Zitiervorschlag: Anónimo (Hrsg.): "Número VI", in: El Filosofo à la Moda, Vol.1\006 (1788), S. 113-132, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.338 [aufgerufen am: ].


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Número 6

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Leccion XI

A los que Abusan de su Entendimiento.

Zitat/Motto► Credebant hoc grande nephas, de morte piandum.
Si juvenis vetulo non assurexerat.

Juven. Sat. XIII. 14. ◀Zitat/Motto

Ebene 3► Metatextualität► El peor mal que Dios está sufriendo, es sin duda el abuso de la razon; y con todo no se halla en el mundo mal mas comun. Los dos sexôs, y todos los estados de la república estan inficionados. Apenas encontraremos una persona que no sea mas sensible á la reputacion de tener entendimiento y discrecion, que á la de poseer virtudes, y buenas costumbres. El vicioso anhelo de ser mas bien docto y vivo, que prudente y honesto, es el manantial de casi todos los abusos del mundo. Debemos estas [114] falsas ideas á los libros impíos de los bellos ingenios, y á la necia imitacion de los demás.

Ebene 4► Allgemeine Erzählung► Hace pocos dias, que sobre este particular un amigo mio decia. Que la mayor parte de los bellos ingenios merecían una muerte infame por mano de un verdugo. “Tienen, prosiguió, unos pensamientos tan refinados sobre todas las cosas, que no les causa horror, ni vergüenza el obrar contra las mas claras luces de la razon, ántes se familiarizan de tal modo con los vicios, que en lugar de asombro, experimentan regocijo en las disoluciones y torpezas, á imitacion de los brutos mas inmundos y asquerosos; si tales hombres, pues, por medios tan ilícitos, pretenden elevarse sobre el comun de los demás es justísimo entregarlos á un castigo proporcionado á sus culpas. El hombre malo, de grande entendimiento, es el monstruo mas disforme y horroroso que se puede hallar en la na-[115]turaleza: vive como un perlático, que tiene inutilizada la mitad del cuerpo si acaso disfruta alguna satisfaccion en medio de sus ambiciosas é incontinentes riquezas, há perdido el gusto de la benevolencia, de la amistad, y de la inocencia. Aquel falso pordiosero que perezoso al trabajo, finge llagas en una pierna, y tendido á los umbrales de una Iglesia, pide encarecidamente una limosna á los que pasan: este socarrón embustero, que no tiene otro fin, sino el de vivir holgada y luxuriosamente á costa de los piadosos que se han lastimado de su mentida enfermedad, no merece ni la mitad del desprecio que el que se debe á un bello ingenio del tenor referido. Este pordiosero halla la dulzura de su descanso en los placeres sensuales, y con tal que no le falten, jamás piensa en el castigo que merece, y prosigue su mala vida. A qualquiera que pretenda establecer la propia felicidad [116] en las pasiones, le considero vil y despreciable. Mas á los bellos ingenios, les debemos el extravío de la virtud pública, y de la particular, porque no la distinguen del vicio: todo les es indiferente, con tal que salga despejadamente y con gracia. Yo que en este siglo corrompido, tengo la extravagancia de arreglarme segun los impulsos de la conciencia, hago el mismo caso de un Letrado abandonado al vicio, á pesar del resplandor que le rodea, que de aquel holgazan á quien le he comprado; y si he de decir la verdad, tanto mas horror me causa, quanto mayores son sus riquezas, ó de talentos, ó de fortuna, porque perjudica al público, robandole un tesoro muy apreciable. Pongo, pues, por máxîma constante, que el alma y el cuerpo deben obrar de concierto; que toda accion de alguna importancia debe tener á la vista la pública utilidad; y que generalmente el fin de las acciones indiferentes, [117] debe ser conforme á los principios de la Religion, de la razon, y de la buena educacion: sin esto un hombre cojea en vez de andar como corresponde, todos sus pasos, ya lo he dicho, serán viciosos, y encaminados al precipicio.” ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4

Mientras el amigo se acaloraba con estos buenos conceptos, me encojí de hombros, lo que le obligó á volver un poco en sí, y á proseguir su discurso en estos términos.

Ebene 4► Allgemeine Erzählung► “Entiendo solamente deciros, que el defecto mas grave, que no admite disculpa, es pensar solamente en sutilizar el entendimiento, sin cuidar de las costumbres. La razon que debería gobernar todas nuestras pasiones, muy á menudo queda su esclava, y aunque aparenta lo contrario, es sin embargo mucha verdad que el hombre de talento no es siempre honesto. Lo peor es que no solamente caen en este desórden los particulares; algunas veces sucede que [118] se precipitan en él, varias comunidades. Yo creo que si nos pusieramos seriamente á exâminar, encontrariamos que los siglos mas santos, han sido los ménos ilustrados. Puede ser que el defecto nazca de la ignorancia en atribuir un verdadero mérito á la sabiduría, y al entendimiento, sin advertir en el uso que se hace de la una, y del otro. De aquí infiero, que no debemos poner ménos cuidado en el principio de nuestras acciones, que en el modo de presentarlas á los ojos del mundo. La máscara, con que se cubren, no se debe atribuir á las personas honestas, y de buen gusto. Es necedad, es disparate, dice un Autor grande, emplear riquezas y talentos, para mantener á los hombres en sus vicios y locuras. El terrible enemigo del género humano, añade, á pesar de todo su poder y facultades, es la mas odiosa de todas las criaturas. El mismo Autor nos dá luego una prueba de su grande ingenio, quando nos declara haber [119] principiado su poema, para quitar las Musas de entre las manos de sus raptores, llevarlas de nuevo á sus antiguas y castas abitaciones, y aplicarlas á empléos conducentes á la dignidad que se las atribuye. De este modo el fin principal de quien escribe, debe ser, lo repito, la utilidad del público; y qualquiera que se propone otra cosa, quanto mas sábio y docto, es tanto mas injusto y necio. Quando la modestia no constituye el principal adorno de un sexô, y la ingenuidad el del otro, la sociedad pierde la basa donde estriba; y en lo venidero no se hallarán ya reglas ciertas para discernir lo propio de lo impropio, y lo decente de lo indecente. La naturaleza, y la razon, piden una cosa; la pasion y el fanatísmo quieren otra: si oimos las instigaciones de éste, caminaremos por una senda intrincada y torcida de la que será casi imposible salir: mas si atendieremos á los impulsos de aque-[120]llas, nos será suave y dulce el camino, y podremos facilmente llegar al fin que deseamos.” ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4

Yo creo sin dificultad que los españoles en el dia estan tan civilizados, como qualquier otra nacion; pero el que quisiera observarlo bien, podrá conocer, que el deséo de andar á la moda, y comparecer galanes, casi ha trastornado el juicio de algunos sugetos, y alterado, por decirlo así, la misma religion que profesamos; ¿hay cosa, pues, que mas lo pueda dar á entender, como las extravagancias, y poco respeto con que asisten á los Misterios del altar? Dexo esto aquí porque no es el asunto que yo trato, y prosigo diciendo: ¿hay cosa que sea mas regular, quanto el hacer consistir la moda y la galantería, en seguir las reglas que nos prescribe la justicia, y la piedad? Y con todo generalmente se vé practicar lo contrario, fundandose que se hace con buena gracia, y á la moda.

Sería necesario que ninguna cosa [121] pasase por cortés y honesta, si la naturaleza no nos suministrase idea de ella. El respeto que se debe á todas las cláses de nuestros mayores, está fundado, sino me engaño, en el instinto natural; y con todo, en el siglo en que vivimos, ¿hay nada mas ridículo que la observancia de esta obligacion? Hablo repentinamente de este vicio, mas bien que de otro, por tener ocasion de insertar aquí, un pedacito de Historia, donde se observa que el país mas culto, es muchas veces el mas vicioso.

Ebene 4► Exemplum► “En la ciudad de Atenas se representaba un dia cierta funcion, en honor de aquella república. Sucedió que un caballero anciano y de distincion, fue, pero demasiado tarde, para alcanzar un asiento debido á sus años y condicion. Varios Jóvenes petimetres, viendo la confusion é incomodidad que padecia en medio de la concurrencia, le hicieron señal para que fuese á sentarse á su lado; mas despues de haber el buen viejo atra-[122]vesado con indecible trabajo las olas del bullicio, habiendo llegado á aquel parage nadie se movió, y el pobre halló allí tanta gente, que no le fue posible sentarse, y se vió en la precision de quedarse de pie; en cuyo estado no teniendo fuerzas para rechazar la gente, perdió el equilibrio, y servía de regocijo á aquellos desvanecidos Atenienses. Habia parages destinados para los forasteros, y el buen caballero se adelantó, como pudo, hácia el de los Lacedemonios: éstos, viendo que se acercaba, aunque eran de una nacion ménos culta, todos se levantaron, y le recibieron, con el mayor respeto posible. Los Atenienses, admirados de la cortesía de aquellos extrangeros, quedaron corridos, y no pudieron dexar de aplaudirlos con demostraciones de alegría: entonces el venerable viejo exclamó: los Atenienses saben lo que es honesto y bueno, mas los Lacédemonios lo practican.” ◀Exemplum ◀Ebene 4 ◀Metatextualität ◀Ebene 3 ◀Ebene 2

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Leccion XII

A las Hermosas Altivas.

Zitat/Motto► Fervidus tecum Puer, & solutis.
Gratiæ Zonis, properentque Nimphæ,
Et parum Comis sine te Yuventas.
Mercuriusque.

Hor. Lib. I. Od. XXX. S. ◀Zitat/Motto

Ebene 3► Metatextualität► Ebene 4► Allgemeine Erzählung► Ebene 5► Fremdportrait► Un amigo mio tiene dos hijas llamadas Leticia y Dafne. La primera es una de las mas raras hermosuras del siglo en que vivimos; y la otra no tiene gracia particular que la haga distinguir. Parece que su buena y mala fortuna depende unicamente de las circunstancias exteriores de las dos. Leticia, que desde la cuna ha oido continuos elogios de sus atractivos y hermosura, ha quedado tal, qual la naturaleza la ha producido, esto es un objeto muy agradable á los ojos. Vana por su belleza, tiene una soberbia y una vanidad intolerable con [124] todos los que se acercan. Dafne que tenia casi veinte años, sin que nadie hubiese usado con ella la menor atencion, se vió obligada á perfeccionar sus talentos naturales, para suplir la falta de atractivos que adornaban á la hermana. En las disensiones domésticas en que Leticia tenia parte, la pobrecita Dafne por mucha razon que tubiese jamás ganaba el pleyto; sus razones, aunque sólidas, ó se despreciaban, ó no se oían, y se veia obligada á pesar escrupulosamente las palabras ántes de abrir la boca, para no exponerse á sonrojos casi ciertos. No sucedia lo mismo á Leticia; se la oía con placer, y se aprobaban todos sus pensamientos, aun ántes de pronunciar una palabra; y quando llegaba á decir qualquiera cosa, se la aplaudía con demostraciones de gozo y regocijo. Estos diferentes modos de proceder, han producido efectos proporcionados á sus causas. Leticia es de una conversacion fria y fastidiosa, y la de Dafne es [125] muy discreta y agradable. Leticia, asegurada del favor ageno, no ha estudiado nada el arte de agradar: Dafne, muy incierta de esta ventaja, se ha esmerado en hacerse mérito. Se advierte en los modos de Leticia un cierto género de desden, de altivéz, y de menosprecio; y en los de Dafne no se encuentra sino alegría, discrecion, y tranquilidad. ◀Fremdportrait ◀Ebene 5 El Invierno pasado un Caballero jóven, vió á Leticia en la comedia, é inmediatamente quedó esclavo de su belleza. El era sobradamente rico, para necesitar introductores con el padre de su deidad; en efecto apenas habló se le franqueó la casa con toda la libertad posible. Pero el ayre desdeñoso, las miradas severas, y las cortesías afectadamente altivas, eran los mayores favores que podia lograr de su querida. Dafne al contrario, le recibía con atencion, cortesía y familiaridad tan inocente, que le obligaba á exclamar: ¡ah mi querida Dafne si fueras tan hermosa como Leticia! [126] Ella recibía estas expresiones con ingenua indiferencia, propia de una jóven que obra sin particular interés. Entretanto el Caballero suspiraba siempre inutilmente por su querida; pero nunca le faltaba el consuelo de una agradable conversacion con la amable Dafne. Finalmente enfadado de la presuntuosa altivéz de aquella, y seducido del buen humor y discrecion de ésta, la dixo un dia, que tenia que comunicarla, que acaso no la desagradaría. A cuya proposicion habiendo respondido la jóven que podia decir lo que quisiese, prosiguió el Caballero diciendola: Dafne te aseguro con verdad que te quiero de corazon, y desprecio totalmente á tu hermana. El modo con que hizo esta declaracion, dió motivo á su nueva enamorada, para prorrumpir en una risada, mas él replicó: Yo sabía muy bien, que no debías creer, y harías burla de mi proposicion; pero para convencerte que es verdadera, yo te pediré por esposa á tu padre. En efecto lo [127] executó, y el padre lisonjeandose de que Leticia, por su hermosura, encontraria otro partido mejor, recibió la demanda con tanto consuelo quanta fue su admiracion.

Yo no he hallado cosa que me haya complacido tanto, como la conquista de la amable Dafne. Todas sus conocidas la dan la enorabuena de su improvisa fortuna, y ridiculizan la perniciosa afectacion de su hermana. Si es flaqueza de espíritu, afligirse por algun defecto que nos haya dado la naturaleza, no es cosa ménos despreciable en soberbecerse por las ventajas que recibimos de su liberalidad. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4 Parece que las mugeres, permitaseme decirlo, son casi incorregibles en este particular. Sea como fuese; quiero insertar aquí á su favor el extrácto de una carta escrita por un amigo mio, acerca de las hermosas de profesion, que seguramente no son mas sufribles que los hombres que ostentan grande ingenio.

[128] Ebene 4► Allgemeine Erzählung► El amigo al fin de un capítulo, se adelanta á decir que una Dama hermosa, suspira ménos la pérdida de su vida, que el menoscabo de su hermosura. Puede ser que adelante demasiado su idea; pero la funda sobre una reflexîon solidísima, y es que la pasion mas violenta de este sexô, tiene unicamente por objeto la hermosura. Por esto sucede que todos los artificios, con que se pretende aumentarla ó conservarla son generalmente recibidos con aplauso, y por decirlo así, con los brazos abiertos. Sin detenerme ahora en todas las charlatanerías, y mercadurías de contrabando que se emplean y se despachan todo el dia, diré solamente; que no hay Jóven de buena familia, que no haya oído hablar de las virtudes que tiene el rocío del mes de Mayo, y que acaso no esté provista de alguna receta para conservarse el color. Yo mismo he conocido á un Médico muy acreditado, que despues de haber estado ocho años en la Uni-[129]versidad de Salamanca, y dehaber [sic] viajado por muchas cortes de Europa, cogió mucha fama por medio de una de estas aguas artificiales, que se presumen hermosean el rostro.

Esta casi universal inclinacion de las mugeres, que nace de un justo motivo, quando se contiene en los términos de la modestia, esto es del deséo de agradar, fundandose en aquella muy discreta opinion, que el arte puede ayudar la naturaleza, me ha suministrado ocasion, de reflexîonar en los medios que habria para sacar muchos beneficios de ella. Me parece, pues, que se las haría un gran favor, si para quitarlas de entre las manos de los charlatanes y de los empíricos, libertandolas del riesgo de quedar engañadas, se las manifestase el verdadero secreto para conservar brillante su hermosura. Pero ántes de entrar directamente en el punto creo necesario establecer un pequeño número de máxîmas fundamentales.

  1. [130] Ebene 5► 1. 

    Que no tiene mayor virtud el arte sola para hermosear á una muger, que la que tiene una simple palabra para comunicar discrecion.

  2. 2. 

    Que la soberbia destruye toda simetría, y toda buena gracia; y que la afectacion es mas perniciosa á un hermoso rostro, que las viruelas.

  3. 3. 

    Que una muger no puede ser hermosa, si es pérfida.

  4. 4. 

    Que lo que sería odioso en una amiga, es disforme en una amante. ◀Ebene 5

Con estos principios, es muy fácil probar que el verdadero medio de ayudar á la hermosura, consiste en adornar la persona de las virtudes que son dígnas de nuestros elogios. Por este medio solo, aquellas que son las obras favorecidas de la naturaleza adquirirán alma, y se hallarán en estado de hacer resplandecer sus gracias. Por este mismo camíno las otras descuidadas por la naturaleza, como borrones que ha hecho de priesa [sic] pueden en gran parte [131] remediar quanto las falta. Además ¿las mugeres no han sido criadas para aumentar los gozos, y endulzar las armaguras de la vida humana? ¿No sería tener de ellas una idea vil y baxa, mirarlas como simples objetos propios solamente á satisfacer la vista? ¿Y no se les quita así la natural extension de su poder, comparandolas á sus retratos? La hermosura adornada de una virtud que se apodera de la mente, y del corazon, ¿no forma un objeto infinitivamente mas noble? Las gracias de una vanidosa son insulsas, si se comparan con las de la inocencia, de la piedad, del buen humor, y de la sinceridad. Estas virtudes añaden una nueva dulzura á las de su sexô, y hermosean, por decirlo así, su belleza. Aquella delicada gracia, que con otros principios hubiera sido abandonada por la doncella modesta, se conserva oy en la cariñosa madre, en la tía prudente, y en la consorte fiel. Los colores esparcidos con arte sobre una caña, pue-[132]den divertir la vista sin mover el corazon, y aquella dama que no cuida de añadir las buenas calidades del espíritu á las gracias naturales de su persona, bien puede juntar admiradores, como un quadro de buena mano, pero no triunfará jamás de ellos, como triunfaría una verdadera hermosura.

Quando Adan, introducido por un famoso Poeta, en cierta representacion está ocupado en describir á Eva en el Paraíso Terrenal, y contar al Angel las impresiones que recibió á la primera vista de su muger, no la pinta báxo la idea de una Venus, no alaba su estatura ni las gracias de su rostro, pero insiste sobre la vivacidad de su espíritu, que realzaba sus atractivos. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4

De este modo es necesario que la mayor hermosura sepa, que á pesar de todo lo que la pueda decir el espejo, sus mayores gracias y donayres, no tendrán ni fuerza ni vida, si la poderosa brillantéz de la virtud no los aníma. ◀Metatextualität ◀Ebene 3 ◀Ebene 2 ◀Ebene 1