La Pensadora Gaditana: Pensamiento XXIII
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Nivel 1
Pensamiento XXIII
Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.
Cadiz, y Diciembre 9. de 1763.
Imprimasse. Dr.
Ortega.
Cadiz, y Diciembre 9. de 1763.
Imprimasse,
quedando este Original en la presente Escrivanìa de Imprentas, y
Librerìas, â
donde se deberàn tambien passar dos Exemplares.
Villaformada.
Nivel 2
Nivel 3
Metatextualidad
Yo no sè, què daño havrè hecho
â el Pùblico, en presentarle èste pequeño trabajo mio,
que como si le huviera agraviado en la vida, ò en la
honra, no dexa piedra, que no mueva, para
desacreditarme, y para hacèr odiosos mis Pensamientos,
pretextando mil causas, que solo tienen existencia en la
imaginacion de unos entendimientos viciados con el
demasiado amòr proprio, pues nada miran con agrado, como
no sean los partos de sus discursos. ¡Extraño empeño!
Que las verdades que trato, (dicen con ayre decisivo) y
los assumptos que toco, no son competentes â una Mugèr,
porque no se mira adornada de la
authoridad necessaria, para corregir, y dissertàr
verdades. Yo havía ignorado hasta ahora, que todo
racional, en especial las de mi Sexo, no podian hacèr
discursos, sobre las verdades màs importantes â la
Sociedad, sin estár adornados de titulos, dignidades, y
prerrogativas. ¡O, y què infelìz tiempo, en que la
hermosa, agraciada, y santa Verdad necessita de
ataviarse con oròpeles falsos, para que sea atendida de
los que se precian de racionales! Pues yà no se gradúan
los escritos, ni se les dá aprecio, sino en consequencia
de quatro, ò seis lìneas de títulos ad honorem, con que
suelen adornar el principio de sus obras,
muchos que los adquirieron, màs por efecto del favór,
que del mérito. No dexaré de confessar, que quando se
tiene noticia de una Obra, cuyo Authór en el Orbe
Literario hà adquirido muchos honores, hijos legitimos
de sus taréas, que se debe formàr buen concepto de ella,
y procuràr con ansia: ¿Pero de èsta razòn se sigue, que
todas las demás, que se dén â luz, porque les falten
estos requisitos á los que las producen, deben ser
despreciadas? Me parece que nò: pues siempre, que el
mèrito de lo publicado, la buena intencion de el Authór,
ô el acierto en la eleccion de assumptos, ùtiles â los
Lectores, sean dignos de aprecio, estoy
persuadida, que serà bastante causa para no
abandonarlas; porque siempre se hà de miràr el objeto
del que escrive, sin pararse en indagàr, ni criticàr sus
circunstancias: como dixo discretamente à éste assunto
cierto Authòr latino:
Esta hè procurado seguir en todo el discurso de
mis Pensamientos, con lo que me parece, que hé llenado uno de los motivos, que hacen
apreciables los escritos: pero si con todo esto te
pareciere, que no cumplo con mi obligacion, permite
èstas ociosidades de mi Pluma, entre tantas como te
molestan todos los dias, que yo sin atendèr à tus
impertinencias, principiarè mi assumpto.
No dudo, que tal vèz havrà muchos que digan, que
ésta reflexion mia fomenta desobediencias en los Hijos,
respecto de sus Padres; pero serà una voluntariedad sin
fundamento; pues mi Discurso es tán proporcionado â la
racionalidad, que solo el que la aborrezca, serà el que
se oponga â tan piadoso dictamen, quizà porque se halla
fuera de la ocasion de padecer semejantes violencias: no
Lectores mios, no pretendo fomentàr las elecciones
indignas, éstas las aborrezco, y repruebo; hablando solo
en el sentido que debe hablár un amante de
la Sociedad, y un juìcio, que tiene por blanco los
bienes reciprocos, que piden los racionales unos con
otros: porque en otro mas superior sentido, deberé
regular mi proposicion con la sumission correspondiente
â el mejor dictamen: y assi los que deben atendèr en dàr
Estado â sus Hijos, mirarán con un juicio prudente â que
sea, segun la diversa inclinacion de cada uno: porque es
un dolór, que aflige â el ánimo mas cruel, el passar la
vista por tantos infelices, que lloran sin remedio su
libertad perdìda, sus esperanzas frustradas; y sus
pesares permanentes, durables, y sin fin, sino es con la vida: ésta reflexion seriamente hecha
por los Padres, discurro, que los contendrà en su debér,
no exponiendo â tantos infaustos sucessos â los mismos,
que havian de procurar consigan un Estado, que sea capàz
de alentarlos, para que sean utiles â la Religion, á la
Patria, y â sus familias: pues de procuràr violentár sus
inclinaciones, por apartarlos de los inconvenientes, que
vanamente recelan, se sigue el abandonarlos sin piedad â
un riesgo cierto, y cruel, por obviar unos daños, que
solo tienen existencia en una phantasía preocupada de un
desordenado amòr â los interesses, y falsos honores; con
menosprecio de la quietud, y alegria
de un corazon, que viviendo segun sus deseos, llenàra
gloriosamente la carrera de su vida.
Nivel 4
Cita/Lema
Nec te dicentis moveat
reverentia, se quid Dixerit, atendas, qua ratione
probet. Que puesto en nuestro idiòma, parece dice:
No busques authoridad en quien te habla al
corazon,
solo atiende à su razòn,
si es hija de la verdad.
solo atiende à su razòn,
si es hija de la verdad.
Nivel 4
Relato general
Una de las causas
principales, que fomentan en el Mundo una Sociedad
regulada, y util, es la voluntaria, y gustosa
eleccion de Estado en aquellos, que se anìman â
vivir todo el resto de sus dias baxo ésta
obligacion; la que si admitiendose con agrado de
la voluntad, suele muchas veces servir de
martyrio, y errarse desgraciadamente, ¿què será, quando por un imprudente
precepto exponen â los Hijos, ê Hijas â que
acepten un Estado, que las màs veces es
diametralmente opuesto â sus genios, su salud, y
sus inclinaciones? No tiene duda, que es una
preocupacion digna de remedio, pues de ella se hàn
seguido, siguen, y seguirán por falta de reflexion
sobre èste punto, tantos desaciertos, desgracias,
y vilezas, que apenas havrà un viviente, que no
pueda contár por docenas los exemplares. Muchas
veces quando hè discurrido en éste assumpto, me hè
atrevido â defendèr, que los Padres, ô Tutòres que
violentan â sus Hijos, ô
dependientes, para que tomen éste, ô aquèl Estado,
solo porque â ellos es agradable, ô conveniente,
son unos tyranos, homicidas de aquellos mismos â
quienes debìan con mayòr empeño alentàr, y
promovèr sus racionales contentos. ¿Acaso la
eleccion de Estado es cosa que puede hacér un
Joven sin experiencia, ô una Doncella recogida,
sin que primèro la consulte, y proponga â su
inclìnacion, ô su genio, y â sus esperanzas?
¿Porque â los Padres les parezca util, descansada,
y gustosa, pueden sabèr si aquellas mismas
circunstancias, con que â ellos se les pintan
agradables, aquellas mismas seràn para los que las
hàn de sufrir, intolerables, cruèles,
y molestas? ¡O, y quantas inadvertencias de èstas
tienen â muchos, y â muchas en un martyrio de por
vida; y lo peór es, que aunque toleran la pena,
les hace perdér su desesperacion el merito! Me
replicarán muchos de estos Señores, que piensan
que con tenèr cinquenta, ô sesenta años, yá están
graduados de Sabios sobre todas las Universidades
del Mundo, que ellos saben muy bien lo que importa
admitirse, ô despreciarse; y que los pocos años
miran las cosas con ligereza, y se dexan llevar de
los primèros informes, que se les presentan; y que
èstas mismas razones tengo yà dicho anteriormente: por lo que es precisso hacerles
tomàr un Estado, que sea competente â su
condicion: que aunque â el principio le admitan
disgustados, despues quando raye perfectamente la
razòn, y que se miren en una vida gustosa, y
descansada, que olvidan sus repugnancias, y llenan
de bendiciones â los que les pusieron en la
possession de tãta felicidad. ¿Y â Vms. Señores
Padres, les parecerà, que hán puesto â mis
reflexiones una rèplica sin solucion? Pues se
engañan, y para que lo vèan, me valdré de sus
mismas razones, para dàr mas fuerza â mi Discurso.
¿Por ventura todas las experiencias, que hán
tenido quantos hàn vivido en el Mundo
(no las de un Padre solo) serán bastantes â
conocer lo que puede ser util, y conveniente â una
edad, que por lo comun aùn ella misma ignora este
principal motivo de su descanso? De qué les
serviràn traher exemplares, alegàr razones, ni
amenazàr con peligros, si todas èstas cosas, como
caen en Sugetos, que las miran con indiferencia,
no les hacen impression; y solo aprecian, como
movil de sus deseos, aquel genero de vida, que mas
se adequa con su mismo natural (hablo en lo
licito.) Es verdad, que los consejos, los avisos,
y exemplares les serán utiles, y provechosos; pero
estos no se les hán de proponer como quien manda, que assi es tyranía; se les han de
presentár, como quien enseña, que esto es
justicia; para que de estos avisos, y de aquellos
exemplares formen unas idèas justas, acertadas, y
racionales, y dirijan sus intentos con proporcion
siempre â lo mejor. Pretendér que las
inclinaciones de los hijos, en un assumpto que de
errarle solo la muerte es su remedio, se goviernen
por otros dictamenes, y por agenos interesses,
violentando su mismo natural, y propension, es
querér que de causas delinquentes, se infieran
efectos virtuosos, que es solicitàr un impossible;
pues se intenta sugetàr lo que aùn el Supremo
Authòr de la Naturaleza nos dexò en
libertad. Tomẽ exemplo los Padres de nuestra
propria Religion: ésta nos pone delante, como en
un Mapa, todos los Estados, â ninguno desprecia,
nos enseña altamente, assi las utilidades, como
sus trabajos, y juntamente el grado de perfeccion
de cada uno; pero no por esto nos violenta, y
obliga: pues bien saben todos, que sia de nuestro
arbitrio la eleccion, y despues nos impone
justamente las leyes peculiares de cada Estado, y
eleva â el que es elegido, â la capacidad de poder
llenàr de meritos â los que voluntarios le
procuráron, si cumplen exactamente con las
obligaciones â èl anexas. Pues si se advierte este
racional exemplo, que utilmente nos
pone delante el modo mas conveniente de dirigir â
los que dependen de nuestro mando; ¿para qué son
tantas violencias, ê injusticias? ¿Qué pretenden
quando precissan â sus Hijos â que se sugeten â
una esclavitud (que èsto es un Estado
involuntario) sin inclinacion, sin voluntad, y sin
disposicion necessaria para tolerár sus
inescusables trabajos? Pretenden so lo logràr sus
mal fundados deseos; que el sossiego, libertad, y
quietud de los Hijos, màs que se aventure, que
ésto es lo de menos, como se consiga el principàl
intento. ¡Bello discurrir! Quando un Sugeto se
dispone para hacer eleccion de un
Estado (qualquiera que sea) se debe suponèr, que
una genial inclinacion le dirige ocultamente â
aquèl genèro de vida: y aunque por lo regulàr en
los Jovenes, como sin experiencia, pueden darse
muchos yerros; no obstante soy de opinion, que en
caso de discordia, muchas veces se hà de estàr de
parte de estos, porque justamente se hallan en la
possession sin disputa. Hablo, y se debe entender
ésta proposicion, quando la eleccion no desdice
notablemente de las calidades del que la procura;
porque quando es una eleccion monstruosa, ò
disparatada, entonces la prudencia de los Padres,
puede muy bien usár de sus artes, y
podèr para estorvarlo: reguladas todas estas
diligencias con la moderacion correspondiente, y
tomando los recursos màs proporcionados con una
razòn desapassionada, y extendiendo sus instancias
hasta donde les permita la justicia, y rectitud:
que para más adelante, ni es assumpto de mi
obligacion, ni es mi pensamiento tribunál
competente para decidirlo; ni discurro que es
necessario para mi intento; quando se dexa vér
claramente, que hablo solo de las elecciones
racionales, prudentes, y moderadas; entendiendose
esto sobre dos dedos más, ô menos. Todos saben, quantos sinsabores, desazones, y
disgustos se encuentran encubiertos baxo de la
apariencia gustosa, con que se nos pinta el
estado, que apetecemos: nadie ignora, que la
continuacion de una misma cosa la quita el mérito,
que la hacìa estimable; porque regularmente â
nuestros deseos más los mueve la novedad de lo
objetado, que la misma bondad essencial, que en él
divisan: esto se prueba, con que luego que falta
la novedad, descaece la estimacion, ô â lo menos
no se explica tan viva como â los principios,
quizà porque la faltò el impulso, que la movía: lo
que estàmos notando todos los dias en aquellos mismos, que los vimos correr con ansia, â
imponerse un peso, que sus deseos figuraban
agradable, gustoso, y competente: ¿pues si â
estos, no obstante su voluntaria eleccion, y
naturál deseo, se les vè muchas veces gemir
oprimidos debaxo de aquel yugo, que con tantas
ansias procuraron; què sucederá á los infelices, á
quienes obligan, violentan, y comprimen para que
acepten una vida, que aborrecen, ô porque no se
hallan con fuerzas suficientes para ellas, ô
porque es opuesta à su genial inclinacion? ¿Qué há
de sucedèr, nada bueno, ni regulàr: consequencias
infelices, causadas forzosamente de tan erradas
premissas. Exponér â los Hijos â un
riesgo cierto, con la vana esperanza de que no
podrà sucedér, y que tál vèz con la costumbre se
desharàn las repugnancias, es aventuràr neciamente
lo mas precioso de la vida, que es el vivir â
gusto, y sacrificár su alvedrio â una rigorosa
esclavitud, sin esperanza de remedio. ¡Valgame
Dios, Señora Pensadora, (me dirán) y qué errada và
V.m.! ¿Pues no estàmos viendo â muchos, que aunque
por gusto de sus Padres aceptaron repugnantes el
Estado, que tienen, hoy viven alegres, contentos,
y dichosos, dando mil gracias â los que fueron
causa de que possean tanta felicidad? Si Señores,
yo conozco algunos: ¿y qué sacàmos
con la noticia? Tambien conozco otros, que
haviendo infelizmente sido apressados, y llevados
Captivos â Argèl, lograron tanta fortuna, que
encontrando con Dueños compassivos, que los
estimaron, y colmaron de bienes, despues les
dieron su libertad, y se restituyeron â sus Casas
buenos, alegres, y ricos. Pregunto ahora: ¿V.ms.
querrán, porque yo se lo suplìco, ô porque se lo
manden sus Padres, que es lo mismo para el caso;
querràn digo, exponerse voluntarios â ser
Captivos, por sola la esperanza de que pueden
conseguir la misma felicidad, que aquellos, y
podràn volvèr â sus Casas divertidos, contentos, y con dinero? ¿Respondan V.ms.
havrá alguno, que quiera aventurarse â este riesgo
cierto por aquella dudosa esperanza? No tengo, que
aguardar respuesta, porque sin duda sè, que no
havrá Hombre tan ignorante, que tal elija. ¿Pues
si para una esclavitud, que puede tenér fin, nadie
querrá exponerse, ni por consejo, ni por precepto
de sus Padres: ¿por què pretenden, que para una
esclavitud de toda la vida se arroje la Juventud,
y se govierne por el gusto ageno, y por un tyrano
precepto, aventurandola â los mas infelices
efectos de una desgracia, por el necio pretexto de
que la costumbre les hará tolerables los
disgustos? ¿Esto es obrár con
maduréz, rectitud, y justicia? Estoy en que nò.
Pero si atendémos, y se pàra la consideracion en
los infelices motivos, que obligan â los Padres â
estos desaciertos, es precisso que suba de punto
la reflexion, pues conocidas sus circunstancias,
se hace mas odioso el Abusso. El vil interés, la
imprudente vanidad, ô un errado dictamen son los
exes, que mueven todas las machinas de que se
valen, para violentàr la inclinacion regulada de
los Hijos: llevados solamente de no desagradár
aquellos tres idolos de su desordenado culto; â
quien ofrecen en tristes victimas las únicas
esperanzas de sus familias, y los
frustrados esfuerzos de su educacion: consiguiendo
en justo castigo de esta locura, hacer sirvan de
camino, para llegàr mas presto â los imaginados
inconvenientes de que huyen, las mismas torcidas
sendas de que se valieron para evitarlos.
Nivel 5
Ejemplo
Piensa Andrenio,
que casando â su Hija con Fulvio, que es rico,
assegura de esta manera su Caudal, y seguirá su
Casa en aumento: y sin pararse â examinár, lo
primero si es del agrado de ella, si es de buenas
costumbres, de igual edad, ô de regulár presencia,
se determina â tratarlo, dà el sì; y despues
entran las violencias, los ruegos
(aunque de esto poco) y las riñas: de tal modo,
que forzando aquella libre voluntad, y
amedrentandola con amenazas, y no pocas veces con
el castigo, la impone en un Estado contra su
gusto, su inclinacion, y su genio: ¿y luego? Luego
se dexan vér de tropèl todos los inconvenientes,
que no pre-viò su imprudencia; ô yá saliendo el
Marido jugadòr, vicioso, mal acondicionado; ô yá
desesperada la infelíz de sufrir un lazo, que en
véz de unirla blandamente, la ahoga sin piedad,
como un abysmo llama otro abysmo, ô por venganza,
ô por vil desquite se entrega â tantas ruìndades,
que todo viene por lo regular â
finalizarse en tragedia: pero quiero, que sea la
desgraciada de una paciencia heroyca, ¿por esso
dexarà de tenér una vida infelìz, triste, y agena
de toda alegria? No por cierto: vivirá muriendo, y
vendrá â acabàr â manos de su dolór, siendo el
objeto mas lastimoso de una violencia. Lo mismo
sucede en toda suerte de Estados, pues siempre que
no se mida la eleccion de los Padres con la
inclinacion de los Hijos, aquellos medios que
buscan, y apetecen para que vivan pacificos,
quietos, y honrados, son oportunos medios para
todo lo contrario, pues quando discurrieron
mejorárlos, es quando hicieron mas adversa su fortuna, pues nunca de injustos
antecedentes se hàn visto consequencias piadosas.
Cita/Lema
Incidit in scylam
cupiens vitare charybdim.
su misma necedàd le ha castigado,
y su propio deseo le ha ofendido: Assi el que injusto, y necio ha pretendido usurpar la eleccion del proprio estado,
quando piensa ambicioso que ha acertado
es quando mayor yerro ha cometido: El interès, la sangre, y la presencia, si falta voluntad no dàn contento,
que solo martyrizan la paciencia: Nunca hizo cosa buena un vil intento, pues siempre ha consegüido la violencia,
por quitàr un pesar, dàr un tormento.
Virg. II. Ænei.
Soneto El que â un riesgo se arroja inadvertido, por huìr un dolòr imaginado,su misma necedàd le ha castigado,
y su propio deseo le ha ofendido: Assi el que injusto, y necio ha pretendido usurpar la eleccion del proprio estado,
quando piensa ambicioso que ha acertado
es quando mayor yerro ha cometido: El interès, la sangre, y la presencia, si falta voluntad no dàn contento,
que solo martyrizan la paciencia: Nunca hizo cosa buena un vil intento, pues siempre ha consegüido la violencia,
por quitàr un pesar, dàr un tormento.