La Pensadora Gaditana: Pensamiento XXVI

Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-091-158

Level 1

Pensamiento XXVI

Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.

Cadiz~i, y Diciembre 26. de 1763
Imprimasse. Dr. Ortega.

Cadiz~i, y Diciembre 26. de 1763.
Imprimasse, quedando este Original en la presente Escrivanìa de Imprentas, y Librerìas, â
donde se deberàn tambien passar dos Exemplares. Villaformada.

Level 2

Carta

Level 3

Letter/Letter to the editor

Metatextuality

Señora Pensadora: pues Vm. sin más authoridad que su antojo, se hà metido de hóz, y de còz â ser curandera de enfermedades politicas, recetando pensamientos críticos, compuestos de los simples de sus discursos, con los que se promete sanarlas todas, por envejecidas que se miren: no tendrà à mal, que salga con mi media espada, y la dè relacion de un achaque que me desespéra, pues aunque le tengo por incurable, porque se halla impresso en mi paciencia, con todas las licencias necessarias: no obstante la buena fama de sus aciertos me estimùla, à que busque en su botica pensadora, algùn especifico, que yá que no me pueda quitàr de raíz la dolencia por ser habitual, â lo menos me disponga algùn preservativo para que se haga más tolerable.

Level 4

Selfportrait

Example

Yo, mi Señora Doña Beatriz Cienfuegos, me hàllo molestado del accidente màs cruél, que se puede discurrir, padezco una enfermedad, que no solo me martyriza el cuerpo, sino que tambien me despedaza el alma: es un mal tan agudo, que en todas partes me acomete, y en ningún tiempo me permite descanso: es una indisposicion tán cruèl, que es peór que sarampión, viruelas, tiña, y sarna: ¿Vm. pensarà que estoy casado, y que èsta es la calentura que me aflige? Pues es, y no es: escucheme Vm. y no se ria de mi respuesta: pero no espére que la proponga frioleras, como las que le escrivieron aquellos delicados Maridos, que de tan poco se quexaron: no Señora mia: semejantes cosas serìan para mi tortitas, y pan pintado; pues quando leì su delicadeza, ponderando como grandes defectos unos descuydillos tan llevaderos, me impacientaron grandemẽte, porque yo los cambiàra de buena gana, y diera dinero encima, por el tropèl de desgracias que me oprimen. Estoy casado (esto es lo de menos) con una Madamita alegre, y hermosa (aún es más grande la enfermedad) que tiene dos mil gracias juntas con un millòn de impertinencias (todavia no està dicho todo) es amiga de bayles, de Comedias, de diversiones del Campo, es la ley de las Petimetras, no le falta su cuydadillo, tiene dos Compadres, y tiene una condicion tan mala como ella es hermosa: y con todas estas nulidades estuviera contento, viviera gustoso, y aguantàra como un Gallego: más otro pèro que tiene me quita el juicio, y la paciencia. Dirà Vm. sin duda ¿qué tendrà éste Hombre, que despues de tantas ponderaciones, y rodèos, aùn no sabe explicarme su achaque? Hà de sabér Vm. que todos estos son temóres de la pluma, por no atreverse â delinear el nombre de mi endiablada indisposicion: pero como es precisso que confiesse de plano, para que me aplíque el remedio, aunque duplìque mi sentimiento, se lo hé de referir por estenso: tengo : : : : : ¡valgate Dios por nombre, que aún assi engendras sustos, parasismos, y aborrecimiento! Tengo : : : : : aùn no me permite escrivir el sobresalto. Tengo Suegra: prevengase Vm. Señora Pensadora, de paciencia, y véa si mi enfermedad es incurable, y si soy digno de compassion. Parece que la estoy mirando arqueár las cejas, y encogèr los hombros, y que me dá â entendér, que no alcanza su ciencia â curár del mal de Suegra: y por cierto, que se huviera empleado muy bien el susto que hé passado â el referirla que tengo Suegra, que es peòr que tener mal de San Lazaro, pues èste se contenta con tiràr bocados, y tarascadas â el cuerpo; pero aquella con solo un desmantelado colmillo, hace gigote el cuerpo más robusto, y llena de mil heridas, llagas, y cicatrices el alma màs pacifica: cada uno habla de la feria, segùn su suerte, si hay algunos que la tengan buena, dèn gracias â el Cielo, y permitanme quexár en pùblico, por tantas veces como la mia me hà hecho llorâr en secreto. Mi Mugèr, que es hija de tal Madre, me quiere muchisimo, el dia que se lo manda mi Señora, porque es tan obediente, que quando la dice que me arañe, y azote, por cumplir más exactamente el precepto (aunque me refiere que solo lo hace por obedecer) llama en su ayuda una Hermanita (que es un alma de Dios, como mi suegra) y entre las tres me ponen de vuelta, y media. La bendita de mi Suegra, el dia que nota que mi Silvia (assi se llama mi Esposa) está de buena gracia conmigo, se la lleva el Diablo, y la dice, no tiene verguenza en hacer caso de un Hombre, que no la estima como se merece, ni la regala como â quien es: y hà de sabèr Vm. que su merced mi Suegra es la Dueña de todo, y la que manda, y desmanda en casa, porque yo no soy dueño de medio real, si no lo trampèo antes de entregarselo. Si alguna vèz la quiero persuadir blandamente para que se avenga â la razón, al punto levanta el grito, y me dice: que soy un descamisado, qué quando pensaba casarme con su hija, que no la merecia descalzàr, y que haviendomela entregado sana, y buena como la hoja de una rosa, con mi mala condicion la havia desfigurado tanto, que parecía havían llevado una, y traído otra; que yá nadie la conocía, y que assi se lo decìan todas sus amigas, que â no ser por ella que la cuydaba tanto, yà estuviera la pobrecita enterrada. Esto me dice, siendo yo quien la sacó de un estado bastante infelìz, y que con mi industria, que es muy decente, las tengo puestas en una condicion más que mediana: pero tiene tanta vanidad, porque en el siglo passado tuvo un Pariente, que fuè Provisto â Indias, que para ella todo le parece despreciable, y â cada passo me dá con el Pariente, haciendole motivo de todas mis desazones. Si salgo â mis dependencias, dice â mi Mugèr que voy á enamoràr, y gastàr la hacienda; si estoy en casa, supone tengo zelos, y me arroja â la calle, authorizando su imprudencia, con que despierto con mi condicion el buen corazon de su hija, que es una Santa; y que mejòr serìa no fuera tan buena, para que no me extendiera, y de confiado la maltratasse. Todos los dias compra de mi dinero galas, y embustes para los adornos de Silvia, porque su hija no há de ser menos que otra. No la enseña más, que ìr â la Comedia, â el Passéo, las Visitas, y las Tertulias en casa de sus amigas, pero lo más continúo en mi casa, donde se juega, se bayla, y se divierten infinitos, sin pedirme licencia, ni que yo sepa la senda por donde se hán introducido â favorecerme. Mi Mugèr con éstas álas, y como son tres contra uno, pues siempre mi Señoras Cuñada, y Suegra son de su partido, ni me obedece, ni teme, y si tàl vèz quando estámos solos, la reprehendo algunos defectos dignos de correccion, me amenaza con su merced mi Suegra, y luego se lo cuenta, con lo que se arma una bulla, que no me véo de polvo, y me es fuerza callár por no ser despojo de sus lenguas, y por vèr si mi paciencia las modèra: pero me sale errada la quenta, y de todos modos quedo condenado â pagár las costas, y sufrir. Dias passado, que havia salido cuydadoso â un negocio de importancia, y que venìa afligido â casa por su mal exito, hallè â mis tres enemigos del alma Suegra, Mugér, y Cuñada, jugando con dos Caballeritos, y otra amiga â los naypes. ¿Vm. discurrirá que jugarían alguna libar [sic] de dulces, ô algún medio real de plata? pues no, Señora, no era assi: estaban sus mercedes jugando largo, y tenían de pèrdida una buena cantidad de pesos: véa Vm. qué consuelo para el que venía â descansar de una pesadũbre: mirè â mi Mugèr con seriedad, y ella entendiendo mi desazón, se lo dixo â su Madre, la que imprudente parò el juego, y dixo con mucho sossiego â todos: Señores, se acabò èsto, porque yà hà venido éste Caballero â desgraciarnos un rato de diversion que teniamos; porque adonde le vèn Vms. tan callado, â el instante que nos quedèmos solas, nos dará un rato como suyo; pues su genio es peór que el de Lucifér: â èsta infeliz me la tiene en un continuo susto con sus imprudencias, y â mi sin vida por aguantarle. Imagine Vm. como me quedarìa, afrentado tan vilmente en presencia de unas gentes, que apenas conocìa: pues no fuè ésto lo peòr, que luego que todos se ausentaron, me dixo, que era un indigno, ruín Hombre, y miserable, pues estimaba más la pequeña cantidad de quatro ochavos, que el gusto, y diversion de mi Mugèr: pero que no havia de ser assi, que priméro era ella; que se havia de passear, y divertir, más que â mi me llevàra el Diablo, que para esso me havia casado, para tenèr Mugèr que gastasse, que no se cogian Truchas, &c.
Vèa Vm. Señora Pensadora, mi enfermedad mal referida, porque el temór con que passo la memoria por èstas cosas, me quita las razones de la pluma. Este solo es un dedo, por donde conocerà lo agigantado de mi achaque: ponerme â referir de espacio todo lo que me passa, fuera cansar â Vm. y quedarme sin conseguir el fin: el que ahora tengo, es suplicarla me dè un remedio para verme libre de èsta plaga, ô un secreto para estàr insensible â tanta locura: y si acaso â Vm. le parece conveniente, podrá tomár èsta idèa entre manos, y tratarla como acostumbra, dando â las malas Suegras un buen sepan quantos; por si de ésta manera consigo q [sic] la mia se emmiende; pues tiene tanta fé cõ lo que Vm. escrive, que dice, era acreedora de predicár delante del mismo Rey, aunque se sacasse Dispensa para ello: pero por Dios la pido, cuyde el desfiguràr lo que la tengo referido, porque si mi Suegra llega â sospechár, que es mia èsta Carta, serà motivo suficiente para que tenga que gruñir toda su vida, y apretando el cordél de sus imprudencias, muera infeliz â manos de una Suegra que es la muerte màs cruèl, que hà inventado la tyranía. Dios libre à Vm. de Suegras, y guarde muchos años. Servidòr de Vm.
Cayo Con-Suegra.

Respuesta

Level 3

Letter/Letter to the editor

Muy Señor mio: si el assumpto que Vm. Toca, no fuera tan util el tratarle, ni tan perjudicial su abusso, crea Vm. que no respondiera à su Carta, ni la tomára màs en la mano, por no vèr en ella explicado el màs vergõzoso caractèr de un Hombre de prendas, y el mayòr abandòno de la superioridad, que la misma Naturaleza hà colocado en los de su Sexo. Yo no sé como hà tenido valór para tomàr la pluma, y referir tan por menór los infelices permissos de su pusilanimidad, y las ruìnes consequencias de su ignorancia. Paciencia llama Vm : : : : : vamos â el assumpto, que no quiero meterme en honduras. ¡Valgame Dios, Señoras Madres de hijas Casadas, quando aguardarán â tenèr razòn, y pensar alguna vèz con acierto! ¿Llegará éste papèl à manos de quien sea semajante á la de la Carta, y no se correrá de verse objeto de tantas ridiculezes? ¿Vms. que yà hàn passado la Primavera, el Verano, y aùn la mayòr parte del Invierno de su edad, no piensan màs que en disparates, no hablan más que pesadumbres, ni hazen cosa que sea agradable; desuniendo unos lazos tan estrechos, con chismes, imprudencias, é injusticias, y malgastando aquellas substancias, y caudales que havian de venerar como preservatibos de su descendencia? Sin duda que las que assi se porten, dán una prueba real de que tienen poco juicio, y de que en sus mozedades apetecieron todos los efectos de las màs necias locuras; dexando campo abierto â la malicia, para que extienda sus idéas hasta donde gustàre. Pero no es mi principal objeto la prèdida de los caudales en profussiones, y juegos excussados, dándo un exemplàr â sus hijas, para que sigan tàn perversa crianza: no tiene mi reflexion por ahora tàn material objeto, aunque merecedor de la màs severa crìtica; pretẽdo si, hacerlas vèr el perjuicio que padecen la Patria, la Sociedad, y la Religion de sus imprudencias, y de sus mal premeditados consejos.

Level 4

General account

Todos saben, que la ancianidad es la que discurre con más acierto, camina con mejòr cuydado, y se determina menos inconsiderada â todo lo que no sea adaptable con la justicia, y equidàd: todos lo saben, y aún aquellos que menos lo practìcan, son los que mas alarde hacen de èstas bellas propiedades: de èsta noticia que està unida con el natural respeto, que todos dán â los muchos años, se sigue que la Juventud èstime como maximas justas, las mas veces, aún los mayores delirios; de esto se origina un notable perjuício â la corta edad; pero, sin comparacion, mayòr que quanto daño pueden hacer los malos exemplos de otros, que por sus pocos años, ô su ninguna authoridad no adquieren tantos partidarios de sus desordenes, porque se les mira con indiferencia. ¿Pero de aquellos Sugetos, que por su edàd, dignidad de Madres, y experiencias que suponen tenèr, le colocã en la veneracion de una Familia, discurran si tendrán obligacion à proceder con rectitud, y â ser un racional modélo de todo lo perfecto? No tiene duda, porque constituídas en ser original de las costumbres de sus Hijas, y Nietos, deberán con mas exactitud, regular sus idèas, para que no se siga la infelíz consequencia de pervertir aquella tierna Juventud, que naciendo â ciegas, lo primero que se le presentan son riñas, dissensiones, odios, y poca veneracion â sus Padres. Querèr las Señoras Suegras, que sus hijas no estìmen â los Maridos, aunque sean defectuosos, es fundàr un sixtéma [sic], diametralmente opuesto â lo que nos manda nuestra Religion, y dàr causa para que un estado, que debìa ser todo paz, y tranquilidad, se convierta en guerras domesticas, que destruyan toda su harmonía. Alentàr, y favorecèr las quexas de las hijas, llevadas de un imprudente amór de Madres, es dár armas â la discordia, para que viva entre unos sugetos que la renunciaron â los primeros passos de su union. Quexarse neciamente de los desmeritos del Yerno, y elevár los de la hija, despues de contrahido tan indisoluble lazo, aunque no falte razón, es manifestàr sin rebozo su locura, ignorancia, y falta de reflexion; porque dán â entendér, que quando debìan cuydàr de su familia, fueron omissas, dando lugar â que sugetos desiguales las comunicassen, permitiendo estos desordenes, por efecto solo de su altanería: y de èsta injusta quexa fomentada en su fantasìa, se sigue que las hijas que no debìan pensar en màs que en respetàr â sus Maridos, les pierdan el amòr, y veneracion, por considerarse mal empleadas, y dèn lugár en su pecho á otros no licitos afectos, que pueden ser, y sin duda seràn la ruína de su casa, de la familia, y del honór: todo nacido de que la Señora Suegra quería un Yerno insensato à quien podèr manejar á su voluntad, y no un racional, y juicioso, que procure que su casa viva arreglada, según las leyes más exactas de la modestia. Todas las preocupaciones, abussos, y delirios que se miran en todos, por lo regulàr se acaban, faltando el vil authór que los practicaba: pero una Suegra imprudente es el original abusso de toda una posteridad; pues si no es por una dichosa casualidad, la familia donde entra una mala Suegra, mira los indignos efectos continuados por todas las generaciones de su descẽdencia: porque la mala crianza de las hijas, y nietos, sacò otros semejantes à tal maestra, y estos por desgracia tienẽ buen cuydado de que no se pierda la memoria de tan bellas habilidades, y assi se vá comunicando á los demás. De èstas imprudentes Mugeres saca la Patria, la Sociedad, y la Religion tantas pèrdidas, pues viciada la niñèz en sus principios, y acostumbrandose à oìr hablàr siempre mal de sus Padres, y esto por unos sugetos de tanta authoridad como sus Madres, y Abuelas, se engendra en sus corazones un odio contra los mismos á quienes debìan venerar, ò à lo menos se les disminuye el amór respectuoso de hijos: de esto se sigue, el que no admitan sus consejos, y procuren seguir su dictamen; porque siempre oyeron decir en sus casas, que sus Padres eran ignorantes, mal acondicionados, y otros defectos con que panegyrizã las Suegras malas à los Yernos; y assi ellos se figuran más doctos, y menos delinquentes, y siguen sus inclinaciones sin rienda, porque por malas que sean, nunca las vèn llegar à las furiosas ponderaciones con q [sic] sus Abuelas pintaban las de sus Padres, y assi se contentan con ser menos malos, aunque en la realidad sean peòres: perdiendo de esta manera la Sociedad tantos individuos, que debian serla utiles, la Patria unos hijos que la pudieran ilustrar, y la Religiòn unos corazones, que debìan ser deposito de la piedád, y justicia.
Estos son los daños, que por mas abultados se presentan â la vista mas topo: desunir el sagrado enlace de las voluntades en un Matrimonio, sembrando discordias, y desazones, para coger el fruto en infinitas tragedias, debiendo ser las pacificadoras de todos los disgustos de las Casas, y las que fomentassen aquel amòr tan licito, y el debido respeto de los Hijos â los Padres: las que fortaleciessen sus Hijas, y las animassen para temèr, y sufrir â sus Maridos los disgustos que las diessen: debian ser assi mismo el contento de las Familias, la alegrìa de los Hijos, y el respeto que contuviesse los Caseros disgustos: pero no hay que cansarse: Vms. hacen vanidad de todo lo contrario, y les parece una grande hazaña, quando levantan un caramillo; siendo continuamente el coco de los placeres, y la oposicion mas tenàz â la quietud: y con todas estas gracias se quexan de que las llamen Suegras endiabladas, y que para ponderar una cosa indigna, se diga casi siempre, que es peor que una Suegra: Vms. se merecen muy bien tan expresivos Panegyricos de su havilidades, y no se cansará el Mundo de darlas otros semejantes, si abriendo los ojos de la razòn, no viven como las buenas Suegras, las que son la veneracion, respeto, y paz de todas las Familias, y la alegria, y regocijo de los Yernos, que es lo que hay que ser llegando â Suegras: la de Vm. Señor mio se le vuelva como èstas ultimas, para que dè muchas gracias â el Cielo, â quien pido le guarde muchos años. La Pensadora~i.

Citation/Motto

Qui mala vipereis jactabit semina sulcis,
Matris, & ærumnæ tristitiæ grana metet.

Mich. Ver. pag. 38.

OCTAVAS La que zizaña siembre inadvertida en surcos de dolor, y sentimientos,
recogerà por paga merecida
ansias, fatigas, penas, y lamentos:
La ganancia mayòr serà fingida,
y solo verdaderos los tormentos,
pues siempre el beneficio se presenta
identico â la causa que le alienta. Assi la que entre Jovenes Casados fomente disensiones â porfia,
aumentando cruel tantos cuydados
por solo dàr placèr â su manìa:
Verà multiplicados los enfados,
nunca se mirarà con alegrìa,
pues sembrando pesares, y sonrojos,
tendrà por fruto lagrimas, y enojos.