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Zitiervorschlag: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Hrsg.): "Discurso XXXVI", in: El Censor, Vol.2\036 (1781), S. 561-576, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.355 [aufgerufen am: ].


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Discurso XXXVI

Zitat/Motto►  . . . . . Neque te ut miretur turba labores,
Contentus paucis lectoribus . . . . . 

Horat. Serm. L. 1. sat. 10. in fin.

Mas tú contento con lectores pocos,
No te se dé cuidado,
No ser del comun de ellos celebrado. ◀Zitat/Motto

Ebene 2► Allgemeine Erzählung► El otro dia tomé de un Librero de esta Corte, à trueque de tres ò quatro esportones de Señores Autores de Leyes, y Reverendismos Casuistas, algunos pocos libros impresos, y una mediana porcion de papeles manuscritos, que me alabó mucho el Librero, [562] pero que yo no supe entonces qué cosa eran, ni aun ahora he acabado de registrar. Apenas habia cerrado el trato quando yá estaba arrepentido, creyendo habia padecido gran lesion en él; pues mis libros eran sin duda de mucho consumo, y de gran salida. Volvia à mi casa sumamente desconsolado; vituperaba mi ligereza; maldecia mil veces esta mi aficion à libros de otra especie que tanto me habia cegado; pero nada me quedó que sentir, quando entrando en mi quarto ví mi estante tan escueto y pobre: aquel mismo estante que pocas horas antes podia pegar sabiduria de solo mirarlo, è infundir à todos respeto ázia su dueño. Valgame Dios ¡y qual fue sobre todo mi desconsuelo al vér que no traia yo Autores capaces de reemplazar dignamente à los que con tanta temeridad habia descartado! ¡Cómo estos Autorcillos que traigo aquí, decia, lleno de afliccion, cómo estos Autorcillos, que el que [563] mas no pasa de quarto mayor, serán capaces de llenar el vacio que han dexado en mi estante, esto es, en mi honra y estimacion literaria, las grandes, las grandisimas obras de los Señores Castillo, Olea, Castejon, Mascardo! ¡Ah! y el P. Sanchez, y el candidisimo P. Sanchez ¿dónde está? No; pues su obra de matrimonio la habia yo separado: algun diablo sin duda hubo de meterla en la espuerta. No sino algun Angel, respondió immediatamente un muchacho de mi Ama, que empieza ahora à mascullar el latin; y como si se le hubiesen escapado estas palabras à su pesar, poniendose todo mas encarnado que la grana, se apartó con disimulo de mi presencia. Este dicho del muchacho no sé que me hizo pensar que me consoló un tanto por lo respectivo al P. Sanchez, y su obra de matrimonio, sin embargo de que hubiese sabido mas en esta materia, que lo que sabe el Demonio. Proseguí, pues, [564] ordenando mis nuevos librejos lo mejor que pude, procurando, como hace el mercader pobre, llenar con ellos la mayor parte que me fuese posible de mis caxones. Pero no quedaron ni su sombra. Sobre todo como no se usan otros Libros de Leyes que de à folio, estaban antes ellos llenos de tabla à tabla, y ahora no sabia como cubrir este hueco. Desesperabame de vér tan desadornada, y aun desnuda mi literatura; y yá trataba de decir judicialmente de lesion enormisima en el trato. Antes de determinarme à ello, comencé à registrar los manuscritos: echo mano del primero, empiezo à leer, y vé aqui que no puedo ponderar bastantemente qual fue mi admiracion. Leo otra vez mi manuscrito, leolo la tercera, leolo la quarta para hacerme bien cargo, y veo (no sé si à mis Lectores causará la misma admiracion que à mi entonces) veo un libro escrito en Español, y en este siglo, en que el Autor piensa. ¡O pre-[565]cipitacion de los juicios de los hombres! exclamé al punto. Vease aqui que yá doy por bien empleada qualquiera pérdida que pueda haber tenido en mi trato. Yá me juzgo suficientemente recompensado con este solo manuscrito. Obra de Autor Español, y de este siglo, y que piensa, ¡hay no es nada! Bien puede ser que no valga cosa; pero el piensa y esto me basta. ¿Mas sí será traduccion del Francés, ò de otro idioma? Mirolo otra vez por aqui, registrolo por allá à vér si hallaba algun vestigio de ello; pero no encontré el mas leve. Sí, decia à gritos, transportado de alegria, si, si, no hay que dudar, él es de autor Español; la prueba es evidente: está inedito. El Autor sabia sin duda; que el habito de pensar está por acá casi extinguido por falta de exercicio, y temió sin duda no fuese despreciada su Obra como cosa insustancial y futil.

Sabia quizá, proseguia (dando paséos [566] arriba y abaxo por mi sala, haciendo la critica sobre la patria de mi Anonimo) sabía quizá que una preciosa Obrita, acaso la mejor que se ha traducido del Francés, en la que su Autor, que es un Señor Obispo, piensa con suma solidez y delicadeza, y que es celebrada y alabada de los mayores hombres de otras Naciones, la ha tenido en España ahora proximamente un famoso Escritor nuestro por una cosa sin substancia; sin duda porque siendo pequeñita no podia tener tanta como sus grandes Obras. Sabía quizá, que no fue esto lo peor, porque al fin el juicio del tal Escritor no es cosa para acobardar à nadie; sino que fueron menester quatro ò cinco años, y además de esto, carteles todos los dias en las esquinas y reclamos en las gazetas para que el Traductor saliese de trescientos exemplares. Tan grande como todo esto es el gusto de nuestros Lectores por las Obras en que se piensa. ¿Cómo, pues, habia de publicar la su-[567]ya nuestro Anonimo, siendo aun su materia de mucho menos agrado?

Si no llegó à su noticia este hecho no obstante sabria por de contado, que su Obra no agradaria al comun de los Lectores; porque estos no leen sino en quanto se divierten mientras que están con el papel, ò con el libro en la mano, y para esto es menester que la leyenda les excite, ò mueva la curiosidad, ò alguna pasion como las piezas poeticas. Por exemplo, un libro de historia: mientras mas recargada de lo maravilloso tanto mejor. Unas declamaciones patheticas con poca substancia, pero con bastantes parenthyrsos. Sobre todo una sátira que se lleve si puede ser las esquinas: y si la persona satirizada es denotada en ella con sus pelos y señales es otro tanto oro.

Sabria tambien que su Obra no habia de correr como otros libros, que aunque no agradan, corren, ò por mejor decir, corren mas que todos, y son [568] los que mantienen à los Libreros. Porque estos libros son unicamente aquellos que llaman de pane lucrando, y que sirven, ò para aprehender algun arte, y se gastan con el uso como los vestidos, ò, lo mas regular, para ahorrar estudio, meditacion y trabajo. Asi que, si nuestro Autor hubiese escrito unas addiciones à las addiciones del Señor Roxas, ò del Señor Molina, &c. ò mas bien unas glosas à las glosas que hizo el Señor Hermosilla sobre las glosas del Señor Gregorio Lopez à las leyes de Partida; podia tener esperanza de que su Obra corriese. Porque ¿qué cosa mas util que poder llenar con una sola cita mas papel que el que es menester para diez ò doce? Pero no siendo su Obra de ninguna de estas clases lo mismo era imprimirla que dexarla inedita,

Sabria ademàs de esto, que si por alguna casualidad llegaba à ser leida; era preciso que una Obra, en que un hombre se atreve à pensar, sin repe [569] tir lo que otros han dicho, y aun oponiendose à ellos, fuese heretica, è impia, ò por lo menos escandalosa. Porque aunque para entender una Obra en que el Autor piensa, es preciso pensar, y meditar con el Autor; no obstante para vér en ella estos defectos no se requiere pensar mucho, con un simple no entenderlo basta.

Por otra parte sabria nuestro Anonimo, que yá no se puede hallar una verdad que no esté escrita; ¿de que habian si no de estar llenos tantos libros, tanta infinidad de infinidades de libros, como hay escritos en cada materia? Que yá no puede haber una Obra que sea nueva en la sustancia, quando mas lo será en el modo. Pues ahora ¿qué puede contener la suya sino errores, no repitiendose en ella lo que yá está escrito?

Pero ¿no podia él publicarla, quando no para el comun de los lectores, à favor por lo menos de nuestros sabios, y de nuestros eruditos, que sa-[570]brian apreciarla debidamente? No sin duda. Conoceria que à estos habia de agradar menos que à ningunos. Porque es cosa hoy averiguada que despues que Loke restituyó à su fuerza y vigor aquella máxima de Aristoteles, de que nihil est in intelectu, quod prius non fuerit in sensu; despues que desterró del mundo este Colon de la Methafisica las idéas innatas; y principalisimamente despues que su modo de pensar se ha hecho de moda entre los eruditos de toda Europa: yà nada hay que saber sino lo que se vé, lo que se huele, lo que se oye, lo que se gusta, y lo que se palpa; lo que han visto, olido, oido, gustado ò palpado otros hombres, lo que han hecho, ò lo que han dicho. Todo lo que es pensar, ò tratar de vér con los ojos del alma; y particularmente, todo lo que es tratar de vér con los ojos de su propia alma sin fiarse à guisa de ciegos de la vista de los demás; todo eso es tratar de vanas y futiles metafisicas.

[571] Asi que, si por ventura tenian por politica la Obra de nuestro Anonimo, ¿qué aprecio habian de hacer de ella? Una obra de esta naturaleza debe contener por lo menos todas las costumbres, y leyes de todos los Pueblos que hay, ha habido, y si puede ser, habrá sobre la tierra. ¿Pues qué? ¿no se ha de hallar alguna entre tantas leyes que le venga bien al Estado de que es question? Es menester revolver la historia, hacinar hechos sobre hechos, noticias sobre noticias; y el mal de que adolece el Estado, que lo busque el que lo ha de curar, que eso, yá se vé, no es de la incumbencia del que escribe. Para conocerlo y curarlo es menester tomarle el pulso; examinar las costumbres de los Pueblos, su legislacion, su forma de gobierno, &c.: descubrir asi la causa inmediata del mal, buscar la causa de esta causa; y despues la de esta segunda, hasta encontrar con la primera de todas; con la radical: hacer vér que à esta se le ha de aplicar [572] el remedio, y que lo demás es gastar el tiempo inutilmente: calcular si los daños que consigo puede traer, serán acaso mayores que los de la enfermedad; y poner asi en estado de hacer juicio de la cura, y del modo de emprehenderla. Pero esto, ò no se entiende una palabra de todo ello, ò qualquiera se lo sabe.

Si acaso tenian la Obra de nuestro Anonimo por perteneciente à la Moral, como efectivamente lo es, ¡qué cosa tan despreciable! una Obra en que no se revuelven todos los Concilios habidos y por haber: ni las Obras de los Santos Padres, particularmente los Griegos: ni se distinguen las apocryphas de las legitimas: ni se entra y se sale por toda la historia de la Iglesia. ¿Cómo sin nada de esto se probará solidamente que el homicidio, por exemplo, es un pecado?

Verdad es que habiendo el Legislador Divino ceñido toda su ley à solos dos preceptos: es necesario por [573] una consequencia forzosa que en ellos estén contenidos todos los oficios que debe qualquier hombre à Dios, à sí mismo, y à los demás hombres. Por consiguiente para deducirlos, ò para sacarlos de ellos, no parece se necesita otra cosa que una buena Logica: y yá se vé que hacen tanta falta para esto los hechos historicos, las autoridades y las citas, como la harian para deducir de los axiomas de Geometria la resolucion de algun problema geometrico. Pero para esto sería menester pensar y meditar mucho, y como este trabajo no es del gusto aun del comun de nuestros sabios y eruditos; no pensando, no meditando, no verian en una obra, en que se intentase resolver por un igual metodo los problemas de Moral, sino cosas que nadie entiende, ò las que todo el mundo sabe.

Pues ahora à una Obra tal es enteramente semejante la de nuestro Anonimo; con que desde luego podia [574] contar, como con morirse, que ni à sabios, ni à ignorantes agradaria ella.

Ebene 3► Metatextualität► Sin embargo de todo, yo me determino à publicarla: pero advirtiendo que nada otra cosa me mueve à ello, sino el que se sepa que tambien hay en España Autores que piensen; y se vea, que sino fuese por los obstáculos que he dicho tienen acá las Obras en que se piensa, quizá habria aqui quien pensase tan bien, o mejor que en otra qualquier parte. Y ciertamente ¿no es por otro lado para dár à Dios muchas gracias vér una Obra filosofica, y aun no filosofica, que no sea traducida? Por lo demás yo no salgo por fiador de la verdad de todas sus proposiciones. Yo mismo no he meditado la cosa todavia bastantemente. Sé que no porque en una Obra se piense ha de estar exempta de errores; y tal Autor he citado yo aqui que ha pensado sobre el entendimiento mismo, y los tiene, à mi juicio, muy garrafales. Pero pensando y meditando sé [575] averigua la verdad, y se la discierne del error, no copiando y repitiendo.

La iré comunicando à mis lectores por parrafos ò capitulos, que en si han de ser capitulos ò parrafos no se ha parado mucho el Autor. Pero cuenten desde luego que no son cosa para divertirse; à lo menos estos primeros, en que se establecen los principios de la Obra. Puede que los siguientes no dexen de agradar. Por esto no los daré seguidos todos los Jueves, sino que intercalaré otros Discursos, y proseguiré adelante con la obra, ò la suprimiré segun viere el humor de que están mis lectores. Comenzaré el Jueves que viene. Pero no puedo aun dexar de advertir dos cosas.

La 1.a que no es entender una Obra de esta naturaleza, conocer ò saber que son ciertas sus proposiciones. Esto no basta ni aun sirve para nada. Es necesario vér y entender, digamoslo asi, cómo y por qué son ciertas. ¿Quántos saben que son cier-[576]tos estos ò aquellos theoremas de mathematicas, pero que no sabiendo cómo ò por qué lo son, no pueden servirse de ellos para la resolucion de algun problema?

La 2.a es que se tenga cuidado, como advierte en una nota el manuscrito, de tomar todas las voces no precisamente en el sentido que suelen tener entre los facultativos, sino en el que presentan naturalmente, ò en el que les asigna el Autor.

Hagome cargo que contiene algunas cosas superfluas, como, por exemplo, algunas explicaciones nimias; pero tambien me lo hago que escribia para adonde no es comun el habito de pensar, y por tanto nada está por demás.

Ruego además de esto à mis lectores no se apresuren à sacar consequencias, que quizá no estén contenidas en los principios de donde las saquen. Lo mejor será aguardar à que el Autor las deduzca. ◀Metatextualität ◀Ebene 3 ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 2 ◀Ebene 1