Número VIII Juan Antonio Mercadal [Francisco Mariano Nipho o Juan Enrique de Graef] Moralische Wochenschriften Roland Bernhard Editor Alexandra Fuchs Editor Martin Fürlinger Editor Elisabeth Hobisch Editor Renate Hodab Editor Jessica Köhldorfer Editor Institut für Romanistik, Universität Graz 29.11.2012 info:fedora/o:mws-093-242 Juan Antonio Mercadal: El Duende especulativo sobre la vida civil. Madrid: Imprenta de Manuel Martín 1761, 159-186 El Duende especulativo sobre la vida civil 1 08 1761-07-14 Spanien Ebene 1 Ebene 2 Ebene 3 Ebene 4 Ebene 5 Ebene 6 Allgemeine Erzählung Selbstportrait Fremdportrait Dialog Allegorisches Erzählen Traumerzählung Fabelerzählung Satirisches Erzählen Exemplarisches Erzählen Utopische Erzählung Metatextualität Zitat/Motto Leserbrief Graz, Austria Spanish; Castilian Sitten und Bräuche Costumi Manners and Customs Costumbres Mœurs et coutumes Mode Moda Fashion Moda Mode Spain -4.0,40.0

NUM. VIII

Saltare elegantius, quam necesse est probe.

Salust. de Bello Cath. §. 25.

[Principios Historicos del Arte de Baylar]

Muchas veces despreciamos, y condenamos con ligereza suma las diversiones, con que la gente procura aliviarse las fatigas, à que les obliga su estado: Los desprecios, y condenaciones generales, ò sin restriccion, me han parecido siempre expuestas à inconvenientes; y aunque la Moral, y tal vez la Politica, que las proscriben son buenas, finas, y fundadas en un verdadero deseo del bien espiritual de todos; siempre son mal recibidas, y peor observadas sus proposiciones. La mayor parte de las diversiones, con que la gente se recrea, aunque no sean malas por su calidad, ò naturaleza, son cen-surables, si atendemos à los abusos, que pueden motivar, y los males, que efectivamente resultan de algunas. Luciano reprehendiò un dia en un Amigo suyo la passion à los Bayles; pero este le respondiò, que haviendose instituìdo los Bayles por la Diosa Rhea, y Jupiter salvadose por medio de ellos la vida, merecian alguna estimacion, y no debian ser despreciados con tanto empeño.

Los hombres grandes de la Gentilidad consintieron, y aun aprobaron en todos tiempos estas diversiones. Homero condecora à Merion Baylarin cèlebre con el epiteto de excelente, y divertido, diciendo: Que por su ligereza, y agilidad de cuerpo, adqueridas con el exercicio de baylar, se distinguia entre los Cavalleros, y Principes Griegos en la guerra de Troya.

El amigo de Luciano, para justificar mas cumplidamente su aficion à los Bayles, alegaba el exemplo de Pyrrho, quien no se havia hecho menos famoso por el Bayle, que con su nombre havia inventado, que por sus hazañas, y proëzas militares. Los que niegan à Pyrrho el invento de este Bayle, que era el de los Heroës, lo atribuyen à los Curetes, ò Corybantes, y otros à Neoptolemo hijo de Achilles; y no falta quien, sin darle inventor, deriva su nombre de la palabra Pyr Fuego: por la rapidèz ignea de los movimientos, ò por el pie llamado Pyrrhico; que compuesto de dos breves, es de todas las medidas de versos la mas ligera, y saltante. Otros le derivan de la palabra Pyra: yà porque se baylaba en las exequias de Achilles, ò porque le baylaban al rededor de las Pyras, en que se quemaban los cuerpos de los Heroës muertos en la guerra.

No continuarè el examen de estas etymologias para descubrir la verdadera: basta que la danza Pyrrhica es antiquissima, y que no estamos de asiento, para adivinar sus principios. Pindaro dixo: que Bellorophonte baylò la danza Pyrrhica, revestido de sus armas, lo que nos assegura bastante su antiguedad. Un Autor cèlebre de estos dias propone escribir un Tratado sobre ello, el qual dedicarà à los Maestros de Bayles de esta Corte, y en que establecerà la verdad sobre esta materia.

Citaba el Philosopho tambien à los Lacedemonios, que, siendo el Pueblo mas austero en su moral, y conducta de toda la Grecia, protegian las diversiones del Bayle; y su Hormus tan celebrado en Asia, y que serìa de la clase de los Bayles de Navarra, y Biszcaya, los havian hecho famosos entre los demàs Griegos.

No hay cosa mas gloriosa para este Pueblo, que el testimonio, que dà Pindaro, citado por Plutarco, de la estimacion que hacian de esta Arte. Entre cinco, ò seis cosas de que alaba à los Lacedemonios, y que son la Prudencia en los Ancianos, el Valor en los Jovenes, &c. pone tambien à los Bayles, à la Musica, à los festines, y convites, con sus diversiones. Podrase añadir algo mas, para exaltar la gloria del Bayle, y encarecer el exercicio de esta Arte?

Alegaba igualmente en su favor las celebradas Estatuas, que los de Thesalìa erigian à la memoria de sus mas insignes Baylarines. Mucho me admiro, decia à Luciano, que siendo tù mi Amigo, y Compañero de Philosophìa, te opongas al dictamen de Homero, de Hesiodo, y de otros Sábios, que en sus tiempos eran oraculos del mundo; y que todos compararon el recreo del Bayle con el Valor; juzgando uno, y otro dones especiales, con que la Divinidad honra à la Naturaleza humana. Còmo, le decia, serà possible, que no respetes la opinion del hombre tenido por el mas sábio, y juicioso del mundo, y como tal anunciado por el oraculo? Socrates, no contentandose con vèr esta diversion en otros, aprendiò à baylar en edad muy abanzada, y lo mismo hizo Epaminondas en sus mas tiernos años.

El Philosopho Momo convencido del peso, que tenian las autoridades, que le proponia su Amigo, se rindiò, adoptando no solo, como buenos los Bayles, sino pidiendole le llevasse consigo al primero à que assistiesse. De estas opiniones antiguas, y razones, que me dicta la prudencia, quiero valerme para defender los Bayles, impugnando à los que con poca politica, ò intencion equivoca, procuran desacreditar un divertimiento en sì decente, y festivo.

El Baylar es un Arte, nada menos, que todas las demàs Artes, y como tal ha merecido el estudio, y la atencion de muchos Escritores clasicos antiguos, y modernos. En estos tiempos han dissertado sobre èl, Bonnet, el P. Menestrier, el Abad de Bos, Monsieur Cahusac, &c. que nos han explicado el caracter, y la diferencia de los Bayles generales, y particulares, antiguos, y modernos. Es de creer, que el Bayle, y el Canto comenzarian con la multiplicacion del genero humano, y que duraràn mientras haya hombres. Levantando estos la voz con varias inflexiones, hallarian en la diversidad de sonidos una modulacion regular, y reflexionada, la qual estampada en su memoria, y repetida, daria principio al Canto. Enamorados de la cadencia, y harmoniosos efectos de estas expressiones vocales, procurarian dàr vivacidad, y fuerza à estos propios sonidos, por medio de algunos movimientos dirigidos al compàs de la voz, y con esto formarian la primera idea del Bayle. Los Autores mas antiguos para explicar lo que piensan sobre el origen del Bayle, examinaron los atributos de la Divinidad, y quissieron, que el Bayle fuesse un epilogo harmonioso del Cielo, y de la Tierra; y que, arreglado à compás copiaba la Potestad Suprema: siendo una Imagen bellissima, que nos hace sensible el concierto, y la perfecta concordancia, que admiramos en todos las cosas.

El Bayle, segun Theophrasto, tuvo por Padre à un excelente Musico de Flauta, llamado Andron, y le perfeccionò Cleophante Thebano, siendo, si creemos à Strabon, los primeros, que le sometieron à reglas, y me-didas, los Curetes, y Rhea. El Bayle depende de la Musica, y nadie le niega à esta Arte semejante dependencia; pues se dice, que el Padre de la Musica, embelesado del sonido de su Instrumento, y sintiendo el efecto, que este producia en los miembros de su cuerpo, compondria cadenciados los primeros passos, para el Bayle. (yà se entiende, que hablo de Orpheo)

Los Heroës se han distinguido excelentemente, en esta diversion, ò exercicio, que ha servido à los Guerreros, para perfeccionarse en el manejo de las Armas. Serìa, pues, muy del caso, que el Soldado, para perfeccionarse en las evoluciones militares, aprendiesse, y supiesse el Arte de Baylar. Luciano assegura, que Junon, haviendo pedido à Marte enseñásse à Priape el manejo de las Armas, el Dios no le pudo sacar buen Guerrero, hasta que le huvo hecho buen Baylarin. Sabemos tambien, que el instrumento de las Victorias, que ganò Baccho en las Indias, fue el Bayle.

La utilidad, que el estado conociò en el Exercicio de la Danza Pyrrhica fue causa, que los Griegos la conservaron mucho tiempo despues de la Era de los Heroës; la qual fe-necida inventaron otros Bayles menos vivos, y que exprimian passiones mas suaves. La Danza Pyrrhonica enseñaba à los Militares con la agitacion, y prontitud de mover el cuerpo, còmo debian evitar diestramente los golpes de sus contrarios, y darles las heridas; y las Danzas amorosas instruìan como se debian dàr al cuerpo gracias, y expressiones, sin las quales la hermosura jamàs se conoce perfecta. El ardor de los Militares para la Escuela del Bayle, se entibiò con el tiempo, y entonces se empezaron à inventar Bayles, cuyo objeto era de mera diversion.

No sin gravissima causa, aunque parezca ironìa, dixo el Comico Moliere en una de sus Comedias, que el Arte de Baylar, es una de las Artes, que convienen al buen govierno de un Estado. Siendo esto verdad, debia el Govierno interessarse, en que el Bayle, y la Musica entren en el Plan, y cuidado de los Magistrados, y merezcan la atencion de los Legisladores. Los Philosophos mas austeros, que conocieron la importancia de los Bayles, no se desdeñaron componer Reglamentos sobre esta parte gymnastica, como se lee en las Obras de Platon, de Aristoteles, y de Plutarco.

El Arte de Baylar fue tambien parte del culto Religioso de los antiguos Paganos. Los Sacerdotes de la Gentilidad creìan con razon, que las convulsiones interiores, que sentian en consultando los Oraculos, eran efectos de las violencias, y contorsiones, que hacian en sus Danzas sagradas, y favores en que, la Divinidad, que invocaban, les comunicaba los Sagrados Enthusiasmos, con que pronunciaban sus respuestas, y vaticinios. Todas las Naciones del Orbe tuvieron el uso de los Bayles, por recreo, por culto, ò por razon de estado; y los Sacerdotes y Principes eran antiguamente los primeros, y supremos Baylarines de los Pueblos. Las oraciones funebres de los Egypcios, se reducian à Bayles, en que se representaba, sin parcialidad, ò lisonja, los vicios, y virtudes del difunto. Y la Satyra, que tanto mereciò à los antiguos para doctrinar los Pueblos, se representaba por Bayles de Archimimos, que eran en la Moral, lo que la Antonomia es en la Phisica.

Los que ignoran las antiguedades sagradas, y profanas, arquearàn las cejas, por no saber còmo componer estas Autoridades á favor de los Bayles, con los males, que han causado. Citaràn algunos exemplos, y auto-ridades contra los Bayles, pero sin atender à otras, aunque sean capaces de moderar la severidad de sus dictamenes, y destruìr las consequencias, que sacassen de algunos hechos. Lo cierto es, que los Papas, los Obispos, Emperadores, y demàs Principes, se han opuesto varias veces de mancomun al uso de los Bayles pùblicos.

Las noches de San Juan, de San Pedro, de San Martin, del primer dia de Mayo, &c. son monumentos substraídos à la proscripcion de los pùblicos annuales regocijos de los Antiguos; y estos recreos, si se extinguen, y se olvidan poco à poco, es por haverse introducido otros menos rusticos, y mas ruidosos, en que brilla mejor el fausto, y la vana distincion de las gentes: siendo constante, que las diversiones modernas caseras han contribuìdo mas eficazmente para el destierro de los primeros Bayles; que no los decretos, y mandamientos espirituales, y temporales de los Principes, y Prelados.

El Theatro, que se apercibiò de la excelencia, con que los Pantomimos caracterizaban, y pintaban de un modo elegante las acciones de los hombres, expressando con mil adornos, è inflecciones, que divier-ten las gentes las ridiculeces à que nos sujetamos, se apropiò los Bayles, y los puso en igual grado, ò de par con la Musica, y con el Arte Comico.

El Bayle hacia entre los Antiguos parte de la educacion, y enseñanza de la juventud, la que, con este exercicio, ocupaba su espiritu à fin de distraherse del ocio, y demàs vicios, y de afirmare mas, y mas en las virtudes. Agamemnon antes de ir à la guerra Troyana, dexò à un cèlebre Baylarin, por Escudero de Clytemnestra, para governar sus acciones en su ausencia. La obligacion de este Maestro de Bayles, consistìa en entretener à la Reyna con Bayles nuevos de su invencion; representandola en ellos, el modo de evitarlas enemistades, y requiebros molestos de los Cortesanos, y de mitigar la pena, que sentìa, con la memoria de su ausente marido. Egyste, que amaba à la Reyna, conociendo que no le serìa possible vencer su indiferencia à presencia del Baylarin, le matò, y triumphò de la virtud de Clythemnestra. Los tiempos, y las costumbres deben haberse mudado singularissimamente, si los Bayles, que antes eran salvaguardia del honor, y recato de las mugeres, son al presen-te, como lo divulgan los Petimetres de buena fortuna, tropiezos para ellas.

La estimacion en que tenian los Romanos el Arte de Baylar, se manifiesta en la distincion, y honores con que engrandecieron à Pylades, y Bathylo; el primero natural de Cilicia, y el segundo de Alexandria. Estos dos insignes Baylarines perfecionaron esta Arte en tiempo de Augusto. Pylades inventò los Bayles figurados, graves, y patheticos, como el Minuet de los Franceses, y el Fandango de los Españoles, quando se bayla con modestia. Bathylo hallò los Bayles alegres, y joviales como las Seguidillas, Contradanzas, &c. La habilidad, y esfuerzos de estos dos Maestros, para sobresalir, y vencerle uno à otro, y las mercedes, que los Romanos les hicieron, dieron mucho realce à su destreza, y modo de contentar al Pueblo con sus diversiones: Pero todos los Maestros de Roma no continuaron en ser Pylades, ni Bathylos.

La disolucion, à impudencia de los Pantomimos, y demàs Maestros de Bayle, llegaron à tanto, que Tiberio, despues de haver reusado la Sobreintendencia de los festejos pùblicos, les mandò echar de la Ciudad. Las vehementes passiones, que, por medio de esta diversion, inspiraban à la juventud, se bolvieron furores, desembolturas, y execraciones: passando su desahogo la raya de las politicas atenciones del vulgo. El Emperador conociendo, que todo el mal, y desenfreno del Pueblo procedia en parte de la avilantèz, y descaro, con que los Maestros de Bayle exercian su Arte, empezò à rezelar, que patrocinada la Plebe de los Grandes del Imperio tramasse algun dia conspiraciones contra su Persona, y que el interès, que tomaba el pùblico en la fortuna de los Coliseos, sirviesse quizà de caudal para una coligacion funesta por el Trono. Estos motivos serian bastante fuertes, para expeler à los Pantomimos de la Ciudad, y à los Maestros de Bayle de las casas particulares. Pero vamos de espacio. Los tiempos se mudaron; el Arte de Baylar, como las demàs Artes, perdieron su excelencia, y como todos han tardado mucho en resucitarse, el Bayle, que es de los ultimos que se perfecionaron, no lo es todavia tanto, que debemos tener miedo que sucedan segunda vez estos mismos inconvenientes.

El Arte de Baylar, en sentir de un Autor Moderno, està todavia tan niño, que apenas le dà ochenta anos: de suerte, que se halla muy distante de las facultades, que pudieran hacerla considerar perfecta. Sin embargo, si queremos creer à los Maestros, que enseñan à Baylar, su ciencia està en el zenith de perfeccion. Pero no es assi; pues lo que vemos, es, que los Maestros cultivan, y enseñan solamente la parte mecanica de esta Arte, y que son muy pocos, los que hasta aqui han penetrado la parte principal, ò mas essencial de ella.

Consultemos, para prueba de ello, à los Theatros. Los Chorizos, y Polacos, que creen, que la grandeza de los Bayles Theatrales consiste en saber dàr gusto, y contentar à ciertos espiritus vulgares, y que, si no hay saltos, brincos, y bolteos, sin compàs, orden, ni methodo dàn à entender su mal gusto, y hacen vèr que ignoran los verdaderos principios de esta Arte. En Roma, como en Madrid, habia pandillas, y vandos de Polacos, y Chorizos, ò partidos, que favorecian à Pylades, y à Bathylo. Estaban estos Maestros precisados à sostener su credito con prodigioso esfuerzo de espiritu, y con suma habilidad, y destreza de su cuerpo. En leyendo criticamente à los Autores Latinos, hallarèmos, que los tesoros del entendimiento humano, y del arte eran apenas bastantes, para saciar con novedades continuas en las composicicncs de los Bayles el gusto mal contentadizo, y el genio original, è inventivo de placeres exquisitos en que nadaban los Romanos.

Todas las Naciones, no tienen para los Bayles la misma disposicion, aptitud, ni idéa, y de esto nace aquella diversidad tan grande en los Bayles, que se estilan en cada Paìs. El Minuet, el Amable, y demàs Bayles à passo grave, ò mesurado, no parecen propios del genio de la Nacion francesa, que es activa, ligera, y como llena de azogue, y mejor la convendrian, en nuesro sentir, las Contradanzas. Las Seguidillas, y el Respingo debieran estàr menos acomodadas al genio serio, y grave de los Españoles, que no el fandango. El Gige es un Bayle disparatado, para una Nacion tan philosofica, y taciturna como la Inglesa, y con todo esto, cada uno de estos Bayles tiene una cierta calidad oculta, que es causa que se congenia, y connaturaliza con la Nacion que la adopta. Y si es verdad (como lo defienden algunos Philosofos) que aquello que agrada ac-tualmente con toda la extension, y propriedad del gusto, està en el punto de su perfeccion correlativo al sugeto à quien gusta: La Sarabanda de los Catalanes, y la Danza prima de los Asturianos, son Bayles que por su perfeccion, y por el gusto que en ellos hallan estos Pueblos, seràn iguales, y competidores con los mas famosos, y celebrados de todos los Pueblos del Universo.

El Bayle es medio conducente para consternar à ciertos genios, faciles de alterar, è irritarse, si en algunos tiempos, y ocasiones no se les procure diversiones en que puedan distinguirse. El passatiempo del Bayle, en que muchos atisvan causas morbiferas, es tambien remedio facil, y aun saludable para mantener la tranquilidad domestica, y poner freno à los alborotados humores de muchos jovenes, y doncellas.

Con dejar tal qual vez una libertad honesta à la juventud fogosa, à fin de que se divierta baylando, se le aligere el yugo de la sumission à que la condenan sus años. Venecia mantiene con sus Mascaras, la obediencia de sus Pueblos, y dora con una soñada libertad los grillos que les aprisionan. Levantando el destierro à Pylades apaciguò Augusto una sublevacion, y tumulto causado por la publicacion de un Decreto; y el Pueblo Romano quedò tan lleno de gozo, quando viò bolver à su Histrion famoso, que no hallò terminos con que alabar al Monarca que havia restituìdo à Roma el mas diestro Baylarin que conociò el Orbe. Las cosas, por nimias que sean, si lisonjean nuestros sentidos, ofrecen expedientes admirables para qualquier caso, no menos en el govierno particular de una familia, que en el General de un Estado.

En el Bayle no hay mas mal, que en el modo de enseñarle los Maestros, lo que puede motivar el mal que censuran aquellos que impugnan, y se oponen à su exercicio. Mas reprehensible es en los Bayles, la imprudente avilantèz de un mancebo sin conducta, que la diversion de todo el concurso. Sè que puede haver excessos graves en las Contradanzas modernas: pero nacen de que los Maestros que pretenden sobresalir, introducen en ellos libertades, desahogos, y passos tan imprudentes, que exceden à los limites de lo permitido, y que no entran en el plan, ni composicion de ellos, y mucho menos en el Arte de Baylar. Sè tambien, que los Maestros pre-tenden excederse unos à otros, en el gusto de dàr à los Instrumentos el tono mas proprio, y compasado para excitar el apetito concupiscible en los que baylan. No concibo como en los Corrales se pidan aquellos Bayles, que comunmente conmueven, y alteran los espiritus, y aun menos como los executan con tan poco methodo. No ignoro tampoco, que el modo de baylar en el Theatro, mayormente en este Paìs, està todavia en mantillas, y defectuosissimo; y assi los Baylarines no tienen razon, para que se crean dignos del aplauso pùblico, hasta que sepan que su Arte no consiste en posturas contrahechas, y saltos violentos, sino en passos regulares, y expressivos.

Qualquier Maestro que enseña Bayles figurados, ò Bayles sencillos, debe fijar su consideracion en el caracter, y disposicion corporal de la persona à quien enseña. No es menester que se singularise con novedades, y fantasìas para introducirlas en los Bayles, como es balancear en el Minuet, y otras irregularidades: su honor, y credito ha de consistir en que sepa executar con acierto los movimientos, y passos, que corresponden al genio,y caracter de la accion, ò personage que representa; y sobre todo en Bayles figurados, ò Bayletes. Un Bayle bien executado agradarà à todo genero de personas, que conozcan la excelencia de lo que en èl se representa, en lugar que à todos repugnan contorsiones, ademanes, posturas contrahechas, y fuera de lo natural, y esto, aunque no supiessen dàr razon de su repugnancia, lo natural lo acredita.

Esta es la causa porque los Bayles son materias de abuso, y esta es la cartilla que los Maestros debian tener presente, à fin de inspirar à sus Discipulos, y Discipulas, idèas de modestia, de urbanidad, y de decencia, virtudes sin las quales los Bayles son absolutamente malos. Confiesso ingenuamente, que de la mucha familiaridad, que hay entre ambos sexos en las Contradanzas, se pueden originar bastantes daños, y perjuicios. Pocas Señoritas hay, tan insensibles, que no las conmueva el embeleso de la musica, la vivacidad, figura, y garvo de un mancebo bien dispuesto, ayroso, que con su habilidad sabe hacer impression sobre su espiritu, y que en su modo de Baylar las procura expressar lo mucho que la juventud sabe hacer valer sus prendas para fines particular-res. Pero estos abusos, y malas resultas, ocasionadas por los Bayles, no son, à mi parecer, causa suficicnte, ni final para condenar absolutamente, y sin termino, la diversion de los Bayles; y tan lexos estoy de pensarlo, que quisiera que todo Padre de familias, dexasse aprender à sus hijos, è hijas esta habilidad, ò exercicio; teniendo, en mi rustico modo de valuar las cosas, poderosos motivos para aconsejarlo.

Como hay Bayles Nacionales, y de nuestra invencion, en que estamos mejor instruìdos, que en los Estrangeros, no quisiera que los desterrassen; y creo que qualquier sugeto, que no sea mozalbete, pueda alegrarse baylando, sin mas riesgo, que el que yo he experimentado, siempre que he baylado, y baylo en convites, y concursos en que me encuentro.

Quando assisto à Bayles pùblicos, y que veo barajadas en ellos las condiciones, y los individuos de la sociedad; de suerte, que una Duquesa se humilla hasta consentir la dè la mano el Mercader, ò el Artesano, me imagino, que serìa muy del caso, que los Reynos, y Paìses estableciessen en ciertos tiempos del año semejantes festejos, con el fin de esta-blecer en algun modo, ò de atraher à un medio proporcionado, y centro comun, la humildad del Plebeyo, con el orgullo del Noble. En estos festejos debe considerar el Rico, y Poderoso, que su poder, ni sus riquezas, no le hacen lo que èl presume ser por nacimiento, elevacion, y que los placeres, el contento, la libertad, y el mando no son bienes patrimoniales, tan exclusivos de su estado, que no los reparten con èl los humildes Ciudadanos. Y el Pobre, que teniendo cuenta del honor que recibe, le es preciso aumentar agradecido la veneracion, y obediencia, que debe à sus Superiores, sirviendole este momentaneo desahogo para sentir menos intensamente la gravedad de la fatiga à que le condena la condicion de Plebeyo.

He visto en algunos Lugares del contorno de Madrid estos Bayles pùblicos, en que se juntaban sin distincion, Grandes, Titulos, Labradores, Amos, Amas, Criados, y Criadas, en una palabra, la Corte, y la Aldea. Yo quisiera poder leer en semejantes lances en el interior de estos humildes hombres, à fin de poder dàr cuenta de los pensamientos, que deben ocupar à un pobre criado de Labrador, en el instante, que bayla con una Duquesa. Què transformaciones soñadas no formarà de su persona! Què interior complacencia de que le vean en empleo tan honorifico! Què aumento no contemplo en su robustèz! Què resolucion, y deseo no le contribuyo de emplearse el dia siguiente, con especialissimo gusto en el cumplimiento de su obligacion! Pues todo esto, à mi entender, pueden producir semejantes reflejos. Autor moderno hay, el qual, escribiendo sobre la politica del Campo, encarece semejantes diversiones, encargando à los Señores de Vassallos, que las animen, y costeen como medios propios, para grangearse la voluntad de sus Vassallos, y alimentar en ellos un espiritu laborioso. No fue sin razon el aprecio, que hacian los Spartiates de sus pùblicos exercicios, en que la Danza tenia mucha parte, pues reconocian en ellos una mina riquissima de bienes à favor de la Republica.

Como las Funciones privadas, y caseras se malogran tan à menudo, por culpa de los sugetos, à quienes se encarga avisar à los convidados; y que siendo ordinariamente este empleo para criados de escalera abaxo; esto es, para Asturianos, ò Gallegos, ò para Pages, que por lo regular son Vizcaynos, Navarros, ò Montañeses: la rusticidad de los primeros, y muchas veces la confusa inteligibilidad de las expresiones de los ultimos, hace equivoco el recado, y de esto resultan las mas veces chismes, y disgustos entre amistades, conocimientos, y familias.

Deseando yo contribuìr, en quanto me sea possible à la paz, y concordia de todos, he hallado conveniente concluìr este Discurso con dos Formularios, concebidos en terminos habiles para las convocatorias de semejantes festejos. El primero servirà para las Amigas de confianza, ò de puertas adentro. Y el segundo para aquellos Sugetos generales, que solamente se intitulan Amigos en semejantes lances, y de quienes nadie se acuerda en todo lo corriente del año. El estilo de ambos papeles se compone entre Merced, y Señoría, y expressan bastantemente la calificacion de los Sugetos: El trabajo que deberàn tomar aquellos, que se valiessen de este arbitrio, para hacer sus convites por escrito, serà solamente el de mudar la calidad, y tratamiento de las personas, cuya circunstancia les serà facil, pues muy pocos, ò ninguno ignora, que desde el , hasta el Serenissimo, es tan seguida, y mesurada la graduacion, que de escalon à escalon, no và mas que la mano.

No es de estrañar, que abogue à favor de los concursos, viendo en ellos un retrato de aquellos dichosos tiempos, que tanto nos alaban los Poetas, y espero que con el uso desterrarèmos mucho Quixotismo de ellas.

Amiga mia:

“Mañana està resuelta Doña Susanna à venir honrar esta casa con su persona. Me ha dado palabra, que la tendrèmos hasta la una, ò dos de la mañanita, y no sè como corresponder à tan distinguida fineza, pues no ignoras, que jamàs passa de las diez fuera de su casa, y que sus mas cercanos parientes no han podido gozar su compañia con la ventaja, que yo me prometo gozarla por edza vez.

Mi anhelo es festejarla con el mayor primor, para que el concurso tenga la satisfaccion de conocer hasta donde ha sabido exceder nuestra familia, y ganar de mano à las delicadeces de qualquiera otra; y por lo tanto, tù me haràs especial gusto, si cantas con Don Simplicio aquel Duo del Demophoonte. El Maestro de Bayle de Manuelita, se ha encargado de la Musica, y à lo que me promete serà sobresaliente: Convidarà á tres, ò quatro Discipulos, de los mas habiles de su Escuela, para que nuestro Cortejo sea el mas lucido. Tambien tengo premissas de que lograrèmos la fortuna de tener à Don Celestino, y que regalarà la compañia con la Relacion del Negro mas prodigioso. Sabes tambien quan dificil es conseguir, que Doña Ana cante; pero es moralmente cierto que cantarà; porque el Maestro puede mucho para con ella, y no la dexarà hasta conseguir aquello, que tanto deseo. En una palabra, te espero; pero no sola, y con toda la disposicion possible para alegrarte, y hacer los honores de una funcion, que no es menos tuya, que mia. A Dios querida.”

Nicolasa.

ESQUELA INVITATORIA CIRCULAR, ò si quieres Billete à la Francesa.

Muy Señor mio:

“Esta noche recibo la honra, de que Doña Maria, con su prima vendrà à visitarme, para que todos mis conocidos, y conocidas la dèn el parabien de su nuevo estado. Vm. siendolo tanto de esta casa, no querrà (espero) hacerme sufrir el sonrojo de preferir, à esta, otras visitas; y assi tengo motivo para lisongearme con su presencia, y con la seguridad de que no desdeñarà hacer patente las habilidades, y primores de Musica, Bayle, Representacion, &c. en que todos le aplaudimos excelente. Vm. puede convidar à tres, ò quatro amigos, para que el concurso salga lucido, y todos con la estimacion, que se saben grangear por sus estimables calidades. Si me atreviera, suplicarìa à Vm. de dàr todo quanto gusto sea possible à la Novia; porque aspiro al honor de que mi funcion sea juzgada, la mas lucida de quantas havrà entre sus Amigas, y Conocidas, con el motivo de sus Visitas.

Encargo nuevamente no me falte à la hora debida, y me saque del empeño.”

B.L.M. deV.m.

Seraphina.

FIN.

ADVERTENCIA.

Como algunos Amigos, y sugetos de superior hyerarchìa me han reconvenido sobre la calidad del papel, y del caracter de la Obra del Duende, no pareciendoles, que trabajo de tanta substancia, y que debe passar à los tataranietos de los que viven al presente, podìa conservarse impresso con caracter tan pequeño, y desgastado, he querido empezar à complacer à estos sugetos, que sin duda hablaràn en nombre del Pùblico; y por esto doy el presente numero en distinto papel, y con caracter algo mas grande: Agradezcamente tambien mis Amigos, que no les quiero cansar tanto la vista, pues deseo que lean con acierto, y gusto, para que no les falte retal nuevo con que cortarme algun vestidillo para el Invierno.

El Discurso siguiente se darà el Lunes 20. de Julio de 1761.

EN MADRID: Con las Licencias necessarias, por Andrès Ortega, calle de las Infantas.

Se hallarà este, y todos los siguientes en las Librerìas de Antonio Sancha, frente del Correo; en la de Bartholomè Lopez, Plazuela de Santo Domingo; y en la de Bartholomè Ulloa, frente del Salvador.

NUM. VIII Saltare elegantius, quam necesse est probe. Salust. de Bello Cath. §. 25. [Principios Historicos del Arte de Baylar] Muchas veces despreciamos, y condenamos con ligereza suma las diversiones, con que la gente procura aliviarse las fatigas, à que les obliga su estado: Los desprecios, y condenaciones generales, ò sin restriccion, me han parecido siempre expuestas à inconvenientes; y aunque la Moral, y tal vez la Politica, que las proscriben son buenas, finas, y fundadas en un verdadero deseo del bien espiritual de todos; siempre son mal recibidas, y peor observadas sus proposiciones. La mayor parte de las diversiones, con que la gente se recrea, aunque no sean malas por su calidad, ò naturaleza, son cen-surables, si atendemos à los abusos, que pueden motivar, y los males, que efectivamente resultan de algunas. Luciano reprehendiò un dia en un Amigo suyo la passion à los Bayles; pero este le respondiò, que haviendose instituìdo los Bayles por la Diosa Rhea, y Jupiter salvadose por medio de ellos la vida, merecian alguna estimacion, y no debian ser despreciados con tanto empeño. Los hombres grandes de la Gentilidad consintieron, y aun aprobaron en todos tiempos estas diversiones. Homero condecora à Merion Baylarin cèlebre con el epiteto de excelente, y divertido, diciendo: Que por su ligereza, y agilidad de cuerpo, adqueridas con el exercicio de baylar, se distinguia entre los Cavalleros, y Principes Griegos en la guerra de Troya. El amigo de Luciano, para justificar mas cumplidamente su aficion à los Bayles, alegaba el exemplo de Pyrrho, quien no se havia hecho menos famoso por el Bayle, que con su nombre havia inventado, que por sus hazañas, y proëzas militares. Los que niegan à Pyrrho el invento de este Bayle, que era el de los Heroës, lo atribuyen à los Curetes, ò Corybantes, y otros à Neoptolemo hijo de Achilles; y no falta quien, sin darle inventor, deriva su nombre de la palabra Pyr Fuego: por la rapidèz ignea de los movimientos, ò por el pie llamado Pyrrhico; que compuesto de dos breves, es de todas las medidas de versos la mas ligera, y saltante. Otros le derivan de la palabra Pyra: yà porque se baylaba en las exequias de Achilles, ò porque le baylaban al rededor de las Pyras, en que se quemaban los cuerpos de los Heroës muertos en la guerra. No continuarè el examen de estas etymologias para descubrir la verdadera: basta que la danza Pyrrhica es antiquissima, y que no estamos de asiento, para adivinar sus principios. Pindaro dixo: que Bellorophonte baylò la danza Pyrrhica, revestido de sus armas, lo que nos assegura bastante su antiguedad. Un Autor cèlebre de estos dias propone escribir un Tratado sobre ello, el qual dedicarà à los Maestros de Bayles de esta Corte, y en que establecerà la verdad sobre esta materia. Citaba el Philosopho tambien à los Lacedemonios, que, siendo el Pueblo mas austero en su moral, y conducta de toda la Grecia, protegian las diversiones del Bayle; y su Hormus tan celebrado en Asia, y que serìa de la clase de los Bayles de Navarra, y Biszcaya, los havian hecho famosos entre los demàs Griegos. No hay cosa mas gloriosa para este Pueblo, que el testimonio, que dà Pindaro, citado por Plutarco, de la estimacion que hacian de esta Arte. Entre cinco, ò seis cosas de que alaba à los Lacedemonios, y que son la Prudencia en los Ancianos, el Valor en los Jovenes, &c. pone tambien à los Bayles, à la Musica, à los festines, y convites, con sus diversiones. Podrase añadir algo mas, para exaltar la gloria del Bayle, y encarecer el exercicio de esta Arte? Alegaba igualmente en su favor las celebradas Estatuas, que los de Thesalìa erigian à la memoria de sus mas insignes Baylarines. Mucho me admiro, decia à Luciano, que siendo tù mi Amigo, y Compañero de Philosophìa, te opongas al dictamen de Homero, de Hesiodo, y de otros Sábios, que en sus tiempos eran oraculos del mundo; y que todos compararon el recreo del Bayle con el Valor; juzgando uno, y otro dones especiales, con que la Divinidad honra à la Naturaleza humana. Còmo, le decia, serà possible, que no respetes la opinion del hombre tenido por el mas sábio, y juicioso del mundo, y como tal anunciado por el oraculo? Socrates, no contentandose con vèr esta diversion en otros, aprendiò à baylar en edad muy abanzada, y lo mismo hizo Epaminondas en sus mas tiernos años. El Philosopho Momo convencido del peso, que tenian las autoridades, que le proponia su Amigo, se rindiò, adoptando no solo, como buenos los Bayles, sino pidiendole le llevasse consigo al primero à que assistiesse. De estas opiniones antiguas, y razones, que me dicta la prudencia, quiero valerme para defender los Bayles, impugnando à los que con poca politica, ò intencion equivoca, procuran desacreditar un divertimiento en sì decente, y festivo. El Baylar es un Arte, nada menos, que todas las demàs Artes, y como tal ha merecido el estudio, y la atencion de muchos Escritores clasicos antiguos, y modernos. En estos tiempos han dissertado sobre èl, Bonnet, el P. Menestrier, el Abad de Bos, Monsieur Cahusac, &c. que nos han explicado el caracter, y la diferencia de los Bayles generales, y particulares, antiguos, y modernos. Es de creer, que el Bayle, y el Canto comenzarian con la multiplicacion del genero humano, y que duraràn mientras haya hombres. Levantando estos la voz con varias inflexiones, hallarian en la diversidad de sonidos una modulacion regular, y reflexionada, la qual estampada en su memoria, y repetida, daria principio al Canto. Enamorados de la cadencia, y harmoniosos efectos de estas expressiones vocales, procurarian dàr vivacidad, y fuerza à estos propios sonidos, por medio de algunos movimientos dirigidos al compàs de la voz, y con esto formarian la primera idea del Bayle. Los Autores mas antiguos para explicar lo que piensan sobre el origen del Bayle, examinaron los atributos de la Divinidad, y quissieron, que el Bayle fuesse un epilogo harmonioso del Cielo, y de la Tierra; y que, arreglado à compás copiaba la Potestad Suprema: siendo una Imagen bellissima, que nos hace sensible el concierto, y la perfecta concordancia, que admiramos en todos las cosas. El Bayle, segun Theophrasto, tuvo por Padre à un excelente Musico de Flauta, llamado Andron, y le perfeccionò Cleophante Thebano, siendo, si creemos à Strabon, los primeros, que le sometieron à reglas, y me-didas, los Curetes, y Rhea. El Bayle depende de la Musica, y nadie le niega à esta Arte semejante dependencia; pues se dice, que el Padre de la Musica, embelesado del sonido de su Instrumento, y sintiendo el efecto, que este producia en los miembros de su cuerpo, compondria cadenciados los primeros passos, para el Bayle. (yà se entiende, que hablo de Orpheo) Los Heroës se han distinguido excelentemente, en esta diversion, ò exercicio, que ha servido à los Guerreros, para perfeccionarse en el manejo de las Armas. Serìa, pues, muy del caso, que el Soldado, para perfeccionarse en las evoluciones militares, aprendiesse, y supiesse el Arte de Baylar. Luciano assegura, que Junon, haviendo pedido à Marte enseñásse à Priape el manejo de las Armas, el Dios no le pudo sacar buen Guerrero, hasta que le huvo hecho buen Baylarin. Sabemos tambien, que el instrumento de las Victorias, que ganò Baccho en las Indias, fue el Bayle. La utilidad, que el estado conociò en el Exercicio de la Danza Pyrrhica fue causa, que los Griegos la conservaron mucho tiempo despues de la Era de los Heroës; la qual fe-necida inventaron otros Bayles menos vivos, y que exprimian passiones mas suaves. La Danza Pyrrhonica enseñaba à los Militares con la agitacion, y prontitud de mover el cuerpo, còmo debian evitar diestramente los golpes de sus contrarios, y darles las heridas; y las Danzas amorosas instruìan como se debian dàr al cuerpo gracias, y expressiones, sin las quales la hermosura jamàs se conoce perfecta. El ardor de los Militares para la Escuela del Bayle, se entibiò con el tiempo, y entonces se empezaron à inventar Bayles, cuyo objeto era de mera diversion. No sin gravissima causa, aunque parezca ironìa, dixo el Comico Moliere en una de sus Comedias, que el Arte de Baylar, es una de las Artes, que convienen al buen govierno de un Estado. Siendo esto verdad, debia el Govierno interessarse, en que el Bayle, y la Musica entren en el Plan, y cuidado de los Magistrados, y merezcan la atencion de los Legisladores. Los Philosophos mas austeros, que conocieron la importancia de los Bayles, no se desdeñaron componer Reglamentos sobre esta parte gymnastica, como se lee en las Obras de Platon, de Aristoteles, y de Plutarco. El Arte de Baylar fue tambien parte del culto Religioso de los antiguos Paganos. Los Sacerdotes de la Gentilidad creìan con razon, que las convulsiones interiores, que sentian en consultando los Oraculos, eran efectos de las violencias, y contorsiones, que hacian en sus Danzas sagradas, y favores en que, la Divinidad, que invocaban, les comunicaba los Sagrados Enthusiasmos, con que pronunciaban sus respuestas, y vaticinios. Todas las Naciones del Orbe tuvieron el uso de los Bayles, por recreo, por culto, ò por razon de estado; y los Sacerdotes y Principes eran antiguamente los primeros, y supremos Baylarines de los Pueblos. Las oraciones funebres de los Egypcios, se reducian à Bayles, en que se representaba, sin parcialidad, ò lisonja, los vicios, y virtudes del difunto. Y la Satyra, que tanto mereciò à los antiguos para doctrinar los Pueblos, se representaba por Bayles de Archimimos, que eran en la Moral, lo que la Antonomia es en la Phisica. Los que ignoran las antiguedades sagradas, y profanas, arquearàn las cejas, por no saber còmo componer estas Autoridades á favor de los Bayles, con los males, que han causado. Citaràn algunos exemplos, y auto-ridades contra los Bayles, pero sin atender à otras, aunque sean capaces de moderar la severidad de sus dictamenes, y destruìr las consequencias, que sacassen de algunos hechos. Lo cierto es, que los Papas, los Obispos, Emperadores, y demàs Principes, se han opuesto varias veces de mancomun al uso de los Bayles pùblicos. Las noches de San Juan, de San Pedro, de San Martin, del primer dia de Mayo, &c. son monumentos substraídos à la proscripcion de los pùblicos annuales regocijos de los Antiguos; y estos recreos, si se extinguen, y se olvidan poco à poco, es por haverse introducido otros menos rusticos, y mas ruidosos, en que brilla mejor el fausto, y la vana distincion de las gentes: siendo constante, que las diversiones modernas caseras han contribuìdo mas eficazmente para el destierro de los primeros Bayles; que no los decretos, y mandamientos espirituales, y temporales de los Principes, y Prelados. El Theatro, que se apercibiò de la excelencia, con que los Pantomimos caracterizaban, y pintaban de un modo elegante las acciones de los hombres, expressando con mil adornos, è inflecciones, que divier-ten las gentes las ridiculeces à que nos sujetamos, se apropiò los Bayles, y los puso en igual grado, ò de par con la Musica, y con el Arte Comico. El Bayle hacia entre los Antiguos parte de la educacion, y enseñanza de la juventud, la que, con este exercicio, ocupaba su espiritu à fin de distraherse del ocio, y demàs vicios, y de afirmare mas, y mas en las virtudes. Agamemnon antes de ir à la guerra Troyana, dexò à un cèlebre Baylarin, por Escudero de Clytemnestra, para governar sus acciones en su ausencia. La obligacion de este Maestro de Bayles, consistìa en entretener à la Reyna con Bayles nuevos de su invencion; representandola en ellos, el modo de evitarlas enemistades, y requiebros molestos de los Cortesanos, y de mitigar la pena, que sentìa, con la memoria de su ausente marido. Egyste, que amaba à la Reyna, conociendo que no le serìa possible vencer su indiferencia à presencia del Baylarin, le matò, y triumphò de la virtud de Clythemnestra. Los tiempos, y las costumbres deben haberse mudado singularissimamente, si los Bayles, que antes eran salvaguardia del honor, y recato de las mugeres, son al presen-te, como lo divulgan los Petimetres de buena fortuna, tropiezos para ellas. La estimacion en que tenian los Romanos el Arte de Baylar, se manifiesta en la distincion, y honores con que engrandecieron à Pylades, y Bathylo; el primero natural de Cilicia, y el segundo de Alexandria. Estos dos insignes Baylarines perfecionaron esta Arte en tiempo de Augusto. Pylades inventò los Bayles figurados, graves, y patheticos, como el Minuet de los Franceses, y el Fandango de los Españoles, quando se bayla con modestia. Bathylo hallò los Bayles alegres, y joviales como las Seguidillas, Contradanzas, &c. La habilidad, y esfuerzos de estos dos Maestros, para sobresalir, y vencerle uno à otro, y las mercedes, que los Romanos les hicieron, dieron mucho realce à su destreza, y modo de contentar al Pueblo con sus diversiones: Pero todos los Maestros de Roma no continuaron en ser Pylades, ni Bathylos. La disolucion, à impudencia de los Pantomimos, y demàs Maestros de Bayle, llegaron à tanto, que Tiberio, despues de haver reusado la Sobreintendencia de los festejos pùblicos, les mandò echar de la Ciudad. Las vehementes passiones, que, por medio de esta diversion, inspiraban à la juventud, se bolvieron furores, desembolturas, y execraciones: passando su desahogo la raya de las politicas atenciones del vulgo. El Emperador conociendo, que todo el mal, y desenfreno del Pueblo procedia en parte de la avilantèz, y descaro, con que los Maestros de Bayle exercian su Arte, empezò à rezelar, que patrocinada la Plebe de los Grandes del Imperio tramasse algun dia conspiraciones contra su Persona, y que el interès, que tomaba el pùblico en la fortuna de los Coliseos, sirviesse quizà de caudal para una coligacion funesta por el Trono. Estos motivos serian bastante fuertes, para expeler à los Pantomimos de la Ciudad, y à los Maestros de Bayle de las casas particulares. Pero vamos de espacio. Los tiempos se mudaron; el Arte de Baylar, como las demàs Artes, perdieron su excelencia, y como todos han tardado mucho en resucitarse, el Bayle, que es de los ultimos que se perfecionaron, no lo es todavia tanto, que debemos tener miedo que sucedan segunda vez estos mismos inconvenientes. El Arte de Baylar, en sentir de un Autor Moderno, està todavia tan niño, que apenas le dà ochenta anos: de suerte, que se halla muy distante de las facultades, que pudieran hacerla considerar perfecta. Sin embargo, si queremos creer à los Maestros, que enseñan à Baylar, su ciencia està en el zenith de perfeccion. Pero no es assi; pues lo que vemos, es, que los Maestros cultivan, y enseñan solamente la parte mecanica de esta Arte, y que son muy pocos, los que hasta aqui han penetrado la parte principal, ò mas essencial de ella. Consultemos, para prueba de ello, à los Theatros. Los Chorizos, y Polacos, que creen, que la grandeza de los Bayles Theatrales consiste en saber dàr gusto, y contentar à ciertos espiritus vulgares, y que, si no hay saltos, brincos, y bolteos, sin compàs, orden, ni methodo dàn à entender su mal gusto, y hacen vèr que ignoran los verdaderos principios de esta Arte. En Roma, como en Madrid, habia pandillas, y vandos de Polacos, y Chorizos, ò partidos, que favorecian à Pylades, y à Bathylo. Estaban estos Maestros precisados à sostener su credito con prodigioso esfuerzo de espiritu, y con suma habilidad, y destreza de su cuerpo. En leyendo criticamente à los Autores Latinos, hallarèmos, que los tesoros del entendimiento humano, y del arte eran apenas bastantes, para saciar con novedades continuas en las composicicncs de los Bayles el gusto mal contentadizo, y el genio original, è inventivo de placeres exquisitos en que nadaban los Romanos. Todas las Naciones, no tienen para los Bayles la misma disposicion, aptitud, ni idéa, y de esto nace aquella diversidad tan grande en los Bayles, que se estilan en cada Paìs. El Minuet, el Amable, y demàs Bayles à passo grave, ò mesurado, no parecen propios del genio de la Nacion francesa, que es activa, ligera, y como llena de azogue, y mejor la convendrian, en nuesro sentir, las Contradanzas. Las Seguidillas, y el Respingo debieran estàr menos acomodadas al genio serio, y grave de los Españoles, que no el fandango. El Gige es un Bayle disparatado, para una Nacion tan philosofica, y taciturna como la Inglesa, y con todo esto, cada uno de estos Bayles tiene una cierta calidad oculta, que es causa que se congenia, y connaturaliza con la Nacion que la adopta. Y si es verdad (como lo defienden algunos Philosofos) que aquello que agrada ac-tualmente con toda la extension, y propriedad del gusto, està en el punto de su perfeccion correlativo al sugeto à quien gusta: La Sarabanda de los Catalanes, y la Danza prima de los Asturianos, son Bayles que por su perfeccion, y por el gusto que en ellos hallan estos Pueblos, seràn iguales, y competidores con los mas famosos, y celebrados de todos los Pueblos del Universo. El Bayle es medio conducente para consternar à ciertos genios, faciles de alterar, è irritarse, si en algunos tiempos, y ocasiones no se les procure diversiones en que puedan distinguirse. El passatiempo del Bayle, en que muchos atisvan causas morbiferas, es tambien remedio facil, y aun saludable para mantener la tranquilidad domestica, y poner freno à los alborotados humores de muchos jovenes, y doncellas. Con dejar tal qual vez una libertad honesta à la juventud fogosa, à fin de que se divierta baylando, se le aligere el yugo de la sumission à que la condenan sus años. Venecia mantiene con sus Mascaras, la obediencia de sus Pueblos, y dora con una soñada libertad los grillos que les aprisionan. Levantando el destierro à Pylades apaciguò Augusto una sublevacion, y tumulto causado por la publicacion de un Decreto; y el Pueblo Romano quedò tan lleno de gozo, quando viò bolver à su Histrion famoso, que no hallò terminos con que alabar al Monarca que havia restituìdo à Roma el mas diestro Baylarin que conociò el Orbe. Las cosas, por nimias que sean, si lisonjean nuestros sentidos, ofrecen expedientes admirables para qualquier caso, no menos en el govierno particular de una familia, que en el General de un Estado. En el Bayle no hay mas mal, que en el modo de enseñarle los Maestros, lo que puede motivar el mal que censuran aquellos que impugnan, y se oponen à su exercicio. Mas reprehensible es en los Bayles, la imprudente avilantèz de un mancebo sin conducta, que la diversion de todo el concurso. Sè que puede haver excessos graves en las Contradanzas modernas: pero nacen de que los Maestros que pretenden sobresalir, introducen en ellos libertades, desahogos, y passos tan imprudentes, que exceden à los limites de lo permitido, y que no entran en el plan, ni composicion de ellos, y mucho menos en el Arte de Baylar. Sè tambien, que los Maestros pre-tenden excederse unos à otros, en el gusto de dàr à los Instrumentos el tono mas proprio, y compasado para excitar el apetito concupiscible en los que baylan. No concibo como en los Corrales se pidan aquellos Bayles, que comunmente conmueven, y alteran los espiritus, y aun menos como los executan con tan poco methodo. No ignoro tampoco, que el modo de baylar en el Theatro, mayormente en este Paìs, està todavia en mantillas, y defectuosissimo; y assi los Baylarines no tienen razon, para que se crean dignos del aplauso pùblico, hasta que sepan que su Arte no consiste en posturas contrahechas, y saltos violentos, sino en passos regulares, y expressivos. Qualquier Maestro que enseña Bayles figurados, ò Bayles sencillos, debe fijar su consideracion en el caracter, y disposicion corporal de la persona à quien enseña. No es menester que se singularise con novedades, y fantasìas para introducirlas en los Bayles, como es balancear en el Minuet, y otras irregularidades: su honor, y credito ha de consistir en que sepa executar con acierto los movimientos, y passos, que corresponden al genio,y caracter de la accion, ò personage que representa; y sobre todo en Bayles figurados, ò Bayletes. Un Bayle bien executado agradarà à todo genero de personas, que conozcan la excelencia de lo que en èl se representa, en lugar que à todos repugnan contorsiones, ademanes, posturas contrahechas, y fuera de lo natural, y esto, aunque no supiessen dàr razon de su repugnancia, lo natural lo acredita. Esta es la causa porque los Bayles son materias de abuso, y esta es la cartilla que los Maestros debian tener presente, à fin de inspirar à sus Discipulos, y Discipulas, idèas de modestia, de urbanidad, y de decencia, virtudes sin las quales los Bayles son absolutamente malos. Confiesso ingenuamente, que de la mucha familiaridad, que hay entre ambos sexos en las Contradanzas, se pueden originar bastantes daños, y perjuicios. Pocas Señoritas hay, tan insensibles, que no las conmueva el embeleso de la musica, la vivacidad, figura, y garvo de un mancebo bien dispuesto, ayroso, que con su habilidad sabe hacer impression sobre su espiritu, y que en su modo de Baylar las procura expressar lo mucho que la juventud sabe hacer valer sus prendas para fines particular-res. Pero estos abusos, y malas resultas, ocasionadas por los Bayles, no son, à mi parecer, causa suficicnte, ni final para condenar absolutamente, y sin termino, la diversion de los Bayles; y tan lexos estoy de pensarlo, que quisiera que todo Padre de familias, dexasse aprender à sus hijos, è hijas esta habilidad, ò exercicio; teniendo, en mi rustico modo de valuar las cosas, poderosos motivos para aconsejarlo. Como hay Bayles Nacionales, y de nuestra invencion, en que estamos mejor instruìdos, que en los Estrangeros, no quisiera que los desterrassen; y creo que qualquier sugeto, que no sea mozalbete, pueda alegrarse baylando, sin mas riesgo, que el que yo he experimentado, siempre que he baylado, y baylo en convites, y concursos en que me encuentro. Quando assisto à Bayles pùblicos, y que veo barajadas en ellos las condiciones, y los individuos de la sociedad; de suerte, que una Duquesa se humilla hasta consentir la dè la mano el Mercader, ò el Artesano, me imagino, que serìa muy del caso, que los Reynos, y Paìses estableciessen en ciertos tiempos del año semejantes festejos, con el fin de esta-blecer en algun modo, ò de atraher à un medio proporcionado, y centro comun, la humildad del Plebeyo, con el orgullo del Noble. En estos festejos debe considerar el Rico, y Poderoso, que su poder, ni sus riquezas, no le hacen lo que èl presume ser por nacimiento, elevacion, y que los placeres, el contento, la libertad, y el mando no son bienes patrimoniales, tan exclusivos de su estado, que no los reparten con èl los humildes Ciudadanos. Y el Pobre, que teniendo cuenta del honor que recibe, le es preciso aumentar agradecido la veneracion, y obediencia, que debe à sus Superiores, sirviendole este momentaneo desahogo para sentir menos intensamente la gravedad de la fatiga à que le condena la condicion de Plebeyo. He visto en algunos Lugares del contorno de Madrid estos Bayles pùblicos, en que se juntaban sin distincion, Grandes, Titulos, Labradores, Amos, Amas, Criados, y Criadas, en una palabra, la Corte, y la Aldea. Yo quisiera poder leer en semejantes lances en el interior de estos humildes hombres, à fin de poder dàr cuenta de los pensamientos, que deben ocupar à un pobre criado de Labrador, en el instante, que bayla con una Duquesa. Què transformaciones soñadas no formarà de su persona! Què interior complacencia de que le vean en empleo tan honorifico! Què aumento no contemplo en su robustèz! Què resolucion, y deseo no le contribuyo de emplearse el dia siguiente, con especialissimo gusto en el cumplimiento de su obligacion! Pues todo esto, à mi entender, pueden producir semejantes reflejos. Autor moderno hay, el qual, escribiendo sobre la politica del Campo, encarece semejantes diversiones, encargando à los Señores de Vassallos, que las animen, y costeen como medios propios, para grangearse la voluntad de sus Vassallos, y alimentar en ellos un espiritu laborioso. No fue sin razon el aprecio, que hacian los Spartiates de sus pùblicos exercicios, en que la Danza tenia mucha parte, pues reconocian en ellos una mina riquissima de bienes à favor de la Republica. Como las Funciones privadas, y caseras se malogran tan à menudo, por culpa de los sugetos, à quienes se encarga avisar à los convidados; y que siendo ordinariamente este empleo para criados de escalera abaxo; esto es, para Asturianos, ò Gallegos, ò para Pages, que por lo regular son Vizcaynos, Navarros, ò Montañeses: la rusticidad de los primeros, y muchas veces la confusa inteligibilidad de las expresiones de los ultimos, hace equivoco el recado, y de esto resultan las mas veces chismes, y disgustos entre amistades, conocimientos, y familias. Deseando yo contribuìr, en quanto me sea possible à la paz, y concordia de todos, he hallado conveniente concluìr este Discurso con dos Formularios, concebidos en terminos habiles para las convocatorias de semejantes festejos. El primero servirà para las Amigas de confianza, ò de puertas adentro. Y el segundo para aquellos Sugetos generales, que solamente se intitulan Amigos en semejantes lances, y de quienes nadie se acuerda en todo lo corriente del año. El estilo de ambos papeles se compone entre Merced, y Señoría, y expressan bastantemente la calificacion de los Sugetos: El trabajo que deberàn tomar aquellos, que se valiessen de este arbitrio, para hacer sus convites por escrito, serà solamente el de mudar la calidad, y tratamiento de las personas, cuya circunstancia les serà facil, pues muy pocos, ò ninguno ignora, que desde el Tù, hasta el Serenissimo, es tan seguida, y mesurada la graduacion, que de escalon à escalon, no và mas que la mano. No es de estrañar, que abogue à favor de los concursos, viendo en ellos un retrato de aquellos dichosos tiempos, que tanto nos alaban los Poetas, y espero que con el uso desterrarèmos mucho Quixotismo de ellas. Amiga mia: “Mañana està resuelta Doña Susanna à venir honrar esta casa con su persona. Me ha dado palabra, que la tendrèmos hasta la una, ò dos de la mañanita, y no sè como corresponder à tan distinguida fineza, pues no ignoras, que jamàs passa de las diez fuera de su casa, y que sus mas cercanos parientes no han podido gozar su compañia con la ventaja, que yo me prometo gozarla por edza vez. Mi anhelo es festejarla con el mayor primor, para que el concurso tenga la satisfaccion de conocer hasta donde ha sabido exceder nuestra familia, y ganar de mano à las delicadeces de qualquiera otra; y por lo tanto, tù me haràs especial gusto, si cantas con Don Simplicio aquel Duo del Demophoonte. El Maestro de Bayle de Manuelita, se ha encargado de la Musica, y à lo que me promete serà sobresaliente: Convidarà á tres, ò quatro Discipulos, de los mas habiles de su Escuela, para que nuestro Cortejo sea el mas lucido. Tambien tengo premissas de que lograrèmos la fortuna de tener à Don Celestino, y que regalarà la compañia con la Relacion del Negro mas prodigioso. Sabes tambien quan dificil es conseguir, que Doña Ana cante; pero es moralmente cierto que cantarà; porque el Maestro puede mucho para con ella, y no la dexarà hasta conseguir aquello, que tanto deseo. En una palabra, te espero; pero no sola, y con toda la disposicion possible para alegrarte, y hacer los honores de una funcion, que no es menos tuya, que mia. A Dios querida.” Nicolasa. ESQUELA INVITATORIA CIRCULAR, ò si quieres Billete à la Francesa. Muy Señor mio: “Esta noche recibo la honra, de que Doña Maria, con su prima vendrà à visitarme, para que todos mis conocidos, y conocidas la dèn el parabien de su nuevo estado. Vm. siendolo tanto de esta casa, no querrà (espero) hacerme sufrir el sonrojo de preferir, à esta, otras visitas; y assi tengo motivo para lisongearme con su presencia, y con la seguridad de que no desdeñarà hacer patente las habilidades, y primores de Musica, Bayle, Representacion, &c. en que todos le aplaudimos excelente. Vm. puede convidar à tres, ò quatro amigos, para que el concurso salga lucido, y todos con la estimacion, que se saben grangear por sus estimables calidades. Si me atreviera, suplicarìa à Vm. de dàr todo quanto gusto sea possible à la Novia; porque aspiro al honor de que mi funcion sea juzgada, la mas lucida de quantas havrà entre sus Amigas, y Conocidas, con el motivo de sus Visitas. Encargo nuevamente no me falte à la hora debida, y me saque del empeño.” B.L.M. deV.m. Seraphina. FIN. ADVERTENCIA. Como algunos Amigos, y sugetos de superior hyerarchìa me han reconvenido sobre la calidad del papel, y del caracter de la Obra del Duende, no pareciendoles, que trabajo de tanta substancia, y que debe passar à los tataranietos de los que viven al presente, podìa conservarse impresso con caracter tan pequeño, y desgastado, he querido empezar à complacer à estos sugetos, que sin duda hablaràn en nombre del Pùblico; y por esto doy el presente numero en distinto papel, y con caracter algo mas grande: Agradezcamente tambien mis Amigos, que no les quiero cansar tanto la vista, pues deseo que lean con acierto, y gusto, para que no les falte retal nuevo con que cortarme algun vestidillo para el Invierno. El Discurso siguiente se darà el Lunes 20. de Julio de 1761. EN MADRID: Con las Licencias necessarias, por Andrès Ortega, calle de las Infantas. Se hallarà este, y todos los siguientes en las Librerìas de Antonio Sancha, frente del Correo; en la de Bartholomè Lopez, Plazuela de Santo Domingo; y en la de Bartholomè Ulloa, frente del Salvador.