La Pensadora Gaditana: Pensamiento XIII
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Nível 1
Pensamiento XIII
Nível 2
Carta de una Dama
Nível 3
Carta/Carta ao editor
Metatextualidade
Señora Pensadora: Para que
vea Vmd. con toda su presumpcion de corregir abusos,
y enmendar el Mundo, que muchas veces tropieza, y
las mas se precipita, quiero ponerla delante una
experiencia, que está hoy pasando en mi casa, la que
por sus circunstancias contradice diametralmente su
opinion, è impertinente crítica en el asumpto, que
se ha puesto à motejar de la conducta de las Damas
Gaditanas. Vmd. no quiere que se tapen, que hablen
de noche en las dos mas célebres de el año, y que no
sean Marciales: ¡hay tal ridiculéz! Ciertamente,
señora mia, que es de un genio extravagante, y mal acondicionado: ¿por ventura pretende,
que todas las de su sexo se encierren, se
anacoreten, y se endesierten? ¿Han de ser todas de
una condicion ferina, y de un genio montesino? ¿Y la
sociedad amable, que tanto Vmd. declama? ¿Y el trato
civil, y político, que con tanto empeño lamenta su
abuso, y su falta? Yo creo, que Vmd. escribe, dé
donde diere, y à salga lo que saliere, quando sin
fundamento combate unos estilos tan propios de una
buena crianza, y tan hijos de aquellos corazones,
que nacieron para mandar, y ser obedecidos. Yo (à
Dios gracias) logro en esta Ciudad la opinion de
juiciosa, y de política: tengo dos hijas, que yà por
su edad, y hermosura merecian estár colocadas en la
mas alta fortuna: mi marido, que yà ha ocho años que
pasó à la America, socorre con abundancia lo necesario para un lucimiento mas que mediano:
con cuyas circunstancias, y las de mi modo de
portarme, siempre me prometì, que sin la menor
dilacion saldría del cuidado de las niñas; pero se
han engañado mis esperanzas, pues contra todos mis
intentos, ellas se están en casa, y mis idéas se
hacen inútiles, quando Vmd. muy preciada de docta,
sale con la media espada de sus sermones,
amonestando encogimiento, abultando recelos, y
pronosticando desgracias: ¡Valiente empeño! ¿Vmd.
sin duda querrà le diga las máximas de que uso para
conseguir mis intentos, aunque por mi mala suerte me
han salido fallidas? pues escuche lo que me pasa, y
tome de mì exemplo para saber lo que aconseja.
A el escribir esto, ha sido preciso
soltar la pluma, por acudír à la pasion de risa, que
me ha sorprendido, cosiderando las admiraciones, los
arqueos de cejas, y los espantos, que Vmd. Señora
Pensadora, habrà hecho, leyendo la sencilla
relacion, que la estoy dando. ¡Valgame Dios, y qué
de visages, y movimientos convulsivos habrá
practicando al leer mi acertada conducta, aunque
para Vmd. muy errada! Pues no se admire, ni estrañe,
que esto es lo regular, que yo, y todas las que
tenemos hijas Marciales executamos para salir de
cuidados. Ahora advierta Vmd. todas sus amenazas,
sus recelos, y sus temores frustrados; pues gracias
à mi fortuna, que no me ha sucedido ninguna de
aquellas infelices conseqüencias, que pronostíca; y
no porque yo esté siempre à el lado de mis hijas,
que es tanta mi confianza (supongo que
tales son ellas) que lo mas del dia me estoy
entretenida con la familia en las cosas de la casa,
dejandolas solas en el estrado con los que nos
favorecen: ¿pues qué, por esto se las han de comer?
Bonitas son las niñas para gracias: bien segura
estoy, no hay que recelar: ¿pues aunque muchas veces
he advertido demasiada intimidad con algunos de los
que entran, y con quien mas freqüentemente se
entretienen en sus chistes, y confianzas, esto no
encierra malicia, que son las pobrecitas de un
corazon muy sencillo, y se conoce, que nada tienen
estas cosas de particular inclinacion; pues con la
misma voluntad se disponen para ir à los Paseos, à
la Comedia, y à otras diversiones con unos, como con
otros: sì bien dos mocitos, Comerciantes
Estrangeros, son los que con mas fineza llevan el peso de cortejarlas: y estoy muy
contenta, porque están casados en su tierra, y no
hay motivo para discurrir nada malo, pues son unos
hombres muy ricos, y bien acreditados en el
Comercio: no obstante mis diligencias, tengo la poca
suerte de no verlas yá puestas en estado, lo que
atribuyo à mal influjo de mi estrella, pues siempre
he sido poco favorecida de la fortuna. Vea Vmd.
Señora Pensadora, cómo son quimeras todas las que
aconseja, y que no pueden tener mas existencia, que
en la triste fantasia de sus Pensamientos. Vmd. nos
quiere quitar los tapados, muy preciada de
Reformadora, y otras cosas, que son casi precisas
para nuestros ascensos; sujetarnos à parecer mugeres
de piedra, à que hablemos con un estilo sério, è
impertinente, y que abandonemos el gracejo, la
delicadeza de los chistes; y la ocasion
de lucir los entendimientos; quando yo con todas mis
máximas me veo muy lejos de mis esperanzas: errada
vá Vmd. no hay que replicarme, y si no, tome
experiencia en mí, que no he dejado diligencia por
practicar, para poner mis hijas en estado; y no
obstante todas ellas, son tales los hombres, que
pocos se dedican à este tan buen fin: deles Vmd. à
ellos diversiones, bayles, y Comadres, que todo vá
bien; pero el cargar con obligaciones, nada menos
que eso: ¡quien los creyera! Yá todos están
examinados de marrajos; y si acaso no se les pilla
quando principian à volar, en pasando este tiempo,
siempre es tarde. Con que si Vmd. hubiera
reflexionado estas razones, no se atreviera à
pretender, que las mugeres vivamos à la moda del
tiempo del Conde Don Per-Anzules: entonces eran los hombres mas sencillos, y nos
buscaban con rendimiento; pero ahora, ni aún con las
mas vivas diligencias se les puede meter en camino:
por cuyo conocimiento me he determinado à escribirla
esta Carta, para aconsejarla, recoja los
Pensamientos en que rebate estas preciosas
circunstancias de nuestros ascensos, ò se desdiga en
algun otro, dejandonos en aquella libertad amable,
en que hemos vivido hasta aquí; pues de lo
contrario, no faltarà alguna, que la busque, y
encuentre, por mas que se oculte, y castigue con las
manos los atrevimientos de su pluma. Soy de Vmd.
&c.
Nível 4
Narração geral
Es mi casa
freqüentemente visitada de los primeros
Cavalleritos de este Pueblo, de aquellos que mas
se distinguen por sus empleos, ò por
sus caudales; y con una marcialidad sin segunda,
no se niega la entrada à todo hombre decente,
aunque sea de las Naciones mas remotas: todos
procuran cortejar à las muchachas, y cada uno se
esmera en ser el primero en su estimacion: ellas,
que son un poco picarillas, y que saben muy bien,
(por advertencia mia) qua à nadie han de creer
sino que venga por via recta, esto es, para el
santo fin à que deben aspirar, oyen à unos, y
escuchan à otros, corresponden à aquel, y con esto
estamos divertidas como unas Reynas, y ellas van
poco à poco cobrando experiencia, para no errar en
la eleccion: es verdad, que hay algunas lenguas
mordaces de la vecindad, que murmuran tantas
visitas en mi casa, y que dicen, acude mas gente à
cortejarnos, que se hallò sobre Praga en esta
ultima Guerra: yo me rio, y como mi
fin nefasto, y bueno, pues se dirige à ponerlas en
estado, llevo con paciencia estas sátyras. Lo que
me suele desazonar grandemente son ciertos hijos
de vecino, que como tan chuscos, y atrevidos, se
cuelan sin sentir; y como por lo regular saben en
estas materias mas de lo que necesitan, me las
vuelven algunas veces el juício, y casi casi han
estado para darme una pesadumbre. ¡Reniego de
estos hombres! pues como no piensan mas, que en
peynarse, y componerse, y por lo comun es gente
desocupada, en entrando un par de estos, se
apoderan de los mejores asientos, y aunque despues
vengan otros mas de mi gusto, el diablo que los
haga levantar: crea Vmd. que me han hecho perder
mas de quatro buenas ocasiones, y que me parece,
que si no fuera por ellos, que yà
hubiera salido de mi cuidado: y no me ha quedado
por falta de diligencia, para evadirme de estas
desazones, pues muchas veces he dicho à las niñas,
les digan no vuelvan à casa: ellas (segun me
afirman) asi lo han executado; pero con todo no me
puedo ver libre de esta molestia: ¡Dios me libre
de ellos! Cierto Cavallerito Estrangero se iba
inclinando de lo fuerte à la mayor, y se conocía
claramente por su generosidad, pues no le dolian
prendas, siempre se estaba convidando, y que quise
que no quise, nos regalò muy bien: y quando estaba
yo mas esperanzada de este hombre, se atravesó un
maldito de estos pisaverdes Gaditanos, y no se qué
dió à la muchacha, que à el instante aborreció à
el Estrangero, y se entregó à favorecer este
hombre. No està en esto la gracia, sino es que apenas se vió correspondido, se ausentó de
casa, y se fue con sus engaños à otra parte,
quedandonos à la Luna de Valencia, sin uno, y sin
otro, y la niña tan apesadumbrada, que por poco la
pobrecita se muere: estuvo muy mala. Puede Vmd.
suponer, que no he dejado diligencia, que no he
practicado para conseguir mis deseos: discurro,
que Vmd. creerà habrà sido todo con el mayor
disimulo, y honradéz; pues mugeres de mis
circunstancias no se portan de otra manera. Yo
pago à un tiempo quatro Maestros, de Bayle, de
Musica, de Lengua Francesa, y el Peluquero, porque
de esta manera se hallen promptas para lucir en
todas partes: sus vestidos son los mas de moda, y
sus peynados los mas estraños; y ellas, con
aquella bella gracia que tienen, y como son tan
Marciales, no se enfade Vmd. que asi
se dice) llenan su papel con el mayor primor: yo
estoy hechizada con tales niñas, y las cuido
tanto, que en nada las dejo poner la mano, solo
piensan en sus adornos, en sus visitas, y en sus
Piques, en fin como mozas, que es razon, que
mientras yo las vivo, se diviertan, que despues
sabe Dios lo que serà: pues no obstante mis
achaques, como las quiero, y ellas se lo saben
grangear, soy la primera que me levanto en casa,
las llevo el chocolate à la cama, y cuido solo de
que la familia cumpla con su obligacion, y tenga
todo prompto para quando se vistan, que nada echen
menos: de este modo están contentas, y tienen
tiempo para peynarse, dár sus lecciones, y
mantener las visitas, que como son tantas, y en mi
casa les damos tan buena acogida, casi siempre
están acompañadas.
Respuesta
Carta/Carta ao editor
Muy Señora mia: Puede Vmd. creer,
que para leer su Carta no he consultado à los
ceños, ni à las ponderaciones, toda la costa se la he debido
à la risa: Vmd. pensó muy mal, quando discurrió, que
aumentaria con ella lo melancólico de mis reflexiones; pues
antes, por el contrario, ha sido una diversion gnstosa [sic]
su contexto: ¿pues quien no se ha de reir viendo que una
Dama cuya edad, segun se infiere, se halla en estado de
haber conocido la razon, y el desengaño de la juventud, se
manifieste tan acerrima defensora de los abusos mas
ridículos, y procure dár fuerza à sus réplicas con la
práctica indigna de lo mas odioso? He agradecido à Vmd. el
haberme dado motivo con su Carta, para que haya divertido la
pluma de otro asumpto, que por la reflexion de sus efectos
habia suscitado toda la acritud de mi crítica, y me tenìa
bastante desazonada; porque ha de creer Vmd. Señora mia, que
todo aquello, que escribe la pluma, me dicta le
[sic] pasion, y el amor à la verdad; de fuerte, que se
apoderan tanto las especies de mi idéa, que no pocas veces
me causan pesadumbre las conseqüencias sacadas por mis
discursos. El principal objeto de su Carta se dirige à
hacerme vér, que fueron inútiles mis Pensamientos de la
Marcialidad, del Tapado, &c. sacando por conseqüencia,
que son precisos, y necesarios los abusos rebatidos para mil
cosas, que Vmd. supone; y como à este falso supuesto tengo
respondido bastantemente en los mismos Pensamientos, pues
con leerlos se hallarán las contras de lo que Vmd. defiende,
quiero solamente en esta respuesta parár la consideracion en
el modo con que cria à sus hijas, modo, que era digno no de
hacer alarde de él por escrito, sino de desterrarle, y
apartarle de todo el Mundo por indigno, sospechoso de mil vergonzosos delitos, y por contrario à el
verdadero honor, unico fin de todas nuestras acciones.
¡Valgame Dios, Señora toda Marcialidad, que no le parezcan
repugnantes à la razon, y modo recto de obrar las licencias
ocasionadas, que permite à sus hijas! ¿No echa Vmd. de vér,
que ha tenido, tiene, y tendrá de esta manera arriesgadas
sus conductas, y expuestas miserablemente à ser el objeto de
la diversion de tantos ociosos, como permite pisen su casa,
siempre con menoscabo de su opinion, y de su inocencia?
¿Cómo quiere Vmd. que logren útiles alianzas, si ha errado
el camino de adquirirlas? Para la diversion, el bayle, la
Comedia, y el Paseo buscan los hombres, es verdad, mugeres
como Vmd. ha pintado sus hijas; pero para hacerlas
partícipes de su fortuna, è interesarse en su conducta,
buscan lo contrario, quieren todos mugeres
virtuosas, y laboriosas, no Petimétras, y baylarinas; pues
si apetecen estas diversiones, en las casas como la de Vmd.
y en los Theatros las encuentran á menos costa, y con ningun
riesgo proprio. Vmd. se queja de los hijos de vecino
altamente, y no sé por qué: pues si es la que manda en su
casa, ¡para qué se vale de las Niñas, que estas por lo
regular lo harán à el contrario? No le niego á Vmd. que son
fieros vichos, y que quitan el juicio à las que los
escuchan; pero esto se debe atribuír, no à su mayor
habilidad, sino à lo de un loco hace ciento. ¿Vmd. permite
en su casa entrada de hombres, que gasten, y regalen, y con
hijas mozas? ¡O, qué desgracia! ¿Si Vmd. se deja obligar en
mas de lo que puede satisfacer con sus posibles, à qué se
expone? ¿Tendrá aliento para reñir una osadía, estorbar una
locura à aquellos mismos, que poco antes la
obligaron con el regalo, el convite, &c.? de ninguna
manera; antes por el contrario, se verá muchas veces en la
precision de disimular, aunque interiormente se lo riña la
modestia, y el honor. Se consuela Vmd. en medio de sus
desordenes, y tiene por alivio de las que llama desgracias,
que los que festejan mas à menudo sus hijas, son dos hombres
Estrangeros, casados en su tierra, por lo que no recela nada
malo; dando por causa de su quietud, que son muy ricos, y
muy acreditados en el Comercio. ¡Valiente ignorancia! ¿Qué
querrá Vmd. que le diga sobre este asumpto, que no sean
admiraciones, temores, y desconfianzas de Vmd. de sus hijas,
y de esos Cavalleros? ¿Desde quando (cosa graciosa) la
riqueza manejada por mozos ausentes de sus casas, y tratando
tan de cerca con mugeres hermosas, y Marciales, ha sido origen de las confianzas, y puesto en fuga
los temores? Yo me persuado, que quando Vmd. dijo esto
estaba muy agena de lo que escribía, pues no conoció, que la
causa de vér sus esperanzas frustadas [sic] son esas
amistades, que solo dirigen sus pasos à la ruina de su
opinion. ¿No recela Vmd. la venida de su esposo, à quien es
preciso, que dén en rostro todas esas ocasiones, que permite
en su casa? Pero hace bien en no temer, pues quando se
dispuso para hacer el viage, yà tendría bastante conocido su
genio, y pasará sufrido por los efectos de èl, en su
ausencia. Pero lo que mas me causa admiracion, es vér una
madre sujetarse gustosa à servir de criada à sus mismas
hijas, y que mientras se están divirtiendo tan
arriesgadamente, se ocupe sin pudor, y cuidado en las
domesticas taréas, abandonando en esta accion la superioridad, que le es debida por ser madre, y la
estimacion, por verla tan mal ocupada: digo mal ocupada;
porque una madre, mientras tenga en casa hijas mozas, debe
hacerse servir de ellas, que asi lo piden las leyes de la
razon, justicia, y naturaleza. ¿Algunas veces no se ha
sonrojado de vér en sus hijas el poco respeto, con que se
dejan servir de su misma madre, quando estas debían, pues se
hallan en edad mas robusta, y con menos achaques, ser las
que se desvelasen en asistirla, y procurar su descanso, y
regalo, como mas necesitada, y como que tendrá gastada, y
aniquilada su salud en haberlas criado? ¡O, Señora mia, y
cómo veo, que asi Vmd. como todas las que la acompañan en
tan vergonzosa conducta, son unas mugeres sin juicio, sin
honor, y sin temor de que las censuren: no estrañe Vmd. que asi lo diga, pues su Carta es una
confirmacion de su ignorancia; pues en ella viene haciendo
alarde de lo que mas habia de ocultar, motejandome de
atrevida en mis juicios, quando estos son fundados en las
mas sólidas opiniones de una honrada conducta, por lo que no
temo ni su amenaza, ni las de todo el Mundo; pues siempre
que mis escritos dirijan sus progresos à vindicar la verdad
oprimida, y à ilustrar la razon ofuscada con los abusos,
tendrán por crecido premio de sus fatigas la mas cruél
oposicion de los procupados.