Zitiervorschlag: Joseph Álvarez y Valladares [José Clavijo y Faxardo] (Hrsg.): "Pensamiento XL", in: El Pensador, Vol.3\040 (1762-1763), S. 329-360, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.592 [aufgerufen am: ].


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Pensamiento XL

Ebene 2► Metatextualität► Prometì en el Discurso XXXVIII. continuar el assunto de Comercio, considerandolo por su materia, y por la delicadeza, con que està escrito el original de donde lo havia sacado, de mucha utilidad para el Público, que por lo general oye hablar de Comercio en terminos muy vagos, sin poder adelantar, ni aun formarse idéas justas de un Ramo tan importante, por falta de principios. La materia no era agena de mi Obra, cuyo titulo deja abierta la puerta à quanto puede ocurrir al pensamiento. Por esto havia pensado hacer vèr en dos, ò tres Discursos el origen, y progressos del Comercio; y tenia hecho el segundo, quando supe se havia dado à luz en otro Papel la continuación, que yo havia ofrecido, ganandome por la mano en este trabajo. Suspendì con este motivo darlo al Público, por no fastidiarlo con dos Dis-[330]cursos identicos de la misma materia, y mirè con gusto, que huviesse otros dedicados igualmente à la pública instruccion, que es mi objeto, y que jamàs he imaginado apropriarme exclusivamente. Pero haviendo reconocido el referido Papel, y observado, que la traduccion dista en muchas cosas del verdadero sentido del original, y se opone en otras à su espiritu, (como que ha sido hecha con mucha prisa) he resuelto dàr à luz la que yo tenia hecha, no porque me parezca tan correcta, que pueda servir de modelo, pues conozco bastantemente la dificultad que tiene el hacer una buena traduccion, sino por persuadirme à que està menos defecutosa. A mas de esto es muy possible, que muchos de los que leen mis Discursos no hayan visto el Papel expressado; y no serìa justo, que por una delicadeza mal meditada los privasse del fruto, que pueden sacar en éste. ◀Metatextualität

A

[331] Ebene 3► Entretanto logrò la Grecia con su industria, y poblacion hombrearse con las Potencias. La invasion de los Persas la enseñò à conocer sus fuerzas, y ventajas. Con su Marina se hizo temer tambien de los Dueños del Asia; pero enteramente ocupada en divsiones, ò proyectos de gloria, no pensò en estender su Comercio. El de Athenas, la mas poderosa de las Ciudades maritimas de la Grecia, se ceñia à su subsistencia, que sacaba de la misma Grecia, y del Mar Negro. Corinto fuè el emporio de las mercancìas de Asia, è Italia; pero sus Comerciantes no intentaron ninguna larga navegacion. No obstante, se enriqueciò, por la indiferencia, con que los demàs Griegos miraron el Comercio, contribu-[332]yendo à esto tambien su situacion, mucho mas, que su industria.

Los moradores de Phocèa, Colonia de Athenas, expulsos de su País, fundaron à Marsella sobre la Costa Meridional de las Galias. Esta nueva Colonia, precisada por la esterilidad de su terreno à dedicarse á la Pesca, y al Comercio, cosiguiò imponerse bien en una, y otro; y llegò hasta dàr cuidado à Carthago, cuyos ataques rechazó varias veces con vigor.

Vino Alexandro, resuelto à ser mas bien Gefe, que Amo de los Griegos. A su frente fundò un nuevo Imperio sobre las ruinas del de los Persas; y las consequencias de su conquista hacen la tercera época del Comercio.

Quatro grandes sucessos concurrieron à la revolucion, que se padeciò en el Reynado de este Principe. Destruyò la Ciudad de Tyro; y con su destruccion se acabò la [333] Navegacion de la Syria.

El Egypto, que hasta entonces de nadie havia necesitado, tuvo comunicacion con los Estrangeros despues de su conquista.

El descubrimiento de las Indias, y del mar, que està à su mediodia, abriò el Comercio con esta Region. Alexandria, fundada à la entrada del Egypto, fuè la llave del Comerico de las Indias, y el centro del de Occidente.

Despues de muerto Alexandro, los Ptolemèos, sus successores en Egypto, siguieron constantes la miras de este Principe, y asseguraron sus resultas con las Flotas, que embiaron al Mar Rojo, y al Mediterraneo.

Mientras sucedian estas revoluciones, Roma echaba los cimientos de una dominacion todavia mas vasta.

Las pequeñas Republicas buscaron su alianza contra los Cartha-[334]gineses, cuyo imperio maritima iban destruyendo sin estrepito, y el interès comun las unia. De este numero era Rhodas, célebre yà por su Comercio, y mucho mas por la cordura de sus leyes, tocante à la Marina.

Marsella, antigua aliada de los Romanos, les ayudò mucho con sus Colonias de España; y sostenida tambien por ellos, fuè aumentando continuamente sus riquezas, y su credito, hasta que consiguieron sujetarla, quando se hallò precisada à tomar partido en sus guerras civiles. Entonces Arlès, Narbona, y las demàs Colonias Romanas de la Galia desmembraron su Comercio.

Prevaleciò por fin la fortuna de Roma; y el Comercio de Carthago quedò sepultado en sus ruinas. En breve España, Grecia, Asia, y Egypto fueron succesivamente Provincias de los Romanos; pero [335] estos, dueños del Mundo, desdeñaron de enriquecerse por otros medios, que el de los tributos, que imponian à las Naciones vencidas, y se contentaron con fomentar el Comercio de aquellas, que lo hacian bajo su proteccion. La Navegacion, que los Romanos mantenian para extraher granos de Africa, debe mirarse solo como un punto de policìa.

Trasferido à Bysanzo el Trono Imperial, no produjo por consiguiente ninguna mudanza en el Comercio de Roma; pero la situacion de aquella Ciudad, reedificada por Constantino en el Estrecho del Helesponto, la facilitò un comercio muy grande, que se mantuvo largo tiempo despues bajo la dominacion de los Emperadores Griegos, y hasta la politica destructiva de los Turcos los respetò.

La caìda del Imperio del Occi-[336]dente, con la inundacion de los Pueblos del Norte, y las invasiones de los Sarracenos, forma una quarta época en el Comercio. Fuè aniquilado, como las demàs Artes, bajo el yugo de la barbarie: reducido casi en todas partes à la circulacion interior, precisa en un Pais donde hay hombres, se refugiò á Italia. Este Paìs conservò una Navegacion, è hizo èl solo el Comercio de Europa.

Venecia, Genova, Florencia, y Pisa disputaron entre sí el imperio del Mar, y la superioridad de las manufacturas: hicieron por mucho tiempo en concurrencia el Comercio de Morèa, de Levante, del Ponto Euxino, el de la India, y de la Arabia, por Alexandria,. En vano intentaron los Califes de Egypto trasladar al Cayro el Comercio de esta ultima Ciudad: solo lograron ponerle estorvos. Bajo los Mamelucos bolviò à posseer sus derechos, [337] de que goza aun hoy dia.

El Occidente era siempre tributario de los Negociantes Italianos. Cada País recibia por su medio las telas mismas, cuya materia les daba; pero perdieron parte del Comercio, por no haver tenido valor de aumentarlo. Havian conservado la maxima de los Romanos, la de concluír sus viages en un año. Al passo que su Navegacion se estendiò en el Norte, les fuè impossible bolver tan à menudo à sus Puertos. Hicieron de Flandes el emporio de sus generos; y fuè por consiguiente el de todas las materias, que los Italianos solian llevarse. Las Ferias de Flandes fueron el Almacèn general del Norte, de Alemania, de Inglaterra, y Francia. La necesidad estableciò entre estos Países una pequeña Navegacion, que creciò por sì misma.

Los Flamencos, Pueblo nume-[338]roso, y rico yà en frutos de sus tierras, emprendieron emplear las lanas de Inglaterra, sus proprios linos, y cañamos, à imitacion de Italia. Cerca del año de 960. fabricaron paños, y lienzos. Las franquicias, que Balduino el Mozo, Conde de Flandes, concediò à la industria, la animaron tanto, que estas nuevas Fabricas destruyeron todas las demàs de Occidente. Italia se consolò de esta pérdida con la cosecha de sedas, que emprendiò con felicidad en sus tierras desde el año de 1130. conservando el Comercio de Cafa, de Levante, y Alexandria, el que mantuvo su Navegacion. Pero Flandes fuè el centro de los trueques de Europa. A medida que se dilataba la comunicacion entre sus varios Estados, se dilataban tambien las miras, y el Comercio adquiria nuevas fuerzas en todas partes.

En el año de 1164. la Ciudad [339] de Bremen se associò con algunas otras, para sostenerse mutuamente en el Comercio, que hacian en Livonia. La forma, y los primeros buenos efectos de esta associacion, anunciaron tantas ventajas, que todas las Ciudades de Alemania, dedicadas à algun comercio, desearon agregarse à ella. En el año de 1206. se contaban sesenta y dos desde Nerva en Livonia, hasta el Rhin, con el nombre de Ciudades Anseaticas.

Muchas Ciudades de los Países Bajos, de Francia, de Inglaterra, de Portugal, de España, y de Italia se incorporaron con ellas. La Ansa Teutonica hizo entonces casi todo el Comercio exterior de Europa.

El de lo interior havia estado hasta aquellos tiempos en la mayor parte de los Estados en manos de un Pueblo errante, mirado con odio inhumano. Los Judios, alter-[340]nativamente desterrados, y llamados segun las urgencias de los Principes, recurrieron à la invencion de las Letras de Cambio en el año de 1181. à fin de libertar sus riquezas de la codicia, y de las averiguaciones. Esta nueva representacion del signo comun de las mercancìas, facilitò su trueque, y formò depues un nuevo ramo de Comercio.

Mientras la Ansa se hacia temible à los Principes mismos, los Condes de Flandes desalentaban en el año de 1301. la industria, revocando las franquicias, que la havian concedido. Los Duques de Brabante la atraxeron con los medios, de que se havia valído en Flandes Balduino el Mozo, y la perdieron con la misma imprudencia, con que los successores de este Principe havian procedido. En el año de 1404. despues de la sedicion de Lovayna, los Obreros se [341] esparcieron en Holanda, è Inglaterra, y los siguieron otros de Flandes. Estos fueron los principios de las célebres Fabricas de la Gran Bretaña.

El modo de salar los harenques, inventado en el año de 1400. mantuvo aún algun tiempo en Brujas, y la Eclusa el Comercio, y las Fabricas de Flandes, mediante una gran Navegacion. En el curso de aquel siglo Amsterdam, y Amberes se hicieron poderosas con el Comercio. En 1420 los Portugueses, sirviendose de la brujula, yà perfeccionada, hicieron grandes establecimientos en las Costas Occidentales de Africa. Los Navegantes de Dieppe havian tenido alli algun Comercio desde 1364; pero las guerras entre Ingleses, y Fraceses hicieron perder à estos el fruto de este descubrimiento. La Francia, un poco mas tranquila, en 1480. viò establecer en Tours una [342] nueva Fabrica de telas de seda; y sin las guerras de Italia, à que se siguieron desgracias mucho mayores, es verisimil, que aquella Nacion huviera adquirido desde entonces en el Comercio el influxo, que debia prometerse de su industria, y de la fertilidad de su terreno.

Brujas proseguia en ofuscar con su prosperidad todas las demàs Ciudades comerciantes del Occidente de Europa. Su rebelion contra su Principe en 1487. fuè el termino de su felicidad. Su ruina assegurò la grandeza de Amberes, y Amsterdam; pero se llevò la Superioridad Amberes, por la oportunidad de su situacion.

El fin de este siglo fue célebre por dos grandes sucessos, que mudaron el semblante del Comercio; y en esta quinta época llegò su historia à formar una parte de la de los Estados.

[343] En 1487. Bartholomè Diaz, Capitan Portuguès, doblò el Cabo de Buena-Esperanza, y abriò el camino de las Indias Orientales. Despues de èl Vasco de Gama corriò como Conquistador la Peninsula de aquende, y de allende del Ganges. Lisboa fuè el Almacèn unico de las Especerías, y de los ricos frutos de aquellas Regiones. Pero esta Corona no se aprovechò de su fortuna, sino en lo poco que consintieron las miras cortas de la politica de aquellos tiempos. No cuidò de aumentar su Marina, contenta con distribuír en Amberes à lo demàs de Europa sus frutos con seguridad. En menos de un siglo estos grandes Conquistadores llegaron à no poder conservar sus principales establecimientos contra los esfuerzos de un corto numero de Pescadores; y Portugal, despojado de las Islas de las Especerías, no tuvo mas Comercio activo.

[344] No obstante, el Egypto, que ceñia su Navegacion à las primeras Costas del Mar de Indias, no pudo yà oponerse à la concurrencia de los Portugueses: la disminucion de su Comercio acarreò la ruina del de los Italianos.

En el año de 1492. Christoval Colomb, Genovès, descubriò la America para el Rey de Castilla, cuyos Vassallos fueron à conquistar los tesoros del Nuevo Mundo.

Los Españoles, que fuimos los primeros Pobladores de la America, nos apoderamos de las possesiones mas ricas, y mas dilatadas. Desde el año de 1501. el naufragio de Alvarez Cabra, Patron Portuguès, en las Costas del Brasìl, valiò à su Patria la possesion de esta vasta Region, y de sus Minas.

Ambas Naciones abandonamos las Artes, y el cultivo de los Paìses de Europa, para recoger el oro, y plata en aquellas nuevas Regio-[345]nes, confiados, en que siendo dueños de los metales, que son la representacion de todas las cosas, lo seriamos tambien del Mundo. Se ha visto despues, que lo que es la señal de los frutos pertenece necessariamente al que los vende.

Los Franceses tardaron poco en hacer descubrimientos en la parte Septendrional de America. En 1504. sus Navegantes decubrieron el gran Banco de Terra-Nova, y en el curso de aquel siglo los Vizcaìnos, los Bretones, y los Normandos tomaron possesion de varios Paìses en nombre de sus Reyes. Francia, turbada en su interior con las Guerras de Religion, cerrò los oìdos à todo lo que no fuè sentir su dolor.

La libertad de concienca, y las franquicias, de que gozaban los Paises Bajos, y en particular la Ciudad de Amberes, havian atrahido un numero grande de France-[346]ses, y Alemanes, que en aquella tierra Estrangera no hallaron otro recurso, sino el del Comercio, que era immenso en aquellas Provincias, quando se excitò la rebelion.

Esta fuè general: siete Provincias se unieron para defender su libertad, y en el año de 1579. formaron una República confederada.

Mientras el Rey de España hacia la guerra à sus Vassallos, sus Armas se apoderaron de Portugal, y de sus possesiones en el año de 1580. y en estos sucessos, que al parecer aumentaban las fuerzas de esta Monarquía, hallaron su felicidad sus enemigos.

Entretanto la necessidad havia precisado à los Holandeses, estrechados en un País estéril, y expuestos à los horrores de la Guerra, à remediar sus urgencias con economía. La pesca los alimentaba, y les havia abierto una Navegacion consi-[347]derable del Norte al Sur de Europa, aun en España misma, con pavellon Estrangero, quando dos sucessos nuevos concurrieron à aumentar su Comercio.

Los Españoles nos apoderamos de Amberes en 1584. y cerramos la Esquelda para dirigir el Comercio à las demás Ciudades de Flandes. Nuestra politica aprovechò solo à nuestros enemigos. Holanda sola cargò con la Pesca, la Navegacion, las Fabricas de paños, y lienzos. Las de seda passaron a Inglaterra, donde no las havia havido hasta entonces.

La decadencia de la Ansa Teutonica fuè el segundo sucesso, de que se aprovecharon los Holandeses. Desde la expedicion, que hizo en 1428. contra Erick, Rey de Dinamarca, fuè declinando insensiblemente. Los zelos se despertaron en los Soberanos al vèr sus principales Ciudades agregadas à una associa-[348]cion tan formidable, y las obligaron à separarse de ella: assi se compuso solo de las Ciudades de Alemania. Sus privilegios fueron revocados en Inglaterra en el Reynado de Maria en el año de 1588. Los Ingleses, en el Reynado de Isabèl, empezaron à comerciar en el Norte. La Ciudad misma de Hamburgo les diò entrada en su Puerto: la discordia se introduxo entre la Ciudades associadas. A pesar de sus quejas infructuosas, los ingleses penetraron al Mar Baltico, cuyo Comercio partieron despues con ellos los Holandeses, con exclusion de todas las demàs Naciones. Hoy son solo seis las Ciudades Anseaticas, de las quales quatro han conservado un Comercio bastante considerable en el Norte. Como los Holandeses han estorvado siempre su Comercio en el Mediodia, solo tienen alguna parte en èl à influxos de los interesses politi-[349]cos de Europa.

La prohibicion de los Puertos de España, y Portugal à los Vassallos de las Provincias Unidas, fuè motivo de que su fortuna llegasse al mayor auge. Quatro Navíos, que salieron de Texel en los años de 1594. y 1595. fueron à buscar à la India, expuestos à infinitos peligros, las mercancías de que estas Provincias estaban rigurosamente privadas. Demasiado débiles todavia para dejar de ser Comerciantes pacificos estos habiles Republicanos, interessaron à su favor los Reyes Indios, que gemian bajo el yugo imperioso de los Portugueses. Estos acudieron en vano à la fuerza, y à la astucia contra sus nuevos émulos, à quienes nada desalentò. El primer uso, que la Compañia Holandesa hizo de sus riquezas, fuè el de atacar à sus émulos. El fruto de sus primeros esfuerzos fuè la Conquista de Amboine, y demàs [350] Malucas en 1605; y assegurado yá el Comercio de las principales especerías, sus Conquistas fueron immensas, y rapidas, assi contra los Portugueses, como contra los mismos Indios, que en breve hallaron en estos nuevos Aliados nuevos dueños, mas duros todavia que los primeros.

Otros Comerciantes Holandeses havian emprendido con igual fortuna partir con los Portugueses el Comercio de Africa. Unas Treguas de doce años, concluìdas en 1609. entre España, y las Provinicas Unidas, les diò tiempo de aumentar, y assegurar su Comercio en todas las partes del Mundo. En 1612. consiguieron Capitulaciones muy ventajosas en Levante.

La guerra del año de 1621. facilitò otras Conquistas à los Holandeses. Una nueva Compañia de Negociantes, con el nombre de Compañia de las Indias Occidentales, [351] se apoderò de una parte del Brasíl, de Curaçao, de San Eustaquio, è hizo presas immensas al Comercio de los Portugueses, y al nuestro.

Portugal mudò de Soberano en 1640.: Juan de Berganza se apoderò de aquella Corona, y concluyò en 1641. Treguas con los Holandeses.

Estas Treguas, mal guardadas por una, y otra parte, costaron à los Portugueses la parte, que les havia quedado de la Isla de Ceylàn, que produce la canela. Todo lo perdieron en la India, à excepcion de algunas Plazas poco importantes, de las quales perdieron despues algunas para siempre; pero dichosos en Africa, bolvieron à tomar algunos de sus establecimientos. En America fuè completa su fortuna: echaron enteramente del Brasíl à los Holandeses.

Estos, mas ocupados en el Comercio de las Indias, formaron un [352] establecimiento considerable en el Cabo de Buena Esperanza, que debe considerarse como la llave de este Comercio, y no conservaron mas puestos importantes, que Surinam en la Guyana, las Islas de Curaçao, y San Eustaquio. Estas Colonias son poco importantes por lo tocante à la cultura; pero son el origen de un gran Comercio con las Colonias Estrangeras.

Mientras los Holandeses peleaban para tener una Patria en Europa, y Estados en la India, Inglaterra se havia enriquecido con menos ruido, y menos peligro: sus Fabricas de lana, Comercio tan lucroso, y que lo era mucho mas entonces, levantaron rapidamente su Marina à un grado de poder, que fuè el escollo de nuestras fuerzas, y la hizo arbitra de Europa. En el año de 1599. la Reyna Isabèl havia establecido una Compañia para el Comercio de las [353] Indias Orientales; pero su prosperidad no la inspirò deseos de conquistar: estableciò pacificamente algunas Factorías para su Comercio, que el Estado tomò à su cargo hacer respetar con sus Esquadras.

Aunque Inglaterra huviesse tomado possesion de la Virginia en 1584. y que nos huviesse disputado la Jamayca desde 1596. no logrò grandes establecimientos en America hasta mediado el siglo decimo septimo. La Parte Meridional la ocupabamos nosotros, y los Portugueses, demasiado poderosos para que nos la pudiessen quitar. Pero los Ingleses no buscaban Minas; y contentos con disfrutar las nuestras, por el consumo, que haciamos de las obras de sus manufacturas, procuraban aumentar su industria, abriendola nuevas salidas. La Pesca, y la Navegacion fueron su segundo objeto.

La America Septentrional aco-[354]modaba mejor à sus designios; assi se establecieron en muchas partes de aquella Region del Nuevo Mundo, y quitaron sin mucha resistencia à los Franceses algunos establecimientos, de los quales estos no sacaban provecho alguno.

En Francia el Cardenal de Richelieu se ocupò en proyectos sobre el Comercio, y las Colonias en los primeros instantes, en que viò restablecida la tranquilidad pública. En el año de 1626. se formò à su impulso en aquel Reyno una Compañia para el establecimiento de San Christoval, y demàs Antillas, desde el decimo grado del Equador, hasta el treinta; y en 1628. otra Compañia tomò por su cuenta el establecimiento de la Nueva-Francia, desde las fronteras de la Florida, hasta el Polo Arctico.

Pero distrahido aquel grande ingenio con los enredos de los Palaciegos, no tuvo lugar de adelantar [355] la execucion de sus grandes proyectos, referentes al bien de auquella Monarquia. Francia debe sin embargo su Comercio à estos pequeños principios; pues ellos la asseguraron las possesiones, que le quedaban en America antes de esta ultima guerra, á excepcion de la Luisiana, que no se descubriò hasta fines del siglo passado.

Los Ingleses, y sobre todo los Holandeses, se aprovecharon largo tiempo de estas nuevas Colonias, que tambien deben à estas Naciones los primeros auxilios favorables à su cultura. El año de 1664. es la verdadera época del Comercio de los Franceses. El poderoso influxo, que diò à la Francia en los negocios de Europa, debe considerarse como su sexta época.

Luis XIV. comunicò à todo lo que estaba cerca de su persona un caracter de grandeza: su habilidad le hizo descubrir à Colbert: hizo [356] de èl una entera confianza; y todo saliò sugun sus deseos.

Las Manufacturas, la Navegacion, las Artes de toda especie llegaron en pocos años à una perfeccion, que admirò à la Europa, y la diò cuidado. Se poblaron las Colonias, y solo sus dueños comerciaron con ellas. Los Mercaderes de Inglaterra, y Holanda tuvieron por concurrentes en todas partes à los Franceses; pero mas antiguos que estos, mantuvieron siempre su superioridad; y mas experimentados previeron, que el Comercio sería la basa de los interesses politicos, y del equilibrio de las Potencias: lo trataron coma una Ciencia, y lo miraron como su objeto principal, mientras los Franceses no pensaban aùn, sino en imitar sus operaciones, sin descubrir su principio. La actividad de la industria de los Franceses havia suplido las maximas, quando la revocacion del [357] Edicto de Nantes la disiminuyò con la pérdida de un grande numero de Vassallos, y su dispersion en todos los Países, que deseaban enriquecerse.

Desde entonces cada Estado de Europa ha tenido interesses de Comercio, y procura estenderlos con relacion à sus fuerzas, ò à las de sus vecinos, al passo que Francia, Inglaterra, y Holanda disputan entre sì el Comercio general.

Francia, à quien la naturaleza ha dado un superfluo considerable, parece dedicarse mas particularmente al Comercio de luxo.

Inglaterra, aunque muy rica, teme siempre la pobreza, ò finge temerla: ninguna especie de provecho desprecia: ningun medio de proveer à las demàs Naciones. Quisiera socorrer ella sola todas las necesidades de las demás, al passo que està continuamente trabajando en disminuír las suyas.

[358] Holanda suple, con vender exclusivamente las Especerías, la escasèz de sus demàs frutos naturales: su objeto es cargar con las de todos los Pueblos, à fin de distribuírlos con lucro. No hay Estado, à quien la concurrencia de los Estrangeros dè mas zelos, porque su Comercio no subsiste, sino por la destruccion del de las demàs Naciones. ◀Ebene 3

De la Historia del Comercio dimanan tres reflexione de mucha importancia.

1.° Ha havido Pueblos, que con la industria han suplido la carencia de los frutos naturales, y que han posseído mas riquezas de convencion, que los Pueblos proprietarios de las riquezas naturales. Pero esta industria consistia siempre en llevar à cada País las riquezas naturales de que carecia; y recíprocamente sin industria ningun Pueblo ha tenido con abundancia [359] el oro, y la plata, que son las riquezas de convencion.

2.° Un Pueblo pierde insensiblemente su Comercio, si no hace todo el que pudiera emprender. Porque cada ramo de Comercio supone una necesidad, yà real, yà de opinion: su lucro dá medios para otra empressa; y nada es tan peligroso, como el precisar à otros Pueblos à remediar ellos mismos sus necesidades, ò suplirlas. En todos tiempos los prodígios de la industria han salido del seno de las urgencias; y los grades esfuerzos, à que éstas dán motivo, se parecen al curso de un torrente impetuoso, cuyas aguas luchan con violencia contra los diques, que las estrechan, y al fin los derriban.

3.° Una gran Poblacion es inseparable de un gran Comercio, que anda siempre unido con la opulencia. Es consatante, que las comodidades de la vida son el mayor atrac-[360]tivo de los hombres. Si suponemos una Nacion Comerciante rodeada de otras, que no lo son, la primera tendrà luego todos los Estrangeros, à los quales su Comercio podrà dár ocupacion, y utiliad. ◀Ebene 2 ◀Ebene 1