El Filosofo à la Moda: Número X
Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-099-394
Niveau 1
Número 10
Niveau 2
Leccion XIX
A los Padres Inexorables contra las Hijas que Eligen Marido a su Gusto.
Citation/Devise
His lachrimis vitam
damus, & miserescimus ultro.
Niveau 3
Metatextualité
Soy mas sensible á una carta
en que hable la naturaleza, que á una en que sobresalga
el ingenio. He aquí una de las primeras que una Dama me
ha escrito.
Entre todos los rigores con que los hombres suelen recíprocamente tratarse, no hay ninguno que merezca ménos disculpa como aquella dureza con que los padres tratan á sus hijos. Un humor obstinado é inflexîble, que nunca perdona, se hace odioso en todas las ocasiones, pero en ésta mucho mas, porque repugna á la naturaleza. El amor, el cariño, la compasion que se introduce en nuestros corazones hácia aquellos que dependen de nosotros, mantienen la vida de todo el mundo animado. El supremo Sér por la excelencia, y por la infinita bondad de su naturaleza, extiende su misericordia sobre todas las obras, que ha formado con un soplo, y porque sus criaturas no tienen esta voluntaria benevolencia con aquellas que están á su cuidado y proteccion, las ha comunicado un instinto, que las sirve de bondad natural. Este instinto es mas general y ménos ceñido en los hombres que en los brutos, porque la razon y el deber le dá extension. Y á la verdad, si nos exâminamos á nosotros mismos con alguna atencion, hallarémos, que no solamente nos inclinamos á tener cariño á aquellos, cuyo orígen procede de nosotros, pero tambien que tenemos una especie de inclinacion natural á todas las criaturas que esperan recibir algun beneficio, ó su subsistencia de nuestro cuidado. La dependencia apela continuamente á la humanidad, y este es el motivo mas poderoso que trae consigo el cariño y la compasion.
De modo que un hombre que puede vencer este instinto, ó desvanecer esta natural aficion, degenera de su estado, se hace inferior á los brutos, trastorna en quanto puede el fin de la providencia, y destierra de su corazon un principio el mas divino que la naturaleza ha gravado en él. Entre una infinidad de argumentos que se podrían hacer contra un procedimiento tan perverso, quiero escoger uno solamente, que aunque comun, es sin duda el mas fuerte. En la oracion dominical pedimos á Dios, que nos trate como tratamos á nuestros enemigos, y que nos perdone como nosotros perdonamos á los que nos han ofendido. El caso viene idéntico. La relacion, entre el hijo y el padre, se acerca mas que ninguna á la de la criatura con el Criador. Por grande que sea la ofensa del hijo hecha al padre, si éste, se mantiene inexôrable ¿cómo puede volverse al Supremo Señor del Universo, para darle el tierno nombre de Padre, y suplicarle le conceda un perdon que él mismo niega á una hija propia? Pudiera añadir otros muchos argumentos, que la Religion y la prudencia humana nos suministran, pero si el que de paso he tocado, no produce buen efecto, sería inutil y excusado hablar de otros. Por tanto concluiré esta Leccion con un rasgo de historia muy interesante, que he encontrado en una antigua Cronica de Alemania.
Niveau 4
Lettre/Lettre au directeur
Metatextualité
Señor Filósofo.
“Entre todas las desgracias que suceden á una familia, no me acuerdo de haber leído hasta ahora, que haya vmd. hablado de los hijos, que se casan sin el consentimiento de sus Padres.
Quedo de vmd., &c.”
“Entre todas las desgracias que suceden á una familia, no me acuerdo de haber leído hasta ahora, que haya vmd. hablado de los hijos, que se casan sin el consentimiento de sus Padres.
Niveau 5
Récit général
Yo entro en el
número de estas desdichadas personas. No tenía mas
que quince años quando elegí un
esposo, y desde aquel momento he pasado una vida
infelíz, por haber incurrido en la indignacion de
un Padre inexôrable que no me quiere perdonar,
aunque tengo un santo por marido, y muchos hijos
tiernos, capaces de mover á compasion un corazon
de piedra. El cariño que mi Padre me tenía antes,
agrava mi error, aunque esta misma causa redobla
mi terneza hácia él, á quien amo mas que á todas
las cosas del mundo. Sufriría de buena gana la
muerte, si con esta condicion me recibiese
nuevamente en su gracia. Me he postrado muchas
veces á sus pies, rogandole, hecha un mar de
lágrimas, me perdonase: pero él siempre me ha
rechazado con desden. Le he escrito muchas cartas,
sin que tampoco las haya querido recibir. Hace dos
años que le envié el mas pequeño de mis hijos,
vestido de nuevo, pero el pobrecito volvió con los
ojos bañados en lágrimas, porque no
le quiso vér siquiera, y mandó se le echase de
casa. Aunque mi Madre está interesada en mi favor,
no se atreve á decirle nada por no irritarle. No
ha todavía dos meses, que le acometió una
peligrosa enfermedad, que casi le reduxo á ser
desauciado de los Médicos. Quedé tan penetrada de
dolor al oír esta noticia, que no pude dexar de
informarme de su estado. Mi Madre se aprovechó de
esta ocasion para hablarle de mí, y decirle con
sollozos y llantos, que yo había ido á verle, y
que me moriría de dolor, si se negase á darme su
bendicion, y á reconciliarse conmigo; pero lexos
de aplacarse, la rogó no le hablase de mí, para no
perturbar los últimos instantes de su vida. Sepa
vmd. que él está en reputacion de hombre virtuoso
y sábio, y esto es lo que empeora mi dolor.
Gracias á Dios se ha recobrado de la
enfermedad, pero su excesivo rigor me ha dado un
golpe tan fatál, que temo perder mi vida, quando
la lectura de esta carta, incluída en una de las
Lecciones de vmd., no haga en él alguna impresion,
y le mueva á serme mas favorable.
Entre todos los rigores con que los hombres suelen recíprocamente tratarse, no hay ninguno que merezca ménos disculpa como aquella dureza con que los padres tratan á sus hijos. Un humor obstinado é inflexîble, que nunca perdona, se hace odioso en todas las ocasiones, pero en ésta mucho mas, porque repugna á la naturaleza. El amor, el cariño, la compasion que se introduce en nuestros corazones hácia aquellos que dependen de nosotros, mantienen la vida de todo el mundo animado. El supremo Sér por la excelencia, y por la infinita bondad de su naturaleza, extiende su misericordia sobre todas las obras, que ha formado con un soplo, y porque sus criaturas no tienen esta voluntaria benevolencia con aquellas que están á su cuidado y proteccion, las ha comunicado un instinto, que las sirve de bondad natural. Este instinto es mas general y ménos ceñido en los hombres que en los brutos, porque la razon y el deber le dá extension. Y á la verdad, si nos exâminamos á nosotros mismos con alguna atencion, hallarémos, que no solamente nos inclinamos á tener cariño á aquellos, cuyo orígen procede de nosotros, pero tambien que tenemos una especie de inclinacion natural á todas las criaturas que esperan recibir algun beneficio, ó su subsistencia de nuestro cuidado. La dependencia apela continuamente á la humanidad, y este es el motivo mas poderoso que trae consigo el cariño y la compasion.
De modo que un hombre que puede vencer este instinto, ó desvanecer esta natural aficion, degenera de su estado, se hace inferior á los brutos, trastorna en quanto puede el fin de la providencia, y destierra de su corazon un principio el mas divino que la naturaleza ha gravado en él. Entre una infinidad de argumentos que se podrían hacer contra un procedimiento tan perverso, quiero escoger uno solamente, que aunque comun, es sin duda el mas fuerte. En la oracion dominical pedimos á Dios, que nos trate como tratamos á nuestros enemigos, y que nos perdone como nosotros perdonamos á los que nos han ofendido. El caso viene idéntico. La relacion, entre el hijo y el padre, se acerca mas que ninguna á la de la criatura con el Criador. Por grande que sea la ofensa del hijo hecha al padre, si éste, se mantiene inexôrable ¿cómo puede volverse al Supremo Señor del Universo, para darle el tierno nombre de Padre, y suplicarle le conceda un perdon que él mismo niega á una hija propia? Pudiera añadir otros muchos argumentos, que la Religion y la prudencia humana nos suministran, pero si el que de paso he tocado, no produce buen efecto, sería inutil y excusado hablar de otros. Por tanto concluiré esta Leccion con un rasgo de historia muy interesante, que he encontrado en una antigua Cronica de Alemania.
Niveau 4
Récit général
Eginbart, Secretario
del Emperador Carlos Magno, cumplía su empléo con
tanta exâctitud y afabilidad, que todo el mundo le
quería apasionadamente. Tambien Imma, hija del
Emperador le amó con extremo, y él la correspondía
con una pasion la mas cariñosa. El temor les
estorvaba juntarse á menudo, y detenerse en
freqüentes conversaciones. Esta pribanza fue causa
que se aumentase el fuego del amor en uno y otro
corazon. Eginbart, finalmente no pudiendo refrenar
mas el ardor que le abrasaba, se
determinó á un paso de inaudíto atrevimiento. Se
introduxo de noche en la habitacion de la
Princesa. Llamó diestramente á la puerta, y fue
admitido en su quarto, en la suposicion de ser una
persona que debía hablarla de parte del Emperador.
La conversacion que tuvo con ella fue muy
diferente y del todo opuesta á los deseos é
intereses de su Príncipe. Mas en fin, mitigado un
tanto el fuego de estos amantes, quiso retirarse,
antes que saliese el dia, pero vió que mientras se
habia divertido con Imma, había caído mucha nieve,
y temió ser descubierto por las huellas. Consultó
con la Princesa sobre el medio de salir de aquel
trance; ésta le ofreció cargarle sobre sus
hombros, y llevarle hasta atravesar la calle
inmediata, y pasar la nieve. El Emperador había
pasado aquella noche sin dormir; y se atribuye
éste su desvelo á un efecto particular de la
Providencia. Se levantó antes del
dia, y mirando por el balcon, vió á su hija, que
caminaba con trabajo por el peso que llevaba, y
que despues de haberle dexado se retiro con gran
celeridad. La admiracion y el dolor le
sorprehendieron, mas tomó por entonces el partido
de disimular. Eginbart, sospechándose que el hecho
no podría estár mucho tiempo oculto, resolvió
retirarse, y se puso á los pies del Emperador,
para que le franquease su licencia, alegando que
no se le habian recompensado sus largos servicios.
El Emperador le respondió que determinaría lo
conveniente, y que para tal dia le haría saber su
resolucion. El dia despues celebró consejo
secreto, expuso individualmente lo que había
visto, pidiendo parecer sobre un asunto que
deshonraba á su familia. Las opiniones fueron
varias. Muchos se inclinaban á un castigo rigoroso
para escarmiento; otros despues de haber bien ponderado el delicado asunto, sugirieron
al Emperador que decidiese él con su sublíme
prudencia. El parecer del Monarca, fue que
castigando á Eginbart, aumentaría mas que
disminuiría la vergüenza de su familia, por lo que
creía mejor partido encubrir esta ignominia con el
velo del matrimonio. Se hizo llamar entonces al
Galan y se le dixo, que para satisfacer á sus
ruegos de no haber sido recompensados sus
servicios, se le concedía por esposa á la hija del
Emperador. Te daré mi hija, le dixo Carlos Magno,
aquella portadora que tan benignamente cargó sobre
sus hombros tu persona. Al mismo tiempo hizo
llamar á la Princesa, y se la entregó á Eginbart
por muger, con un dote proporcionado á la hija de
un tan gran Príncipe.
Niveau 2
Leccion XX
A las Jovenes Tiernas, que Desean Casarse Demasiado Temprano.
Citation/Devise
. . . . . Amores.
De tenero meditatur ungui.
De tenero meditatur ungui.
Hor. L. III. od. VI. 23.
Niveau 3
Metatextualité
Un sugeto muy versado en las
reglas del amor, me ha remitido la siguiente carta, que
encierra varias preguntas de una Señorita, que desea la
respuesta de cada una, y me ruega que ratifique y
autorice todo. Despues de haberlas escrupulosamente
exâminado, doy de muy buena gana mi parecer, y ruego á
la Señorita interesada, se sirva conformarse con él.
Niveau 4
Lettre/Lettre au directeur
Señor Filósofo.
Cumplí trece años justamente el dia nueve de Diciembre próxîmo pasado; esto quiere decir que debo sériamente pensar en establecerme en el mundo, pero deseára que vmd. se sirviese aconsejarme sobre lo que debo hacer con el Señor Don Leandro, que de algun tiempo á esta parte me favorece con distincion. Es gallardo jóven, tiene los ojos mas negros, y los dientes mas blancos que he visto en el mundo. Aunque no es el mayorazgo de su casa, viste á lo señor, y nadie se presenta en una tertulia con mayor gracia que él. Sé que ha rechazado buenos partidos, y si no puede lograrme por esposa, ha resuelto no casarse en su vida. Pero habiéndome el otro dia remitido una composicion en verso (es el mayor ingenio de la monarquía) mi Padre le ha prohibido volver á poner los pies en casa. Se dá por motivo, que mi hermana mayor (que siempre quisiera tratarme como á una niña) debe casarse antes que yo. Ella altiva tiene el descáro de decir que Don Leandro se burla de mí, y que me volverá el juicio. Mas yo de qualquier modo he determinado casarme con él, quando no fuese por otra cosa, solo por hacerla rabiar. Pero no queriendo precipitarme, suplico á vmd. me dé la respuesta correspondiente á las adjuntas preguntas, y publicarla con el Filósofo á la moda, para que llegue á mi noticia, pues leo con gusto sus Lecciones. No tengo la menor duda que será favorable, de modo que podré empeñarme en seguirla con toda seguridad.
Cumplí trece años justamente el dia nueve de Diciembre próxîmo pasado; esto quiere decir que debo sériamente pensar en establecerme en el mundo, pero deseára que vmd. se sirviese aconsejarme sobre lo que debo hacer con el Señor Don Leandro, que de algun tiempo á esta parte me favorece con distincion. Es gallardo jóven, tiene los ojos mas negros, y los dientes mas blancos que he visto en el mundo. Aunque no es el mayorazgo de su casa, viste á lo señor, y nadie se presenta en una tertulia con mayor gracia que él. Sé que ha rechazado buenos partidos, y si no puede lograrme por esposa, ha resuelto no casarse en su vida. Pero habiéndome el otro dia remitido una composicion en verso (es el mayor ingenio de la monarquía) mi Padre le ha prohibido volver á poner los pies en casa. Se dá por motivo, que mi hermana mayor (que siempre quisiera tratarme como á una niña) debe casarse antes que yo. Ella altiva tiene el descáro de decir que Don Leandro se burla de mí, y que me volverá el juicio. Mas yo de qualquier modo he determinado casarme con él, quando no fuese por otra cosa, solo por hacerla rabiar. Pero no queriendo precipitarme, suplico á vmd. me dé la respuesta correspondiente á las adjuntas preguntas, y publicarla con el Filósofo á la moda, para que llegue á mi noticia, pues leo con gusto sus Lecciones. No tengo la menor duda que será favorable, de modo que podré empeñarme en seguirla con toda seguridad.
Niveau 5
P. ¿Quándo el Señor
D. Leandro me está mirando por media hora
continua, y me llama Niña de sus ojos, no es ésta
una fuerte prueba de que está enamorado de mí?
R. No.
P. ¿No debo suponer que será tierno y generoso conmigo, quando ha prometido concederme la mitad de mi dote para alfileres, y de mantenerme coche con tiro?
R. No.
P. ¿No estoy yo en estado de juzgar de su mérito, que le he experimentado mas de un año, mejor que mis Padres, que apenas le han oído hablar?
R. No.
P. ¿Mi edad acaso no es suficiente, para dexar enteramente á mi albedrío la eleccion de un esposo?
R. No.
P. ¿No hubiera yo cometido una gran descortesía en no aceptar la fineza de un lazo formado de su propio pelo?
R. No.
P. ¿No sería yo la mas inhumana de todas las criaturas, sino tuviera piedad de un hombre, que incesantemente suspira por mí?
R. No.
P. ¿No me aconsejará vmd. que me escape de casa con un hombre tan de bien, y que me quiere tanto?
R. No.
P. ¿No cree vmd. si le abandono, que la desesperacion le llevará á que se ahorque?
R. No.
P. ¿Qué le diré la primera vez que me pregunte, si quiero casarme con él?
R. No.
R. No.
P. ¿No debo suponer que será tierno y generoso conmigo, quando ha prometido concederme la mitad de mi dote para alfileres, y de mantenerme coche con tiro?
R. No.
P. ¿No estoy yo en estado de juzgar de su mérito, que le he experimentado mas de un año, mejor que mis Padres, que apenas le han oído hablar?
R. No.
P. ¿Mi edad acaso no es suficiente, para dexar enteramente á mi albedrío la eleccion de un esposo?
R. No.
P. ¿No hubiera yo cometido una gran descortesía en no aceptar la fineza de un lazo formado de su propio pelo?
R. No.
P. ¿No sería yo la mas inhumana de todas las criaturas, sino tuviera piedad de un hombre, que incesantemente suspira por mí?
R. No.
P. ¿No me aconsejará vmd. que me escape de casa con un hombre tan de bien, y que me quiere tanto?
R. No.
P. ¿No cree vmd. si le abandono, que la desesperacion le llevará á que se ahorque?
R. No.
P. ¿Qué le diré la primera vez que me pregunte, si quiero casarme con él?
R. No.
Metatextualité
Me ha parecido, pues,
Señorita, responder uniformemente á todas sus preguntas,
atendiendo á que la delicadeza de vmd. no se molestase
en aprender, ó tomar de memoria varias respuestas que
pudiera darla, y que la expondrían al peligro de
equivocarse alguna vez quando fuese preguntada. Grave
vmd. profundamente en su corazon este NO de
mis respuestas, y solo quando yo la pregunte si la vá
bien con él, deberá responderme: SI.