La Pensadora Gaditana: Pensamiento XXXIII
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Pensamiento XXXIII
Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.
Cadiz~i, y Febrero 19. de 1764.
Imprimasse. Dr.
Cavallero.
Cadiz~i, y Febrero 19. de 1764.
Doy Licencia para
que se imprima. Villaformada.
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Carta de una Dama.
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Letter/Letter to the editor
Señora Pensadora, ciertamente
que el vano empeño, que manifiesta su Pluma, de meterse
donde no la llaman, merecía, no solo el odio de las
señoras Suegras, sino tambien el de todo el Mundo.
¡Havrá porfiár mas necio, y mentecato, como pretendèr
con sus Pensamientos hacer â Hombres, y Mugeres
insipidos, tètricos, ê insociables! ¿Vm. sin duda
imagina, que todo el monte es oregano, y que en todas
partes hà de hallár que corregir, de que murmuràr, y que
reprehendèr? Pues se engaña en quanto Pensadora, en
quanto Muger, y en quanto Bachillera:
porque solo consigue con sus continuos miedos, y
agigantados temores, ponèr en desconfianza â todo el
Mundo, apartandole de aquella bella sencilléz en que hà
vivido hasta aquì. Por Vm. los Maridos, que antes eran
unos benditos, y dignos del mayòr aprecio, se hàn vuelto
de perversa condicion, se hán hecho impertinentes, y
zelosos. Las Mugeres, que viviamos en la possession
inmemorial de nuestros Dengues, Marcialidades, Passéos,
y Visitas: desde que Vm. escrive, estámos siempre
recelosas de la satyra, y apenas nos presentámos â el
público, quando no faltan algun necio, ô necia como Vm. que murmure de nuestro procedèr: yá
se vè, si Vm. â todos les hà abierto los ojos, que
tenian cerrados, ô â lo menos miraban estas cosas con
descuydo, y les hà llenado la mollera de tantos Duendes,
Folletos, y Trasgos, que tales son sus Abussos,
Reflexiones, y Delitos: ¿què hàn de hacèr? Todo lo
miran, todo lo reparan, y en el mas leve descuydo
tropieza su nimia delicadeza, como hija legitima de sus
ignorantes Pensamientos.
¿Està Vm. satisfecha, Señora Pensadora? ¿Son
estos los bellos efectos de sus tarèas? ¿Con que yà
hemos quedado todas sujetas, à que Vm. imponga leyes en
nuestro modo de vivir, ô â que la consultèmos para no
erràr? Pues no há de ser assi: que yá â Dios gracias hé
hallado el modo de desterrarla de el Mundo
sin mucho trabajo: y no estrañe la dè este aviso, que no
vá sin falta de mysterio. Los quatro que estaban juntos
para mi Màscara, se han unido, y estàn escriviendo un
libro contra sus deprabados errores, con excolios, y
notas â sus discursos, para que vèa el Mundo lo que há
recibido con tanto aplauso: de ésta manera sabrémos los
que son Necios, infima Plebe, y Vulgares, para sabér
distinguirlos de los Sabios: nosotras nos vengarémos â
manos llenas, aunque sea â costa de un falso testimonio,
y Vm. se verà precissada â callàr, meterse en un rincòn,
ô irse â rezár â un Monasterio, donde Dios la encierre,
y guarde muchos años, para que nos veàmos
libres de sus simplezas. Servidora de Vm.
Doña Petronila Babieca~i.
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Selfportrait
Para que Vm. vèa el
daño, que hace con tanto apretàr, y porfiàr en su
extravagante empressa, la hè de referir la vida,
que yo tenìa, antes que Vm. apareciesse en el
Mundo, y la que ahora tolèro, causada de sus impertinencias, y frioleras. Yo me
hallaba Casada con un Hombre el mas bueno de
quantos calienta el Sol: era acreedòr de las
mayores alabanzas por su buen genio, generosidad,
y sencillèz: en una palabra, era mi Diego~i tan
bendito, que yo tenía la vida mas gustosa del
Mundo: no sabía que era ponèr mala cara, ni
preguntàr por nada que viesse. Si yo quería baylàr
era el primero que lo disponìa: si deseaba
passarme, vèr la Comedia, ô la Opera, al punto
salía de Casa, me traìa llave de Aposento, y me
dexaba en libertad, para que me acompañassen
Amigas, ô quien me diesse la gana. Nunca le ví con
recelo, ni sospecho de mi procedèr,
porque su buen corazon le apartaba el pensamiento
de todo lo malo: es verdàd que no tenìa de què:
bonita soy yo para esso: hablàr, chanzeár, y
divertirme con todo el Mundo, que esto no es
ningun sacrilegio: pero meterme en honduras,
guarda Pablo, esso no, que no soy tan tonta, que
no sepa donde me aprieta el zapato. Tenía
muchissima confianza de mi, como que se hacía
cargo de la prenda, que tenìa en Casa. De esta
manera lo passaba como una Reyna, servida,
cortejada, y llena de Visitas â todas horas: sin
que por esto, Señora Pensadora, me llevássen algun
pedazo: entonces estaba alegre, contenta, gorda, y
hermosa, que era un regalo el verme:
bien podìa meter ruído en todas partes, y mas de
quatro embidiosas tenía, porque sin dificultad me
llevaba las atenciones de todos: sin que por esto
diesse con los precipicios, las ruínas, los
riesgos eminentes, que Vm. promete de su propria
cosecha. Pero despues que sus cismaticos
Pensamientos hàn infestado tantos buenos
corazones: despues, que como si huviéra venido â
el Mundo para sola su ruìna, se há empeñado en
extendèr la perniciosa secta de las desconfianzas,
levantando montañas de riesgos, donde no hay ni el
alto de una paja de peligros: despues que pensando
en hacer los racionales de nuevo, y
en ponernos delante con porfiado tesón una
Sociedad Phantastica, que como la pinta, solo
podrá existìr en su trabucado pensamiento: despues
de todo esto, como digno premio de su trabajo, há
conseguido invertir todo el discreto orden, que
hàn observado los mas grandes Hombres, y mas
discretas Mugeres de la tierra: por cuya causa,
assi yo, como otras muchas padecemos una novedad
tan rara en el genio de nuestros Maridos, que
apenas los conocèmos. Pero quien sin duda há sido
mas desgraciada de todas, soy yo; porque teniendo
la poca fortuna de que mi Diego~i sea tan amigo de
leer quanto sale, aunque sean los
Romances mas indignos de los Ciegos: y tan
curioso, que siempre anda â caza de papéles, sin
distinguirlos, solo por tenèr el gusto de
amontonarlos: entre las muchas frioleras que
compra, de las que ahora se imprimen en todas
partes, pues lastimosamente nos vémos apestados
los Españoles de papéles periodisticos, cada uno
peor que otro: entre estos comprò la Pensadora
Gaditana, y quedò tan pagado de sus
impertinencias, que desde aquel infelìz dia
principiò â estudiàr sus excomulgadas maximas, y â
miràr las cosas con otros ojos muy distintos de
los que tenìa antes: y se hizo de un genio tan
estraño, que parecía haver llevado
uno, y traydo otro. Desde èste para mi triste
principio en todo repara, todo lo malicia, y en
todo topa: antes no formarìa un mal juício, aunque
la viesse â una hablár todo un dia no solo con un
Hombre, sino con un Exercito entero; ahora apenas
abro los labios, ô se sienta alguno junto â mi,
quando me mira con unos ojos endiablados, y
despues me està gruñendo el alma cien dias. Yà no
me permite Visitas de nadie: yà algunos
Cavalleros, que honraban mi Casa â todas horas,
poco â poco con sus ridiculezes los há espantado.
Pero â quien yo mas hè sentido, fuè â un Primo Segundo de una Amiguita mia, que como
cosa tan de Casa no havia que recelár: era este
Cavallerito tàn divertido, y gracioso, que yo me
morìa por él: continuamente me acompañaba, y no le
iva tan mal â mi Diego~i, porque le regalaba muy
bien: y no obstante todo esto, se atrevió â
despedir â este buen Hombre de Casa, diciendole
con palabras muy ponderadas, y muy â lo Pensadora.
Que agradecia mucho sus honras, y que siempre
estarìa reconocido â sus favores; pero que le
estimaría, no frequentàsse tanto su Casa, porque
havia lenguas maldicientes, que de el mas leve
motivo se afian para destruìr la preciosa joya del honór: y que llevàsse entendido,
que no era desconfianza de su honradèz, sino
repàro juícioso â el què diràn. Con esta maldita
reflexion periodica sonrojó â aquel Cavallero, y
le privò la entrada en Casa. Quando yo lo supe,
que fué en la Iglesia, donde el mismo paciente me
lo contò, estuve para ahorcarme: yá se vé, yo
ignorando quanto havia passado, lleguè muy séria â
reñirle su descuydo en visitarme, discurriendo que
havia sido la falta por su culpa: pero él me dixo,
que mi Marido se havia vuelto muy ordinario, y muy
tonto, pues hacía caso de frioleras, que él tenìa
verguenza, y que no se pondria otra véz en parage que le sonrojássen. Vea Vm.
Señora Pensadora, los bellos efectos de sus
atrevidos discursos exponiendo â los Hombres, â
que se pierdan, y quitando â las Mugeres de
circunstancias aquellas lícitas diversiones, que
pide el trato Sociable, que Vm. no entiende, ni
entenderá nunca. No parò aquí su escrupulosa
majadería, pues hà dado desde entonces en ser un
Zeloso impertinente: de todos me guarda, todo le
parece mal, y solo està contento, quando me vé
divertida con mis Criadas en la labór, aunque no
tengo necesidad de tal cosa. Es verdad, que ahora
me regala más, me cuyda con mayòr esmèro, y procura comprarme quanto conoce que deseo;
pero de qué me sirve todo esto, si me quita las
ocasiones de lucirlo, y las Visitas donde me hacía
estimàr por Dama de las de mejor gusto de esta
Ciudad. Si voy â la Comedia, â el instante se
encaxa en el Aposento, y no se aparta de mí, hasta
que me dexa en Casa, donde me hace passar unas
noches bien tristes en compañìa de quatro necios
como èl, que con sola la diversion de jugàr un
poco â los Naypes, se me hacen tan pesadas, que yà
me falta el sufrimiento. Viendome tan sofocada de
su mudanza de genio, y que continuamente estaba
suspirando por el Jueves proximo para
comprár la Pensadora, llegué â maliciàr que en
estos papèles tal véz estarìa la causa de mis
desazones, porque nunca los havia leído, por
haverme dicho en sus principios el Señor Don
Cyrilo~i ( que assi llamaba el Cavallero, â quien
sonrojò mi Marido) que eran una friolera, y tiempo
perdído el que se gastaba en su leccion.
Yo discurro, que â el leer Vm. esto que
acabo de referirla, que se llenarà toda de rubór
(si es que le conoce) y hará mil protextas de no
meterse nunca en assumptos tan fuera de su
inspeccion: assi lo espero, y tambien el que
procure con la misma pluma, que tanto daño hà
hecho, en particular â las Mugeres, que hemos
nacido para ser servidas, y festejadas, confessár
publicamente â todo el Mundo, que los
verdaderos yerros, abussos, y preocupaciones solo
se hallan en sus papelillos, trasladados de su
enfermo discurso: pues imbuída de tanta subtileza
dañosa, adelgaza los rezelos, para abultàr los
imaginados delitos. Y para que Vm. haga de una vèz
el debido concepto de lo perverso de su obra, y
mire bien â las claras los estraños efectos de sus
Pensamientos: ahora fresquito me hà sucedido la
mayòr desazòn, que puedo tener en toda mi vida.
Como mi Diego~i era tan bueno antes, y sola mi
voluntad la que proporcionaba quantas diversiones
quería: todos los Carnabales me vestìa de Mascara,
y salìa en quadrilla con unas
Amigas, en todo mi semejantes, y con los
Cavalleros mas decentes de este Pueblo: con este
antecedente, y con haver oìdo decir, que Vm. no se
hà acordado de las Mascaras en toda su maldita
obra, me lisonjeè con que en esta diversion no
pondrìa reparo mi Diego~i, pues nada havia escrito
contra ella: con esta confianza, previne tres
Vestidos de buen gusto, ê invencion, y despues de
havernos juntado en Casa de una Amiga para
ensayarnos en los bayles, llegado el tiempo, le
dixe â mi Marido: mira hermano, yá el Carnabal
está en casa, y assi como todos los años tengo
promptos mis Vestidos de Màscara
para salir con Irenita~i, Nise~i, y Clorinda~i, y
vàn de parejas con nosotras Don Celio~i, Don
Anselmo~i, Don Lucio~i, y Don Fabio~i, todos como
sabes muchachos de humór, y havilidad, de los mas
Petimetres, y mas juíciosos de Cadiz: con que si
te parece desde mañana principiarèmos nuestra
licita diversion, porque te asseguro me hallo tan
malíta, y llena de melancolía, que si no procuro
divertirme, rezelo se me acabe la vida. ¿Vm.
pensarà que el necio de mi Marido me diò la
licencia, que le pedì? (Pues aunque no fuera sino
por el hecho de llegàr tan humilde â pedirsela,
accion tan contra mi genio, debía no negarla) pues
no Señora mia, no solo no me permitió
salir, sino que cerrando la Puerta de la Sala,
porque no le impidiessen el Sermòn, muy sofocado
me dixo: Muger tú has perdido el juìcio:
¡Màscaras, Jesus, y què disparate! Las Mugeres de
estimacion, si se quieren divertir, lo executan en
su Casa, con Amigas, y conocidos que elija el
cuydado, no que proporcione la casualidad: se
entretienen sin embozos, ni disfrazes, que no
sirven mas, que de dàr alas â los delitos, y
quitàr delante los reparos honrados. ¡Tù
Enmascarada, y en compañía de estraños, corriendo
las Calles entre las arriesgadas sombras de la
noche, y entrando en todas las Casas,
sin diferenciar en las circunstancias! No lo
esperes, que antes te deseo vèr sin vida, que
vestida de Máscara. Segun lo que dices (le
repliquè) tendrèmos algunos Bayles en Casa, y yà
que yo me prive de este gusto, le supliré con vèr
todas las que vengan. Huyendo de un disparate
(prosiguiò) dàs en otro mayór. ¡Recibir en mi Casa
quadrillas de Màscaras, que cada una se compone de
mas diferencias, que los Linages de las Americas:
y que con descubrirse el mas decente, todo está
remediado, para que despues queden expuestas mi
Muger, mis Hijas, y Familia â rozarse con Hombres
indignos, y sufrir los efectos de
sus malas crianzas! No lo esperes, ni tal cosa te
passe por la imaginacion. Un buen Mascara solo
necesita, para llenàr el hueco de su obligacion,
saber tál qual baylàr, y tener ossadìa para
llegarse â chuleár con todas: éstas prendas se
hallan de sobra en todo genero de gentes, causa
porque se vén tantas, y por lo que el mas lince
cuydado no podrá distinguir la classe de sugetos,
baxo las sombras de un disfràz: y assi es
impossible escusar los muchos inconvenientes, que
este genero de diversion puede ocasionàr: por
cuyos motivos la prudencia, y honradèz amonestan
se huyan todos, todos sin exceptuàr alguno: porque yo asseguro de mi parte, que poco
se perderà en no tratarlos. Yo no te digo
absolutamente que la diversion es mala, y
perniciosa; pero afirmaré que ella abre campo para
todo quanto malo se puede hacer en el Mundo: y
assi destierra las Mascaras de la memoria como
delito pernicioso. ¿Pues Hombre (le repliquè) yo
discurrìa, que porque la Pensadora no havia
hablado contra las Mascaras, que tù, como eres su
acerrimo Secretario, no las estorvarìas. Cada véz
vàs delirando más (dixo) ¿Pues no tiene dicho essa
boca de verdades bastante en todo el resto de su
obra? ¿Acaso porque no dice materialmente
Pensamiento contra las Mascaras, no
se debe conocer, que està tratado este assumpto en
todos los antecedentes, en los que se muestran los
riesgos de los Tapados, Bayles, &c.? Dexate,
Niña, de frioleras, y haz lo que te manda tu
Marido, que de este modo vivirás contenta, y
taparás las bocas de los maldicientes.
Level 5
General account
Con este
pensamiento, un dia que estaba fuera de Casa mi
Diego~i, entrè en su Escritorio, y dedicandome â
leerlos, â poco rato conocì claramente, que ellos
eran los estorvos de mi quietud, y la causa de mis
pesares: y fué tan grande el enojo que concebì,
contra tan detestable Obra, que propuse entregarla toda â las llamas, por quitár
del Mundo un fomento de los mayores yerros, y una
contra â la mas discreta harmonía de las Gentes:
como lo imaginè, fuì â ponerlo en execucion, y
quando salía del quarto llamando â mis Criadas,
diciendo â gritos: aquí estàn los perturbadores de
mis alegrías, los Enemigos de todo el linage
humano, los destruídores de toda buena crianza, y
los indignos Fiscales de las inocencias,
sencillezes, y buenos estylos, entrò en Casa mi
Diego~i, y preguntandome què tenìa, le dixe: Pues
no le hà de valér â esta habladora las
prerrogativas de Muger, para que no se véa convertida en cenizas, assi como en sus
malditos Pensamientos, lo pudiera hacer en su
Persona: no tienes que impedirmelo, porque estoy
cierta, de que en esto que voy à hacer, se sigue
un gran beneficio â el Mundo, y un excelente bien
à todos: ¿Muger (me dixo) qué locura es èsta? ¿A
donde vás? ¿Què tienes? ¿Qué tengo? (respondì)
tengo â la Pensadora entre mis uñas, que es lo
proprio que tenér una legion de disparates: â essa
presumida de Sabia, que con sus errores te hà
quitado el juìcio, y á mì me và quitando la vida:
y no hè de paràr, hasta que pague en el fuego la
ossadía de sus opiniones. Arrebatòme con
aceleracion los papéles, y con algun
enojo, me dixo: Mira Rosaura, raras soys todas las
Mugeres, porque en llegando â aprehendèr una cosa,
no hay fuerzas, que os la puedan sacár de la
cabeza. ¿Tú piensas, que essos admirables escritos
son los que me hàn vuelto el juìcio, porque miras
las cosas de montòn, y con los ojos de la passion
necia? Pues se equivoca tu ignorancia; porque
antes à ellos les debo los sentimientos mas
racionales, los discursos mas bien fundados, y las
maximas mas conducentes à promovèr las buenas
intenciones, y desterràr los maliciosos
atrevimientos. ¡Valgame Dios (repliquè triste) que
yá llega â tanta tu locura, que hasta
el estrafalario estylo de la Pensadora te há
pegado! Yà no espero remediar porque la enfermedad
excede violenta las fuerzas de la naturaleza
discreta. Tú piensas (dixo enojado) que los
recelos que en esta obra se ponderan, no son
temibles? Pues discurres mal: y assi vete â tu
Estrado, donde puedes olvidàr las antiguas
diversiones, porque ya Amiga, tienen las cosas
otro semblante, y pues hè cobrado vista con el
eficàz colirio de sus avisos, para distinguir los
riesgos antes que lleguen: pondré todo mi cuydado
en apartarlos de mi Casa, sin incurrir en
grosserìas impertinentes, que es lo que me toca
como â Hombre de honòr: que si acaso
por desgracia mia no bastassen mis prevenciones â
contenèr las ossadías, usaré de los medios
asperos, que me dicte la razon, regulada con la
prudencia advertida. Guardò con esto las
Pensadoras, y me dexò. ¿Discurría Vm. còmo? Quedé
tan impaciente, que jurè de escrivirla una Carta,
en que la pusiesse delante los malos efectos de
sus reflexiones, para que yá con mil Santos
levante su pesada pluma del papèl, y dexe â el
Mundo, que corra por el Camino Carretero, sin que
ponga en èl tropiezos inevitables, donde todos
dando de ojos, pierdan la razòn, y de vivientes
tratables; amistosos, francos, y
esparcidos, se conviertan en fieras, enemigos de
todo lo apacible; y amigos solo de recelár
precipios crueles en el camino mas llano, y
trillado, que corren las Gentes de primòr.
Doña Petronila Babieca~i.
Citation/Motto
Crimina, non
homines nostra Thalia premit.
no temerà oprimida sus rigores,
su oculta rabia, y su traydòr desvelo:
En la quexa demuestran los dolores,
que aumenta de su mal fatál rezelo:
pues aquel que inocente no se vicia,
venera, màs no teme la Justicia. Assi pues de esta Carta los renglones manifiestan bastante en su ironìa,
que no quieren morales reflexiones,
porque à el delito oprimen la ossadìa:
Yo para todos soy veneraciones,
pero aborrece el vicio mi Thalìa:
Griten todos, no importa, que en mi ausencia,
defenderà el partido la inocencia.
Mich. Ver. pag. 41.
Octavas. Por mas que de la Embidia los furores combatan de mi Pluma el tierno vuelo,no temerà oprimida sus rigores,
su oculta rabia, y su traydòr desvelo:
En la quexa demuestran los dolores,
que aumenta de su mal fatál rezelo:
pues aquel que inocente no se vicia,
venera, màs no teme la Justicia. Assi pues de esta Carta los renglones manifiestan bastante en su ironìa,
que no quieren morales reflexiones,
porque à el delito oprimen la ossadìa:
Yo para todos soy veneraciones,
pero aborrece el vicio mi Thalìa:
Griten todos, no importa, que en mi ausencia,
defenderà el partido la inocencia.
Letter/Letter to the editor
Tengo respondido. La Pensadora~i.