Zitiervorschlag: Anónimo (Hrsg.): "Carta XXXI", in: El Corresponsal del Censor, Vol.3\31 (1786-1788), S. 501-516, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.61 [aufgerufen am: ].


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Carta XXXI

Zitat/Motto► . . . Sum . . . Cachinno.

Pers. Sat. I. v. 12.

Soy tisueño y mordaz. ◀Zitat/Motto

Ebene 2► Metatextualität► Señor Censor.

Ebene 3► Allgemeine Erzählung► En mi Carta XXI participé á Vmd. la dolorosa noticia de que la Diosa Igéa, que dicen serlo de la salud, (aunque yo ni por lumbre como solemos decir, pienso suplicarla me cure del descalabro que padece la mia), habia dado en la cruel idea de mi-[502]rarme con mas descuido que la fortuna al mérito. No se me habia aun pasado por las mientes reflexîonar lo apreciables que son sus favores hasta ahora que experimento, bien á mi pesar, el valor de ellos, y la economia con que de un corto tiempo á esta parte me lo dispensa: por lo tanto despreciaba sus dones, sin hacerme cargo que podria escasearmelos quando menos yo lo pensase. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 3 Dicho y hecho, amigo mio: Al presente me encuentro con tan pocos, que he determinado economizarlos todo lo posible; pues salud y dinero son unas cositas que estimamos mas á proporcion que vamos teniendo menos. ¿Y como le parece á Vmd. que pienso dar una higa a todos nuestros Esculapios, y reirme de ellos hasta que me llegue la hora? Pues no ha de ser purgandome, sangrandome ni guardando una rigorosa dieta: no Señor: esto seria lo propio que llamar con campana á la pálida y aborrecible muerte. Otro secreto he des-[503]cubierto punto menos que infalible para robustecerme, y continuar algunos años haciendo número entre los vivientes. Este secreto se reduce á no leer, no meditar, no escribir, y por decirlo en pocas palabras, no hacer otra cosa que lo que hace qualquier automato, tal como un entretenido de Oficina, un Simplista con treinta ó quarenta mil reales de beneficios, ó un nono nieto de Zulem-Zegri.

Mas por si acaso no fuese suficiente este nuevo plan de vida que voy á emprender, para recuperar mi antigua sanidad, y estuviese próxîma aquella terrible hora en que dexe de ser, quiero antes que esta se verifique emplear los momentos que me resten, en utilidad mia y en loor de mi próximo; pues me seria mas sensible que la misma muerte dexar de mí un nombre odioso, y salir de este mundo cargado como muchos de la indignacion de mis conciudadanos Demasiado encendí la cólera de algunos, [504] y demasiado provoqué su venganza. Reniego una y mil veces de no se qué casta de amor propio, que me impelia á poner en execucion quantos medios creia oportunos para inmortalizar mi nombre, lisongeandome á guisa de los conquistadores con los combates, las ruinas y la desolacion. ¡Ah amarga y atormentadora memoria! y como para afligirme mas y mas, te complaces en acordarme el inhumano placer que yo disfrutaba en agriar las dulces satisfacciones de algunos Escritores (lease Escribientes) que jamas me habian hecho daño alguno; y aunque mi fin era bonísimo, pues no llevaba otro que el de desengañar á los Padres y Lectores de semejantes obras del ningun mérito de ellas, el medio tomado por mí, (¡con qué rubor hago esta confesion!) es forzoso decir que tenia poco de laudable, y asi muchos de ellos v. g. la Bouville, Juan Claro, los Alcorconeros y otros sapientísimos Señores tales y tan buenos como estos, [505] desconociendo tamaña fineza abominaban del remedio, y de la mano que le presentaba; porque al fin, al fin, Señor Censor, (tenga Vmd. esto entendido para los fines que haya lugar) todo el efecto de la mejor crítica, y de la mas modesta sátira, se reduce á disminuir nuestros placeres, y á mortificar nuestro amor propio, disipando una ilusion que nos agradaba; Ebene 3► Exemplum► siendo los mas de los Autores y Lectores semejantes á un quidam dichoso loco de Athenas que creia estar siempre oyendo poemas divinos, tragedias de Eschylo y Sophocles: y los críticos y satíricos al importuno y cruel Médico que se empeñó en curarle de tan agradable y lisongera mania. ◀Exemplum ◀Ebene 3 Abjuro tan arriesgado como inútil arte, asegurando á Vmd. que en el desengañado estado en que me encuentro, percibo los objetos diferentemente de como los veia en otro tiempo; siendo cosa muy particular que estando mis ojos próxîmos á cerrarse para siempre, se [506] abran y vean á hora mas que nunca: ¿pero de qué me admiro, si apoderada de mí la importuna y austera verdad me persigue en todas partes? Ahora sí que el error y las preocupaciones, se eclipsan y desaparecen como un sueño; ahora sí que me rodea una claridad pura que disipa quantas nubes ofuscaban mi razon en otro tiempo; y ahora sí que cada paso que doy ácia la tumba es un nuevo grado de luz: ¿mas quándo ha dexado de ser el último de nuestros dias el mas claro de toda la vida? De un golpe de ojo se ven las cosas mucho mejor de lo que las hemos visto en toda la carrera de los años. Asi pues, quiero que al modo de la lanza de Aquiles, curen mi lengua y mi pluma las heridas que tienen hechas; y si el tiempo ni las circunstancias no me permiten pedir perdon á cada uno en particular, sepan quantos esta Carta viesen, que mi ánimo era el de especificarlos todos, y echar el sello de mi úl-[507]tima opinion en estos luminosos monumentos, momentos destructores de toda pasion, pues no permiten que uno se engañe á sí propio, ni que engañe á los demas: y para que Vmd. vea que empieza el desengaño á hacer su efecto, y que conozco la obligacion que tengo de retrararme de casi quanto he dicho y escrito, ha de saber Vmd. que no dexo pasar ocasion en que no sea panegirista de lo mismo que antes fuí el mas cruel detractor; y habiendolo sido tan injustamente en algunos papeles de mi amada Patria, quiso mi buena suerte proporcionarme dias pasados la satisfaccion de defenderla de las negras injurias que contra ella vomitó en mi casa uno de esos hombres ancianos que se alimentan con celebrar las costumbres de los tiempos pasados, y murmurar de los presentes. ◀Metatextualität

Ebene 3► Allgemeine Erzählung► Es pues el caso, que luego que supo dicho sugeto mi indisposicion, vino á verme: á poco rato de visita cayó la conversacion sobre la pobre [508] Patria, y tomando mi hombre la taravilla, y enarcando á cada palabra las cejas, Ebene 4► Dialog► exclamó diciendo. “¡Oh tiempos! ¡Oh costumbres! ¿Quién diria allá en los mios que habian de llegar á ser tan calamitosos los presentes? todo vá perdido. ¿Es este el siglo ilustrado? ¡Qué trastorno de cosas! Apenas hay comercio; los matrimonios estan corrompidos; todo es una confusion, todo un desorden. ¡Ah Golilla! ¡Ah Vigotes! ¡Ah Españoles antiguos, y quánto mas sinceros erais en vuestras amistades! ¡quánto mas fieles en vuestras promesas! ¡quánto mas piadosas vuestras entrañas para con los desgraciados! Hoy no parece sino que Pandora nos ha regalado alguna caxa tan funesta como la de marras, y que llenó con ella toda la nacion de desgracias” ◀Dialog ◀Ebene 4 ¡Aqui dió un gran suspiro, y aqui calló!

Aunque yo tenia muy pocas ganas de responderle, pues mi indisposicion no me daba lugar á contesta-[509]ciones, no me fue posible contenerme, por lo que animandome quanto pude prorrumpí en estas ó semejantes razones.

Ebene 4► Dialog► Vmd., Señor mio, declama sin fundamento contra el tiempo presente, y encarece aquel en que su Magestad le echó á este mundo, como si los Jóvenes que vivimos hoy no estuviesemos informados de los absurdos que antiguamente se cometian, las preocupaciones en que estaban sumidos nuestros abuelos, y lo atrasados que se hallaban en todos asuntos, como probaré á Vmd. en pocas palabras, pues la situacion en que me encuentro no me permite explayarme tanto como yo quisiera.

Es muy notoria la injusticia que Vmd. nos hace, sentando que no tenemos comercio. Permitanme sus venerables canas (señal casi infalible de vejez y no de ciencia), se erizen mis negros cabellos al oir proposicion tan temeraria, incierta y tan ofensiva piarum aurium. ¿Acaso en los tiem-[510]pos de allende se hallaba tan extendido el Comercio como en nuestros felicísimos dias? ¿No estaba el pobre aislado entre quatro plebeyos, ó si Vmd. quiere quatro judios? ¿Ocupaba dicho ramo todas ó las mas clases del Estado, como sin que pueda dudarse las ocupa hoy? ¿Quándo fue Comerciante en España la Nobleza? ¿No tenia esta en horror semejante ocupacion? ¿Y qué sucede hoy? Todo lo contrario: hay pocos que no comercien, pocos que no trafiquen, y no solamente en paños, sedas, pedreria, &c., sino tambien en otros géneros de que no tuvieron nuestros mayores conocimiento alguno. Hoy ya comercian unos con su autoridad, otros con su proteccion, el bello sexô con sus encantos, y nuestros Autores de libros con sus nadas: ¿y aun se queja Vmd.? ¿aun declama? Sirvase reflexîonar maduramente el punto, y conocerá la ninguna razón que le asiste para quejarse de nuestro atraso en este particular.

[511] La corrupcion que Vmd. atribuye á los matrímonios del dia, es otro error muy clásico: mayor y muy mayor era el de nuestres antiguos en aquellos tiempos que tanto echa Vmd. de menos; porque pensaban que un Ciudadano se debia casar para sí solo; desconocieron absolutamente la libertad recíproca que hoy se observa en ellos; creian que una Duquesa, Marquesa ó Condesa, quando su conducta no era regular, perdia el honor con la misma facilidad que la muger mas ínfima de la plebe. De nada servian entonces las mugeres mas que de entender en el gobierno doméstico, en educar á sus hijos, y cuidar del esposo; pero hoy tenemos la felicidad de que nada de esto hacen, pues saltaron la balla, y gobiernan á todos los hombres, no siendo estos al presente otra cosa que péndulos, y el femenino devoto sexô quien señala las horas del juego, del teatro y del paseo. Ni aun la edad madura se substrae de su imperio, porque nada [512] es mas freqüente que el que una joven de veinte años diga á un hombre de cincuenta. Mientras en fuerza de tu obligacion habias de estar exâminando en tu despacho si Anselmo conservará ó no sus bienes y fortuna en el pleyto que litiga con Ricardo, y si Arnesto es mas digno de tu proteccion que Celestino; quiero me acompañes todos los dias diez ó doce horas, que contemples mi belleza, y que subscribas ciegamente á todos mis caprichos: y en realidad de verdad que aquel bendito hombre la obedece sin réplica. Amame mas que á tu esposa; y la ama: arruinate por mí; y se arruina. Solo allá en tiempo que hablaban los brutos mas que ahora, y esto es que ahora hablan que se las pelan, creian los hombres que los Altares y el Notario aseguraban á los maridos el dominio sobre sus mugeres; pero este error comun ha desaparecido como otros muchos, pues la naturaleza rompe hoy semejantes obligaciones y con-[513]tratos. ¡Oh felicísimo siglo! ¡Oh ilustracion, y quántos bienes nos han venido en pos de tí! ¿Tendrá Vmd. ahora valor para verter la blasfemia de que los matrimonios se hallan corrompidos, ni aun siquiera con principios de corrupcion?

Ningún niño de diez años es al presente tan sandio como nuestros antepasados, no pudiendo dar á Vmd. prueba mas concluyente de su imbecilidad que decirle, pensaban se necesitaba tener un Marquesado para ser Marques; creian que los ofrecimientos de atender y proteger á este ó al otro, debian significar alguna cosa. Entonces (segun he leido en algunas historias) desconocian los Militares la molicie, los Comerciantes la profusion, ninguno tenia la suficiente penetracion para ser perverso con entendimiento, y lo que es mas digno de llorar, eran tan profundamente ignorantes, que ni aun sabian el famoso arte de ridiculizar la Religion, y befarse de los mas [514] serios actos de ella: y hoy es constante que se halla entre nosotros esta ciencia en el mas alto punto: y aunque en otras tengamos muy mucho que envidiar á los Extrangeros (sordos sean nuestros Apologistas), en esta, sino les excedemos, estamos, si Señor, á la par.

Pensará Vmd. que he agotado todos los recursos para desimpresionarle del poco fundamento que tiene en afligirse, creyendo que aquellos pasados tiempos eran mejores que los presentes. No amigo; aun me faltan muchas pruebas que exhibir. Antiguamente solo las damas tenian privilegio exclusivo de conversar todas las mañanas tres ó quatro horas con el espejo; pero hoy consultan con él los hombres de mas alta categoria; y tanto, que dexa el Magistrado á Bartulo, dexa el Militar á Polibio, y el Abate dexa la Biblia y Santos Padres por las pomadas, aguas de olor, últimamente por el peinado de erizon, de cepíllo, ú otra moda. ¡Asom-[515]brosos progresos hemos hecho en todos asuntos!

Los antiguos eran incomparablemente menos industriosos que los modernos; y esto se prueba con un exemplito. Quando Vmd. nació todo sugeto pobre y de alguna (ó de ninguna distincion), se veia obligado á ser Militar, ó emprender unos pesadísimos estudios para adquirir su sustento. Hoy no se necesita fatigarse para lograrle, porque qualquier mequetrefe que se encuentra sin empleo y sin mérito que le haga acreedor al logro de alguno, toma el arbitrio de venderse á esta ú la otra por marido, y etele por lo comun mi hombre colocado: si no le sale bien este honrado ardid, esclaviza su libertad en obsequio de una casada ó viuda, por cuyo honesto medio consigue una expléndida mesa, viste profusamente, y aquella juiciosa Señora le paga todas las diversiones, aunque necesite para sobstener sus locuras deshacerse de todas las [516] joyas, pues nada importa con tal que consiga hacer de otro su ídolo.

Si nuestros abuelos tenian mejor fé en el Comercio, si su amistad era mas sincera, si eran mas fieles en sus promesas, de mas piadosas entrañas para con los desgraciados, y si el amor á la Patria era en ellos mas intenso que en nosotros; ¿son por ventura estas prendas otra cosa que virtudes del Paganismo? Las mismas florecieron antiguamente en Athenas y Roma : : : :  pero amigo, el estado de mi salud, como Vmd. vé, no me permite hablar mas tiempo. Si acaso me mejoro continuaré demostrando las infinitas ventajas que llevamos los modernos á los antiguos en costumbres, Artes y Ciencias. ◀Dialog ◀Ebene 4

Se levantó mi buen anciano, y despidiendose de mí, supe habia dicho al que me asiste, que yo estaba de mucho riesgo, porque la conversacion que acababa de tener con él no habia sido otra cosa que un declarado delirio. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 3 ◀Ebene 2 ◀Ebene 1