El Belianis literario: Numero V
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Numero V
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Defensa II.
Escritos Errantes.
Zitat/Motto
. . . . . Veniunt
leve vulgus; euntque.
Mixtaque cum veris passim commenta vagantur
Millia rumorum: confusaque verba volutant.
E quibus hi vacuas implent sermonibus auras:
Hi narrata ferunt alio: mensuraque ficti
Crescit; & auditis aliquid novus adjicit auctor.
Mixtaque cum veris passim commenta vagantur
Millia rumorum: confusaque verba volutant.
E quibus hi vacuas implent sermonibus auras:
Hi narrata ferunt alio: mensuraque ficti
Crescit; & auditis aliquid novus adjicit auctor.
Oy. Met. l. 12. Fab. 1.
§. I.
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Metatextualität
Bien pueden mis Lectores
prometerse recompensar el fastidio y molestia que habrán
sufrido por la prolija narracion y Defensa de nuestros
Escritos periódicos, con la diversion y complacencia que
les ofrecen en la de los Escritos Errantes ó sueltos,
que desde el termino que me fijé al principio hasta el
presente han logrado de la luz pública y el comun
aplauso, sus grandes descubrimientos de critica y
erudicion, sus noticias raras y espantosas, sus
maravillosos secretos y otras particularidades nunca
vistas, ni oídas, que los han de suspender y alegrar,
por mas acedos y avinagrados que sean. Sin embargo no se
explica sobre ellos la voz de nuestros Criticos y
Censores con mas piedad, que en los antecedentes.
Asientan que estas obrillas, por lo comun, no son mas
que unos abortos de la embidia ó de la ociosidad, y que
lejos de servir en su respectivo modo á la instruccion ó al desengaño del Público, solo conducen
á malgastar el tiempo, alucinar á los ignorantes,
engendrar falsas ideas, propagar las preocupaciones y lo
que es peor á destruir el crédito literario de la
Nacion, dando justa causa á que el vulgo los búrle y
escarnezca, y aun hasta el mismo Bartholomé Ulloa (que
es hasta donde ha podido llegar su miseria) los sonróje
y aniquíle con su Piscator Economico, diciendo, que si
se ha atrevido á escrivierle, es porque se averguencen
de que un Lego, que mal sabe leer y escrivir (y es
hombre que no engaña á nadie) componga su Papelote bien
atestado de majaderias, (y con efecto afirman que las
hay de gran folio) y le publique, y le revuelva con los
de ellos, por ser poco mas ó menos que los suyos.
Finalmente contraen al proposito la autoridad de cierta
sentencia hallada, segun creen, en un Manuscrito Arabe
de gande antiguedad, que traducida fielmente al
Castellano dice asi:
Los fundamentos en que afirman estas decisiones magistrales son los mismos, con poca diferencia, que en los pasados: por lo qual me será ocioso el repetirlos, ni impugnarlos, y pasaremos á lo que importa; pero debo advertir que no pretendo hacer una rigurosa mencion de todos los Escritos sueltos ó particulares, que se han publicado en el referido termino; porque esto sería proceder en infinito, á causa de su enorme y asombrosa multitud, (de que ya hemos dado razon y apuntado los motivos) pudiendose repetir en nuestro tiempo, con la propia verdad, aunque no con la misma consecuencia, lo que ponderaba en el suyo aquel taymado Escolar y Autor de la Gatomachia, diciendo:
Mi designio es solamente el defender aquellos Escritos, que he considerado mas notoriamente recomendables, tanto por su merito, como por hallarlos mas ofendidos de la severa crisis de nuestros Censores; y siendo de esta calidad quantos se publicaron en derechura contra la Obra del Pensador, durante su curso y posteriormente, como que fue en sus tiempos el asunto para hablar y para escrivir, pues segun afirmaba un devoto suyo en el Pensamiento 46. no le disputarian la gloria de haber con su vuelo commovido y provocado el de tantas Aguilas; será forzoso que lleven el primer lugar en mi relacion y apología: previniendo, que asi en ellos como en los que les sucederán discurriremos con alguna mas individualidad, que en los Periódicos: lo primero porque lo pedirá la importancia de los asuntos: y lo segundo y mas al proposito, porque podrán mejor desempeñar la principal de mis intenciones, que es dar una clara idea del estado de nuestra presente Escrivacidad. Bajo de todos estos supuestos, el primer Escrito que se nos presenta en la palestra es el siguiente:
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Tarde llegará aquel
dia
en que se viere conforme
el número de sus Sábios
con el de sus Escritores.
en que se viere conforme
el número de sus Sábios
con el de sus Escritores.
Los fundamentos en que afirman estas decisiones magistrales son los mismos, con poca diferencia, que en los pasados: por lo qual me será ocioso el repetirlos, ni impugnarlos, y pasaremos á lo que importa; pero debo advertir que no pretendo hacer una rigurosa mencion de todos los Escritos sueltos ó particulares, que se han publicado en el referido termino; porque esto sería proceder en infinito, á causa de su enorme y asombrosa multitud, (de que ya hemos dado razon y apuntado los motivos) pudiendose repetir en nuestro tiempo, con la propia verdad, aunque no con la misma consecuencia, lo que ponderaba en el suyo aquel taymado Escolar y Autor de la Gatomachia, diciendo:
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Si de
Escritores la abundancia apruebas,
Elisio, en nuestro hispanico distrito
á los panes y peces te remito,
si no sabes el número me llevas.
Año de Brebas y de Malas Nuevas
Nunca le veas, tiene el vulgo escrito;
mas cierto Matritense Manuscrito
leyó Escritores donde dice Brebas.
Elisio, en nuestro hispanico distrito
á los panes y peces te remito,
si no sabes el número me llevas.
Año de Brebas y de Malas Nuevas
Nunca le veas, tiene el vulgo escrito;
mas cierto Matritense Manuscrito
leyó Escritores donde dice Brebas.
Mi designio es solamente el defender aquellos Escritos, que he considerado mas notoriamente recomendables, tanto por su merito, como por hallarlos mas ofendidos de la severa crisis de nuestros Censores; y siendo de esta calidad quantos se publicaron en derechura contra la Obra del Pensador, durante su curso y posteriormente, como que fue en sus tiempos el asunto para hablar y para escrivir, pues segun afirmaba un devoto suyo en el Pensamiento 46. no le disputarian la gloria de haber con su vuelo commovido y provocado el de tantas Aguilas; será forzoso que lleven el primer lugar en mi relacion y apología: previniendo, que asi en ellos como en los que les sucederán discurriremos con alguna mas individualidad, que en los Periódicos: lo primero porque lo pedirá la importancia de los asuntos: y lo segundo y mas al proposito, porque podrán mejor desempeñar la principal de mis intenciones, que es dar una clara idea del estado de nuestra presente Escrivacidad. Bajo de todos estos supuestos, el primer Escrito que se nos presenta en la palestra es el siguiente:
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Allgemeine Erzählung
Carta acerca de otra, que
se supone escrita por el Autor del Pensador de esta
Corte en el 21. de sus Pensamientos, y remitida al
mismo Pensador en 25. de Febrero del presente año de
1763. por D. Juan Joseph Saabedra Cerón. Todo el
contexto de esta Carta se reducia á defender el systéma de la predicacion contra el
dicho Pensamiento en que se trataba la materia, y á
poner á su Autor de buelta y media sobre la ninguna
autoridad ni licitud que tenia, siendo un Seglar y
petimétre, para introducirse en cosas tan sagradas,
corrigiendole en tono fatidico y predicable con esta
bella exclamacion: Esto era para hacer
ver, que á los Seglares, y mucho menos á los
petimétres, no les es lícito meterse en hablar del
método y estilo de los Sermones, porque es menester
discurrir que los Legos no tenemos alma ni
discernimiento; y aunque la tengamos, sus facultades
en nosotros son sin duda mas inferiores; pues dado
el caso de que hayamos estudiado en los mismos
libros, y aprendido las propias Facultades, con todo
eso no entendemos ni debemos, en conciencia,
entender palabra de este mechanismo, no mas de
porque somos Seglares y petimétres; y si á esta
desgracia se añade la de no haber cursado en alguna
Universidad, considerese quanta será nuestra
incapacidad é insuficiencia para juzgar en tamaños
asuntos.
Prosigue luego el señor Saabedra Cerón, y dice llanamente, que no sabe latín; pero esta yá se ve que no es falta, pues tampoco lo supo Aristoteles y le llaman Principe de los Filosofos; sí bien que aunque no sería el primero entre los que escriven, me presumo que es humildad; porque luego sabe lo que es pleonasmo, y trae con grande oportunidad y bella intencion lo de ridentem dicere verum, y el ridiculum acri: fuera de que sería una supinidad muy vergonzosa, que se pusiese á defender los puntos de la predicacion quien no entendiera palabra de latin. Lo que no me parece que ignoraba era el significado de las voces: Buen petimétre, ocioso de estrados, Charlatan, Maulero, Cajon de Sastre y otras semejantes frases muy propias de la buena critica y muy eficaces para convencer el entendimiento. Por ultimo amonestaba al Pensador á que continuase, si gustaba, en sus Pensamientos; lo qual nos debe á todos servir de aviso para
no entrar en qüestiones de esta naturaleza con quien
haya estudiado la gerga de las Universidades.
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¡Quanto mejor sería que quando Vmd. se vá á oir
los Sermones estuviese notando sus defectos
propios, pidiendo docilidad y fuerza necesaria
para corregirlos, y no fuera á hacer crítica de lo
que no le es licito!
Prosigue luego el señor Saabedra Cerón, y dice llanamente, que no sabe latín; pero esta yá se ve que no es falta, pues tampoco lo supo Aristoteles y le llaman Principe de los Filosofos; sí bien que aunque no sería el primero entre los que escriven, me presumo que es humildad; porque luego sabe lo que es pleonasmo, y trae con grande oportunidad y bella intencion lo de ridentem dicere verum, y el ridiculum acri: fuera de que sería una supinidad muy vergonzosa, que se pusiese á defender los puntos de la predicacion quien no entendiera palabra de latin. Lo que no me parece que ignoraba era el significado de las voces: Buen petimétre, ocioso de estrados, Charlatan, Maulero, Cajon de Sastre y otras semejantes frases muy propias de la buena critica y muy eficaces para convencer el entendimiento. Por ultimo amonestaba al Pensador á que continuase, si gustaba, en sus Pensamientos;
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pero
que fuese en materias mas conformes á su estado:
amenazandole que si seguia con estos asuntos, se
valdria de un hermano que ha estudiado esta gerga
en cierta Universidad, y mirase que le habia de
undir á critica, (¡qué bello golpe!) porque no es
de los que andan con tornillos, ni remiendos:
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Allgemeine Erzählung
Carta escrita por Don
Simon de Latrás y Betastéa á Don Alexandro Pacheco y
Larrumbe, en le que dá cuenta, y declara la vida,
prision y muerte y el exemplar castigo que se ha
executado en la Ciudad de . . . . . pero valgame
Dios ¿qué es lo que me digo? mis letores perdonen,
que me habia llevado de cierta correspondencia en la
locucion: volvamos á atar el hilo: Ya desde el Prologo empieza nuestro Autor á
quejarse con mucha razon de la mala correspondencia
del Pensador, y falta de palabra en lo que ofrecia;
pues habiendole remitido este Escrito para que lo
publicase en consecuencia de lo que habia prometido
en el Prologo, se hallaba defraudado en la promesa;
sí bien no fue solo el señor Don Simon, porque me
consta de otros muchos á quienes aconteció el mismo
chasco; y deberia haber tenido un poco de mas
miramiento y atencion con los que gastaban su calor
natural en surtirle de materiales con que levantase y engrandeciese sus obras; pero él
se debia de descartar de todas estas prolijas
correspondencias con aquello de
Escrivesme que escriviste
y escrivirás de manera,
que por escrivir mas Cartas
te escrivirás la respuesta.
Yo habia pensado al principio en encontrar en este Escrito la defensa de algunos de los mas rancios y antiguos Poetas nuestros, tal como si dixeramos el Arcipreste de Fita, el Monge de Bercéo, Juan de la Encina, ú otros de esta calaña; pero me hallé tambien defraudado en la promesa, aunque muy gustoso del fraude, viendo que en particular los dos postreros casi los pudo conocer el señor Don Simon, si no es su merced muy mozo; pues reducia todo el asunto de su Carta á la justisima defensa de los tres famosos Lope, Calderon, y Solís, contra el dicho Pensamiento nono, que se los llevaba de calles, con todos los demás sequaces y discipulos suyos. Este honroso empeño ha sido siempre (como demonstraremos en su lugar) la ocupacion de las mas doctas plumas; pero al señor Betastéa le sacó de nuevo de sus casillas; pues aunque
Con esta entradilla se pone nuestro Autor á copiar casi todo el citado Pensamiento, para que le sirva de basa á la defensa de los tres referidos Ingenios, y probar que todos quantos defectos se les imputan, y á todos los que los han imitado, son voluntarios, ficticios é infundamentales. Por egemplo, en los que nuestros rígidos Censores les achacan en quanto á la inteligencia de Artes y Ciencias, opone asi nuestro Autor: De todo lo qual
debemos colegir, que las notas de falta de verdad,
exactitud, noticia, cómputo y doctrina, y todas las
demás que se atribuyen á nuestros Poëtas Cómicos, no
son ni deben ser dignas de reprension en sentir de
Aristoteles, que tendria muy bien sabido las que
habian de cometer, y dejó hecha como en profecía la
disculpa. Bien puede ser que alguno repusiera
entonces que Aristoteles, bien entendido, no dixo
tal cosa; pero la dificultad está en apurar quien lo
entiende mejor, y yo pongo por el señor Don Simon,
que lo tendria muy bien visto quando lo aseguró tan
redondamente; y dado que hubiese padecido alguna
equivocacion, se responde, que estos no son defectos
que merecen reprension en sentir de
Aristoteles.
Convenceria acaso alguno el defecto de puntualidad é inteligencia de las noticias de Artes y Ciencias con el egemplo de nuestro Autor, que aunque no se muestra Poëta, es Escritor público, y para el caso vale lo mismo y aun algo mas; pues llama Geometría á la ciencia que enseña á demarcar la situacion de las Provincias, y las distancias de los mares y de la tierra, cuya ciencia (diria) es y se llama en toda tierra de geometrías Geografía; pues la Geometría, definida generalmente, es la ciencia que enseña á medir las lineas, las superficies y los sólidos, cosa que saben hasta los Peones de Albañilería literaria; pero todo se desvanece con saber que estos no son defectos dignos de reprension en sentir de Aristoteles, aunque no fuesen accidentales y estrangeros del propio arte de escrivir contra el Pensador.
Sin embargo de lo dicho pienso yo que alguno se compadeció de la candidéz del señor Don Simon, porque se le soltó decir, que estaba leyendo los Retratos de las Reynas del Padre Florez: como si se leyesen los Retratos; mas el reparo mismo acredita lo poco que sabía de mundo su Autor, y si no, escucheme: En cierto Gabinete de Curiosidades de esta Corte se halla, entre otras exquisitas piezas, un Retrato compuesto y pintado todo de letras, con las quales está escrita la vida del Heroe que representa, y le leen todos con muchisima facilidad. Vease ahora cómo se pueden leer los Retratos, y cómo se halla ya libre nuestro Autor de este mal paso, asi me pudiera yo detener á sacarle de los que suponian que se encontraban mas adelante, quando dixo: Me fue preciso orillar tan gustosa leccion, y tengo por trabajo digno de su acumen; pero no me meteré yo en este berengenal, porque bien mirado, no son defectos dignos de reprension en sentir de Aristoteles.
Ultimamente el señor Don Simon, por ser apasionadisimo del Metastasio y de la Musica, se empeña con la misma felicidad en defender á este Poëta del agravio que el Pensador le hizo en el citado Pensamiento, y despues le saluda con esta vigorosa y elegantisima sentencia: Lo que aqui hay que notar
es la hermosura de la frase, y la belleza de la
locucion, sin andarnos ahora en los reparillos del
que antes que tras, y de la voz Orquesta, que asi la
llamaba mi abuela, y en verdad que sabía muy bien la
Lengua Castellana; pues sin duda suena mejor y mas
dulcemente, que Orquestra ú Orchestra, como querran
que se deba decir los Doctores de la ley
ortografica, y por cuya regla sería muy conveniente
establecer la pronunciacion y escritura de esta voz
y sus semejantes por el dialecto de los niños, que
es el mas sencillo y suave, diciendo: Orquesta,
diesta, muesta, maesta, &c.
En virtud de todo lo dicho, de aqui en adelante qualquiera Escritor deberá irse muy despacio en lo que piensa y en lo que escrive; pues como advierte finalmente el señor Don Simon, quien parandose tan poco, escrive, es forzoso que sea mucho lo que yerre: teniendo presente, que aunque el leer Retratos, orillar leyendas, acumen, Orquesta y otros, no sean defectos que merezcan reprension en sentir de Aristoteles, el zaherir á unos Ingenios, cuyo credito basta para que se los trate con mas respeto, es defecto que merece la reprension y el enojo del señor D. Simon: lo que en mi juicio sobra para que algun Crítico maligno y enconoso le respondiese con el Diarista de los Sábios de París: Ils sont fachez de ce que je fais conoitre leurs fautes, et moi je le suis de ce qu’ils font de mauvais livres.
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del Pensamiento nono,
que dió á luz el Pensador, donde verá el Público
vindicada la opinion de algunos Poetas antiguos.
Escrivesme que escriviste
y escrivirás de manera,
que por escrivir mas Cartas
te escrivirás la respuesta.
Yo habia pensado al principio en encontrar en este Escrito la defensa de algunos de los mas rancios y antiguos Poetas nuestros, tal como si dixeramos el Arcipreste de Fita, el Monge de Bercéo, Juan de la Encina, ú otros de esta calaña; pero me hallé tambien defraudado en la promesa, aunque muy gustoso del fraude, viendo que en particular los dos postreros casi los pudo conocer el señor Don Simon, si no es su merced muy mozo; pues reducia todo el asunto de su Carta á la justisima defensa de los tres famosos Lope, Calderon, y Solís, contra el dicho Pensamiento nono, que se los llevaba de calles, con todos los demás sequaces y discipulos suyos. Este honroso empeño ha sido siempre (como demonstraremos en su lugar) la ocupacion de las mas doctas plumas; pero al señor Betastéa le sacó de nuevo de sus casillas; pues aunque
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satisfizo su
curiosidad con leer su Prologo, sacando proposito
de no comprar sus Obras otra vez, porque ha sido
poco aficionado siempre á los que sin obgeto
determinado escriven, y tiene á estos Escritores
por inutiles en el Orbe literario: pues
regularmente (añade) los que escriven estos
quadernillos apenas poseen alguna facultad, y
quieren tratarlas como si todas las supiesen bien;
no obstante estas justas causas, y que estaba en
su estudio empleando el tiempo tranquilamente en
leer los Retratos de las Reynas del Padre
Florez . . . . . le fue preciso orillar tan
gustosa é instructiva leccion, y romper el
proposito (sería de Viernes Santo)
para leer el noveno ensamiento [sic], que le habia
enviado cierto Amigo aficionado á las buenas
letras.
Con esta entradilla se pone nuestro Autor á copiar casi todo el citado Pensamiento, para que le sirva de basa á la defensa de los tres referidos Ingenios, y probar que todos quantos defectos se les imputan, y á todos los que los han imitado, son voluntarios, ficticios é infundamentales. Por egemplo, en los que nuestros rígidos Censores les achacan en quanto á la inteligencia de Artes y Ciencias, opone asi nuestro Autor:
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Tambien tubieron alguna
vez nuestros Poetas dramaticos, tratando de otras
Artes, algunos yerros, especialmente en la
Geometría, equivocando la situacion de las
Provincias, y las distancias de los mares y de la
tierra; pero ni estos defectos son dignos de
reprension en sentir de Aristoteles, por ser
accidentales y estrangeros del propio Arte; y
sobre todo quando no tubieran tan autorizada
disculpa, bastaba su crédito para que Vmd. con mas
respeto los tratára.
Convenceria acaso alguno el defecto de puntualidad é inteligencia de las noticias de Artes y Ciencias con el egemplo de nuestro Autor, que aunque no se muestra Poëta, es Escritor público, y para el caso vale lo mismo y aun algo mas; pues llama Geometría á la ciencia que enseña á demarcar la situacion de las Provincias, y las distancias de los mares y de la tierra, cuya ciencia (diria) es y se llama en toda tierra de geometrías Geografía; pues la Geometría, definida generalmente, es la ciencia que enseña á medir las lineas, las superficies y los sólidos, cosa que saben hasta los Peones de Albañilería literaria; pero todo se desvanece con saber que estos no son defectos dignos de reprension en sentir de Aristoteles, aunque no fuesen accidentales y estrangeros del propio arte de escrivir contra el Pensador.
Sin embargo de lo dicho pienso yo que alguno se compadeció de la candidéz del señor Don Simon, porque se le soltó decir, que estaba leyendo los Retratos de las Reynas del Padre Florez: como si se leyesen los Retratos; mas el reparo mismo acredita lo poco que sabía de mundo su Autor, y si no, escucheme: En cierto Gabinete de Curiosidades de esta Corte se halla, entre otras exquisitas piezas, un Retrato compuesto y pintado todo de letras, con las quales está escrita la vida del Heroe que representa, y le leen todos con muchisima facilidad. Vease ahora cómo se pueden leer los Retratos, y cómo se halla ya libre nuestro Autor de este mal paso, asi me pudiera yo detener á sacarle de los que suponian que se encontraban mas adelante, quando dixo: Me fue preciso orillar tan gustosa leccion, y tengo por trabajo digno de su acumen; pero no me meteré yo en este berengenal, porque bien mirado, no son defectos dignos de reprension en sentir de Aristoteles.
Ultimamente el señor Don Simon, por ser apasionadisimo del Metastasio y de la Musica, se empeña con la misma felicidad en defender á este Poëta del agravio que el Pensador le hizo en el citado Pensamiento, y despues le saluda con esta vigorosa y elegantisima sentencia:
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Bien se
conoce es de aquellos á quien el clarin y el
timbal mas les gusta, que la harmonica delicadeza
de una Orquesta; y que antes que tras del primor
de un buen recitado, se irá, tras de una mala
jacara de ciego.
En virtud de todo lo dicho, de aqui en adelante qualquiera Escritor deberá irse muy despacio en lo que piensa y en lo que escrive; pues como advierte finalmente el señor Don Simon, quien parandose tan poco, escrive, es forzoso que sea mucho lo que yerre: teniendo presente, que aunque el leer Retratos, orillar leyendas, acumen, Orquesta y otros, no sean defectos que merezcan reprension en sentir de Aristoteles, el zaherir á unos Ingenios, cuyo credito basta para que se los trate con mas respeto, es defecto que merece la reprension y el enojo del señor D. Simon: lo que en mi juicio sobra para que algun Crítico maligno y enconoso le respondiese con el Diarista de los Sábios de París: Ils sont fachez de ce que je fais conoitre leurs fautes, et moi je le suis de ce qu’ils font de mauvais livres.
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Allgemeine Erzählung
Montante Apologetico en
defensa de las Damas y vindicacion de su honor,
deteriorado por el ExSoldado de la
Corte; compuesto por Don Manuel Maria
D.L.T.C.D.R.G.E. Es menester confesar sin pasion,
que este escrito echó la puja del quarto à todos
quantos le precedieron, y que admira que el Pensador
pudiese levantar cabeza despues de este terrible
golpe; porque su sábio y modesto Autor apuró el
caudal de sus fuerzas para darle. Todo él era un
precioso tegido de conceptos nobles, pensamientos
grandes, argumentos vigorosos y noticias selectas,
adornado de una moral acendradisima. Verdad es, que
enmedio de estas ventajas no faltaron génios, que
juzgaron todo lo contrario, y llegó á tanto la
irritacion de uno de ellos, que estuvo yá con la
pluma levantada para soterrar al tal papel hasta el
profundo del desprecio, diciendo que esto era ya
pasar la linea del encono mas descubierto; pero bien
presto se le cortó la bilis, haciendole vér que no
era asunto, que mereciese la pena de destemplar á un
hombre, y finalmente, que estaba destinado á otras
uñas el desollar estas zorras.
Otros mas maliciosos creían que este Autor tomó por asunto un pretexto vano y aëreo para sacudir al Pensador, sin qué ni para qué, fingiendose enemigos en el ayre, para hacer de persona en la palestra literaria, y meter el montante en una lucha, que no hubo; porque aunque conocian á las luces de la imparcialidad, que no faltaban meritos en la obra del Pensador para impugnarle en defensa del bello sexo, porque hay pinturas que ofenden y perjudican, si no por la verdad y propiedad del pensamiento, por la acritud ó viveza del colorido; sin embargo hallaban que todo el contexto de la presente é importuna Apología era una impostura garrafal, y un testimonio manifiestamente falso, justificandolo con aquello de que
Al Escritor à quien mueve
ó la lisonja ó el ódio,
en cada folio que escrive
dice mentiras de á folio.
Otros mas maliciosos creían que este Autor tomó por asunto un pretexto vano y aëreo para sacudir al Pensador, sin qué ni para qué, fingiendose enemigos en el ayre, para hacer de persona en la palestra literaria, y meter el montante en una lucha, que no hubo; porque aunque conocian á las luces de la imparcialidad, que no faltaban meritos en la obra del Pensador para impugnarle en defensa del bello sexo, porque hay pinturas que ofenden y perjudican, si no por la verdad y propiedad del pensamiento, por la acritud ó viveza del colorido; sin embargo hallaban que todo el contexto de la presente é importuna Apología era una impostura garrafal, y un testimonio manifiestamente falso, justificandolo con aquello de que
Al Escritor à quien mueve
ó la lisonja ó el ódio,
en cada folio que escrive
dice mentiras de á folio.
Ebene 4
Allgemeine Erzählung
Pero estas son
temeridades de espiritus criminosos y enemigos de la
justa estimacion y vocinglera fama, que se
adquirieron los Escritos del señor Guedeja, que es
un Uron politico de todos los diantres, y yá tenia
bien acreditada su fecunda y sólida erudicion
aquella immortal obra sin este hermoso retoño de su
habilidad y nuevo Chef D’Aeuvre, (en Castellano
pieza de examen) con que acreditó lo Maestro, y
justificó el tono impersonal y dominante, con que
entre otras cosas pregunta á su discipulo: este solo egemplo, sin otros
muchos que se pudieran entresacar de esta bellisima
obra, hace vér las hermosas luces de erudicion,
elocuencia y doctrina, que resplandecen en ella,
como asimismo el rico caudal de gracias y donayres,
con que las expone y manifiesta; y si aun se dudase
de la verdad de estos supuestos, consultense las
siguientes expresiones y frases, con que trata á su
contendedor, no teniendo inconveniente en llamarle á
boca llena Ex-Soldado (apodo inocentisimo y que
repite diez y siete veces) ignorante, necio, buen
padre, buen perillan, hermafrodita y otras donosuras
semejantes, en que se verifica claramente lo del
omne tulit punctum, qui miscuit utile dulci, por mas
que afirmen los Críticos avinagrados ser muy propias
de caballerizas, zaurdas y bodegones.
Sería proceder en infinito el querer señalar ahora todos los singulares y hermosos pasages de esta pieza, fuera de que me parece que bastan los alegados para graduar su merito, y probar la justicia con que le defiendo, como asimismo la que tendria nuestro compadre en su defensa femenina, viendole lidiar con tales armas, pudiendo muy bien alegar, para el caso en que se las reputasen por indecentes y prohibidas:
Cada uno estornuda
como Dios le ayuda.
Sentencia es de Bachilleres,
despues que se han hecho piezas,
que quantas son las cabezas
tantos son los pareceres.
En materia de mugeres
se revoca esta sentencia,
que hay espuelas de licencia
sin haber freno de duda.
Cada uno estornuda, &c.
Sin embargo, para convencer en lo posible la tenacidad de sus acusadores y adversarios, que tanto ponderaban el infelíz y lastimoso estado à que la injuria de los tiempos habia traído al sexo hermoso, reduciendole à la miseria de verse defendido por pluma semejante, debo hacer presente la graciosa retaila de mugeres doctas y Poëtisas, que ponia delante al Pensador, para destruír su obcecacion y fatuidad, tomandola desde las Sibilas hasta Doña Maria de Zayas, y concluyendo con esta elegantisima clausula: Bien haya la
Gramatica que te parió.
De lo que no podria libertarse el Pensador, sería de los cargos que le resultaron ácia nuestro Autor: el primero de agradecimiento y retribucion á los elogios, que hemos yá referido y los que se siguen despues, donde le nota
y el segundo de restitucion, por los infinitos
sinsabores, bochornos y sobarbadas que sufrió, con
la mayor paciencia, por su causa el señor Guedeja de
algunas personas indigestas, que le pusieron como
nuevo sobre el empeño ridículo que se habia tomado,
y por medio de un escrito en que nada se probaba, ni
se convencía, y solo hacian la costa las frases de
garito, apodos de cocina y pullas de taberna: bien
es verdad que tampoco faltaron entonces sugetos bien
intencionados, que les reprendieron su impiedad y
arrojamiento, porque al fin
Non es de sesudos homes,
nin de Infanzones de pró
facer denuesto á un fidalgo,
que es tenudo mas que vos.
Y sobre todo por defender una causa tan justa, como la Vindicacion del honor de las Damas, deteriorado por el Ex-Soldado de la Corte, cuya multitud de gracias y enhorabuenas, que aquellas, tal vez, retribuirian á porfia á su flamante defensor, podria darle ocasion á decir con el asendereado Caballero de la Mancha, viendose tan perseguido de plácemes y agradecimientos, ¿Qué buscais Princesas? ¿Qué me quereis Emperatrices? Dexadme ya, doncellas de doce á catorce años.
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¿Digame, señor Pensador,
las almas tienen sexo? puede ser diga Vmd. que sì;
pero vaya, le doy de gracia el que sepa que no:
bien. Y digame mas, ¿sabe que una de las tres
potencias del alma es el entendimiento? doy
tambien de barato el que lo sepa. Pues ahora,
siendo notoria la igualdad de todas las almas,
&c.
Sería proceder en infinito el querer señalar ahora todos los singulares y hermosos pasages de esta pieza, fuera de que me parece que bastan los alegados para graduar su merito, y probar la justicia con que le defiendo, como asimismo la que tendria nuestro compadre en su defensa femenina, viendole lidiar con tales armas, pudiendo muy bien alegar, para el caso en que se las reputasen por indecentes y prohibidas:
Cada uno estornuda
como Dios le ayuda.
Sentencia es de Bachilleres,
despues que se han hecho piezas,
que quantas son las cabezas
tantos son los pareceres.
En materia de mugeres
se revoca esta sentencia,
que hay espuelas de licencia
sin haber freno de duda.
Cada uno estornuda, &c.
Sin embargo, para convencer en lo posible la tenacidad de sus acusadores y adversarios, que tanto ponderaban el infelíz y lastimoso estado à que la injuria de los tiempos habia traído al sexo hermoso, reduciendole à la miseria de verse defendido por pluma semejante, debo hacer presente la graciosa retaila de mugeres doctas y Poëtisas, que ponia delante al Pensador, para destruír su obcecacion y fatuidad, tomandola desde las Sibilas hasta Doña Maria de Zayas, y concluyendo con esta elegantisima clausula:
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Y en esta Corte conozco
yo tambien actualmente tres, y una principalmente
de subtilisimo ingenio y de quien tengo excelentes
obras poëticas suyas.
De lo que no podria libertarse el Pensador, sería de los cargos que le resultaron ácia nuestro Autor: el primero de agradecimiento y retribucion á los elogios, que hemos yá referido y los que se siguen despues, donde le nota
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infinitos errores, equivocaciones, desaliñado
rudo estilo, y demás faltas, sobre la mayor del
ridículo empeño à que se dirigen, y donde falla
que sus papeles : : : : : podrán embargarse para
socarrar aves, ó agregarselos al gremio de
Especieros, y finalmente al de Coëteros, para que
los empleen en tacos en la primera funcion;
Non es de sesudos homes,
nin de Infanzones de pró
facer denuesto á un fidalgo,
que es tenudo mas que vos.
Y sobre todo por defender una causa tan justa, como la Vindicacion del honor de las Damas, deteriorado por el Ex-Soldado de la Corte, cuya multitud de gracias y enhorabuenas, que aquellas, tal vez, retribuirian á porfia á su flamante defensor, podria darle ocasion á decir con el asendereado Caballero de la Mancha, viendose tan perseguido de plácemes y agradecimientos, ¿Qué buscais Princesas? ¿Qué me quereis Emperatrices? Dexadme ya, doncellas de doce á catorce años.
§ II.
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Metatextualität
Todas las impugnaciones, que
la repetida Obra del Pensador tubo hasta aqui y se
subsiguieron despues, fueron despreciables, y de ninguna
consecuencia, comparadas con la que vió el orbe
literario en pos de la que acabamos de expresar:
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Allgemeine Erzählung
hablo de la Observacion
Critica, y riguroso examen de las proposiciones y
suposiciones del Pensador, contenidas en el Papel
24. de sus Pensamientos : : : : : por el Licenciado
Don Judas Thadeo de Llerena y Olabe, Cura de la
Villa de Canales &c. impresa con letra
novisima, y en papel superfino de estraza. Desde el
glorioso punto en que se publicó este Escrito, se
fue difundiendo la admiracion entre los sábios, por
ofrecerles una nueva y clara idéa del estado de
nuestra literatura, considerandola por pieza grande,
pieza única, pieza original, y en suma, que quien no
la haya leído, ni oído puede decir, que no ha visto
cosa buena en todos los dias de su vida; y que desde
el felíz instante en que se dió á luz, sobran yá
quantos auxilios dictan la medicina y la razon para
extinguir el humor melancólico. Yá era su sábio
Autor bien conocido en la República literaria por
otras obras críticas, asceticas y predicables; pero
á todas excedió la presente en asunto, método,
estílo, dignidad y otras ventajas apreciabilisimas.
¡Con qué solidéz de argumentos rebate las
proposiciones de su contrario! ¡Con qué novedad y
altura de pensamientos entabla y califica sus
pruebas! ¡Con qué eleccion de noticias exorna y
autoriza sus demonstraciones! y finalmente ¡con qué
primor de elocuencia y donayre ordena y sostiene su
estílo! Puede asegurarse sin temeridad, ni
adulacion, que es casi imposible encontrar otra
pieza mas excelente, mas acabada, ni mas perfecta en
su linea. Desde la portada se manifiesta bien la importancia y gravedad de esta Obra,
pues la preconiza su dignisimo Autor nada menos, que
por utilisima al decóro de la Nacion Española, (para
que no se presumiese que era la Tudesca) á la
instruccion de los menos entendidos, ó falsamente
engañados, (porque tambien debe de haber engaños sin
falsedad) y desagravios al Tribunal de la Fé y
nuestra Catholica Religion. Y para que asimismo se
conozca desde luego el sobresaliente merito que
encierra, prosigue: Que convence el Pensador la
falta de toda literatura y noticia en quantas
especies toca, y no menos la de verdad, con que
finge la Carta y Sermon en que se funda.
Es muy dificil, con efecto, de percibir á la primera luz los fondos de erudicion, y dotrina que brillan en todo este tratado: lo que al instante aparece es la imparcialidad, modestia y criterio con que está concebido, en cuya prueba, y movido sin duda su Autor del grande amor que le profesa en el Señor á su amigo el Pensador, como afirma al fin de la Obra, se animó á proferir aquellas tan cortesanas, tan tiernas, tan dulces y caritativas expresiones de: Petimétre engañado, almidonado Censor, Corredor de Estrados, Sobrestante de Comedias, Visitador de Tertulias, hombre desnudo de toda literatura, Canario, Papagayo, Gorrion y Cotorra, Cajon de Sastre y Maulero de viejo. ¡Qué bella manera de argüir! Este es el modo de criticar, que todo lo demás es chanza. Gritáran norabuenas nuestros Sérios, que tales frases eran indignisimas de la gravedad y circunspeccion de un Señor Cura, en quien solo debe resplandecer la modestia en las palabras, la compostura en las expresiones, la dotrina en los avisos, la suavidad en la correccion y la dulzura en el trato, y todo debe oler á seriedad, decencia y decóro, que yo las tuve por muy propias y muy concluyentes, y sobre todo muy bien merecidas de la audacia y orgullo del Pensador, para que no se introdugese en materias tan agenas de su profesion y de su estado, siendo un seglar petimétre y enarinado, como en lo sagrado y religioso del Púlpito.
He aqui el punto crítico, que con tan justa causa exaltó la bilis al Padre Cura: esto es el ver, que estos sábios de peluquin y sombrero de tres picos se hayan de meter en èl, sin mas poder ó autoridad (como les dice muy oportunamente) que la que les dá un vapor incauto, ó sacrílego accidente. Pero no hay que esperar la menor enmienda en su tenacidad de defender, que por ningun derecho les es prohibido el entender estas materias, ni el criticar ó combatir sus abusos y defectos, como se haga con la honestidad é inteligencia que corresponde, que lo contrario á nadie es permitido; porque ya es axioma muy rancio, el que las barbas, las bayetas, las capillas, los bonetes, las peras y otras exterioridades semejantes, no dan por sí solas facultad alguna, si no las acompaña la suficiencia necesaria. De donde se sigue aquel formidable error de calificar à la persona por la facultad ó el oficio: error, que hizo la costumbre naturaleza en el crédito del vulgo, y que se representa imposible de desterrar, sin destruir toda la máquina de su cuerpo. A este proposito compuso un amigo en cierta ocasion un Soneto, que no creo serà muy ageno de este lugar, y dice asi:
Pero dexemos esto, y volvamos á seguir nuestro proyecto, señalando, con la posible brevedad, algunas de las particularidades, para formar el debido concepto de tan famoso Escrito.
Como el tenaz empeño de nuestros Críticos en esta parte es el persuadir la gran necesidad del estudio de la Retorica sagrada para el sagrado ministerio de la predicacion, se empeña el señor Cura en defender nerviosamente, Ya veo yo que aquellos
se reirian á carrillo suelto de semejante
proposicion, compadeciendose de que sea posible que
esto se escriva en España; y que mediante ella,
sobra ya quanto se ha escrito de Elocuencia y
Retorica sagrada; y que entre nosotros aquel Oráculo
de la Eloqüencia Fr. Luis de Granada no supo lo que
se escrivió en su excelente tratado de Retorica
Eclesiastica, porque no hay tal Retorica en el
mundo; pero á todo esto se responde, que basta que
el Señor Llerena lo diga; porque sería una fuerte
cosa el que un Cura de Almas (por mas que se nos
suponga de Canales y en Asturias) ignorase que habia
en el mundo Retorica Sagrada ó Eclesiastica.
Es verdad que á nuestro Autor se le daria muy poco de todos estos reparos y exclamaciones; porque Este sí que es bello
modo de contraer, Padre Cura: parece que le estoy á
Vmd. oyendo predicar. Sin embargo sé yo muy bien que
muchos de los Lectores se quedaron en ayunas de esta
ultima clausula: tanto de España como del Evangelio;
porque aludiendo á la voz pueblos, dificultarian
quales podrán ser los pueblos remotos de España, que
no son del Evangelio, ó sacarian una malisima
consecuencia de que no son del Evangelio los pueblos
remotos de España, comparandolo con la expresion de
aquel, que pintando dos Exercitos, decia: de una
parte estaban los Christianos, y de otra los
Castellanos; pero ¡ó señores Lectores! esto se
quisieran Vms. entender: dense Vms. por vencidos, y
confesemos de buena fé, que este arcáno
incomprensible es uno de los primores, flores y
matices de que está tegida coda esta hermosisima
pieza; y quede establecido, que la Retorica sagrada
para nada es necesaria en el Púlpito de nuestra
España, porque asi lo quiere el Señor Cura de
Canales de abajo, y no tiene por precisas sus reglas
para que sean creidas las verdades catholicas. (¡Qué
bien lo entiende el Padre Cura! ¡ó, que es gran
pajaro!) La Retorica sagrada sería solo precisa para
ir á predicar á los despoblados, los beriqüetos, ó
los Picos de Tenerife.
Pero todo cese para aquella profunda exactitud é inteligencia en nuestras antigüedades y noticias historicas. Alli se lee Aprendan de aqui nuestros Descubridores é
Ilustradores de los origenes de la Lengua á referir
en tres renglones lo que ellos aun no pueden
resolver en tomos y mas tomos, sin ponernos en un
concepto incontextable y seguro. Las Lenguas mas
ilustres del Mundo pretendian con ansia el derecho
de maternidad de esta hermosa hija: la Hebréa, la
Griega, la Arabiga, la Latina, la Theutonica y aun
la Bascuence se contaban en aquel número. Unas y
otras tenian sus Valedores doctisimos y sus
testimonios justificativos; ¿pues qué remedio para
cortar esta famosa controversia, y quedar en un
systéma fijo y constante? Venga el Señor Cura de
Canales y diga en quatro palabras, que el origen de
la Lengua Española se tomó de la Latina, que
introdujo Augusto Cesar quando vino sobre nuestro
Reyno, quince años antes de Christo.
Lo mismo, con poca diferencia, sucede en lo que añade mas adelante nuestro Autor, donde verán los aficionados, que la Nacion Española se ha ido vistiendo de retazos, que la han prestado, como á Novia de Aldéa, todas las Naciones del mundo;
¿Quien, por mucho que haya leído, será capaz de haber hallado otro mas hermoso y agradable retazo de Historia, Antigüedad y Geografia? Que se nos venga ahora el otro Poëta con imposibles y ponderaciones, diciendo:
quando tenemos entre nosotros Autor tan espantosamente erudíto, que estampa que las pinturas y medallas antiguas de los Reyes de España duran hoy dia en los Maragatos: que las Filipinas son en las Indias, y que en aquellas están las Islas de los Ladrones.
Es verdad que le ayuda mucho á nuestro sábio Autor, para la exposicion y ornato de sus bellas y originales noticias la destreza con que, entre otras prendas, posee y maneja la Lengua Castellana; pues despues de haberla señalado el único y admirable origen que hemos ya referido, le ponia al Pensador como de perlas sobre el arduisimo é importantisimo punto de si ha de decirse Tufos ó Rizos, trayendo oportunamente las autoridades de San Geronymo y San Ambrosio para probar que escrivieron Rizos y no Tufos: (y hasta ahora no sabía yo que estos Santos Doctores hubiesen escrito en Lengua Castellana) á cuyo
efecto le presenté, como por dechado, las elegantes
y esquisitas frases, terminos y expresiones de su
estilo, como disipadas Cisternas, inducir
barbarismos, vapores incautos, accidentes
sacrílegos, y le harán bellos gorgeos las jaulas de
los Canarios; y las nuevas y hermosas voces de
ruslerias, murrion, critizar, Irroqueses,
Espicilegios, emmergentes, valgate San Sam, y otros
semejantes. Ahora suplíco yo muy rendidamente á los
Doctores de la Lengua, tengan piedad del Señor Cura,
porque teme mucho que le acuse la
Academia . . . . . aunque ocupada en respondernos de
dónde se deriva la voz Tufos, que no será menester
que enciendan los Crisoles para limpiar, fijar y dar
explendor á estas voces; pues como dice su merced,
no convienen á la Lengua Latina, Española, Francesa,
ni Alemana; y si acaso se les ofreciere alguna
dificultad, yá saben que el origen de la Lengua
Española se tomó de la Latina ó del Lacio, que
introdujo Augusto Cesar quando vino sobre nuestro
Reyno, quince años antes que naciese Christo.
¿Pues qué diré de aquella Advertencia al Pensador, que ocupa cerca de la mitad del Discurso? Qué he de decir, sino que es una nueva, rica y profunda mina de erudiciones y sentencias; pero mejor lo dirá ella misma. Asi empieza: ¡Qué hermosa locucion! ¡Qué noble
pensamiento! vés, que vá á desbaratar lo que estaba
bien pensado. ¿No merece un premio de primera clase?
Ahora encuentro yo en esta expresion felíz aquella
sublimidad, que pedia Longino, y tal
vez consiste en la disposicion, colocacion y novedad
de una sola palabra. Y habria algun bufon que, no
obstante, dixese que esto era un barbarismo de
aquellos que se inducen, ó llegaria su malicia
contra nuestro Autor á la altura de pensar, que
algun Garnica pardicano
Le concedió á su Cántabra elocuencia
el ronco acento del mejor paisano.
Como yo no me he propuesto ilustrar y defender todas las proposiciones de nuestro Autor, por no faltar á la posible brevedad que he prometido, me trago con bastante dolor muchas cosas, que daban sobrada materia á mis designios; pues cada capitulo . . . . . pero ¿qué digo yo cada capitulo? cada oracion, cada periodo, cada palabra nos da asunto para una alabanza, y motivo para un elogio. Lo que sobre todo los merece es la admirable destreza con que dejó castigada en el Pensador la audacia de sus Pensamientos, y convencida la falta de literatura, noticia y verdad en quantas especies toca, y particularmente aquellas que mas le atañian y enojaban al Señor Don Judas, que como Predicador de muchas circunstancias, se las redujo y constituyó á tal estado, que no les faltaba ya mas que caminar al quemadero: castigo muy bien merecido del Pensador, porque no sabía palabra de Jurisprudencia. Lo que sin duda nos dejó á todos edificados fue su caridad profunda, su urbanidad y su modestia, igualmente que aturdidos su portentosa y nunca vista erudicion, en particular á los que estabamos poco instruidos ó falsamente engañados en los varios puntos que ignorabamos, hasta que hemos sabido que las Cisternas se disipan, las censuras se rigen, los barbarismos se inducen, las jaulas gorgean, la Retorica es una misma en la Iglesia, que en la Mezquíta, las Filipinas están en las Indias, y las pinturas y medallas antiguas de los Reyes de España duran hoy dia en los Maragatos: noticia de que muy desde luego me empecé á valer, encargando á los muchos que vienen diariamente á la Corte me recogiesen y condujesen algunas; porque entre ellos debe de haber, sin duda, grandes Anticuarios.
Ello es, que el Pensador temió como muy hombre, segun se lo amonestaba el Señor Olabe en la cortesia, diciendole que se guardase de sus uñas, (¡qué expresion tan culta y tan religiosa!) por equivalente al B.L.M. de V. cosa en que hizo muy bien, y mas si el Señor Cura sabe tocar el Arpa ó el Salterio; porque hasta alli (concluía) solo habia sido mostrarselas con cariño y amor, que le profesaba en el Señor: bien, que lo que mas le contuvo fue este aviso, que le sugerió cierto penitente de luz:
Aviso que nos debe servir á todos para proceder en lo succesivo con el miramiento y cautela que corresponde, teniendo presente aquella horrenda amenaza, y diciendo con nuestro Pantaleon:
Y si aun lo dicho no bastáre á temer los azotes y los arañazos del Padre Cura, bastará que á todos y á cada uno de nosotros nos sirva de egemplo la Mision, que reducida á varios supuestos (como puntos) le hacia al Pensador por fin y remate de la citada Advertencia;
Este podamos enterrarle dió no poco que dudar y que
discurrir á los ingeniosos, porque parece que
suponia tres cosas: ó que el Padre Cura, presumia
alcanzar en dias al Pensador: ó que pensaba en hacer
el piadoso oficio de su Enterrador: (cosa que no
sería estraña de su mucha caridad y
amor, que le profesaba en el Señor) ó que el
Pensador tenia dispuesto el enterrarse en su
Parroquia. Tambien hubo quien dificultó en la
circunstancia de que fuese junto á su Compañero el
Maulero Cajon de Sastre, porque nunca los hallaron
tan unánimes y asociados, que pudiesen ser el Amelio
y Amico de nuestros tiempos; pero no era ninguna de
todas estas la causa: subía mucho mas de punto la
autoridad, que tan justamente se queria abrrogar el
Señor Cura, y en tal grado, que hasta ahora no ha
tenido egemplar en los Curas de Canales; pero el
Señor Llerena pretenderia hacer su Curato, como
otros hacen su casa, y alguno ha de ser el primero.
Sin embargo de todo lo dicho yo sé muy bien, que si
llegase el caso de verificarse el desastre que
pronosticaba su anathema, (lo que Dios no permita,
ni yo deseo al Pensador, ni á otro alguno)
procederia su merced con la misma discrecion,
escrúpulo y formalidad, que aquel Cortesano, que nos
cuenta Jacinto Polo:
Es muy dificil, con efecto, de percibir á la primera luz los fondos de erudicion, y dotrina que brillan en todo este tratado: lo que al instante aparece es la imparcialidad, modestia y criterio con que está concebido, en cuya prueba, y movido sin duda su Autor del grande amor que le profesa en el Señor á su amigo el Pensador, como afirma al fin de la Obra, se animó á proferir aquellas tan cortesanas, tan tiernas, tan dulces y caritativas expresiones de: Petimétre engañado, almidonado Censor, Corredor de Estrados, Sobrestante de Comedias, Visitador de Tertulias, hombre desnudo de toda literatura, Canario, Papagayo, Gorrion y Cotorra, Cajon de Sastre y Maulero de viejo. ¡Qué bella manera de argüir! Este es el modo de criticar, que todo lo demás es chanza. Gritáran norabuenas nuestros Sérios, que tales frases eran indignisimas de la gravedad y circunspeccion de un Señor Cura, en quien solo debe resplandecer la modestia en las palabras, la compostura en las expresiones, la dotrina en los avisos, la suavidad en la correccion y la dulzura en el trato, y todo debe oler á seriedad, decencia y decóro, que yo las tuve por muy propias y muy concluyentes, y sobre todo muy bien merecidas de la audacia y orgullo del Pensador, para que no se introdugese en materias tan agenas de su profesion y de su estado, siendo un seglar petimétre y enarinado, como en lo sagrado y religioso del Púlpito.
He aqui el punto crítico, que con tan justa causa exaltó la bilis al Padre Cura: esto es el ver, que estos sábios de peluquin y sombrero de tres picos se hayan de meter en èl, sin mas poder ó autoridad (como les dice muy oportunamente) que la que les dá un vapor incauto, ó sacrílego accidente. Pero no hay que esperar la menor enmienda en su tenacidad de defender, que por ningun derecho les es prohibido el entender estas materias, ni el criticar ó combatir sus abusos y defectos, como se haga con la honestidad é inteligencia que corresponde, que lo contrario á nadie es permitido; porque ya es axioma muy rancio, el que las barbas, las bayetas, las capillas, los bonetes, las peras y otras exterioridades semejantes, no dan por sí solas facultad alguna, si no las acompaña la suficiencia necesaria. De donde se sigue aquel formidable error de calificar à la persona por la facultad ó el oficio: error, que hizo la costumbre naturaleza en el crédito del vulgo, y que se representa imposible de desterrar, sin destruir toda la máquina de su cuerpo. A este proposito compuso un amigo en cierta ocasion un Soneto, que no creo serà muy ageno de este lugar, y dice asi:
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Ninguno es Orador
porque predica,
ni porque escrive versos es Poëta,
ni Medico serà porque receta,
ni tampoco Maestro porque explica:
Ni Arquitecto será porque fabríca,
ni por ser Ermitaño Anacoreta,
ni serà Expositor porque interpreta,
ni Judiciario porque pronostíca:
Ni es Musico ninguno porque toca,
ni porque hace defensas es Letrado,
ni Filosofo al fin porque disputa,
Sino que en la opinion del Vulgo loca,
por digna suficiencia se reputa
el nombre del oficio ú del estado.
ni porque escrive versos es Poëta,
ni Medico serà porque receta,
ni tampoco Maestro porque explica:
Ni Arquitecto será porque fabríca,
ni por ser Ermitaño Anacoreta,
ni serà Expositor porque interpreta,
ni Judiciario porque pronostíca:
Ni es Musico ninguno porque toca,
ni porque hace defensas es Letrado,
ni Filosofo al fin porque disputa,
Sino que en la opinion del Vulgo loca,
por digna suficiencia se reputa
el nombre del oficio ú del estado.
Pero dexemos esto, y volvamos á seguir nuestro proyecto, señalando, con la posible brevedad, algunas de las particularidades, para formar el debido concepto de tan famoso Escrito.
Como el tenaz empeño de nuestros Críticos en esta parte es el persuadir la gran necesidad del estudio de la Retorica sagrada para el sagrado ministerio de la predicacion, se empeña el señor Cura en defender nerviosamente,
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que no
hay Retorica sagrada, porque la Retorica (dice) es
una misma, sea en el Púlpito, sea en el Estrado,
sea en Roma, sea en Grecia, sea en la Iglesia, ó
sea en la Mezquita.
Es verdad que á nuestro Autor se le daria muy poco de todos estos reparos y exclamaciones; porque
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repetiria, que
son mormuraciones de Cortejantes almidonados é
idiotas Petimétres; pues aseguraba que la Retorica
solo sería precisa si se colocase el Púlpito en el
Monte Pico de Tenerife, (¡qué pulla tan discreta y
tan elegante!) para clamar desde alli á uno y á
otro Mundo con las voces del Profeta Isaías: Oid
Islas, Atended Pueblos Remotos, tanto de España
como del Evangelio.
Pero todo cese para aquella profunda exactitud é inteligencia en nuestras antigüedades y noticias historicas. Alli se lee
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cómo el origen de la Lengua Española se tomó de la
Latina, ó del Lacio, (que debieron de ser cosas
distintas) que introdujo Augusto Cesar quando vino
sobre nuestro Reyno, quince años antes de Christo.
Lo mismo, con poca diferencia, sucede en lo que añade mas adelante nuestro Autor, donde verán los aficionados, que la Nacion Española se ha ido vistiendo de retazos, que la han prestado, como á Novia de Aldéa, todas las Naciones del mundo;
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pues de una (dice) tomó el sombrero, de
otra el peluquin, de otra la peluca, de otra los
calzones, de otra la casaca y chupa, de otra la
camisola, los zapatos y medias sin medida (tomate
este tiqui miqui) . . . . . y que esto es en
quanto al punto de vestidos, dejando la montera,
el murrion, la golilla, las cotas y todo lo que se
habrá notado en las pinturas ó medallas antiguas
de los Reyes de España, que aun hoy duran algunas
en los Maragatos. En punto de Ladrones es de
sentir nuestro Autor, que los mayores son los mas
grandes: verdad inaudíta, y decision,
que no tiene réplica; y siendo semilla (prosigue)
que se halla en todas tierras, no creo el que en
las Indias sea incognito el latrocinio, y mas
sabiendo (este es el golpe fuerte) que en las
Filipinas están las Islas de los Ladrones.
¿Quien, por mucho que haya leído, será capaz de haber hallado otro mas hermoso y agradable retazo de Historia, Antigüedad y Geografia? Que se nos venga ahora el otro Poëta con imposibles y ponderaciones, diciendo:
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Terra prius falsò
partu deludet arantes,
Et citiùs nigros Sol agitavit Equos,
Flumina, qui ad caput incipiunt revocare liquores
Aridus & sicco gurgite piscis erit.
Et citiùs nigros Sol agitavit Equos,
Flumina, qui ad caput incipiunt revocare liquores
Aridus & sicco gurgite piscis erit.
quando tenemos entre nosotros Autor tan espantosamente erudíto, que estampa que las pinturas y medallas antiguas de los Reyes de España duran hoy dia en los Maragatos: que las Filipinas son en las Indias, y que en aquellas están las Islas de los Ladrones.
Es verdad que le ayuda mucho á nuestro sábio Autor, para la exposicion y ornato de sus bellas y originales noticias la destreza con que, entre otras prendas, posee y maneja la Lengua Castellana; pues despues de haberla señalado el único y admirable origen que hemos ya referido, le ponia al Pensador como de perlas sobre el arduisimo é importantisimo punto de si ha de decirse Tufos ó Rizos, trayendo oportunamente las autoridades de San Geronymo y San Ambrosio para probar que escrivieron Rizos y no Tufos: (y hasta ahora no sabía yo que estos Santos Doctores hubiesen escrito en Lengua Castellana)
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advirtiendo al Pensador, que no desnaturalice las
voces de su patria, porque hay muchos hombres
perdidos por desnaturalizados: que examine el
origen de donde se derivan, sin que le falte una
letra, porque por una letra (¡qué linda
recancanilla!) se ven muchos hombres pobres, habiendo antes sido ricos:
¿Pues qué diré de aquella Advertencia al Pensador, que ocupa cerca de la mitad del Discurso? Qué he de decir, sino que es una nueva, rica y profunda mina de erudiciones y sentencias; pero mejor lo dirá ella misma. Asi empieza:
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Yo imaginé, Señor, que su intento era formar un
Espicilegio en que se recogiesen las mejores
Espigas, que dejaron de coger los antiguos
Escritores en quantas materias toca, ó las
omitieron por no persuadirse á que la malicia
llegase à tanta altura; pero veo lo contrario: vés
y que vá á desbaratar lo que estaba bien pensado.
Le concedió á su Cántabra elocuencia
el ronco acento del mejor paisano.
Como yo no me he propuesto ilustrar y defender todas las proposiciones de nuestro Autor, por no faltar á la posible brevedad que he prometido, me trago con bastante dolor muchas cosas, que daban sobrada materia á mis designios; pues cada capitulo . . . . . pero ¿qué digo yo cada capitulo? cada oracion, cada periodo, cada palabra nos da asunto para una alabanza, y motivo para un elogio. Lo que sobre todo los merece es la admirable destreza con que dejó castigada en el Pensador la audacia de sus Pensamientos, y convencida la falta de literatura, noticia y verdad en quantas especies toca, y particularmente aquellas que mas le atañian y enojaban al Señor Don Judas, que como Predicador de muchas circunstancias, se las redujo y constituyó á tal estado, que no les faltaba ya mas que caminar al quemadero: castigo muy bien merecido del Pensador, porque no sabía palabra de Jurisprudencia. Lo que sin duda nos dejó á todos edificados fue su caridad profunda, su urbanidad y su modestia, igualmente que aturdidos su portentosa y nunca vista erudicion, en particular á los que estabamos poco instruidos ó falsamente engañados en los varios puntos que ignorabamos, hasta que hemos sabido que las Cisternas se disipan, las censuras se rigen, los barbarismos se inducen, las jaulas gorgean, la Retorica es una misma en la Iglesia, que en la Mezquíta, las Filipinas están en las Indias, y las pinturas y medallas antiguas de los Reyes de España duran hoy dia en los Maragatos: noticia de que muy desde luego me empecé á valer, encargando á los muchos que vienen diariamente á la Corte me recogiesen y condujesen algunas; porque entre ellos debe de haber, sin duda, grandes Anticuarios.
Ello es, que el Pensador temió como muy hombre, segun se lo amonestaba el Señor Olabe en la cortesia, diciendole que se guardase de sus uñas, (¡qué expresion tan culta y tan religiosa!) por equivalente al B.L.M. de V. cosa en que hizo muy bien, y mas si el Señor Cura sabe tocar el Arpa ó el Salterio; porque hasta alli (concluía) solo habia sido mostrarselas con cariño y amor, que le profesaba en el Señor: bien, que lo que mas le contuvo fue este aviso, que le sugerió cierto penitente de luz:
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Toma Fabio estas
lecciones,
temiendo en críticas tales,
que el que amenaza en Canales
no esgrima los canalones.
temiendo en críticas tales,
que el que amenaza en Canales
no esgrima los canalones.
Aviso que nos debe servir á todos para proceder en lo succesivo con el miramiento y cautela que corresponde, teniendo presente aquella horrenda amenaza, y diciendo con nuestro Pantaleon:
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Miedo el asunto me ha
dado,
confiesote que me estrujo,
y que me pongo,
Al mirarme amenazado,
muy maganto,y muy magrujo,
y muy pilongo.
confiesote que me estrujo,
y que me pongo,
Al mirarme amenazado,
muy maganto,y muy magrujo,
y muy pilongo.
Y si aun lo dicho no bastáre á temer los azotes y los arañazos del Padre Cura, bastará que á todos y á cada uno de nosotros nos sirva de egemplo la Mision, que reducida á varios supuestos (como puntos) le hacia al Pensador por fin y remate de la citada Advertencia;
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pues suponia lo primero,
que habria cumplido con el precepto
anual . . . . . y que el Confesor prudente le
habria mandado que no pensase tan mal de alli
adelante, y que por lo mal pensado restituyese las
ganancias mal habidas. (En esto, como en todo lo
demás, son muchas y varias las opiniones. Ojalá
que esta ley se estableciese con la formalidad y
rigor, que pretendia el Señor Cura, que entonces
no nos habiamos de dar manos á restituir) Item, el
daño emergente de tanto dislate como ha infundido
en los pobrecitos ignorantes, vendiendoles hierro
por oro, (otra version dice gato por liebre; pero
el Señor Olabe siguió á Alvarez de Toledo,
Burromach. Rebuz n. 2.) y el lucro cesante de
tantas buenas obras como ha impedido hacer por
leer sus Pensamientos. (Y es tan cierto, que á un
Amigo mio, un dia de fiesta muy solemne, le quitó
el ir á Misa con su Cortejo el haberse detenido á
leer el Pensamiento en que se trataba del asunto)
Asimismo le habria mandado restituir la honra y
fama, que habia quitado á Calderon, Quevedo y
Compañeros, al Estado Eclesiastico por los
Sermones que ha fingido, y à toda la Nacion por lo
que la ha infamado. (Esto de fingir malos Sermones
es muy mal hecho: atengome al Padre Cura, y á
otros como su merced, que nunca los han fingido)
Finalmente suponia, que venia absuelto de las
censuras en que habia incurrido contra las Bulas
Apostolicas y Decretos del Santo Tribunal, para
que podamos enterrarle en sagrado junto al Maulero
Cajon de Sastre su Compañero, &c.
Ebene 5
Cabando un sepulcro
un hombre,
halló largo, corbo y tieso,
entre otras cosas, un hueso,
que tiene cuerno por nombre:
Volvióle al sepulcro al punto,
y viendolo un Cortesano,
dijo: Bien haceis, hermano,
que es hueso de ese difunto.
halló largo, corbo y tieso,
entre otras cosas, un hueso,
que tiene cuerno por nombre:
Volvióle al sepulcro al punto,
y viendolo un Cortesano,
dijo: Bien haceis, hermano,
que es hueso de ese difunto.
El Discurso siguiente se dará el Martes quatro de junio proximo.