Référence bibliographique: Anónimo (Éd.): "Carta XI", dans: El Corresponsal del Censor, Vol.1\11 (1786-1788), pp. 161-178, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.555 [consulté le: ].


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Carta XI

Citation/Devise► Tous les hommes sont fous. & malgrè tous
leurs soins,
ne different entre eux que du plus & du moins.

Boileau. sat. IV .v. 39.

Todos somos unos locos;
y aunque jamas lo creemos,
solo nos diferenciamos
en un poco mas ó menos. ◀Citation/Devise

Niveau 2► Niveau 3► Récit général► Niveau 4► Dialogue► “¿Se podrán ver hombres mas salvages que los Salvages de América? Niveau 5► Hétéroportrait► Unos andan cubiertos de pieles, otros desnudos. Se pintan el cuerpo [162] de varios colores; se untan el cabello con el fin de que parezca mas negro: trahen en su cabeza cierta especie de coronas que adornan con varias plumas, dexando solo algunos en ella un corto mechon de pelo. Hacen gala de ennegrecerse los dientes, valiéndose de diferentes drogas para conseguirlo: viven sin domicilio, y errantes lo propio que animales. Hasta á sus propias mugeres miran con la mayor indiferencia, y tanto, que hay una nacion toda de Gigantes, conocida con el nombre de Patagones, que convidan con ellas á los forasteros que arriban á sus Playas. ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5 ¿Puede tirarse mas lejos la barra de la barbaridad? Absolutamente son imbeciles: Niveau 5► Hétéroportrait► pues los chinos; esa nacion que nos describen tan culta; la tengo por tan salvage como los otros. ¿Qué civilizada estará una gente donde las mugeres oprimen tanto el pie [163] para que no crezca, que muchas necesitan andar sostenidas de dos criadas, pues de lo contrario no podrian dar un paso? ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5 Bendita sea la Europa donde se desconocen semejantes ridiculeces y extravagancias.” ◀Dialogue ◀Niveau 4

Metatextualité► Asi se producia, señor Censor, noches pasadas en una tertulia cierto Caballero, á quien todos escuchaban, y todos daban la razon; pero conociendo yo que ninguna casi le asistia en lo que acababa de proferir, ◀Metatextualité Niveau 4► Dialogue► le dixe: señor mio, hace mucho tiempo que tengo advertido lo injustos que somos los hombres para con los hombres: nos creemos exêntos de los perjuicios de la educacion, y esta persuasion en que vivimos es la que presenta tantos obstaculos á la verdadera Filosofia: con nuestra edad crecen nuestras preocupaciones: mil errores nos inspira la educacion; nos acostumbramos á los usos de la Patria en [164] que hemos nacido, y de tal modo nos agradan, que ni buenas ni ventajosas son para nosotros las costumbres de otros payses, sino en quanto tienen una casi total analogia con las nuestras. Nos apasionamos por nuestros usos, y por las opiniones que en nuestra infancia nos han hecho abrazar, desaprobando todo lo que no se conforma con ellas. De aqui tuvo sin duda origen el dicho de que, medio mundo se rie del otro medio.

¿Qué diria Vmd. si yo le probase que esas mismas costumbres de los Americános y Asiáticos de que tanto se burla, y por las que les dispensa con suma generosidad el honroso título de salvages, son con corta diferencia las mismas que tiene la cultísima Europa?

Señor Harnero, me replicó, no es posible demostrar eso, ni que Vmd. lo diga de veras, porque á persuadirnos que hablaba sinceramen-[165]te creeriamos tambien que era uno de esos mismos Americanos. La Europa es muy culta: no se hallan en sus naturales los delirios que en los Salvages, quienes solo se diferencian de las bestias en andar en dos pies; ¿y quiere Vmd. empeñarse ahora en hacer su panegírico? Hombres que no saben que hay un Dios que premia y castiga, ¿se pueden comparar con los Européos? Amigo, perdone Vmd. le diga que necesita freqüentar una temporada la escuela de la razon y buen juicio para sanar de esa preocupacion en que vive.

A ella le dixe, remitiria á Vmd. si supiese en que parte se hallaba; pero respecto no exîste tal escuela, escuche su prudencia las razones que paso á exponerle, y falle despues como le parezca.

Niveau 5► Hétéroportrait► Es cierto que comunmente andan desnudos aquellos Americanos, aunque en muchas partes se ciñen [166] las mugeres un delantal por la cintura, que les llega hasta la pantorilla, y los hombres trahen un taparabo con que cubren lo que manda la honestidad; es cierto tambien que se pintan el cuerpo dibuxando en él varias figuras y flores con ciertos aceytes y resinas viscosas que extrahen de los árboles: pero es menester advertir que esto lo hacen con el solo fin de libertarse de varios insectos que los incomodan; sirviéndoles tambien de defensivo contra las injurias del tiempo, y de ponerlos mas ágiles para la carrera, con cuyos preservativos consiguen igualmente no disiparse tanto con la continua traspiracion que les ocasiona el inmenso calor que sufren.

Pintándose los indios la piel, hallan en esto una ventaja real, dictada por la naturaleza para la conservacion de su exîstencia: pero los Européos, que sin necesidad usan de [167] tan ridículos y pecaminosos ardides, para adornar el semblante, la garganta y demás partes del cuerpo que llevan desnudas, no tienen para ello otro motivo ni intencion que ocultar los defectos, ó recibidos de la naturaleza, ú ocasionados de la edad; y esto nadie pordá negar que es una hipocresia y maldad verdadera.

Donde el frio es excesivo y no permite á los Americanos andar desnudos, es notorio que visten de pieles para defenderse de su rigor: y nosotros pudiendo usar de otros arbitrios de que carecen aquellos Salvages, compramos dichas pieles á excesivos precisos, siendo en nuestra opinion el mas magnífico y noble adorno con que nos podemos presentar en las mas brillantes y numerosas concurrencias; fuera de que si los Americanos adornan su cuerpo pintando en él varios animales; frutas y flores; ¿no vemos en la [168] culta Europa procurar imitar en quanto es posible este gusto de los Salvages con vestidos de distintos colores, en que están dibuxados varios insectos, flores y frutas, distribuido todo tan pictorescamente como en los mismos Indios? ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5

Ahora, pues, digame Vmd. ¿con qué reflexîon y juicio proceden los Européos que se pintan? ¿Qué fin llevan nuestras mugeres en llenar su cara de polvos, aguas, carmin y otras asquerosas drogas? ¿Es inocente este adorno? Diganlo ellas, y diganlo todos aquellos que engañados de tan falsas apariencias se precipitaron incautamente en un abismo de vergonzosos males.

Niveau 5► Hétéroportrait► Si los Salvages de la América se untan el cabello con diferentes raices y aceytes para tenerle mas negro: los Européos se le untan con varias pomadas, y le llenan despues de arina blanca ó tostada; si hay canas hay polvos de Impren-[169]ta, y otros artificios con que las disimulan.

Los Americanos llevan en sus cabezas varias plumas de los muchos y hermosos paxaros de que abundan aquellas regiones. Tambien nosotros adornamos nuestros sombreros con plumages blancos y negros; y las señoras mugeres sus cabezas, añadiendo varias flores naturales ó artificiales, siendo en ellas mas ridículo y perjudicial este adorno, pues por él empeñan sus casas y venden muchas veces : : : no quiero decir lo que venden para adquirir estas vagatelas acrehedoras por todo buen juicio á un decidido desprecio.

Algunos Americános, dice Vmd. y dice bien, que no dexan en sus cabezas mas que un corto mechon de pelo. Al contrario los Européos, quienes procuran sean sus cabellos los mas dilatados; y quando ó por temperamento ó por edad no [170] pueden conseguirlo, se adornan con los de otros que han muerto, ó se le quitaron por alguna enfermedad; siendo este uso mas risible y digno de compasion en el sexô mas debil, porque no solo se valen de dichos arbitrios y falsos adornos, sino que se estiende su vanidad á fatigar la cabeza con cerda, lana ú otra cosa equivalente, de modo, que he visto destrenzarse á varias, y me admiró el almacen de asquerosas materias con que para engañarnos se adornan y fatigan.

Si un pie breve es tan recomendable en la China, que para conseguirle se martirizan tanto; pregunto, ¿qué hacemos nosotros? y aun las Européas llevan en atormentarse muchas ventajas á aquellas Asiáticas, pues viven en un potro continuo, apretándose la cotilla para conseguir un buen talle, sin reflexîonar las infinitas enfermedades que adquieren con semejante tortu-[171]ra. ¡Santo Dios, y qué trabajo les cuesta á muchas el condenarse!

Es cierto que los mas de dichos Bárbaros (infelices estaria mas bien dicho) no solo desconocen al verdadero Dios, pero ni aun idéa tienen de Deidad alguna: ahora, pues, hablemos sin pasion. ¿Qué idéa tenemos formada nosotros de la verdadera que adoramos, mintiendo, jurando en falso, matando, robando, quitando el crédito al próximo, abandonándole en sus necesidades, y últimamente viviendo encenagados en los mas asquerosos y hediondos vicios? sabemos que todo esto nos está prohibido por la ley, y delinquimos no obstante. Los Indios ninguna conocen. ¿Quiénes son mas criminales? Quiénes mas bárbaros? La respuesta es facil.

Viven errantes y sin domicilio alguno: sí señor, lo confieso; y confieso tambien que hemos nacido para favorecernos recíprocamen-[172]te unos á otros; de cuya mutua dependencia resulta toda la ventaja de la Sociedad; pero el objeto principal de esta union ó contrato social, fue obligar á todos los contratantes á socorrerse y auxîliarse mútuamente, y no á dexar que usurpen unos todo, á autorizar muchas veces dichas usurpaciones, y á mirar con ánimo tranquilo que otros se hallen faltos aun de aquello preciso para subsistir. ¡Qué atacada está la culta y christiana Europa de esta enfermedad!

En quanto á esa Casa de Titanes que conocemos con el nombre de Patagones, despues de negar su exîstencia ahora, ni en tiempo alguno, digo; que si ellos ú otros Indios entre los varios obsequios que hicieron á los Européos á su arrivo, fue uno ofrecerles sus propias mugeres (barbaridad digna de la mayor abominacion), me es forzoso decir á Vmd. que todo el mun-[173]do es Popayan. En Europa no hacemos tal presente con la sincera necedad que los Salvages de la América: no amigo mio; somos sin duda un poco mas circunspectos; y asi hemos tomado el medio término de mandar nuestras esposas á la Corte en seguimiento de algun pleyto ó pretensiones. Las permitimos que ellas mismas pidan dinero prestado á muchos sugetos, encargándoles no lo sepan sus maridos quando son ellos mismos quienes las importunan y obligan á dar este vergonzoso y arriesgado paso. Disimulamos que reciban el relox, la bata, el anillo de quien á tiro de ballesta se advierte el fin de su prodigalidad. No apuramos el milagro de cómo nuestras mugeres gastan sin empeñarse tres ó quatro mil ducados al año, no teniendo mas que quinientos de renta, y algunas veces menos. No hacemos caso de que vayan siempre acompañadas de : : :  [174] ¿Esto qué quiere decir? Ó yo entiendo poco, ó quiere decir que somos muy Patagones, con la añadidura de ser mucho mas refinada nuestra malicia, y mayor nuestro delito. Los Indios que cometen esto son Idólatras, son Bárbaros, son Salvages; pero nosotros somos Christianos. ¡Qué Christianos!

Sobre la falta de talento, ó por mejor decir, la absoluta imbecilidad que tan generosamente les atribuye Vmd., puede estar seguro no es original en este pensamiento, y consiguientemente tampoco el primero que les hace tan atroz injuria; porque el menos instruido sabe que á poco de haberse conquistado el Perú, se celebró en Lima un Concilio en que se declaró que los Indios á causa de su incapacidad debían ser excluidos del Augusto Sacramento de la Eucaristía: pero Paulo III. pensando con otras luces, equidad y razon, expidió una Bula en 1537, [175] declarándolos en ella criaturas racionales, y por ilacion precisa con derecho á todos los privilegios del Christianismo.

La imbecilidad de los Indios aun de los que llamamos Bárbaros, se dexa conocer en las razones con que nos arguyen, y que se leen en la Historia Natural y Moral de las Islas antillas. Afeándonos aquellos naturales la insaciable sed del oro que nos llevaba á su pais, diz tomaban en la mano un pedazo de este casi siempre delinqüente metal, y presentándole decian: Niveau 6► Este es el Dios de los Christianos: por este dexan su pais; por este nos persiguen, y arrojan de nuestros hogares; por este se dán muerte unos á otros, y están siempre inquietos y sobresaltados. ¡Qué miserables sois Christianos, exponiendo vuestras personas á tan penosos viages! El deseo de adquirir riquezas, os obliga á sufrir tantas incomodidades: siem-[176]pre estais azorados temiendo os roben, ó que trague la mar vuestros tesoros; asi envegeceis antes de tiempo, se llena de rugas vuestra frente, y os atormentan tantas incomodidades. En lugar de estar alegres y contentos con vuestra suerte, como nosotros con la nuestra antes de conoceros, despedazais vuestro corazon con los disgustos y remordimientos que voluntariamente os atraheis, caminando con este motivo precipitadamente al sepulcro. Venís á arrojarnos de nuestro pais, amenazándonos continuamente con que nos habeis de quitar lo poco que nos resta. ¿Qué mas quereis de nosotros? ¿Qué pretendeis? ¿Acaso que vayamos á morar con los peces? Muy mala debe ser vuestra tierra quando la dexais por venir á posesionaros injustamente de la nuestra, y á perseguirnos con una alegria de corazon que manifiesta lo inmenso de vuestra malicia. ◀Niveau 6 Asi discurren [177] aquellos Idiotas, aquellos Bárbaros. ¡Qué no hubiese en Europa doscientos millones de hombres que discurriesen y arguyesen tan bárbaramente! ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5

No es mi ánimo entrar en otros por-menores sobre los usos de los Salvages Americanos y de los Ilustrados Européos. El gusto á lo bello y las idéas de la perfeccion dependen en ella, como en otros parages de las leyes, del clima y de los principios de educacion que se reciben. Seria un imposible pretender fixar tanta diversidad de opiniones, y destruir preocupaciones casi identificadas con nosotros. Quantas cabezas, tantos pareceres, es proverbio, cuya verdad está acreditando continuamente la experiencia; y que deberia hacernos mas circunspectos en nuestros juicios sobre los varios usos de las naciones. La razon y el buen juicio (á cuya escuela queria Vmd. remitirme), nos mandan no condenar sino aquellos donde la triste hu-[178]manidad encuentra desventajas reales, que se dirigen á su destruccion, ó donde la naturaleza tiene justos motivos para quejarse. ◀Dialogue ◀Niveau 4 ◀Récit général ◀Niveau 3

Metatextualité► ¿Se persuade Vmd., señor Censor, que hicieron mis razones fuerza alguna á los que las escucharon? Pues sepa Vmd. que maldita aquella. En las sonrisas y gestos de los oyentes conocí se estaban burlando de quanto yo acababa de arengar, por lo que me levanté avergonzado del asiento, y tomé la puerta, repitiendo entre dientes aquello de: Citation/Devise► Si contuderis stultum in pila, non auferetur ab eo stultitia ejus. ◀Citation/Devise ◀Metatextualité ◀Niveau 2 ◀Niveau 1