Référence bibliographique: Joseph Álvarez y Valladares [José Clavijo y Faxardo] (Éd.): "Pensamiento XXI", dans: El Pensador, Vol.2\021 (1762-1763), pp. 223-252, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.596 [consulté le: ].


Niveau 1►

Pensamiento XXI

Niveau 2► Metatextualité► Seamos imparciales: esto pide la razon, y la justicia. El Discurso antecedente ha hecho vèr parte de la ridicula ociosidad, ò indolencia, de que está llena la vida de las Damas. ¿No es justo, que tambien sepamos los vicios, que acompañan à la de los hombres? Sì por cierto. Los dos sexos son fértiles en necedades; y casi ninguna podemos atribuìr á las mugeres, en que los hombres no seamos tambien cómplices. ◀Metatextualité Lo demás es cuento. Tan ridiculos, y tan extravagantes somos unos, como otros. Nosotros nos hemos levantado con el Magisterio: hemos pretendido dár el ayre, y el tono; y á fuerza de decirlo, y repetirlo millares de veces, hemos venido á establecer el systéma de que las mugeres sean [224] mas defectuosas; pero yo no quisiera salir por fiador de esta verdad, pues examinada la materia con desinterès, serìa seguramente muy problematica. Estoy persuadido, de que todos los vicios, y todos los defectos, que se condenan en el uno de los dos sexos, se encuentran en el otro. Si hay mugeres ligeras, inconstantes, engañosas, y malignas; tambien hay hombres maldicientes, frivolos, sin fé, sin solidéz, traidores, y crueles; y el numero de éstos no es menor que el de aquellas.

Niveau 3► Los que han vivido en el mundo, y llegado à conocerlo, saben por experiencia, que hay muchos hombres, que no solo estienden los defectos, que suelen atribuirse à las Damas, hasta la raya á que éstas acostumbran llevarlos; sino que procuran hacerles muchas ven-[225]tajas, y lo consiguen. Hétéroportrait► Pongamonos por exemplo algun Caballerete, de estos que llaman Petimetres, y que, para decirlo assi, andan en la maroma. No es creìble el cuidado de este Narciso, á fin de no ajar su belleza. Acuestase con guantes para conservar la blancura de las manos, y con papeles puestos en el pelo, para que mantenga el rizo; y no falta alguno, que conserva aùn por la mañana tal qual reliquia de los emplastos, en que ha puesto su rostro en infusion durante la noche. Antes de levantarse de la cama consulta con su Criado el vestido que debe sacar à luz en aquel dia; y acabada felizmente la conferencia, sale de su lecho á pensar en nuevas necedades. Apenas dos Criados, despues de trabajar una, ò dos horas, vienen al cabo de preparar sus ador-[226]nos, y ponerlo en estado de passar al Tocador. Alli empieza la mas graciosa de todas las scenas. El aparato de Brasero, Hierros, Polvos, Alfileres, y Pomadas suele ser magnifico; y el Ayuda de Camara empieza su ministerio por enredar el pelo, cargarlo de sebo, y manteca, y llenarle luego de polvos el rostro, y la cabeza. En esto se passa muy bien media hora, y despues entra el peynado de ala de pichon, de grana de espinacas, ò de alguna de aquellas modas, que tan dichosamente ha inventado el genio de los hombres, y en que muchos de estos hacen consistir su merito, y talentos. En fin, quando se cree que el Tocador de este Mozalvete está acabado, y que solo le falta, para lograr desmentir enteramente su sexo, colocar un poco de color en las mejillas, y [227] un par de lunares en parage que hagan gracia, y symetrìa, repara en un rizo, que no está puesto con arte; en que un lado del peynado abulta algo mas que el otro; y que de una parte cae alguna linea mas que de la otra. Se enfurece, llena de oprobrios al Criado: de nada sirve todo lo hecho; y se empieza de nuevo el Tocador, que suele ocupar casi toda la mañana. ◀Hétéroportrait

Aun en los Jovenes, que llamamos Pisaverdes, gente ociosa, sin destino, ni ocupacion, serìa muy reprehensible esta conducta. Jamás puede haver razon para perder tan infructuosamente un tiempo tan precioso. ¿Què huviera dicho de nosotros un Romano de aquellos varoniles, que conociò la República en los tiempos de su esplendor, y su grandeza; y què concepto huviera formado de nuestro [228] valor, juicio, y costumbres al vérnos afeminados, y ansiosos de imitar á las mugeres? ¿Què huviera pensado al vér, que sufren tres, ò quatro horas de martyrio, por el vano adorno, los mismos hombres, que serian incapaces de sufrir una ligera incomodidad por el beneficio de su Patria? Lo peor es, que no solo incurren en esta ridiculèz los Mozalvetes: yo véo, que hay Tocador en todas las classes, y en todos los estados; y que esto de cuidar de la hermosura, real, ò imaginaria, y procurar mas adornos, que los que pide la decencia, es un contagio general, de que estàn tocados casi todos los hombres. Algun Abate gasta en polvos, pomadas, y encajes de Inglaterra mas de lo que se necessitarìa para mantener una familia honrada; y no faltará Soldado, que si [229] tenemos otra guerra, quiera poner su Tocador en la trinchera, y perfumar la polvora. Cosas mucho mas ridiculas podria decir de otras professiones. Hablo de estas, porque las creo mas instruìdas, y menos delicadas. No se quedarán las otras en el tintero; pero esperemos tiempo mas sereno.

Hétéroportrait► Vistese nuestro Petimetre: manda poner el Coche, y sale à hacer alarde de su figura en todos los Estrados. No parece sino que lleva azogue en los pies. En todas partes entra, y en ninguna se detiene: no vá tanto por vér, como por ser visto. Habla de novedades, y de modas, y alaba el gusto de las Señoras en los vestidos, y el peynado. Creen éstas, que es por lisonjearlas, y solo es porque le alaben el gusto del peynado, y la estrañeza del vestido. Estos son [230] los negocios de importancia en que gasta su tiempo; y hay tal Petimetre, que estima en mas el ser conocido por este epitecto, y las alabanzas, que suele adquirir su buen gusto, que todos los elogios debidos á las acciones mas dignas de la humanidad.

De casa en casa, llevando consigo à todas el fastidio, y la displicencia, y sin parar en otra, que en la de su Cortejo, passa este insensato toda la mañana, corriendo como un extravagante por todas las calles, sin objeto, ni motivo. El sabe, que los Señores acostumbran hacer muchas visitas, y quiere darse ayres de Grande, entrar á qualquier precio en las concurrencias, y tomar un baño entre Excelencias, y Señorìas, que no dexa de tener un influxo bastante poderoso para las fortunas, [231] y estimacion del resto de la vida.

La tarde la destina este Adonis á la Comedia, ò el Passéo. Entra en aquella tambien de aventurero. Pide la lista de los Aposentos: encuentra los nombres de tres, ò quatro personas, que por efecto de urbanidad, y buena educacion le han dado alguna vez los buenos dias. No necessita mas: toma de memoria los numeros, y sin otro ceremonial que el de su fatuidad, và passando revista à todos, è incomodando à gentes, que no han pensado en associarlo à sus diversiones, ni echarian menos su compañia; pero un Petimetre de los nuestros passa por todo: abusa de la bondad de sus Conciudadanos, que no tienen mas motivo, que su civilidad para dejar de despedirlo como merece; y cree honrar las Assamblèas con su presencia. [232] Estas son las idèas, que les inspiran la vanidad, y el orgullo: su necia credulidad les tiene vendados los ojos, y viven entre las gentes para ser su martyrio.

Por la noche se introduce mi Petimetre en alguna Tertulia, ò en casa donde haya bayle, musica, ù otra diversion. Si hay bayle, alli luce su habilidad, y es hombre de provecho. Es verdad, que esto de baylar con gracia no lo entiende, ni sabe llevar su cuerpo, su cabeza, ni sus brazos con aquel ayre de elegancia, y de nobleza, que pide la danza para ser agradable; pero en cambio es un baylador infatigable. Sabe de memoria todas las contradanzas corrientes; y para las que no son de tabla trahe en el bolsillo un tomo de contradanzas Inglesas, que es toda su Bibliotheca, y en que hace todo [233] su estudio. A mas de esto, sabe el modo de dár impulso violento à las ruedas, aunque sea con peligro de hacer caer un par de Señoras; y con estas, y otras semejantes habilidades pretende establecer su credito, y passar por hombre de importancia.

Las Academias de Musica no le son menos favorables. Aprende media docena de arias, de aquellas que están en mayor auge en la estacion: canta alguna de ellas cada semana, y procura tener alguna nueva, à quien dà honores, y titulo de su favorìta, y que por lo mismo logra el privilegio de ser repetida cien veces, sin que nadie tenga motivo justo de criticar su eleccion. Con este socorro, y variandose frequentemente los parages, y los concursos, tiene caudal para mucho tiempo, y suele pas-[234]sar por virtuoso de Musica, el que no conoce ni aun el valor de las notas.

Si el Petimetre tiene algun conocimiento de la Musica, sus pretensiones suben de punto, y no se contenta con menos, que con passar por un excelente Compositor. La empressa serìa ardua por el camino ordinario; pero el ingenio todo lo vence. Se hace traher de Napoles, ò Roma algunas arias acabadas de salir de mano del Maestro, ò que por la antiguedad de su fecha sean yá desconocidas. Guardalas con sumo cuidado, aunque hay exemplares de alguna negligencia, y tiene las letras de memoria. Oye cantar á alguna Señora, à quien se le ha antojado cortejar; aplaudela su voz, y estilo, y se ofrece à componerle una aria, para lograr la honra de que la Señora la cante; y aqui entra lo mas [235] fino. A fin de hacer vér su habilidad, y que toda letra le es indiferente, pide que se le dé una, qualquiera que sea. Pero por fortuna suya las letras no se hallan tan à la mano, y mucho menos desde que nuestras Damas han dado en la debilidad de cantar en Italiano: Idioma, que las mas no entienden, y que aun sin contar con su poca, ò ninguna sensibilidad en la práctica de semejantes habilidades, las obliga à cantar como estatuas, sin gusto, sin interès, y sin dàr mas señal de vida, que la de abrir los labios. Mientras la Dama anda buscando una letra, propone mi Presumido, como ocurrencia de aquel instante, alguna de las que tiene compuestas. Aproposito (dice) ¿què le parece à Vm. esta Aria?

Vo solcando un mar crudele

[236] Senza vele

E senza sarte.

Preme l’onda: il ciel s’imbruna:

Cresce il vento, e manca l’arte, etc.

Es de las mas lindas de Metastasio, y sobre ella puede hacerse una muy bella Musica.

La Señora se conviene. El Señor mio se vá à su casa: copia muy descansadamente aquella misma aria: trahela à la Señora, se la canta, y tal vez se la enseña; y lo ordinario es adquirir por medio de este robo una amistad, que tal vez echa raìces de diferente especie, y suele subsistir aun quando se le llega á conocer por plagiario.

Las Tertulias, en que solo hay conversacion, suelen ser muy favorables à los Mozalvetes, y suelen tambien humillarlos. Esto pende de la buena, ò mala calidad de [237] la Tertulia. Si se compone de personas cuerdas, è instruìdas, no pueden hacer figura en ella unos entes sin instruccion, y sin cordura. Si de gentes ignorantes, y ridiculas, alli es su centro, y el parage en que mas brillan. Alli dicen frioleras, y necedades, unas veces con entusiasmo, y otras hablando con proverbios, y equivocos: aquellos bajos, y triviales, y éstos poco decentes. Alli ponen en práctica los ensayos, que han hecho delante de un espejo, para copiar el gesto, y ademán de los Cortesanos; y contrahechos, y afectados hasta en el lenguage, se muestran tales, que pudieran servir de diversion, en lugar de monos, à los Grandes, y personas de genio, à quienes han querido imitar. Unos se encargan de hacer reir à los concurrentes, y aun lo previenen al [238] empezar un cuento arido, y desabrido como ellos mismos; pero se engañan miserablemente. Ignoran no ser este el camino: que es precioso sorprender el gozo, y excitarlo agradablemente; y sucede que la ley de reir, que han impuesto, queda nula, è inutil: que ellos se vén obligados á reir solos, y los demás se burlan de la tonta presuncion de obligarlos à reir à pesar suyo. Otros hacen profession de corredores de noticias, llevando de una parte à otra, y de Tertulia en Tertulia los chismes, y noticias, que su incessante afan les ha adquirido en el dia; pero con la fatalidad de una memoria débil, que no les permite contar con exactitud lo mismo que han visto. ¡Pobre de la persona que es assumpto de estas abominables conversaciones! Sus defectos ván á ser publicados, y obscurecidas sus [239] virtudes. Dentro de pocos dias hablarán de ella en todas partes; pero hablaràn mal y deberà este beneficio á la necia passion de hablar, que tienen semejantes hombres, y que, por no saberse moderar, los precipita á entrar en curiosidades dañosas á muchas reputaciones inocentes. ◀Hétéroportrait

Otros vichos hay en las Tertulias, quizá de peor calidad que los precedentes. No hablo de los que se sientan con el Cortejo al extremo de la sala. De estos he tratado yá en otros Pensamientos; y bien que se acabaria antes el papel que la materia, no es mi intento bolver à tocarla por ahora: ocasiones mas oportunas se presentaràn, y recorrerémos el campo, para vèr què fruto ha producido mi trabajo. Otros hay, que solo estiman las assambleas por tener un cierto con-[240]curso, à quien dár parte de sus fortunas, ò de sus vicios; y estos son para toda persona, que tiene sentimientos de honor, y de religion, los mas intolerables. Se pueden perdonar á los hombres las extravagancias, y fatuidades ridiculas, y despreciables, pero introducidas en la sociedad; mas no hay valor, no hay sufrimiento que baste para vér que se desacredite á una muger respetable, aun quando su debilidad la haya trahido al extremo de dexarse seducir. Sin embargo, vémos que hay de esto, y tambienn [sic] que hay mucho. ¿Se puede dár dolor igual al de tocar todos los dias, y casi palpablemente, que nuestros compatriotas no saben tomar de los estrangeros sus virtudes, y solo se apliquen á imitar sus vicios? Nuestros Españoles fueron en algun tiempo muy silenciosos, sin que huviesse [241] amistad bastante para confiar aventuras de esta naturaleza. Hoy, no solo se hace gala de contar, y publicar las verdaderas, sino que se fingen ¡O tiempos! ¡O costumbres!

Vé aqui en globo las honradas expediciones de una grande parte de nuestros Conciudadanos, insensibles à los impulsos de la razon, y delicados en la menor cosa, que suene à corregirlos. En esta inaccion passan su vida, entregados la pereza. ¿Dónde estàn aquellos Ciudadanos endurecidos en la fatiga? ¿Qué se han hecho los Españoles, que desafiaban el rigor de las estaciones mas incomodas: que entregaban sus cuerpos à los trabajos mas rudos, y sus almas à las solas leyes de la equidad: inaccessibles à la bajeza: que no amaban sino la verdad, y el honor: y que no cedian sino á la razon? ¡Ah! Estos dul-[242]ces tiempos passaron, y no bolveràn à verlos nuestros ojos. Algunos de ellos dignos hijos tiene aùn la patria en sus Provincias: pocos la Corte. No vémos generalmente sino hombres sin humanidad, patricios sin patria, y Ciudadanos, que nacidos para una vida activa, casi desfallecen en la ociosidad: à quienes las diversiones, y el adorno sirven de unica ocupacion: que tienen sus caprichos por norma, y por ley su voluntad: que hacen vanidad de un zapato bien hecho, de un corbatin bien estirado, de un sombrero apuntado con gracia, y de un vestido de buen gusto. Hombres, en fin, que á los diez años suspiran por un coche, ó un muñeco de las Covachuelas: que á los veinte estàn dominados por una muger: á los treinta por los placeres: à los quarenta por la ambicion: à los cinquenta por [243] la avaricia; y jamàs por la prudencia, ni el honor. ¿Y havrèmos de continuar esta misma vida? ¿Y no nos avergonzarémos de una conducta tan opuesta à las máximas de la humanidad, y del Evangelio? Señores, bolvamos sobre nosotros. Dios, el Estado, y nuestros compatriotas todo nos llama, todo nos insta á que salgamos del letargo; todo nos dà voces. Oygamoslas para corregirnos, ò conformemonos con dexar una memoria odiosa, y acreedora á los oprobrios de las edades venideras. ◀Niveau 3

Metatextualité► La carta siguiente se me ha embiado estos dias: habla del mismo assumpto, y me ha parecido digna de la luz pública. Dice assi: ◀Metatextualité

Niveau 3► Lettre/Lettre au directeur► Señor Pensador

“Si Vmd. puede hallar placer en una carta, que contiene ver-[244]daderos agravios, tengo fundado motivo de esperar, que ésta hallará en Vmd. un buen acogimiento; y si la pérdida del tiempo es la mas irreparable de todas, tambien es preciso confessar que el arrepentimiento es de los mas legitimos. La dicha de haver sacudido el yugo de una larga indolencia, y el deseo que tengo de resistir à todas las seducciones de la pereza, me obligan á llamar à Vmd. à mi socorro. La turbacion, con que reflexiono sobre el tiempo passado, y el temor de lo que puede sucederme en el venidero, me han determinado desde luego á tomar este partido.

Niveau 4► La pereza es una epidemia tan general, que merece trate Vmd. de ella en algunos de sus Discursos, sobre el seguro de que en esto harà Vmd. al público un [245] servicio muy señalado. Apenas hay una sola persona, que no esté tocada de este mal, al mismo passo que se vén millares de personas, que pierden mas tiempo en determinar quál de dos negocios despacharán primero, que el que se necessitaria para despacharlos ambos. Parece que esto procede de faltarles alguna ocupacion de absoluta necessidad, que sirva de poner los espiritus en movimiento, y sacarlos de su letargo.

Niveau 5► Exemplum► Despues de la muerte de Scanderbeg, Rey de Albania, los Turcos, que frequentemente havian experimentado la fuerza de su brazo en las batallas que les havia ganado, llegaron à imaginar, que llevando algun huesso suyo cerca del corazon, tendrian el mismo valor, que animaba á aquel So-[246]berano. ◀Exemplum ◀Niveau 5 Yo no véo apariencias de poder ser util al mundo en mi vida, y he tomado el partido de procurar hacerle todo el bien que me sea possible despues de mi muerte. A este fin tengo mandado en mi testamento, que mis huessos le distribuyan por astillas entre aquellos de mis compatriotas, que tengan demasiado fuego, ò demasiada viveza.

No hay inclinacion, por fuerte que sea, no hay accesso de colera, ni deseo de venganza, que yo no pueda ahogar, ò reprimir. Pero aunque la indolencia obre con mucha lentitud, no hay duda que arruina el cimiento de todas las virtudes. No hay menos peligro en una tempestad, que en una calma continua. En vano tendrán nuestras almas las semillas de muchas buenas calidades, si no hay [247] en nosotros la fuerza, y la revolucion de hacerlas crecer, y producir. La muerte iguala á todo el mundo; y la indolencia, que es su imagen. Este sueño del alma no dexa diferencia alguna entre el genio mas vasto, y el mas limitado. Tengan en hora buena los hombres los mas excelentes, y ricos talentos: si los ocultan, si los tienen enterrados, son thesoros perdidos, y tan utiles al proprietario, como un cofre lleno de oro á un avaro, que no se atreve á tocarlo.

El dia de mañana es siempre el termino fatal, en que debo corregir todos mis defectos; pero al fin llega, se passa, y yo continúo en darme por contento de la sombra, en lugar de la realidad, sin reflexionar, que solo el tiempo presente es nuestro: que el venidero [248] no ha llegado; y que el passado, que yá no subsiste, solo puede bolver á existir al modo que los padres reviven en sus hijos; esto es, en las acciones, que huvieremos practicado mientras lo tuvimos de presente.

El tiempo de la vida no debe contarse por el numero de los años, sino por el uso, que hayamos hecho de èl; al mismo modo que la extension del terreno no es la que dá el valor à una possession, sino la renta annual que produce; y sin embargo, es tal nuestra necedad, y nuestra insensatèz, que somos prodigos de la unica cosa, en que la avarica pudiera ser virtud. Nada hay en el mundo, que necessitemos tanto como el tiempo, y jamàs se han buscado, ni hallado para cosa alguna tantas invenciones como para perderlo [249] de un modo imperceptible, y sin que nos resulte provecho. Acumulamos real sobre real con mucho ardor, y al mismo tiempo dissipamos con desdèn, y como si fuesse la cosa mas vil, y despreciable, el tiempo, que es lo mas estimable que tenemos.

Segun el systéma, y modo de pensar actual, debemos tener un cuidado extraordinario de no parecer escrupulosos en el empléo de nuestro tiempo, y sobre todo, si se quiere passar por hombre de espiritu, y se teme el escandaloso epitecto de hombre aplicado, y pensador. Los mayores genios de todos los siglos tuvieron idéas muy diferentes. Niveau 5► Exemplum► Todo el mundo sabe el trabajo que costó à Ciceron el adquirir su eloquencia. ◀Exemplum ◀Niveau 5 Niveau 5► Exemplum► Seneca nos assegura en sus Cartas, que no se passaba dia sin que escribiesse alguna [250] cosa, sin leer, y hacer extracto de algun buen Autor. ◀Exemplum ◀Niveau 5 Niveau 5► Exemplum► Tambien me acuerdo que Plinio el Menor en una Carta, en que cuenta la distribucion de su tiempo, despues de haver hablado de muchas de sus ocupaciones, se explica en estos terminos: Algunas veces voy à caza, y en tanto que mis criados se exercitan en tender las redes, y preparar todo lo necessario, yo saco mi libro de memoria, à fin de ocuparme en alguna cosa util à mis estudios; y por este medio, si es que no encuentro caza, buelvo à mi habitacion con pensamientos nuevos, y traygo las hojas llenas, yà que vengan las manos vacias. ◀Exemplum ◀Niveau 5 ◀Niveau 4

Vmd. vé muy bien, Señor Pensador, que yo tengo presentes bastantes exemplos, y que me valgo de muchos, y sólidos ar-[251]gumentos para procurar salir de esclavitud; pero todo esto no me satisface. Yo soy débil: lo conozco, y sé que la indolencia es un terrible vicio. Assi, temeroso de que mis razones, y esfuerzos me sean inutiles, espero un Discurso de Vmd. que trate de esta materia, y lo espero con tanta mas impaciencia quanto no soy el unico que lo necessite. Pero hablemos claro ¿Cree Vmd. que los hombres serán tan dociles, que se corrijan de un defecto, en que se hallan sus delicias, y que miran como digno de alabanza, yá sea que amen el estado de indolencia en sì mismo, ò que imaginen recibir nuevo lustre, pareciendo que hacen sin trabajo lo que cuesta á los demás tanta aplicacion? Yo no sè lo que crea en este particular. Vmd., que hace estudio de conocer á los [252] hombres, y de atacar sus vicios, sabrà mejor que yo lo que debe hacer, y assi lo dexo à su arbitrio, assegurandole de passo, que á pesar de los genios rebeldes, que bien hallados con sus preocupaciones, sienten se les saque de un error, como si les arrancassen el corazon, soy, y serè siempre su apassionado, y un buen Panegyrista de sus loables intenciones.

C. G. J. ◀Lettre/Lettre au directeur ◀Niveau 3 ◀Niveau 2 ◀Niveau 1