La Pensadora Gaditana: Pensamiento VIII
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Nível 1
Pensamiento VIII
Nível 2
Metatextualidade
Andaba mi vanidad atropellando mi
modestia, viendome adornada con el brillante titulo de
Pensadora, y ahora ha cobrado nuevas fuerzas su
atrevimiento, quando casi me mira poseer la habilidad de la
Astrología. Pronostiqué (aun sin levantar figura) á mis
Pensamientos muchos trabajos, luego que dirigiesen sus
discursos contra el sagrado respetable de los hombres; y
bien á pesar mio veo cumplido el pronostico; pero no por
esto desmayará mi pluma; pues teniendo á las Damas de mi
parte, como mas dóciles, y mas afables, con su patrocinio nada me queda que recelar. Todo los felices
progresos de mis papelillos son hijos de sus piedades; pues
amparandome por su igual, tratan mis borrones como de casa,
y los alaban como proprios; y ciertamente que siento haber
sido tan poco agradecida á tales finezas; pues parece, que
por lo mismo he procurado ocupar mi pluma, mas en la
inquisicion de sus defectos, echandoselos en cara, y
haciendolos públicos á todos; pero me alentaba el tener de
mi parte su aceptacion, y deseo de corregirse: que bien
sabía, que no me habia de suceder lo que con los señores
delicados hombres, que á el verse convencidos vivamente, con
el ruido desentonado de sus gritos me han obligado á
despertar de aquel dulce sueño, en que tan gustosa se miraba
mi imaginacion.
Nível 3
Sonho
Es la Poesía el mas proprio idioma del
alma, con el que excendiendose á sí misma, se
enfurece divinamente, para explicar aquellos
objetos, que mueven, ò su admiracion por heroycos, ò
su desprecio por ridículos: es un modo de conceptuar
tan dulcemente elevado, que con la hermosa symetría
de sus números, roba gustosamente las atenciones mas
descuidadas, sin que puedan eximirse de su imperio
la rusticidad mas grosera, ni la erudicion mas
profunda: todo lo arrastra, á todos mueve, y en
todos exercita el hechizo agradable de su harmonía;
pues es un dulce encanto, que aun entre las Naciones
mas incultas mereció la estimacion mas sublíme: es
el mayor realce de un entendimiento; y esta gracia,
con discrecion poseída, eleva á los hombres á ser
dignos objetos de la Fama. Tubo principio
esta hermosa habilidad en los corazones religiosos,
que para desahogar dignamente el fuego divino de la
adoracion á el Criador Supremo, exhalaron sus ansias
en tiernos hymnos, convidando con ellos à los
hombres á el conocimiento de la Divinidad. Pasó á
segundo exercicio su destino, que siempre grande, no
dió paso en sus principios, que no fuera por el
camino de el acierto. Para celebrar aquellas grandes
acciones de los Heroes, y excitar á la juventud à su
imitacion, compusieron numéricos elogios, que
reservados en la memori, aeran [sic] à un tiempo que
fúnebres exequias de los muertos, exemplares
estímulos de los vivos, cumpliendo en una accion con
dos obligaciones, como era hacer el obsequio debido
à sus pasados, y mover à una virtuosa embidia à los
presentes. No contenta la Poesìa con
estender su dominio sobre lo grande, dilató sus
límites à lo ridículo, y pequeño; pero siempre con
idéas sublimes, è intentos magnificos; pues viendo
que celebrando las acciones heroycas, se movian los
hombres á su imitacion, se propuso hacer asumptos de
sus sátyras los vicios, y ridiculizando las
extravagancias, logró muchas veces ver, que aquellos
que á los principios fueron el objeto de sus
picantes sales, pasasen avergonzados à ser la idea
de sus elogios, corrigiendo con aquel impulso el
desordenado proceder de sus pasiones. Tenemos à esta
hermosa hija de Apolo alabando la Deidad, y
empleando justamente sus primores en la explicacion
de su esencia. La admiramos celebrando las grandes
acciones, y conservando en nuestra memoria vivos aquellos, que por sus obras merecian
ser eternos. Tambien la divisamos gustosamente
entretenida, para hacernos odiosos los defectos
agenos con la sátyra, y apartarnos de aquella vil
imitacion con sus números. Estos son los empleos
dignos, y peculiares de la Poesía, y en estas cosas
se emplean propriamente sus métricas cadencias.
¡Pero qué desgracia! esta hermosa Dama, que toda
primores solo se entretuvo en preciosidades, está
por nuestros Españoles destinada à lo indigno, à lo
inútil, y à lo perverso, haciendo que sirvan sus
números de lastimoso tropiezo à los incautos; pues
envilecen su nobleza con emplearla en conservar en
la memoria de los hombres aquellas acciones, que
merecian ser entregadas à un eterno olvido. ¿No es un agravio claramente cometido
contra esta hermosa Deidad, destinarla por muchos de
nuestros patricios para alabar, perpetuar en la
memoria, y excitar à su imitacion los delitos mas
atrevidos contra el Cielo, el Rey, y la Patria,
quando la ocupan indignamente en esos asquerosos
Romances de nuestros Guapos Andaluces? ¿qué otro
empleo la dán mas, que obligarla à celebrar unos
hombres, que por viles, ò murieron entre las fatigas
de un lazo, ò à las iras crueles de una venganza?
¡Ciertamente ignoro cómo ha podido durar este abuso
tanto tiempo en un País tan culto, donde la piedad,
y religion tienen su asiento! No hay que replicarme,
con que semejantes producciones son despreciadas por
la gente discreta, que rigorosamente no se tienen
por obras de Poësía, por su estilo
humilde, y despreciable, y que solo andan entre la
gente mas ínfima del Pueblo, que esta réplica es el
mayor estímulo à mis reflexiones, y la que me obliga
à hacer eleccion de este asumpto. Tiene la Poësía,
como llevo dicho, dominio sobre los corazones de los
hombres, y los mueve insensiblemente à la imitacion
de los objetos de sus alabanzas. Habla con todos, y
à todos adequa sus conceptos, y segun el asumpto que
se propone, ò se calza el grave cothurno, ò el
humilde zueco, de modo, que regulando sus adornos
por la idea, unas veces la admiramos triunfante en
las batallas, y otras Pastora en las riberas; pero
siempre tan despótica de las voluntades, que
igualmente obliga quando noble, que quando villana,
siempre tiene la misma fuerza. Por esta
causa, quando injustamente hacen servir sus
cadencias en las Relaciones de aquellos hechos
indignos de nuestros imaginados Valientes, aunque no
la hermoseen con los primores proprios de su merito,
no por eso la quitan el dominio sobre los ánimos;
pues si entonces no mueve à los entendimientos no
vulgares, antes bien los causa nausea su lectura,
arrastra infelízmente à todos aquellos, que sin
facultades para distinguir lo apreciable de lo
inútil, se dexan llevar gustosos de lo aparente, y
estos, como por lo comun son los mas, es
regularmente el daño grande, y los sucesos funestos
repetidos. No se ciñe lo vulgar en este assumpto à
las monteras, y polaynas, se estiende lastimosamente
à las Ciudades, y à las pelucas, y hace estragos
funestisimos aun en aquellos que están
mas lejos de parecer apasionados de este delirio;
pero no es mi intento elevar la reflexion sobre
sujetos tan altos, los discurro con bastantes
principios, para que à la menor insinuacion reformen
sus ideas, quiero sí contentarme con hacer ver las
ruínas, que ocasiona este abuso en aquellos que se
proponen por objetos de sus valentías este, ò aquel
picaro celebrado en dichos Romances; pues llega à
tanta la locura en este asumpto, que mas de quatro
veces se han ocasionado peligrosas disputas sobre
hacer ridículos paralelos de las obscuras acciones
de sus fingidos Héroes. Raro será el miserable, que
haya finalizado su vida en la infámia de un
patíbulo, que no procurase imitar en sus
atrevimientos alguno celebrado por valiente, y que
no tubiese en la memoria una docena de estos Romances, tomando en aquellos pasages el
exemplar para los que premeditaba. ¿Cómo no se
moverá un infelíz tocado de esta locura à parecer un
Francisco Estevan, si vé de letra de molde
(circunstancia para estos casi divina) los sucesos
de su vida, y proclamado por inimitable en el valor?
esta sola será única prueba de mi discurso; pues es
la principal, y maestra, y la que encierra los
mayores delitos laureados; y no echen menos los
chistes en este asumpto; pues habiendo el inimitable
Quevedo compuesto sus Xácaras para desterrar este
infame abuso, tan llenas de sus naturales tales, y
no conseguido el fin, quiero en tono mas sério hacer
presente à los que pueden remediarlo los daños que
se originan; y no estrañen mi atrevimiento, que
muchas veces se consiguen cosas grandes
con instrumentos pequeños. Es el principal asumpto
de estos Romances hacer odiosos à todos los
Ministros, que zelan la Real Hacienda, y nunca se
ven nombrados, que no sea para hacerlos el blanco
del desprecio, pasando à tanto la osadía, que llega
à el sagrado de los Jueces. En la quinta parte de
los Romances de Estevan, alabando à este Picaro,
dice:
No se puede autorizar mas un atrevimiento.
Esto, que aunque fuese verdad, siempre fue un delito
contra la Divina, y Humana Magestad, ¿por qué se ha
de permitir que ande en las bocas de
todos, y que sea un exemplar para criar atrevidos?
Siempre somos inclinados à la libertad, y
aborrecemos la sujecion, aunque sea justa; ¿pues
cómo se corregirá, ni intimidará à tales generos de
gente, que todos los dias desfraudan à el Rey sus
Rentas, y atropellan sus Justicias, si ven con el
comun (aunque vulgar aplauso) celebrados estos
delitos, y que es el camino corriente para hacerse
memorables? ¿De donde nace el odio cómun, que
muestran las gentes à los sujetos, de qualquier
calidad que sea, que son nombrados para el resguardo
de las Rentas Reales? ¿De qué se origina la
delinqüente adversion con que se habla de las
Justicias, que han castigado, ò castigan esta infame
canalla? ¿de donde? de estos Romances. ¿Podrá aquel,
cuya atencion dedica à este género de
diversion, oír con gusto, y respeto el nombre de
aquellos Ministros, ò Jueces, que à el sugeto de su
cariño pusieron justisimamente en un palo? De
ninguna manera; antes herido vivamente de un nécio
dolor de ver muerto aquel hombre que era el estímulo
de su admiracion, aborrecerá de corazon à todos
aquellos que fueron causa de que finalizase la
carrera de sus vicios, aunque para él gloriosas
empresas. ¿Y qué se seguirá de aquí en lo presente?
Que quando algun infame delinqüente sea osado à
procurar executar iguales desátinos, si imita en
ellos à aquel cuya Relacion sabe de memoria, de la
misma manera odiará las presentes Justicias, y se
lastimará de la desgracia de aquel infelíz, no con
una compasion racional, sino delinqüente, que solo
excitará su lastima, porque quitan
del Mundo un Guapo, que era el terror de todos, y
que habia con su atrevimiento cometido delitos
enormes, bien que para él hazañas prodigiosas. Los
homicidios freqüentemente celebrados en este género
de Romances, son los materiales mas preciosos de sus
alabanzas, y por donde los gradúan con los nombres
de Terror del Mundo, Leones, Tygres, &c. y
no fueran mal traidos estos similes, si les diesen
la apropriacion correspondiente à sus fieras
brutalidades; pero la lastima es, que los elevan de
esta manera, à su modo de explicarse, à el grado mas
alto de invencibles, para alentar à los ignorantes à
su imitacion. En la primera parte de Estevan, dice:
¡Bella obra de caridad! ¡Gloriosa hazaña!
¿Qué han de hacer los infelices que leen esto, sino
dexarse llevar de esta locura? Semejantes desgracias
se vén repetidas en nuestros tiempos; y aunque
rectamente castigadas, mientras no se arranque de la
memoria de los hombres estos exemplares, servirá de
poco el castigo; pues siempre con mas facilidad
abandona la memoria lo contrario à su gusto, que lo
propicio à la inclinacion. Quiero antes que se me
pase esta especie, llamar la reflexion de mis
Lectores para que me ayuden à ponderarla: no
procuraré mas que hacer una leve
insinuacion; y cada uno en el fondo de su corazon, y
piedad, mire si son compatibles los delitos que se
celebran, con la casi continua invocacion de los
principios de los Romances. Tercera parte de
Estevan:
¡Qué súplica tan à tiempo, y para qué
piadoso sin solicitada! ¡No sé donde está el
entendimiento! Quiero dexár à todos campo abierto
para que discurran sobre este particular. Lo que mas
eleva este delinqüente sobre la
estimacion de los hombres, fue aquel atrevimiento
hecho en Granada con el Presidente de aquella Real
Chancillería: nos cuentan, que le pidió muy cortés,
que rompiese la criminal causa de sus feos delitos,
lo consiguió, y luego salió, en premio del desacato,
regalado del mismo Juez; y esta accion atrevida
contra Dios, contra el Rey, y contra la Patria, es
tenida por una de sus mayores hazañas. No contento
su atrevimiento, cuenta el necio Chronista de sus
hechos, que practicó lo mismo en Antequera, tratando
sin respeto à aquel Juez, quando dice:
¡Esto se imprime, y se permite que ande entre
la juventud, que por ser la mas indocta, es la mas
expuesta à ser viles imitadores de estos desacatos! Bien sé, que nunca habrá sido
reflexionada esta materia por los que pueden
corregirla, porque los grandes entendimientos pocas
veces se humillan à noticiarse de cosas tan rateras,
y despreciables; pero mi genio cabiloso à todas
partes se dirige, y de qualquier pelillo se agarra,
como encuentre abusos en que exercer su crítica.
Pero volviendo à mi idea: ¡Podrá darse mayor
atrevimiento, que elevar sobre toda alabanza à un
indigno, à costa del decóro debido à el supremo
nombre de los Jueces! ¿Serán inútiles los recelos,
de que este abuso sea la ruina de muchos, y la causa
de infinitas desgracias? ¿Será arrojo decir, que
todos, ò los mas que se entregan à la obscura vida
de los robos, homicidios, y contravandos tubieron su
theórica en esta escuela? No será, quando se miran
estas mismas cosas ser los fundamentos
sobre que estrivan el aplauso, la aceptacion, y
alabanza de aquellos Guapos. ¿Hicieron todos los mas
en el discurso de su vida otra cosa, que
contravandos, homicidios, y robos, hazañas para el
vulgo ignorante, por las que los eleva, y canoniza
por Héroes, conservando en la memoria unos objetos
tan llenos de vicios, y tan descaradamente
delinqüentes? Dirán muchos, que solo el ínfimo
Pueblo tiene este riesgo, porque es el que mas se
entrega à esta lectura. ¿Y el ínfimo Pueblo no es
acreedor, mas que los doctos (porque tienen menos
luces) à que se le aparte con industria, ò con rigor
de las ocasiones en que pueda pervertirse? ¿Son
acaso de poco momento las conseqüencias, que de esto
se originan? Bien sé que no, y todo entendimiento no
preocupado discurro me dará la razon. Aquellos Libros de Cavallerías, que tan felizmente
desterró Cervantes con su célebre Quixote, nunca
fueron tan perjudiciales, ni tan ocasionados à los
Lectores: en ellos se miraba lo fingido tan claro,
que el mas estúpido conocería el imposible de
aquellos cuentos: empleaban mal el tiempo, y le
gastaban en mil locuras inútiles, es verdad; pero
fuera del famoso Manchego, se atrevió à ser
Cavallero andante, y no obstante fue precisa su
correccion, y yá à Dios gracias estamos libres de
aquella peste; pero los Romances de los Guapos de la
Andalucìa tienen mil sectarios, y lo peor es, que à
cada paso se oyen con lastima las hazañas, con que
procuran imitar à sus Maestros en el arte de la
maldad: todo lo que estaba remediado quitando del
mundo, y de la vista de los hombres los aborecibles
escritos, que tienen por argumento
principal de su eficacia disfrazar los mas
vergonzosos, y atrevidos delitos, para mover à su
imitacion à los ignorantes, haciendo sean iguales en
los fines desastrados con aquellos de quien
aprendieron à ser indignos, valiendose para esto de
la agraciada Poesía, destinada solo para las Divinas
alabanzas, celebrar, y perpetuar en la memoria los
verdaderos Héroes, y ridiculizar, y hacer odiosos
los delitos.
Nível 4
Citação/Lema
Yá saben que su
exercicio
era andar à el contravando,
y que en el Andalucìa
Guardas, Ministros temblaron
de oìr su nombre, y los Jueces
tiemblan de verlo enojado . . . . .
era andar à el contravando,
y que en el Andalucìa
Guardas, Ministros temblaron
de oìr su nombre, y los Jueces
tiemblan de verlo enojado . . . . .
Nível 4
Citação/Lema
Sucediòme en un camino,
que me faltaron dineros,
y en la venta donde estaba
me reventaba el Ventero
porque le pague la costa,
y paguéle tan de presto,
que à la otra vida volando
se partiò, dexando el cuerpo . . . . .
que me faltaron dineros,
y en la venta donde estaba
me reventaba el Ventero
porque le pague la costa,
y paguéle tan de presto,
que à la otra vida volando
se partiò, dexando el cuerpo . . . . .
Nível 4
Citação/Lema
Santo Christo de la
Luz,
Señor de Cielos, y Tierra,
desatad mis torpes labios,
y dadle voz à mi lengua,
mientras la tercera parte . . . . .
En la quarta:
O Soberano Señor,
que sustentais tierra, y Cielo,
gobernad mi rudo estilo,
dad luz à mi entendimiento,
para que cante, y explique : : : : :
. . . . . . . . . . . . . . . .
porque no quede en bosquejo
este arresto temerario . . . . .
Señor de Cielos, y Tierra,
desatad mis torpes labios,
y dadle voz à mi lengua,
mientras la tercera parte . . . . .
En la quarta:
O Soberano Señor,
que sustentais tierra, y Cielo,
gobernad mi rudo estilo,
dad luz à mi entendimiento,
para que cante, y explique : : : : :
. . . . . . . . . . . . . . . .
porque no quede en bosquejo
este arresto temerario . . . . .
Nível 4
Citação/Lema
Embidiosos mas de
ciento
tubo, y en particular
el Corregidor sobervio
de la Ciudad de Antequera. . . . .°
tubo, y en particular
el Corregidor sobervio
de la Ciudad de Antequera. . . . .°