La Pensadora Gaditana: Pensamiento II
Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-08C-53
Nivel 1
Pensamiento II
Nivel 2
Metatextualidad
Impaciente tu curiosidad, excitada
de un Prólogo tan largo, y pesado, habrá estado aguardando
este mi primer discurso, para tantear si corresponden los
efectos á mis promesas: pues yá le tienes delante; pero no
esperes vér mis escritos llenos de palabras hinchadas,
clausulas pomposas, frases inaudítas: no, no lo esperes; soy
naturalmente opuesta á tales modos de explicacion, y
gustosamente inclinada á el sencillo, y familiar estilo:
este, acompañado de una buena intencion, y de la verdad,
discurro logrará mejor el efecto á que se dirige mi pluma:
corregido te quiero; enmendada te deseo; si asi lo consigo,
canonizaré mi méthodo por el mas elegante.
Todas estarán en la inteligencia de que dará principio mi
génio pensador por las extravagancias de los hombres,
dandoles una mano como se merecen, desquitando en parte las
muchas que nos deben; pues no, señoras mias, si Vms. lo
aguardaban, tengan paciencia, y aguanten, que la caridad
bien ordenada, principia exercitandose en cosa propia, y
quiero primero que me deban un aviso, y una reprehension;
porque como las amo de veras, y soy interesada en sus
aciertos, ó desbarros, intento apagar el fuego de casa antes
que el del vecino: dexarles, que esta semana se alegren, que
mas pensamientos hay que longanizas, no se quedarán sin su
merecido: aunque muevo con violencia la pluma en este discurso, por las especies que se me atropellan
contra estos enemigos de nuestro sosiego, y quietud; pero
pues estoy determinada, paciencia, y á la obra.
Nivel 3
Fábula
¿Qué encontrará el mudo
silencio de los Peces fuera de las aguas? ¿Qué alcanzará
la laboriosa Hormiga con vestirse de plumas, y subirse
por esos ayres? ¿Las simples Avecillas, que en la
ligereza de su vuelo aseguran su inocencia, qué
conseguirán humillando sus elevados destinos á la
tierra? ¿Qué? perecer, y morir: pues con ignorancia
descuidada, olvidando las precisas qualidades de su sér,
y constitucion, se arrojaron por diversion, y pasatiempo
(digamoslo de una vez) se atrevieron con un marcial
descuido á salir de su centro, de su estado, y
discurriendo lograr nuevos quilates de primor; los Peces el respirar un aura mas pura; las
Hormigas el elevarse á las nubes con la nueva moda de
sus alas; y las Aves, olvidando el sublíme sér de su
naturaleza, el humillarse á los lazos, y peligros de la
tierra, solo consiguieron ser despojo anticipado de la
muerte, engañados con el especioso pretexto de mejorar,
y hacer vér sabían vivir en todos elementos. ¿Si à el
ver esta desgraciada suerte (suponiendo ser estos
animales capaces de responder) se les preguntase la
causa de su ruina, qué dirán? Responderian los Peces,
que pagaban injustamente el laudable deseo de saber mas;
pues procurando salir alguna vez de las silenciosas
moradas de su centro, para lograr el ruidoso ambiente de
la tierra, se veían perecer míseramente à el golpe fatal
de su desprevenida curiosidad. Las Hormigas
dirian, que cansadas ya de habitar las tristes, y
pequeñas cabernas de sus cuevas, sublevado su génio de
la maravillosa moda de las Aves, pues con sus alas
registraban mas de cerca los hermosos rayos del Sol, por
imitarlas habian pretendido, y criado alas, y elevadas
con ellas à otra esfera agena de su naturaleza,
rigorosamente encontraban la muerte, donde discurrieron
hallar nuevos modos de aumentar, y abrillantar su vida.
Las Aves entre musicos suspiros de su desgracia,
alegarían, que al penoso exercicio de estar siempre
elevadas, y sublimes en la excelsa constitucion de su
naturaleza, por desahogo, y descanso de tan sério, y
distinguido modo de vivir alternaban, con descender
muchas veces à revolcarse, y arrastrarse en las
humildades de la tierra, abandonando lo excelso de las nubes; pero que habian hallado entre
los engañosos lazos de la envidia la pérdida de su
libertad, y de su vida. ¡Pobres animales, que porque con
marcial desahogo quisieron aliviarse, y divertirse una
vez de las reglas en que les constituyó naturaleza, han
de morir miserablemente! ¡Fuerte rigor! ¡Cruél destino!
¡Pero estraño modo de discurrir! ¿Qué les habia de
suceder, si abandonando las leyes de su sér, y vida, se
habian atrevido à salir de su centro, elevarse de su
estado, y humillarse de sus prerrogativas? Si señoras
mias, esto nos sucede à las que desprevenidas, y ciegas
nos arrojamos à seguir las caprichosas preocupaciones de
la necedad, y poca modestia.
Nivel 3
Ejemplo
En el tiempo que se hallaban
en estado de hacer lícitas conquistas (hablo de las que
se quejan, y me insultan) Vms. digo, se valieron para
rendir sus maridos, del chiste, del gracejo, del bayle,
de la discrecion, y no perdonaron medios, que no usasen
para hacer valer estas gracias: hasta aquí vamos bien;
lo peor fue, que por ser mas Damas, mas graciosas, mas
discretas, y por hacer lucir mas su ayroso arte en el
baylar, todas estas cosas, que en la realidad son dignas
de alabanza, si se usan con una discrecion virtuosa,
todas, todas se echaron á perder practicandolas con
marcialidad. ¡Con marcialidad! si señoras, con
marcialidad: esta fue la que les hizo desabridos sus
chistes con el poco recato: deslució su gracejo con
hacerse comun: afeó su bayle con la poca
honestidad; y ocultó su discrecion entre el confuso
tropel de pensamientos libertinos, mas propios de gente
de Theatro, que de Damas á quien el pundonor debe ser
inseparable. Llega despues el desengaño, y quitando el
velo de la passion ciega de los ojos del marido, como
todos regularmente quieren sean sus mugeres unas Santas,
aunque ellos sean unos Diablos, y les hace conocer que
se hallan casados con una señora de Marcialidad
remarcable, y ellos, por haberlas escogido de esta
naturaleza, se infiere no son de génio, y proceder
bueno, al punto se inquietan, se ponen desabridos, y
mudan de estilo, porque su malignidad, causada por
nosotras mismas, infiere unas conseqüencias de
antecedentes, que ni à Vms. les gustará el oirlos, ni à
mí estado es lícito decirlos: por esto
siempre temerosos, siempre impacientes, siempre
gruñendo, maldicen su fortuna, su casamiento, y
aborrecen las mugeres. ¿Esto es verdad, señoras mias?
¿Se fundan mis pensamientos ahora? ¿No es verdad, que
Mariquita, y Pepita, aquellas de quienes Vms. se
burlaban con marcialidad quando solteras, llamandolas
encogidas, tontas, inaguantables, y huían de su
compañia, porque no eran Marciales, y porque con gusto
honrado, y digno de envidia vivian segun su estado, é
ignorando lo que era marcialidad, y sus efectos, no
pensaron mas, que en llenar admirablemente el
cumplimiento de su obligacion, sin salir de aquellas
lineas, que la Religion, el pundonor, y el buen gusto ha
puesto à las Doncellas, que han de vivir como tales; no
es verdad, que estas se hallan hoy casadas
con hombres de estimacion en la República, queridas, y
celebradas de sus maridos, sin que estos se cansen de
estimarlas, porque el desengaño nada ha tenido que
advertirles? Las quisieron virtuosas, y las tienen
virtuosas: ellas les conquistaron con el recato el
miramiento, el pundonor, y el retiro, y asi ellos no
tienen de que arrepentirse, porque se hallan con mugeres
recatadas, de miramiento, pundonorosas, y retiradas;
porque valga una verdad, señoras mias, los hombres que
mas celebran las marcialidades, interin que les son
útiles les festejan, y aplauden; pero en el fondo de su
corazon son los primeros que principian à murmurar, y
desagradarse de nosotras, porque todas las cosas reciben
valor intrínseco de sus mismas qualidades: si estas son
malas, no es de estrañar lo que se
llora, y lamenta. Y assi, señoras mias, volvamos una vez
por nuestra reputacion, no salgamos de aquellos fueros,
con que nuestra mas respetable antiguedad se ha
conducido en nuestras Heroynas Españolas, que contentas
solo con el cuidado de sus maridos, é hijos,
aborrecieron como peste todas aquellas agenas
extravagancias, que guian su veneno à la sencilléz del
ánimo, y à la inocencia de una vida à que debemos
siempre dirigir nuestros pensamientos: no salgamos de
nuestro centro, y propio estado, no nos suceda lo que à
el Pez, la Hormiga, y el Ave.
Metatextualidad
Se advierte, que habiendo escrito
este Discurso algunos meses ha, sin intencion de que se
diese à la Prensa, por obedecer, y obsequiar à
una Amiguita mia hoy me veo en la precision de publicarle
sin inovar cosa alguna; porque el impulso, que me alentó à
escribirle, me quita las facultades de enmendarle.