El Escritor sin Titulo: Discurso Nono

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Discurso Nono

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Metatextuality

Muy Señor mio: Dios pague á Vm. el empeño en que me ha puesto, y los buenos ratos que me da.

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Selfportrait

Yo soy un pobre hombre, corto de vista en lo que no es de mi año, y poco amigo de meterme á deslindar parentescos ni descubrir pasteles.

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Example

Edipo, aquel viejecillo honrado que se fué á vender Romances para ahitar su cegüedad, venia aquí de perilla, porque, segun dicen, fué muy diestro en descifrar quisicosas.
Pero un tacaño como el Escritor sin Título, que en su vida ha tenido casa ni encendido hogar, ¿qué se entiende de este teclado, ni cómo ha de tocar tantas clavijas sin dar al traste? ¿Fuera de que Vm. cree que yo soy tan desdeñoso y celibato, que quiera reñirme con el devoto femíneo sexô, y sin mas ni mas echarles las temporalidades? Pues no señor mio, me ha tenido nueve meses embaulado entre sus vaynas, he vivido inquilino de la vulva, y tengo reconocimiento á la posada. Y Vm. sin duda no sabrá que no necesita mi respuesta (aun dado el caso que fuera la mejor) para economizar su casa, y vivir arreglado á las máxîmas de Christiano; pues sépalo, y no se ande á vueltas con Escritorcitos plagiarios, repetidores y copiantes, que sacan á luz pensamientos de otros, y visten sus papeles de las coplas de Calainos, que aunque yo en esto por ahora no tenga mas parte que la que me quieran dar, así ha parecido á la conglutinacion de eruditos que chillan en la jaula, mas ligeros de lengua que de pluma, y es menester no chistar hasta el quarto menguante.

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Selfportrait

Yo ni soy, ni he sido, ni quiero ser Pedagogo de nadie, ni mis lectores llevarian á bien verme de mal humor con un sermoncito moral entretexido de espolazos y torniscones. Es bueno que puedo sabrosearlos sin mas arrumacos que quatro tarascadas de Guzman de Alfarache, dos chirlos del Quixote, y algun triquitoque de Trajano Bucalini, ¿y me habia de andar á vueltas con los Salmanticenses, Navarro, Sanchez, Soto, Bonacina, Tapia, Cóncina y otros mal acondicionados que nos quieren meter en un puño, sin mas que ensartar verdades, como si el mundo estuviera para oirlas? ¿Quién me mete en descerrajar libros, destornillar estantes, ni dar á luz hijos legitimos, concebidos y criados con el sudor de mi rostro, si puedo abortar traducciones, y desmembrar retazos al mas venerable cuerpo, quedando por hombre de categoría, á lo ménos entre los pasguatos que no distinguen lo que va de hacer discursos á copîarlos? Que se frisen y sacarán borra: mi genio es remolonazo y poltron: mi madre no pare, y aunque para, no á mí: pues cuchufletas y á ello, no andarse en frioleras, salga pez ó salga rana, que al cabo del mes lo mismo me dan de un modo que de otro, y braba tripa hará un perro con un cantazo.
Item, que Vm. segun se pinta, es un Pedro Fernandez; y yo, aunque tan mamarracho como el que mas, gustara de que quando no tenga otra recompensa, suenen en mis escritos sugetos de carácter y gente de prosopopeya. Poco pedia el Padre: son tantas las salsas que Vm. gasta, y tantos los pañales que destapa, que no sabria por donde empezar quando soñase en zurcir una satisfaccion, aplicándole todos los retazos que pruritan en mi testa. El matrimonio nos lo pinta de modo que pondrá en deseos de marido al sugeto mas orchata, fresa, limon ó boca de dama; pero por otra parte helará la pituita, y el mandullo al Horno de Babilonia, al Toro de Fálaris, y aun á las mismas lámparas inextinguibles. Lo cierto es, que el que en casaracierta, en nada yerra; pero ya que Vm. nos dibuxa la bella proporcion que dice este feliz estado para conseguir la verdadera amistad, Fenix, que solo se halla en la Arabia de los libros, ó en las Islas Orientales de la virtud, debia habernos encaxado, aunque lo fuera á ganar á la piedra de un rio, que los amigos deben durar usque ad aras, que en estilo de provision ó despacho, quiere decir, hasta no hacer cosa contra la ley de Dios por palabra, obra ni pensamiento. No era menester mas para que la muger que amase á su consorte, ó media vuelta sobre la derecha, no lo empeñara en gastos que exceden el coto de sus facultades, ni éste soltara los diques á su profusion, ó se confundiera en el Pozo Aíron de Libros de Caxa, Tarjas de Tienda, ó socaliñas de eternos Pagarees. Y si todavía permaneciera reacia, remolona ó carituerta, habia mas que decirla, como quien dice nada: ¿Hija mia, ó me quieres ó no me quieres? Si no me quieres, anda enhoramala, que faltando á tu primera obligacion, no se me da un nabo que vayas galana ó pringosa, hecha una Primavera ó un Invierno, Tersites ó Elena, Alecto ó Venus. Si me quieres, ¿quieres mi condenacion ó mi gloria? Si mi condenacion, eres una puerca, y buen provecho te hagan tus quereres: si mi gloria; tontaza, ésta es corta de talle, tiene las tragaderas tan estrechas como ojo de aguja, y para enebrarnos por él es preciso que nos adelgacemos de vanidades, y vivamos segun lo que cada uno tiene, pues de otro modo se acabó la porquería de la amistad. ¿Qué ha de decir á esto? Rascarse el moño, recrugir los dientes, alborotar el cotarro, poner tanto ocico y arañarse los mofletes. Si tiene juicio, ya se ve que no; y si no lo tiene ¿por qué no se le ha de poner? ¿Qué, se ha de vivir segun la carne? ¿Nuestras pasiones han de correr la gandaya entregadas al pupilage del apetito? No señor, somos hijos de una naturaleza viciosa y llena de carranclas; es menester sobarla: ¿y para qué es una alma racional con tres potencias, si no para echar agua sobre la polvareda que levanten nuestros deseos inordinados? Los hombres, ya se ve, somos mas inclinados al mal que al bien; con que si nos dexamos doblegar de nuestras inclinaciones, la hemos hecho buena, caerémos en tantos escollos como pasos.

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Example

Si un ciego guia á otro ciego, los dos irán á la hoya.
Nuestras ideas, por lo comun, son fantasías; con que dexarse manejar de ellas sin escudriñarles la panza, que harémos buen arroz y podrémos apostar tinieblas á la misma ceguedad. El que un mes y otro mes, un año y otro año vive sin arreglar su casa, excediendo en gastos, sin hacer cuenta que ha de darla estrecha de los hurtos que contrae gastando lo que no debe gastar, con imposibilidad moral á la restitucion,

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es aquel caballo desbocado que Dios dexa de su mano, y sin freno que lo detenga apresura su carrera hasta dar en el despeñadero, que le franquea una muerte irresarcible.
Segun esta verdad de bulto, es claro, y Vm. lo confiesa, que cada uno tiene obligacion de proporcionarse á su substancia; ¿y si el qué dirán, la locura de la muger, ó algun otro animalillo de mala raza, quieren hacer oposicion, hay mas que tocarles el pelo, y que llegue la fuerza donde no puede la razon? Ménos mal es atropellar la causa de los vicios, que negarse á los dulces halagos de la virtud. ¿Piensa Vm. que no hay hombres de bien con costillas pedigüeñas, araganas y presumidas? Si señor, los hay; ¿pero qué hacemos con eso, si son hombres de bien? Si la estafa fuera lícita, ahorrabamos el trabajo los que vivimos de él. Se cree Vm. de los no peor librados porque su Phenixâ no tiene cortejos, ni danza en la maroma de tertulias y paseos, se le ve algun rasguño de económica, y tal qual escapatoria de prudente. A la verdad, es del mal el ménos: pobres de otros que sobre sus plagas, y sin mas cascajo, mantienen un juego peremne, tirado y continuo, un dia á la semana de convocatoria y congreso de tertuliantes, con las arracadas de cera, barajas, braseros y chocolate. Allí es ello, porque se hallan en un empeño que creen de honor, á no tocar la retirada, aunque vean arder su casa por las quatro esquinas. ¿Porque qué dirian tantas buenas almas, y candidísimas criaturas como les hacen favor? ¿Qué estimacion ganarian los de á caballo si perdian el Estandarte donde se congregan las conversaciones mas gustosas y recreativas? ¿Cómo llevarian esta gresca los Abates, que son en el dia los mejores trastos que se cuelgan en el aprecio de las damas? ¿Estamos todavía en los tiempos de Mari-Castañas, la Reyna Ana, calzas atacadas, y zaraguelles, para que una muger de honor dexe de tener sus baylecitos de quando en quando, salga de donde salga, una vicoca que cuesta rascarle los bofes á una guitarra, ó hacer regañar tres ó quatro violines? Sin duda que no, y que restañar estas heridas seria no ménos que una transmontana perjudicial y chismosa, porque se daba un golpe maestro á la venerable turba de los candidatos alufradores sempiternos de sede vacante. Con que inferimos desde luego que Vm. no es de los mas apestados, y que con un baño en la cabeza, su astringente en la bolsa, atemperante en la barrumbineria, y que no vaya á tomar los ayres circunvecinos, puede adquirir una salud que adquirió hinchándose de bellotas el Hijo Pródigo. Como uno de los mejores medicamentos en el arte de matar sea la dieta, y Vm. padece tantas obstrucciones empedernidas y ligosas, es preciso tenerla con todo rigor; y aunque á los principios se haga dura, tenaz y fuerte, se lleva con paciencia, que caso que no la tenga, podrá alquilar en las Prenderías de tantos inocentes, como esclavos en la mazmorra de una vil condescendencia; á costa de su caudal y el ageno eslabonan su desestimacion, caudillos de viciosos, ganzuas de refrescos, y redundancia del mal humor que mantiene los abusos. Ola, pero no por eso se ha de afloxar la cuerda, ni volver las espaldas á la medicina, porque es muy indiferente que me quite la vida un reuma, epilesia, héctica, tisis, volvulo, ó hipocondría, ó que todos estos males de mancomun se destaquen contra mí, y me descosan el hilo con que estan embastados alma y cuerpo. Que en buen romance es decir, que puta por mil, puta por mil y quinientos: que si se prende fuego, y no se corta la raiz aunque no sea de los mas activos, irá quemando la casa poco á poco hasta dexarla ceniza. Y añada Vm. que el que se ahoga en poca agua, se ahoga: y que por arriba ó por abaxo, miaja mas ó ménos, allá se va todo. Quedo admirado del conocimiento en que Vm. está, respecto á su nobleza, y que atribuya este privilegio á la mano de Dios, pues piensa noblemente, y se hace acreedor á que su Magestad se compadezca y le envie el iris de la verdadera serenidad. Es el Noble un sugeto distinguido, que desde el vientre de su madre sale con la prerogativa de tener debaxo de sí un sin número de infelices, que no tienen otra culpa que haber tenido el embrion en tierra ménos buena. Por eso me admira mucho mas, que sin haberle faltado esta reflexîon se haya dexado cargar tan reciamente de deudas, desórdenes y embustes. Yo bien sé que la falta de juicio y discernimiento puede ser causa para atropellar la mejor executoria, que es la hombría de bien. Pero un sugeto que se tiene por cabal, que hace hinchada y pomposa ostentacion de su hidalguía, atapa á rancio, echa sangre por la boca, y le dirá quántas son cinco al Domine Lucas, querer sobre esta hipoteca fundar un censo en la sangre de sus próximos, no sé como pueda ser sin ajar un principio de que se ve tan distante con sus operaciones.

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Example

El nombre ó los hechos has de mudar, dixo Alexandro á uno de sus soldados, que se llamaba como él y era cobarde.
¿Pues por qué no se le ha de decir lo propio al que ha sido de una nobleza que mancha, le hace descender, y se gloria descender de ella? ¿Vm. tenia creido que consiste el verdadero honor en tener un pergamino roñoso, escarabajeado de letrones, apuntado de polilla, carcomido de ratones, inflado de vanidad, entumecido de mentiras, y desmontado de las chapucerías que no faltan al mismo Preste Juan? Pues creia Vm. mal; y esté entendido que así como la Fe tiene sus Apóstatas, miembros podridos que se niegan en todo ó la mayor parte á sus obligaciones; tiene la nobleza los suyos; y el que es ruin en todo ¿por qué ha de tenerse por noble en nada? Esta leccion aunque parezca acre, no dexará de ser cierta, y con la debida proporcion inferirá cada uno, que tanto quanto mas se desvie del blanco que lo ilustra, participa mas ó ménos de la gloria de sus mayores. La nobleza heredada no es mas que un respeto que se conserva á la memoria del que la consiguió: y digamos, ¿si todos conservarán este respeto como el heredero, que en nada le imita, qué quedaria de esta hojarasca? A los demas ¿qué nos importa, ni qué burro se nos muere porque Vm. tenga por primer abuelo á Tito, Vespasiano, ó al Gran Teodosio? ¿Podemos hacer mas que reconocer la superioridad y sufrir las cargas que la ley tiene dispuestas para los que naciéron inferiores? ¿Ni podrá Vm. hacer ménos que tener estos apoyos para antorizar sus vicios? ¿Yo no sé cómo hay quien se glorie de que esté colgado á las puertas de sus antesalas un héroe, que por la virtud de sus hechos, el valor, la economía, y los demas adornos con que hizo noble y rica su Familia, debia ser la regla para medir nuestra conducta, y es un perpetuo fiscal, que está echándonos en cara las fatigas que lo llenáron de laureles, para verlos expuestos á la abominacion y desprecio.

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Example

Subió Fernan Gonzalez al templo de la fama engañando acreedores, llevando mas tren del que podia pagar y tal vez desplomándose al lucro, profusion y escándalo? ¿Si el Cid, y Martin Pelaez se hubieran estado jugando á la pipirigaina, consumiendo malamente el tiempo, afeminados cortejantes y mal entretenidos, hubieran tenido lugar en la Historia, ni hubieran quedado para modelos de heroycidad?
Ya se ve que no, y que es una locura blasonar de la justicia y equidad de Nuño Rasura, y Laincalvo, si las vendo á cuenta de dolos, fraudes y engaños. ¿Por qué ha de lucir la fortaleza de los antepasados en una cobardía indigna? ¿Qué razon habrá para que la copia borrada presuma con el original limpio? ¿Ni la agua turbia y cenagosa, de cristal, despues que degeneró de la fuente á quien debió su principio? No hay razon: y si el mundo sufre estos gargirotes y pellizcos, él se tiene la culpa, y aun por eso paga la pena: con que no nos cansemos, el que ensucia con sus obras los papelones que archiva, no puede envanecerse con ellos, sin añadir éste desbarro por contera de los demas. Así, amigo, quede Vm. entendido, que si no procura imitar aquel de sus predecesores, cuya virtud lo sacó de la chusma del pueblo, para los prudentes estará tan en la chusma del pueblo, como sin la virtud hubieran estado sus predecesores. El principio de una ilustre Casa, ó fué ilustre, ó se supone. Todos somos hijos de Adan; pero divididas las ramas de aquel tronco, se han fundado diversos árboles, que segun el mejor ó peor riego de virtudes, han dado mas ó ménos fruto. Los grados y gerarquías de distincion han provenido del mérito; de modo que si el que por una accion heroyca consiguió una Executoria, y no la hubiera hecho, sus descendientes estarian en el mismo lugar que estan los de infinitos, que no la hiciéron.

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General account

O de otro modo: si hubiera tenido las acciones de sus descendientes, tuviera el lugar que tienen los hombres mas viles, si son tales sus operaciones. No dudo que muchas veces la maldad ha pasado plaza de perfeccion. Sé bien que célebres Campeones han perecido á embates de la envidia: que mandrias con calzones, capas de adulacion, y cacos de arriba á baxo, con la cubierta de un siglo, pueden pasar por Régulos y Arístides. Pero no puede ser sin trastornar el órden de las cosas.
Ha de aparecer lo malo como bueno, lo injusto como justo; y esto es tan dificil, como que un hijo bastardo no tenga resabios de la madre prostituta que le dió el ser. Es premio de mala casta el que no nace del mérito. El tiempo y la razon son brúxulas por donde se tapan y descubren la verdad y la justicia.

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Example

Al que roba con una barquilla, llaman Ladron; y mienten Conquistador al que usurpa Reynos: pero en el peso de Astrea entran iguales y salen distinguidos, que alguna disculpa merece el que hurta por necesidad, y es inexcusable el que lo hace por hábito.
Rara vez por el camino de la infamia se ha llegado á la cumbre, sin haberse despeñado ó conseguido la altura para que todo el mundo los vea expuestos á la vergüenza: bien que los que por la senda de Vm. con algunas zarandajas mas se empeñan en no desempeñarse, apestan la República con escándalos, hacen gala del Sambenito, emplean puercamente el tiempo, y son dixes que cuelga la vanidad, para pingajos y escarnio de la gente de cachaza y caletre: estos no tienen riesgo de que sus acciones se equivoquen con lo honesto, porque no solo son malos, sino que hacen alarde de no parecer buenos. ¡Gracias al Todo Poderoso que se ha conocido en tiempo, que son tantos los que se dan á conocer! O! quiera la suerte que muchos ciegos abran los ojos y aprendan la verdadera circulacion de una sangre generosa; pero entre tanto tengan sabido que con sus públicas prodigalidades, enredos y desórdenes grangean un borron á sus Executorias, una mancha á su fama, un aspid á la conciencia, y un fiscal en cada favorecido, que sobre ser testigo delante de Dios, aun en esta vida, al paso que lo adula, lo engaña, quando le aplaude, lo mofa, lo muerde si le besa, y no lo halaga sino para arañarle. Vamos á espacito, que yo no queria decir palabra; pero en tomando la taba no la sé dexar. La prueba mas eficaz y sencilla que puede ofrecerse para corroboracion de todo lo dicho, es la consideracion que Vm. hace de que el nacer y el morir por lo comun son acciones indeliberadas, y consiguientemente inmeritorias, obra de la Divina Providencia, que sin disputa, quanto mas me distinga, ha de pedirme mayor reconocimiento, porque dice Vm. que ni un gilguero; y es lástima que no aprendan esta leccion, los que sin mas influxo que haber hallado una cuna dorada, ó un patrimonio pingüe, quieren que les sirvan de escabeles los gabanes, y anguarinas de paño burdo, como si el que reparte la nieve como la lana, no pudiera haber trocado los bolos, y haber puesto los pellicos de Amphriso sobre las costillas de Creso. La segunda parte todavía es mas lastimosa, porque toca nada ménos que lo intrínseco de las operaciones, el hic & nunc del negocio mas importante, el si me he de salvar ó condenar. ¡Ay es un granito de anis el peso que Vm. quiere echar sobre mis espaldas! Bonitos son estos asuntos para papeles de volatería. ¿Es bueno, que aun escribiendo natas, salpicadas de azucar y canela, los cultos relamidos hacen ascos, y se enjuagan la boca con zarazas, y que de golpe salgamos poniendo las peras á quatro? Ahora sí, que cundirá la voz, de que yo he floxado por mas torcedores que caigan sobre el meollo. Buena danza se ha movido para que cabriolee la hazañería y el melindre. Pero digan lo que quieran mis apoderados, que juro á brios han de tragar este papel amargo como la retama, espinoso como la zarza, y de mas mal olor que el asa fétida, aunque me cueste retacarlo de melcocha, melazo y confites. Alón que pinta la uba. Señor mio, Vm. piensa muy bien, y no hay que darle vueltas, que si no pensamos en cómo se vive, qué disposiciones hacemos para el viage qué hemos adelantado mas este año que el pasado; qué tal me porto en mi casa, qué hay de estafas, qué gasto, sobre qué fondo, el cuento va malo, y tarde ó temprano nos llamarán á residencia, y habrá una de todos los diablos. Yo no voy á convencer Faraones cargados de plagas, y duros que duros. No quiero nada con cabezas del soplillo, que como la cera son del último que estampa. Sean sordos los Críticos y Semi-Críticos, y trague todo el mundo lo que le toque sin pestañear, porque no lo conozcan, que por mi parte no llevo otro objeto, que pues Vm. se ha valido de mis socarrerías creyéndolas útiles para su remedio, sufra que le diga con toda claridad lo que siento, en tanto que siento yo haberme puesto en la precision de decirlo. Vamos de acuerdo con que Vm. tiene veinte y cinco mil reales de renta anual bien pagados, corrientes, secos y libres de polvo y paja. La primera data para cercenarlos y disminuirlos son cinco mil y quinientos de coche, por la precisa é infaltable razon de que faltaria á la decencia del empleo si no llevase este colgajo como uno de sus principales adornos y requisitos. Esta es la trampa donde caen los apestados de honor y aplopléticos de juicio. Es mentira declarada y agravio conocido de los que naciéron dos siglos ántes, que con mejores fincas y mas autoridad fuéron á pie é inmortalizáron su nombre. ¿Acaso para el despacho de algun expediente consulta Vm. con las mulas? ¿Es Asesor el Cochero? ¿Son las ruedas sueño de Raymundo Lulio, ó mentira envocada al Venerable Beda? ¿Se arma con las guarniciones y tirantes como de cota de malla para negarse al soborno y tracamandaina? De ningun modo. Pues hijo mio, fuera coche, que á la Magestad y Xefes que Vm. tenga les importa poco que vaya en un chirrion, á pie, ó andando, si cumple con sus obligaciones, y se porta como debe en los manejos de su cargo, porque éste es el quid de la dificultad; y los ingredientes de decoracion vana y huecarrona, aun quando lo vean justo, dan motivo para susurrarle sospechoso. En brazos de la envidia nace el odio, éste tambien cria zelos que producen chismes, y tal vez fueran ménos los infelices, si no hubieran hecho gala de dichosos. ¿Pero para qué son embozos ni mascarillas? Niño mio, mas vale ir al Cielo por sus pasos contados, que al Infierno en el ayre. Lo cierto es, que quien á vente y cinco mil reales de renta encaxa cinco mil y mas de coche, no sé cómo ha de gobernarse en lo demas, pues es un antecedente que pide muy costosas conseqüencias. Yo quisiera poder embutir, sin exâsperar á mis lectores,

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la proposicion XII. condenada por Inocencio XI. No lo haré, pero dice así: casi no hallarás en los seglares, ni aun en los Reyes, cosa superflua á su estado, y así apénas hay quien esté obligado á hacer limosna, quando solo debe hacerla de lo superfluo á su estado.
¿Qué tendrá que ver el don con el turuleque, ni aquel con las Témporas, esto con esotro, ni aquello con esto? Mucho y muchísimo; pues aquí pienso hallar materiales para forrar valonas y entrapar jubones encordelados. La proposicioncita no supone ménos, sino que no hay bienes superfluos al estado; y la condenacion, que los hay ó los debe haber: y aquí entra el negocio. ¿Dónde estan estos, señores mios? ¿Los tiene Vm.? ¿A quién compete la obligacion de tenerlos? ¿Será acaso á infinitos que con excesivas rentas hacen gastos mucho mas excesivos, y sobre gastar lo que deben, gastan lo que no deben? ¿Quántos son los que sacan lo preciso para la bucólica, manutencion, ó refectorio, lo necesario á la congruente decencia de su estado, sin fingirse estados imaginarios, mantenidos con entes de razon, y dexan una parte para diezmar con los pobres de Jesu-Christo, acreedores de justicia, ó censos de caridad, que al paso que reciben el feudo, acuerdan los favores de Dios, y disponen el brazo para que derrame sus misericordias? De esto hay poco: lo comun es seguir la senda que Vm. ha seguido, tener veinte, y gastar treinta; el que ciento, mil, y crecer la trampa al paso que la fortuna. Yo apostaría que á poco que le aumentasen á Vm. el sueldo, querria tambien coche su muger, y que subirian los perendengues mas que la renta. No, pues, señor Don Prudencio, ó no entrar en el Templo, ó hablar de Dios. Empezar la reforma por sí, el exemplo abre camino para practicarla en los demas, y ya es tiempo que se destierren los desbarros de una nobleza mal entendida, y un fausto que quiere dorar la vanidad y hacer preciso la corruptela. El Page de bolsa que Vm. tiene, no sé si es indispensable ni puedo adivinarlo, quando lo sea: séalo en hora buena, pagarle su salario, que es justicia, y así lo piden la razon y la conciencia. Pero eso de que sea sanguijuela pegajosa que chupe, finja fachenda, y las demas habilidades con que Vm. lo dibuja; con tiento, hermano, que sobre recaer inmediatamente sobre las costillas del amo, suele ser fomento para otras mil drogas, que repasamos con mucha sorna los Alquimistas de vidas agenas. Al exemplo del Padre de Familias se compone toda la casa: ¿si el Abad juega á los naypes, qué harán los Frayles? En casa del Tamborilero todos son Danzantes. Estos estornudos viejos y carroños tienen su fusilis, y no hay que mirarles el pelo, que cada uno es una verdad apurada. Los criados, quando no por inclinacion, por oficio, se visten de las propiedades de sus amos: rara vez se dexan de pringar en los vicios que los dominan, pues sobre no salir de la escuela, tienen una leccion en cada paso: y ya se ve que nadie tiene los espejos para que le afeen el rostro, ni gusta que le aparten de lo que ama.

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Quasi todas las muertes que mandó hacer Alexandro en los suyos, fuéron víctimas de la virtud y antípodas de la adulacion. En el principio de su carrera amaba los virtuosos, porque era uno de ellos. Desbocóse el vicio, y en cada integridad veia un contrario.
Pero esto no necesita de pruebas, quando son tantos los exemplos; como las casas. Me parece que estoy viendo su Pagecito de Vm. rematado de chairo, hecho un miramé y no me toques, unos ojillos cicateros y baylarines, remajo hasta no mas, llevará un medio zapatito de rechupete, mediecita de trama de Persia, que se podrán beber; su chupa de tela, que hasta allí pudo llegar; no le faltará una caxita con cucarachas, y otra de palillos que serán un recreo: tendrá su cado corriente para desahogarse de los negocios que finge, y será un Adonis con su punta de estafador, afianzada en la gracia futura que queda á la incumbencia. ¿Qué tal? ¿A quién se le colgarán estas candongas? ¿Quién cargará con las borlas y capirotes de estas entruchadas? Dicho está: ojo, pues, que asan carne. Aun quando Vm. viva bien, por esta parte puede correr peligro. Lo mejor es, sacudirse la mosca, que ménos mal es mudarlos como la camisa que mantener unos pámpanos de hombría, soflameros, petardistas, todo hojarasca y agraz. El que se pica ajo come, y el que no come ajo, no tiene de que picarse. El Ganimeditos que Vm. me retrata para escoltar á su Esposa con todas las arracadas de mal criado, mal entretenido y jugueton, hasta que el mundo mude de semblante, es quasi preciso mantenerle, porque ya no tiene una muger de forma otro camino que éste para distinguirse de las de materia. Equívocos los trages, las cordilleras donde se cuelga el relox, con toda la esquadra de geriveques y miñiñaques con que nos ha regalado ahora el Padre de la Andola, el ayrecillo de taco, que no dice sino es comerme; el transparente de musulina, y toda la armazon de derretir Guadarramas y Moncayos, son salvo conducto para que les embistan hasta los aventureros. Porque ¿por dónde ó cómo sabré yo que Octavia no es Freime, si los muros de Thebas, que ésta levanta con sus torpezas, manifiestan la cantera misma que los que forma la otra, con las gloriosas empresas de su marido? El hábito no hace Monge; pero los Monges se distinguen por el hábito. Digame alguna buena alma si los vicios son adivinos, y entretanto yo estaré con la duda de saber quál es Venus y quál Diana, hasta que no se distingan los altares, los inciensos, humos y ropages. Siempre se ha tenido por proterva la sentencia de Catulo, que decia que los gozos vulgarizados y los gustos que autorizaba la plebe no eran agradables, queriendo hacerse inventor de nuevos delitos, por no incidir aun en esto con la masa comun. Hoy parece que está el mundo de otro ayre, y que lo humilde y elevado viven convenidos, pues como Castor y Polux, se han hecho Gemelos; pero quiere nuestra desgracia que no sea así, sino que ántes bien resulte otro modo mas raro y mas exquisito; pues allí solo los Nobles no querian parecer plebeyos; pero en nuestros dias no hay quien quiera parecer Noble, porque todos quieren parecer plebeyos; ó no hay quien quiera parecer plebeyo, porque todos quieren parecer Nobles. Por esta razon, hasta que los Periódicos dexemos remendado el mundo; ó su muger no saldrá de casa, ó mudará de trage, ó le acompañará Vm. (que no está en uso) ó el Page de bolsa, (que lo está ménos) ó habrá de cargar con su Don Periquito, darle dos pesos al mes, ocho maravedís en letra para almorzar, ó queda expuesto á que le retocen, soliciten y pierdan el respeto, que su honor sangre y circunstancias se tienen merecido. Pinta Vm. sus criadas que no hay mas que ver; y en el manejo de la brocha da no pocas muestras de Gato escaldado ó Zorra corrida. Es cierto que es mala la cosecha, y que no teniendo á la mano un matrimonio presunto su poco de jolgorio, y algun tanto quanto de escapatoria, se escaman con mucha facilidad, mudan de sitios, hasta dar con un inocente que cargue con la maula. Ola, y que ésta no es la peor parte. Dios nos libre de las que dexan el noviciado, y toman oficio en que el aprendizage es fácil, y por nuestra flaqueza son tantos los progresos, que aborrecen el escobon, almohadilla, escarpidores y estropajo; mejor habidas con el contoneo jarras y andajuera. Otras ya muchachas en desmarañar dispensas, limpiar escritorios, raspar papeleras, y usar de un Rosario, que sin agravio de los venteros puede cada trozo servir de camándula, hacen de señoras mayores, acuden al menor dolorcito de cabeza de sus amas, limpian la caca á los niños, y se maman la substancia del puchero, con un candor que edifican. Yo he volteado bastante en esta maroma, y es lástima que no lo pida el asunto, que habia Vm. de oir primores: puede ser que vuelva á llover y nos mojemos. Y entretanto le ha de encaxar una sentencia de Demócrito, valga ó no valga, venga ó no venga al caso. Fué este Filosofillo alegre, placentero y tan cariñoso, que toda su Filosofia la explicaba á carcajadas. Dispuso aplicar su buen humor á quien le calentase las costillas en el Invierno, porque en mi dictámen los hurgonazos de la naturaleza, hasta en él no fuéron cosa de risa. Eligió una mugerzuela chaparra, chiquita y muy mona. ¿Preguntado por qué? Respondió con su boca de caramelo, que de lo malo habia elegido la menor parte. Yo no sé si las mugeres usarian tanto boato como ahora, porque no tiene duda que seria laudable su eleccion, pues cada vara de humanidad equivale á muchos quartos de profusion. Con todo, si despues de casado se rió siempre, él fué tonto ó pudo ser cabron; porque ¿quién no se ha de resentir á una cruz, que hizo hilar á Hércules, y despeynar á Sanson? Tome Vm. lo que le acomode, que lo demas es chanza; y si se puede pasar con una criada no tenga dos, que ha de estar mejor servido, y sobretodo tendrá del mal el ménos. Llegamos al punto de los abastos, (¡qué punto!) y desde luego cercenando superfluidades, no han de ser tan crecidos. Pero sobretodo, váyase Vm. con mucho tiento para admitir en su casa el regazo de las dueñas, medio entre merced y señoría, lloronas del que pudre, y libro de memoria del honor de sus abuelos. Es cierto que Vm. las conoce, y aun por eso me admira que las compre á tanto precio. Lo de ménos es que sean carcoma de los caxones. Son estas entradoras y salidoras farautes, tan acomodados para entregar un papel, llevar un recado, é introducir un galanteo, que se dexan atras al ayre, y el mismo Mercurio, con sus pies alados, hubiera tenido que aprender disimulo y juego de manos. Por lo comun adolecen de malas trabajadoras, golosas, regalonas y eliogábalas, y para sostener estas habilidades, no hay mas usufructo que la maraña. Tienen destreza para trasplantar criadas de su devocion, y la que no lo es, no le faltarán chismes que la indispongan. Embisten tambien de cortejo á las primerizas en honradez, y por la parte que afloxan los resortes, por allí asestan los tiros. Sacudirse pues (sin agravio de la caridad) esta polilla, ó no hay que gemequear si luego sale algun tropezon de los que derriban las narices, pues mantienen este estorbo por medio, en el que han llorado padres incautos y esposos pacíficos. Por mi cuenta, que no gaste Vm. cinco panes al dia, que su aceyte luzca, que no se consuma tanto tocino, que los garbanzos cuezan mas, que el carbon dure, y las botellas no se desparezcan, porque estos son los manantiales que pagan la corbata, que cosió á la doncella, el remiendo que zurció á la Cocinera, las memorias que trae de Don Blas, y los recados de Turibin. Fuera mal tiempo, que es menester que la familia sea á prueba de bomba para negarse á los dulces halagos de estas Sirenas. Dé Vm. gracias á Dios de no tener hijas, que entónces era mas notorio el riesgo; y si muchos que en el escarmiento aprendiéron el peligro, hubieran leido con anticipacion este papel, ó formado con mas fuerza sus reflexîones, puede ser que no fueran tantas las Enones, ni tan freqüentes los Páris. Es cierto que dice Vm. muy bien, que se ha hecho pension de gente muy ordinaria esto de que una madre crie á sus pechos el hijo que tuvo nueve meses en sus entrañas, y es su misma carne. No dudo que para esto hay suficiente motivo en las que sobradamente abundantes reconocen algun menoscabo en la salud, que sube de punto en tener sobre sí esta carga, que sin dificultad es molesta. Aquellas matronas que llevan un manejo pesado, y una direccion exôrbitante en el avío de sus casas, parece que piden algun descanso en la noche, fatigadas de la porfiada tarea del dia; y como sea quasi incompatible con los trabajos y molestias, que desde el vientre causamos los hombres sucios, asquerosos, en continuo llanto, y llenos de pensiones que empezamos á pagar; tienen competente motivo para exîmirse de este peso. Pero lo regular es, que estas tengan verdadero amor á sus hijos; y como no reconoce paredes, ni teme dificultades, atropellan por todo, y hallan el desahogo á sus fatigas trabajando mas y mas. Las que tienen imposibilidad fisica, por razon de enfermedad, ó falta de suco, la razon las dispensa, y yo no puedo ser opositor á su fuerza. Mi tema es con aquellas señoras mias, que por no deslucir la tez, faltar en un ápice á los efectos del tocador, amoldar el moño, y nutrir á los perritos, que suelen cuidar tan nimiamente, que la vergüenza no permite decirlo, se niegan á todos los impulsos de la naturaleza, y sin mas medios que los que tienen hipotecados en la paciencia de sus acreedores, abandonan una pension, que solo el no pagarla debia serlo. Estas son inexcusables, y por lo comun en la vejez tienen el pago, pues ingratas á su propio ser, en su propio ser encuentran la ingratitud. En ninguna parte está este defecto tan dominante como en Madrid, por eso en ninguna parte se nota mas este defecto. La necesidad hace que el ama preñada, por no perder su estipendio, prosiga dando veneno al niño, que sus padres abandonáron á la contingencia. El gálico que por dentro y fuera está tan cundido, es otro escollo en que se desgajan las pequeñas navezuelas, y salen desde el pecho inficionadas; por eso está tan apocada la humanidad, y para un hombre se ven cien monicongos: supongo que hay otras razones fisicas para este defecto, que sin duda es perjudicial á toda la Nacion; pero nadie que quiera poner los ojos en la verdad podrá ofuscar estas, que aun por algo las pinto desnudas. Son infinitas las que abandonan los propios por criar extraños, y hacen su sangre venal y lucrativa, con infaltables pruebas de madres, madrastras; y aunque en esto dan una indubitable demostracion de su pecho tigrino, se echa por medio, y á costa de sacudirse la maula (frase bárbara) se hacen sordos á la razon y la conciencia. Así como los hombres convenimos con los brutos en el ser sensitivos, convenimos con las plantas en ser vegetativos. ¿Que árbol hay que plantado en tierra estéril y regado con agua ménos buena, no produzca segun el cultivo que se le dá? No son los racionales de otra condicion; entregados tiernecitos y recien sacados del plantel á la cultura de una sangre rústica, vil ó debilitada, imprimen sus efectos, que apénas se puede borrar con el perenne sulco de una sana educacion. No me parece que podia cansarme en exponer todos los vicios que resultan de este solo. Las Historias ofrecen muchas corroboraciones, y no habrá quien no sepa algun exemplo; pero estos apócimas se reciben mal y se digieren peor; por eso me contento con apuntar especies; pidiendo á Dios les dé fuerzas con sus auxîlios, para estamparlas en el alma de los que padecen esta epidemia contraria, sin exâgeracion, á las letras, á las armas, y aun á la virtud. Es un dolor ver la viveza é ingenio de muchos niños, y aun jóvenes que mueren en agraz, ó viven en una continua muerte, prontos al bien, pero con tan débiles articulaciones, que no pueden mover la planta sino con el deseo. Una inclinacion noble al valor de sus abuelos, pero ténues las fuerzas no pueden sostener la espada que les habia de abrir camino. Propensos al estudio, y no pueden sufrir un libro delante, porque los vahíos hacen que conciban un monte en cada letra, sin que baste el microscopio de una razon natural, preciosa como semilla. ¿Quántos no han muerto al mundo en la estrechez de los claustros, para reedificarlos con su exemplo, porque el mundo los ha muerto ántes con la daga de un mal principio? ¿Cómo se ajustará con el sayal, ú ocupará una tienda de campaña humeda y rendrijosa, padecerá las incomodidades de una Universidad, el que tiene la seda por cilicio, la holanda por lixa, el catre de pluma por duro, y en gabinete por venta? Pues efectos de una leche pestilencial suelen ser estos, aunque parezcan desconocidos. Por este motivo, quando sea menester revestirse del rigor de padre de familia, haga Vm. que su muger crie los hijos, que sobre ser carga anexâ al matrimonio, tener una salud robusta, y no ser muchas las conveniencias, no llorara tal vez el miserable estado de muchos padres con tantos hospitales como hijos, ahorrara esta continua gotera, y desahogara su corazon de los justos rezelos que le deben combatir. El gasto de carne y demas provision que Vm. expresa, supuesta su familia, sin quitar ni poner, no me parece excesivo segun los usos del dia; pero con arreglo al párrafo antecedente, y á la precisa obligacion de no ser lícito por algun caso gastar lo que no se tiene, hará de su capa un sayo, y se despojará de lo que le sea ménos gravoso. Pero por desde luego, no teniendo coche, se sigue, que no se necesita pajar, caballeriza ni cochera; que los gastos en Sastre se disminuyan considerablemente; y con poca familia que se cercene, aun lo interior de la casa puede ser mas reducido, de que se seguirá, que no será la estera tanta, que los felpudos costarán ménos, que la Lavandera no tirará tanto, que los platos disminuirán su consumo, y lo que es mas que todo, no se necesitarán tantas coberteras. Entónces verá Vm. que la manutencion no sube tanto en lo que expresa como en lo que incluye. Cada criado quiere otro inferior que le sirva; de modo, que al paso que se aumentan, se aumentan los señores; y yo tengo observado, que el que tiene uno solo rara vez tiene falta, y el que muchos nunca tiene sobra. En todo lance, mas vale no tenerlos que tratarlos mal y pagarlos peor; pues sobre faltar a un débito de rigurosa justicia, encuentran senda para negarse á la razon, y fomento para autorizar al hurto, creciendo al paso que son mas distinguidos, la ocasion para ultrajar á los infelices, que con hambre y desnudez reman tal vez un año, lo que ellos desperdician en un dia. Vm. tome lo que le toque, que la pluma sobre ser mia, tiene sus tentativas de Cisne, y de quando en quando quiere remontarse. Que Vm. tenga un principio al dia de dos reales, léjos de concebirlo exceso, me parece diminuto; pero que si no lo tiene se queje su muger, está tan léjos de merecer mi aprobacion, como que la juzgo, aun en esto, justamente reprehensible. Es buena gracia, por cierto, que no perdone chuchería á su adorno exterior, ¿y que sobre esto quiera llenar la bartola usque ad satietatem? Bien podia aprender abstinencia de algunas, que por vestir como no pueden, tienen hiermas las ollas y la familia de Anacoretas; supongo que de esto hay poco, pues la que se preocupa de vanidad, por no ceder en parte, atropella por todo. Lo comun es, que las mesas que sazonáron nuestros mayores con perdiz por barba, ó capon sin ella, sin mas ingredientes que machacar un ajo y desleir un poco aceyte, hoy se visten de tantos jarapotes, churrupios y bazuqueos, que mas importa la salsa que los caracoles. Entónces no habia mas julepes que buen vino de valdepeñas, y si en la boca de algun Hidalgote, que contaba su genealogía por extra-tempora, uncia treinta pares de bueyes, y no debia un quarto á persona bautizada, se dexaba columpiar alguna escurridura de Pedro Ximenez, se tenia por non plus ultrà, con reserva concedida al ojo de gallo, y tinta de rota, para servir de reparos y atajar disenterias. No falta quien diga, que envueltos en las batas y tontillos han venido tanta casta de bodrios y potages, que tenemos libros enteros para sazonarlos, y para que no se pierda cosa de tanta substancia: que esto ha debilitado los cuerpos, entorpecido las almas, engrosado los ingenios, disminuido las vidas, y en una palabra, nos ha vuelto monos, hipando por imitar á nuestros vecinos. Lo que es cierto, que si Dios no lo remedia, verémos que la perlesía ha de ser mal tan ordinario en Madrid, que llegue á ser moda. Desde luego esta sola enfermedad reditua á los Médicos para coche, sortijones y baston, y á los Curas para sotanas, sobrepellices y tocino. Si se abrieran los sepulcros y hablaran los muertos, puede ser que entre las mentiras de Galeno, se contaran por verdad, que mata mas la gula que la espada. No va todo este respingo para Vm., lleva su sal y pimienta á los tragones, que solo esto creo que no puedan tragar, aun con su sal y pimienta. Quando mi Señora Doña Fenixâ no gastara tanto en peregiles para sazonar su palmito, que Dios bendiga, tal qual con alguna razon podia encaxar el para eso, que Vm. no entiende, y tiene por lacerante y perculsivo, sin hallar Comentador que lo explique bastantemente; pero sí señor, por dentro y por fuera ha de proveerse la humanidad, hasta de lo que sueña; no ha de trabajarse ni un ápice, su ocupacion ha de ser los sitiales, manteniendo el palenque á todo desocupado, cháchara y mas cháchara, como si la obligacion de comer el pan con el sudor de nuestro rostro, fuera solo para Perico el de los palotes. Los dos vestidos que Vm. hace todos los años, si se consulta á la constitucion que hoy tiene el mundo, no puedo ménos de confesar que son precisos; pero por otra parte estoy por lo que

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dice un gran Santo: Han concedido derechos á la culpa, y empezó á ser lícito lo que es público; sin advertir con el mismo, que: La costumbre sin verdad (esto es, sin justicia ni discernimiento) es verdad de error.
Por eso, ligándonos á las obligaciones contraidas á las puertas de la Iglesia, de renunciar á las pompas del siglo, parece que no porque el siglo ha hecho como connatural una profusion monstruosa, nos hemos ya de concebir libres de la obligacion contraida. Aunque Vm. volviese sus casaquitas, y pasara un año de un lado, y otro de otro, no me parece que se lo llevaria el diablo. Es verdad que no pareceria lo que es; pero en Madrid no seria extraño, pues muchos por parecer lo que no son, son lo que no parecen, y donde tantos hay que desbarran por carta de mas, no fuera extraño que vivieran algunos por esquela de ménos. Ninguno dice que puede servir á dos señores; y llegamos á ver, que hay quien sirve á quatro, sin contar señoras, que pueden ser quarenta. El verdadero sentido es, que no puede servirse á Dios y á las riquezas. Esto pedia una larga explicacion; pero no quiero moler. Sépase, que mal se puede componer este teclado en los que no solo visten lo que pueden, sino lo que no pueden. El mayor consumo de qualquier especie le da mayor valor; y de aquí sale, que gastando las telas preciosas los chuscos, emparentadores de contrabando, la gente mas soez y los oficios de tripulacion; resulta, que los sugetos de honor deben buscar alguna cosa mas exquisita, para no confundirse con la gazofia disfrazada. Así aparece; pero no es así. La decencia, aseo y compostura modesta (aunque para mí siempre han sido animal á longe) no dexo de apreciarlas por justas y razonables; pero querer en el dia fundar sobre el trage la distincion es un berengenal que si Vm. no sale de él, cuéntese Vm. con los desahuciados. Las Cortes son oficinas donde se confunden los hombres y los linages. Si hubiera de vestir la gente honrada y noble mejor que los chalanes y picaños, ¿quánta gente noble y honrada dexaria de serlo? ¿Qué cosa mas freqüente que ver pícaros con fortuna, y muy caballeros sin ella? Entónces cada uno viste como tiene, no como debe: y aunque esto lo hace la necesidad; ¿por qué no podrá hacerlo la virtud? Trage que cae sobre vicio nunca sienta bien. Señor mio, despues de arreglada su casa, si puede gastar paño de Bef, gástelo en buena hora; (aunque para mi gusto mejor seria de la fábrica de San Fernando) pero si no queda sino para una estameña, del mismo modo, que yo se muy bien que no hay tela mas preciosa que la propia; y que el que de ageno se viste en la calle lo desnudan, con la lengua ó con las manos. Llegamos al atolladero, y peor paso de todo el camino. Pero amigo, tenga Vm. paciencia hasta otra carta. Es preciso tomar aliento para desarraygar todo el matalotaje que viene descollado en dos hojas de papel. Nada ménos pretende sino traer á razon una muger que no la conoce; y si yo supiera eso, ¿por qué no me habian de levantar mas estatuas que á Demetrio, y chamuscarme con mas humos que al Divino Platon? ¿Es menor dificultad ordenar una muger por cuya boca respiran las mas, que formar una República, dándole el órden que me parezca? Con todo, haré de mi parte lo que pueda; pero entretanto, lleve Vm. en el cuerpo, que habiendo leido su cartapelo cierta madamita de las que sacan el ocio con el último repulimiento, ha tenido su conducta por tacaña; á su muger por muger de chicha y nabo, y á mí tiene ayres de que le parezca hombre que me espanto de poco. Echa ménos en primer lugar que la señora de la gresca, despues de tanta bulla, no gastará siquiera quatro batas anualmente, una de Invierno, otra de Verano, dos de entretiempo; y parece que no tiene quite la razon en que se funda. ¿Es bueno que el año, con mas de seis mil años que tiene acuestas, se vista quatro veces de distintos colores, segun las diversas estaciones que lo componen; y que una niña como un rollo de oro, con veinte y cinco primaveras, como veinte y cinco mil natas, haya de estar sujeta á quita y pon, sin mas cera ni mas niño muerto? ¿El hombre no está revestido de quatro humores, que suben y baxan conforme se les antoja, con cátame frio, cátame caliente, llévame húmedo, tórname seco: ¿pues por qué carga de agua, teniendo yo mas albedrío no he de tener mas libertad? ¿Qué muger está sin un collar y manilleras de perlas, aunque le cueste arrancar pelo á pelo las barbas de su marido? ¿Cómo sabrá quál es su petrimetrería derecha, si entre las tacañerías de su ornato no se cuentan unos broquelillos, que debia tener triplicados, aunque empeñara para esto su palabra de honor, mas quebrantada que mandamiento? Yo quando oí este terminillo, rebosaba de gozo, porque creí que eran algunos broqueles pequeños para resistir los golpes que puedan tirar los espadachines desocupados, ó algun velo que cubra el rostro de las invasiones que puede causar una vista desordenada. Pero amigo, nada ménos que eso: se reducen á un quasi ovalo como un pesoduro, embutido de unos pedazos de cristal que yo no sé por qué se llaman piedras de Francia. Hay de ellos que tienen los retratos de la niña de plata, y el niño de la Rollona, que bautizan con el nombre que les da la gana, y solo sirven para embarazar la muñeca, de modo, que con ellos no creo se pueda coser; pero cuestan una friolera; por doce pesos se hallarán á montones y muy bonitos. Otros tienen que pican mas alto, con sus chispas de diamantes, pero que chispean.

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Sobre lo que insistió terriblemente fué, porque no se hace mencion de sortija ni cadena de Relox, con los tembleques que la bambanean. Aunque se tenga de oro, si la moda es de acero es preciso soltar cinco pesos por ella, hasta que parezca otra cosa á los Procuradores del Comun. Llevo muy á mal que se omitieran los juegos de blonda con su peribonet, lazos, collar, peto y otras sabandijillas. ¿Qué gentecilla es esa, exclamó, que no tiene siquiera tres ó quatro convitones al año, para celebrar los dias que Dios los traxo al mundo? ¡Desdichada muger! que solo por jubileo va el Peluquero á su casa, no ve una Comedia, ni logra los privilegios de ser descaradamente vista por anteojo, cosa que no hay con que pagarla. ¿Y esa es la petimetra que se pierde de vista? Vayan cuéntenselo á su abuela, que no han aprendido el christus de nuestro modo de matar pulgas. Ahora digo, que mi Candido vale una Armada Real. Es espejo de maridos, y Luna que les puede dirigir en sus tinieblas. Por cierto que la gentecilla se espanta de poco; y si no fuera porque tengo un coche prestado para esta tarde, que voy á pasarla en Leganés, sin mas costa que diez pesos, que daré de propina á los Cocheros; yo aseguro que le habia de decir lo que hace al caso. Echenle galgos: cúreme Vm. ésta, y dígale á Hipócrates que fué un Mozo de esquina.
Por mi parte puedo asegurar que me tiemblan y rehilan las carnes; pero por servir á Vm. y al Público me sabré hacer rajas. Dios me ayude, y guarde su vida muchos años. Madrid 2. de Noviembre de 1763. B. L. M. de Vm. su seguro servidor el
Autor de esta Trapisonda
Juan Christóval Romea.

Señor Don Prudencio Renovando.