El Pensador: Pensamiento XXVII
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Pensamiento XXVII
A
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Nivel 3
Carta/Carta al director
Señor Pensador. Ya que, como
vulgarmente suele decirse, estamos con las manos en la
massa, y que Vm. ha hallado dignos de la luz pública mis
anteriores discursos sobre el Theatro; y yà tambien, que
en el precedente he sentado los principios fundamentales
de las piezas dramaticas, razon serà contraher estos
principios á las mismas piezas, y dàr una idèa de ellas
à beneficio de los ingenios Españoles, que quieran
dedicarse al loable, y digno empeño de hacerlas; y
siendo las mas nobles, y sin contradicion alguna las mas
útiles la Comedia, y la Tragedia, empezarémos por éstas, dando, como es justo, à la Tragedia
la preferencia. Definese ésta, segun Aristoteles:
Imitacion de una accion grave, ò (como otros quieren)
ilustre, y buena, entera, y de justa grandeza, con
verso, harmonìa, y bayle; y que no por medio de la
narracion, y del terror, purgue los animos de ésta, y
otras passiones. Pero, venerando à Aristoteles, me
parece que su definicion, entre otros defectos, tiene el
que llaman los Logicos Redundancia, y estoy mejor con la
que Vm. nos diò en su Discurso IX, que dice assi: La
Tragedia es una accion grave, executada por personas
ilustres, con tono magestuoso, y en estilo sublime. Lo
demàs creo que puede escusarse; y entiendo, que con
añadir: Dirigida à purgar las passiones
por medio del terror, y la piedad, no havria mas que
pedir.
Dada
una idèa, aunque ligera, de la Tragedia, y la Comedia,
por lo tocante á su essencia, conviene decir tambien
algo de las partes, de que se forman estos Dramas, y
para ello no tendremos necessidad de acudir á fuentes
estrangeras, teniendolas copiosas, y crystalinas en
nuestro patrio suelo. Valdrème, pues, de la Poetica de
nuestro Don Ignacio de Luzan para lo que nos queda que
decir en este assunto; y sin detenerme en lo que toca á
la materia, artificio, imagenes, proporcion, relacion, y
demàs partes, que forman la buena Poesìa, passarè à
hablar de las que corresponden á los dos referidos
Dramas. Nadie ignora, que en estos debe haver fabula,
episodio, enredo, y solucion, passiones, costumbres, locucion, sentencia, y aparato theatral;
pero no basta saber, que deben concurrir todas estas
partes, si se ignora su calidad, y el modo de
emplearlas. A este conocimiento destíno lo restante de
este Discurso; y siendo corto el campo, serà impossible
el extenderme. Su explicacion sería
obra muy larga para una Carta; y siendo yà ésta
demasiado difusa, podrá el curioso vèr este, y los demás
puntos, que he tocado, y otros, que he
omitido de proposito, en la Poetica de nuestro Don
Ignacio de Luzan, donde se tratan con juicio, madurèz, y
extension. Si à lo menos estas breves noticias movieren
la curiosidad de los Autores, que en nuestros dias se
meten de rondon à componer Dramas, à pesar de Apolo, y
sin el mas ligero conocimiento de las reglas, no havrè
perdido del todo mi trabajo, y puede esperarse alguna
utilidad, aunque traten de árida, y seca la Carta. Vm.
sabe, que estas materias, y mas tratadas tan à la
ligera, no son susceptibles de adornos, ni amenidades.
Reciba sin embargo esta señal de mi zelo; y creame su
sincero apassionado V. J.
Nivel 4
No hay drama, ni
tal vez Escrito alguno, que en lo grave pueda
competir con la Tragedia: la sublimidad es su
essencia: las grandes passiones son su objeto; y sus
personages, à lo menos los principales, todos de la
mayor gerarquìa. Pero preguntarà alguno: ¿Por què
tanta elevacion en este Drama? La razon es clara;
porque no puede ser bajo el lenguage de los grandes
afectos: porque los Reyes, y los Heroes no dejan de
serlo, aunque dominados de passiones; y porque,
finalmente, si cae vileza en el carácter de algunos,
ésta deja enteras las prerogativas de sus personas,
que ni malas pueden ser sin dignidad. Estos hombres
de alta esfera, que son los interlocutores naturales
de la Tragedia, assi como las acciones
que representa, deben buscarse en la Historia, no
porque esto sea absolutamente preciso, sino porque
produciràn mejores efectos. Es cierto que pueden
mover à un auditorio personages, y lances fingidos;
pero nunca le haràn tanta impression como los que se
sacan de historias conocidas, ò de tradiciones bien
conservadas. Como las passiones de los hombres son
de distinto carácter, no puede ser una misma la
soltura de todas las marañas tragicas. Las passiones
honradas, como el zelo por la Religion, el amor de
la Patria, deben ponerse en accion sobre el Theatro,
de modo, que queden premiadas, assi como nunca puede
pintarse demasiado infelìz la suerte de los que se
dejaran llevar de afectos, ò indecorosos, ò
destructivos. Con mas claridad: el fin de la Tragedia pide, que en ella quede premiada la
virtud, castigada la maldad, y muevan à lastima las
almas virtuosas, quando por una fatal encadenacion
de las mudanzas de la vida quedan privadas del
premio à que son acreedoras. Pero en esto de excitar
la misericordia “advierto al Tragico (dice el
Pinciano) que mire lo que hace quando se pone en un
acto semejante, porque no hay medio del lloro à la
risa; y entienda, que si no hace llorar, ha de hacer
reìr, que es la mayor imperfeccion, que se puede
imaginar, ni pensar; y al fin harà Comedia de la
Tragedia. Harto inconveniente es errar el hombre de
su intento, quanto mas, que la tal accion no
quedaria Comedia del todo, sino una Tragedia muy
desabrida; porque aquel solo acto ridiculo no
bastarà à hacer alegre à la accion
toda; y bastarìa à hacerla toda desazonada.” Pero
¿cómo puede ser que la Tragedia purgue el animo de
passiones, quando todo su artificio se empléa en
despertarlas? ¿Puede haver mas absurda contradicion?
¿Y quál puede ser la eficacia de un remedio, que
empieza por exasperar la enfermedad? Vamos despacio,
que no es nada nueva, ni tampoco insoluble esta
objecion. Tiempo hà que se ha resuelto la
dificultad, que ofrece, y desvanecido la paradoxa,
que parece incluìr la definicion de un Drama, cuyo
objeto es el excitar nuestras passiones para lograr
el fin de aniquilarlas. Satisface à la pregunta el
Pinciano en las palabras siguientes: “Pues aì està
mi mayor dificultad: ¿cómo con temor, y misericordia, se quita la misericordia, y el
temor? ¿Por ventura es esta accion de clavo, que con
uno se saca otro? ¿Por ventura es esta accion de
clavo, que con uno se saca otro? ¿O de Sacamolero,
que con un dolor quita otro? Esso mismo (dixo Hugo).
(Està en Dialogos la Obra del Pinciano.) Porque con
el vèr un Priamo, y una Ecuba, y un Hector, y un
Ulysses tan fatigados de la fortuna, viene el hombre
en temor no le acontezcan semejantes cosas, y
desastres. Y aunque por la compassion de mirarlas
con sus ojos en otros, se compadece, y teme, estando
presente la tal accion; mas despues pierde el miedo,
y temor con la experiencia de haver mirado tan
horrendos actos, y hace reflexion en el animo; de
manera, que alabando, y magnificando al que fuè
ossado, y sufrido, y vituperando al que
fuè cobarde, y pusilanime, queda hecho mucho mas
fuerte, que antes; y de aqui luego sucede el
librarse de la commiseracion; porque la persona, que
es fuerte para en su casa, tambien lo serà en la
agena; y de la agena miseria no sentirà compassion
tanta. Esto se prueba en el sexo femenino, el qual,
como es débil, y enfermo para sufrir, lo es tambien
para resistir á la compassion.”
Nivel 4
He sido muy breve, como
Vm. lo havrà reparado, en el assunto de la Tragedia
en particular, y lo serè aùn mas hablando de la
Comedia, cuyas leyes conocerán bien presto los que
huvieren leído con alguna atencion quanto he dicho
hasta aqui, solo con presentarles la definicion de
este jocoso Drama. Es la comedia imitacion activa
para limpiar el animo de sus defectos,
y ridiculeces por medio de deleyte, y risa. Su
mecanismo està fundado en un profundo conocimiento
del corazon del hombre, cuyo amor proprio,
mortificado con el chiste de esta Drama, enmienda, ù
oculta por lo menos sus estrañeces, por no estàr
expuesto à servir de assunto, y de motivo de risa à
un maligno auditorio. Como los ridiculos de una
Nacion nacen de sus costumbres, éstas son las que
hemos de hallar retratadas en la Comedia, que, sin
esta circunstancia, serà siempre una representacion
vana, como lo son infinitas de las que leemos en
nuestros Poetas; y que la impericia de nuestros
Comicos representa, à pesar de su antiguedad, sin
hacerse cargo de la mudanza, que los tiempos, y las
revoluciones, que acarrean, han hecho
en las costumbres, y usanzas de España.
Nivel 4
Hay muchas
especies de Fabula; pero para nuestro intento basta
dividirla en Tragica, y Comica, y la definicion de
ambas viene à ser la misma, que la de la Tragedia, y
la de la Comedia. El modo de formar una Fabula es el
siguiente: “Primeramente es menester empezar por la
instruccion moral, que se quiere enseñar, y encubrir
bajo de la alegorìa de la Fabula. Supongamos, que el
Poeta quiere exhortar dos hermanos, ò qualquier otro
genero de personas, que viven juntas, à estàr siempre de acuerdo, y bien avenidos: para
este fin escoge esta maxima, que la discordia
destruye las familias, y haciendas. Hallado yà el
punto de moral, que ha de servir de fondo, y
cimiento à la Fabula, es menester reducirla à una
accion, que sea general, è imitada de las acciones
verdaderas de los hombres, y que contenga
alegoricamente la dicha maxima. Se dirà, pues, (por
exemplo) que dos hombres, que posseìan en comun una
hacienda, viniendo à discordia, riñen, y pleytean, y
entretanto un tercero, aprovechando la ocasion, los
despoja de todos sus bienes. Este será el primer
bosquejo de una Fabula, que tendrá las quatro
condiciones (sin las quales serìa defectuosa) de ser
universal; imitada, fingida, y alegorica.” Pero este modo de formar la Fabula,
tomado del Padre Le-Bossu, solo lo halla proprio
nuestro Luzan para las Comedias, dudando pueda serlo
para las Piezas tragicas, cuyos assuntos se toman de
la Historia; y la razon es, (segun dice èl mismo)
“porque en las Tragedias yá está determinado, y
establecido el punto de moral, y la instruccion
propria de ellas . . . . . y assi será ocioso, que
el Poeta empiece à formar su Fabula por la
instruccion moral, sabiendo yà, que ésta ha de ser
siempre la misma en todas las Tragedias.” En este
concepto, y con el dictamen del docto Pablo Benio,
propone otro méthodo, que cree mas facil, y natural
para formar la Fabula de la Tragedia, y dice assi:
“Que el Poeta, pues yá sabe fijamente el punto de
moral, que requiere la institucion, y
el fin de la Tragedia, recurra primero à la
Historia, y busque en ella un caso adaptado à la
Tragedia; esto es, una mudanza de fortuna, ò un
grave peligro de algun Rey, ù de otra persona
ilustre; y hallado este argumento historico, forme
de èl la planta de la Tragedia, con los nombres,
episodios, y circunstancias, ajustandole à las
reglas del Theatro.” Ideada, y bosquejada la Fabula
Dramatica, toca al Poeta el cuidado, y primor de
labrarla con varias condiciones, y requisitos
necessarios para el acierto, y perfeccion de un
Drama. Aristoteles enseña por menudo todas estas
condiciones, y segun su doctrina, la Fabula ha de
ser entera, de justo tamaño, verisimil, maravillosa,
de una accion, en lugar, y espacio de
tiempo determinado. Por la condicion de que la
Fabula haya de ser entera, se entiende, que debe
tener principio, medio, y fin, y esto no necessita
mas explicacion. Lo que sì la necessita es el saber
por dónde se ha de dár principio, y fin à la Fabula.
Por lo que mira al fin, segun doctrina de
Aristoteles, el tiempo oportuno es quando las cosas
han hecho passage de la felicidad à la infelicidad,
ò al contrario. No es tan facil determinar por dónde
se ha de dár principio à la accion Dramatica.
Aristoteles dejò bastante confuso este punto; pero
nuestro Luzan entiende, que debiendo la accion
Tragica, ò Comica ceñirse al espacio de pocas horas,
debe el Poeta observar el punto fijo, en que ha
determinado dár fin à su accion; y hecho esto, poner
por principio aquella parte del hecho,
desde la qual hasta el fin no pueda verisimilmente
passar mas tiempo del que requiere la Fabula,
advirtiendo, que esta parte destinada para ser
principio de la accion, ha de ser tal, que
necessaria, y verisimilmente preceda à todas las
demàs partes, ò à lo menos no pueda probarse lo
contrario. Finalmente “el Poeta (dice) ha de ser
como el Escultor: éste de un gran marmol, ò de un
tronco muy largo, corta, y separa solo aquel pedazo,
que le parece ser menester para labrar una Estatua,
segun las medidas, y proporciones, que debe darla; y
assimismo el Poeta, de todo un hecho, que puede
subministrarle materia para un Drama, corta, y
divide solamente aquella porcion, que le parece mas
adaptada para formar su Fabula, segun
las reglas del Arte.” Que sea de justo tamaño es
otra calidad, que debe tener la Fabula, lo qual no
debe entenderse del tamaño material, ò duracion de
ella, sino del justo numero, y proporcionada
extension de los lances, de que ha de constar; de
modo, que si estos son de tal extension, y en tal
numero, que puedan entenderse sin fatiga, y
conservarse en la memoria con facilidad, entonces la
Fabula tendrá su justo tamaño; y al contrario, si
los lances, ò acciones fueren tan breves, que
facilmente se borren de la memoria por la poca
impression, que han hecho en ella, ò tantas, y tan
prolixas, que la confundan. Debe ser tambien la
Fabula maravillosa, y verisimil; y aunque parecen
opuestas entre sì estas dos condiciones, se salva su
oposicion con lo que enseña el mismo
Aristoteles, advirtiendo ser lo maravilloso mas
proprio para la epopeya, y lo verisimil para la
Poesìa Dramatica. Por lo mismo hablarèmos aqui
solamente de lo verisimil, que es lo que hace à
nuestro assunto. Debe, pues, la Fabula Dramatica ser
verisimil; porque destinado el Theatro á mover los
animos, no lo conseguirìa por medio de acciones
inverisimiles, que no podrian creerse, y por
consiguiente serían incapaces de persuadir; y por
esta razon han querido los Maestros del Arte, que el
Poeta prefiera lo verisimil, aunque impossible, à lo
verdadero verisimil, lo qual debe entenderse de
ciertas verdades historicas, que à veces son
increíbles, y que, aunque apoyadas en la Historia,
deben posponerse, substituyendo en su lugar un
verisimil inventado. Hemos hablado yà
de las calidades de la Fabula, de las unidades de
tiempo, lugar, y accion, y de la locucion,
invencion, y episodios. Falta decir algo en orden al
enredo, y solucion de la Fabula, y á las costumbres,
y locucion. El enredo de la Fabula se compone de los
esfuerzos, que hace el Heroe, ò primer personage,
para lograr el fin que desea, y de los obstáculos, è
impedimentos, que se oponen à èl. La solucion debe
deshacer estos peligros, y obstàculos. Assi el
enredo dura desde el principio del Drama, hasta el
principio de la mudanza de fortuna, y la solucion
contiene todo lo restante. El modo de tejer el
enredo, y la solucion es disponer de modo los
incidentes, que precisa, ò verisimilmente nazcan del
argumento, y que del mismo modo se deshagan, siendo una consequencia natural, y verisimil
de la misma Fabula. Todo lo qual debe entenderse por
lo tocante al enredo, y solucion de las Comedias, y
de las Tragedias de éxito felìz; pero no de las
Tragedias, que finalizan con desgracias, y en que lo
que havia de ser solucion, es origen de nuevas
desdichas, que acaban con la vida del Heroe, ò con
su felicidad. Por costumbres se entiende el genio,
inlinaciones, ò caracter proprio de cada persona, y
sirven de hacer conocer lo que es, y lo que serà, y
obrarà en adelante; y deben tener quatro
condiciones, que son bondad, conveniencia,
semejanza, è igualdad.
Metatextualidad
Pareceme estoy mirando el gesto,
que ponen mis lectores á esta Carta, y
estoy cierto no serà mejor, que el que pusieron à la
antecedente. Es cosa impossible dár gusto à muchos à un
mismo tiempo. Cada uno tiene su paladar, y quiere las cosas
guisadas à su modo. Las obras Didacticas son para pocos. El
mayor numero de gentes no está bien con la seriedad: quiere
una sal picante, y festiva; pero si se emplea porque la
materia lo pide, ò lo permite, todo se vuelve brincos, y
corcobos: se sacan à luz anecdotas falsas, ò verdaderas: el
Pensador es un atrevido, y un insolente; y el Pensador,
ageno de semejantes aplicaciones, y sin la menor noticia de
estos sucessos ocultos, ignora todo esto, hasta que le
refieren haverlo puesto à su cuenta. Estas, y otras
semejantes bellaquerías lo enflaquecen, y
consumen; y lo peor es, que no hay una buena alma, que le
tenga lastima. En fin, sean Vms. duros, ò compassivos, ò lo
que quisieren; para que se desquiten un poco de la sequedad
de este Discurso, aì vá essa Cartita, que acaba de llegar
por la posta, y no dejarà de gustarles, si la leen con
reflexion.
Nivel 3
Carta/Carta al director
Señor Pensador. Muy bien
decia un tio mio, quando decia, que la pluma era baculo
del pensamiento; pues sin ella no pudiera yo decir à
Vm., porque no le conozco, la graciosa dissertacion, que
oì en el Tocador de una Señora, à quien fuì à visitar.
Creerá Vm. acaso, que ésta fuesse frivola, y de poca, ò
ninguna substancia, por la regla general, de que
ordinariamente de las conversaciones de Tocador no se
suele sacar medio adarme de juicio.
Pues no Señor: no es como Vm. lo piensa. De las
conversaciones de esta Señora, cuya atencion jamàs se ha
distrahìdo, y que sabe escuchar à todos, y exercitar su
razon, casi puede sacarse medio adarme de juicio, y no
crea Vm. que pondero. Pero antes de entrar en materia
quiero hacer un bosquejo de la Sustentante.
He querido participar à Vm. esta pequeña parte de
la conversacion solo por divertirme. Dè Vm. ésta al
público, si quiere; y si no, guardela, ò haga de ella lo
que se le antoje. Dios guarde, &c.
Nivel 4
Retrato ajeno
Es esta Señora
bonita, discreta, y lo que solemos llamar chusca:
atributos capaces de enloquecer à qualquier
mozalvete, y aun à muchos hombres con canas, y
peluca de nudos. En su semblante està pintado su
espiritu; y como bulle interiormente agitado de
infinitas idèas, se miran en sus ojos, boca, y
semblante otras tantas contorsiones, todas à qual
mas linda, y mas graciosa. Naturalmente inclinada
al heroismo, y la eloquencia, ha leìdo veinte y dos veces al Methastasio, como
Demosthenes à Tuzidides. Su fogosa viveza la hace
algunas veces parecer coqueta; pero para estos
casos suele tener hecha de antemano su apologìa, y
con passò quel tempo Enea: yà es otra edad: fueron
cosas de la niñèz: yà soy muger de juicio; y la
modestia todo lo compone, pretende desvanecer las
bien, ò mal fundadas sospechas de su inconstancia.
Aborrece la gravedad; y dice, que parece tan mal
en una Señora joven, como una sentencia moral en
una seguidilla. Un amigo mio, hombre muy prolixo,
y observador, la tiene contados diez y ocho modos
de reìr diferentes, y hasta quarenta de mirar,
todos alegres, todos vivos; pero ninguno profano.
Algunas veces se la ha visto gemir: bostezar
nunca. En fin, Señor Pensador, solo
un defecto, ò mala señal tiene esta Señora; y es,
que và gustosa à vèr ahorcar; y en tal dia està de
mejor humor, que el ordinario. Vèa Vm. què corazon
tan tierno, y què lindas entrañas de piedad.
Nivel 4
Relato general
Quando entrè à mi
visita, la hallè disputando con tres Caballeros,
el uno Cortesano, y que sabe pensar, otro, que no
piensa absolutamente, y un venerable varon, muy
callado, y al parecer profundo, que no hacia sino
sonreirse, y tomar tabaco. Yo soy Anti-Pensadora,
decia la Señora; pues aunque me gustan el estilo,
y algunas aprehensiones del Pensador, no puedo
sufrir, que se meta en criticar nuestras
ocupaciones domesticas. Yo no he leìdo todos los
Pensadores; pero me han dicho, que en ellos trata
sin indulgencia à las Damas, con pretexto de
corregir sus defectos; y bien pudiera
el Señor mio empezar por sì mismo à corregir el
mundo, y no peynarse de Ala de pichon, que no es
cosa de literatos, y parece muy mal un Autor de
pelo proprio. Bien pudiera tambien omitir el
assunto de Cortejos, pues sabemos, que no le
disgustan; y à tener menos moderacion, yà
podriamos citarle algunas anecdotas de su vida.
Vaya, Señores, que Vms. aplaudiendo sus idéas,
quieren confundirse con el vulgo, quando debian
apartarse cien leguas de opiniones tan
extravagantes, è indecorosas. ¿Pero què pecados ha
cometido el pobre Pensador (interrumpiò el
Caballero, que sabe pensar) para que Vm. le quiera
tan mal? El delite es (respondiò ella) gastar su
calor natural en criticar nuestras bagatelas,
quando hombres mas viejos, y de mas sesso, que
esse aprendiz de Petimetre, se han
roto contra ellas los cascos: bagatelas, que
solamente lo son para los que no vèn sino la
superficie de las cosas, è ignoran, que de un
alfiler bien prendido, y de un lunar colocado con
arte, han resultado al mismo tiempo un casamiento,
y dos Cortejos. Pero si tanto deseo tiene de
corregir las costumbres, y las ridiculeces, ¿por
què no clama mas bien contra los Petrimetres de
sombreros con borlas, y campanillas, y contra
otros indignos de sus calzones? De esta manera
respondia al que se impugnaba; y quando callaba
éste, ella misma se arguìa amontonando especies.