensamiento con sen-[81]tido, y pausa; y quando lleguè à finalizar lo que Vm. dice acerca de esta materia, se me escapò no sè què palabra; pero apenas la huve pronunciado, quando (aqui fuè Troya) comenzò à bramar la Ninfa, en cuyo rostro estaban pintadas la rabia, el furor, y la desesperacion; y saltando por el Rey de Portugal, se le encrespò de tal manera el humor bilioso, que descargò sobre mì una deshecha tempestad de dicterios, de desverguenzas, y de disparatones.

Confiesso à Vm. con el mayor candor, Señor, y Amigo, que todo se me fuè en bajar los ojos, y estrujar, y mas estrujar el sexto Pensamiento, como si huviesse de sacar de alli un poderoso tapaboca, para hacer callar à la Doña Linda, porque estaba turbado, y fuera de [82] mì; pero haviendo logrado el momento favorable de conseguir un poco de despejo, y de serenidad, la interrumpì en medio de los concurrentes con las siguientes exclamaciones. Nivel 5► ¡O tiempos! ¡O costumbres! ¡O Derecho Natural! ¡O Pensador! A tì apelo de esta injusticia, y de esta fuerza: al Pensador apelo, para que publíque semejantes desvarìos: al Pensador, sì Señora, para que la eche à Vm. en cara su demencia: al Pensador . . . . . ¿pero para què he de diferirlo? Yo solo basto, yo solo, para vindicar mi honor, la justicia de la causa, y el horrible, y sacrilego atentado, que acaba Vm. de cometer, sin reparar en mis ordenes. Vm., Señora mia, ha de saber, que no es mas que una madre manca, è imperfecta, una madre à medias la que no dà el [83] pecho à sus hijos: una madre inhumana, que dà à luz aquella animada racional porcion de sus entrañas, la arroja, la desprecia, y la desvìa: una madre, que viola las mas tiernas leyes de la compassion, porque no quiere alimentar un hijo, que vè, y que nace, implorando con repetidos suspiros, y gemidos los oficios maternos. Verdaderamente, Señora, que no sè dónde estàn la dulzura, y la humanidad del sexo. ¿Acaso consistirán en entregarse à un Cortejo? ¿Acaso en què . . . . . ? Pero no nos detengamos, que estos acasos nos embarazarian mucho. Pregunto, pues, Señora: ¿Para què ha proveìdo Dios à Vm. de las facultades naturales, con que podia alimentar sus hijos? ¿Es para lucir con escandalo en la Comedia, en el Passéo, y en la [84] conversacion? ¿Es para que se estampen con perjuicio en las almas de los licenciosos, y tal vez de los incautos? ¿Es para adorno, para brillantèz, y para gallardìa? No, Señora, que el Omnipotente ha dado à Vm. y à las demàs, unas fuentes, donde se crien sus hijos; no unos escollos del alma, en que reciban nueva fermentacion la desverguenza, y la desemboltura; y no tiene Vm. que decirme, importa poco que la madre crie, ò no à su hijo, como éste goce de robustèz, y lozanìa; pues à esto, Señora mia, debo yo reponer, que el alimento, que reciben los parvulitos de sus amas, ò madres, se insinùa de tal manera en aquella naturaleza docil, y tierna, que se imprimen en ella las propriedades, la figura, y la robustèz de las [85] que les dán el pecho: con que Vm., que no se tiene por enferma, por fea, ni por viciosa, (aunque en esto puede haver su mas, y su menos) deberà alimentar, y criar sus hijos, para no entregarlos barbaramente à arbitrio de una ama, tal vez pervertida, grossera, è immunda, que inficione el cuerpo, y el alma de aquel pobre inocente; y para que vèa Vm. que no hablo de memoria, observe un poco los corderos, y los arboles. A estos los verà Vm. alegres, florecientes, y vigorosos, mientras que reciben el alimento, y el jugo de la tierra, que los produjo; pero extrahidos, y trasplantados à otra, se deterioran, se ajan, y acaso perecen. Aquellos crian una lana mas fina, y de mayor precio, quando les dán de mámar sus pro-[86]prias madres. Añada Vm. à esto, que se disminuye mucho el amor de los hijos, à quienes se niega el pecho; y ellos pagan en la misma moneda, como todos experimentamos. Finalmente, Señora, para ocurrir à los melindres, y zalamerìas del sexo, aì tiene Vm., sin salir de Castilla, à la . . . . . Condesa N. muger rica, noble, y mas que medianamente peripuesta con sus entusiasmos, y buena opinion de Dama, que ha criado por sì todos los hijos, que la ha dado el Cielo; y por esto, para que Vm. se consuele, y no desmaye, no ha perdìdo su delicadeza, ni ha decaído de la estimacion de los hombres, porque yo conozco mas de quatro, que la han hecho, y hacen profundas reverencias, y afectuosos acatamientos; y à haver dado en antoja-[87]diza, no le huvieran faltado Cortejos. Sì, Señora mia, Cortejos. Mas claro: Cortejos apretados, sensibles, y con todos los alfileres. ¡Aì es nada!

De todo lo dicho saco yo, que este oficio materno no se opone à la decorosa circunspeccion, ni al filis de las Damas, y que Vm. y todas sus Sectarias faltan à las leyes de la humanidad, despreciando sus hijos, y entregandolos à ageno arbitrio. A las de la Christiandad, haciendo un uso abominable, y monstruoso de lo que Dios ha dado para un fin santo, y justo. A las del Derecho Natural, siendo mas crueles, que las tygres de Hyrcania, porque éstas, como los demás animales, no niegan este sustento á su prole. Y ultimamente, à las de la conveniencia, criando hijos tyranos, y desafectos, pudiendolos tener atentos, obedientes, rendidos, y respetuosos.

Por estas razones (que yo pu-[88]diera confirmar con textos de insignes Autores, y lo he omitido, porque aqui serìa lo mismo, que hablar en Idioma Syriaco, ò Griego) debe Vm., Señora Relamida, mudar de systèma; y esto, aunque lo impida un marido ignorante, ò ciego, que anteponga las leyes de su conveniencia, ò capricho, con violacion de las que he referido; pues todo lo vence la persuasion, è instancia de Vms. El es un buen hombre, y todo se reduce à que Vm. se quiera hacer cargo de que le habla con la maña, ò fuerza que usa, quando quiere servirse de su complacencia para cosas opuestas á la buena fé, à la decencia, y aun à sus regalìas. Este es mi dictamen, y que Vm. se abstenga en lo successivo de iniquos vilipendios, y baldones. ◀Nivel 5

No bien huve acabado, Señor Pensador, mi discurso, lleno de colera, y christiano furor, quando embistieron contra mì tal tropèl de Cortejantes remil-[89]gados, de Dueñas, y otros vichos de mala casta, que tuve à bien salirme corrido, y pesaroso. Lo peor es, que desde aquel infausto instante estoy tan mal recibido en el Pueblo, que no me véo libre de insultos, de mofas, y de desayres. En este estado, hasta Don Claudio, hombre comedido, y de synderesis, en quien yo fundaba mis esperanzas, me ha abandonado del todo, solo por la gurruminada de que su Señora muger, y su hija siguen la opinion comun, perjudicial, y desbaratada. ◀Relato general ◀Nivel 4 En cuyo conflicto (como yo no tengo Público, á quien contar mis cuitas) acudo à Vm. Señor Pensador, por consolarme:

Que el dolor comunicado<lb/>en parte consigue alivio;

Y porque entienda que soy su martyr, no menos que de la razon natural. Assimismo espero las correcciones de Vm. para ren-[90]dirme à ellas con gustosa docilidad.

Nuestro Señor guarde á Vm. muchos años para ser el Cervantes de las monerìas, y ridiculeces del siglo, que es lo que deseo. En esta Ciudad de : : : : : hoy 27. de Octubre de 1762.”

De Vm. su devoto, y apassionado

El Martyr del Pensador. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1