á ese par de teatros que divierten
al
Matritense vulgo, y le habitúan
á falsa idea de lo que es un
Drama;
que en las rudas molleras perpetúan
la no envidiable
fama
de absurdos é increíbles fabulones
en que el Poeta con el
arte juega
á la gallina ciega,
y á tientas gira, dando
tropezones?
Obras de D. Tomás Iriarte. Tom. II. Epist. I.
¿Y quién le dice á vm. que no tiene mil razones para estár sumamente enfadado conmigo por el poco cuidado que pongo en corregir las pruebas de los Discursos que imprimo? pero amigo, es tan azogue el genio que naturaleza me ha regalado, que se las puedo apostar al otro, que ponderando su viveza, y la particular volubilidad de su lengua, dixo rezaba el Rosario en ménos de una Ave Maria. Me es demasiado repugnante leer dos ó tres veces las pruebas, pues todo yo soy de primera impresion, y esta es la unica causa de lo poco correctas que salen las cartas que dirijo á vm. quien tendrá á bien le diga el modo de enmendar las erratas de mi numero anterior.
de
nuestro, lease del nuestro.
Pag. 712. lin. 1. dice, se verifique,
lease no se verifique.
Pag. 715. lin. 1. dice, no, lease
lo.
Pag. 719. lin. 7. dice, husa, lease
usa.
En la propia, lin. 16. dice, Y no es improbable que la
Iglesia que con la sangre humana asi sacada y se regare,
canónicamente manchada: debe decir: Y no es improbable que la
Iglesia que con la sangre humana asi sacada se regar, quedase
canónicamente manchada.
Si acaso en el citado papel advirtiese vm. otros descuidos de mas
sustancia, le pido me haga el favor de señarlarmelos para desdecirme,
para retractarme, para confesar que erré, pues no quiero sostener con
sofismas ni improperios mis ignorancias ó equivocaciones, remando contra
la razon y el buen juicio á guisa de ese insigne literato de los Países
Baxos del Parnaso en su Pasatiempo, cuya modesta y atenta produccion está
manifestando que su Autor renegó antes de ponerse á escribirla de todos
los sentimientos de providad, moderacion y buena crianza: y asi solo se
le puede contestar por ahora aplicandole aquella Decima de la discreta
Monja de México, en que hablando con otro : : : pintiparado á mi Suegro en defender sus desvaros, dixo,
intentas Forner molesto
porque
erraste lo compuesto
componer lo que has errado:
yerro cometes
doblado,
pues quando mil tretas usas,
con que confesar
rehusas
y en no haber culpa te cierras,
por escusar lo que
yerras,
yerras todo lo que escusas.
Podria decir muchisimo mas so-
Muy señor mio: No hay asunto mas digno de la atencion de vm.,
ni mas propio del objeto que vm. se ha propuesto, que la reforma del
teatro, que es la escuela del público, y donde al mismo tiempo que se
divierte, forma su corazon, y se llena de pensamientos nobles, “Un
teatro arreglado (dice el Abate Andres) puede
contribuir á la cultura de una nacion no menos que las escuelas mas
florecientes” Veamos, pues, el estado en que se halla nuestro teatro, y
veamos si se
Clamen como gusten los panegiristas del teatro: lo cierto es, que en el
presente sistema vienen á ser nuestras comedias el oprobio de nuestra
Religion, y el descrédito de una Monarquia, que tiene por cabeza un
Príncipe “que hace alarde del título de primogénito de la Iglesia, y que
de ningun otro timbre hace mas gloria que del de Catolico.” El horror
con que mira este religioso Monarca semejantes diversiones es una prueba
de lo dignas que son de proscribirse, y de que si presta su permiso, es
sacrificandolo á la máxi-
Si no estuvieran tan á la vista los objetos frívolos, indecentes é
impios, que son por lo comun el asunto de nuestras representaciones, sin
interes alguno político; y si no estuviera tan recientemente impreso el
Censor n.° 167. me detendria en hacer vér
quan repugnantes son á la Religion, y á la política las piezas que se
representan comunmente; pero seria agraviar una verdad notoria, conocida
de todo el mundo, el detenerse á probarla. Tampoco es mi ánimo echarla
de erudito refiriendo las tres unidades, y demas reglas que prescriben
los Maestros; son bien sabidos estos cánones tan autorizados por la
naturaleza, como desconocidos de nuestros Dramas. Mi objeto
principalmente se dirige a buscar la verdadera causa de este desarre-
Una de las razones que dan para mantener el teatro en el indecentísimo
estado en que lo vemos es, que asi agrada al público, y que siendo este
quien contribuye á sostenerlo es necesario darle gusto. Esta razon es
tan indecorosa á una nación culta, como falsa, y desacreditada por la
experiencia muchas veces. Quiero suponer, en gracia de los que piensan
asi, que por esta voz público se entiende la
gente soez, que no sabe distinguir de colores, y aun entendida asi,
repito que es falsa esta razon. Un Drama bien hecho ha de interesar
necesariamente al auditorio sea el que fuere, le ha de trasladar á
aquellas escenas que representa, y su estrecho enlace y trabazon le ha
de ligar de modo que le tenga pendiente y con ansia de saber el fin de
aquel personage que le debe la primera atencion: otro en mi lugar
hubiera dicho catastro-Comedias de figuron, que segun los juiciosos, son
las mas arregladas, acredita, que no prefiere el vulgo lo malo á lo
bueno en esta parte. Lo mismo se ha manifestado en otras
representaciones sérias. Fuera de esto, yo estoy muy lexos de
persuadirme á que el buen gusto, el decoro, la discrecion, y el juicio
del resto de la nacion se habia de sacrificar á la intima plebe. No es,
pues, esta la causa del estado lastimoso de nuestros Coliseos.
ahora (usaré de las palabras del Abate Massieu) parece que se ha
amortiguado aquella viva pasion que se le tenia. No se advierte que
el mérito de los Poetas haga grande impresion en los ánimos, y es
muy corto el número de aquellos que pudieran citarse, á quienes el
trato con las Musas ha ensalzado ó enriquecido.
No es mi ánimo emprehender aqui la defensa de la poesía, ni copiar lo que
á su favor expone sólidamente dicho Massieu, y
otros infinitos. Las causas que hacen odiosa á la poesía, pueden
contribuir admirablemente á su defensa: si una cancion amorosa turba el
ánimo, y lo inflama por los encantos de la expresion, por la misma razon
encenderá en la virtud una canción vir-
Harnero, ¿qué hombre sensato se ha de poner á trabajar una
Tragedia, ó Comedia para sacer al fin de muchas fatigas el titulo de
Coplero? por desahogo de mas
sérios estudios. Esta es la corona de laurel con que se honran
los Poetas de nuestros dias ilustrados.
Veamos ahora el interes pecuniario que consiguen nuestros Poetas. Tire
vm. la cüenta muy en favor del que imprime una pieza buena, que es la
unica ganancia que puede esperar; y cotégela con lo que le producen á
vm. sus papeles; verá vm. claramente que quando vm. no saque mas
ganancia, excederá muy poco la del Poeta, siendo asi que este ha gastado
tres, ó quatro meses, ó quizás años, y vm. ha-N. ¿hubiera abandonado el teatro por
entregarse á construir el C.? ¿No hubiera sido este Autor un bonus vir en dedicarse al grandísimo trabajo de
escribir Tragedias, que no le producian ni honra ni provecho, cuando
tenia á la mano la traduccion de una obra, que sin costarle grandes
dolores de cabeza le habia de valer muchos doblones, sin diminucion de
su crédito?
Moncines, los Valladares, y otros infinitos que por hacer una decima, ó una
comedia malísima son llamados igualmente Poetas? Diga lo que quiera
Vanieri.
Nomen, adoratum quondam, nunc pene
procaci
Monstratum digito, seram vel denique famam
Non auditoro
cineri post fata relinquens.
Diga lo que guste Ovidio
y en otro lugar
Vivam, parsque mei magna superstes erit.
Digan finalmente lo que se les antoje los amantes de la fama
póstuma;
A. B. N.