El Pensador: Pensamiento XVIII
Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-105-647
Ebene 1
Pensamiento XVIII
Ebene 2
Ebene 3
Brief/Leserbrief
Señor Pensador. No tiene
remedio: El Mundo ha sido siempre ingrato, y lo queda
continuando. Siempre ha perseguido à sus reformadores; y
contento con sus ridiculeces, y extravagancias, ha
mirado con horror à qualquiera, que ha procurado
quitarle las manchas, que lo afean, y que èl cree
lunares, que sirven à su adorno. Nada es mas natural à
la corrupcion humana, que esta práctica. El vicio ha
tenido, y conserva tantos partidarios, que nadie se ha
atrevido à levantar el estandarte de la razon, para
oponerse à las correrías, y ruinas, que ocasiona en la
sociedad, sin experimentar las iras, y el encono de
todos sus parciales. Basta de Prologo,
que no me gustan largos, aunque sean como el de Vm. y
vámos al caso. Pero como ni es mi animo, ni mi carácter
apropiarme el lauro ageno, y este, en que fuì mero
instrumento, se le debe à Vm. por entero, he querido
ponerlo en su noticia, y suplicarle de passo, que continúe su systéma de reforma, sin hacer
caso de los dicterios de la embidia, ni de las
oposiciones del vicio. Estè Vm. persuadido de que sus
Pensamientos, bien que generalmente se tomen por
diversion, no dejan de sacar algun fruto. Los Cortejos
andan yà medio corridos. No dejan todavia sus
expediciones; pero quando estàn mas engolfados, no falta
alguna buena alma, que con voz baja, aunque bastante
perceptible, excláme: ¡Què lastima que no estè aqui el
Pensador! Esto se oye, y, tomenlo como quieran, no deja
de contener al mas descarado. Las Damas quieren
instruìrse, y se quejan de que Vm. no ha proseguido el
segundo Pensamiento, que trata de su instruccion, y
formadoles, como ofreciò, su Librerìa. He hablado estos
dias en la Comedia con varias personas, que antes idolatraban indistintamente quantos delirios se
representaban, y yà oygo, con mucho placer mio, hacer
criticas medianamente sanas, y juiciosas, fundadas en
los pocos principios, que Vm. expuso en su noveno
Discurso. Pero sobre todo sepa Vm. y dése el parabien de
que hay algunas Señoras, que haviendo sido hasta aqui
madrastas de sus hijos, estàn resueltas à ser madres en
adelante; y que en mas de una casa se han cerrado las
puertas à la maledicencia. Continúe Vm., pues, su labor;
y yà que tiene la fortuna de haver tomado la pluma en un
tiempo, en que se permite pensar, aproveche esta dicha à
beneficio de sus compatriotas: amplíe, y pula lo que yo
solamente bosquejo en esta Carta; y creame siempre su
fino amigo, y apassionado J. N.
Ebene 4
Yo me
divierto (Señor Pensador) en andar rodando por los
rincones de algunas Tertulias, y en ellas he oìdo
con bastante impaciencia, y sentimiento mio, mil
dicterios contra Vm. Unos dicen, que es Vm. muy mozo
para Socrates: otros, que es demasiado Petimetre
para Diogenes: estos, que habla mucho para pensar
tanto, y aquellos, que gusta mucho de las
diversiones para sostener el dificil empeño de
reforma, que ha emprendido. Crea Vm. que al oìr
tantas tachas, que hasta ahora no tienen mas
fundamento, que la voluntariedad, se altera la
colera, y se encrespa la irascible de qualquiera,
que mira con imparcialidad la aplicacion de Vm. y sus loables deseos de contribuír
con sus tarèas al beneficio de su Patria,
promoviendo la policìa, y cultura, de que tanto
necessitamos. Pero como un partidario ciego, aunque
de justo enojo, no puede ser muy útil à su partido,
yo, que serè siempre del de Vm. trago saliva en
semejantes casos: procuro dissimular mi inclinacion,
y mi enfado; y mezclandome como espìa perdìda en los
mordaces corrillos, indágo el verdadero motivo de
tanto encono; y gracias à su excessivo
resentimiento, mas que à mi habilidad, he dado en el
hito de sus quejas, y descubierto la causa principal
de sus iras. ¿Y quál le parece à Vm. que sea esta?
¿Cree Vm. que le tachan el haver adoptado las dos
Cartas de los Visitadores Generales, en que
descubren muchos cuerdos, que passan
por locos, y muchos desatinados, que passan por
cuerdos? Pues no es esso. ¿Juzga que sea por haver
desenterrado las venerables cenizas de los famosos
padrastos del Theatro Español Vega, y Calderon,
haciendo que se conozcan sus disparates? Tampoco.
¿Entiende Vm. que sea por havernos dado una idèa,
que los mas no teniamos de lo que es, ò debe ser la
Tragedia, la Comedia, y la Opera? Pues ni esso es
tampoco. No cansemos mas con digressiones. De nada
de esto se embaraza el público. Lo que solo siente
es, que Vm. le toque à las niñas de sus ojos, ò, por
decirlo mejor, à las niñas, en que tiene puestos sus
ojos. Bueno es que hagan ellas quanto cabe en el
arte, y algo mas, para su adorno, para su asseo, y
para parecernos bien, aun à despecho de la misma
naturaleza, y que luego, sin
consideracion, y sin que este afan les sirva de
merito, ni de disculpa, se venga Vm. con sus manos
lavadas, y su bien cortada pluma à pintarnos al
natural la afectacion de sus modas, la ligereza, y
frivolidad de sus conversaciones, la impolitica de
sus visitas, y lo mal parecido de sus Cortejos. Vè
aqui, pues, la piedra del escandalo. ¿Y no quiere
Vm. que lluevan dicterios, injurias, y blasfemias
contra Vm., sus Pensamientos, y modo de pensar? No
amigo: esto no puede ser, ò dejar de escribir
Pensamientos, que seguramente no pueden saber à
anises, ò hacer espalda para recibir latigazos,
burlas, y quemazones.
Allgemeine Erzählung
Testigo fuì en una Tertulia de lo mal parado, que
saliò cierto Caballero por haverse atrevido à
decir, que en la realidad, y miradas las cosas sin preocupacion, Vm. no decia mas que
la verdad, ni hacia otra cosa, que fijarnos la
vista en las mismas cosas, que vémos diariamente,
y por las quales nos hace passar sin reflexion la
costumbre; y si otro, que me pareciò ser su
compañero, no huviera tomado el montante, y
assegurado, que su camarada havia querido decir
otra cosa muy diferente de la que las Señoras
havian entendido, sabe Dios cómo huviera salido de
la sala nuestro Atleta, y si le huvieran quedado
ganas de contarlo por gracia. Con efecto, se calmò
el furor semenìl: concedióse suspension de armas,
ò cessacion de hostilidades mientras se explicaba
proposicion tan escandalosa; y el mediador
entonces, imponiendo silencio, dijo assi:
Esta harenga tuvo todo el efecto, que yo
deseaba, y que produce siempre la verdad. Calmò
sus iras el hermoso congresso; y viendo la guerra
en Paìs ageno, huvo alguna tan ingenua, que me
confessó llanamente, aunque al oìdo, que todas sus
extravagancias eran efecto de la
tyranía, y del capricho de su Cortejo.
Apenas pudo la buena Señora articular las
ultimas palabras, que le interrumpia el llanto.
Pareciòme buena disposicion para una verdadera
enmienda esta sinceridad, y procurè aprovechar la
ocasion. Vèa Vm. le dixe, como tiene
razon esse Caballero. ¿Apostemos algo à que
adivino, sin conocerlo, el carácter de su tyrano?
Sin duda esse es algun mozalvete, preciado de
persona, de buen mozo, y de discreto, que por
alguna casualidad de aquellas, que llamamos
fortuna, se halla metido à Señorito, introducido
entre las gentes, y dislocado de su esfera. Si
esto es assi, como lo creo, no hay que estrañar su
grosserìa, ni demàs calidades depravadas. La
suerte solo transporta los sugetos; pero estos
llevan consigo à todas partes los resabios, la
presumpcion, la ignorancia, y demàs consequencias
de su infelìz educacion; y colocados en una esfera
estraña, les sucede lo que al Asno, que vestido
con la piel del Leon, infundia miedo, hasta que
por descuido descubriò las orejas. Muy rendidos al
principio para lograr la confianza; y
la distincion de la Dama, à quien persiguen por
vanidad muchas veces, y pocas por cariño, apenas
la adquieren, quando se les cae la mascarilla, y
se vèn como ellos son. Se acaba el respeto, el
obsequio, y el rendimiento, que fingian, y queda
la aspereza, la altivèz, y la incivilidad de sus
modales à cara descubierta. ¡Pobres mugeres! ¿Y
què no tienen que sufrir quando conocen el error
de su eleccion en un marido, y los efectos de su
debilidad en un Cortejo? Su natural sensibilidad,
y su buena fé les sirven de guia; y su docilidad
las obliga á gemir, sin esperanza de remedio, y à
arrastrar una cadena, que casi no puede romperse
sin milagro. Preguntéla, si era esto lo mismo que
passaba; y yà fuesse la fuerza de la verdad, ò su
buena disposicion, me confessó con
sinceridad, que la havia leìdo el alma, y
adivinado todas las señas de su tyrano.
Tratamos largamente de esta materia, porque
en efecto me compadeciò vèr una Dama de mas que
medianas luces, y de bellissima indole, à quien
havia arrastrado la fuerza del exemplo, y que solo
necessitaba de ilustracion para abandonar las
simplezas, y extravagancias, en que havia
incurrido. Dila los consejos, que me parecieron
mas del caso; y si, como me persuado, y me
prometiò, los ha seguido, esta es la hora, en que
està totalmente convertida.
Ebene 5
“Señoras: Quando mi
compañero dixo, que el Pensador no se engañaba en sus Discursos sobre modas, y
Cortejos, y sobre la poca atencion, y ninguna
pulidèz, que reyna en las conversaciones de Vms.
&c. creyò satyrizar à los hombres, y no à las
Señoras en modo alguno. Reflexionen Vms. un poco,
y hallarán pruebas claras de esta verdad; y si no,
veamos quièn subministra à Vms. los medios para
mantener sus defectos, y quièn los fomenta desde
el principio. Las Señoras gastan superfluamente en
modas, fausto, y vanidades. Es verdad; ¿pero serà
suya toda la culpa? No por cierto: los hombres
tienen la mayor parte.
Es verdad, que una Dama reduce su conversacion à puras bagatelas: que las
materias, que en ella se controvierten, son
sumamente frivolas: que éstas se acompañan con
tales dengues, y puerilidades, que no pueden
verse, ni oírse sin enfado, y que en esto de
modestia, dignidad, y pudor hay, segun dice el
Pensador, muchos trabajos. Pero yo apuesto
qualquier cosa à que no le ha passado por el
pensamiento hacer à Vms. causa primera, ò
principal de estos defectos. Un hombre, que
piensa, y observa, no puede dejar de haver
conocido de dónde se originan. Assi es, y no hay
que dudarlo. El manantial de estos vicios està un
poco mas lejos.
Para Vms. estàn cerradas las buenas, ò
malas Escuelas, que tenemos; y los pocos Libros
utiles, y agradables Escritos en el idioma patrio,
ni llegan à sus manos, ni aun su noticia. De las
lenguas estrangeras es muy rara la Señora que sabe
alguna: regularmente se enseñan estas mal, y se
aprenden peor; y à mas de esto hay madres tan
preocupadas contra este talento; y
que miran con tanto horror el que sus hijas
aprendan un idioma estraño, como si en cada sylaba
de èl huviesse un pacto implicito con el diablo, y
en cada letra una apostasìa de la Religion. Yo
conozco una madre tan caprichuda, y temosa en este
particular, que ni han bastado razones, ni
experiencias para que permitiesse à sus hijas
aprender el Francès, en el craso error de que los
libros Franceses son escuela de indecencias, y de
vicios. Pero para que se vèa la inconsequencia del
corazon humano, y la fuerza de la preocupacion,
esta misma madre permite, y se complace en que sus
hijas lean las Novelas de Doña Maria de Zayas, y
otras semejantes obras, escritas sin gusto, ni
delicadeza, y en que las passiones se vèn pintadas con colores tan grosseros, que
apenas pueden leerse sin que se ofenda el pudor; y
este capricho de los padres es causa de la falta
de instruccion, en que Vms. no tienen la mas leve
culpa. Vms. suelen hacer alarde de un cierto ayre
de inconstancia, de ligereza, de poco juicio, y en
una palabra, de lo que los Franceses llaman
coqueterie, y à que nosotros no hemos dado todavia
nombre; y vè aqui una cosa, en que à la primera
vista no parece pueden tener Vms. disculpa. Sin
embargo la hay, y Vms. tienen mil razones sólidas
en su abono. Todas Vms. desean establecerse, como
que à esto estàn reducidos sus grados, empléos, y
ascensos. Para esto es preciso agradar à los
hombres; y ellos son tales, y tanta su corrupcion,
que miran la modestia, la virtud, la
decencia, la discrecion, y el pudor como trastos
inutiles, enfadosos, y tan antiguos como el Cid.
Las Señoras, que posseen estas prendas, no son de
moda: las tratan de beatas, y de hypocritas, y no
tienen que esperar hacer fortuna con el comun de
los hombres. Vms. vèn, que para ser estimadas
necessitan tener mucho ayre de taco, traher à lo
menos media docena de hombres, como suelen decir,
al retortero: decir à este un secretito, hacer un
gesto al otro, sentar à aquel bajo del tontillo,
tratar generalmente à todos con desenfado, andar à
la Prusiana; y en fin, olvidar toda idèa de
decencia en su trato. ¿Què han de hacer Vms. sino
seguir la moda, y acomodarse al capricho de los
hombres? Nosotros somos barbaros, y
viciosos. ¿Pueden Vms. imaginar, que nos agrade la
virtud, y la discrecion? Si apuramos la paciencia
de Vms. con sospechas frivolas, con maliciosas
desconfianzas, y otras mil impertinencias, ¿cómo
han de tener el animo tranquilo, y jovial para
recibir una visita indiferente? Si despreciamos, ò
no hacemos caso de la muger modesta, y discreta, ò
es preciso que ésta tome su partido reduciendose à
entrar en un Convento, ò que para establecerse, y
comerciar en el Mundo aprenda à ser desenvuelta, y
bachillera. Finalmente, no hay mas sino ir
examinando el origen de los desaciertos, y
ridiculeces de las Damas, y se encontrará ser los
hombres la causa primitiva. Es verdad que Vms. son
las que dán el tono en la sociedad, y
las que pueden pulir una Nacion, como dice el
Pensador; pero éste, à mi entender, supone dos
cosas: la instruccion, que ordinariamente viene de
los hombres, y cierta sensibilidad delicada, y
respetuosa en los hombres mismos. Si Vms. no están
instruídas, el tono que quieran dár serà falso: si
los hombres son grosseros, inutil. La recíproca
inclinacion de los dos sexos, que forma los
unicos, y mas estrechos lazos de la humanidad, me
parece igual; pero desiguales sus consequencias.
El hombre busca en la muger el placer, y la
sociedad: la muger halla en el hombre el placer,
la sociedad, la defensa, y los medios de existir;
y es constante, que si aquel no equilibra con el
respeto, y la sumission la desigualdad, caerá de
esta parte la balanza.
Ebene 6
Fremdportrait
El padre, que desde
que nace su hija, procura que vaya muy entallada,
y engreìda, y que apenas empieza à tener
conocimiento la niña, le inspira, ò permite que
otros le inspiren sentimientos de
vanidad, y de orgullo, y que se le instruya en los
modos, y medios de agradar, y cautivar à los
hombres, como si fuesse el ultimo, y principal fin
de su sexo; este padre, digo, es el primer
delinquente en la mala conducta de su hija, y
todos los desordenes de su vida deben correr por
su cuenta. El la ha dirigido por un camino lleno
de precipicios, quando sus pies débiles, y tiernos
apenas podian formar passos inciertos: èl la ha
alimentado con maximas erradas, y nocivas: jamás
se borrarán estas impressiones: el arbol crecerà,
y se mantendrà torcido; y la culpa no podrà recaer
sobre la planta, sino sobre la malignidad, ò la
ignorancia del jardinero.
Ebene 6
Fremdportrait
Porque su muger no
vaya menos bien prendida que otra, se
empeña un marido despues de haver gastado su
hacienda para mantenerle el Peluquero, la Batera
con exercicio continuo, la modista, &c. ¿Tiene
toda la culpa la muger? De ningun modo. Por mas
que ella guste de engalanarse, y de brillar, toda
su inclinacion, y sus esfuerzos para ponerla en
práctica serìan inutiles, si un marido cuerdo
reglasse su conducta, y sus galas; y contentandose
con que su muger midiesse su decencia por sus
facultades, y su classe, hiciesse entender, con el
tono conveniente, à Madama, que no debe procurar
agradar à otro, que à su marido, ni gastar
adornos, que, lejos de hacerla mas estimable, solo
conducen à excitar fundadas sospechas de su
juicio.
Ebene 6
Fremdportrait
Un Cortejo se vè
precisado à mantener à Vms. diez, ò doce horas de
conversacion cada dia: este es ordinariamente
hombre sin instruccion, y sin
cultura, y por lo mismo solo puede hablarlas de si
estàn, ò no bien peynadas: de si el lunar estarà
mejor compitiendo con el negro de las pestañas, ò
dilatando el diámetro de la boca; y de otras
semejantes frioleras, con que entretienen el
tiempo, logrando por este medio no haver hablado
una palabra despues de un año de conversacion; y
vè aqui una causa.
Ebene 5
Fremdportrait
Vè aqui cómo mi
compañero entiende los Discursos del Pensador, y
cómo yo créo que deben entenderse, particularmente
quando trata de los defectos de las Damas. No las
justifica; pero tampoco les dá toda la culpa.
¿Pero por què assi como trata de sus defectos,
(dirán Vms.) no habla tambien de sus virtudes? No
hay cosa mas clara, ni mas natural, que la
respuesta: porque el oficio que ha tomado es de
reformador, y las virtudes jamás han estado
sujetas à reforma. Este es en efecto el unico
motivo: criticarlo vendria à ser lo mismo, que
capitular à un Medico, porque solo trata de curar
enfermedades. Yo he oìdo hablar al Pensador sobre
este assunto, y sè que son estas sus idèas. Por lo
mismo jamás habla con el todo. Sabe que hay muchas Damas muy virtuosas, prudentes, y
llenas de verdadera discrecion: à éstas las
venera, y estima, y nunca tomaría la pluma, sino
para darles las alabanzas de que son dignas. Yo sè
que su caracter es de amar, y desear lo justo; y
desde luego, para que Vms. queden mas satisfechas,
le escribirè, à fin de que ataque los vicios en su
raíz, y piense sobre la educacion de los hombres,
como que de ella se origina toda la corrupcion de
la sociedad. Por lo menos, interin trate de ella,
dejarà à Vms. en paz; y tela tiene cortada para
bastante tiempo, si ha de decir algo de lo mucho
que hay que corregir en el assunto. Yo le harè
vèr, que esto es lo que mas importa: que por aqui
debe empezar la reforma, y que tenga por seguro, que desde el instante en que los
hombres se hallen en estado de que las Damas les
puedan agradar, y grangear su estimacion con la
moderacion en sus trages, la modestia en su porte,
la consequencia en su trato, la solidèz en sus
conversaciones, y el juicio en todo, seràn Vms.
las delicias de la sociedad, el mejor ornamento de
la naturaleza, y el objeto de nuestra admiracion,
y respeto, como lo han sido siempre en todos los
Paìses, donde ha reynado la virtud.”
Ebene 5
Dialog
Ebene 6
Selbstportrait
“¿Què quiere Vm.
que hagamos las mugeres? (me decia con un candor
inimitable) Nuestra constitucion merece mas bien
la compassion, que el desprecio. ¡Pobres de
nosotras! Sujetas casi siempre à la tyranìa de los
hombres, no tenemos mas guia, que su exemplo, ni
mas voluntad, que sus caprichos. Ellos nos
entretienen con novedades, y conversaciones
frivolas, como si nuestras almas fuessen incapaces
de elevarse à objetos de otra esfera; y nosotras,
que por falta de instruccion no podemos hacer de
nuestro fondo el gasto de una conversacion útil,
passamos por estas limpiezas, casi sin conocerlas.
Es verdad, que empleamos mucho tiempo en un adorno
demasiadamente afectado; ¿pero el usarlo nosotras
no es prueba evidente de que gusta à
los hombres? Si maldecimos, no hacemos mas que
imitarlos. Si somos inconstantes, ellos nos dán el
exemplo, y ordinariamente muchos motivos de serlo.
¿Cómo hemos de ser sinceras con hombres llenos de
artificio, ni què acogida hallarían el pudor, y la
modestia en los que no tienen idèas de virtud, ni
de decencia? Nuestros padres tratan con descuido
nuestra educacion en la infancia: nuestras madres
contribuyen à que hagamos un gruesso caudal de
vanidad, y coqueteria en la juventud: nuestros
maridos, y nuestros Cortejos perfeccionan la obra.
Aquellos nos tratan como muebles, que solo sirven
de perspectiva, y casi sin vernos, ni oírnos; y
estos nos llenan las cabezas de ayre, nos lisonjean, y adulan: nos sirven con
humildad, y nos contemplan con rendimiento, hasta
que posseen nuestro corazon. Quando están seguros
de su conquista, dejan el disfràz, desaparece la
sumission, y nos tratan brutalmente con
vilipendio. Entonces conocemos todo el peso de
nuestro yerro; ¿pero què importa, si es tarde?
Tenganos Vm. lastima. ¡Ah! ¡y què distintas
seriamos, si los hombres no fueran como son! ¡Què
de pesares nos ahorrariamos, si no se huviera
introducido la moda de Cortejos.”
Metatextualität
Havia pensado no
bolver à tocar la materia de Comedias hasta tratarla con la
extension que se merece. Pero à vista de lo que se
representa estos dias, no puedo contener la pluma.
Ebene 3
En el Coliséo de la Cruz se
representa la Fè de Abrahàn, y Sacrificio de Isaac. Es una
de aquellas piezas disformes, y monstruosas, que vemos con
frequencia. En el del Principe se representa una farsa
intitulada: Los tres prodigios del mundo en tres edades
distintas, y origen Carmelitano, farrago el mas desatinado,
que creo se haya visto jamàs sobre las tablas. La accion
dura mas de dos mil años. Cada Jornada ha querido ser una
Comedia; pero en ninguna lo logra. Frayles por arriba, y por
abajo: predicacion de Elìas: Nacimiento del Hijo de Dios:
Degollacion del Bautista; y Fundacion hecha
por San Simòn Stock, vè aqui la materia. Forma, no hay que
buscarla: impropriedades, y delirios sì, à montones. El que
es Elìas en la primera Jornada, se convierte en baylarìn,
que vestido à la Hebréa, danza à la Francesa la Bretaña, y
el Minuet en la segunda; y este baylarìn se transforma en
San Simòn Stock en la tercera. Los Angeles vàn baratos: creo
haver contado hasta siete. Hay aparicion de la Virgen. El
Diablo hace tambien su papel. Pero sobre todo se vè un
Donado, muy frio bufon, y muy resvaladizo en punto de
tentaciones, que se entretiene en faltar por encima de una
Dama: que convida à San Simòn para ir à la taberna: que
atropella al Santo, al Rey, y à toda la Comitiva; y que
finalmente se hunde por un escotillon, y
buelve del Infierno con un poco de estopa encendida pegada
al Habito. Esto se representa, quando tenemos nuestra Corte
llena de Estrangeros. ¡Què verguenza para la Nacion!