La Pensadora Gaditana: Pensamiento XXIX

Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-091-161

Nivel 1

Pensamiento XXIX

Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.

Cadiz, y Enero 24. de 1764.
Imprimasse. Dr. Cavallero.

Cadiz, y Enero 24. de 1764.
Doy Licencia para que se imprima. Villaformada.

Nivel 2

Nivel 3

Metatextualidad

Yo tenía creído, Señoras Gaditanas, que Vms. eran de un sufrimiento heroyco, porque esperando con no poca impaciencia alguna Carta Femenina, que criticàsse los defectillos de los Hombres, solo hè visto, que con un porfiado silencio, han sufrido los golpes de mis Pensamientos, sin hablàr una palabra: pero despues que hàn notado abierto el camino, y que hà salido á el pùblico una Dama tirando taxos, y reveses, sin temèr â las resultas, me vèo tan llena de Cartas, que discurro se hàn puesto de mancomun para vengarse de una véz, y formàr crìtica hasta de los menores pensamientos de los inocentes Hombres. No me disgusta la intentona: ¡pero valgame Dios! para ahora lo tenian guardado, que tán de tropèl, acuden todas, y llenandome la fantasìa de quexas, satyras, y avisos, me vèo comida de Cartas, y como de Pensamientos? Poco â poco, Paysanas mias, que yá que hàn tenido tanta espera en su determinacion, tambien es precisso, que les toque su vèz: y por esta Semana me hàn de aguardàr, que no serà razòn, que se me quede en el cuerpo este Discursillo, que yá hà dias que està haciendo sus diligencias, por salir â que le dé el ayre, y no me parece justo detenerle mas. No hay que desconfiàr, que presto se irán viendo en campaña sus sentimientos, y desquitarán de una vèz de tanto como hàn callado: y Vms. Cavalleros, podràn dexár de escrivirme, â lo menos por todos los nùmeros de este Tercer Tomo, porque las Madamas hàn tomado de mano, y està la suerte en su favòr. Yá no dà audiencia la Pensadora â los Sombreros, que toda se dedica â los Mantos: en cuyo supuesto pueden hacer prevencion de paciencia, porque en algunas Semanas hemos de ser las Mugeres solamente, las que llevémos la voz de la crítica: pues serìa muy ingrata â mi Sexo, si no escuchásse con atencion sus pretensiones, que no quiero se diga, que despues que las Damas hàn sido capaces de tolerarme tantas reflexiones, con que combato sus abussos, ahora les pago con una ingratitud. De este defecto tan contrario â la razòn hè procurado siempre huìr, no sè si lo habrè conseguido, y este mismo serà el objeto del Dia. No pretendo hablár de la ingratitúd en toda su extension, y como suena, pues de èfta assi tomada, yà tengo algo dicho, particularmente en el Num. 15. donde me parece, que se toca este assumpto bastantemente: quiero sì hacér vèr â mis Lectores, que aunque hay muchos ingratos en el Mundo, que no son tantos como la comun ponderacion los abulta: y que si se reflexiona sobre este particulár, tomando las cosas desde sus principios, se hallaràn muchos con el nombre de ingratos, que â la verdad no es otra cosa su ingratitud, que un racionál desquite, que acompañado de un inocente procedér, se debe caracterizàr por prudencia.

Nivel 4

Relato general

La ingratitud es una falta de correspondiencia, un tyrano olvido, y un odioso desprecio de los favores recibidos, pagando con trayciones voluntarias las prodigalidades de los beneficios: es un monstruo, que destruye cruelmente los mayores vinculos de la Sociedad, y con su indigno exemplo, no solo multiplica los ingratos, sino tambien abulta los escarmientos, impidiendo dèn rienda â su piadosa inclinacion, los que se disponen gustosos â favorecèr, cerrandoles las manos, y el ànimo, sirviendo de estorvo â sus deseos, y siendo causa de que muchos se perpetùen en sus desgracias, recibiendo injustamente el castigo, de que los verdaderos ingratos eran acreedores. Este defecto, de qualquier mandera que se vista, es merecedor del odio, y los en él comprehendidos, debian ser desterrados de las Republicas, por perturbadores de la buena harmonìa, la pública paz, y sospechosos de los mayores delitos: pero es necessario para imponér esta justa sentencia, examinár muy bien los que se llaman ingratos.

Nivel 5

Fábula

Ejemplo

No se oye mas comun declamacion en todas partes, que èsta: Lucio es un ingrato, es un Hombre, que entrega â el olvido los mayores favores, pues en el tiempo de su miseria le socorrì con generosidad, y ahora que yá de nadie necessita, no hace caso de quien tanto le sirviò. Vm. tiene razón, y es muy cierto, que si es assi como lo publìca, que se halla con bastantes motivos su quexa. Pero oygámos à Lucio: „Es verdad, que Lidoro me socorriò quando me vì en urgencia menesterosa; pero mezclò sus finezas con tantos desayres, y menosprecios de mi estimacion, siendo su igual, y Amigo, que tuvo la ossadìa de ocuparme en cosas, que solo eran competentes â el menor Criado de su Casa: todo lo que sufrí obligado de mi miseria: pero yà â Dios gracias, que me véo en otro estado, no quiero exponerme, ô â que repita sus desprecios, ô â que me dé motivo de hacerle conocèr mis justos sentimientos: y me parece, que le tengo agradecido bastante lo que por mi há hecho: de entonces, quando â costa de mi verguenza paguè con una vileza, lo que por mí hacìa: y ahora, pues en memoria de sus favores le tràto amigablemente, y doy â el olvido aus faltas de estimacion.” Vàmos de espacio, que parece que ésta ingratitúd và mudando de semblante.
La accion heroyca de favorecer, no tiene la mira â otro assumpto, màs que â la gloria que le resulta de amparár â el desvalido: nunca obra con relacion â la correspondiencia, porque en este caso dexaría de ser favòr, y passarìa â comercio de finezas. Es verdad, que quando se mira la ingratitud, debe ser natural el sentimiento; pero este no debe recaér sobre la obra hecha, porque ésta tubo su paga en la misma gloriosa accion (hablo de texas á baxo) y assi solo debe fundarse del Sugeto, en quanto se le mira como delinquente: assi como debèmos sentir, que un racional cometa un homicidio, por haver executado una accion contra todas las leyes de la naturaleza: porque sentir que sea uno ingrato, quando no corresponde, por solo esta causa, es dár â entendèr que sus finezas se entregaron â reditos: y el ànimo verdaderamente generoso, solo con hallàr motivos de su inclinacion, encuentra la paga de sus deseos. Pero no quiero ser con demasia escrupulosa: convengo en que se extrañe la falta de correspondiencia, y se le llame ingrato por esto mismo, â el que se olvide de lo recibido; con tal que los favores fuessen franqueados con aquella precissa estimacion, que â cada Sugeto le es debida, porque de lo contrario tenèmos mucho que hablàr. Están casi todos en la inteligencia, de que un Hombre desvalido, y pobre, assi como debe mostrarse insensible â los golpes de la fortuna, para cumplir con la fortaleza propria de un corazon magnanimo; debe estarlo tambien â aquellos insultos que le hieren directamente en la estimacion: y los mas tambien piensan, que porque â un infelìz de estos les son de algun alivio, que tienen derecho sobre ellos para disponer â su arbitrio de su persona, aunque sea en aquellas ocupaciones que mas lexos se hallen de su esphera: y vean aquí la razòn de esta especie de gente: que aguanten, y lo hagan, que por mucho menos de lo que me cuesta su conocimiento hallarìa ciento en cada esquina, que lo hiciessen: ¡valgame Dios, que el discurso, y la verguenza no les contenga, y les haga vèr, que este discurrir es hijo de un ánimo vil, interessado, y que no conoce lo que vale la estimacion, y pudór natural! Pregunto â quantos quisieren responderme: ¿qual de èstas dos cosas se debe apreciàr mas, los interesses, ô la estimacion licitamente adquirida? Yo bien sé, que todos en pùblico, dirán que la estimacion; pero allà para su sayo, no estarán de esse parecer, y tal vèz darán mejor acogida â una onza de oro, que â una arroba de estimacion. Los efectos que todos los dias estámos viendo, motivan â mi pensamiento esta sospecha: no lo puedo remediar, soy algo maliciosilla: pero vamos â el caso:

Nivel 5

Ejemplo

¿si la estimacion es aquel objeto, â quien debèmos dirigir todos la mira de nuestras acciones, y ésta debe sér preferida â los mayores interesses, por qué llaman ingratos á aquellos, de quien, por el vil interès de quatro frioleras (ô sean cosas de entidad) cobraron la paga en moneda de mejores quilates, valiendose de su necesidad, para servirse de ellos en ocupaciones indignas à su respectivo caracter? ¿Què quieren que executen? Ocultaràn sus pesares en lo mas escondido del sufrimiento, y luego que la suerte les dexe respirár, se harán estimàr segun su condicion, y procuraràn apartarse discretamente de aquellos, que en el tiempo de su escaséz, hicieron costumbre de tratarlos con menosprecio, ô por no verse obligados á advertirselo: ô por escusar las ocasiones de disimularselo. ¿Serà esta ingratitud, ô prudencia?
Otros hay, que no se les escucha otro assumpto, que el de que son mal correspondidos, y que todos quantos han favorecido, les han sido ingratos: y de estos la mayor parte han sido la causa de la ingratitud que experimentan. ¿Si quando franqueaban los beneficios, obscurecian este generoso efecto de un noble ánimo con malas palabras, y muchas veces se dexaban obligàr de infinitos ruegos, de modo que antes que los infelices experimentassen el favór, yà le havian comprado, ô con su paciencia, ô con repetidas suplicas, por què se quexan? Tengo dicho que la generosidad no debe miràr otro objeto que el protegèr á los desvalidos, recibiendo como premio grande la gloria que resulta de la accion: con estas circunstancias las finezas que se hacen son dignas del agradecimiento; y el que à esto faltàre, se manchará con el feo borròn de ingrato: pero publicàr como ingratitud un racional efecto de su torcido modo de favorecèr à el necesitado, es referir una falsedad, porque este pagó á subido precio la buena obra, quando obligado de su corta suerte, llevó con paciencia la aspereza de las razones, lo cruel del semblante, ô las repetidas antecedentes repulsas, sacrificando su verguenza, y estimacion â las viles aras de los precissos interesses.

Nivel 5

Ejemplo

El exemplár mas adequado de mis razones, le tenèmos con nosotros mismos, quando recibimos de nuestra comun Madre la Tierra sus beneficios. Escuchese â el Labrador, despues de haver tolerado las desapacibles incomodidades del Invierno, y los desapiadados ardores del Estío, numeràr el logro de sus fatigas: y aunque las utilidades hayan excedido los terminos de sus esperanzas, y que se vean colmados de interesses â medida de su gusto (supongo que este caso nunca se verifica en los Labradores) no por esso se les oyrà colmàr de alabanzas la tierra, despues de haver sido la dispensadora de sus contentos, ni menos atribuìrla absolutamente la causa de sus abundancias: todo lo suponen efecto de su continuado trabajo, y â sola su industria, y paciencia agradecen tan copiosas ganancias. Por el contrario aquellos que tienen Bosques, y Arboledas, y de estos reciben algun premio, como les cuesta poco sudòr, porque apenas excede del trabajo de recoger sus frutas sylvestres, y maderas: â estos se les vè continuamente alabár sus territorios, y darse muchas enhorabuenas por los beneficios, que reciben: porque para conseguirlos, no necessitan màs que hacerse presentes, manifestàr su necessidad, estendiendo el brazo para cogèr el fruto: y la Tierra en este caso se muestra noblemente generosa, pues por el pequeño beneficio que la hacen de tal qual véz limpiarla de los estorvos, que la impiden vestirse de sus verdores todos los años, con un ànimo heroycamente prodigo acude con sus favores, y â el passo que colma de felicidades, vá criando agradecidos: pero en el primèr caso, antes se dexa obligàr con las semillas, festejàr con el continuado desvelo en cultivarla, y rogàr â impulsos del afán, y sudòr: y assi sus beneficios, no se estiman como hijos de su liberalidad; sino de la porfia agena, â quien se deben los agradecimientos.
Otros de los que ponderan la ingratitud son aquellos, que apenas hacen una fineza, quando la publícan â todo el Mundo, siendo pregoneros de el màs despreciable favòr que dispensan, sin pararse en los daños, que se les pueden seguir â los favorecidos: porque como el premio de su hinchada generosidad le tienen cifrado en su vanidad, y jactancia; de aquì nace, que se empeñan en extendèr sus franquezas, recibiendo en ayre infestado, y defectuoso la paga de una obra tan digna de el mayor aprecio, si no abusàran de su practica. Y assi los tristes que se fueron â protegér de estos en la inteligencia de que estarìa oculta su necessidad; ¿còmo despues podràn mostrarse agradecidos, si advierten que de aquel simulado veneno, en la realidad se les hà seguido mas daño, que provecho? El bien que recibieron fuè momentaneo, y de poca duracion; pero los perjuícios que se ocassionaron son permanentes, pues mientras viva en la memoria de los Hombres la noticia, estará manifiesta su miseria, y esta noticia, aunque absolutamente no es perjudicial; con relacion à las circunstancias de los Sugetos, puede muchas veces ser dañosa. Estas son las causas mas comunes, porque los que hacen favores, pierden el derecho, que les es debido por tan buena obra; pues es cierto que no podrá apartarse muy contento de la presencia de un generoso de esta calidad, aquel que comprò el beneficio, â costa de el menoscabo de su estimacion, los colores del rostro, la repeticion de ruegos, ô la paciencia de sufrír un genio, que primero que se mueve â la piedád, se entretiene cruel en dàr que sentir â el que havia de dispensar con que regocijarse. Todos tienen experimentado, que no dà tanto placér una alegria, como dexa de sentimiento un pesár; yá sea por nuestra natural delicadeza, ô por nuestro amór proprio. En los beneficios aunque sean grandes, nunca dexàmos de miràr con los ojos de la passion en nosotros mismos tales quales mèritos, que los juzgámos acreedores de aquellos, y por esta causa, aunque exciten el agradecimiento, siempre es con respecto â la amistad que media, la compassion que mueve, y â el derecho que todos tenémos â favorecernos mutuamente: pero los pesares, estos siempre lastíman mas, porque está de parte del dolòr lo defectuoso de la accion de quien los causa, y la inesperada tyranía, quando se aguardaba una piedad: y como una cosa para que sea imperfecta le es suficiente el menòr defecto, de aquì se infiere que una obra generosa no serà digna de la gratitud, si es acompañada de las imperfecciones referidas, y por tanto aquel que la practíque, perderá los interesses, y nunca conseguirá la paga en agradecimientos.
De este discurso se viene â inferír la certeza, de que no todos los que el Mundo publíca por ingratos, lo son en realidad, y que para dár assenso â éstas voces, es menestér regularlas con una discrecion piadosa, pues de lo contrario incurrirémos todos los dias en la falta de tenèr por delinquentes, â los que estàn mas lejos de serlo. La quexa es continua, y general; pero los motivos verdaderos no se miran siempre unidos con estas voces. No por esto es mi intento dár causa, para que los Ingratos hallen disculpas con que deslumbrár su vileza: solo pretendo hacer presentes los defectos, que usurpan el lucimiento hermoso de los beneficios; para que los que se hallen en proporcion de poder ser utiles à la Sociedad con sus auxilios, no pierdan lastimosamente el condigno mèrito, por no apartàr de sus piadosas acciones unos accidentes tan contrarios à la essencia del bien obràr; pues quando se havian de vèr constituídos en los altares de la estimacion, se miran infelizmente precipitados à lo infimo del desprecio. Supongo, que aquel infelíz, que heroycamente magnanimo, olvidàsse las circunstancias odiosas de sus recibidos beneficios, y solo conservàsse en su memoria el bien, que se le franqueó, éste será el que llegue â el heroìsmo del agradecimiento, y se verà digno de las mayores alabanzas; pues tuvo memoria solamente del favor recibido, desmintiendo con un valeroso olvido los mayores motivos de sus pesares. Confiesso que esto es lo mejor, y lo que todos debìan practicàr con empeño; pero era mucho pedir â nuestra gran delicadeza, y â la poquedad de nuestro ànimo: me contento solo con apuntàr la especie, para que vean mis Lectores, que no estoy agena de la noticia de esta tan sublime animosidad: pues lo que ha excitado en mi idéa este Pensamiento, ha sido la continuacion de vèr tantos, y tantas como exercitandose en el alivio de los menesterosos, por delinquir en los medios de que se valen, para que sus favores sean dignos motivos de la recompensa agradecida, pierden el tiempo, lo que gastan, y â los mismos beneficiados; porque juntan â sus generosidades circunstancias tan indignas, genios tan desabridos, y repulsas tan necias, que quando llega à las manos del necessitado el favòr, le recibe tan mezclado de los acivares de las penas, que casi no percibe la dulzura de sus alivios, y junto con las lagrimas de sus sentimientos, es solo medio de conservàr la vida, para que èsta dure â ser objeto de mayores aflicciones. Un ánimo alegre, una promptitud en el dár, un silencio de la buena obra, y un tal qual respecto â la calidad de la Persona que pide, hacen el beneficio agradable, consigue la generosidad todo el logro de su trabajo, y aunque la oferta sea corta, la hace mayor el modo de franquearla, y sale el socorrido lleno de un regocijo verdadero, que perpetùa en su memoria, para que dure su gratitud; de lo contrario todo se pierde, y por mas que abultémos nuestras quexas, no nos verèmos libres de Ingratos, porque son verdaderos hijos de nuestros malos modos de socorrèr â los necesitados.

Cita/Lema

Quos experimus ingratos, ipsi facimus.

Senec. 1. Benef. cap. 1.

Octavas. Anfriso, si â el mostrarte generoso, sin intencion laudable te prepáras,
si el dón franqüeas siempre desdeñoso,
mezclando â tu favór idéas raras:
Si quando dás el bien pressumptuoso,
quitas la estimacion â quien amparas,
¿qué pretendes? ¿Qué quieres?
¿Qué publícas?
¿Si el pesar con el modo multiplícas? Alegre el rostro, y el ánimo esforzado, oculto el dón, y estimacion debida,
harán que tu favór sea venerado,
y tu fineza siempre agradecida:
Equivocár el bien con vil agrado,
es querér la piedad se véa perdída,
que unido el beneficio â ruínes tratos,
no quita, que fomenta los Ingratos.