El Pensador: Pensamiento XVII
Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-105-646
Nivel 1
Pensamiento XVII
Nivel 2
Metatextualidad
Quejanse algunos de los que leen
mis Pensamientos, de que la mayor parte de los que he
publicado hasta aqui, se dirigen mas à las Señoras, que à
los Hombres; y no ha faltado quien ha mirado esta
preferencia como un encono poco cortès, y algo indecente. No
me empeñarè en rechazar este baldòn, bien que injusto. Baste
decir, que si fuera menos apassionado de las prendas
naturales, que adornan à las Damas, no repararia tanto en
los defectos, con que suele afearlos en algunas la mala
crianza, que las dieron sus padres, ò los errados consejos
de la lisonja. Si no bastáre esta satisfaccion, procurarè
dàr otras en lo successivo, y por ahora suplirà la de este
Pensamiento, en que, dexando los Estrados, y
andando de Tertulia en Tertulia, nadie harà papel sino los
hombres.
Nivel 3
Antes que llegasse à experimentar
este humor pensativo, que se ha apoderado de mì, tuve algun
tiempo en mucha estimacion estas Juntas, ò Academias
Vespertinas, que llaman Tertulias, y desee con ansia
concurrir á ellas, por lo mucho que me las havian alabado.
Las consideraba como una escuela, de que podia sacar mucho
provecho; porque, segun havia oìdo decir, se formaban de
hombres de letras de todas classes, Theologos, Juristas,
Filosofos, Poetas, Criticos, &c. que, por medio de una
amistosa conversacion, se comunicaban mutuamente todas las
noches las varias especies, que havian adquirido con el
estudio del dia.
Relato general
Valìme para
introducirme en ellas de un amigo mio, que
las conocia todas, y que las havia observado con
cuidado, para dàr assunto á su genio, algo bufón, y
propenso à la mordacidad, que dissimulaba, con un
semblante naturalmente sério. Hizo quanto pudo para
quitarme la vocacion de Tertuliante; pero, á pesar de
todas las ridiculeces, que me refiriò, no pudo
persuadirme, y le fuè forzoso darme gusto. No tardè en
arrepentirme de mi obstinacion: bien presto conocì, que
si estas Assambleas havian sido de provecho en algun
tiempo, yo havia tenido la desgracia de conocerlas
demasiado tarde, y que solo podia andar tras de ellas
algun ocioso, que pensasse en recoger materiales para
pintar al natural el abuso de las letras, ò escribir el
elogio fúnebre de la urbanidad.
Esta Tertulia fuè la Escuela donde aprendì en
seis meses mas de lo que me havrian enseñado en diez
años en la Universidad. Concurrì à ella mientras viviò
Don N. que por mi desgracia muriò à pocos meses despues de haverlo yo conocido. Su muerte separò
para siempre la Tertulia, sin que hasta ahora se haya
formado otra, que se le parezca.
Nivel 4
Relato general
La primera Tertulia, à
que me llevò mi amigo, se juntaba en
casa de un hombre, à quien, por haver tenido en su
mocedad varias Conclusiones públicas, y defendido
en ellas, que no se dà universal à parte rei; y
que la materia no puede existir sin forma, dando
sus distinciones de materialitèr, y formalitèr,
simplicitèr, y secundùm quid, se le havia pegado
una vanidad extremada, un deseo frenetico de ser
tenido por erudìto, y el furor de juntar una
Librerìa sumamente costosa, è igualmente mal
escogida. Llegamos à su casa à las Oraciones, y
entramos à la Sala de Minerva, que este nombre
daba à la de su Tertulia. Mi conductor me presentò
al dueño de la casa, Presidente al mismo tiempo de
la Junta, y acercòse á èl para decirle al oìdo,
que yo era un Sabio consumado, recien
llegado de Roma, donde havia passado diez años
estudiando la lengua de los Moros. Luego entramos
en conversacion el Presidente, y yo. Hizome mil
preguntas de Roma: todo lo quiso saber; y llegò su
curiosidad hasta el extremo de indagar si en
aquella Capital se comian frescos los Besugos;
pero de literatura no me hablò ni una palabra.
Confiesso que sus preguntas me huvieran puesto en
grande aprieto, pues solo por el Mapa sabía yo
entonces dónde estaba Roma, á no haver llegado à
la sazon tres hombres embayetados, que con sus
gritos yà se havian anunciado desde la calle.
Entraron en la Sala tan sofocados, que les fuè
preciso descansar bastante rato, para tomar
aliento, y saludarnos: tal era el ardor, con que
havian controvertido un punto de la
mayor importancia, segun ellos decian; y estaban
tan colericos, que fuè forzoso les hiciesse tres,
ò quatro exhortos el Presidente, para que dixessen
quál havia sido el objeto de la disputa. Pusose
por fin uno de ellos en ademàn de responder; pero
los otros dos, que no parecian dispuestos à
cederle en cosa alguna, se le unieron, y todos
tres à un mismo tiempo dixeron, que se trataba de
determinar el año en que se havian hecho las
coplas de Calaìnos, y el tiempo, y parage en que
se estableciò el Telar de Ambrosio: cosas ambas
muy importantes para la Historia de las Artes.
Bolviòse à mì el Presidente, ponderandome la
gravedad del assunto. Empezòse à votar, y
dividieronse en bandos Guelfos, y Gibelinos. Unos decian, que Calaìnos havia vivido en
el tiempo de la guerra de Troya: que Homero havia
cantado sus acciones; y que efectivamente toda la
Iliada, segun varias personas, que dicen entienden
el Griego, no es otra cosa que unas coplas de
Calaìnos. Despreciòse este dictamen. Calaìnos,
decian los contarios, fuè natural de Calatayud, y
sus coplas, con la Epoca memorable de su
construccion, deben buscarse en la continuacion de
la Historia de Mexico por Salazar. En quanto al
Telar de Ambrosio, huvo la misma variedad. Estos
querian encontrar su establecimiento en la
Historia de los Assyrios, y Babylonios; y aquellos
en las Guerras Civiles de Granada con los Fastos
del Albayzin. Nada calmaba los espiritus
enfurecidos con el calor de la controversia. Bolviòse à gritar con mas estruendo;
y nos escapamos mi amigo, y yo, sin tener gana de
vèr el fin de esta Comedia.
Nivel 4
Relato general
La segunda Tertulia
adonde fuimos, se juntaba en casa de un Literato,
que verdaderamente tenia traza de haver leìdo
mucho, y en quien una penetracion singular se
hallaba unida con una memoria portentosa. Sobre
qualquier assunto que le preguntassen, respondia
al instante con bastante oportunidad; pero vertia
luego un torrente de erudicion tan descomunal, que
si llegaba por fin à dexar de hablar, lo que
sucedia muy rara vez, se quedaba en ayunas el
curioso, confundido con la disparatada muchedumbre
de noticias. A este fluxo de boca juntaba aquel
memoriòn dos circunstancias, que inutilizaban
muchissimo su aplicacion: mucha
escasèz de juicio, y grandissima, y ciega
veneracion à Aristoteles, con cuya autoridad
queria imponer silencio á sus Tertuliantes. Nunca
hablaba sin citarle, fuesse, ò no del caso, como
sucediò aquella misma noche, que con un monton de
textos de aquel Filosofo Griego quiso probar su
parecer sobre la question de si el Chocolate
quebranta el ayuno.
Nivel 4
Relato general
Entre otras
Tertulias, à que me llevò mi Conductor, no
olvidarè jamàs la de un Caballero, que juntaba en
su casa todas las noches los mas famosos Politicos
de la Corte. Verdaderamente era la Tertulia mas
burlesca, que puede imaginarse. Componiase de un
Militar, un Letrado, un Oficialito de Rentas, y
varias personas, de las que llamamos de Capa, y
Espada. La primera, y unica vez, que
concurri à esta Tertulia, me recibieron con un
millon de cumplimientos, de que no creì
desembarazarme en toda la noche. Calmòse un poco
el torbellino de ceremonias: ocupò su silla el
Reverendo Rector de la Tertulia; y empezò à tomar
residencia à sus Tertuliantes de las novedades que
havian adquirido en la Villa. Al instante sacò una
cantidad de papeles el Oficialito de Rentas.
Repassólos todos, y al fin separò uno, que dixo
ser la papeleta de noticias, que havia venido á la
Oficina. Leyóla medio mascando, porque èl mismo
apenas entendia su letra; y à cada palabra havia
una disputa con el Oficial, que se oponia à todo,
citando las Obras de Mons. de Vauban, la Escuela
de Marte, y el Arte de la Guerra del
Rey de Prusia. Los demàs contribuyeron tambien con
sus noticias, unos por escrito, y otros de
palabra; y era cosa de entremès vèr la tenacidad,
con que cada uno defendia las suyas, ni mas, ni
menos que al oìrlas, ò copiarlas huviesse hecho
voto solemne de defender, y sostener su verdad.
Durò bastante tiempo la pesadissima controversia,
y vino à parar la conversacion en lamentarse de la
decadencia de España, y proponer cada uno de
aquellos Catones los medios de remediarlo todo, y
de bolver à poner la España en aquel estado de
prepotencia, que tuvo en otros tiempos, haciendo
una Monarquìa universal, y demostrando que no es
tan difcil, ni tan quimerica esta empressa como la
creen algunos.
Dexamoslos continuando en sus necedades, y
nos despedimos à la Francesa.
Nivel 5
Diálogo
¿Cómo dificil?
(decia el Oficial) Que mantenga
siempre España un Exercito de doscientos à
trecientos mil hombres, y verán si es quimera el
hacernos dueños, no digo yo de un rincon del
mundo, como es la Europa, sino de todo el Imperio
del Mogol. Y no hay que replicarme que la España
està despoblada, porque essa no es razon. ¿Tenemos
nosotros por ventura arboles de canela? No por
cierto; pero se trahe de fuera. Pues venga tambien
de fuera la gente; y si no, que me dèn la
comission de recluta, y verán si con menos de un
par de millones de pesos, traygo aqui todos los
Cantones Suizos en cuerpo, y alma. No aprobaba
este proyecto el Oficial de Rentas; y en su lugar
proponia otros disparates mayores. Decia que era
preciso aumentar los impuestos, con lo qual los
Españoles, que naturalmante son
perezosos, se aplicarian al trabajo. Todo lo oía
el Jurista (que hasta alli havia callado) con una
risa burlona; pero yà le faltò la paciencia: Tomò
su vez, y dixoles con textos claros, y corrientes
del Derecho Romano, que era un puro desatino
quanto hablaban; y que no tenian que cansarse,
porque España no bolveria à su antiguo lustre,
hasta que se pusiesse en práctica la Ley Agraria,
y la Ley Fusia Caninia. En fin, hizose locutorio
de Monjas la Tertulia. Todos hablaban, y de
principios ridiculos sacaban consequencias
descabelladas.
Nivel 4
Relato general
Pero callen todos,
Cimbrios, y Lombardos: quiero decir, callen todas las Tertulias presentes, y
preteritas, futuras, y possibles, donde està la de
un Caballero de esta Corte, à la qual me convidò
mi Conductor, suponiendome aficionado à la Poesìa,
y à la Musica. Yo, que sin embargo de no acusarme
mi conciencia de haver hecho jamàs un buen verso,
ni sabido solfear un compàs, tengo grande aficion
à la Musica, y à la Poesìa, admitì al punto la
oferta, esperando tener un rato muy divertido.
Llegamos à la casa, y yà encontramos junto, y
ocupado al Parlamento, sentado al rededor de una
mesa, que podia servir sola para un Refectorio, y
todos armados de sendas plumas, papel, y tintero.
Nadie daba alli señas de vida. Unos tenian apoyada
la cabeza con la mano puesta en la frente: otros
la tenian en las mexillas. Comianse
éstos las uñas, y aquellos con una mano en la
cintura, y la pluma en la boca, parecia estàr en
consulta con un velòn de seis mecheros, que les
alumbraba. En esta calma, y profundo silencio
estuvimos mucho tiempo, hasta que el Prefecto (por
privilegio singular, como despues supe) me
permitiò fuesse hablando en particular à cada uno
de los Tertuliantes; y ordenò à éstos me fuessen
enseñando sus producciones, à fin que pudiesse ir
formando alguna idèa del gusto fino, y delicado,
que reynaba en la Tertulia. El primero, á quien
lleguè à hablar, me pidiò esperasse un poco,
porque estaba acabando una Cancion muy dificil, y
solo le faltaba para concluirla un concepto, que,
segun creìa, no tardaria en ocurrirle. Assi fuè: à
poco rato se dio una palmada en la frente, escribiò con mucha prisa dos versos;
y bolviendose à mì, me dixo: El assumpto, que se
me ha dado, es una pintura del Mar despues de
passada la fuerza de la tempestad. Oyga V.md. Esto
està en estilo sublíme, y assi lo que V.md. no
entienda, preguntelo, y se lo explicarè. Ufano el
Mar, que estuvo tan ayrado De vèr al Noto
fiero
Del margen apartado,
Y yà indulgente al Aquilòn severo;
Por uno, y otro lado
Sus olas nivelìza con esmero.
Estira bien las sabanas del lecho,
Y lo edifica, viendolo deshecho. Y note Vm. la propriedad de la comparacion, porque nada se parece tanto al mar todavia fluctuante, y medio enojado, como una cama descompuesta. Quedè casi helado de oìr tan tremendos desatinos. Sin embargo, como mi ánimo no era tener quimera, me vì en la precision de alabarle el pensamiento, y yà me tardaba el passar à otro Tertuliante menos frenetico. Lleguè al segundo, y hallèlo trabajando una Obra, que intitulaba: Horatius restauratus. Ponderòme mucho la utilidad de este trabajo, y la inmensa erudicion que se necessitaba para corregir los defectos, que se havian introducido en las Obras de este grande hombre, por incuria, ò ignorancia de los que havian cuidado de las ediciones. Mostròme varios passages, que llevaba yà corregidos, y pondrè solo el siguiente, que me quedò mas impresso en la memoria. Omnibus hoc vitium est cantoribus inter amicos Ut nunquam inducant animum cantare rogati. Corrijase assi: Omnibus hoc unum est cantoribus, inter amicos Ut nunquam perducant animum cantare coacti. Vitium. Conocese que este no es, ni puede llamarse vicio, pues no hay razon para que canten los Musicos, si no tienen gana. Unum es mucho mas adaptable, y significa la comun propriedad de los Cantores en esta parte. Inducant: Error de Imprenta. En un Código Griego del siglo I. se lee perducant. Rogati: Voz barbara, venida del Peloponeso. Meglio fra noi, coacti, que trahe su etymologia del Coax de las Ranas, (con quienes tienen relacion muy intima los Cantores) segun consta de aquellos versos. Linquo Coax Ranis, Cras Corvis, vanaque vanis. Despedìme del señor Restaurador muy contento de su selecta, y recondita erudicion, y me encaminè à otro Tertuliante, à quien encontrè empezando à hacer anotaciones sobre el Polifemo de Gongora: Leyòmelo todo; y repetia luego con entusiasmo la primera octava: Donde espumoso el mar Siciliano El pie argenta de plata al Lilibeo,
Boveda de las fraguas de Vulcano,
O tumba de los huessos de Tipheo, &c. &c. Todo lo admiraba, el numero, la elegancia, la sublimidad, y la harmonìa. El epitheto espumoso era el hallazgo mas dichoso, que huviessen tenido los mortales. ¿Vé Vm. me decia, este argentar de plata, que es la cosa mas linda del mundo? pues no faltaràn necios, que lo tengan por morlès de morlès; pero no importa. Sobre esta sola expression pienso escribir un in folio, para hacer conocer su propriedad. La Boveda de las fraguas, y la tumba de los huessos excitaban igualmente su admiracion. Finalmente, èl estaba encantado del estilo hueco, y campanudo; y estimando à Gongora en lo que tiene de menos estimable, manifestaba su mal gusto: y yo para no oìr mas delirios, me salí de la Tertulia.
Del margen apartado,
Y yà indulgente al Aquilòn severo;
Por uno, y otro lado
Sus olas nivelìza con esmero.
Estira bien las sabanas del lecho,
Y lo edifica, viendolo deshecho. Y note Vm. la propriedad de la comparacion, porque nada se parece tanto al mar todavia fluctuante, y medio enojado, como una cama descompuesta. Quedè casi helado de oìr tan tremendos desatinos. Sin embargo, como mi ánimo no era tener quimera, me vì en la precision de alabarle el pensamiento, y yà me tardaba el passar à otro Tertuliante menos frenetico. Lleguè al segundo, y hallèlo trabajando una Obra, que intitulaba: Horatius restauratus. Ponderòme mucho la utilidad de este trabajo, y la inmensa erudicion que se necessitaba para corregir los defectos, que se havian introducido en las Obras de este grande hombre, por incuria, ò ignorancia de los que havian cuidado de las ediciones. Mostròme varios passages, que llevaba yà corregidos, y pondrè solo el siguiente, que me quedò mas impresso en la memoria. Omnibus hoc vitium est cantoribus inter amicos Ut nunquam inducant animum cantare rogati. Corrijase assi: Omnibus hoc unum est cantoribus, inter amicos Ut nunquam perducant animum cantare coacti. Vitium. Conocese que este no es, ni puede llamarse vicio, pues no hay razon para que canten los Musicos, si no tienen gana. Unum es mucho mas adaptable, y significa la comun propriedad de los Cantores en esta parte. Inducant: Error de Imprenta. En un Código Griego del siglo I. se lee perducant. Rogati: Voz barbara, venida del Peloponeso. Meglio fra noi, coacti, que trahe su etymologia del Coax de las Ranas, (con quienes tienen relacion muy intima los Cantores) segun consta de aquellos versos. Linquo Coax Ranis, Cras Corvis, vanaque vanis. Despedìme del señor Restaurador muy contento de su selecta, y recondita erudicion, y me encaminè à otro Tertuliante, à quien encontrè empezando à hacer anotaciones sobre el Polifemo de Gongora: Leyòmelo todo; y repetia luego con entusiasmo la primera octava: Donde espumoso el mar Siciliano El pie argenta de plata al Lilibeo,
Boveda de las fraguas de Vulcano,
O tumba de los huessos de Tipheo, &c. &c. Todo lo admiraba, el numero, la elegancia, la sublimidad, y la harmonìa. El epitheto espumoso era el hallazgo mas dichoso, que huviessen tenido los mortales. ¿Vé Vm. me decia, este argentar de plata, que es la cosa mas linda del mundo? pues no faltaràn necios, que lo tengan por morlès de morlès; pero no importa. Sobre esta sola expression pienso escribir un in folio, para hacer conocer su propriedad. La Boveda de las fraguas, y la tumba de los huessos excitaban igualmente su admiracion. Finalmente, èl estaba encantado del estilo hueco, y campanudo; y estimando à Gongora en lo que tiene de menos estimable, manifestaba su mal gusto: y yo para no oìr mas delirios, me salí de la Tertulia.
Nivel 4
Yà me iba cansando de
correr, y conocer Tertulias tan disparatadas, è
inutiles, quando mi Conductor, que lo advirtiò, me
dixo un dia: Véo que V.m. halla poca substancia en las Juntas de Literatos de esta
Corte. No es estraño; pero era preciso haver visto
todas las malas, ò algunas de ellas, antes de
concurrir à las pocas utiles, que conozco, y adonde
hago animo de llevar à Vm. mañana. Hoy es fuerza ir
à la del Licenciado Passaporte, famoso por su rara
aplicacion à las Ethymologías; esto es, à averiguar
el origen de las voces. En esta Tertulia encontrarà
Vm. todos los Griegos, Arabes, y Hebrèos, que hay en
Madrid, y cuyas lenguas ha estudiado el Licenciado:
bien que sin lograr saber alguna, à excepcion de la
de los antiguos Egypcios, en cuyo estudio ha
resuelto passar toda su vida. La aplicacion del
Licenciado Passaporte (dixe à mi amigo) me parece
mas apreciable de lo que las gentes imaginan. El
trabajo de los Ethymologistas es muy
util para conocer el origen de los Pueblos, el de
las lenguas que hablan, y el verdadero significado
de las voces, de cuyo conocimiento depende el hablar
con propriedad, y energìa. Tiene Vm. razon (me
replicò); pero el modo con que se portan los
Ethymologistas hace muy vano su trabajo; pues usan
de combinaciones tan estrañas, y disparatadas, que
vienen à hacerse los hombres mas ridiculos, que
conozco. Quiero que Vm. lo vea por sì mismo, y vamos
allà.
Relato general
Encontramos al
Licenciado solo, y ocupado en trastornar las
letras, y sylabas de una voz Castellana, cuyo
origen se havia empeñado en sacar de la lengua
Egypciaca, por no haver podido encontrarle madre
en alguno de los otros Idiomas, que pretendia
conocer. Tan embebido estaba en su tarèa, que no reparò en nosotros hasta buen rato
despues, que lleno de gozo, y sin responder à la
salutacion, que le hicimos, exclamò diciendo: ¿Vèn
Vms. quán util es la combinacion? No puede darse
ethymologìa mas adequada. Que vengan todos essos
Literatos almidonados, que no cessan de hablar de
Buen gusto, y de Bellas letras, sin entender uno,
ni otro, á vèr si lograrán hacer un descubrimiento
semejante. Vivan las combinaciones, que es el arte
de los Artes, sin el qual, ni hay ciencia, ni
erudicion, ni calabazas; y no cambiaria yo este
descubrimiento por el del Nuevo Mundo, ni por el
famoso de las Batuecas. Assi serà, le respondimos
con dissimulo, para vèr hasta dónde llegaria su
frenesí. Vèan Vms. prosiguiò muy hueco; yo estaba
buscando la ethymologìa de la voz
Jaqueca, por encargo particular de una Dama, y à
un poco mas, ò menos, creo haverla encontrado. No
es creìble la lastima que me dán aquellos, que
edificaron las Pyramides, que aun hoy dia se vén
cerca del Cayro. Los pobres debian de padecer
mucho de esta enfermedad; pues se vèn esculpidas
en ellas cantidad de voces parecidas à la nuestra;
pero de ninguna se puede sacar con mas naturalidad
que de la voz Kekajoc, que se halla en una
Inscripcion en la principal de estas Pyramides,
que con mas razon merece la definicion de Plinio:
Regum pecuniæ otiosa, ac stulta obstentatio. Es
verdad que no tengo aùn bien explorado el
significado de esta palabra; pero mudando algunas
sylabas, anteponiendo el joc, convertido éste en ja, como es regular haya sucedido
por el transcurso del tiempo, y posponiendo el
keka, se vè la voz jaqueca pintiparada, y en
Castellano claro, y corriente. Dexóme pasmado la
locura del buen Licenciado, que sin embargo de su
necedad, atolondrò à todos los de su Tertulia, que
estaban pendientes de sus palabras, y las recibian
como de un Oraculo.
Nivel 4
Retrato ajeno
Yà ha hecho Vm. sus
pruebas, me dixo mi Conductor al salir de la
Tertulia, de este frenetico: es tiempo de que lo
introduzca en la casa de N. donde verà una
Tertulia sin pesadèz: tertuliantes, sin
pedantería; y erudìtos sin afectacion, en quienes
la cortesìa dá un nuevo realce à la advertencia.
N. es un Caballero, que no se precia de saber,
aunque sabe; no admite gentes en su casa para que
admiren su erudicion, sino para dár
lugar à cada uno de hacer lucir à tiempo la suya.
Hermosea el conocimiento, mas que mediano, que
tiene de varias Ciencias, con un juicio muy
sólido, y un gusto igualmente fino, que seguro,
con lo que ha formado una Librerìa muy selecta de
Libros de instruccion, y de deleyte. La moderacion
de su animo lo ha librado del furor de los
partidos: nadie domìna en su Tertulia: quien
decide en ella sobre los assuntos, es solo el
dictamen de la razon.
Relato general
Esta pintura tan
aventajada de la Tertulia de Don N. me dexò sin
sossiego, hasta que tuve la fortuna de conocerla.
La primera vez que fuì presentado, me recibiò con
un noble despejo, y una natural afabilidad, en la
que bien se echaba de vèr, que en èl la aplicacion havia siempre corrido parejas con el
trato de la buena compañia. Hizome varias
preguntas muy discretas, con las que procurò darme
lugar à tocar algunos puntos de la ciencia à que
le havian dicho que yo me havia dedicado. Supe
despues que assi solìa practicarlo con todos los
recien introducidos en su Tertulia; porque no era
de aquellos, que creen hábil á un hombre solo
porque lo oyen decir. Hallò adequadas mis
respuestas, y me convidò à concurrir à su casa
quando quisiesse, lo que practiquè conforme
deseaba. Los Tertuliantes no eran muchos; pero tan
escogidos, que aunque pocos, abrazaban juntos
todos los ramos de las letras. Nos juntabamos
siempre à una hora señalada, y empezaba la
conversacion por hablar de los Libros recien publicados: Se hacia su critica con
grande moderacion: todos los Jueces eran
inteligentes, porque todos estaban muy instruìdos,
y nunca se mezclaba la Historia secreta de los
Autores con la censura que haciamos de sus Obras.
Las Comedias, la declamacion de los Comicos, y su
modo de accionar, solian dár mucho assunto à
nuestras reflexiones. Hablabase algunas veces de
las Bellas Artes: otras de Comercio, y Politica:
otras de Derecho Público; y otras de la necessidad
de las Mathematicas. Por fin, todo assunto util
tenia el derecho de ocuparnos; y si alguna vez
llegaba à ser demasiado séria nuestra
conversacion, procurabamos divertirla, refiriendo
passos de alguna Comedia representada el mismo
dia. Ninguna materia se apuraba en esta Tertulia: Se decia de las que ocurria
hablar lo que bastaba para imponer en los
principios à los que la ignoraban; y sobre todo,
nadie tenia la pesada libertad de molernos con
citas de Autores, porque á todos los
despreciabamos luego que la razon no hablaba en
abono de sus dictamenes. Dos eran las Leyes, que
se observaban con mas rigor en aquella Tertulia, y
que la buena crianza debiera hacer observar en
todas partes: Nunca hablaban dos Tertuliantes à la
vez, y à ninguno se le permitia el hacer degenerar
en disputa la conversacion.