La Pensadora Gaditana: Pensamiento XL
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Nível 1
Pensamiento XL
Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.
Cadiz, y Abril 6. de 1764.
Imprimasse. Dr.
Cavallero.
Cadiz, y Abril 7. de 1764.
Doy Licencia para que
se imprima. Villaformada.
Nível 2
Nível 3
Metatextualidade
Pues Vm. Señor Pùblico, se hà
empeñado en acogèr mis discursos, no serà de estrañar,
que yo no me canse de servirle, y prosiga confiada en su
aceptacion, pues de ella colijo, que no le disgusta mi
trabajo, y como agradecida â tanto favór, procurarè con
alguna amenidad adornàr mis reflexiones, para que véa
que mis discursos no son voluntariedades mias, y sì
consejos dimanados de las reglas que nos dexaron todos
los Philosophos antiguos, que tanto se desvelaron en
corregir los abussos de su tiempo. Bien pudiera desde
que principiè mi tarèa, haver executado lo mismo; pero
alentada de la fuerza, que tiene la verdad
por sì sola, omitì las Authoridades por dexàr corrèr la
Pluma con mas libertad. Pero haviendo notado, que casi
todos mis Lectores se inclinan â este modo de discurrir,
apoyando mis razones con la Authoridad agena, hé vencido
mi dictamen, ê intento complacerles en este particulàr,
por dorár la pildora â gusto de quien la há de recibir,
pues como consiga que se admitan mis reflexiones, que
sean de èste, ô del otro modo vestidas me importa poco.
No estrañen la ingenuìdad con que les hablo, que soy
Muger de bien, y aborrezco la mentira. Muger de bien
soy, y como tal intento en adelante sujetarme â su
gusto, que bastante tiempo hè escrito segun
el mio: y no estranen que diga soy Muger de bien, pues
aunque la vulgàr inteligencia aplica este genero de
bondad en nosotras â otro sentido: no obstante saben
todos, que la misma licencia tenèmos las Mugeres para
atribuìrnos esta excelencia, que los Señores Hombres,
pues se oye este nombre tan común, y se apropria con
tanta facilidad, que no se detiene el mas indigno de
decir con vanidad, que lo es. Sobre este abusso, y èsta
bondad mal entendida, intenta mi Pluma dàr algunos
golpecillos de crítica, para que todos vèan no son
tantos los Hombres de bien como publìcan.
Nível 4
Narração geral
¿Què expression se oye
con mas frequencia â cada instante, que
la vanidad ciega con que todos se pregonan por
Hombres de bien? Aùn aquellos, que mas lejos se
miran de parecerlo, tienen la satisfaccion de
pretendér hacerse estimár por esta digna
circunstancia. No es mi intento, cansarme en
rebatir â estos, porque sus mismas obras son la
mas fuerte satyra, que los combate. Pretendo sì
quitár la mascara, con que muchos se disfrazan por
Hombres de bién; y enseñàr â los que viven
satisfechos de que lo son, como governandose por
las reglas defectuosas en que fundan su buen
procedér, se apartan lastimosamente de
conseguirlo. Piensan muchos que sobra para ser Hombres de bien no precipitarse â
aquellos delitos se hacen acreedores de los mayors
castigos. Yo no hurto (dicen muy pagados de su
limpieza) no soy homicida, mantengo mi Familia con
cuydado, y no me olvido de las obligaciones de mi
estado: y assi nadie podrà censurer mi conducta.
Està muy bien: todas estas cosas son laudables, y
dignas del aprecio: pero hablèmos con claridad:
¿Vms. cumplen con sus obligaciones por no perdèr
su crèdito, su hacienda, y su descanso: ô por solo
el amór â el bien obrár? Estos mismos responderàn
â mi pregunta con lo que se oye frequentemente. Si
no fuera por el qué diràn : : : Si no
me hallàra a cargado de obligaciones : : : Si no
tuviera tanto que perdér, yo hiciera : : : yo le
dirìa : : : él se acordàra de mi. ¡Valgate Dios
por Hombres de bien, y què sujetos los tiene su
razón! Se vèn agraviados, se miran ofendidos, y
para contenèr los impulsos de una venganza odiosa,
solo se acuerdan de sus comodidades, de su
crèdito, y de sus Familias; y no les debe el menor
recuerdo la excelente virtùd de perdonár â el
Enemigo, que debìa ser el movil de todos sus
sufrimientos. ¿Y discurrirán, que hàn cumplido
exactamente con todas las reglas de el bien obràr?
Pues se engañan: que un corazon gloriosamente
alentado de los mas rectos sentimientos, nunca tiene otro objeto, que lo heroyco de la
accion virtuosa: de tal forma, que aunque nos
fuera possible ocultár nuestras maldades de los
Hombres, y aún del mismo Señor en cuya presencia
estàmos, deberiàmos por obligacion precissa
abstenernos, y negarnos â todo lo injusto, lo
inhonesto, y lo delinquente: pues los que hàn de
ser Hombres de bien no aspiran â otros premios,
que â el de la misma virtud:
A estos fingidos Hombres de bien, es
un temór servíl quien los contiene, para que no se
arrojen â los delitos: â la verdad su corazon se
mira lleno de los mas infames deseos, y es oficina
en que se labran las trayciones, los homicidos,
los hurtos, y todo genero de maldades; pero el
temór de las Leyes ahoga en sus viles pechos estos
intentos, ô los oculta para quando â su salvo los
puedan executàr. No es perfectamente Hombre de
bien aquel que no injuria, ni agravia por no
podér; sino el que se abstiene de estos delitos,
aunque les sean faciles, por no delinquír.
No entienden este apreciable nombre de
bondàd, aquellos que se hallan con mil defectos, y
los conocen, y no obstante se llaman sin verguenza
Hombres de bien. Este hermoso distintivo encierra
en sí todo lo perfecto, de tal manera, que quando
decimos, que uno es Hombre de bien, se ha de
entendér, que procura en quanto puede practicàr
exactamente la virtud, y obra en su linea casi sin
defecto: assi como se entiende por el buen
Soldado, el que es valiente con prudencia, y
cauteloso con discrcion: el buen
Oradòr, elegante, ê instruìdo: el buen Juez justo,
y desinteressado; y el buen Ciudadano obediente â
las leyes, y util â su Patria: assi debèmos
entendèr por Hombre de bien â aquel, que llena
admirablemente este hermoso nombre, y no se
contenta con serlo en una, û otra accion, todos
han de concurrìr cuydadosamente regidos por la
razón â hacèr verdadero este intento, para que
sean venerados como tales. Pero pretendér ser
tenidos, y estimandos como perfectos, quando con
sus descuydos, y abusso abren mil puertas â la
maldad, para que se apodere de su corazon, es
hacér passar por heroyco lo que es digno del menosprecio. ¿Còmo podrá ser Hombre de
bien el que para sus ascensos se desvela en
descomponer, lo arruinar â los inocentes,
precipitandolos con mil indignas maximas, para
elevarle sobre sus ruínas? Lo podrá ser tambien el
que entregado â las ilicitas ganancias, aumenta
sus interesses â costa del sudòr, y substancia
propria de aquellos infelices, que buscan su
sombre para adelantarse, y solo encuentran su
perdicion? ¿Serán Hombres de bien aquellos, que
nunca, ô pocas veces, se les oye una verdad
sólida, y se deleytan en engañar â todos, haciendo
vanidad de esta vileza? ¿Los que se entregan à el
juego, arriesgando su caudalés, y
crèditos: los que se dexan dominàr del vicio de la
embriagèz: los que voluntarios se niegan â
instruirse â fondo en aquella facultad, ô ciencia
que prosessan, serán todos estos Hombres de bien?
No Señores, no lo son; pero porque su maldad sabe
hallár razones con que honestár, ô disminuír estos
defectos, por esta causa se tienen como tales, y
todos engañados de su hypocresía los aprecian,
como si lo merecerian.
y es la mas discreta maxima para cumplir
perfectamente con la sublimidad de tan
importante sabiduria: porque el Hombre, que para
no delinquir (como dexo dicho) atiende primero â
los otros, y no hace caso de si mismo, este yà no
es bueno, yà cometiò el delito en su interior,
perdiendo el respecto à su propria inociencia, que
es la hermosa Dama â quien es precisso cortejémos
voluntarios con todos nuestros deseos, sin que
abandonémos el servirla, ni por ningun respecto,
ni por qualquièr fortuna que experimentémos.
Cuenta Plutarco, que estando vendiendo por esclavo
â un Joben, el que procuraba concertarle, para
llevarle á su casa, se llegò â el infelíz captivo,
y le dixo: ¿Si te compro seràs virtuoso? Aunque no me compres: respondiò el discreto
Mancebo: dando â entendèr en su respuesta, que la
fortuna havia podido traerle â el infelìz estado
de esclavo; pero nó â que hablasse como esclavo:
pues el Hombre de bien se ha de governár solo por
la misma virtud, sin que le muevan los interesses,
el temòr, ô el deseo de mejoràr de suerte: porque
aquel que por inclinacion, y verdaderamente ama lo
recto, en todas fortunas lo practíca, sin respecto
â otro algun interès: lo que le constituye grande
en todos estados.
Aquellos en cuyas pretensiones desordenadas
se divisan los adulterios, la sagrada fé de la
amistad violada, y la maldad encubierta con el
fingido adorno de bondad, y sumission para
conseguìr sus deprabadas conquistas, estos seràn
Hombres de bien? De nada están mas lejos: y no
obstante estos defectos se publìcan por tales, y
aún los que saben sus devanèos los estiman como si
lo fueran.
¡Fuerte preocupacion! El Hombre para ser
bueno, hà de ser enteramente bueno, y hà de
procuràr con todas sus fuerzas apartarse de lo
delinquente: pues aquel que es defectuoso en una
parte, echa â perder el todo de su bondad, pues
ésta consiste en una perfeccion intégra, y cabàl:
pues aunque assi entendido parece impossible en
los vivientes; â lo menos no lo es, el que
procuren acercarse â este alto grado de perfeccion
quanto puedan. Se debe huír la compañía de estos
como sospechosa, pues el que se atreve â abrazàr
la maldad sin verguenza en un assumpto, se hà de recelàr se halle con disposicion
para delinquír en todas las ocasiones, que se le
proporcionen, como las juzgue precissas para el
fomento de sus delirios: lo mas es perdér una véz
el miedo â el vicio, y â lo defectuoso: el que
cayó en esta infelicidad tiene por pequeño
inconveniente, que muden de especie sus delitos,
pues todos, engañados, los apetecen como bienes, y
no se pàran en circunstancias para dàr pasto â sus
deseos. Ciceròn nos dice: Que el Hombre de bien es
aquel, que favorece à quantos puede, y nunca
intenta hacér daño â nadie en la honra, en la
hacienda, y en la vida: esto es há de ser un
Hombre, que por sus palabras, sus obras, y deseos
sea provechoso, y util á todos, sin
que ninguno experimente el menos agravio de su
conducta: el que esto consiguiere será amado de
todos verá sus ascensos con antelacion a sus
Rivales, y se mirarà siendo el objèto de la
veneracion del Mundo, logrando por sus rectas
inclinaciones aquella dulce felicidad, que trae
consigo el obràr bien: tendrà un interior
pacifico, y sosegado, sin que se le proponga
accion de que se pueda arrepentir: pues enseña
Seneca, que el Hombre de bien hà de portarse de
tal manera, que pocas veces tenga de que
arrepentirse: y dice bien: porque en el instante
que practíque alguna accion indigna, en esse mismo
yà dexa de ser Hombre de bien, y debe
con ansia salir de la maldad, para volvér à
recuperár su inociencia. El que obráre segun estas
admirables maximas, será como los preciosos
aromas, que por mas que los oculten, y encierren,
màs se transpiran sus fragrancias, deleytando
dulcemente á todos, no solo à los inmediatos, y
cercanos, sino tambien à los que mas distantes se
hallen, y se percibirà el buen olór de su
procedér, no tãto de unas tierras à otras, sino
por la sucession de los tiempos, haciendose su
nombre eterno en la estimacion de las Gentes, sin
otro auxilio, que la práctica de lo virtuoso.
¿Quién es quien conserva en nuestra memoria los
Catones, los Diogenes, y los Epictetos á pesar de tan larga serie de años? Sus virtudes
morales: el amór, y el zelo con que antepusieron
el bien obrár à los sórdidos interesses, y à las
vergonzosas delicias. Este es el premio que
disfruta el exercicio de la virtud, aún entre
aquellos mismos que mas la huyen. Otros premios la
esperan, todos los saben; pero no es digna mi
pluma de ponderarlos.
Ciertamente que causa admiracion, que entre
Hombres que viven, y han sido educados con las
Santas Maximas de nuestra Religion, se
juzguen las cosas por la parte opuesta de lo que
debian ser. ¡Con quanta facilidad se gradúan por
Hombres de bien à aquellos cuyos corazones estàn
llenos de sobervia, y vanidad, y no sè si diga de
irreligion! Hasta que su conducta sea segun las
falsas reglas del Mundo, y yá se les canoniza como
perfectos. Desengañense Vms. que aquellos que
viven llenos de impiedad, entregados à la
ambicion, posseídos de la ira, y negados à
favorecer à los necessitados, estos no son Hombres
de bien, aunque sean muy observantes en sus
negocios, y procuren cumplir las palabras, que les
dicta el deseo de los interesses; porque à estos no les induce la Gloria de obràr
bien; sino la vana esperanza de sus ascensos: y
como acciones mercenarias, ê interessadas, si por
algun accidente se les frustran las ganancias, ô
premios que se prometian, sus ànimos estragados no
se escusarán de cometer una bastardía, en cambio
de no dexàr burlados sus deseos. Esta no es regal
general, que precissamente se hà de seguir: pero
es un prudente recelo, que pocas veces se verá
incierto. Ahora si que diràn que predíco: digan lo
que quisieren, con tal que dèn lugàr en su corazon
â mis reflexiones. Y para que mejor se afirmen en
su dictamen de que sermonizo, quando pienso,
Esto es ser Hombre de bien: cumplir lo
primero exactamente con los preceptos de nuestra
Religion: alegrarse de lo justo, y honesto; y
entristecerse de lo delinquente: el que es Hombre
de bien de todos hace buen juício; y
nunca inclina su parecèr â la maldad: conoce en
las cosas rectamente la verdad; y se hace
ignorante de las que son contra razòn, y justicia:
se mueve con facilidad â toda obra buena y se hace
insensible â las malas. El que es hombre de bien
en la pobreza, en la enfermedad, y en todos los
sucessos adversos conserva, y guarda su rectitud,
y cordura: en las felicidades, y prospera fortuna
no se llena del viento indigno de la sobervia: ama
la Gloria de este mundo con moderacion: no pone en
ella el premio de su proceder; que este le
consigue, quando beneficia â otros, quando es
sufrido de las injurias, quando
aborrece la mentira, y quando se niega â todo lo
imperfecto. Este es el premio que dura con la
vida, pues un corazon acostumbrado â todo lo bueno
vive en una felicidad continua: â nadie teme, nada
le asusta, y todo le agrada: en las felicidades es
semejante â un Caton, en los trabajos à un
Diogenes, y regulando todos los acasos de la
suerte por las maximas de la mas alta Philosophìa,
que es el obràr rectamente, es tenido de todos por
Hombre de bien, y se hace digno con justicia de
este nombre. ¿Vean ahora los Hombres de bien que
se usan, si hallan en sí todas estas
circunstancias, ô las mas de ellas, para ser
tenidos por tales? Ponga cada uno la
mano en su pecho, y dè vueltas â su interior, y
vèa si es semejante â todo lo dicho? No quiero, ni
pretendo que me lo refieran, solo deseo, que allà
dentro, en lo mas Escondido de su corazon diga
cada uno: razón tiene esta Mugér: yo executo todo
lo contrario â lo que aconseja, y assi serè un
fingido Hombre de bien, y mi bondad será
fantastica, que solo existiràn en mi hypocresía, y
en la ceguedad de los que no saben distinguier lo
falso de lo verdadero. Digan esto â sus solas
muchas veces, que yo les prometo procurarán
posseér con virtuosa solicitud tan bello
distintivo, y amable opinion con la discreta práctica de todo lo justo, pues es la
circunstancia, que precissamente se require para
la possession legitima de Hombre de bien.
Nível 5
Citação/Lema
assi lo dice
discretamente Horacio, aún sin estár alumbrado con
las verdades de nuestra Religion. Oderunt peccare
boni virtutis amore. Que parece suena assi en
nuestro Español. A el que vive en rectitud Le
apartan de la maldad,
Del vicio la fealdad,
Y el amór de la virtud.
Del vicio la fealdad,
Y el amór de la virtud.
Nível 5
Citação/Lema
Assi lo dixo
Ovidio, particularizando el concepto. Si qua metu dempto casta est, ea denique casta
est. Siempre serà honesta, quien ausente de su
Marido,
nunca huviere delinquido,
por no dexàr de obràr bien.
nunca huviere delinquido,
por no dexàr de obràr bien.
Nível 5
Citação/Lema
Para ser Hombre de
bien (aconsejaba Democrito) que aprendiessen â
tenerse respecto, y veneracion â sì mismos,
primero que â los demàs:
Nível 5
Citação/Lema
Esto mismo nos
enseñò Emilio, quando nos dixo: Magni homines
virtute, non fortuna à prudentibus metiuntur. El Hombre siempre ha de ser estimado, y
atentido,
no por el oro, y vestido,
sino por su pocedèr.
no por el oro, y vestido,
sino por su pocedèr.
Nível 5
Exemplo
Andrenio (dicen) es
bello Hombre: es Hombre de bien: algo enamorado
es, no dexa de jugàr; pero son todas cosas proprias de sus años, y no le sirven de
obstaculo para grangearse la estimacion de todos.
Nível 5
Citação/Lema
Marcial parece dixo
à mi intento. Ampliat ætatis spatium sibi vir
bonum, hoc est
vivere bis, vita posse priore frui. Muriendo no es extinguida del Hombre de bien la Gloria,
pues vivirà en la memoria,
que es tenèr dos veces vida.
vivere bis, vita posse priore frui. Muriendo no es extinguida del Hombre de bien la Gloria,
pues vivirà en la memoria,
que es tenèr dos veces vida.
Nível 5
Citação/Lema
oygan de la boca de Seneca, hablando con Lucilo en la
Epistola 44. lo que hice de los Hombres de bien.
Bonus vir sine Deo nemo est: ¿an potest aliquis
super fortunam, nisi ab illo adjutus, exurgeret?
Ningun humano desvelo podrà ser Hombre de
bien
sino reverencia â quien
govierna la Tierra, y Cielo:
El mas solicito anhelo,
si piensa desvanecido
logràr lo que ha pretendido,
se verà siempre burlado,
porque Dios nunca ha premiado,
sin haverlo merecido.
sino reverencia â quien
govierna la Tierra, y Cielo:
El mas solicito anhelo,
si piensa desvanecido
logràr lo que ha pretendido,
se verà siempre burlado,
porque Dios nunca ha premiado,
sin haverlo merecido.
Citação/Lema
¿Vir bonus est
quis? . . . . . . .
Qui consulta partum, qui leges jura que servat.
y dando passo franco â la injusticia,
concede â la malda amplios poderes: Si salir del engaño pretendieres, olvida de una vèz tanta impericia,
que siempre la verdad serà propicia,
quando hallarla gustoso dispusieres: Anhelas por saber el que dichoso de lo honesto practìca la excelencia?
Pues atiende â sus obras cuydadoso: Mira si â sus mayores reverencia, si te guarda la fé, si es Religioso,
que del Hombre de bien esta es la Ciencia.
Qui consulta partum, qui leges jura que servat.
Horat. Lib, I. Epist. 17.
SONETO El Mundo con errados pareceres juzga por rectitud lo que es malicia,y dando passo franco â la injusticia,
concede â la malda amplios poderes: Si salir del engaño pretendieres, olvida de una vèz tanta impericia,
que siempre la verdad serà propicia,
quando hallarla gustoso dispusieres: Anhelas por saber el que dichoso de lo honesto practìca la excelencia?
Pues atiende â sus obras cuydadoso: Mira si â sus mayores reverencia, si te guarda la fé, si es Religioso,
que del Hombre de bien esta es la Ciencia.